Capítulo 20

—¡Puja, Renata! ¡Con fuerza! Ya falta poco...

Brand grita dándome ánimos sentado en el sillón de mi sala, bebiendo una cerveza.

—¡No voy a aliviarme, imbécil! —me levanto exaltada del tapete para yoga que estaba en el suelo. En eso, Gil sale de la cocina con un plato con papas y una hamburguesa digna del olimpo. Tras de él Neytan viene con una charola larga, con tres platos con huevos revueltos y frijoles bien distribuidos.

Mi corazón brinco emocionado cuando Gil me levanto del suelo donde inútilmente trataba de abrir un portal. Con un brazo me levanto por l acintura y me dejo en la mesa de centro, bien sentada y con el plato de papas y hamburguesa en las piernas. Neytan repartió los demás platos entre las visitas. No parecían muy contentos con el menú.

—¡Oye, Gil! ¿Por qué a ella le ha tocado algo diferente? —Brand acuso como un niño de 3 años lo haría. Me pareció infantil su manera de expresarse con un rostro lleno de pucheros, sin embargo, yo también tenía curiosidad.

—Ella es mía, yo la cuido. El imbécil de allá es el encargado de vuestras comidas, no es mi culpa que solo sepa estrellar huevos. —señaló a Neytan, quien se encogió de hombros y se sentó al lado de Tina. Mi amiga me dedico una mirada de complicidad, haciéndome sonrojar, ella creía que Gil y yo... vaya mierda, nunca había pensado en las posibilidades de tener algo más que una extraña amistad con el íncubo, pero viendo a Tina y al perrito faldero, tal vez exista una mínima posibilidad.

—¡Y un carajo! ¡Yo soy tu mejor amigo, pudiste hacerme una de esas!

—No quise y ya. Cállate. —mi chef personal hizo una mueca de hastió. Sin titubear, se acercó a su amigo y le llevo el plato con comida que sostenía en su mano directo a su cara., rompiendo el plato de paso —Mejor traga.

Todos exclamaron sorprendidos. Por mi parte, me sentía en una de esas luchas libres, donde casi todo era válido, y lo mejor es que estaba en primera fila.

Brand, lleno de frijoles y huevo, se aventó contra Gil directo a la maseta que decoraba la sala, rompiéndola en mil pedacitos, destruyendo la planta que me había costado siete en años para que floreciera.

Bien, esto ya no es divertido. Mordiendo mi hamburguesa por última vez, me levante sobre la mesa de centro y me aclare la garganta para captar su atención. A estas alturas, ambos se encontraban enfrascados en una fiera batalla en la sala de mi casa.

—Gil, Brand, ¿podrían parar?

Su contestación fue inmediata por parte de ambos.

—¡Deja que le parta toda su cara al imbécil! —Gil le soltó un puñetazo a la perfecta nariz de Brand.

—Mira quien habla, ¡el mandilón! —gruñó nuestro nuevo amigo, dándole un derechazo.

—Chicos... —los volví a llamar más de una vez y, en todas las ocasiones, fui ignorada. Tina trato de hacer lo mismo, pero Neytan la mantenía al margen para que no recibiera un mal golpe, eso se lo agradecía de corazón. Supongo que tendré que tomar decisiones precipitadas.

Me agache a morder mi hamburguesa, cuando alce la vista, uno de mis cuadros de graduación de la universidad paso frente mis ojos y se estrelló contra la pared lateral. Suspiré, inhale y exhale, quiero matarlo lentamente, desollarlos, hacer que los demonios no puedan identificar ni el polvo de sus huesos.

Pero eso tendrá que ser después, por el momento, me tendré que conformar con detenerlos.

Agarre las dos orillas de mi blusa negra y chifle captando la atención de todos, solo por unos segundos, tiempo suficiente para subirme la playera por encima del pecho.

Las reacciones fueron diversas; Tina, sorprendentemente celosa, tapo los ojos de su novio, Brand dejo caer una estatuilla al suelo y Gil se apresuró hacia mí y arrebato la tela de mis dedos para reacomodar la blusa en su lugar.

Los dedos temblorosos de Gil se mantuvieron sobre mis caderas, sin soltar las orillas de mi blusa de algodón, sus labios tenían un gesto de disgusto a penas disimulado.

—Lindos pezones... — la voz sensual de Brand resonó en la estancia. Los hombros de Gil se tensaron hacia atrás, igual que un animal salvaje alistándose para el ataque. Sus ojos brillaron con furia. Bien, en lugar de arreglar las cosas, acababa de cagarla más.

—Rena, ¿puedo pasar a tu baño? —la dulce voz de Tina trato de romper el tenso ambiente, sin lograrlo. La presencia de Gil, oscura y deliciosamente peligrosa me envolvía dejándome sin palabras, haciendo que apenas pueda asentir.

