Capítulo XVI: ¿Te gustaría ser mío?
Capítulo dedicado a hina-uzumaki
Parte II.
Advertencia: Ciertas partes pueden resultar sensibles para algunos, se recomienda discreción.
Would you like to be mine through the night?
Would you like, come and feel me?, would you like to be mine? You and I for tonight, come and taste me...
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¿Te gustaría ser mío toda la noche?
¿Te gustaría venir y sentirme?, ¿Te gustaría ser mío?
Tú y yo por esta noche, ven y pruébame...
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Hinata había comenzado a probar un poco del almuerzo que había pedido, optó por escoger hotcakes de avena con frutas, en internet leyó que tenían menos calorías que los tradicionales. Le gustaba la idea de mantenerse en su peso actual, tal vez incluso bajar un poco, ¿Se vería más bonita de esa manera?... No se consideraba una persona con sobrepeso, pero desde que uno de sus compañeros en el Dojo le preguntó si ahora tenía un poco más de peso quedó un poco afectada. No le agradaba que hicieran una insinuación de ese tipo, ¿Y si resultaba ser cierto?, ¿Y dejaba de parecer linda a la vista de Obito?
Apenas terminó de comer y fue directamente al baño para ver su rostro en el espejo, no se veía diferente, incluso terminaba aceptando que seguía siendo la misma. Un poco más tranquila, tomó su cepillo de dientes y llenó el vaso que siempre guardaba con agua. Eso funcionó para distraer un poco a su mente, se convencía de que no debía pensar de esa manera respecto a su cuerpo. Obito le decía que era muy linda, no tenía por qué dudar de su palabra. Al levantar su rostro nuevamente para buscar una pequeña toalla y secar su boca, algo entre los cabellos pegados a su frente llamó su atención. Se descubrió aquella parte de su cara, notando un punto rojo que delataba un granito. Se aterró de inmediato, ¿Cómo es que no lo notó cuando tomó una ducha?
Una vez más corrió por el departamento, ahora en busca de la crema que llevaba en su maleta para esos incidentes. Debió recoger su flequillo con algunos pasadores para que no se llenara con la crema que se esparció por el área. Esperaba que lo resultados fueran más rápidos que en otras ocasiones, no le gustaría que Obito notara lo que le sucedía a su rostro. Era en esos momentos que envidiaba la seguridad de sus amigas, o la de su propia hermana, simplemente no conseguía sentirse por completo bien.
Volvió a la sala para recoger lo que quedó de su desayuno, prácticamente no comió demasiado, y podía ser mejor de esa forma. Si saltaba algunas comidas, y sumado a eso los ejercicios que siempre realizaba, lograría tener la figura que deseaba. Le dolió un poco tener que tirar la comida, su tío le enseñó desde pequeña a que no debía desperdiciar, era preferible regalar lo que no quería. De pronto, la puerta principal comenzó a moverse, Hinata no lo pensó demasiado y terminó desechando todo en el contenedor de la cocina. Caminó hacia el pasillo mientras iba arreglando un poco su ropa, se sentía muy nerviosa por el hecho de que pudo ser descubierta por su novio.
Miró a Obito entrar y quitarse los zapatos, la gorra que llevaba puesta la colgó de nuevo en el lugar que correspondía, sus lentes oscuros los acomodó en el cuello de su suéter. Sin esperar más tiempo, se lanzó a los brazos del Uchiha, le encantaba sentirse amada por él. Obito la recibió un tanto confundido por su repentina muestra de afecto, rápidamente su expresión fue reemplazada por una gran sonrisa.
—¡Bienvenido a casa!— los labios de la chica se acercaron rápidamente a su mejilla para depositar un suave beso, a Obito le hizo muy feliz notar el entusiasmo con que Hinata lo recibía.
—¿Qué te ha pasado?— Obito se quedó viendo la cara de su novia con más detenimiento cuando ella dejó de esconderse en su pecho, parecía que tenía una pomada esparcida en la frente, y temía que se hubiera golpeado mientras no estaba. Quiso acercar su mano a ella, pero Hinata se apartó de inmediato y corrió en dirección contraria, dejando a Obito con los brazos extendidos.
—¡N-no me mires!— se quitó los pasadores con la intención de dejar caer su cabello, lo acomodaba con desesperación para esconder el punto rojo en su frente. Había olvidado que tenía la crema para hacer desaparecer aquella imperfección, todo por culpa de haber estado tan nerviosa de tirar la comida.
—Hey, tranquila— se acercó a ella y tomó sus hombros, lentamente la fue guiando al sofá para permitirle sentarse. Hinata aún le daba la espalda, y no parecía querer cambiar ese detalle.
—Por favor, no me veas todavía— se cubría la frente para evitar que Obito viera por error punto que le brotó en la mañana, su novio no la había visto con un granito antes, y no le gustaría comenzar ese día.
—¿Qué ocurre?, ¿Te golpeaste la frente en mi ausencia?— volvió a tocar sus hombros, tratando de comprender que sucedía con su linda Hinata. Parecía muy nerviosa e insegura, como si estuviera escondiendo algo muy grave.
—N-no es eso— susurró después de unos segundos, tampoco quería asustar a su novio, Obito solía preocuparse mucho por su salud.
—Dime que sucede, ojos de ángel. No logro entender porque cambiaste de actitud tan repentinamente— sutilmente fue buscando la manera de hacerla dar la vuelta, Hinata no rechazaba su contacto pero se negaba a permitirle ver su rostro.
—Yo no quería que me vieras, se supone que debía desaparecer antes de tu llegada— la ojiperla se sentía ansiosa, no estaba preparada para que Obito viera un aspecto que ella consideraba negativo. No ahora que su relación funcionaba de mejor forma.
—¿Qué debía desaparecer?— sin esperar más tiempo, el Uchiha giró el pequeño cuerpo de la mujer frente a él para poder apreciar su rostro. Retiró con delicadeza el cabello de su frente, ella no se negó a su contacto. No encontró nada fuera de lo común, ningún hematoma que representara problemas. Solamente logró ver un punto rojo que resaltaba por su blanca piel.
—Ayer no lo noté, tal vez apareció esta mañana— Hinata tenía la mirada baja, justo en el punto donde sus manos se conectaban. Detestaba esa insistencia de sí misma de creer que no sería bonita.
—Hinata, sólo es un pequeño punto. Es normal, cuando era un adolescente, en ocasiones yo también tenía algunos en mis mejillas— mintió para hacerla sentir mejor, y su novia no pareció percatarse de ello. En toda su vida jamás tuvo espinillas en el rostro, sólo unos pocos en su cuello, lo que siempre le pareció extraño. —Me encanta verte tal como eres— acarició su barbilla, atrayendo su cara hacia él para depositar un beso sobre su frente, lejos del área donde Hinata todavía tenía la crema especial en esas situaciones.
—Pero... ¿Y si ya no soy linda para ti?— lo miró directamente a los ojos, necesitaba ver que él no le mentía. Obito era el primer hombre en decir que la amaba, y al ser su segunda relación, no descubría todavía de qué forma no lo arruinaría.
—¿Por qué lo dices?, ¿Crees que dejarías de gustarme por tener una imperfección?— se sintió mal al ver la poca confianza que se tenía Hinata, y ese sentimiento aumentó al preguntarse si se debía a su culpa. ¿No era una buena pareja?, ¿Dijo algo que no fuera correcto?, Ayer le había confesado que la amaba, no comprendía porqué Hinata hablaba así.
—Yo he visto cómo te miran, hay mujeres muy lindas interesadas en ti. Incluso algunas más bonitas que yo...— cuando asistía a alguna reunión como su asistente y lo acompañaba junto a Suigetsu, Hinata siempre notaba que otras secretarias o inversionistas ponían sus ojos en su novio. Suigetsu solía bromear diciendo que significaba algo bueno el que Obito era atractivo, representaba una distracción visual excelente para los negocios. Ella odiaba esas bromas, y odiaba más no poder decir a todos que Obito Uchiha era solamente suyo.
—Escúchame bien, Hinata— tomó con ambas manos su rostro para evitar que ella viera hacia otro lado. La Hyūga fijó su vista en los oscuros ojos de Obito, su novio tenía una diminuta sonrisa que lentamente iba creciendo. Obito adoraba la imagen que le regalaba en ese instante, su linda Hinata con un rubor cubriendo su rostro y con ambos ojos perla brillando por él —No existe otra persona que me interese más que tú, en mi opinión, tu belleza es mayor que la de otras mujeres. Te amo, y debes creerme si te confieso que mi amor por ti difícilmente se terminará. Es probable que nunca deje de amarte— su abuelo le dijo una vez, que si un Uchiha se enamora de verdad, es imposible que ese sentimiento termine. Le encontró sentido a esas palabras al reconocer que estaba enamorado de Hinata Hyūga.
—Tengo miedo, y no puedo evitarlo. No me siento suficiente para ti— Hinata se abrazó repentinamente a él, Obito se sorprendió al ver que rodeaba su torso con sus brazos. Sonrió para luego acariciar su cabello y corresponder a su abrazo, su novia necesitaba de mucho cariño en ese momento a su parecer.
—Eres más que suficiente, en realidad, soy yo quien no te merece. Eres una mujer maravillosa, tú deberías pensar que soy yo quién no es suficiente en lugar de ser lo contrario— reconocía que no era el mejor partido para Hinata, no cuando seguía unido ante la ley a Rin. Ella podría encontrar un hombre mejor, empero, lo escogía a él, y eso jamás lo rechazaría.
—¡No es verdad!, Obito-kun es perfecto para mí— se separó de él rápidamente después de escucharlo, sus manos todavía seguían tocando la parte alta del abdomen de su novio. No podía permitir que Obito dijera esas cosas, él era un buen hombre, uno que no dudaba en apoyarla. Incluso unos días le estuvo ayudando a realizar una maqueta para un proyecto de su escuela, un detalle que le sirvió para terminar a tiempo y sin necesidad de estresarse demasiado.
—Y tú también lo eres para mí, nunca pienses diferente. Te amo, Hinata— tomó sus manos para besar sus palmas, la Hyūga sonrió al ver que Obito tenía esa mirada tan brillante. Ahora entendía porque sentía un cambio, a diferencia de cómo se conocieron y empezaron a convivir, Obito ahora la amaba.
—Te quiero, Obito-kun. Gracias por amarme— se sentía bien saber que era amada, que existía un hombre que solamente pensaba en ella, alguien a quien le preocupaba su felicidad y bienestar.
—No dejaré de hacerlo, no debes preocuparte— el Uchiha la atrajo hacia él en un delicado abrazo, uno que funcionó para hacer latir más el corazón de ambos. Hinata tenía recargada su cabeza en los pectorales de su novio, y él apoyaba su mentón sobre la coronilla de la joven.
—¿En serio?, ¿No dejaras de amarme?, Incluso si ya no soy...
—Hinata...— no le permitió continuar, no soportaba que ella se hiciera menos. La joven era una chica sumamente linda y dulce, y haría lo posible porque ella también lo creyera, que viera la verdad —Sabes, el primer día que te miré, debí esperar demasiados minutos para poder apreciarte de manera correcta. No creía que una mujer tan hermosa como tú existiera— recordaba el día exacto en que la conoció, la observó ir y venir dentro de la cafetería, le fue imposible articular palabra u obtener algún pensamiento coherente. Se quedó en blanco, deseando en silencio que le fuera posible acercarse a ella —Estoy seguro de haber conocido a un ángel— en ese instante, se separó ligeramente de él, quería ver su rostro y comprender que tan en serio hablaba. Obito no le estaba mintiendo, cuando lo hacía un ligero temblor en su labio derecho lo delataba. Era tan imperceptible que le llevó un tiempo descubrirlo, y en esa ocasión, ese temblor en su labio no apareció.
—Obito-kun...
—Eres mi pequeño ángel, Hinata. Brillas tanto que iluminas cada uno de mis días— cuando lo miró inclinarse para besar su frente, Hinata fue lo suficientemente rápida para tomar sus mejillas y besar sus labios. El contacto cálido con Obito le hizo olvidar que fuera del departamento estaba haciendo frío.
—Te quiero, Obito-kun. Promete que no te vas a alejar de mí— las manos de Obito estaban puestas en sus caderas, Hinata sonreía porque el Uchiha colaba sus dedos índices para trazar pequeños círculos en su piel. Le gustaba esa sensación de tener un momento inocente.
—Te lo prometo— ella creyó en sus palabras, y por su parte, intentaría cuidar su relación para hacerlo funcionar. Le encantaba imaginarse con Obito para siempre, terminar su carrera de arquitectura y entonces proponerle la idea del matrimonio. Ella podría trabajar en lo que le apasiona y Obito seguir en la empresa de su familia, y sus hijos tendrían un padre que los amaría con todo su corazón. Sí, la idea de una familia con Obito le resultaba encantadora, aunque Ino le dijera que debía aterrizar o seguiría perdida en las nubes.
—Gracias, Obito-kun. Yo también prometo que no me apartaré de tu lado— no se atrevería a hacerlo, con Obito se sentía muy feliz. Le gustaba que él le prestaba atención y le mostraba su confianza, no importaba si sus celos en ocasiones eran abrumadores, ya lo entendía mejor.
—Ya no llores, ten más confianza— acarició sus mejillas hasta llegar a la comisura de sus ojos, con cuidado pasó las yemas de sus dedos para quitar el pequeño rastro de gotas saladas.
—Sí, lo intentaré— accedió un poco más tranquila, era cierto que debía confiar más en sus virtudes en lugar de sólo pensar en sus defectos. Su familia y amigas se lo repetían siempre que podían.
—¿Te han dicho que tienes una sonrisa muy bonita?— ella parpadeó un par de veces, sus palabras le parecían conocidas, aunque no lograba recordar porqué.
—¿Tú lo crees?— preguntó feliz, tocándose los labios de forma inconsciente.
—Sí, estoy completamente seguro de ello. Sonríe, es deslumbrante cuando lo haces— el Uchiha acarició los labios de su novia, que sonreía por sus palabras. Las consideraba tiernas, Obito estaba siendo muy lindo con ella en ese instante—Debes sonreír, es mejor que verte triste— asintió varias veces, le gustaba como Obito la miraba si ella mostraba su felicidad.
—Gracias por ayudarme, Obito-kun— tocó de forma sutil su rostro, acercándose para depositar un suave beso en la mejilla de su novio.
—Ven, recojamos de nuevo tu cabello para ponerte esa crema— Obito comenzó a quitar los pasadores que seguían en su cabello, con la intención de recoger su flequillo nuevamente. Hinata le permitió hacerlo, era como si estuviera cuidando de ella.
—Iré por la crema— le dijo cuándo él terminó de acomodar su cabello, dejando su frente despejada.
—Claro— contestó Obito, soltando sus hombros para dejarla ir con dirección a su habitación. Hinata no había cerrado la puerta, así que podía escuchar lo que ella hacía.
Sentir la vibración de su celular en su bolsillo le hizo dejar de prestar atención a la ojiperla, suspiró hondo antes de tomarlo y encender la pantalla, imaginaba que debía ser su abuelo, o quizás otro miembro de su familia. A esa hora del día ya todos sus conocidos debían saber lo que decían en los noticieros. Al desbloquear la pantalla encontró la imagen de Hinata que tanto le gustaba, esa donde dormía plácidamente con su pijama y una sábana revuelta. Le había tomado esa fotografía al despertar después de una noche que decidieron comer en el departamento, y terminaron viendo una película hasta que Hinata se quedó dormida sobre su hombro. Esa noche buscó entre la ropa de la Hyūga algo que fuera más cómodo para dormir, luego de vestirla con ese cambio, la recostó en la cama, dispuesto a descansar junto a ella.
Su pantalla reflejó una nueva notificación al tiempo que volvía a vibrar, se había perdido en sus recuerdos y ahora llevaba algunos minutos viendo su pantalla sin hacer nada. Deslizó su dedo índice por las notificaciones, encontrando varios mensajes de su abuelo, tal como imaginó. Pensado en que sería mejor enfrentarlo que evitarlo, Obito presionó ligeramente el pequeño ícono que lo llevaría directo a la conversación.
¿Qué sucedió contigo?
Ese era el último mensaje que recibió de Madara, hace tan sólo un minuto. Se frotó la cara antes de responder.
No es nada grave. Al regresar a casa hablaremos.
Yo decidiré si no es algo grave.
Rodó los ojos al leer su mensaje, odiaba cuando su abuelo actuaba tan egocéntrico. Aunque admitía que todos heredaron esa característica suya.
¿Y bien?
Tal vez estés en lo correcto, pero ten más cuidado.
Sonrió, incluso su abuelo aceptaba que tenía la razón. Seguramente en unas semanas todos olvidarían ese incidente.
Lo tendré.
Cuida bien de la señorita Hyūga.
Abrió más sus ojos debido a eso último, volvió a leer el mensaje tres veces más para asegurarse de que no se equivocó. Miró entonces en dirección a Hinata, que continuaba en su habitación buscando cremas en su maleta. No creía que ella le hubiera dicho a su abuelo sobre su relación, y menos que ellos se quedarían juntos el fin de semana.
—Maldición— murmuró Obito antes de contestar a su abuelo.
¿Tú también lo sabes?
¿De verdad creíste que no me daría cuenta de que estás enamorado de ella?, Desde que la llevaste a la oficina debiste imaginar que corrías ese riesgo. Nada escapa de mí.
Se mordió el labio inferior, ¿De verdad era tan descuidado?, No, su abuelo solamente tuvo suerte al acertar.
Ya deja de presumir, abuelo.
Y tú deja de decirme abuelo, soy Madara Uchiha incluso para mi familia.
Adiós abuelo, estoy ocupado por ahora.
Saluda a la señorita Hyūga de mi parte.
Por supuesto que no.
No seas infantil.
—¿Obito-kun?— lo llamó Hinata al verlo tan concentrado en su celular, el Uchiha despegó la vista de la pantalla para ver a la chica frente a él.
—Ah, Hinata, ya volviste— notó que ella tenía puesta la crema de nuevo en su frente, en aquel pequeño punto rojo.
—Pareces un poco molesto— Obito tomó sus manos para atraerla a él, sentando a la joven sobre sus piernas, de costado y dejando sus piernas libres para moverlas en el aire. Hinata sonrió ligeramente, y se recargó cerca de su hombro.
—No es nada importante, sólo hablaba con mi abuelo— miró de reojo el celular en la mano derecha de Obito, había una conversación abierta con el nombre de contacto de Madara. De inmediato desvió la mirada, no le gustaría espiar su plática con su abuelo.
—Oh, con Madara-san— murmuró, Obito bloqueó su celular y lo dejó de lado para prestar atención a su novia —Por cierto, ¿Cómo te fue con tus abogados?— preguntó con un poco de curiosidad, quería saber cómo iba el asunto de su divorcio.
—Fueron ellos los que ocultaron la información real sobre el accidente. Realmente son muy buenos en su trabajo— abrió la boca ligeramente, eso tal vez significaba que ellos también sabían de su relación con Obito. Se sonrojó al imaginarlo, le causaba cierto temor las reacciones de otros respecto a su romance con él.
—Me alegro, Obito-kun. Al principio temía que te hicieran daño por esas grabaciones— le alivió que todo se resolvió para bien de Obito, nadie parecía estar atacando al Uchiha debido a ese incidente.
—Descuida, todo está bien— le aseguró tranquilo, las manos de él pronto se posaron sobre sus caderas. Hinata, por su parte, rodeó su cuello con sus brazos.
—¿Te dijeron algo más?— indagó con la intención de descubrir cómo iba el divorcio de Obito, no le agradaba que siguiera casado ahora que ellos iban en serio con su relación. A decir verdad, jamás le agradó ese detalle.
—Como el proceso de divorcio está iniciando, me recomendaron no salir contigo en público. De esa manera, Rin no podría tomar eso a su favor— la observó fijamente con el propósito de analizar sus reacciones, Hinata no dijo nada por unos minutos, simplemente bajó su cabeza y se apartó un poco de él.
—Lo entiendo...
—Tranquila, ojos de ángel. No quiere decir que me voy a separar de ti, solamente debemos intentar ser más discretos— no le permitió separarse de él, la mantuvo a su lado al mismo tiempo que acariciaba su cabello y besaba la coronilla de su cabeza.
—De acuerdo, puedo hacerlo— hasta ahora tenían mucho cuidado al salir en público, sobretodo porque Hinata no quería que su familia se entere de que salía con su jefe.
—No será para siempre, espero que Yahiko y Nagato terminen este asunto pronto— si todo resultaba bien, era posible que en menos de un mes podría estar separado de Rin. Lo que debió hacer desde hace tiempo, y no se atrevió por venganza a ella.
