Capitulo 26
Así el día de nuestro casamiento llegó. Mi madre sonriéndonos, firmamos la libreta de matrimonio y la jueza nos declaró oficialmente marido y mujer. Nosotros más que felices, nos besamos.
Nuestros testigos nos aplaudieron y Joey me miró con destellos y yo le sonreí perdidamente.
<< Por fin eres mi esposa Stephanie, tal como siempre lo anhelé >>
Junto a la ventana, recordé una vez más el inolvidable día de nuestra boda, me llené de suspiros y me miré la preciosa argolla de casados en mi dedo.
Me sentía radiante. Me miré en el espejo y vi que la barriga me había vuelto a crecer y sonreí con dicha. Me la acaricié con amor pensando en Joey.
_ Oh amor mío. Nuestro bebe ha vuelto a crecer. Ahora sí que los ocho meses se han hecho notar
Sonreí y anhelé aquello.
<< Quiero que me veas mi amor. Que veas lo grande que ahora si está nuestro amado bebe >>
Busqué un dulce y bonito vestido rosa y me lo coloqué para él...
Le preparé un rico café cargado, como a él tanto le gustaba y quise llevárselo a su sala de estudio, aprovechando que ya era de tarde y él acostumbraba a trabajar allí por esas horas.
Caminé extraño por el jardín; sentí que las piernas se me abrían con cada paso que daba. De pronto me sentí más pesada de lo habitual y pensé en él con más amor.
Su sala de estudio estaba al extremo del jardín, como si fuera una cochera de la casa, pero esta era aún mejor, y muy cómoda. Joey la había arreglado muy bien.
Solo anhelaba verlo y llevando su café, toqué a su puerta.
Él concentrado, revisaba la letra de una canción y escuchó la puerta. Levantó la mirada y se sacó los lentes de lectura.
_ Adelante...
Fingiendo, siguió en lo que estaba, y yo entré toda radiante con su café frente a él.
Lo miré perdidamente y risueña, lo encontré tan guapo con esa chaqueta negra y playera blanca y me sentí que me enamoré más de él en ese momento.
El corazón se me salió por los poros, él tenía la vista fija en el notebook y yo me puse nerviosa.
_ Permiso amor... Te traje tu café preferido, porque supuse que ya tenías un poco de hambre...
Él sin levantar la vista, siguió escribiendo en su notebook.
_ Gracias niña mía. Oye ¿Me lo podrías traer aquí al escritorio por favor?
Le sonreí embelesada, me puse más nerviosa y me le acerqué lentamente con su café. Desconocía lo que pretendía y él sonrió con disimulo.
Llegué junto a él y más nerviosa, le pasé su café...
_ Aquí te traigo tu café mi amor...
_ Gracias amor...
Mi enorme barriga casi rozaba con su brazo y a él le fascinó sentir aquel dulce acercamiento.
Solo eso me dijo, me recibió la taza y siguió escribiendo. Yo me quedé ahí junto a él y esperé a que me mirará y se diera cuenta, pero eso no pasó.
Me dieron unas enormes ganas de llorar y sentí de pronto las pataditas del bebe y me miré la barriga. Sentí otra vez aquella gran pesadez y deseé sentarme cuanto antes.
<< Ni siquiera me miró >>
<< No me miró >>
Bajé la mirada y me alejé de él con lentitud. Sin darme cuenta, Joey volteó a mirarme y sonrió intenso.
Respiré cansada y a punto de sentarme en el sofá, unas cálidas manos me tomaron por la cintura y me rodearon.
Estremecida, volteé a mirarlo y me encontré con sus seductores ojos celestes asechándome. Joey me sonrió.
_ ¿Quieres sentarte?
_ Puedo hacerlo sola...
_ ¿Segura?
Sentí que el bebe me pateó muy fuerte. Hice una mueca de dolor y él acarició mi barriga.
_ Cada vez patea más fuerte este campeón
_ Si...
_ ¿Te duele mucho?
_... más o menos...
_ Será mejor que te sientes y descanses
_ No... así en tus brazos estoy bien. En serio – me acurruqué en su pecho y él sonrió tierno.
