Capítulo 25
¡Mierda, mierda y más mierda!
Me siento como la mierda de la mierda. Y eso era porque me frustraba ¿Tan poca voluntad tenía ante un hombre... corrección, ante un íncubo?
Estiré mis brazos aun acostada en la cama, sinceramente esto era genial, mi cuerpo ya no dolía, y aunque aún eran visibles los moretones, el dolor había desaparecido.
Sin embargo, mi cabeza daba vueltas. ¿Está realmente bien que este aquí acostada al lado del espíritu follador criminal mentidor?
Él siempre evadía mis preguntas, como anoche, me distraía con lo que era mi perdición; el maldito sexo, y que sexo. Mi mente estaba más abierta que mis piernas por su culpa... y eso era un decir. El "señor nepe" se había encargado de abrir otra cosa.
-¿Cómo te sientes?
Ronca y afectuosa. Su voz me asusto. ¿desde cuándo estaba despierto? Voltee a verle; perfección sobrehumana. Suspire, rindiéndome. Antes de enfrentarme, tenía que buscar una manera en que su naturaleza no me afecte.
-Confundida. ¿Por qué te acercaste a mí?
-Por pervertida.
Golpee su brazo fastidiada. Él carcajeo como maníaco.
-Esto es serio.
-Lo sé, tienes un problema muy serio ¿Has pensado en ir a un psicólogo? No puedes ver una mesa y mojarte.
Entorné los ojos, él volvió a reír.
-Yo no me mojo al ver una mesa. -Me quejé, como respuesta Gil alzo una ceja cuestionándome. -No es mi culpa, en las películas porno las mesas parecen muy prometedoras.
Trate de excusarme, pues cuando alguien más se daba cuenta de tus extraños fetiches era inevitable sentir vergüenza.
Divertido, Gil se levantó dejándome ver su cuerpo... ¡Joder, tengo un derrame nasal! De pronto caí en algo.
-¿Por qué estas desnudo?
-¿Querías que lo hiciéramos vestidos?
Espera... ¿Qué?
-No pongas esa cara, tenía calor.
-¡Qué te den! -avergonzada, le aventé una almohada que parecía una roca. No me sorprendí cuando la esquivo fácilmente.
-No querida, prefiere dar que recibir.
¡Ah! Esto era imposible. Enojada me cubrí el rostro con la sabana.
-Oye, Nat, cariño, no te enojes.
Me cubrí los oídos, incapaz de seguir oyendo la voz aguda que estaba haciendo. En ocasiones era tan fastidioso como una mosca. Sentí como la cama se hundió a mi lado, se había sentado. Pensé que seguiría molestándome, pero me sorprendió con su repentina confesión.
-Entiendo que este confundida, pero confía en mí, por favor. En este momento solo nos tenemos el uno al otro, y jamás haría algo para lastimarte. -su mano se posó sobre mi cabeza, haciendo que mi corazón se agitara ante su sinceridad.
-Prometo cuidarte, lo juro por tus sueños húmedos. Si te fallo jamás volveré a tener sexo con nadie, aunque eso signifique morir de hambre.
Sonreí, eso parecía una idea genial, aunque dudo que la cumpla. Gil se amaba a si mismo tanto como al sexo.
Descubrí mi rostro solo para ver su radiante sonrisa.
-Te creeré con una condición.
-¿Cuál?
-Cuando encontremos a tu hermano y.... a Rebeca, me contaras la verdad.
-Pero... -abrió y cerró la boca tal y como lo haría un pez.
-No creo en las mentiras piadosas y odio vivir en desconfianza. Prefiero tú honestidad, ya sabré yo si estar cerca de ti me hará bien o mal.
Con una mueca asintió. Bien, supongo que tendré tiempo suficiente para hacerme a la idea ante cualquier situación. De pronto, dando un suspiró, jaló la sabana dejándome expuesta.
-¡¿Qué haces animal?!
-Levantando a un perezoso. Ven, te quiero presentar a una amiga.
Mi cuerpo se puso en alerta. No, otro amigo no.
-No quiero, que se jodan tus amigos.
-Nat... -trato de agarrar mi pierna para levantarme, pero lo patee.
-No. -aléjate de mí atraedor de amistades mata Renatas.
-Necesitas aprender a defenderte y te aseguro que ella no te hará daño.
-¿Cómo estas tan seguro? -frunció los labios.
-No me hagas decírtelo.
Parecía realmente avergonzado de lo que tuviera que decir. Eso me dio curiosidad. ¿una chica de la que Gil se siente avergonzado y que asegura no me hará daño? ¿Una ex novia? No, seguramente si existiera una me molería a golpes. ¿Una colega de trabajo? Si era así no la quería conocer, Gil realmente no se dedica a plantar flores.
-La tienes que conocer de cualquier manera, ya que ella nos acompañara a partir de ahora. -me aventó mi ropa, había sido lavada, que detallazo. Ya ni Tina ni Leo lavaban mi ropa. Ni siquiera yo, siempre compraba ropa nueva cuando la que tenía se ensuciaba, y solamente para sobregirar la tarjeta de papá y joder a su esposa.
Me encogí de hombros y comencé a vestirme, solamente porque tenía frio. No sin antes ir al baño a lavarme el resultado de mis sueños húmedos con cierto íncubo pervertido.
-Lista. -salí del baño lo mejor alineada posible, pero me sentía incomoda ya que la ropa no había resultado entera de la pelea y se veían varios agujeros donde no debían. Si salgo así todos sabrán que uso calzones de abuelita y brasier de frutillas.