—Yo también lo espero, me gustaría presentarte a mi familia como mi novio y no como mi jefe— admitió un tanto avergonzada, si invitaría a Obito a una cena con su familia, le haría muy feliz mostrarle a ellos que Obito Uchiha es su pareja.
—La idea me gusta— con su dedo índice levantó su mentón para besar con cariño la punta de su nariz —Sería todo un honor, Hinata.
—Estoy segura de que le agradarás a mi familia— se acomodó nuevamente cerca del hombro de su novio, le gustaba estar de esa forma y que Obito le acaricie el cabello o sus muslos.
—Ahora que hablamos de familia, a mí me gustaría presentarte a mi abuelo formalmente— ella se sonrojó al escucharlo, Madara podría ser un hombre difícil de tratar, aunque también demostraba ser muy protector con su familia.
—¿A Madara-san?— el Uchiha asintió cuando notó que ella lo miraba fijamente.
—Es quien me ha cuidado desde siempre, es como un padre para mí— Hinata sonrió al ver que Obito se ruborizaba, pocas veces sucedía, y le parecía adorable como sus mejillas se pintaban de un rojo suave.
—Sí, hay que intentarlo. Probablemente pueda agradarle a Madara-san— no sabía bien si le agradaba a Madara, las pocas ocasiones que interactúan con él, recibió algunas amenazas para no lastimarte a Obito.
—Por supuesto, no dudo eso. Te llevarás bien con él— la animó sonriendo, Hinata siempre era amable, y tenía ese aire de bondad que agradaba a muchos.
—Es muy intimidante. Admito que me daba menos miedo hablarte a ti que a él— y ahora que había recibido advertencias de su parte, sin duda prefería evitar de momento a Madara Uchiha. Todavía le temía un poco.
—¿Te daba miedo hablarme?— no esperaba eso de ella, aceptaba que su abuelo era intimidante, más por el hecho de que siempre mantenía su mirada intimidante. Pero, Obito no consideraba que era muy atemorizante, ¿O si lo era?
—Bueno, al principio sí. Parecía que no querías ser molestado, y me causaba temor ser demasiado torpe— Obito rascó su cuello, avergonzado con su confesión. No quería darle esa primera impresión a Hinata, pero ahora comprendía porqué ella no confiaba demasiado en él al comienzo de su extraña relación.
—¿Y ahora qué piensas?— le acarició la mejilla, Hinata sonrió y le robó un beso. El Uchiha se sorprendió por ello, le gustaba cuando la ojiperla tomaba la iniciativa, sin embargo, siempre resultaba ser una sorpresa para él.
—Eres muy lindo conmigo, me estás demostrando un lado sumamente dulce— Obito comenzó a hacerle cosquillas a Hinata, ella reía e intentaba apartarlo sin mucho éxito. Al final le mordió el cuello, consiguiendo que Obito dejara de jugar con ella. La ojiperla se encontraba feliz junto al Uchiha, era bueno poder convivir con él.
—Sucede que me resulta muy difícil no ser amable contigo, ojos de ángel— Obito se inclinó un poco para hablar cerca de su oído, Hinata se sonrojó por su acercamiento.
—Y me gusta. Me encanta cuando me llamas de esa forma— el apodo de cariño que le dió Obito le fascinaba, en el pasado solían burlarse del color de sus ojos, y se sentía más confiada porque desde que se conocieron, a Obito le gustó esa característica de su físico.
—¿Si desayunaste?— le preguntó después de permanecer en silencio, solamente mostrando cariño el uno al otro.
—¡Sí!— respondió rápidamente, tratando de no mostrarse demasiado nerviosa. El que Obito no la estuviera viendo a los ojos le ayudaba a poder mentir sin delatarse pronto.
—¿Qué ordenaste?— Obito continuó con la conversación, necesitaba confirmar que Hinata se alimentaba correctamente, justo como el doctor lo ordenó.
—Hotcakes de avena, tenía frutas también— técnicamente no estaba mintiendo, si ordenó comida. Con ese argumento es con el que Hinata intentaba convencerse a sí misma.
—¿Y te gustó?— le parecía un desayuno saludable, así que se alegraba al saber que Hinata comió un buen desayuno.
—¡Claro!— habló un poco nerviosa, no le gustaba la sensación que le quedaba al mentirle a Obito —Mira, pedí incluso el jugo que me recetó el doctor— señaló el vaso vacío que estaba en la mesa y que olvidó tirar cuando recogió todo.
—Perfecto, es muy importante que sigas la dieta y las instrucciones del doctor. Así tu anemia pasará pronto— sus palabras la hicieron sentir más culpable, Obito se preocupaba por su salud, y ella había tirado su comida.
—¿Tú desayunaste?— quiso desviar su atención con esa pregunta, no soportaba seguir mintiendo a Obito.
—Sí, ordené un desayuno rápido cuando venía de regreso. Estaba comiendo en el auto— confesó sinceramente, pensó que si comía en el auto ahorraría tiempo, y podría llegar más rápido para ayudar a Hinata. El departamento requería limpieza, y también sabía que Hinata tenía un proyecto muy importante en el cual trabajar.
—Podías haber esperado a llegar y comer aquí— Hinata lo observó con desaprobación, no le agradaba que Obito hubiera estado comiendo mientras conducía.
—Quería llegar rápido, así te podría ayudar a limpiar un poco el departamento— Obito habló para defenderse de la mirada llena de seriedad de su novia, era demasiado obvio que Hinata no estaba de acuerdo con la decisión que tomó.
—Cierto, debemos limpiar. Espero terminar pronto para dedicarme a hacer mi tarea— la ojiperla terminó dejando pasar lo sucedido, no debía enfadarse con Obito por no esperar a desayunar en casa, menos cuando lo hacía por querer ayudarle.
—¿Qué te han pedido?— al terminar de escuchar su pregunta, Hinata se levantó de su lugar para buscar entre su mochila que estaba en el sofá. Encontró unos bocetos que hizo a mano para guiarse al pasarlos a digital, le hizo entrega de su trabajo a Obito, para que entendiera mejor lo que haría.
—Kakashi-sensei e Iruka-sensei nos pidieron hacer algunos diseños en equipo. Debemos elaborar los planos para una pequeña escuela, la idea es que funcione de manera sustentable— le explicó emocionada, su profesor Kakashi dijo que esperaba grandes resultados de ella, lo que le hacía sentir que estaba haciendo un excelente trabajo en la escuela.
—Parece muy interesante, ¿Estás emocionada?— indagó después de dejar de ver los bocetos de Hinata, ella tenía esa sonrisa tan inmensa que aparecía cada que estaba verdaderamente contenta. Los bocetos de Hinata le parecían buenas ideas, creía que Kakashi debería darle una buena calificación a la joven por su gran esfuerzo
—¡Por supuesto!, Se supone que es un concurso, nos dirán cuál es el premio a los ganadores el día que elijan el mejor proyecto— Hinata recordaba como Kakashi la animó mucho a participar, él insistía en que podría ganar el concurso si se lo proponía. Hinata comenzó a creerlo, si le dedicaba el tiempo suficiente a su proyecto podría ganar el gran premio del que tanto hablaba su maestro.
—¿Puedo ayudarte?— ella se sorprendió por su propuesta, Obito y ella escogieron carreras universitarias diferentes, y el hecho de que su novio quisiera ayudarla a pesar de ello le parecía muy lindo. Obito estaba dispuesto a hacer lo que ella dijera.
—Mmm, creo que sí. Mientras me ayudas a investigar sobre los materiales, yo podría seguir con los diseños— Obito era bueno en contabilidad, probablemente le podría ayudar a calcular los costos de esa pequeña construcción. Solamente debía explicarle lo básico que les enseñó su profesor Iruka.
—¿Tus amigas también te ayudan?— Obito le entregó sus bocetos al terminar de estudiarlos, posteriormente, le ayudó aires acomodando todo lo que necesitaba en la mesa de la sala. En lugar de sentarse en el sofá, ambos prefirieron hacerlo en el suelo.
—Sí, ellas intentan los diseños de las instalaciones eléctricas y sanitarias— dividirse el trabajo le pareció la mejor idea, así las tres podrían trabajar desde un espacio más cómodo, y no reunirse todas en un sitio. Cuándo eso último sucedía, se volvía más difícil trabajar, terminaban charlando sobre otras cosas.
—Bien, entonces debemos comenzar a trabajar. El departamento no está sucio, puede esperar a la noche —Obito se levantó de su asiento para ir por el maletín que tenía arriba de la barra de la cocina, ya con el, volvió con Hinata para acomodarse a su lado. Sería más sencillo si cada uno trabajaba desde su propio ordenador.
—Gracias, Obito-kun— Hinata se acercó a su mejilla para besarlo por última vez antes de enfocarse en su tarea. Sería una tarde larga y llena de trabajo, todavía les hacía falta limpiar un poco y preparar la comida.
—No es nada, ojos de ángel— mientras Obito se concentraba en la pantalla de su ordenador, Hinata aprovechó para poder tomarle fotos sin que se diera cuenta.
Algunas de esas imágenes las subió a sus historias en redes sociales, tratando de oscurecer con filtros para que su rostro no se aprecie bien. No quería delatar a Obito, pero si quería decirle al mundo que Hinata Hyūga tenía un novio muy bueno. El pequeño mensaje con que acompañó a una de las fotografías que subió como publicación demostraba que estaba fascinada con el Uchiha.
—¿Quieres tomar un descanso?— eran cerca de las cuatro de la tarde cuando ambos parecían cansados de pasar horas frente a la computadora. Hinata incluso se colocó unas gafas antireflejantes, mismas que le daban un aspecto muy adorable a su rostro según Obito.
—¿Y qué haríamos?— la ojiperla se levantó las gafas para frotar ligeramente sus ojos, se sentía cansada, empero, consiguió avanzar de buena manera a su proyecto. Con eso, sus amigas podrían comenzar a trabajar en los planos que faltaban.
—Bueno, me gustaría tomar un baño para despejarme un poco— admitió para luego dar un largo bostezo, acompañado de un estiramiento de sus brazos. Obito no dejaba de verla de reojo, le gustaba como ella demostraba que se encontraba cansada, era muy tierna con cada gesto que hacía.
—Yo podría preparar la comida entonces— sugirió al pensarlo bien, mientras Hinata se duchaba, él prepararía la comida que fuera buena en el combate contra su anemia. Cuándo Hinata terminara, la comida ya estaría lista, sólo se sentaría a comer.
—Sí, me gusta la idea— la comida de Obito era muy buena, desde que probó los platillos que le entregó un día antes de ir al trabajo, siempre que tenía oportunidad le pedía que fuera él quien cocinara.
Con un plan en que ambos estaban de acuerdo, Obito y Hinata partieron en direcciones diferentes para realizar sus tareas. Hinata apagó su ordenador al igual que su novio, y de inmediato corrió a su habitación para buscar un nuevo cambio de ropa, le apetecía usar algo cómodo. Tal vez una playera unas tallas más grandes, y sin sujetador, la Hyūga no planeaba salir de casa, así que no usaría esa prenda que volvía prisioneros a sus senos. A menos que quisiera llevar a cabo el plan que tenía en mente. Por otro lado, Obito había recogido un poco la mesa antes de irse a la cocina, tomó el vaso vacío de dónde Hinata tomó su jugo para tirarlo en el contenedor y evitar seguir acumulando basura en su espacio de trabajo. En la cocina, el Uchiha abrió la tapa del contenedor presionando con su pie en la palanca especial, sin embargo, antes de tirar el recipiente vacío, algo ahí llamó su atención.
Su sonrisa desapareció para dejar paso a una fina línea recta, se encontraba molesto por lo que recién descubría en el bote de basura. Tiró con fuerza el vaso dentro del contenedor, no podía concebir el que Hinata le haya mentido. Todo el desayuno que ella pidió estaba ahí, Hinata no probó demasiado del platillo. ¿Cómo se supone que se curaría de su anemia si no comía?, Lo peor es que se atrevió a engañarlo fingiendo que le gustó el desayuno. Si existía una cosa que Obito odiaba, eran las mentiras.
—Hinata— el Uchiha la llamó, haciendo todo lo posible por no alterarse. No le gritó, tampoco usó un tono severo en su voz, por eso fue que Hinata dejó de preparar su ropa para reunirse con él en la cocina.
—¿Qué sucede, Obito-kun?— al por fin estar en su presencia, Hinata notó que Obito tenía abierto el contenedor de la basura. Su rostro perdió el color, volviéndose más pálido de lo normal
—¿Qué significa esto?— exigió saber Obito, dentro de su mente, debía controlarse con gran fuerza de voluntad para no gritar. Hinata debía tener una buena razón para tirar la comida, es lo que creía.
—Puedo explicarlo— susurró nerviosa, no podía pensar en una buena excusa por más que lo intentaba. Obito no creería que la comida estaba en mal estado, porque su aspecto era muy bueno, aunque estuviera en la basura.
—¿Por qué tiraste la comida?, Apenas y probaste un bocado— le hizo ver lo obvio, cerrando el contenedor de basura para no tener que seguir mirando la comida en el. Jamás le había gustado ver a la gente desperdiciar, y evitaba hacerlo.
—Yo sólo...
—Me mentiste, dijiste que te gustó la comida— no le permitió continuar, no soportaría que Hinata le siguiera mintiendo. Las facciones de su rostro la delataban, ella no era buena ocultando lo que le sucedía.
—N-no mentí, si me gustó. Lo poco que probé, y-yo...— técnicamente no le mintió a Obito, le dijo que le gustó la comida y él asumió que había terminado todo el desayuno. Con ese pensamiento se intentaba convencer de que lo que hizo no estaba mal.
—Hinata... Tiraste tu comida, lo que significa que no has probado nada desde la mañana. Ya es tarde y tú no...— ella retrocedió un paso cuando Obito quiso acercarse, el Uchiha se detuvo para no presionarla. Respiró profundamente para tranquilizarse, estaba molesto con ella por no haber comido siendo que ya era muy tarde, y más con sí mismo por no notarlo antes —¿Por qué?
—No quiero subir de peso— confesó tras varios minutos de silencio. Hinata tenía la vista puesta en el suelo, Obito había ladeado su cabeza sin creer haber escuchado bien.
—Saltando comidas no conseguirás bajar. Además, no necesitas hacer esto— no tenía sentido que quisiera bajar de peso, Hinata tenía un buen físico. Aún con eso, quiso intentar hacerla sentir mejor —Me atrevería a decir que estás un poco más delgada que el día que te conocí— era cierto que Hinata adelgazó un poco, y lo atribuyó a la anemia que padecía, o incluso al hecho de que estaba un poco más alta. Probablemente había crecido unos centímetros.
—¿En serio lo piensas?— se emocionó al creer que Obito la consideraba más delgada que antes, y el Uchiha no se percató de que sus palabras no fueron las correctas.
—Por supuesto, eres delgada. Y aunque no lo fueras, ¿Qué tiene de malo?— Obito caminó los pasos que lo separaban de su novia, ella le permitió tomar sus manos. Él acariciaba sus dedos y la acercaba más a su lado, estar con Hinata le funcionaba para aliviar su enojo.
—No quiero, Obito-kun. Después no te voy a gustar— de forma rápida, ella se abrazó al Uchiha, rodeándolo con fuerza y escondiendo su rostro entre su pecho. Perder a Obito ya no era una opción, estaba segura de que era él con quién quería estar siempre.
—No lo vuelvas a mencionar, Hinata. Eso no sucederá— la animó al tiempo que repartía pequeños besos en su cara, Hinata se sonrojó por su comportamiento tan dulce. Tanto sus palabras como acciones se volvieron adorables, aunque seguía existiendo ese aire de molestia en él. Obito todavía no estaba del todo feliz por lo sucedido.
—Pero, incluso ahora... Estás molesto conmigo, lo puedo ver— susurró tan despacio, que parecía que hablar representaba un gran esfuerzo para ella. Probablemente lo era, estaba asustada de haber creado un problema con Obito, siendo que ella no disfrutaba discutir con otras personas.
—Ojos de ángel, no estoy molesto por tu apariencia. Me molesta que estés considerando la idea de que tu cuerpo está mal— recogió su cabello detrás de su oreja, sus dedos se quedaron un tiempo más al costado de su rostro, disfrutando del suave contacto con Hinata. Le dolía ver que ella se consideraba menos, cuando era una mujer increíble —Ya no lo pienses, tú eres hermosa. Me gustas tal como eres, así que no menciones algo similar de nuevo. Me gustas incluso cuando acabas de despertar, sin maquillaje, con esas gafas que usas para estar frente al ordenador— al terminar su oración besó sus labios, sujetando sus mejillas para no dejarla escapar. El Uchiha debió inclinarse un poco, y ella pararse sobre las puntas de sus pies.
—Obito-kun...
—No me gustas solamente por ser bonita, me gusta cómo eres— el Uchiha sujetaba su cintura para mantenerla junto a él, Hinata tenía su mentón recargado en el pecho de su novio, los dos sin poder apartar la mirada del otro. Obito le transmitía un sentimiento de calma, también sentía su amor gracias a la forma en que la miraba.
—¿A qué te refieres?— preguntó la ojiperla con genuino interés, quería escuchar todo lo que Obito tenía que decir.
—Por dentro, eres una persona realmente linda. Eres muy amable, siempre intentas ayudar otros, no te interesas solamente por ti...— imaginó que a Hinata le haría feliz saber todas esas cualidades que le hicieron enamorarse de ella, tratar de mostrarle que si la amaba no era solamente por sus ojos bonitos o su cuerpo tan definido —He visto cómo te preocupas por tu familia, sobre todo por tu hermana menor, me parece sumamente admirable como te esfuerzas por ella— continuó diciendo lo que más le gustaba de ella, procurando decir lo que tenía mayor importancia para él —Eres paciente, siempre muestras empatía, eres muy responsable. También intentas mejorar en lo que crees que te equivocaste— los ojos de Hinata brillaron por culpa de las lágrimas que se estaban acumulando en ellos, en ese instante se sentía amada y protegida.
—Obito-kun, yo...
—Muestras respeto, eres constante hasta conseguir tus metas. Me gusta todo de ti, ojos de ángel— su tono era alegre, también lleno de cariño, cada palabra era como una caricia que hacía latir a su corazón con mayor velocidad —Eres tan disciplinada, de verdad me impresiona la manera en que puedes llevar todos tus honorarios. Me gusta cuando estoy hablando y tú me prestas total atención, por eso yo hago lo mismo, si tú hablas lo demás deja de importarme— ella sonrió al escucharlo, era cierto que siempre que hablaba, Obito dejaba lo que estaba haciendo para prestarle atención. Algunas ocasiones, cuando estaba demasiado ocupado, le pedía esperar unos minutos, después Obito Uchiha era todo suyo —Tu manera tan tranquila de ser... Siento que eres la persona en qué más puedo confiar, por eso mismo te confesé uno de mis secretos la noche anterior.
—Te quiero demasiado, Obito-kun. Ya no me imagino con otra persona que no seas tú, me gustaría estar contigo todo lo que sea posible— confesar sus sueños sería un poco vergonzoso para ella, y es por eso que omitió el detalle de que soñaba con casarse algún día. Tampoco le dijo que una vez se atrevió a ir a una casa de novias solamente para probarse un vestido e imaginar mejor su boda.
—Así será, ojos de ángel. Deja de imaginar esas situaciones, tú ya eres perfecta para mí— Obito besó su frente, provocando un rubor en las mejillas de su novia. Le encantaba Hinata Hyūga, y esperaba que a ella le quedara claro.
—¿Puedes decirme que me amas?— Hinata sonrió al hacer esa pregunta, abrazando con más fuerza a Obito. Estaba perdidamente enamorada de Obito Uchiha, disfrutaba cada que oía de su boca que la amaba.
—Te amo, Hinata— fue como una dulce melodía para Hinata, el hombre del que estaba enamorada decía que la amaba. Por fin era correspondida en el amor —No vuelvas a dudarlo, ¿Sí?
—No lo haré, te lo prometo— sentenció convencida, no dudaría del amor de Obito, pero seguiría disfrutando de escuchar de su parte las palabras "Te amo".
—Y por favor, no tires la comida— su tono se volvió más serio con esa petición, necesitaba que Hinata comprendiera que no se trataba de una broma, era algo que debía obedecer por su propio bien.
—De acuerdo— respondió sin estar muy segura, incluso cruzó sus dedos detrás de su espalda.
—¿El doctor te asignó una dieta por lo de tu anemia?— Obito notó que ella no era del todo sincera, así que optó por cambiar de tema por el momento. En su mente ya comenzaba a fabricar un plan para que Hinata se continúe alimentando correctamente.