_ Tenía deseos de tenerte así en mis brazos – me susurró y yo le sonreí con cansancio y él movió con más cariño su mano en mi barriga.
_ Le di un sorbo a tu café y está delicioso. Al igual que hoy te ves especialmente linda
Volví a mirarlo y Joey me sonrió.
_ ¿En serio crees que me veo bonita?
_ Todos los días, pero hoy lo estás aún más demostrándome tus ocho meses recién cumplidos de embarazo – me ruboricé y sonreí.
_... Creí que no te habías dado cuenta mi amor – acarició mi mejilla.
_ Me di cuenta desde que entraste por esa puerta con tu dulce pretexto de mi café cargado
_...
Más me ruboricé y embobada, lo miré, él me sonrió con destellos y volvió a acariciarme la barriga.
_ Mi amor – le sonreí perdidamente.
_ Te amo pequeña.
Me sentí de pronto más pesada; me puse una mano en la cintura y él ahora colocó sus dos manos sobre mi barriga. Me contempló por unos momentos.
_ Estás tan preciosa mi vida – volví a sonreírle.
_ Mi Joey. Te amo tanto
Me sonrió tierno y yo mimada volví a recargarme feliz en su pecho protector.
Levanté la cabeza para encontrarme otra vez con sus intensos ojos y le sonreí.
_ ¿Y no piensas tomarte el café que te preparé?
_ Por supuesto. Será un placer
Sonrió y fue a buscarlo.
Miré su ancha espalda y me llené de suspiros y alegría. Lo miré perdidamente y acaricié a nuestro bebe y a él lo amé con todo mi corazón.
<< Ay amor mío. Cuanto te amo >>
Se me acercó con la taza del café y me miró acariciar a nuestro pequeño.
_ Que dulce mi vida
Volví a mirarlo perdidamente y él me asechó con sus profundos ojos.
Se sentó otra vez junto a mí y yo de nuevo amé que lo hiciera. Él me miró fijo.
_ Tu cariño vive en mi en la forma en cómo siempre me miras
_ Mi amor
_ Ven aquí niña mía – más me derretí - Me encanta que me mires así. Me hace amarte aún más
Sostuvo mi rostro con cariño entre sus manos y comenzamos a besarnos.
Amé ese rico beso. Sentir su lengua en mi boca me hizo vibrar y derretirme aún más por él. De pronto, él colocó su mano junto a uno de mis pechos y lo acarició. Eso me volvió aún más loca. Sonreí al sentir su provocadora caricia y él también me sonrió.
_ ¡Joey!
_ Me encanta acariciarte
_ Jejeje. A mí también me gusta que me acaricies – volvió a sonreírme.
_ Ven aquí...
Cansada, me había sentado otra vez en el sillón a descansar, mientras que Joey terminaba de trabajar.
Sentía que la espalda se me iba a partir en dos y di un suspiro con pesadez. No me sentía muy bien.
Él me vio sentada en el sillón y se me acercó.
Me derretí al verlo acercarse otra vez a mí y le sonreí con fatiga. Él se sentó junto a mí.
_ ¿Te sientes bien amor?
_ Si, solo un poco cansada
Acarició mi mejilla y yo lo miré amándolo con todo mi corazón.
_ ¿Segura? Porque yo te noto muy pálida
_ Si, tranquilo...
Sentí una fuerte patada; hice una mueca y tomé su mano. La coloqué en mi barriga y él me miró. Yo le sonreí.
_ Le gusta mucho oírte
_ Mi amada Stephanie – le acaricié su cabello y él me sonrió.
_ Aún recuerdo cuando acariciaste mi cabello ese día en el aeropuerto, con toda esa gente a nuestro alrededor. No dejabas de sonreírme
_ Es que no lo pude resistir. Estaba tan feliz de volver a verte, y ahora que te tengo solo para mí lo estoy aún más
_ Me vuelves loco preciosa. Te amo mucho
_ Mi Joey
Nos besamos largamente y nos abrazamos fuerte. Me sentí tan mágica y radiante así en sus brazos y apasionado beso.
Nos sonreímos y yo acaricié su rostro.
