3- Un nuevo atuendo
las horas pasaron, sin detenerse ni a tomar un descanso de aquel constante correr; a veces cuando se le cerraban los ojos, el aroma de la piel y cercanía ajena la inundaban de pies a cabeza y parecía gasolina para el corazón. Él por su parte, luchaba contra sus ojos y su necesidad de verla ahí recostada en su hombro y perdida en el momento, en la noche. Pasó un par de veces su mano por sus largos y delgados cabellos café, esperando fallidamente pasar desapercibido, pues este gesto le arrancaba una especie de ronroneo de gusto, gutural e inconsciente. Parecía tan irreal para el pelirrojo que por un momento temió estar dormido y haber puesto en peligro a la aldea entera.
-La noche se acaba.- Habló él. Un lamento sin melodía ni el tan distintivo tono que se escucha, pero ambos lo sabían, ambos podían ver cómo el sol empezaba a salir entre las dunas y la magnífica ciudad de arena del país del viento para correr a la luna y sus estrellas que siempre la acompañaban; momento que al parecer quedaría tatuado en ambos.
- Deberíamos entrar, ¿cierto?- Susurró ella, no necesitaba alzar la voz, estaba cerca de su oído.
Él asintió y ella soltó un suspiro que dolió a medida que iba subiendo por su garganta. Se separó de él apenas lo suficiente como para estirarse, y así lo hizo. Giró su cabeza un par de veces para desentumirse y se levantó con todo y las sábanas envueltas a su cuerpo. Pronto e inesperadamente la arena la rodeó, como si la estuviera cuidando.
-No quiero que te tropieces y caigas, es demasiado alto.- Justificó el pelirrojo, sin expresión en el rostro o en la voz, pero la arena hablaba por él. Hablaba de preocupación, y para ____ aquello era mucho más de lo que hubiera podido pedir. No porque hubiera perdido la fe en él, sino que sabía que el pelirrojo persé era de personalidad seria y fría. Ella siguió avanzando, con la sábana enredada, hasta que llegó a la ventana y se deslizó por ella.
Sol de primeras horas, cielo rojo y la ceguera que anunciaba que le había visto directamente; no era su culpa, era el sol quien se había interpuesto entre su despedida del pelirrojo. Cerró a ventana, fue al baño y abrió la ducha para refrescarse e iniciar bien la mañana.
- ¡Buenos días! ¿Lista para ir de compras? - Saludó emocionada la rubia quien aparentemente tenía toda la energía que Shikamaru no tenía. Soltó una risa pequeña ante su propio pensamiento.
- ¡Hey! Uhm ... me gustaría desayunar primero.- comenta con cierta gracia, alcanzándose la leche y un plato. Luego tomó una silla y sacó el cereal e la alacena.
- ¿Entonces van a ir de compras?- Preguntó Kankuro, apareciendo en la cocina con shorts volcados y una camisa negra sin mangas.
- ¡Kankuro! ¡Qué bueno que despiertas porque tú también vienes! -Explicó Tem, con una sonrisa decidida.
- ¡Oh no! ¡Ni lo sueñes! No pienso volver a hacer de mula de carga. -Responde cruzándose de brazos de forma casi teatral. Temari se acercó a su hermano menor para abrazarlo de una forma tal vez no muy cariñosa, más como una pequeña amenaza que un gesto de cariño fraternal para convencerlo del gran favor al que después de mirarla mal por un momento aceptó, bufó, rodó los ojos y la alejó de él junto con un "vale, vale. Iré con ustedes".
____ simplemente se limitaba a mirar la conversación en silencio, alternando la mirada entre cada uno mientras comía su cereal tranquilamente.
- ¡Bien! Entonces ve y ponte algo, que terminando ____ nos vamos~.
- ¿Y mi desayuno?
- Eso te pasa por levantarte tarde, ni caso. Anda, apura.
- ¿Y Gaara? ¿él no puede acompañarlas?
- No. Seguramente él sí tiene cosas que hacer. - responde haciendo especial en el "sí".
Una vez la castaña terminó de desayunar, llevó ambos latos al lavadero. Pensaba hacerse cargo de ellos pero Temari le insistió en que dejase las cosas ahí tanto que incluso la tomó de la muñeca para tirar de ella y sacarla de ahí.