—Sí, me envió un documento electrónico en donde aparecen recetas de todas mis comidas para tres meses. Me recomendó diferentes alimentos que contienen hierro y otras vitaminas, también me recetó medicamentos— el doctor que la atendió era un colega de Itachi, y al igual que su ginecólogo, era una persona muy amable y profesional. El tratamiento que formó para ella comenzaría a reflejar resultados pronto, así ya nadie se preocuparía.
—Bien, quiero que me envíes ese documento con las recetas. Las medicinas también puedo conseguirlas— el plan en que pensaba rápidamente iba tomando forma, Obito era consciente de que se convertirá en una debilidad para Hinata, e intentaría usarlo por su bien.
—No hace falta, los medicamentos ya los compré— se apresuró a decir la joven. Le gustaba que Obito la ayudaba cada que tenía oportunidad, sin embargo, también sentía como si se aprovechaba de él —Pero, Obito-kun, ¿Para qué quieres mi recetario?
—Prepararé tus almuerzos y te los entregaré cuando pase a recogerte para llevarte a clases. También tus comidas, te las puedo dar antes de que entremos al trabajo— los ojos perla de Hinata se abrieron un poco más debido a la impresión, no esperaba que Obito decidiera preparar sus comidas.
—N-no es necesario, Obito-kun— murmuró avergonzada por su propuesta. Obito debía estar muy ocupado con su trabajo como para todavía tener que ayudarla, eso es lo que Hinata pensaba.
—Lo es, de esa manera me estaré asegurando que sigues tu dieta. Y no creo que te atrevas a tirar algo que yo te he preparado— al ver que ella desviaba la vista, Obito entendió que había dado en el blanco. Hinata lo quería demasiado, no se atrevería a tirar un regalo de su parte, en este caso, algunos platillos.
—No quiero que te molestes con eso— intentó convencerlo de desistir a su plan, después no podría rechazar los almuerzos y comidas que él le prepararía. Tampoco se imaginaba tirando lo que Obito tanto se esforzó en elaborar para ella.
—No me molesta, me agrada poder ayudarte— con la mirada tan intensa de su novio, Hinata no logró pensar en otra excusa para rechazarlo. Y si lo pensaba mejor, sería lindo que Obito siguiera cuidado de ella.
—Está bien, ya quiero probar tu comida— con su dedo índice y anular comenzó a tocar el torso de Obito, fue avanzando desde su abdomen hasta detenerse en sus pectorales. El Uchiha la observaba fascinado.
—Ahora intenta relajarte un poco con una ducha, yo prepararé algún platillo de tu dieta— él besó sus labios rápidamente, como una dulce despedida para continuar con sus labores. Obito necesitaba cocinar, le ayudaba a relajarse, y sin duda lo requería después del mal momento que pasaron.
Transcurrieron algunos minutos para que Hinata saliera de su ducha, le fue muy gratificante poder olvidar un poco el estrés gracias al agua tibia. Con una toalla que sujetan su cabello, y otra que cubría su cuerpo, la ojiperla caminó para espiar un poco a su novio. Obito seguía muy concentrado en lo que estaba haciendo, tenía algunos vegetales cortados en un recipiente, y en otro algunos fideos de los que habían elaborado entre los dos para sus futuras estadías en el departamento. Le gustó ver cómo revolvía lo que se encontraba al fuego de la estufa, y que en ciertos momentos colocaba un poco del caldo en su mano para probarlo. Sonrió al notar que no había soplado lo suficiente, y por consiguiente terminó quemando su mano. Pronto dejó de observarlo, necesitaba cubrirse con ropa para evitar el frío que se sentía en instantes.
La joven caminó despacio hacia su habitación, buscó entre su maleta una blusa de algodón y un pantalón deportivo. Encontró lo primero en color azul y lo segundo en negro, le agradó la combinación, por lo mismo no debió revolver más entre su ropa. Con la toalla que envolvía su cuerpo, terminó de secar aquellas áreas donde todavía permanecían gotas de agua, después se vistió primero con un lindo conjunto de ropa interior en color negro. Cerró la puerta de su habitación y se observó en el espejo luego de colocar la toalla en un lugar donde pudiera secarse. Pasó sus manos por su abdomen, incluso se colocó de perfil para asegurar que no tenía ningún abultamiento, su cuerpo estaba bien, Obito no tenía por qué mentirle. Sus manos continuaron tocando su cuerpo, deslizándose sobre la tela de encaje de su ropa interior, le gustaba como se veía con ese conjunto, valió la pena buscar por casi una semana hasta encontrar el correcto. Se colocó el atuendo que eligió al final, también una de las sudaderas de su novio, una donde el símbolo de la familia Uchiha estaba bordado en la espalda. Su cabello fue algo difícil de cepillar, al estar tan largo, existían veces en que creía no desenredar por completo.
Cuándo salió de la habitación, Obito continuaba dándole los últimos toques a su comida, Hinata decidió unirse a él para terminar más rápido. Entre los dos pusieron la mesa y comieron los fideos que el Uchiha preparó, también una rebanada del postre que junta hizo el día anterior. La comida fue tranquila, no hablaron demasiado, solamente se pasaban elogiando al otro por su buen desempeño. Obito en algún momento le dijo que ese miraba realmente linda con su suéter puesto, y Hinata se sonrojó por su cumplido. Al terminar de degustar sus alimentos, Obito se ofreció a lavar los platos, Hinata le dijo que ella ayudaría, pero su novio se negó rotundamente. Lograron llegar a un acuerdo para satisfacción de ambos, Obito iba a cepillar sus dientes mientras Hinata recogía la mesa, después sería turno de la ojiperla para cepillar sus dientes, y el Uchiha debería lavar los trastes sucios.
Hinata caminó a su habitación después de terminar con el aseo de su boca, buscó el disfraz que ordenó junto con Ino en una aplicación de internet, también los juguetes que compró en una tienda para adultos. Se vistió con su traje rojo y con unas botas de tacón alto que hacían juego con su atuendo, parte de su cintura quedaba al descubierto, al igual que un poco de sus muslos. Se miró en el espejo para ajustar los últimos detalles, lo que podía ver en el reflejo le encantó, se sentía linda. Estaba lista para jugar por un tiempo con su novio.
Los tacones de sus botas causaban un fuerte ruido al entrar en contacto con el suelo, la Hyūga intentaba dar pasos pequeños para no ser escuchada por su novio, pero sus esfuerzos resultaban en vano. No quería ser descubierta por Obito, se supone que le preparaba una sorpresa.
—¿Hinata?, ¿Estás usando zapatillas altas?— se detuvo cuando Obito habló desde la cocina, imaginaba que debía seguir ocupado, lo que le funcionaba para que no la descubra tan pronto.
—Quiero practicar con ellas para la presentación de mi proyecto la próxima semana— elevó la voz para que su novio pudiera escucharla con claridad, fue avanzando con cuidado hacia la cocina con la intención de ver cómo seguía él.
—De acuerdo, ten cuidado si son muy altas— la ojiperla se asomó un poco para ver lo que sucedía en la cocina, solamente su rostro podía apreciarse, su cuerpo permanecía oculto detrás de la pared.
—¡Sí!— Obito se dió la vuelta al oírla tan cerca, Hinata movió su mano para saludarlo, y él la imitó sonriendo.
Obito se dió la vuelta para buscar la toalla que usaban en la cocina para secar sus manos, estaba tan distraído con eso y acomodando los trastes limpios que no se percató de que Hinata ya estaba sentada frente a la barra de la cocina.
—Obito-sama...— su voz suave fue como un tintineo, le parecía extraño que lo llamara así cuando no estaban en alguna sesión.
—Dame un segundo— murmuró sin apartarse de los casos que estaba guardando, a Hinata le parecía lindo verlo tan entretenido.
—¿Puede darse la vuelta?— jugó un poco con su cabello, se encontraba inquieta por descubrir su reacción al verla. Seguro que no se esperaba una sorpresa de su parte.
—¿Qué suce...?— se quedó sin palabras al observar a Hinata, ni siquiera fue capaz de terminar su pregunta. Se veía hermosa, realmente hermosa.
Su cabello estaba suelto, cubierto por un gorro rojo con blanco alrededor. Lo único que podía ver era su suéter del mismo color, también el bolso que descansaba en la barra de la cocina. Ella estaba del otro lado, por lo que todavía no podía verla por completo, lo único que miraba de ella era suficiente para atraerlo en gran manera. Su rostro angelical, sus ojos que brillaban igual que la luna llena, sus labios tan apetitosos. Sentía un deseo inmenso de ir hacia ella y besarla hasta quedar sin aliento.
—Navidad llegó antes para Obito-sama— en vista de que él no decía nada, Hinata decidió hablar nuevamente. El Uchiha pareció salir de su trance, parpadeaba en repetidas ocasiones.
—Puedo darme cuenta de ello. Y qué lindo regalo me han entregado este año, seguramente me comporté de maravilla— la sonrisa de Obito se hizo más grande, fue avanzando hacia ella, rodeando la barra de la cocina para poder acercarse a Hinata y tomarla entre sus brazos.
—Quizá... Aunque todavía debo entregarle unos regalos más a mi amo— Hinata permanecía sentada en una de las sillas altas de la barra de la cocina, había cruzado sus piernas para mostrarle un poco de sus muslos. Detuvo a Obito colocando su mano derecha sobre su pecho, él miró su mano y después a ella, Hinata no se movió aunque sabía que es lo que su novio quería.
—¿Y cuáles son?— decidió seguir su juego, era fascinante descubrir que su novia podía dejar de lado su timidez en algunos momentos. Le encantaba ver más de esa Hinata que disfrutaba de los juegos entre ambos.
—Es lo que quiero que use conmigo hoy— Hinata colocó tres cajas de color blanco en la barra de la cocina, miró a Obito con impaciencia, pidiendo en silencio que los abriera.
El Uchiha tomó la primera caja, la que era más grande, en ella solamente encontró algunos paquetes de cuerdas. Sonrió, sin duda le gustaría atar a su pequeña sumisa con ellas. La segunda caja era muy pequeña, al abrirla solamente descubrió una venda, que podría servirle para cubrir sus ojos. La tercer caja era ligeramente de menor tamaño que la primera, dentro había un vibrador masajeador, se sorprendió al notar que Hinata fue tan valiente como para comprar uno de esos juguetes eróticos. ¿Qué habría estado pensando Hinata al armar todo ese juego?
—Me encantaría cumplir su fantasía, señorita Hyūga— ella no lo miraba, no se atrevía a hacerlo después de que confesó indirectamente uno de sus más grandes sueños. Se sentía bien hacerlo, pero también la avergonzaba tener que pasar por eso para hacerlo realidad.
—Si adivina de qué color es mi conjunto interior, le daré el último regalo de mi bolsa. Y podrá jugar junto a mí— ella tomó el cuello de su camiseta para mantener el control por un momento, se aproximó a su oreja para susurrarle su última advertencia —Sin trampas, Obito-sama.
—Negro— respondió sin necesidad de pensarlo demasiado, Hinata no logró ocultar su asombro, por lo que Obito entendió que había acertado.
—¿Cómo lo sabe?— cruzó sus brazos, no entendía porque adivinó tan rápido.
—Sé que te gusta mucho el color negro cuando es ropa interior, también el gris y el rojo— cuando la acompañaba a comprar ropa, esos eran los colores que más buscaba, y al estar juntos, usaba ese tipo de ropa interior.
—De verdad me presta atención— reconoció asombrada, no creía que su novio se fijara en detalles tan pequeños como el color de su ropa interior.
—Siempre, ojos de ángel— tomó ligeramente su cuello para atraerla hacia sí mismo, iniciando con un beso húmedo que le robó el aliento.
—Obito-sama... Este es su último regalo— de su bolsa sacó otra caja más, se la entregó a su novio y espero su reacción al abrirla.
La caja era rectangular, de un lado fácilmente superaba los sesenta centímetros. Dentro había una fusta, Obito deslizó sus dedos para descubrir su textura. Por su expresión, Hinata sabía que le gustaba su regalo.
—Me encanta, Hinata— dejó la caja que contenía su regalo junto a las demás, no podía esperar para comenzar a llevar a cabo su plan.
—¿A dónde va?— le preguntó cuándo se dió la vuelta, Hinata tomó su muñeca para detenerlo.
—Dame un segundo, ya sé lo que haré contigo— Hinata lo observó partir con rumbo a la cocina, ahí escogió una silla del comedor y regresó con ella.
La silla la dejó cerca del sillón más grande de la sala, los respaldos de ambos objetos chocaban contra sí, de esa manera no existía la posibilidad de que la silla se cayera hacia atrás. Después de eso, Obito caminó de vuelta a ella, tiró ligeramente de su collar de plata para obligarla a levantarse. Hinata avanzó junto a él, se quedó de pie cuando Obito se detuvo y permitió que le deslizara sus bragas por debajo de su falda, fue demasiado lento, se tomó su tiempo para acariciar sus piernas hasta que por fin se deshizo de esa prenda. La joven Hyūga se sentó nuevamente al terminar con ello, sólo que esta vez en la silla que su novio le indicaba.
Obito rompió los empaques que guardaban las cuerdas, con las primeras sujetó sus tobillos a las patas de la silla, también sus brazos por detrás del respaldo. Le sería imposible escapar ahora, aunque no es como si Hinata quisiera hacerlo. El empaque que guardaba el vibrador también terminó roto, no necesitó leer las instrucciones, en otras ocasiones había usado uno parecido con Hinata. Con ayuda de las cuerdas, Obito sujetó el vibrador a su muslo derecho, lo acomodó de manera que quedara alineado hacia su centro, tocando su zona íntima.
Lo siguiente que hizo el Uchiha fue cubrir sus ojos con la venda, a Hinata le pareció más excitante, con sus ojos cubiertos no podría saber lo que su novio haría. Pasaron varios minutos en silencio, Hinata esperaba sin obtener alguna muestra de que Obito iniciaría o no, sus expectativas por lo pronto solamente iban creciendo. Sin que lo espere, Obito encendió el vibrador en su primera velocidad. Gimió bajito, la intensidad no era muy grande pero la hacía disfrutar.
Algo más se unió a la sesión de ese día, Hinata percibía una textura parecida a la piel sintética, Obito estaba usando su nueva fusta para tocarla. Inició acariciando sus senos, los movimientos lentos y delicados lograban erizar sus pezones. Le siguieron sus hombros, el Uchiha pasaba la fusta con mucho cuidado por toda la sección de su piel, aún por arriba de la ropa, viajaba desde su clavícula hasta su cuello. Y así como mágicamente comenzó, pronto dejó de hacerlo.
Esperó en silencio por varios minutos, Obito jugaba con ella, poniendo a prueba su paciencia. Hinata no soportaba estar sin su atención, y eso a su novio le resultaba muy excitante. Sorpresivamente, la velocidad del vibrador aumentó, Hinata se retorcía en la silla, queriendo hacer que ese aparato llegara a su pequeño botón. Pronto sintió las manos frías de Obito subiendo su blusa junto con su sujetador, un par de generoso senos con dos pezones completamente rígidos le dieron la bienvenida a un gran banquete. El Uchiha pasaba su lengua por el pezón izquierdo, mientras que jugaba con el derecho gracias a la ayuda de su fusta. De nuevo la velocidad aumentó, provocando que Hinata gritara su nombre fascinada.
—¡Obito-sama!
Aunque tenía una venda en sus ojos, Hinata los cerraba con fuerza, la velocidad del vibrador había llegado a un punto en que la estaba llevando a alcanzar el clímax. No pensó que sería tan rápido, tampoco que lograría estar tan cerca del orgasmo sin haber sentido a Obito dentro de ella. Su cabeza se desplazó hacia atrás, al mismo tiempo que una fuerte oleada de diferentes sensaciones le invadía, su cuerpo entero vibró.
Mientras ella seguía sumergida en ese dulce momento, Obito dejaba sus nuevos juguetes en el sofá e iba desatando los tobillos y manos de la joven. Hinata le permitió hacer todo, no tenía del todo consciencia, parecía una linda muñeca de porcelana a la que ahora estaban recargando en el respaldo del sofá.
Al sentir el miembro de Obito rozando su entrada, Hinata volvió a gemir, se sostuvo del sofá para no caer, debido a que sus piernas seguían temblando. Se encontraba inclinada, con su vientre cerca de la tela del sillón. Rápidamente, su pequeña blusa y su sujetador negro abandonaron su cuerpo, Obito la había dejado sólo con su falda de algodón. Si bien, al principio elaboró todo ese plan para realizar un juego entre ambos, ahora creía que lo que obtenía superaba sus expectativas. El placer que Obito le proporcionaba era mayor, era feliz al solamente disfrutar de todo lo que él era capaz de provocarle.
—¿Te sientes bien para seguir?— cuestionó el Uchiha al notar que ella no estaba muy concentrada, tenía una sonrisa reflejada en sus labios que no desaparecía por más que quería llamar su atención.
—Sí, por favor— la joven cubrió sus ojos, le avergonzaba admitir en voz alta que todavía no estaba del todo satisfecha. Si aún le era posible seguir obteniendo más del Uchiha, Hinata no sería quién le dijera que no continúe.
Obito tenía su miembro cerca de sus piernas, Hinata lo sentía palpitar contra ella, la sola idea de tenerlo pronto en su interior le excitaba. Él se frotaba entre sus piernas, llegando a tocar su centro, Hinata comenzó a suspirar de manera inconsciente. Su novio intentaba estimularse para alcanzar el máximo de su erección, lo cual estaba funcionando de maravilla. Antes de que obtuviera lo que tanto anhelaba, Hinata se percató de que Obito estaba atando sus manos por detrás de su espalda, la joven no se negó a lo que hacía, solamente pedía que lo estuviera por suceder, debía ser de inmediato.
—Onegai... Obito-sama, tómame— le suplicó cerrando sus ojos, no resistía otro segundo más sin está completamente unida a su novio.
El Uchiha pasó saliva fuertemente, no imaginaba que su dulce sumisa estaría tan impaciente —Me encanta oírte de esa forma— los labios de Obito se posaron sobre su hombro, lo que deleitó a la joven Hyūga.
Hinata percibió como Obito se colocaba cerca de su entrada, y en unos segundos entró en ella con mucho cuidado. La Hyūga esperaba impaciente a qué él se hundiera por completo en su interior. El sonido que provocaba sus constantes choques le resultó un tanto obsceno, jamás se acostumbra por completo a ello. Al pasar unos minutos, varias gotas de sudor comenzaron a marcarse en su frente, Hinata estaba tan sensible que sentía que su segundo orgasmo llegaría rápido.
Los gemidos de ella se dejaban escuchar debido a los ecos del departamento, los únicos sonidos eran los que salían de sus bocas y los que se producían por sus roces. A Obito le encantaba oír la voz de la joven, saber que ese momento era uno que solamente compartían entre ellos. Las manos de Obito que buscaban sus sitios más sensibles, encendían a Hinata, ahora en lo único que pensaba la ojiperla es en que quería complacer a su novio y que éste a su vez le devolviera el favor.
—No se detenga, por favor— le suplicó mientras cerraba sus ojos y se entregaba por completo al placer.
—Pídelo de nuevo— fue la orden que recibió del mismo hombre que no dejaba de penetrarla con fuerza.
—Por favor, Obito-sama... ¡Continúe así!— su petición fue cortada por sus propios suspiros, se acercaba a gran paso hacia su clímax.
Sus gritos subieron de intensidad, llenaban cada rincón del departamento y probablemente en ese instante ya deberían ser escuchados por sus vecinos. Hinata odiaba que las paredes fueran tan delgadas, aunque en ese preciso momento no le interesaba recibir una queja de alguien. Los movimientos certeros de Obito la estaban llevando al cielo.
—Maldición, ¿A quién se le ocurre llamar ahora?— no se detuvo por el hecho de que el celular de Hinata estaba sonando, le era imposible detenerse, estar dentro de la joven ojiperla lo volvía loco.
—L-lo siento, creo que es mi celular— Hinata se inclinó un poco con el propósito de ver su celular, que estaba sobre el sofá. Obito desató una de sus manos para permitirle tomar el aparato.
—¿Es importante?— ella había visto la pantalla y después alejó un poco su celular. Tenía que ser una broma, ¿Por qué le llamaba justo en ese instante?
—N-no, ¡Ah!, No lo e-es— gimió complacida cuando el Uchiha frotó su clítoris en círculos con su dedo índice y anular.
—Dime quién es— le exigió al tiempo que azotaba su trasero con su mano libre, el color rojo no tardó en aparecer sobre la zona. Obito había visto el nombre del contacto, y de cierta manera le enfadaba que Hinata recibiera una llamada suya.
—Obito-sama, por fa-favor— le suplicó entre suspiros, no quería distraerse en eso cuando estaban tan ocupados en algo más importante.