Joey me asechó con sus intensos ojos celestes y de pronto vio que mi nariz comenzó a sangrar y se preocupó.
_ ¡Cariño, tu nariz está sangrando!
_ ¡¿Qué?!
Alarmada, me toqué la nariz y me vi la mano con sangre y más me asusté.
_ ¡Ay no!
_ Tranquila amor. Apoya la cabeza en el cojín
_... Estoy mareada. Me falta el aire
Me miró más preocupado y me tomó rápidamente en sus brazos.
_ Calma mi vida. Te ayudare a recostarte
_...
Sin soltarme de sus brazos, me acomodó la cabeza en el respaldar del sofá, junto con un cojín. Volvió a mirarme preocupante.
_ Tengo miedo... - acarició mi mejilla.
_ No temas mi amor. Lo más probable es que te haya subido la presión – besó mi frente – Iré al botiquín a buscar algodón. No me tardaré nada sí
_... Ok...
Lo vi ir al botiquín y miré su ancha espalda y me llené de suspiros.
Lo vi regresar y acercarse a mí con el algodón y un pañuelo húmedo.
Me colocó el algodón en la nariz y comenzó a limpiarme las manchas de sangre que tenía en la boca. Lo miré hacerlo y le sonreí fatigada.
_ Te amo Joey – se detuvo a mirarme y me sonrió tierno.
_ Yo también te amo hermosa. Mucho
Le sonreí y él acarició mi barriga.
_ ¿Cómo te sientes? ¿Se te pasa un poco el mareo y la falta de aire?
_ Si. Ahora ya me siento un poco mejor y todo gracias a ti y a tus cuidados
_ Es mi deber. Además, que es un privilegio para mí el cuidar de ambos – acaricié su mejilla y le sonreí.
_ Mi Joey
Sentí a nuestro pequeño moverse y me miré la barriga. Joey me miró.
_ ¿Qué pasa cariño? – volví a sonreírle.
_ Me está pateando – sonrió con destellos – Acuéstate aquí conmigo
_ Pero ¿Segura que ya te sientes bien?
_ Si. Ahora solo quiero sentirte que me abrases – me miró intenso.
_ Lo iba a hacer de todos modos
Risueña, él se recostó junto a mí, y yo de lado, en la orilla del sofá, esperé con anhelos su acogedor abrazo.
Joey me sonrió y me abrazó por la espalda; yo me volteé y le sonreí perdidamente.
_ Amo cada vez que me sonríes de esa manera – me miró con detención.
_ Creo que ya paró el sangrado de nariz
_ Debo verme horrible con el pedazo de algodón en la nariz – me sonrió tierno.
_ Al contrario. Luces muy bella y lo estás aún más cuando me traes mi café cargado, aquí a mi sala de estudio, con tu dulce pretexto, para que yo me fije en lo hermosa que estás embarazada de mí
_ ¿En serio te gusta?
_ Me encanta que lo hagas
_ Te amo mi amor
_ Y yo a ti
Me sonrió vigoroso y comenzó a besarme.
Le sonreí derretida y Joey me miró intenso y acarició otra vez mi barriga. Amé que lo hiciera. Cerré los ojos, él me miró apasionado y luego besó mi hombro.
_ Amo poder vivir esto solo contigo preciosa. Sentir a mi hijo dentro de ti me vuelve loco
_ Soy tan feliz de que puedas estar conmigo Joey en esta dulce espera. Que seas tú el padre de mi bebe – me destelló con sus seductores y profundos ojos.
_ Era lo que tanto soñabas, y lo que yo más esperaba
_ Oh Joey
Solo eso pude decir y le robé otro rico y excitante beso, el que Joey recibió más que feliz y deseoso.
Sin dejar de hacerme cariño en la barriga, me observaba atento, sin yo notarlo y cansada, respiré hondo y cerré los ojos.
_ ¿Te sientes bien? – sonreí.
_ Si, solo estoy un poco agotada, pero creo que ya a estas alturas es más que normal
_ ¿Quieres ir mejor a recostarte a la cama?
_ Solo si tú vas conmigo – sonrió tierno.
_ Claro que si mi niña consentida...
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