Capitulo 27

La mañana había amanecido perfecta para salir a regar al jardín.

Joey había ido a la ciudad a comprar algunas cosas y mientras yo lo esperaba, saqué la manguera para regar todo su jardín. Otra vez tuve un anhelo y añoré que se me cumpliera.

Regaba las margaritas; sonreí de ansias que Joey llegará pronto.

Me acerqué a regar las rosas y sentí que la manguera estaba más pesada de lo normal, lo que me cansó un poco. Suspiré agotada y me llevé una mano a la cintura.

Miré unas bellas flores al otro extremo del jardín, y con dificultad arrastré la manguera.

No creí que el regar el jardín me resultará tan cansador. Pensé en Joey y mi corazón se alborotó, volví a sonreír con más entusiasmo, ansias y seguí regando aquellas dulces y bonitas flores.

Llegó con un bello ramo de rosas y una caja de chocolates. Todo lo dejó sobre la mesa cuando escuchó correr la manguera en el jardín y sonrió.

<< Estás en el jardín preciosa >>

Concentrada en las rosas y flores, no me percaté de que él había llegado.

Me observó con detenimiento, sin que yo me diera cuenta.

Me acerqué junto a unas pequeñas plantas, que estaban más escondidas. Arrastré más la manguera y no me di cuenta que esta se había enredado detrás de mí.

Quise volver al otro extremo, me hice para atrás y tropezándome, di un grito. A punto de caerme, Joey alcanzó a sostenerme en sus brazos, pero no logramos sujetarnos y caímos, él sin nunca soltarme de sus brazos.

Encima suyo, en lo primero que pensé con miedo fue en nuestro bebe y me toqué con preocupación la barriga.

_ ¡Mi bebe! ¡Mi bebe! – me miró preocupado y tomó mi mano junto a mi barriga.

_ ¿Estás bien mi amor? ¿Te lastimaste?

_ No, pero estoy asustada. Creí que me caería

_ No mi vida. Afortunadamente alcancé a tomarte

_... Necesito pararme...

_ Espera, déjame ayudarte...

Me tomó con cuidado y me ayudó a colocarme de pie.

Aún preocupada y temerosa por la caída, volví a tocarme la barriga y él me miró.

_ ¿Segura que no te hiciste daño amor?

_ No ¿Y tú? ¿Te lastimaste algo?

_ No tranquila, pero debes tener más cuidado niña mía. En tu estado es muy riesgoso que hagas cosas como regar. Pudiste haberte lastimado – me entristecí.

_ Lo siento. Es que tenía tantas ganas de venir aquí al jardín y regar tus flores y plantas

_ Lo sé, pero es mejor que lo hagas cuando yo esté a tu lado – lo miré mimada.

_ Es que justamente te estaba esperando – me miró fijo – Tenía tanas ganas de que regaras conmigo el jardín

_ ¿Y ahora ya no quieres? – le sonreí.

_ Si. Todavía quiero y mucho

Me sonrió intenso. Recogió la manguera del suelo y luego me tomó por la cintura.

_ Entonces hermosa, sigue regando, que ahora yo te supervisaré

Susurró tras de mí, en mi oído, lo que hizo estremecerme y sonreí derretida. Con cariño me acaricié la barriga y él sonrió apasionado.

Vibrante y contenta empecé de nuevo a regar y Joey tierno, todo seductor tomó mi mano y me guió a que regáramos juntos, lo que a mí me embelesó por completo.

Sonreí de dicha y él me miró perdidamente.

Regamos así juntos; mojamos otras bonitas rosas y mi corazón latió fuerte y rápido. Él no dejó de mirarme de aquella dulce manera.

_ Mira esas rosas. Son tan hermosas como lo eres tú

Sonreí apenada, levanté la cabeza y me encontré con sus profundos y seductores ojos celestes.

_ Mi amado Joey – sonrió.

_ No me digas eso, o si no, no podré seguirme conteniendo – le sonreí.