—No seas desobediente, Hinata. ¿Quieres que te castigue?— de nuevo su mano impactó contra ella, fue dolorosamente dulce su contacto, Hinata no entendía porque le excitaba que lo hiciera.
—Es u-un a-amigo— entrecerró los ojos y mordió sus labios hasta el punto de dejarlos rojos, ¿Por qué no colgaba ya y le llamaba después?
—¿Qué amigo?— continuó torturando a la chica, incluso dejó de penetrarla para gran desilusión de Hinata.
—Na-naruto-kun— respondió rápidamente, pidiendo al cielo que su amigo dejara de intentar comunicarse con ella.
—Contéstale— le ordenó en voz alta, el Uchiha sujetaba su cintura para impedirle que se moviera demasiado.
—¿Qué?— Hinata giró su rostro, no podía ver claramente a Obito, pero estaba segura de que él sonreía.
—Es una orden, Hinata— Obito pasó su miembro por su entrada nuevamente, Hinata esperaba ansiosa que volvieran a su ejercicio de antes.
—Mmm... Obito-sama— al sentirlo dentro de ella, Hinata volvió a perder la razón por unos segundos. Amaba esa sensación que solamente Obito podía provocarle.
—Déjalo en altavoz— fue lo último que le pidió cuando se percató de que Hinata le obedecería. La ojiperla no vió un problema al responder su llamada, no tenía nada que esconderle a su novio. Y una parte de ella quería sentir el peligro al tener que ocultarse de alguien más.
—¡Hinata-chan!, Que bien que contestas— la voz alegre de Naruto se hizo presente, su amigo siempre tenía ese entusiasmo sin importar lo que sucediera.
—Hola, Naruto-kun... Ah— sus ojos se abrieron por completo, Obito comenzaba a moverse en su interior. Lo hacía despacio, así que no se oía el choque de sus cuerpos.
—¿Te encuentras bien?, Suenas agitada— desde el otro lado de la línea, Naruto tenía su celular en altavoz para poderlo escuchar con claridad. El rubio se encontraba junto a Sasuke en un lugar lleno de gente, y el ruido de todos hablando entre ellos le impedía concentrarse por completo en su llamada.
—S-sí, mmm, salí a co-correr al par-parque. En realidad, to-todavía es-estoy haciendo e-ejercicio— la ojiperla cubrió su boca al terminar de hablar, retener sus gemidos era más difícil de lo que pensó. Ahora sabía que sintió Obito cuando tuvieron uno de sus encuentros en su oficina, aquel en que su abuelo interrumpió.
—Oh, lo siento, llamé en un mal momento— Sasuke le insistía que terminara la llamada con varias señas de mano. Naruto no entendía porque se lo pedía.
—N-no te preocupes, ¡Ah!— se sonrojó fuertemente, al final no logró evitar ese gemido que escapó de su boca —Pa-para, por favor— su voz era una súplica, no resistía más tiempo. ¿Y si Naruto descubría lo que sucedía en realidad?, El juego se estaba volviendo más peligroso.
—¿Cómo hacerlo?, Eres tú quien no deja de mover sus caderas, ojos de ángel— habló divertido por lo que ocurría con ambos, aunque también disminuyó su volumen, realmente no quería delatar a su novia. Solamente le parecía entretenida su pequeño juego.
—¿Hinata-chan?, ¿Sigues ahí?, No se escucha muy bien tu voz— Naruto la trajo de regreso a la realidad, Hinata no encontraba la manera de cortar esa llamada.
—Lo sien-siento— se disculpó, apartando el celular de su boca nos segundos para impedir que su amigo escuché otro de esos ruidos vergonzosos —¿Qué sucede?
—Estoy con Sasuke ahora, compramos entradas en internet para ver una película que se estrena hoy. Son de esas sobre zombis que les gustan a Sakura-chan y a ti— su amigo habló muy rápido, parecía muy entusiasmado con lo que decía, empero, Hinata no conseguía concentrarse en él. Obito la penetraba despacio, con suma delicadeza y sin dejar de atender uno de sus puntos más sensibles.
—¿Sí?
—Bueno, nos iremos a formar para las palomitas porque la fila es muy larga... Quería saber si te gustaría venir, puedes invitar a Sakura-chan también— Sasuke miraba a Naruto y sentía esa necesidad de golpear su cabeza contra la pared. No, mejor tomaría a su tonto amigo y golpearía su cabeza contra el primer muro que encuentre.
—N-no creo que pueda...— ver la cara de desilusión de Naruto provocó que Sasuke rodara los ojos con fastidio.
—La película empieza en una hora y media, tienen tiempo para...
—Estoy o-ocupada, Na-naruto-kun. Es-estamos haciendo el pro-proyecto de Kakashi-sensei, ¿Podríamos de-dejarlo para des-después?— Naruto comprendió que no tendría caso insistirle a su amiga, ella no cambiaría de opinión. Si quisiera ir con ellos, habría aceptado desde el principio.
—Está bien, no hay problema. Suerte con tu proyecto— Naruto miró en dirección a su amigo, el Uchiha negaba en silencio ante lo ingenuo que llegaba a ser.
—A-adiós— Hinata terminó la llamada y dejó caer su celular al sofá, esperó paciente a que Naruto decidiera acabar la conversación, ahora podría entregarse por completo a su encuentro con Obito Uchiha.
—Me estaba mintiendo— Naruto y Sasuke estaban sentados a unas de las mesas que había en un espacio del cine donde vendían cafés y otros postres, decidieron esperar ahí mientras llamaban a Hinata. El rubio se notaba un poco triste al no ver cumplido su objetivo, tener una cita con su amiga.
—¿Por qué lo dices, genio?— soltó con ironía su mejor amigo, Naruto no comprendió que en realidad se estaba burlando de él.
—Primero dijo que estaba corriendo, después que hacía su proyecto— resultaba muy obvio que Hinata mentía, sólo que no entendía por qué lo hacía.
—Bueno, si el proyecto era sobre anatomía humana, seguro Hyūga obtiene un cien— Sasuke admitía sólo para sí mismo que su compañera tenía linda figura, e imaginaba que probablemente esa era la razón del porqué tanto Obito como Naruto estaban perdidamente enamorados de ella.
—¿Qué quieres decir?— Naruto prestó más atención a Sasuke, tenía esa mirada que aparecía cuando creía saberlo todo, cosa que sucedía muy seguido.
—¿No es muy obvio?— ante el silencio de Naruto, Sasuke decidió por fin revelar la verdad. No le importaba si Naruto salía lastimado, alguien debía hacerlo entrar en razón —Mi primo se estaba follando a la Hyūga.
—Oye, no hables de esa forma. Respeta a Hinata-chan— Naruto golpeó la mesa con fuerza, causando que su celular diera un salto y que otros clientes se giraran a verlos.
—Yo la respeto, claro. Obito no tanto— continuó burlándose de Naruto porque le parecía divertido, no sabía si era muy tonto por no creer lo obvio o solamente fingía que no era verdad.
—Es suficiente, Sasuke— le advirtió con molestia, detestaba la sonrisa en el rostro de Sasuke y las insinuaciones sobre Hinata. Su amiga era muy inocente, no estaría con cualquier hombre.
—Abre los ojos, ella está con otro— Sasuke dejó de lado la burla para hablar con más seriedad, Naruto necesitaba entender la realidad. Su oportunidad había pasado, ahora sólo debía esperar a que Obito rompiera el corazón de Hinata para tener el camino libre otra vez. Porque Sasuke estaba seguro que la aventura de su primo con su compañera no duraría demasiado.
—No es verdad— el Uzumaki apretó sus manos con fuerza, no le tomó importancia al hecho de que se estaba lastimando.
—Naruto...
—Me iré a formar para las palomitas, intenta invitar ahora a Sakura-chan— Naruto se levantó de la mesa y no esperó una respuesta de su amigo, no seguiría teniendo esa conversación.
En el departamento de Hinata, la situación no había cambiado demasiado, Obito continuaba dándole placer de una manera que a ella le encantaba.
—E-eso fue cruel, O-obito-sama...— lo acusó, aunque realmente no se encontraba molesta.
—¿Por qué?, A mí me gustó verte tratando de no gemir mi nombre— le respondió el divertido, a Hinata no le quedaba el papel de víctima justo ahora. Pudo haberse apartado de él, y sin embargo seguía buscando su contacto.
—¡Ah!, E-es demasiado, yo...
—Hinata...
—Obito-sama, Onegai— la joven sentía que ya no resistiría más tiempo, necesitaba que Obito no se detuviera de nuevo.
—¿Qué quieres, ojos de ángel?— le invitó a continuar con entusiasmo, fue en ese momento que su mano volvió a marcarse en su piel.
—Más fuerte, Obito-sama— gimió extasiada.
Obito alcanzó su orgasmo primero, derramando su esencia dentro de ella, el Uchiha se esforzó por no detenerse, quería que ella también obtuviera una gran liberación. El clímax invadió a Hinata unos minutos después, fue tan intenso que ella pareció olvidar dónde se encontraba, la habían dejado sin aliento.
Fue difícil retomar la compostura después de eso, Obito le había colocado su camiseta y la tomó en brazos para llevarla al sofá. Ambos se sentaron, y Hinata no tardó en recargarse contra él. Así era como ambos trataban de recuperarse.
—Estoy cansada, pero me siento más aliviada— murmuró la Hyūga al mismo tiempo que recargaba su rostro sobre el hombro de su novio, le gustaba llevar su camiseta puesta, conservaba ese aroma a menta que tanto adoraba.
—Es un placer ayudarte a aliviar el estrés, ojos de ángel— jugó un poco con ella, el color rojo rápidamente se apoderó de las mejillas de Hinata. Obito permaneció a su lado, rodeándola con su brazo derecho.
—Gracias por ayudarme con mi tarea, avanzamos demasiado— la ojiperla optó por cambiar de tema, si continuaban hablando en doble sentido, no resistiría a volver a buscar un contacto más íntimo con Obito.
—Mañana podemos seguir avanzando en lo que te falta— le propuso Obito tranquilo, se encontraba tan relajado que incluso cerró sus ojos para solamente disfrutar de la compañía de Hinata. Le encantaba conversar con ella, le traía paz.
—O podemos ordenar la cena y continuar con mi tarea— Hinata frotó su barbilla y se movió un poco para poder ver a Obito a los ojos. El Uchiha estaba tan calmado que parecía estar dormido.
—Sí, también es una buena idea. ¿Quieres desvelarte hasta terminar?— le preguntó Obito sonriendo, ayudar a Hinata le recordaba sus tiempos en la universidad. El Uchiha abrió sus ojos, las perlas de su novia le veían con entusiasmo.
—¡Hagámoslo!— soltó un pequeño grito y juntó sus manos, estaba muy contenta, con suerte podría terminar su proyecto esa misma noche.
—¿Qué te gustaría para la cena?— Obito se movió un poco para buscar su celular y después se acomodó nuevamente a lado de Hinata. Desbloqueó la pantalla y se propuso buscar comida a domicilio en una aplicación, lo que preparó en la tarde no fue demasiado, así que no creía que ambos completarían para la cena. Le parecía más factible ordenar algo y calentar después lo que quedó de los fideos.
—¿Tofu salteado?— la azabache permanecía un poco inclinada hacia Obito, buscaba ver junto a él los platillos que ofrecían en los diferentes restaurantes.
—Marinado— los dos hablaron al mismo tiempo al ver entre las opciones que incluían tofu, un pequeño detalle que inevitablemente les hizo reír.
—Lo buscaré en la aplicación— Hinata tomó el celular de Obito cuando él asintió, antes de ordenar debía comparar los precios con otros restaurantes, era algo que siempre hacía.
—Paga con mi tarjeta— le sugirió Obito, que había tomado su billetera de la mesa y ahora buscaba una de sus tarjetas, la misma que le prestó a Hinata por la mañana.
—Está bien— aceptó ella sin agregar más.
—Antes de que lo olvide, tenía un regalo guardado para ti en mi maleta— Hinata terminó de confirmar la orden, después de eso, rápidamente se giró a verlo —Espero te guste.
—¿Cómo lo escondiste?, No lo miré cuando busqué tu ropa — por la mañana, Hinata había buscado en su maleta algún cambio para que él se vistiera, en ningún momento se percató de algún objeto fuera de lo normal.
—No estaba en esta maleta, lo llevaba en la primera, con la que llegué de mi viaje— le explicó pacientemente, mirando las reacciones de Hinata, que se miraba muy tierna con su celo fruncido.
—Ah, ya entiendo. ¿Lo dejaste en el departamento antes de que fueras a tu casa?— el Uchiha asintió y se levantó de su asiento, Hinata lo seguía con la mirada. Obito se había trasladado a una de las habitaciones, regresando con dos cajas no demasiado grandes.
—Sí, debí cuidar que no lo notes— cuando volvió a su sitio, Obito besó su frente antes de darle el regalo. Quería mantenerla en suspenso unos segundos más.
—Funcionó, eres bueno en esto— la joven se removía inquieta, se notaba que le emocionaba la idea de abrir un regalo. A Obito le causaba ternura ver que no perdía del todo su inocencia —¿Y qué es?— insistió en saber, su novio no decía nada respecto al contenido de las cajas, lo que le causaba mucha intriga. ¿Sería otro collar?
—Como sabes tenemos inversiones en diferentes áreas, en una de ellas, uno de mis grupos de trabajo ha creado un nuevo modelo de celular— Hinata asintió, sabía de los negocios de Obito por ser su asistente, también porque él solía contarle todo lo que creía importante —Me han dado algunos de sus primeros modelos, por ahora están en fase de pruebas. Quieren asegurar que no tenga fallas antes de ponerlo a la venta— Hinata tomó la caja que Obito le ofrecía, pensó que el celular en la otra caja sería para él, o que probablemente se trataba de un regalo diferente.
—¿Es el modelo del señor Yamanaka?— al abrir la caja y ver el celular que guardaba en su interior, Hinata quedó impresionada. Era un modelo en color negro, con una pantalla grande y distintas cámaras que no podría imaginar para que funcionaban.
—Lo es, y te regalaré dos de los modelos— al terminar su frase, Obito le hizo entrega de la segunda caja. Hinata también la abrió, el contenido era el mismo, solamente que el modelo de celular tenía un color diferente.
—¿Por qué dos?— indagó confundida, ella no necesitaba de dos celulares, no tenía sentido.
—Uno para tu hermana, otro para ti— Obito colocó sus manos sobre las de su novia, ella miró su conexión y después dirigió sus bonitos ojos perla hacia él.
—¿En serio?, ¿Pensaste en Hanabi también?— Hinata sintió su corazón más cálido, era como esas ocasiones en que Obito la besaba o le decía palabras bonitas. Le gustaba el hecho de que su novio mostraba interés en llevar una buena relación con su hermana, siempre la escuchaba cuando hablaba de ella y no perdía oportunidad de enviarle un regalo si le era posible.
—Creí que le haría bien a tu hermana, me comentaste que estaba un poco triste— Hinata continuó viendo ambas cajas que contenían el celular, anteriormente habló con Obito sobre su hermana, le contó un poco sobre su estado emocional pero sin llegar a darle todos los detalles. Le agradaba saber que Obito la escuchaba y buscaba la manera de apoyarla.
—Hanabi quería estar sola un tiempo, sucedió algo con ella que no te he contado— la sonrisa de su novia desapareció al instante, por lo que Obito comprendió que no tenía buenas noticias.
—¿Qué es?— el Uchiha dejó la cajas de regalo en la mesita de la sala, tomó ambas manos de Hinata como una forma de transmitirle su apoyo.
—En la fundación nos dijeron que podían intentar un nuevo tratamiento con ella, tenía una buena posibilidad de funcionar— no sabía bien de qué manera abordar el tema, confiaba en Obito pero tampoco se sentía bien al contar lo que sucedía a su hermana. Tal vez ella no quería que otros se enteren de sus problemas, pero Hinata no encontraba a quién más pedir un consejo para aumentar el ánimo de Hanabi.
—¿Y está funcionando?— creía entender el rumbo de la conversación, pero prefirió esperar a que Hinata termine su explicación antes de dar su opinión.
—Sí, está funcionando... Pero, Hanabi ha perdido su cabello— la Hyūga desvió su mirada, estaba triste por su hermana, y con Obito era la única persona que podía mostrar sus verdaderos sentimientos. Frente a Hanabi y su familia debía fingir fortaleza, demostrar que todo estaría bien. Aunque la verdad es que Hinata no encontraba como ayudarle y estaba lejos de sentirse fuerte, no soportaba ver a Hanabi triste.
—Lo siento, Hinata— murmuró apenado, no imaginaba como debía sentirse su hermana, o Hinata y su familia al verla tan decaída.
—Le he tejido un gorro, lo usa, aunque sé que no le gusta— Hinata limpió las pequeñas gotas de agua que se acumulaban en sus ojos y le impedían ver con claridad. Sabía bien cuando Hanabi fingía o le mentía, a su hermana no le gustaba tener que usar el gorro que le hizo, porque representaba un recordatorio de que su cabello se había perdido —Pensé que estar con ella le haría sentir mejor, pero siempre me pide estar sola. Es por eso también que acepté estar aquí contigo, tal vez tener su privacidad un momento le ayude— Hanabi insistía en estar sola, y lo entendía, su hermana menor detestaba que la vieran mostrándose débil, y la tristeza es algo que Hanabi consideraba cómo una de esas debilidades.
—¿Y si intento conseguirle una peluca?, Podría ser una de las que hacen con donaciones de cabello— en ciertas ocasiones escuchó que Rin quería llevar ese servicio a los niños de la fundación, aunque por el momento no le era posible proporcionarlo a todos los niños que les hacía falta. Probablemente sería buena idea buscar la manera de conseguir por fuera ese tipo de ayuda.
—¿Donar cabello?— repitió sus palabras, no había pensado antes en esa opción. Probablemente estaba tan ocupada pensando en cómo animarla que no imaginó que podría recuperar lo que a Hanabi le hacía falta.
—Sí, probablemente eso la animaría. Tener su cabello de nuevo— Hinata sintió que la esperanza volvía a su corazón, Obito tenía razón, tener de vuelta su cabello es lo que haría a Hanabi sonreír otra vez.
—¿Crees que yo podría donarle mi cabello?— la ojiperla tocó su cabello desde las puntas, tenía un buen tamaño aunque no estaba segura de sí sería el suficiente. Esperaba que lo fuera, por Hanabi haría lo necesario.
—Claro, solamente buscaré algún sitio donde corten, reciban el cabello y elaboren las pelucas— Hinata asintió emocionada, pensar en que Hanabi estaría mejor le daba felicidad.
—Gracias, Obito-kun. Gracias por apoyarme— no tardó en abrazarlo, Obito le había devuelto la esperanza. Ella también se pondría a investigar en internet un sitio donde realizar lo necesario para el nuevo cabello de Hanabi.
—Lo que necesites para tu familia puedes decirme, Hinata. Yo te ayudaré en todo— el Uchiha acarició las mejillas de si novia, ella asintió mientras lo veía sonreír. Hinata creía en sus palabras, estaba segura de haber encontrado en Obito una persona que la apoyaría siempre.
—Este celular también la animará, le gusta grabar películas caseras— Hinata se recargó sobre el hombro de su acompañante, observando las cajas que contenían los celulares, estaban en la mesita de la sala.
—Entonces este modelo le servirá, tiene una excelente resolución. Aunque si lo prefieres, puedo comprarle una cámara profesional— Hinata se apartó un poco al escucharlo, Obito tomó su mano con la intención de no permitirle alejarse demasiado.
—No, no puedo pedirte tanto— murmuró con la mirada hacia bajo, no se atrevía a mirarlo directamente a los ojos. Le gustaba que ofreciera su ayuda, empero, tampoco buscaba utilizarlo para su beneficio.
—No es demasiado, lo que funcione para alegrar a tu hermana puedo conseguirlo— insistió él al notarla incómoda, quería hacerle ver qué no le molestaba perder dinero si era con el propósito de ayudarla. Si se trataba de ella, para Obito no significaba una perdida.
—Obito-kun, no quiero que pienses que me aprovecho de ti— Hinata seguía sin verlo, por lo que Obito optó por levantar su mentón con su mano derecha.
—No lo pienso, Hinata— le aseguró sin ningún tipo de dudas, Hinata todavía se resistía a creerle.
—Pero...
—Toma— la interrumpió, de su cartera sacó una de sus tarjetas e insistió en entregársela. Hinata no la tomó, estaba intentando comprender porque su novio hacía eso.
—¿Tu tarjeta?— susurró más para sí misma que para Obito.