Gil pareció darse cuenta, ya que soltó un gruñido burlón.
-No hay de otra, ella te dará ropa nueva.
Asentí. Resignándome. No iba a exigir que me trajeran ropa decente en un lugar donde era ajena. Gil abrió la puerta y me hizo señas para que lo siguiera. Mientras bajábamos las escaleras me percate de algo, a comparación del primer día que llegue, los gritos de agonía y las escenas macabras ya no se oían ni veían. Pero de repente, cuando baje el último escalón; muchos silbidos empezaron a ondear en el aire y la gente me aplaudía con orgullo. En ese momento me sentí famosa, como una celebridad.
-¡Gil, hijo de puta, presenta a la chica!
-¡Si, desgraciado, déjanos saludarla!
Nos rodearon y muchos trataron de acercarse a mí, pero yo no sabía por qué. Hasta que oí que muchos murmuraban que yo había matado a su maestro, supongo que se referían al ogro mañoso. "Ella es la humana que lo venció" y lo que parecía asombrarlos más era mi condición humanoide.
Quise seguirles el juego con unas cuantas palabras de película de ficción, podía decir "¡Hey, bastardos de pocilga, me deben respeto a partir de ahora y yo pongo las reglas aquí, y una de ellas es que todos follaran contra todos". Oh, si, eso sería genial, pero antes de decir cualquier cosa, siquiera explicar que realmente él que se encargó de Julián, el ogro, fue Gil, la voz del íncubo me interrumpió.
-¡Cállense, bastardos, ella me pertenece así que no se atrevan a hablarle o tocarle! -con un grito que me hizo estremercer, Gil lanzo a todos lejos con una fuerza extraña. Ahora la sorprendida era yo. ¿Qué tan posesivo puede ser un demonio? Ellos solo querían saludarme.
-Gil, ellos no están haciendo nada ma...
-No confíes en nadie, esa es la regla aquí. Saliste herida porque lo olvidé, no volverá a pasar.
De su cuerpo tenso, una neblina empezó a emergir como miasma. No pude evitar temblar ante el aspecto amenazador que estaba tomando Gil. Oscuro y siniestro. Un aura sanguinaria que congelaba los sentidos. Cuándo vieron la amenaza, la mayoría salió despavoridos de la posada. Yo también desee hacerlo, pero me mantuve firme en el lugar. Admirando su naturaleza tenebrosa. Recordándome que él es un demonio.
Cuándo todos se fueron, el ambiente volvió a la normalidad, como si hubiéramos estado en un plano distinto.
¡¿Quieren emociones extremas?! ¡Aparten su lugar en la agencia el follador asesino! Jo.
—Supongo que gracias.
—Deberias de ser más efusiva. Acabo de salvarte la vida.
Fruncí el seño ante exageración y altanería.
—Lo único que acabas de hacer es ahuyentar a mis fan's. Ellos me adoraban.
—¿Quieres sentirte adorada? Yo lo haré, seré tu fan número 1. Por siempre te voy a apreciar y admirar, ¿Eso no es suficiente?
Se volteó hacia mi rápidamente, capturando mis ojos en su mirada. Sentí como mis mejillas se sonrojaban y me quedaba sin palabras.
Gil sonrió orgulloso al ver el efecto que causaba en mi.
—Por el momento será suficiente.
—Será más que suficiente, tanto que no necesitarás calzones estando conmigo.
Ladee la cabeza sin entender. ¿Por qué no necesitaría calzones?... ¡Oh, por Dios!
—¡Eres un pervertido!
Riéndose comenzó a andar, yo lo seguí reclamándole sus perversiones. Tras caminar entre la oscuridad del lugar, llegamos a una pequeña casa cerca de un acantilado. Al ver que se encontraba casi en la orilla del vacío, sentí escalofríos. ¿Qué loco se atrevería a vivir en ese lugar?
—Gil...—lo llamé alarmada cuando ví que estaba abriendo la perilla de la puerta. —Gil, dime qué no vamos a entrar allí.
Él asintió. Abrió la puerta para mí.
—Primero las damas.
¡Yo no soy una dama, soy un perro!¡Guaf, Guaf! Casi me pongo a ladrar de verdad. Pero Gil se estaba burlando de mí con la mirada. Su rostro estaba retando claramente, era como si dijera, "¿Tienes miedo? Puedes dejarlo, cobarde". Y yo no era ninguna cobarde.
Armandome de valor, entre a paso firme. Pero en cuanto estuve totalmente a dentro, alguien tomó mis pechos masajeandolos con descaro.
—¡Qué diablos...!
Observé como una chica hermosa los estrujaba con gozo.
—Copa B, tal vez C. Naturales y firmes. Perfecto. Me gustas.
Estupefacta, empecé a temblar con furia. No sé quién sea, pero le voy a partir su linda cara. Cerré el puño enfadada, dispuesta a darle el primer golpe. Pero antes de siquiera tomar impulso, esa chica me besó en los labios.
—¡Cassandra, déjala en paz! —Gil gritó furioso.
¡Ahora sí! ¿Qué más podía pasar?
¡Hola! ¿Cómo están?
Espero que bien. Lamento la demora, pero bueno, el tiempo pasa volando. Me decía escribe hoy, no mejor mañana y así ya pasó más de un mes. XD
Pero me alegra retomar esto.
Me siento así mientras escribo
¿Qué tal les pareció? Teorías y todo, quejas y sugerencias, piedras tomatazos y flores son bien recibidos.
Nos leemos pronto y no olviden dar y recibir amor.
¡Besos y abrazos! ¡Hasta pronto!
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