Capitulo 15 "Desinterés "


Dos semanas habían pasado desde que Marina y Jo compartieron aquella noche, y desde entonces, todos habían estado tan ocupados con sus proyectos que apenas se habían visto. Marina, como siempre, no parecía especialmente interesada en retomar el contacto, mientras que Jo, por su parte, había estado esperando algún tipo de señal de ella, pero nada había ocurrido. Para él, aquello se había sentido extraño, como si la conexión que creyó haber logrado simplemente se hubiera disuelto en el aire.

Una tarde, mientras Enice y Marina estaban sentadas en la cafetería del campus, Marina comentó casualmente:

—Tengo pases para un resort el próximo fin de semana.

Enice la miró con curiosidad, casi emocionada por la sorpresa.

—¿De dónde sacaste esos pases? —preguntó, tomando un sorbo de su café.

—De un chico que conocí en un avión —respondió Marina con su típico desinterés—. No deja de invitarme a salir, pero hasta ahora lo he ignorado. Me dio los pases para convencerme de que lo acompañara, pero... prefiero llevármelos yo y no verlo.

Enice soltó una carcajada, sin sorpresa por la falta de interés de su amiga.

—Llevo dos semanas sin salir, así que ¿por qué no hacemos un viaje? —dijo Enice, emocionada—. Invitemos a los chicos y vámonos a la playa el próximo fin de semana.

Marina se encogió de hombros.

—Haz lo que quieras. Yo solo quiero relajarme.

Con eso, Enice se encargó de invitar a todos: Rubén, Alexa, Samuel, Andrea y, por supuesto, Jo. Cuando Jo recibió la invitación, se sintió algo incómodo al pensar en Marina. Aún no sabía dónde estaban parados, pero como ella no lo había buscado ni parecía molesta, decidió que tal vez lo que pasó entre ellos fue simplemente una cosa de una noche. Quizá lo había entendido bien: ambos se divirtieron, y eso fue todo.

**El Viaje a la Playa**

El fin de semana llegó rápidamente. Todos se subieron al auto de Samuel y emprendieron el viaje a la playa. El viaje transcurrió con normalidad: risas, música y bromas compartidas llenaron el trayecto. Cuando llegaron al resort, el sol ya estaba alto y las olas rompían suavemente en la costa, invitando a una tarde de relajación.

Dejaron sus cosas en el hotel y se dirigieron directamente a la playa. Jo, tratando de mantener las cosas ligeras, intentó no pensar demasiado en lo que podría suceder al encontrarse cara a cara con Marina. Sin embargo, cuando vio a Enice, Marina y Alexa sentadas en la arena, junto a Andrea, recordó lo incómodo que podía volverse todo. Las chicas estaban charlando bajo una gran sombrilla, mientras el resto del grupo se acercaba.

Jo saludó a todos con naturalidad, pero notó cómo Marina lo miraba con el mismo desinterés de siempre, como si nada hubiera pasado entre ellos. Lo saludó, pero su tono era tan tranquilo que Jo no sabía si ella estaba molesta o simplemente lo ignoraba.

—¿Van a meterse al agua? —preguntó Jo, tratando de incluirlas en la conversación.

—No, el sol está demasiado fuerte —respondió Marina sin inmutarse, mientras Alexa y Enice se levantaban para ir al mar.

Jo se dio cuenta, por el tono de Marina, que ella no estaba molesta, ni lo estaba ignorando a propósito; simplemente no le daba importancia. Esa realización le causó una punzada en el ego. Se había pasado días preguntándose si ella estaba enfadada, pero la verdad era que Marina ni siquiera había pensado en él lo suficiente como para estar molesta.

Decidido a disfrutar de la playa, Jo se unió a los demás en el agua y trató de divertirse. Se rieron, jugaron en las olas y se relajaron bajo el sol, pero no pudo evitar que la presencia de Marina siguiera en su mente.

Después de un rato, cuando el sol ya había bajado lo suficiente, Jo sintió que se había expuesto demasiado al sol y decidió volver al hotel para ducharse. Entró a su habitación y, tras una rápida ducha, bajó a la terraza junto a la piscina del hotel para disfrutar del aire fresco.