—Quédate con ella, no dudes en usarla para lo que tu hermana y tú necesiten— sabía que el tratamiento de Hanabi estaba cubierto por completo gracias a la fundación que mantenía su familia, pero también tenía conocimiento de que la hermana menor de Hinata no solamente necesitan de ello. Probablemente le gustaría comprar algunas cosas para sí misma, en fin, todos esos regalos que los adolescentes esperaban.
—No puedo aceptarlo, Obito-kun. Además, está a tu nombre, no podría usarla sin que piensen que la he robado— Hinata se negó a aceptar su oferta, empujando suavemente su mano con que sostenía la tarjeta. La Hyūga no quería que su relación se transformara en una serie de intercambios dónde sólo ella ganaba.
—Es cierto— reconoció Obito después de unos minutos, a Hinata le pedirían identificación siempre que necesite usar la tarjeta. Obviamente no era su mejor plan —Entonces abriré una cuenta a tu nombre, te darán una tarjeta única para ti— pensó que sería una mejor idea, aunque Hinata seguía sin mostrar el entusiasmo de hace poco.
—No necesito de tu dinero, Obito-kun. No quiero involucrarte con los problemas económicos de mi familia— la joven hizo que Obito guarde su tarjeta nuevamente, no le gustaba la idea de robar a dinero. Porque Hinata sentía que eso es lo que sucedía.
—Hinata, las relaciones también se basan en la confianza. Si te es factible tener la posibilidad de ayudarme, ¿Lo harías?— ella lo observó en silencio, no tenía que pensarlo demasiado, no dudaría en ayudar a Obito de la misma manera en que él lo hacía con ella.
—Sí, lo haría— respondió de inmediato, haciendo sonreír al Uchiha por su sinceridad.
—Es lo que yo estoy haciendo, quiero apoyarte. Después de todo, ¿No prometiste quererme para toda la vida?— Hinata asintió repetidamente, nunca ibas retirar su promesa. Quería demasiado a Obito, no lo dejaría ir tan fácilmente —Significa que estaremos juntos, y es correcto que ayude a la mujer de la que estoy enamorado— se acercó para depositar un suave beso en sus labios, Hinata correspondió feliz a su contacto.
—¿A ti te gustaría ser mi esposo?— la pregunta lo tomó por sorpresa, pero no hizo desaparecer su sonrisa, al contrario, se volvió más grande.
—Me encantaría— confesó Obito sin apartar sus ojos de la mirada llena de ilusión de Hinata. Le parecía muy tierna con ambas mejillas ruborizadas y sus perlas abiertas de par en par.
—Yo también lo quiero, me gustaría unir mi vida contigo— se abrazó a Obito rápidamente, le encantaba sentir su calor y los latidos acelerados de su corazón.
—Permíteme cuidar de tu familia— Obito pasó sus dedos por el cabello de su novia, ella parecía más tranquila que al comienzo, cuando inició a hablar de su hermana menor.
—Solamente promete que lo vas a consultar primero conmigo— le pidió antes de perderse en sus caricias, estar con Obito le ayudaba a relajarse.
—Lo prometo— besó la coronilla de su cabeza como una manera de sellar su promesa.
—Gracias, Obito-kun.
Naruto y Sasuke se encontraban en la habitación del Uchiha, ambos trabajaban en la tarea que su maestro Kakashi les había asignado. El rubio tenía su vista puesta en el ordenador, no paraba de trazar líneas con ayuda del mouse para terminar el diseño en el que trabajaba. De pronto, su celular se iluminó mostrando una nueva notificación, no quiso verlo por temor a desconcentrarse, sin embargo, su curiosidad fue más fuerte.
Entre sus notificaciones aparecía una que no miró antes, su amiga Hinata había subido una imagen después de mucho tiempo. Sonrió sin ser plenamente consciente de ello, estaba emocionado por ver la nueva fotografía de Hinata, tal vez podría guardarla en su celular. Su ilusión se rompió al abrir la aplicación y ver que no se trataba de una imagen de Hinata, sino de otra muy oscura dónde apenas se podía apreciar una silueta. El mensaje que acompañaba la publicación le dió una mala sensación, "Mi novio es el más lindo", fue la frase que leyó antes de ir a las historias de su mejor amiga. Había más fotos de dónde no se apreciaba correctamente a su competencia, todas con más mensajes de Hinata presumiendo su felicidad.
—¿Es tu primo?— Naruto llamó la atención de Sasuke mostrándole su celular, Sasuke observó la pantalla unos segundos y después volvió su vista hacia su laptop.
—No se aprecia demasiado bien por el reflejo de la luz, pero imagino que lo es— le respondió sin demasiado interés, detestaba ver a Naruto desconcentrarse por una tontería.
—Hinata-chan subió esta foto, incluso algunas a sus historias. Parece que él la ha ayudado con su tarea— Sasuke suspiró profundamente antes de ver nuevamente a su amigo, el cual estaba perdido en la pantalla de su móvil. Parece que eso no terminaría pronto como le gustaría.
—Bien por la Hyūga. Ahora nosotros debemos concentrarnos en nuestro propio proyecto— el Uchiha insistió con un toque de fastidio, señalando su ordenador para enfatizar sus palabras. Estaba demasiado presionando con esa entrega como para todavía lidiar con su amigo.
—Ella escribió en su publicación, se refería a tu primo como su novio— Naruto continuó hablando, sin notar que Sasuke estaba llegando al límite de su paciencia, y probablemente no reaccionaría bien después de eso.
—Naruto, olvida el asunto— pidió Sasuke una vez más, de verdad quería dedicarse a su diseño ahora que tenía tanta inspiración. Naruto podía hablar de su amor por Hinata otro día.
—No puedo, se supone que ella me ha amado por mucho tiempo. ¿Por qué me olvida tan fácilmente?— el Uzumaki bloqueó su celular y lo dejó caer de mala manera sobre la mesa, maldecía el día en que Hinata se cruzó con el primo de Sasuke, ahora ella parecía tener ojos solamente para él. Naruto odiaba esa situación, amaba a Hinata y le dolía perderla.
—Escucha, alguien tiene que ser duro contigo, y seré yo— Sasuke cerró su laptop, de pronto su buen humor se había esfumado. Era como un vaso en que servían agua hasta derramarse, Sasuke Uchiha terminó con sus intentos de no ser agresivo con su amigo —Si sabías que te amaba desde hace tiempo, ¿Por qué no le correspondiste?— preguntó al fin, Naruto se pudo evitar muchos problemas si le confesaba a Hinata sus sentimientos antes de la llegada de Obito.
—Yo sólo...
—Ella no cree en tus supuestos sentimientos, si lo hiciera, habría dejado a Obito desde el primer instante en que le confesaste tu amor— le recalcó lo obvio, esperando que Naruto fuera lo suficientemente inteligente para entenderlo. Esa batalla la había perdido, Hinata no iría a sus brazos a menos que su relación con Obito se termine.
—¿Y qué se supone que haré ahora?— exclamó él rubio exaltado, le irritaba ese tono que Sasuke siempre usaba con él. Lo trataba como si fuera un idiota, creyéndose la persona que todo lo sabía.
—Dejarla en paz. Si continúas fingiendo ser el amigo celoso, solamente conseguirás que ella termine con su amistad— si se ponía de lado de su compañera, Sasuke habría terminado su amistad con Naruto al ver que representaba una amenaza a su relación. No tanto porque Obito era una persona muy posesiva, sino porque Naruto no entendía cuando rendirse. Insistía en un noviazgo con Hinata cuando ella solamente podía ofrecer su amistad.
—Yo no estoy fingiendo, Sasuke. Estoy enamorado de Hinata— Naruto apretó sus manos con impotencia, no entendía porque ni siquiera Sasuke le creía. Estaba enamorado de Hinata, sólo cometió el error de no notarlo a tiempo.
—¿Ah, sí?, Buena suerte haciendo que ella lo crea— le dijo Sasuke para luego abrir su laptop y seguir con su trabajo, daba por terminada esa ridícula discusión.
Naruto se levantó de su asiento, requería un poco de aire para olvidar el mal momento que pasó. No podía rendirse tan pronto, debía pensar en una nueva estrategia que funcione para conseguir el amor de Hinata Hyūga.
Eran las doce, por la madrugada, cuando Obito y Hinata recogían todo lo que usaron para realizar el proyecto de la ojiperla. Lograron terminar todo según lo planeado, ya sólo hacía falta que Hinata se reuniera con sus amigas, y juntas le darían los últimos detalles a su presentación. La Hyūga se encontraba muy feliz, estaba segura de que obtendría una buena nota gracias al esfuerzo que sus amigas y ellas realizaron, también agradecía la ayuda de Obito, fue desa forma que finalizó todo más temprano de lo que imaginó al principio.
Cuando ya llevaba su laptop a su habitación, su celular vibró dentro del bolsillo de su suéter. Hinata decidió deja su computadora sobre la cama y revisar sus notificaciones. Desbloqueó de inmediato el celular al ver que se trataba de Neji, no le gustaría hacerlo esperar.
Hinata-sama, ¿En dónde se encuentra?
En casa de Ino-chan.
¿Por qué ha subido una foto de un hombre?, ¿No está en donde dijo que estaría?
Hinata se dejó caer a la cama, junto a su laptop, debía pensar rápidamente en alguna excusa muy buena.
No se trata de eso, Neji-niisan. Ino-chan me permitió invitar a mi novio, él nos está ayudando con nuestro proyecto.
¿Desde cuándo tiene novio?
Hace poco.
No es como si estuviera mintiendo, no había pensado mucho tiempo desde que Obito y ella hicieron oficial su relación. Antes salían y tenían algo informal, ahora podía decir que Obito era su novio.
Necesito conocerlo.
No, lo terminarás espantando.
Por supuesto que no.
Así dijiste cuando salía con Shikamaru-kun, te faltó poco para amenazarlo de muerte.
Le dió escalofríos sólo de recordarlo. Neji siempre ahuyentaba a sus pretendientes, no se arriesgaría a qué con Obito ocurra algo similar. Aunque confíaba en que su novio no se dejaría intimidar, lo mejor sería mantenerse en secreto de su familia hasta que Obito consiga su divorcio.
No es verdad.
Lo es. Por ahora no te lo presentaré, no quiero que lo intimides.
¿Mi papá lo sabe?
Solamente Hanabi.
Cuándo salga con él a una cita, debe avisarnos. Es mi única condición por ahora.
La ojiperla sonrió, técnicamente estaba obteniendo la autorización de su primo. Un objetivo que creyó imposible.
Gracias, Neji-niisan.
También tiene estrictamente prohibido estar sola con él en su casa.
Está bien.
Mentir no le agradaba, pero eso era mejor a contar la verdad de su relación con Obito.
No se desvele demasiado.
No lo haré, hasta mañana.
Adiós.
Hinata, Ino, Sakura, Temari y Tenten se encontraban reunidas en la habitación de Ino por petición de la chica rubia de coletas, todas esperaban pacientemente la gran revelación que Temari había prometido. La menor de ellas, Hinata Hyūga, frotaba sus ojos y bostezaba seguido. Estaba muy cansada por haber dormido tarde, aunque no sé arrepentía de haber permanecido despierta jugando un poco con su novio. Sin duda le encantó morder su cuello hasta dejarle una gran marca roja, y los suspiros que le robaba eran una dulce melodía para sus oídos.
Por la mañana, recibió un mensaje de sus amigas, Temari citaba a una reunión de emergencia desde muy temprano. Obito se había ofrecido a llevarla después de que ambos desayunaron pan tostado con mermelada y un vaso de leche. Hinata se sintió feliz al percatarse de que Obito llevó consigo el frasco de mermelada que le regaló, cuando le preguntó sobre el, su novio le confesó que lo quería para ese fin de semana que pasarían juntos.
—¿Y bien?, ¿Cuál es el gran lío?— la voz de Tenten se escuchó por toda la habitación de Ino, la castaña había decidido romper el silencio, evitando también que Hinata siguiera perdida en sí misma.
—Debo confesarles algo— Temari se mostró nerviosa, algo poco usual en ella. Ino rápidamente entendió que no tenía buenas noticias.
—Ya dilo, Temari-senpai. Me pones nerviosa— Sakura decidió intervenir en la conversación en vista de que Temari seguía guardando silencio, y que nadie más decía una palabra.
—Hice una apuesta con Toneri que las involucra a ustedes también— la rubia apartó la vista unos segundos, se había sentido tan confiada que ni siquiera pensó en la posibilidad de que podía perder. Lamentablemente Toneri resultó ser más astuto.
—¿Hiciste qué?— Tenten se levantó de su asiento, molesta porque su amiga apostó con ellas sin decirlo. Sakura debió tratar de tranquilizarla.
—Si es algo vergonzoso, juro que voy a tomar tu cabeza y...— Ino también estaba a poco de saltar sobre Temari, Hinata fue lo suficientemente rápida como para sostener a Ino antes de que iniciara una pelea.
—Tranquila, Ino-chan. No debemos apresurarnos— Hinata abrazó a su mejor amiga y la regresó a su asiento, le daba pequeña palmaditas en los hombros y le pedía paciencia.
—No es nada grave. La apuesta tiene que ver con nuestras calificaciones, si yo obtenía una mejor nota en un examen que Toneri, ganaba— Temari retomó la palabra, primero quería explicar la situación antes de dar las malas noticias. Lo había retrasado todo lo posible, sin embargo, ya no podía seguir de esa manera.
—¿Y qué ganas exactamente?— Tenten imaginó que debía ser algo muy bueno, de otra forma, Temari no habría aceptado una propuesta de Toneri.
—Los chicos se vestían de porristas e irían a animarnos en nuestro próximo partido de voleibol— respondió la rubia de inmediato, las expresiones de sus amigas fueron muy diferentes. Parecía que intentaban descifrar porque eso era tan importante.
—Eso no es la gran cosa— se quejó Sakura, siendo apoyada por Ino y Tenten. Hinata prefería esperar a que Temari diera todos los detalles.
—Me refiero a que usarían falda— continuó Temari con un gran sonrisa, de verdad pagaría por ver a su amigo haciendo el ridículo de esa forma.
—¿Toneri usando mini falda?, Eso es algo que si quisiera ver— Ino comenzó a reír solamente de imaginarlo. Toneri tenía un buen atractivo, siempre presumía de sus grandes proezas. Como obtener el cinturón negro en artes marciales o ganar el torneo de basquetbol el semestre anterior. Vestirse de porrista seguro dañaría su orgullo.
—¿Y si perdías?— Hinata no quiso hacer esa pregunta, presentía que no podrían ver a Toneri y sus amigos usando faldas como les gustaría.
—Nosotras nos vestimos de porristas y animamos a los chicos en su próximo partido de basquetbol— Temari frotaba sus manos, observando sus propios movimientos con la intención de no ver a sus amigas. Sentía que todas estarían muy molestas al saber la verdad.
—Suerte que eres muy inteligente, Temari-senpai— Sakura suspiró aliviada, Temari era la mejor de su clase, no dudaba en que podía triunfar.
—En realidad, perdí por una décima— confesó Temari avergonzada, incluso había cerrado sus ojos para no mirar las reacciones de sus amigas.
—¿¡Qué!?— Ino saltó de nuevo en su lugar, en esta ocasión, fue Tenten quien la tomó para evitar un enfrentamiento entre ambas chicas.
—Pe-pero, eso quiere decir...— Hinata cubrió su rostro, no le gustaba mucho tener que usar un traje de porrista. Aunque lo haría por ayudar a una amiga, a después podría enojarse con Temari por apostar con ella sin preguntarles si querían hacerlo o no.
—Debiste consultarnos antes— Tenten cruzó sus brazos, resultaba muy obvio que se encontraba molesta. Temari y ella eran muy unidas, no comprendía porque le ocultó esa apuesta.
—Lo siento, me emocioné demasiado y olvidé lo demás— admitió Temari sin atreverse a verlas, esperar su reacción es más difícil de lo que imaginó.
—El partido de basquetbol es esta tarde— Sakura les recordó lo que todas con excepción de Temari estaban pasando por alto. Ino debía esforzarse por controlar el rencor que iba creciendo en ella.
—¿Debemos hacerlo hoy?— Hinata observó a su amiga Temari, no esperaba que debiera hacerlo tan pronto. Le habían arruinado sus planes con Obito para ese día, se supone que ambos tendrían un pequeño maratón de películas, comerían palomitas y refrescos. Ya tenían planeado ir a comprar dulces y más después de que termine la reunión con sus amigas.
—Sí, era el trato— Temari respondió a la joven Hyūga, que se notaba un poco triste al escucharla.
—¿Por qué lo dices hasta hoy?, No tendremos tiempo de escoger vestuario, música y crear una coreografía— Ino seguía molesta, la idea de dejar a Temari sola representaba una oferta muy tentadora. Sin embargo, recordaba lo mucho que Temari las ayudaba, y se animaba a mantener la compostura.
—El vestuario ya lo tengo preparado, la coreografía no tiene que ser la gran cosa. Algunos saltos y ya, Hinata y Tenten son las más flexibles de nosotras, ellas pueden crear algo rápido— opinó Temari, retomando la confianza que la caracterizaba. Realmente no debían hacer algo muy llamativo, sólo agitar los pompones y dar palabras de apoyo al equipo. Ese es el trato que tenía con Toneri.
—Podemos intentarlo— Tenten la apoyó, lo cual Temari agradeció con una gran sonrisa. Aparentemente, no todo estaba perdido.
—Nos debes una gran comida, Temari-senpai— Sakura terminó cediendo también, no perdería nada ayudando a una amiga, menos si se trataba de Temari, que siempre las apoyaba.
—Las llevaré a cenar al terminar— les propuso Temari más tranquila, se sentía bien ver qué sus amigas no la dejarían sola.
—¿Nos arreglamos todas en un mismo sitio?— indagó Hinata con interés, le parecía mejor estar con sus amigas al momento de prepararse. Así le podrían ayudar con su maquillaje y esas actividades en las que ella todavía no era muy buena.
—Es buena idea, así podemos irnos juntas a la universidad para el juego de basquetbol— Temari la apoyó, ella tampoco quería perder el tiempo con el maquillaje. Prefería recibir la asesoría de Ino, de todas, era la que mejor conocía sobre ese aspecto.
—Que sea en mi casa— Ino prefería que fuera en su casa, porque podría tener a la mano todo lo que necesitaba para prepararse adecuadamente.
—¿Y quién nos llevará a la universidad?— preguntó Tenten, le parecía buena idea que se fueran juntas en un sólo auto. Eso evitaba el gasto innecesario de gasolina, ya que todas irían al mismo sitio.
—Mi auto está averiado— se apresuró a decir Sakura, que desde hace una semana debía acostumbrarse a usar el transporte público o pedir favores a su amiga Ino.
—El mío me lo quitaron por un mes— Ino se lamentó el hecho de que su padre la castigó de esa forma. Desde la noche anterior, su padre confiscó sus llaves por no haber aprobado con una buena nota su examen de inglés.
—Yo no tengo licencia, menos un auto— Tenten fue sincera con sus amigas, por eso es que quería que estuvieran de acuerdo en irse juntas. Ella no contaba con un auto como otras de sus compañeras.
—Yo le presté el mío a mi hermano— Temari maldijo en voz baja, debió pensar mejor antes de permitirle a Gaara usar su auto. Justo ahora lo necesitaba tanto.
—Hinata puede llevarnos— Ino habló para sorpresa de todas, más de Hinata, que no entendía como podría ayudar con el transporte de sus amigas.
—¿Yo?, Pero tampoco tengo un auto— la ojiperla murmuró confundida, no tenía sentido lo que su mejor amiga decía. Ino sabía perfectamente que el único auto que tenían en su casa era el de su tío, que solía prestarlo a Neji, pero no a ella desde que descubrió que le gustaba correr en el ilegalmente.
—Tú no, pero tu novio si— su mejor amiga volvió a hablar, dejando un tanto nerviosa a Hinata. Ella no podía disponer de Obito como si fuera su chófer personal, primero necesitaba preguntarle si estaba de acuerdo.
—Pe-pero...
—¿Podrías intentarlo, Hinata-chan?, Si él no puede buscaremos alguien más— Sakura fue un poco más consciente de la situación de Hinata, a ella no le parecía correcto abusar de la amabilidad de su amiga.
—Te daremos algo a cambio, puedo hacer tus tareas— Temari tomó las manos de Hinata, intentaba convencerla a base de favores. Hacer los deberes de los alumnos que iban unos grados abajo de ella le resultaba muy sencillo.
—Si quiero algo a cambio, escoger una canción de nuestra coreografía— la ojiperla jugó un poco con sus dedos índices, chocando uno contra otro. Una idea había surgido dentro de su mente, si Obito las llevaba a su presentación, también podría quedarse a verla.
