Capitulo 21: "El apartamento de Jo"
El coche de Andrea avanzaba lentamente, y tras varios intentos de tomar la calle correcta para llegar al apartamento de Marina, las cosas se complicaron aún más. Había una obra en plena calle que obligaba a desviarse.
—Esto es ridículo, ¿cómo esperan que alguien pase por aquí? —se quejó Andrea, golpeando el volante suavemente con frustración.
—No te preocupes, de verdad. Solo tómate tu tiempo o déjame aquí, puedo tomar un taxi, —sugirió Marina, con su habitual tono pragmático, mientras miraba por la ventana.
Jo, que iba en el asiento trasero, intervino rápidamente.
—No hace falta que tomes un taxi, te llevo yo. Mi casa está cerca de la tuya y tu maleta es pequeña. Además, no es tanta distancia, —dijo, mirándola por el espejo retrovisor con una sonrisa confiada.
Andrea miró a Alexa con desconfianza. No estaba muy segura de dejar a Marina en manos de Jo, pero Alexa intervino antes de que pudiera decir algo.
—Estará bien, Andrea. No te preocupes tanto. Jo se encargará, y si no, me avisas, Marina, —dijo con una sonrisa.
Marina suspiró y asintió.
—Está bien, Jo. Te acepto la oferta. —Después de todo, no era gran cosa.
Finalmente, Andrea desvió el coche hacia la casa de Jo. Cuando llegaron, Marina y Jo bajaron del coche y se despidieron de Andrea y Alexa. Andrea no dejó de mirarlos mientras se alejaban, pero al final, se fue.
Ya con Marina subida a su moto, Jo le comentó, mientras ajustaba su casco:
—Oye, si quieres puedes pagarme esa comida que me debes, ya que estamos. —Le guiñó un ojo, siempre tratando de mantener el tono juguetón.
Marina, que estaba agotada, negó con la cabeza, sonriendo apenas.
—Estoy cansada, Jo. La verdad, no tengo energías para nada.
Pero Jo no se rendía fácilmente.
—Bueno, en ese caso, ¿por qué no te pasas un momento por mi casa? Te muestro el lugar y nos relajamos un rato.
Marina lo miró de reojo, sabiendo perfectamente que Jo tenía motivos ocultos detrás de la invitación. Pero no le parecía una mala idea. Ya estaba tarde, y no es como si no hubieran pasado ya tiempo juntos.
—Está bien, pero solo un rato. —accedió, sin mostrar demasiado entusiasmo.
Al llegar al apartamento de Jo, subieron y apenas cruzaron la puerta, él la besó casi como si hubiera estado esperando ese momento toda la noche.
—Ah, para eso me querías traer, —bromeó Marina, sonriendo con sarcasmo mientras le correspondía.
La conexión física entre ellos siempre había sido fácil, sin complicaciones. Terminaron en la cama, como tantas otras veces. Sin embargo, mientras Jo quería quedarse acostado a su lado, disfrutando del momento, Marina no tardó en ponerse de pie y comenzar a vestirse.
—Tengo tarea. —dijo, sin más explicaciones.
—Vamos, podemos relajarnos un poco más, —insistió Jo, poniéndose de pie y siguiéndola por la habitación.
Marina se cruzó de brazos, claramente sin ganas de continuar la discusión, pero Jo no estaba dispuesto a rendirse.
—Vale, pero al menos cenemos juntos, ¿sí? Yo invito. —dijo él, con su sonrisa característica. Marina lo miró, sabiendo que no se saldría de esta tan fácilmente.
—Está bien, pero no tardes, porque de verdad tengo trabajo que hacer.
Jo salió a buscar la comida y, cuando regresó, Marina ya se había bañado y estaba sentada en el sofá, oliendo a jabón fresco. Era una escena completamente normal para él, pero no dejaba de notar que su apartamento era bastante más acogedor y completo que el de ella, con muebles decentes y decoraciones que reflejaban su estilo masculino y sencillo.
Sentados en el sofá, Jo no pudo evitar acercarse a Marina y abrazarla por la cintura. Ella lo permitió, concentrada en su comida. Mientras Jo buscaba afecto, ella seguía siendo la misma de siempre, distante emocionalmente, enfocada en lo que estaba haciendo, ajena a la necesidad de cercanía emocional de Jo.
Jo la subió a sus piernas, rodeándola con los brazos mientras ella masticaba lentamente.
—Puedo ir mañana a tu casa? —preguntó él, intentando mantener el tono ligero mientras su abrazo se hacía más fuerte.
Marina tragó el bocado y respondió sin vacilar.
—No.
Jo frunció el ceño, claramente decepcionado.
—¿Por qué no?
Marina simplemente se encogió de hombros.
—Estoy ocupada.
Jo se quedó en silencio por un momento, escondiendo la cara en el cabello de Marina, inhalando su aroma. Sabía que para ella estos momentos no significaban lo mismo que para él. Podía abrazarla todo lo que quisiera, pero el muro emocional que Marina mantenía era impenetrable.
—Marina, ¿qué piensas de mí? ¿Te caigo bien? —preguntó, incapaz de evitar la necesidad de saber.
Marina se giró levemente para mirarlo, con su habitual tono despreocupado.
—Eres un amigo divertido. A decir verdad, fue un fin de semana entretenido, y tu casa está más limpia de lo que imaginaba. —dijo, sin darle importancia.
La palabra "amigo" le quemó por dentro a Jo, pero trató de sonreír.
—Gracias, supongo. —respondió, sintiendo que algo dentro de él se rompía un poco más.
Al poco rato, Marina terminó de comer y se levantó.
—Me voy, tengo que hacer mi tarea.
Jo insistió en llevarla a su apartamento. Marina aceptó sin muchos rodeos, pero al llegar a la puerta del edificio, lo detuvo.
—No subas. Si te dejo entrar, no me dejarás hacer tarea y te vas a querer quedar. —le dijo, medio en broma, pero con un trasfondo de verdad.
Jo sonrió tristemente, sintiendo que el abismo entre ellos solo se hacía más profundo.
—Lo entiendo. Nos vemos luego, Marina.
Y así, Marina subió a su apartamento mientras Jo se alejaba en su moto, sabiendo que, por mucho que intentara, nunca lograría traspasar el muro que ella había levantado entre ellos.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top