Fue entonces cuando vio a Marina. Estaba saliendo del agua, su cabello empapado y su piel brillando a la luz tenue del atardecer. A pesar de la incomodidad que aún sentía, Jo no pudo evitar mirarla. Marina lo saludó con un gesto de la mano sin mirarlo realmente, tomando su toalla y secándose el cabello como si él no fuera más que una presencia casual.

Ese desinterés le dolió. No porque él buscara algo profundo, sino porque había esperado más reacción, algo que lo hiciera sentir que lo que pasó entre ellos había sido importante de alguna manera. Con el ego herido, se levantó y caminó hacia ella. Antes de poder detenerse, la tomó de la muñeca.

—¿Qué sucede? —preguntó Marina, confundida, pero con su tono habitual, sin perder la calma.

Jo la miró, frustrado.

—¿Qué sucede contigo? —preguntó, su voz cargada de exasperación. ¿Cómo podía actuar como si nada hubiera pasado entre ellos?

Marina lo miró sin comprender.

—¿Contigo? —repitió—. No estoy molesta, ¿por qué debería estarlo?

Jo soltó un suspiro, sin soltar su muñeca.

—Porque no te he llamado ni te he buscado desde aquella noche.

Marina rodó los ojos.

—No tienes mi número, y además, ¿para qué me vas a buscar? ¿Para hacerlo de nuevo? —dijo mientras dejaba la toalla mojada a un lado, sin mostrar ningún signo de incomodidad.

—¡No me has buscado tampoco! —se quejó Jo, sintiendo que estaba perdiendo el control de la situación.

Marina lo miró como si no entendiera absolutamente nada.

—¿Por qué querrías que te busque? —preguntó—. ¿Qué pasa, Jo? ¿Quieres volver a hacerlo?

—No se trata de eso —respondió él, sintiendo su frustración crecer. Pero luego, sin pensarlo, añadió—. Pero sí.

Marina lo miró por un segundo, procesando su respuesta, y luego soltó una pequeña risa sarcástica.

—Bien —dijo simplemente. Luego, sin más preámbulos, se inclinó hacia él y lo besó.

Jo, sorprendido, respondió al beso, y una vez más, lo que había empezado como un malentendido terminó llevándolos a algo mucho más intenso. En cuestión de minutos, se encontraron nuevamente en la habitación de Jo, donde dejaron de lado cualquier confusión o frustración.

Ni bien entraron en la habitación Jo le arrancó el traje de baño, y la levantó con una sola mano, Marina se rio un poco ante la situación pero pasó los brazos por su cuello y lo besó, con una intensidad renovada, Jo acarició sus piernas y sus nalgas como un loco, el olor de Marina lo estaba desquiciando, bajo los dedos a la entrepierna Marina que comenzaba a mojarse, jugó con ella unos minutos sin dejar de besarla hasta que ella se corrio en sus brazos.

Jo se rio y la dejó sobre la cama, Jo sacó un condon.

- ¿Cuando fue la última vez que te analizaste? - Marina interrumpió.

- Poco después de empezar el semestre, salió limpió / Le aseguró.

- Yo igual ¿Has hecho cosas sin condon desde entonces? - Le preguntó, él negó, entonces ella se incorporó y le quitó el short, sin preguntar comenzó a hacerle una felación, era buena, muy buena, no tardó demasiado en terminar sobre su pecho, Marina río de nuevo ¿Porque se reía de manera tan despreocupada? Jo la cargó de nuevo, algo dentro de él intuía que a Marina le gustaba que la levantara.

Se puso él condon y la penetró mientras la abrazaba, pero no era suficiente, después de un rato se tiró sonre la cama y se la puso encima, comenzó a embestirla con fuerza, a Marina le costaba mantener el paso, se estaba volviendo loca, ya se había corrido dos veces, para cuando Jo terminó ella cayó rendida sobre su pecho, sentía la mete completamente nublada.

ambos estaban agotados. Marina, como siempre, mantuvo su compostura tranquila. Jo, en cambio, seguía preguntándose cómo alguien como ella podía ser tan indiferente después de todo lo que habían compartido, con ella encima de él se quejó dormido.

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