—¿Sólo eso?— Temari se mostró confundida, imaginó que Hinata usaría ese momento para tomar algo mucho mejor que escoger música. Suponía que su amiga si era demasiado inocente después de todo, otra persona habría aprovechado la situación para obtener una buena recompensa.
—¡Sí!— Hinata asintió más de dos veces, estaba emocionada de sólo imaginar cuales serían las reacciones de su novio. ¿Estaría sorprendido y feliz?
—¿Por qué?— preguntó Sakura, Hinata había dejado pasar la oportunidad de que Temari hiciera algo con más valor para ella. Debía ser muy despistada para desperdiciar la primera propuesta de Temari.
—Invitaré a mi novio al partido de basquetbol, para que me vea— susurró mientras una pequeña sonrisa se dibujaba en su rostro. Su plan funcionaría, estaba segura de ello, sería una recompensa para Obito por haber cancelado sus planes originales.
—Oh, ya sé lo que estás pensando. Me agrada, y lo apruebo— Ino abrazó a Hinata con entusiasmo, se volvía evidente lo que su mejor amiga tramaba. Probablemente sólo Ino podía comprenderlo, al ser la que conocía muy bien a Hinata.
—El partido es a las siete, por la noche, debemos aprovechar la mañana para prepararnos— les dijo Tenten con la intención de desviar la atención de Hinata, que ya se mostraba nerviosa por obtener todas las miradas de las demás. Hinata no resistía ser el centro de la conversación por mucho tiempo, y ahora sus mejillas rojas la estaban delatando.
—¡Hai!— respondieron sus amigas al mismo tiempo, casi como si estuvieran en sincronización.
Ino tenía a sus amigas en una fila frente a ella, iba pasando de una a otra, revisando su maquillaje, su peinado y terminando de acomodar sus vestuarios, quitando cualquier arruga que se hubiera formado. La joven Yamanaka se consideraba a sí misma muy perfeccionista cuando se trataba de ayudar en la apariencia de otros, le gustaba cuidar todos los detalles, desde el color de labial que aplicaba hasta que ningún cabello estuviera fuera de lugar. La única que logró escapar de último momento a su revisión fue Hinata, que se mantenía un poco apartada, hablando en una llamada de su celular. Ino la observaba desde la distancia, debía asegurarse de que Hinata tenía todo en orden.
Pasaron algunos minutos para que la joven Hyūga terminara su conversación con Obito y regresara con sus amigas, Ino la revisó rápidamente antes de permitirle unirse ellas, comprobando que todo en ella estaba en perfecto estado. Las chicas rompieron la formación a la que se encontraban sometidas por Ino, caminando algunos pasos para acercarse a Hinata. Solamente esperaban a qué el novio de su amiga llegue por ellas.
—¿Ya está por llegar?— Ino miró directamente a su mejor amiga, Hinata intentaba guardar su celular ajustándolo entre su abdomen y el elástico de su falda.
—Sí, dice que le faltan cinco minutos— les informó Hinata feliz, estaban a buen tiempo, podrían llegar mucho antes de la hora que tenían prevista. Temari le agradeció con un fuerte abrazo.
—Lamento tener que molestar a tu novio, Hinata-chan. Debería ser yo quien las lleve— le dijo Temari, se sentía mal por aprovecharse de su amiga que era tan amable. A simple vista parecía que no se hacía responsable de sus fallas.
—No importa, él iría a la escuela a verme o me llevaría. Le quedaba de pasada, y él no está molesto por esto— Hinata la consoló dando ligeras palmaditas a su espalda, Obito no se encontraba molesto por ayudar a sus amigas, así que no existía ningún problema.
—¿Cuánto llevas saliendo con él?— Tenten se unió a la conversación, evitando que Temari se siguiera lamentando por lo sucedido.
—Creo que en un mes será un año de conocernos, pero de ser mi novio es menos tiempo— la ojiperla frotó su mentón mientras entrecerraba los ojos, ahora que lo recordaba mejor, era cierto que se cumpliría un año de conocer a Obito.
—Vaya, realmente no creí que ya había pasado tanto tiempo— la pelirrosa susurró mirando hacia el suelo, el tiempo pasaba tan rápido y ella todavía no conseguía solucionar sus propios problemas. Recordaba bien cómo fue que Hinata y su novio la ayudaron en la peor noche de su vida.
—Yo aún recuerdo cuando recién nos contabas que lo conociste— Ino sonrió un poco al recordar cómo su amiga contaba que conoció a un hombre, no se notaba muy entusiasmada en eso días. Parecía más nerviosa que contenta. Con el pasar de los meses, Hinata cambió, contaba con demasiada emoción todo lo relacionado a sus citas con Obito, les confesaba como es que convivía con él y lo tierno que era al hacerle cumplidos.
—¿Va a nuestra escuela?— indagó Temari rápidamente, tal vez podría agradecerle a él también por prestar su ayuda.
—No, él terminó la universidad hace tiempo. Ya está trabajando— la Hyūga se sintió incómoda al comprender que era el centro de atención, no era fanática de ser el tema de conversación, no cuando eran tantas personas las que participaban.
—¿Cuántos años tiene?— Tenten observó a su amiga, Hinata no estaba muy tranquila, pero no dejaba de responder a sus amigas si le preguntaban por él. Tenía ese pequeño brillo en sus ojos y una expresión de profunda fascinación al hablar de su novio.
—Cumplirá veinticuatro en febrero— las mejillas de la joven se cubrieron de un suave color rojo, necesitaba empezar a planear un regalo para su novio. Su cumpleaños se acercaba con rapidez.
—¿Y cómo se llama?— Temari hizo la pregunta que tanto querían saber Tenten y ella. Hinata jamás les contó que salía con alguien y ahora incluso eran novios.
—¿Ese no es su auto?— Sakura interrumpió la conversación al señalar un auto que se acercaba, todavía estaba a unos metros, pero podía apreciar un poco algunos detalles.
—No, él tiene otro modelo— Hinata entrecerró los ojos en un intento de centrar su visión en el auto que avanzaba hacia ellas. Tenía el logo característico del modelo que Obito poseía, incluso el mismo color, empero, la apariencia era diferente
—Pero se estacionó frente a nosotras— habló Tenten para resaltar lo que sucedía, el auto se había detenido y apagado su motor al estar cerca de ellas.
— Un placer, señoritas— el hombre que salió del auto llamó la atención de todas las chicas, llevaba ropa deportiva y unas gafas de sol que impedían ver sus ojos. Vestía un suéter negro y un pantalón gris oscuro, sus zapatillas deportivas eran del color de su suéter, pero con un toque de blanco. Su cabello era cubierto por una gorra con el logotipo de la universidad a la que asistían, nuevamente Obito usaba la gorra de Hinata.
—¡Obito-kun!— la joven Hyūga bajó de la acera y corrió los pocos pasos que le separaban de él, estando enfrente de Obito, Hinata saltó hacia sus brazos. El Uchiha la recibió con un fuerte abrazo —¿Cuándo compraste un auto nuevo?— ella se separó un poco de su novio para poder verlo a la cara, aunque no se alejó por completo, Obito todavía mantenía sus manos en su cintura.
—En esta semana, justo hoy me informaron que podía pasar a recogerlo— Obito dejó ir a su novia al ver que intentaba separarse de él, Hinata se mostraba muy emocionada, en algún momento e Uchiha pensó que estaba más feliz por el auto que por él mismo. Rápidamente se contagió del buen humor de ella, entendía cuánto le fascinaba a Hinata todo lo relacionado a vehículos.
—Me encanta, se ve increíble— Hinata caminaba rodeando el nuevo auto, observaba cada detalle de el. Sus puertas, faros, espejos retrovisores, ventanas, ruedas, rines. Absolutamente todo le encantaba, no podía evitar tocarlo y comprobar por sí misma las diferentes texturas —¿Qué modelo es?— se giró a ver a Obito, en ese instante parecía haber olvidado a sus amigas.
—Es un Aud* A7 Sportb*ck dos mil veintiuno— Hinata continuaba sin prestarle total atención, después de abrir la puerta del lado del conductor para observar el volante, ella estaba más concentrada en observar el tablero que en su novio —¿Te gusta?— Obito sonrió por su actitud, daba la impresión de estar descubriendo algo por completo desconocido. Se miraba tan inocente y feliz.
—¡Sí!— la Hyūga sujetó con ambas manos el volante, había entrado al auto para sentarse en el asiento del conductor. Le gustaba lo cómodo que era, también esas líneas de luz azul en el contorno del interior, resultaban perfectas para destacar los tableros y el diseño en general.
—¿Quieres conducirlo?— le ofreció Obito sin apartar sus ojos de ella, el Uchiha se había recargado un poco en la puerta para tener contacto con la joven ojiperla.
—¿Me permitirás conducirlo?— en el rostro de Hinata se vió reflejada la emoción, no quería esperar más tiempo para encenderlo y averiguar qué tan rápido podía llegar a ser.
—Por supuesto, ojos de ángel— la sonrisa de Hinata creció gracias a su novio, ahora tenía el consentimiento de Obito para usar el auto que tanto llamaba su atención.
—Gracias, Obito-kun— Obito se había inclinado ligeramente hacia ella, tenía el propósito de besar su frente. La Hyūga fue más veloz, tomando la parte delantera de su suéter, lo acercó lo suficiente para unir sus labios a los de él en un instante único. Su corazón latía demasiado rápido, amenazaba con salir de su pecho.
—Disculpen— la voz de Ino interrumpió su momento, su mejor amiga prácticamente había gritado para obtener de nuevo su atención. Hinata fue consciente entonces de que ni siquiera les presentó a Obito a sus amigas.
—Oh, lo siento— el Uchiha se apartó de la puerta con la intención de cederle la salida, Hinata se levantó tan rápido que terminó golpeando su cabeza con el techo del auto. Se sonrojó fuertemente por culpa de la vergüenza, frotando el área donde recibió el golpe y sin detenerse a ver qué no le pasó algo grave —Te presento a mis amigas, Temari, Tenten, Sakura e Ino— ella tomó a Obito y lo acercó más a sus amigas, mientras decía sus nombres señalaba a la chica correcta.
—¡Hola!— sus amigas saludaron al mismo tiempo, las cuatro movían sus manos o realizaban una corta reverencia. Obito las imitó, haciendo también una pequeña reverencia.
—Él es mi novio, su nombre es Obito— Hinata lo señaló con sus manos, el Uchiha estaba concentrado en revisar que su novia no se había hecho daño con el anterior golpe.
—Nos da mucho gusto conocerlo al fin— Ino se acercó a Hinata para apretar sus mejillas, a Obito le retiró ligeramente los lentes de sol para comprobar las sospechas que siempre había tenido. Ella ya conocía a ese hombre, y nunca le pareció del tipo que fuera lindo y amable.
—Igualmente— Obito apartó su mano, no le gustaba la confianza que siempre tenía Ino al invadir su espacio personal. La reconocía, era hija de uno de sus mejores trabajadores, el papá de Ino es quién organizaba los diseños de nuevos modelos o productos para una de las áreas más grandes de su empresa. Era una de las mejores amigas de Sasuke, con tanta confianza en sí misma como para retarlo cada que podía. También recordaba haber sido descortés con ella en algunas ocasiones, aunque ella no se quedaba atrás.
—¿De casualidad tiene un hermano que pueda presentarme?— Temari intervino en la conversación al ver que la situación se tornaba un poco incómoda para Hinata. La ojiperla no entendía porque parecía que su mejor amiga y su novio ya se conocían, incluso era como si no se llevaran del todo bien.
—No seas indiscreta— Tenten goleó el costado de Temari con su codo, esa fue una pregunta muy atrevida de su parte. Todavía no conocían demasiado al novio de Hinata como para hacer esas peticiones.
—Lo siento, en eso no me es posible ayudarte. Pero a subir sus maletas al auto si— Obito pasó de largo a Ino, prefería evitarla por el momento, caminó hasta donde las chicas tenían sus maletas y abrió la cajuela con el llavero de sus llaves. Hinata y Sakura fueron las únicas en ayudarle, Ino prefirió organizar el lugar donde se sentaría cada una de ellas.
—Gracias— Temari le gritó antes de que Ino le hiciera entrar al auto, Obito solamente movió su mano.
El Uchiha se quedó acomodando las maletas de Hinata y sus amigas, también otras cosas que llevaban con ellas. Hinata lo dejó cuando él le dijo que podía subir al auto para ver el volante y el tablero, la ojiperla no esperó a que lo repita, estaba muy entusiasmada por conducir el nuevo auto de su novio. Sakura se quedó subiendo unas cosmetiqueras que pertenecían a Ino, cuando ya todo estaba listo para cerrar la cajuela, la chica de ojos jade tomó la muñeca de Obito, impidiendo que él se fuera.
Obito observó la mano de la joven y después a ella directamente, no creía que lo hiciera por molestarlo, como sucedió con Ino antes. Le daba curiosidad saber qué es lo que Sakura pretendía.
—¿Qué ocurre?, ¿Faltó algo?— Obito trataba de analizar el comportamiento de la chica, ella apartó su mano del novio de su amiga, no quería dar espacio para malas interpretaciones.
—No, sólo quería... Quería agradecerle por el día en que usted y Hinata-chan me ayudaron— ella hizo una reverencia pronunciada hacia él, siempre recordaba como Hinata le ayudó y continuaba cuidando su bienestar, Sakura creía que no estaba haciendo nada para devolverle el favor.
—No te preocupes— Obito le dió pequeñas palmaditas en el hombro, él no se encontraba molesto porque Sakura no le agradeció. Siempre apoyaría a Hinata, y si ella le pedía volver a ayudar a su amiga, lo haría sin dudar.
—Usted aceptó ayudarme sin conocerme, y eso lo aprecio demasiado. Si algún día necesita ayuda con Hinata-chan, puede contar conmigo— Sakura habló con más confianza, el novio de Hinata no parecía molesto, tampoco tenía esa expresión de seriedad como el primer día que lo miró. Imaginó que se debía a qué no estaba enojado, y eso le hacía sentir más cómoda con su presencia.
—¿Ayuda?— repitió Obito confundido, no encontraba en que podría ayudarlo Sakura respecto a su relación con Hinata.
—Sí, ya sabe, como este fin de semana... Puedo decirle a la familia de Hinata-chan que ella está conmigo cuando en realidad convive con usted— explicó Sakura mientras frotaba su cuello con evidente nerviosismo. Le era posible imaginar que habían hecho Hinata y Obito durante el fin de semana, y obviamente su amiga no podía contarle eso a su familia. No estaba segura de que fuera lo correcto, pero apoyaría a Hinata cada que lo necesite.
—Ah, hablabas de eso— él se mostró un poco avergonzado, le resultaba extraño saber que Hinata les contaba a sus amigas sobre su relación, pero entendía que era normal que lo hiciera. Solamente se preguntaba que tanto les confesaba a sus amigas.
—O cualquier asunto, ayuda con alguna sorpresa para Hinata-chan. Lo que necesite— insistió ella con una sonrisa amable, Hinata solía decirles que su novio era una buena persona, por lo que Sakura creía que ayudarlos a pasar más tiempo juntos o a escoger regalos para el otro no tenía nada de malo.
—No tienes que pagarme de alguna manera por ayudarte, si es lo que crees. No lo hice para obtener provecho de la situación— las palabras de Obito le hicieron abrir un poco más sus ojos, no esperaba que él se diera cuenta de sus verdaderos motivos. Le avergonzaba verse descubierta, empero, no podía evitar sentirse de esa manera. Sakura quería ayudar a Hinata y Obito igual que ellos lo hicieron con ella hace un tiempo, justo cuando más necesitaba el apoyo de alguien.
—Pero, me haría sentir mejor saber que yo también puedo ayudarlos. Últimamente, Hinata-chan no me deja sola, y me siento más segura y agradecida— su amiga solía acompañarla la mayor parte del tiempo al igual que Ino, y gracias a eso la persona que la acosaba ya no se acercaba a ella. Sakura se sentía más aliviada gracias a sus amigas, ya no tenía tanto miedo de estar en la escuela como antes.
—¿Qué te sucedió esa noche?, Si necesitas ayuda con...
—El cumpleaños de Hinata-chan se acerca, yo podría darle algunas opciones de regalo— Sakura lo interrumpió de inmediato, impidiendo que él siguiera la conversación por ese camino, ella no quería hablar de lo que pasó esa noche. Obito comprendió que la amiga de Hinata no hablaría del tema, por lo que prefirió cambiarlo.
—En realidad, necesito que me ayudes en algo diferente— admitió después de pensarlo unos minutos, si alguien podría ayudar a su novia era su familia y sus amigas. Cómo no le resultaba posible hablar con la familia de Hinata, le quedaba pedir apoyo de sus amigas.
—¿De qué se trata?— Sakura se mostró interesada en lo que él diría, de verdad le causaba ilusión ayudar a su amiga.
—Dices que Hinata y tú no se separan— Obito guardó silencio unos segundos, esperando que ella confirme esa suposición. Sakura asintió, no quiso hablar para no interrumpir —Asegúrate de que ella no tire su comida, que coma todo lo que lleva para su almuerzo— la chica le miró confundida por su extraña petición.
—Hinata-chan no ha tirado su comida antes— le dijo Sakura, todavía sin que la expresión de confusión desaparezca de su rostro. Obito no dijo nada, y por la seriedad con que hablaba, Sakura entendió que no estaba bromeando —Me aseguraré de que continúe de esa manera— le prometió la Haruno. Ella era testigo de que Hinata no se saltaba comidas o tiraba sus almuerzos, pero si Obito lo mencionaba debía ser por alguna razón. Sakura haría lo posible por cuidar de su amiga.
—Gracias— Obito frotó un poco su cabello, Sakura sonrió al creer que ya se tenían más confianza.
Al terminar su conversación, Obito cerró la cajuela del auto, dando por finalizado el pequeño encuentro con la amiga de Hinata. Ambos caminaron en la misma dirección, Sakura se quedó abriendo la puerta lateral trasera, Obito en cambio subió al asiento del copiloto. Hinata le sonrió a su novio cuando lo miró a su lado, sin importar que sus amigas podían verla, se acercó a él para besar su mejilla. Su instante de demostración de afecto fue interrumpida por los gritos de las chicas en los asientos traseros, la ojiperla se mostró nerviosa por el espectáculo que estaban montando sus amigas.
—Muévete, Ino cerda. ¿Crees que este diminuto espacio es suficiente para mí?— Sakura empujaba su mejor amiga hacia el interior del auto, al mismo tiempo que Ino estiraba su cabello y se quejaba porque desordenaba su uniforme. Ambas no obedecían lo que sus amigas pedían.
—Si no tuvieras la frente enorme no ocuparías tanto espacio— contraatacó Ino, que no se permitía ser intimidada. Tenten trataba de separarlas, y Temari de hacer más espacio para Sakura.
—Ya fue suficiente ustedes dos. No necesitan discutir, todas nos podemos acomodar muy bien— Tenten sujetó a Ino y la obligó a moverse para permitirle acceso a Sakura, a Ino no le quedó de otra que cruzarse de brazos. Pensaba que todo era por culpa de Sakura, por haber tardado más de lo necesario junto con el novio de Hinata.
—¿Ya están listas?, Quiero encender el auto— Hinata les habló al notar que estaban más tranquilas, observando a las cuatro por el espejo retrovisor.
—Adelante, Hinata-chan— Temari fue quien respondió de inmediato, no deseaba perder más tiempo en otra pelea sin sentido. Hinata no esperó por otra opinión, encendió el auto dispuesta a ponerlo en marcha.
—Antes de partir, conecta tu celular y elige una canción para el camino. Por favor, Hinata-chan— Ino se inclinó hacia adelante y movió el hombro de Hinata para llamar su atención. Obito apartó la mano de Ino, con la intención de molestarla, lo cul funcionó. Para Hinata no pasó desapercibido ese detalle.
—¿Cómo conecto mi celular al tablero?— Hinata llamó la atención de su novio mostrándole su celular, el Uchiha se acercó a ella a fin de ver ver la pantalla.
—Ah sólo debes presionar aquí— Obito señaló con su dedo índice el lugar en que debía presionar, Hinata siguió sus instrucciones, y pronto escogió una canción que le gustaba.
—Gracias— Hinata le entregó su celular a su novio, Obito sonrió al percatarse de cuál melodía se trataba. "You Belong To Me*" era el título que Hinata reproducía mientras estaban en el departamento, algunas veces cocinando o limpiando. El Uchiha sabía cuánto le gustaba a su novia.
—¿No es una canción muy lenta?— Ino se quejó desde el asiento trasero, cuando le pidió a Hinata música, imaginaba algo más rápido.
—Ino, la canción es muy linda. ¿No te sabes la letra?— Tenten intervino en apoyo a Hinata, a ella si le agradaba la canción que su amiga había escogido.