_ ¿Ahora Joey?

_ Bueno, así estamos más tiempo juntos – me reí y él me sonrió tierno.

_ Te amo hermosa

_ Y yo a ti mi Joey. Tanto así que quiero ahora y aquí mismo que me hagas tuya – me miró embelesado.

_ Oh niña mía

Solo me dijo y comenzamos a besarnos.

Más que feliz me entregué a su beso, ricos labios y Joey me aferró a su pecho.

_ Mi vida – me miró perdidamente enamorado.

_ Te amo

Me susurró en mis labios y luego acarició lentamente mi barriga, lo que me hizo amarlo y quererlo aún más.

Me observó intenso y yo mimada, me recargué en su pecho y sonreí.

_ Me gusta tenerte así recargada en mi pecho y que yo pueda acariciar a nuestro hijo en tu vientre – sonreí.

_ Falta tan poco mi vida. Nuestro bebe muy pronto va a nacer

_ Si y cuando llegue ese día, los dos seremos inmensamente felices mi amor

_ Te amo Joey

_ Y yo. Más que a mi vida

Me miró fijamente y movió con más cariño su mano en mi barriga. Yo volví a sonreír y él besó mi hombro.

_ Reguemos esas plantas de allá al fondo ¿Puedes caminar?

_ Si

Me sujetó con más cariño de la cintura.

_ Vamos entonces...

Regamos juntos aquellas plantas. Miré risueña su mano junto a la mía y luego lo miré a él con destellos y él me sonrió muy dulce.

Me guió con su mano a que le echáramos más agua a una pequeña planta y yo volví a sonreír. Él besó mi hombro y me susurró:

_ Así cariño. No te detengas. Lo haces muy bien

Regar así junto a él era lo más maravilloso y romántico.

Al cabo de regar todo el jardín, nos sonreímos y volvimos a besarnos.

_ Ojala volvamos a regar como lo hicimos ahora

_ Claro que lo haremos. La próxima vez. Ahora entremos a la casa, que te tengo una sorpresa

_ ¡Una sorpresa! ¡Para mí!

Entramos a la casa y yo un poco agotada, caminé lento al sofá y él a mi lado, me tomó del brazo, me recargó a él y siguió mis lentos pasos. Amé aquello y disfruté cada minuto y paso.

Joey me miró.

_ ¿Estás muy cansada mi amor?

_ Si, un poco. Solo quiero sentarme...

Ayudó a sentarme, yo le sonreí y él me conquistó una vez más con sus intensos ojos celestes.

_ Espera aquí. Vengo en un momento...

Fue hasta la otra sala y yo sentada en el sofá, contemplé su ancha espalda, la que me volvía loca y me llené de suspiros por él.

Sentí las tiernas pataditas de nuestro bebe y me miré la barriga con ilusiones.

De pronto, Joey se me acercó con un enorme ramo de rosas y una caja con mis bombones favoritos.

Sorprendida, le sonreí derretida y él me sonrió todo apuesto y seductor.

_ Ten. Las compré especialmente para ti

_ Oh Joey

_ Son tan preciosas como tú

Lo miré perdidamente y él se sentó junto a mí.

_ Amor mío

Me miró cautivado y yo mirando las rosas, él me acarició la mejilla. Me hizo sentir maravillosa.

Ansiosa por sacar un bombón, abrí la caja y me eché uno a la boca. Él me miró fijo y sin contenerse más, comenzó a besarme.

Yo más que feliz y deseada de que me besará. Joey me recostó suavemente en aquel sofá y seguimos besándonos sin parar.

Empezó a subir mi vestido y me miró intenso.

_ ¿Estás cómoda aquí en el sofá? – acaricié su mejilla y me perdí en sus apasionados ojos.

_ Si. Solo quiero que me hagas tuya mi Joey

Me sonrió sexy y volvió a besarme. Luego me llenó de caricias e hicimos el amor ahí en el sofá.

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