La vi pasar de reojo, parecía incomoda, muy sorprendida por lo que acababa de pasar. Neytan aún estaba sentado con los ojos cerrados, temeroso de la tenebrosa presencia del íncubo.

—Gil... —mis labios susurraron temblorosos, sin poder evitar temblar. Su expresión se relajó cuando sus ojos encontraron los míos, en un tipo de resignación inevitable. Cualquier gana de reprenderme se quedó atorada en su garganta, y lo comprendía; ambos haremos cosas a nuestra manera que al otro podrá no agradarle, pero no nos queda de otra más que aceptar con resignación la locura de cada quien.

—Chica, deja a este tipo y ven conmigo. Tengo mejores cosas que ofrecerte. —Brand se acercó a nosotros y movió sus caderas de manera provocativa.

—Te enviare al infierno si sigues provocándome... —el íncubo le pelo los dientes al rubio. Sus labios se contrajeron en un gesto de burla hacia sí mismo, pero no había nada gracioso en su mirada sombría o en la forma como la paso sobre mi cuerpo con furia impotente. —Ella es...

Lo interrumpí. Sabiendo que si no decía algo que mantuviera al incubo tranquilo, conservaría su guardia alta y lo tendría tras de mi como un perro demasiado posesivo y bravío.

—Soy suya. Él fue el primero y será el último. —declare, sintiendo el pulso a cien. Y aunque eso de ser el primero era en un plano metafísico, realmente, en mis sueños, yo ya me había rendido ante él.

—Mia... —su voz ahora era completamente masculina, la arrogancia y la satisfacción estaban envueltas con un toque de vulnerabilidad. Brand alzo las manos con resignación y se dio la vuelta, congelándose a medio paso. Me tense al ver a las mismas sombras que la otra vez vinieron a mi casa, pero esta vez la cantidad superaba lo imaginable.

Mis piernas temblaron cuando vi a Tina saliendo del baño. Ella estaba en peligro, afortunadamente mis ojos se encontraron con los suyos, y el pánico en mi mirada la detuvo antes de estar en su visión.

Las sombras humanoides no nos dejaban de mirar. Una de ellas, la más prominente se dirigió a Gil;

—Entréganos a la chica. —su voz era más como una psicofonía.

Gil soltó un gruñido, y me jaló del brazo hacia su pecho. Esta vez, trataba de idear un plan para escapar, o que al menos Tina lo hiciera. Neytan parecía tener la misma disputa que yo; lentamente trataba de deslizarse fuera de la mira para irse con mi amiga. Yo podría hacer una distracción y un poco de tiempo.

—¿A dónde me llevaran si voy con ustedes?

—Ellas quieren a la humana, ellas hicieron trato. Ese fue el trato... —la sombra me señaló con angustia. Era obvio que si no me llevaban consigo las cosas no iban ir bien para ellos, pero si me entregaba este sería mi última respiración y moriría sin probar un pene real. —Ir, debes, ir con nosotros...

Dio un paso hacia nosotros. Gil se puso frente a mí. Neytan casi llegaba a Tina, pero una de las sombras se dio cuenta de sus presencias y salió tras de ellos. Brand se interpuso, sus manos sujetaron violentamente a dos sombras por lo que parecía la cabeza, y con sus manos las aplasto hasta que se desvanecieron, dejando un olor a azufre. Los demás seres humanoides hicieron lo mismo que sus colegas; atacar a ellos. Gil y uno de ellos se encontraron, el novio de Tina empezó a pelear y yo aproveche para intentar alcanzarla, pero una de esas sombras me alcanzo y me lanzo lejos.

Mi cara se embarro contra la pared, teniéndola levemente de rojo, a la distancia, podia escuchar los gritos de horror de Tina, pero a mi alrededor todo era sombrío. La sombra que me ataco volvió hacia mí, dispuesto a llevarme, pero Gil apareció y lo sujeto, eliminándolo. Mas se acercaron; Gil gruñó y se movió para interceptar el nuevo ente, agarrando otro por la muñeca tratando de arrancarle el cuello.

Me levante con dificultas, y golpe a una de esas criaturas que se me acercaba por el costado con la estatuilla que se le había caído a Brand, lo golpee hasta desvanecerlo. Brand reía mientras peleaba, peor en medio del caos, la desesperación me golpeo cuando una de esas criaturas tomo a Tina por un brazo y le torció la muñeca hasta zafarla de su lugar. El grito de dolor detuvo a todos.

Neytan saltó sobre ellos, para liberarla. Trate de correr hacia ella, pero me desabillé a medio camino. Gil me sostuvo. Otro grito me hizo estremecer; la estaban tomando de rehén. La sonrisa burlona de uno de los humanoides me puso la carne de gallina.

Esto debe ser una puta broma...

No debe ser cierto....

No puede ser que esto suceda...

Abrumada, sentí como la oscuridad me absorba junto a Gil. En mi deseo de encontrar un lugar seguro yo... nos había traído a la entrada del mundo demoniaco.

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