—Me gusta esta canción, quiero que Obito-kun piense en mí cada que la escuche— Hinata comenzó a incorporarse a la carretera, al soltar la palanca de cambios, su novio colocó su mano sobre la suya. La ojiperla se sonrojó ligeramente al sentir su contacto, le encantaba tanto su cercanía.
—Siempre pienso en ti— le dijo Obito mientras acercaba la mano de su novia a sus labios, en su dorso fue el sitio donde depositó un suave beso. Sus amigas miraban con ternura la escena, incluso Ino que no se llevaba tan bien con el novio de su amiga.
—Gracias por presumir a tu novio frente a tus amigas que están solteras, Hinata-chan— Temari decidió molestar un poco a Hinata, solamente por diversión. Se miraba tan enamorada que le causaba gracia hacerla avergonzarse por ese detalle.
—Habla por ti misma, yo tengo un novio que es muy respetuoso conmigo— Ino no tardó en defenderse, ella también tenía un novio al que quería mucho, alguien con quien sabía que contaba y siempre la respetaba. Recordaba cómo fue su primer beso con Neji Hyūga, él no quiso aprovecharse de ella, y es ahí donde Ino entendió que no encontraría a un hombre tan honesto y con respeto por los demás. Para la joven Yamanaka, Neji era el mejor hombre que se podía encontrar.
—Yo tampoco tengo novio— Tenten se lamentó el haber rechazado al último de sus pretendientes, ahora él estaba tan ocupado con su trabajo que no contaba con tiempo para insistirle en tener otra cita. La castaña se había prometido que si él volvía a proponerle salir, eta vez si aceptaría.
—Ni yo— Sakura bajó la mirada, ella no pensaba en relacionarse con otra persona después de su mala experiencia con uno de sus compañeros. Siempre estuvo enamorada de Sasuke, sin embargo, no creía tener una oportunidad de ser correspondida.
—Préstame tu celular, necesitamos música con más ritmo— Ino le pidió a Hinata, acercándose más a ella para buscar el celular de su amiga por su cuenta. Obito le hizo entrega de lo que tanto quería encontrar, Ino le agradeció rápidamente y regresó a su lugar.
—¿Qué les parece Fairy Tale?— Ino se encontraba navegando en la lista de reproducción que Hinata había seleccionado, Temari fue la primera de todas ellas en escoger alguna de las canciones que todas se acercaron a ver.
—¡Sí!— aceptaron las demás con gusto, a excepción de Hinata y Obito. La primera por ir concentrada en la carretera, y el segundo por ir enviando mensajes de texto por el celular.
—No le han preguntado a Obito-kun— Hinata se dirigió a sus amigas antes de que presionaran para reproducir la música, le parecía descortés no pedir la opinión de su novio siendo que el auto era suyo.
—Está bien. Lo que quieran escuchar ustedes, ojos de ángel— el Uchiha apartó la vista de su celular, la conversación que tenía con su abuelo lo distraía, pero jamás lo suficiente para no responderle a su linda Hinata.
—Entonces esa será— Tenten no espero a que Ino lo hiciera, ella misma presionó la pantalla del celular de Hinata con el propósito de reproducir la canción que tanto querían. La música comenzó a sonar de inmediato, y Hinata hizo lo propio aumentando el volumen desde la pantalla del estéreo.
—Quien cante sin equivocarse en la letra compra la comida de todas mañana— propusó Sakura cuando la voz de la cantante comenzó a escucharse, las chicas le vieron con interés por su desafío.
—Acepto el reto— Ino sonrió a su amiga, nada le haría más feliz que demostrar a todas que ella nunca olvidaba la letra de una canción que le gustaba. Provocaría que Sakura se arrepienta de hacer esa propuesta.
—Nosotras también— Temari y Tenten se unieron a ellas, Hinata prefirió dejar pasar el momento, prefería concentrarse en el camino que debía seguir para llegar a la escuela.
La pista de basquetbol dónde jugaría Toneri junto a sus amigos se encontraba en campo abierto, cerca de las instalaciones de la universidad. Las chicas habían dejado sus maletas en los baños de mujeres, sabían bien que nadie se acercaría por ser exclusivos de los jugadores. Los integrantes del equipo de basquetbol de la universidad corrían alrededor del campo, Temari por su parte, guiaba a sus amigas en una serie de ejercicios de calentamiento. Las miradas de todos sus compañeros estaban puestas sobre ellas, algunos no dejaban de murmurar acerca de las lindas piernas que poseía cada una.
Obito observaba desde las gradas a su novia, le parecía lindo cada que ella agitaba sus pompones y movía sus manos para saludarlo. Lo único que detestaba era tener que escuchar las oraciones que todos cerca de él decían sobre Hinata o alguna de sus amigas. ¿Qué no podían hablar sobre el partido que comenzaría en lugar de intentar adivinar si las porristas llevaban sujetador o no?, Quería cerrarle la boca a más de uno por decir cosas inapropiadas de su novia, empero, no comenzaría una pelea frente a los compañeros de Hinata. No daría esa clase de espectáculos frente a su novia nuevamente, o al menos eso intentaría.
—Hinata, ¿Cómo quieres que no me enamore de ti si usas tan lindo uniforme?— todas detuvieron sus movimientos al ver llegar a Toneri, el albino de inmediato se dirigió a la ojiperla, que se avergonzaba por sus palabras.
—Tú, maldito. No le hagas cumplidos, por tu culpa es que estamos usando esto— Sakura quiso sostenerlo por el cuello de su playera, Toneri la evadió siguiendo su camino hacia Hinata. La Hyūga siempre había llamado su atención, le resultaba tan linda e inocente, como un bello ángel.
—Sí, piérdete Toneri— Ino amenazó con golpearlo, y esta vez, ninguna de sus amigas intentaría detenerla. Ni siquiera Hinata, ella estaba demasiado nerviosa por la cercanía de Toneri. ¿Obito la estaría viendo?, ¿Sentiría celos?
—No estén celosas, chicas. Es sólo que Hinata me parece más linda— Toneri tomó los hombros de Hinata y la acercó a sí mismo, como Hinata no lo apartaba del todo, estaba muy feliz.
—Toneri-senpai— murmuró Hinata incómoda, quería alejarlo para que su novio no piense mal, pero Toneri la abrazaba con fuerza.
—Calma, galán— Tenten rodó los ojos debido a la actitud de su compañero, en ocasiones de verdad lo detestaba.
—¿Observas a ese hombre de gafas y gorra que está sentado en las gradas?— Temari se acercó a su amigo y lo apartó de Hinata para gran alivio de la ojiperla. La rubia rodeaba el cuello de Toneri y señalaba con su dedo índice a Obito —Es el novio de Hinata-chan. No hace falta ser un genio para saber que debe estar viéndote con una mirada para nada amistosa— Temari saludó al novio de su amiga, él le devolvió el gesto levantando su mano derecha. Lo hacía con el propósito de que Toneri se percate de que él era de quién estaban hablando, con suerte terminaría asustado.
—Me rompe el corazón saber que tienes novio, Hinata-chan. Cuándo termines con él, tienes mi número para buscarme— Toneri se dió la vuelta para no ver al novio de Hinata, le daba escalofríos sólo de pensar que seguía viéndolo. Aunque eso no lo hizo detenerse todavía, al dirigirse a la Hyūga, agitó su mano cerca de su oreja, misma con que simuló formar un teléfono. Mano cerrada a excepción del dedo pulgar y meñique.
—Yo no quiero terminar con Obito-kun. Cuando concluya la universidad, le propondré matrimonio— Ino casi se atraganta con el agua que bebía de una botella al escuchar a Hinata, ¿Se había vuelto loca?, ¿Cómo podía pensar en matrimonio? —Incluso, lo podría hacer antes— murmuró la Hyūga mientras parecía reflexionar para sí misma. Le encantaba ese plan en su futuro, cansarse con la persona de quién estaba enamorada, y que eso no impida terminar su carrera y dedicarse a lo que le gustaba.
—Y vuelves a romper mi corazón— Toneri fingió estar herido, como si una daga hubiese atravesado su pecho. Hinata no podía tomarlo en serio cuando actuaba de esa forma.
—Es lo que mereces por hacernos usar traje de porrista— Sakura cruzó su brazos y miró hacia otro lado, detestaba a Toneri justo en ese preciso instante. Quería rodear su cuello con sus manos y apretarlo hasta que pidiera piedad.
—Y todavía les hace falta bailar— Toneri no se dejó intimidar tan fácilmente, no creía que las chicas representen un problema para seguir manteniendo su rostro intacto.
—Ah, tú... Maldito— Ino estuvo a punto de saltar encima de su compañero, deseaba poder rasguñar ese rostro tan angelical que poseía. Tenten fue muy rápida, en segundos detuvo a su amiga antes de que hiciera un problema más grande.
—Tranquila Ino, la próxima vez Toneri será quién use falda— trataba de tranquilizar la castaña a su amiga, Ino se removía entre sus brazos para salir de su prisión.
—Suerte con eso— se burló Toneri.
—El novio de Hinata-chan está bajando de las gradas...— Temari le advirtió en un tono juguetón, ver la expresión de terror en el rostro de Toneri le hizo sentir más viva.
—Adiós, chicas— Toneri se despidió de ellas rápidamente, no volteó hacia atrás, y mucho menos besó el dorso de la mano de Hinata como acostumbraba. Necesitaba huir del lugar por su propio bien.
—Obito-kun no venía hacia nosotros— Hinata se dirigió a Temari cuando Toneri se perdió de visita, no estaba segura de haber entendido por qué su amiga mintió. En las gradas observó a Obito con su celular en la mano, la ojiperla lo saludó cuándo él posó su vista en ella.
—Sí, pero Toneri no lo sabía— Temari le guiñó con el ojo derecho, Hinata rió ligeramente al comprender que sólo quiso asustar a Toneri.
Cerca del campo de basquetbol, Naruto Uzumaki se encontraba calentando junto a su mejor amigo, Sasuke Uchiha. Sentado en el suelo y con sus piernas estiradas, Naruto se inclinaba para alcanzar sus pies, lo cual servía y ayudaba a relajar sus músculos. El si había dejado de brillar para irse ocultando, dándole paso a una linda luna, Naruto creía que era mucho mejor jugar a esa hora, así los rayos solares no le harían sentir tan cansado. La pista y las gradas estaban iluminadas por una serie de lámparas, colocadas a cierta distancia una de otra, Naruto no podía estar más feliz por la buena iluminación. Le era posible ver a Hinata, cada detalle de su lindo vestuario, sus movimientos delicados que en ocasiones le resultaban un poco sensuales. ¿Cómo no le gustaría Hinata si era tan perfecta?
Sasuke se mantenía ajeno a las coreografías que las chicas practicaban, no quería mostrarse como un tipo que sólo iba a ver rostros y cuerpos lindos. La mayoría de sus compañeros no dejaban de ver a Hinata o a Ino, los escuchaba decir cosas obscenas sobre ellas y sentía náuseas. Incluso su mejor amigo no paraba de ver las piernas de la Hyūga. Conocía bien a Ino, ambos fueron amigos desde la infancia, probablemente para ella, tantas miradas le harían sentirse más importante. Así era ella, un poco vanidosa, pero siempre una persona muy leal y amable. De Hinata no sabía lo suficiente, pero creía que a compañera se sentiría incómoda por la situación, aunque claramente no era el caso. La ojiperla estaba tan concentrada en ver hacia las gradas que no notaba a alguien más.
—¿Por qué siento que su rutina parece más un baile de seducción?— Naruto le impidió seguir pensando en cómo se sentían sus compañeras, todas parecían estar bien, excepto por Sakura, que se miraba triste. A Sasuke le llamó la atención la mejor amiga de Naruto, la chica de que su hiperactivo amigo estaba enamorado, no apartaba su vista de un hombre en específico.
—Porque en verdad lo es— respondió Sasuke sin interés, prefirió dejar de lado su análisis para ajustar las agujetas de sus zapatos deportivos.
—¿En serio?— Naruto trató de ver mejor a su amiga, Hinata pasaba sus propias manos por su cuerpo de manera lenta, como una caricia que lo invitaba a acercarse. El Uzumaki deseaba poder reemplazar las manos de Hinata con las suyas.
—Mira en las gradas, el hombre de gafas de sol— Sasuke rápidamente había deducido lo que sucedía en realidad. Solamente un hombre usaba gafas de sol cuando claramente era de noche, lo que indicaba que trataba de ocultarse —Hyūga no deja de verlo cada que tiene oportunidad, y él a su vez no gira su rostro en otra dirección que no sea ella— le explicó a su amigo, dudaba que Naruto fuera tan listo como para notarlo.
—¿¡Qué!?, ¿¡Otro pretendiente!?— Naruto se frotó su cabello y giró su cabeza con dirección al cielo, ¿Por qué los dioses estaban en su contra? —No es justo, suficiente tengo con tu primo y el estúpido de Toneri.
—Creo que el estúpido eres tú. Obviamente es Obito quien está allá— Sasuke rodó los ojos, Naruto si era más idiota de lo que pensó, o tal vez él no fue tan claro. No, sin duda se trataba de lo primero. Su mejor amigo era un completo idiota.
—Sabes, eso no me hace sentir mejor— los hombros de Naruto cayeron unos centímetros, Sasuke siempre se comportaba de forma cruel con él.
—No intentaba ser gentil contigo— aclaró Sasuke para luego volver su mirada a las chicas y su nueva rutina. Sakura miraba en su dirección, empero, su expresión denotaba un profundo terror.
—Hey chicos, ¿Están listos?— el capitán del equipo de baloncesto se acercó a ellos y se sentó enmedio de ambos, había usado sus brazos para rodearlos, aunque Sasuke se deshizo de su abrazo. Detestaba la confianza con que ese tipo los trataba solamente por ser mayor.
—Taicho— lo saludó Naruto con entusiasmo, él sí había aceptado el acercamiento del castaño, a diferencia de su mejor amigo.
—Sí— Sasuke fue cortante, esperando que él entendiera que no le agradaba su presencia.
—¿No es lindo que las chicas nos den ánimo?— el castaño dejó de lado a Sasuke para charlar un poco con Naruto, el rubio asentía a las palabras de su superior.
—Se miran muy lindas, parece que todos están emocionados por verlas— Naruto creyó que tener a las chicas de porristas, funcionaría para distraer al equipo rival. Si no es que su propio equipo perdía la concentración gracias a ellas.
—Hmph.
—Ya lo creo, ¿Cuál es tu favorita?— él tenía su vista fija en Sakura, la joven comenzó a temblar al sentir su mirada. No podía evitarlo, todavía le temía.
—Hinata-chan, ella me gusta— las mejillas de Naruto se pintaron de un tierno color rojo, todos sus amigos sabían de sus sentimientos por Hinata, así que no tenía sentido ocultarlo a otros que también consideraba cercanos.
—Tienes buen gusto, Hinata posee una gran figura— el castaño fijó sus ojos en la Hyūga, ella no parecía tan avergonzada cómo creyó que estaría. Cuando Toneri les informó que las chicas animarían en el partido, de inmediato comenzó a imaginar cómo serían sus movimientos y actitudes.
—No es por eso que me gusta, Taicho— se sinceró el Uzumaki, era imposible negar que su amiga era muy linda, sin embargo, a él le gustaba por su forma de ser tan tranquila y bondadosa —¿Qué hay de ti?, ¿Quién te agrada más?— quiso saber Naruto, sin darse cuenta de que Sasuke ya los estaba ignorando.
—Sakura, tiene la cintura más pequeña que haya visto. Es la mejor chica con la que he estado— de sólo recordar cómo aprisionaba su pequeño cuerpo entre sus manos, un deseo inmenso crecía de nuevo en su interior. Necesitaba más de ella, no la dejaría huir fácilmente.
—¿De qué estás hablando?— Sasuke intervino cuando el nombre de Sakura fue mencionado, ¿Qué tenía que ver ella con ese sujeto?
—¿Sakura no les ha contado?, Pensé que era su amiga— el castaño miró de reojo a Sasuke, por sus reacciones, creyó que su compañero también estaba interesado en la chica que consideraba cómo propia.
—Claro, es de nuestras mejores amigas. ¿Qué debía contarnos?— preguntó Naruto inocentemente, era ajeno al duelo de miradas entre su mejor amigo y el capitán del equipo. Sasuke casi quería romper su cara por estar insinuando lo que pensaba, el castaño intentaba dejarle claro que Sakura ya le pertenecía.
—Hace tiempo tuve sexo con ella. Es linda, pero no tiene experiencia— saber que fue quién robó la virginidad de Sakura le hacía sentir orgulloso, ella misma se lo había confesado cuando intentó detenerlo.
—No digas tonterías— Sasuke apretó sus manos con fuerza, su paciencia se agotaba rápido, y en ese momento había llegado a su límite.
—Si no me crees, puedes preguntarle directamente— el castaño se reía ligeramente, antes de que Sasuke dijera algo más, se levantó del suelo y le dió unas palmadas a ambos.
Naruto miró al capitán partir, después fijó sus ojos zafiro en su mejor amigo—Sasuke...
—Cierra la boca Naruto— Sasuke se enderezó y se alejó de Naruto, en unos minutos ya estaba corriendo alrededor de la pista. Al final, Sakura no lo amaba tanto como ella afirmaba.
Las chicas chocaron sus pompones al terminar su primera rutina, misma que Hinata había elaborado especialmente para su novio. Sus prácticas estaban resultando bien, lo que mantenía aliviada a la mayoría. En el momento en que Temari les dió un pequeño descanso, Hinata aprovechó para subir por las gradas e ir con su novio.
Obito no perdió la oportunidad de tener a su linda Hinata entre sus brazos, tomó su mano y la acercó a sí mismo. Ella rodeó su cuello y él su cintura, el Uchiha permanecía sentado en la gradas, Hinata de pie frente a él. Estar tan cerca de su novio y abrazarlo le hacía sonreír, la Hyūga acariciaba su rostro y ocultaba el desordenado cabello de Obito detrás de sus orejas.
—¿Te ha gustado?— Hinata le habló sin apartar sus mirada de las gafas que Obito no se quitaba, entendía que era para ocultarse a los demás, pero prefería poder ver sus profundos ojos oscuros.
—¿Cómo no me gustaría verte bailar de esa manera?— el Uchiha apretó más su cintura y la acercó hacia sí, le encantaba cuando ella intentaba incitarlo, era tan adorable —Y este pequeño uniforme que vistes me fascina— tocó su rodillas y subió algunos centímetros por sus muslos. No sé atrevió a ir más allá del comienzo de su falda, no pensaba excederse con ella estando frente a la mirada de tantas personas.
—A Obito-sama le fascinará más quitarme el uniforme— le susurró cerca de su oído, Obito debió pasar saliva en un intento por tranquilizar sus impulsos. Si estuvieran solos, no dudaría en tomarla hasta que los dos tocaran el cielo.
—¿Le gusta provocar a su amo, señorita Hyūga?— el Uchiha volvió a tocar su cintura, subiendo un poco por su espalda, trazando un suave camino que provocaba que la piel de Hinata se erice.
—¿Me castigará por eso?— preguntó ella fingiendo no saber lo que realmente hacía, su sonrisa la traicionaba.
—Ah, ya entiendo. ¿Es lo que estás buscando?— Obito tomó uno de los mechones de cabello de su novia y lo enredó en su dedo índice, Hinata se sonrojó al verse descubierta. ¿Por qué siempre se delataba?
—Obito-sama...
—Espera a que lleguemos al departamento, voy a azotar tu lindo trasero hasta que se pinte de color rojo— ella se mordió el labio al oír su amenaza, de imaginar a Obito usando la fusta que le obsequió para impactar su piel, su corazón palpitaba más fuerte. Admitía que se sentía excitada en ese instante, ¿Sus bragas ya estarían húmedas?
—Lo estaré esperando— aceptó la ojiperla, sellando su trato con un ardiente beso. Ella había tomado ambas mejillas de Obito para impedirle escapar, necesitaba sentirlo unos segundos.
El sonido del silbato del árbitro marcó el final del partido, el equipo de basquetbol de la facultad de arquitectura había ganado el encuentro. Los integrantes se acercaron para celebrar juntos, todo era palabras de agradecimiento y felicitaciones, Naruto los escuchaba, pero no prestaba mucha atención. Buscaba con la mirada a su mejor amiga, las chicas que los habían estado animando también celebraban, bebían agua y hablaban entre ellas, la única que faltaba era Hinata. Quiso acercarse con la intención de preguntar por ella, empero, logró divisar a su amiga de la mano de alguien más. Se quedó inmóvil cundo Hinata entró a los vestidores de chicas acompañada del primo de Sasuke. ¿Por qué iban los dos juntos?