- ¿Se van? -Pregunta una voz un tanto fría desde el pié de las escaleras.
- Sí. Iremos de compras, ¿quieres venir?-. Ofrece la menor de todos en esa casa con una sonrisa pequeña, un poco de complicidad.
- Cuando regreses, búscame. Tenemos que empezar a trabajar. - Es lo único que dice el pelirrojo y es más que suficiente para que se ilumine un poco el rostro de ____.
- Ya volvemos. - Se despide, y el trío sale de la torre Kazekage en camino a donde fuera que la rubia decidiera como un buen lugar para buscar ropa.
No sabía cuanto llevaban caminando, cuantas prendas y conjuntos se había probado ya, ni mucho menos cuantas bolsas llevaba Kankuro, pero aún no encontraban algo para que pudiera entrenar. Tantas opciones, y ninguna e parecía lo suficientemente fresca sin llegar a ser reveladora o incómoda o inpráctica. Todo un reto.
Finalmente optó por quedarse con la misma falda, tomó una blusa naranja holgada, una bastante amplia pero con el cuello cerrado. "Tengo una idea." Dijo más para sí misma que para los otros dos, que la veían con alta curiosidad.
- ¡Me la llevo! ¡Vamos a casa! ¡Tengo algo que hacer! -Declaró emocionada, dejó el trabajo de pagar a Kankuro y se dirigió corriendo a casa.
-¡¿Qué planeas hacer?!- Preguntaron a coro los hermanos de la arena.
- ¡Una sorpresa!
Llegando a casa, tomó aguja, hilo, unas tijeras y un pequeño lápiz carmesí, y se dispuso a trabajar en ella. Quería algo lindo, algo cómodo y fresco; algo que no fuera cerrado era la mejor opción. Cortes puntadas, pruebas, ajustes, hasta que finalmente estuvo satisfecha con el resultado. Se puso una camiseta de red, la falda, licras, zapatos y finalmente la nueva blusa (abierta en los hombros, sujeta del cuello y de mangas holgadas).
- ¿Y? ¿Qué piensan?- Pregunta ella al salir demostrar su trabajo.
- ¡Es genial! ¡Te queda perfecta! -Declaro la rubia aplaudiendo con las manos un poco y ella se dio la vuelta.
- Menos mal. Ahora, me retiro, el entrenamiento me espera.
Toma sus cosas tan rápido como puede y sale de nuevo de la torre Kazekage. Serían cerca de las 4 de la tarde, y no tenía ni la menor idea de donde buscar. Acercó su mano a la arena, tanteando si así podría sentir su energía y guiarse hasta él.
"Te ayudaría, pero tú puedes sola" Escucha de una voz ronca en su interior, aquello había sido una especie de apoyo moral inesperado de quien menos lo hubiera esperado. "Ni te emociones, niña, sólo no me apetece ayudarte".
- Eres un caso.- Susurra divertida. Cierra los ojos, su dojutsu se activa, dentro de la energía de la arena lo busca, es cosa de un minuto para que su cabe za empiece a doler un poco, pero hace aquello a un lado, y entierra su manos en el suelo. Entonces lo encentra. La sonrisa en su rostro no puede ser más grande, porque su sensibilidad a la energía ha mejorado, y eso sólo implicaba que podía ayudarse un poco más para las cosas.
Con algo de trabajo, logra visualizar una linea de chakra y echa a correr siguiendo la misma, en ella hay orgullo de sí misma, de que todos los esfuerzos que ha hecho han rendido fruto.
-*-*-*-*-*-*--*
Y VOLVÍ DE LA MUERTE PERDÓN POR TANTO feliz año nuevo a todos mis amores, he estado bastante ocupada ultimamente pero aquí sigo, también empecé a ver Fullmetal alchemist brotherhood y pues la cabeza en otro mundo, verdad. En fin aquí el capítulo, el dibujo lo hice yo, espero que les gusten ambas cosas por que se las hice con muchísimo cariño, espero que me puedan perdonar por la tardanza. les amoooo
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top