Sucediendo casi al mismo tiempo, Neji Hyūga hacía por fin su aparición en el campo de basquetbol. Ino le había pedido que pase por ella al finalizar el partido, y Neji llegó a tiempo para recoger a su novia. Ambos estaban hablando sobre cómo le fué a Ino en su primera participación como porrista, Neji acomodaba algunas cosas de su novia en su maleta, y al querer preguntar por su prima, ella hizo aparición. La observó irse con un hombre que fácilmente rebasaba su altura, su prima debía llegarle apenas al hombro. Al notarlos un cercanos, le causó cierta molestia, siempre había sido sobreprotector con su prima, Hinata era muy inocente y temía que fuera fácil de manipular.
—Neji, déjalos tranquilos. Él no le hará daño— Ino sostuvo a su novio tocando su torso, debió sostener su mejilla y enfocar su vista en ella para que no viera a dónde Hinata se dirigía. ¿Por qué su amiga tenía que ser tan descuidada?, ¡Neji podría haberla visto ir con Obito a los vestidores!, Que los dioses tuvieran compasión del novio de Hinata si eso sucedía. Mejor estaría muy molesto si se enteraba que el noviazgo de Hinata ya no era inocente.
—¿Lo conoces?— Neji fue directo a lo que le interesaba, por distraerse unos segundos en los bonitos ojos de su novia y sus finas facciones, perdió de vista a Hinata y su novio
—Sí, es un buen chico— la rubia desvió la mirada hacia el suelo, conocía a Obito, sabía que no era el modelo al novio del año. Incluso existía la posibilidad de que siguiera casado. No entendía cómo es que Hinata terminó junto a él, pero tampoco quería ser quien critique sus decisiones. Hinata ya era mayor para cometer sus propios errores, aunque eso no significaba que Obito Uchiha se llevaría una amenaza o más de su parte. Que se diera por muerto si alguna vez lastimaba a su mejor amiga.
—No me convence, iré a...
—Ya vámonos, quiero que me lleves a casa a arreglarme para la cena con mis amigas— le insistió Ino, interrumpiendo lo que su novio quería decir. Ella le miró con sus grandes ojos, tomando su brazo y animándole a continuar su camino.
—Está bien— Neji terminó cediendo, a Ino no podía negarle nada. Era su debilidad, y ella era consciente de eso.
Temari, Tenten y Sakura se encontraban apartadas de la pareja, recogiendo sus propias cosas y guardando los pompones en una maleta aparte. Cada una tomaría un camino diferente antes de reunirse nuevamente para cenar más tarde.
—Yo me iré con Toneri y los chicos del consejo estudiantil, ¿Quieren venir conmigo?— las invitó Temari mientras cargaba su propia mochila, no quería abusar de la amabilidad de Hinata pidiéndole que su novio las lleve otra vez. Además, aunque quisiera hacerlo, Hinata había entrado al vestidor de chicas y llevaba varios minutos sin salir.
—Yo si— Tenten se acercó a su amiga para partir juntas, no tenía otra opción que aceptar su propuesta.
—Me iré con Sasuke y Naruto, gracias por la invitación— fue amable con sus amigas, no le gustaría que ellas se percaten de que la idea de ir con su grupo de amigos le resultaba horrible. No podía estar cerca de ese hombre que le hacía tanto daño.
—Nos vemos a las nueve en el sitio de siempre, yo invito la cena— Temari se despidió de ella con un movimiento de su mano derecha, Tenten hizo lo mismo para irse junto a su amiga.
—Gracias— Sakura sonrió a sus amigas y se retiró en busca de Naruto y Sasuke.
Hinata tomaba la mano de su novio para llevarlo con ella a los vestidores, miraba en todas direcciones para asegurarse de que nadie la veía, puesto que sabía que se metería en problemas si algún profesor la descubría. Al estar dentro de los vestidores, cerró la puerta con seguro, no se arriesgaría a ser vista en alguna situación comprometedora. Las manos de Obito pronto rodearon su cintura, sentía su respiración en su cuello, tener a su novio detrás de ella le provocaba un salto a su corazón.
—Permíteme ayudarte a cambiar tu ropa— Obito tocó sus senos por arriba de la ropa, ella arqueó su espalda contra él cuando sintió una de sus manos descender a su vientre. Por amor al cielo, Hinata se sentía de forma maravillosa.
—Eres todo un caballero, Obito-kun— la ojiperla comenzó a reír cuando su novio inició una serie de besos en su cuello, le gustaban, pero también le hacían cosquillas.
—Espero que sigas pensando lo mismo después de que veas el regalo que tengo para ti— Obito deslizó una de sus manos por debajo de su falda, siguió besando su cuello hasta que se animó a morderlo suavemente. Hinata gimió cuando sus dedos llegaron a tocar la fina tela de su licra deportiva.
—¿Qué es?— preguntó ella sin apartarse de su lado, una sonrisa se dibujó en sus labios al pensar que sería su turno de recibir algún regalo erótico.
—Te aseguro que te hará sentir muy bien— Obito la soltó de pronto y le hizo darse la vuelta, Hinata observó que buscaba algo entre los bolsillos de su suéter. Era una caja no tan grande, al abrirla descubrió un pequeño aparato, parecido a una cápsula con una tira que simulaba una antena. Por lo que alcanzó a leer en la caja antes de que Obito la tire en un contenedor, fue que medía siete centímetros de alto por tres centímetros de ancho.
—¿Me lo pondrá ahora?— Hinata permitió que le quite la falda junto con su licra deportiva, esperaba ansiosa a qué sus bragas también le fueran arrebatadas.
—Sí, sólo te debo estimular un poco— el Uchiha sonrió mientras presionaba su zona íntima por arriba de la tela de algodón de su ropa interior.
Esa era la respuesta que Hinata esperaba, así que le permitió a su novio tomarla entre sus brazos hasta llevarla a los lavabos que había en ese sitio. La sentó sobre los cuadros de cerámica de color blanco, Hinata pronto sintió el contacto del frío de la superficie contra lo caliente que se encontraba su piel. Obito dejó el vibrador que compró para ella a una distancia considerable de ambos, sobre otro de los lavabos, sus manos de inmediato se abalanzaron hacia los senos de la joven, que cerraba los ojos para concentrarse en esas exquisitas caricias. Sus movimientos eran lentos, el Uchiha tomaba su tiempo para apreciar la piel de su novia entre sus dedos, a ella no le desagradó para nada su tacto. Era magnífico, no tenía palabras para describir como se sentía.
Obito la tocaba por debajo de su ropa, su sujetador se encontraba desabrochado y fuera de su lugar. Con los minutos que pasaban, Hinata ya no era capaz de reprimir sus gemidos, menos cuando el Uchiha frotaba sus pezones hasta volverlos completamente rígidos. Ambos disfrutaba del contacto piel con piel, la ojiperla en cierto momento debió cerrar sus ojos para dejarse llevar, sin temor a que corrían el riesgo de ser atrapados.
—N-no debemos tar-tardar de-demasiado, mis amigas dijeron que también es-estabas invitado a nu-nuestra cena— uno de sus ojos perla parecía luchar contra un tic nervioso, era difícil concentrarse si Obito no dejaba de estimular sus sitios más sensibles. Casi perdía la cordura, y debía aferrarse a la realidad antes de ceder por completo al Uchiha.
—¿Me está dando una orden, señorita Hyūga?— la voz de Obito fue grave, sabía que no estaba molesto pero aparentaba estarlo. La joven cubrió su boca cuando él llegó a su zona íntima y comenzó a frotar sobre la tela de algodón de sus bragas, que se llenaban de sus propios fluidos.
—Obito-sama— gimió un poco, queriendo que el Uchiha aparte su ropa interior para tocarla sin ninguna barrera.
—Parece que debo recordarle las reglas del juego— dijo él tratando de disimular su sonrisa, disfrutaba mucho de jugar con ella y animarla a realizar actividades que normalmente no haría —De castigo, llevarás este lindo juguete durante toda la cena— los ojos de Hinata se abrieron de par en par, debía estar bromeando.
—¿En to-toda la cena?, ¿No se va a atorar den-dentro de mí?— Hinata le dió un vistazo al vibrador que compró para ella, sería muy vergonzoso llevarlo si sus amigas estaban cerca, y entonces, ¿Por qué la idea le excitaba?
—No te preocupes, eso no sucederá— y como si quisiera demostrarle que todo estaría bien, Obito la besó delicadamente, por unos segundos fue un toque lento. Después se volvió más apasionado, sobretodo por esas caricias en su centro.
Sin esperar más tiempo, Obito comenzó a retirar sus bragas de su sitio. Al mismo tiempo, besaba sus labios con frenesí, haciéndole imposible escapar, y no es como si Hinata quisiera eso. Ella disfrutó del contacto con sus labios todo lo que pudo, antes de que debiera separarse por culpa de la falta de aire, debido a toda esa oleada de sensaciones, la Hyūga no notó que su ropa interior fue a parar junto a su falda. Hinata seguía teniendo curiosidad por saber lo que Obito haría con ella, lo sentía besando su cuello y tocando su clítoris con el dedo pulgar, moviéndose en círculos a los que ella no quería verles el fin. No protestaría, simplemente esperaría a que su amante se quedara a cargo de su placer. Obito se mantuvo cerca de su cuello, mordiendo en ocasiones su suave piel pero sin intención de dejar una marca a la vista, esa acción robaba los primeros gemidos de la joven Hyūga.
—Obito-sama... Se siente tan bien— él no se molestó en responder, algo que Hinata agradeció, no quería que se detuviera.
El Uchiha subió la blusa de la joven junto con su sujetador, teniendo completo acceso a sus senos, usó su lengua para tocar el pezón izquierdo de ella. Hinata arqueó su espalda, le era imposible dejar de gemir, sus puntos más sensibles eran atendidos la perfección. Cuando por fin Obito se fue abriendo paso en su interior con ayuda de su dedo índice y anular, Hinata debió cubrir su boca con ambas manos, no sabía en qué momento se excitó tanto, puesto que para su novio fue muy sencillo introducirse en ella. La mano que Obito no tenía sobre ella, fue hacia su clítoris, lo movía lentamente y sin dejar de jugar con sus senos. La Hyūga gemía en voz alta, eso de tener que esconderse hacía crecer un extraño calor en su interior. Sabía que su primo podría estar por ahí, pero confíaba en que tendría suerte para salir bien librada de sus preguntas.
Los dedos de Obito se movían con habilidad, no era brusco, era tan delicada la manera en que lo trataba, que hacía a Hinata sentirse de maravilla. Las expresiones de placer reflejadas en el rostro de la dulce joven, funcionaban para motivar al Uchiha, que lentamente fue bajando de su pecho a su abdomen con una serie de besos húmedos. Hinata se esforzaba por no gritar, no pensaba exponerse a sí misma, ya resultaba muy sospechoso haber entrado en los vestidores junto a su novio. Obviamente se encontraban muy excitados, y Hinata sabía el motivo, desde que decidió danzar un poco para provocar a su novio, entendió que terminaría en un encuentro de ese tipo. Sería una mentira decir que no lo estaba buscando, pero nunca creyó que tendría sexo en las instalaciones de su universidad.
La ojiperla se estremeció al ver cómo Obito descendía trazando un camino por todo su vientre, su lengua se entretuvo unos segundos cerca de su ombligo, la chica no imaginó que ese sitio sería sensible hasta que lo comprobó gracias a su novio. Su piel se erizaba al percibir la forma en que él le regresaba la mirada, en ese instante, no parecía haber ni un poco de bondad en él. En unos minutos, Obito llegó cerca de su zona íntima, con delicadeza unió su lengua a los movimientos dulces de sus dedos, provocando a Hinata a gemir su nombre en voz alta.
—¿Por qué es tan bueno en esto?— preguntó ella sin apartar sus ojos perla de él, antes de perder por completo la razón, quería seguir observando los oscuros ojos de Obito. Permitir que sus deseos la consumieran.
—¿En serio quieres que me detenga a explicarte eso?— el Uchiha sonrió, dejó de prestarle atención unos segundos a su centro para enfatizar su punto, haciéndola sufrir un poco al no tener más de los fijos movimientos de Obito o los toques de su cálida lengua.
—¡N-no!, Onegai... No se detenga, Obito-sama— dijo ella con desesperación, él no logró evitar reír antes de volver a su labor de hacerla sentir bien.
Con gran decisión, Obito giró su rostro para continuar atendiendo el pequeño botón de la joven, que se apoyaba con sus codos en la superficie de cerámica, no quería perder ningún detalle de su encuentro. Ver a Obito con su rostro perdido entre sus piernas le avergonzaba, pero también le excitaba ver cómo él estimulaba a sus labios con los suyos. Si lo observaba desde ese ángulo, resultaba ser una vista sumamente erótica. Ella llevó entonces sus propias manos hacia sus senos, frotando sus pezones para intensificar más su placer, lo cual fue magnífico.
Los dedos de Obito no se alejaban en ningún segundo de ella, continuaba desafiando su resistencia en cada caricia. Hinata sentía el placer avanzando en cada poro de su piel, su interior se contraía alrededor de los dedos de entraban y salían de ella con suavidad. Su corazón palpitaba con mayor velocidad, su respiración aumentaba al mismo tiempo que una chispa se instalaba en su interior, esperando estallar pronto. Obito aceleró el ritmo con que atendía a la joven Hyūga, era una exquisita danza en total sincronía, su nivel de excitación creció a otro nivel, pero en ese momento lo único que le importaba era satisfacer a su linda Hinata.
Con besos lentos y caricias sutiles, Obito pasó sobre los labios mayores de la joven, que se retorcía víctima del placer que sentía, que de ninguna manera podía controlar sus propios suspiros. El Uchiha se esforzaba en un único objetivo, complacer a su adorable sumisa, que no hacía más que esperar con entusiasmo su siguiente acción. Cuando sus dedos dejaron de explorar en su interior, fue el turno de su lengua para tocar cada fibra más sensible de su ser, la mente de Hinata se desconectó en ese instante, ya nada era importante para ella. La ojiperla llevó sus manos al cabello desordenado de su novio, pensando que con eso le impediría irse, invitándolo en silencio a seguir degustando de un dulce platillo, Obito se lo permitió, eso significaba que estaba haciendo bien su trabajo.
Sus dedos pronto entraron al juego nuevamente, buscando su botoncito más especial, aquel que terminaba haciéndola gritar cada que lo encontraban. Esta vez no fue la excepción, Hinata arqueó su espalda y tomó con algo más de fuerza el cabello negro de Obito, ese fue el punto de no retorno para la Hyūga. Se volvió una presa fácil del placer, una presa fácil para Obito Uchiha, sus ojos perla viajaron hasta el techo, estaba segura de estar tocando el cielo esa noche.
—¡Ah!,¡Obito-sama!— por minutos enteros, fue lo único que la joven ojiperla podía pronunciar. A Obito le complacía escucharla, Hinata siempre sería el mejor regalo que la vida le haya entregado.
Hinata cerraba los ojos y fruncía los labios, se volvía muy evidente lo mucho que estaba disfrutando ese encuentro, pedía en silencio que este no termine jamás. Afuera de los vestidores, todavía podía escucharse el ruido de personas hablando por los megáfonos, anunciando que el equipo de basquetbol de la universidad se iría directo a las semifinales. Hinata estaba segura de estar más feliz y emocionada que todos los integrantes del equipo, Obito acariciaba la parte interior de sus muslos y eso le provocaba cosquillas, la ojiperla pensó que ella también estaba por llegar a la semifinal de un ardiente enfrentamiento.
La voz de Hinata se volvió inaudible, Obito no entendía lo que ella trataba de decir, aunque escuchar sus gemidos tan altos estremecía su cuerpo, percibía un hormigueo que se extendía por todo su cuerpo e iba a parar al sitio entre sus piernas.
La Hyūga fue capaz de entenderlo al pasar unos minutos más, esas caricias tan encantadoras la estaban llevando al paraíso, impidiéndole encontrar otro pensamiento que no fuera el de su anhelo por tocar el cielo con sus propias manos. Inesperadamente, un intenso clímax la envolvió por completo, su mente voló hasta espacios que ni siquiera conocía. Obito solamente se dedicó a verla, le encantaba como es que ella movía sus caderas o cerraba los ojos para entregarse a su orgasmo. Pasó un momento de esa manera, se encontraba ida, como si hubiera llegado a un lugar en el que solamente existía paz y calma. Sus propios fluidos terminaron manchando una parte de sus muslos, el Uchiha notaba como una serie de ligeros espasmos todavía le impedían escapar de su momento final.
—¿Te ha gustado, ojos de ángel?— Obito esperó paciente a que ella volviera a enfocarlo, quería que viera como es que colocaba ese pequeño vibrador en su interior.
—Me ha fascinado, Obito-sama— respondió ella apenada, fue necesario que Obito la ayudara a bajar de la barrita del lavabo, su cuerpo temblaba demasiado como para hacerlo por su cuenta.
Los dos se unieron en un tierno beso, mismo que ninguno de los dos quería terminar, Hinata estaba muy ilusionada al tratar de demostrarle todo su amor, y Obito se encontraba tan feliz de recibir los tiernos besos de su novia. Repentinamente, ella se hincó frente a él, y lo que Obito nunca esperó que sucedería comenzó. Hinata le miraba con sus grandes ojos perla, después giraba en dirección al bulto entre sus pantalones, y de regreso a él nuevamente.
—¿Me permite hacerlo?— la ojiperla tenía sus manos inquietas, deseaba tocar a Obito de la misma manera en que él hizo con ella. Aunque primero necesitaba su autorización para intentarlo.
—Por supuesto— sería muy estúpido de su parte negarse, a quien le importaba llegar tarde a la cena de sus amigas, a fin de cuentas, Obito ni siquiera las conocía bien.
La joven tomó posición, y sin perder más el tiempo, bajó lentamente el pantalón de Obito, y en ese instante sus ojos brillaron producto de la excitación. Era el inicio de otra intensa sesión de sexo.
Ambos salieron de los vestidores con una gran sonrisa, Hinata se percató de que el lugar estaba prácticamente vacío, la mayoría había abandonado las instalaciones del campo. Ella tomó la mano de su novio para continuar su camino de regreso, seguramente ya se les estaba haciendo tarde para su cena con sus amigas. Debía llegar al departamento, cambiarse rápidamente y volver al auto para que Obito y ella asistan al restaurante que siempre visitaba con sus amigas cada que tenía oportunidad.
—Olvidé la maleta— Hinata se detuvo a mitad de camino, todavía les faltaban algunos metros para llegar al estacionamiento —Regresaré por ella— se soltó de la mano de su novio, quiso avanzar algunos pasos pero fue detenida por Obito.
—No te preocupes, iré yo. Si quieres espérame en el coche— ella no estaba muy convencida, pero prefirió aceptar su propuesta con tal de no perder más tiempo. Obito pronto le entregó las llaves del auto, Hinata las tomó entre sus manos. Pensándolo bien, sería mejor si Obito caminaba más que ella, que se sentía extraña al tener que usar ese aparato mágico, y que siguiera vibrando un poco le hacía imaginar cosas que no debería.
—Está bien, te espero allá— Obito avanzó por el lado contrario a ella, Hinata caminaba despacio, todavía sin acostumbrarse a tener algo entre sus piernas.
Al estar a menos de tres metros del auto, la ojiperla le quitó el seguro con el control que acompañaba a las llaves que Obito le entregó. Antes de acercarse más al auto, fue interceptada por u mejor amigo.
—¡Hinata-chan!— Naruto tomó su muñeca, impidiendo que siguiera caminando.
—¿Naruto-kun?, ¿Qué sucede?— ella miró sobre su hombro, tratando de descubrir si Obito venía de regreso o no. Esperaba que su novio no malinterprete la situación, si Naruto y él se encontraban, normalmente no resultaba de buena manera.
—¿Por qué tardaste tanto en los vestidores?— su rostro se volvió rojo, no podía se cierto, ¿Naruto la había visto?, era algo tan vergonzoso. Quiso soltarse del agarre de su amigo, pero Naruto la sostenía con fuerza.
—¿¡Eh!?
—Por favor, Hinata-chan. Créeme si te digo que me gustas— no consiguió procesar las palabras de Naruto, su mejor amigo la besó antes de que le fuera posible responder. La besaba con desesperación, tratando de que ella corresponda a su muestra de afecto. Aunque Hinata empujaba sus hombros, le era imposible huir de él, Naruto sostenía ambos lados de su cara sin intención de soltarla.
Ella mantenía sus ojos cerrados con fuerza, insistía en separarse de Naruto de buena manera, no quería llegar al punto de tener que usar la fuerza. En los segundos que comenzó a ver más factible la idea de golpearlo, Naruto se separó de ella. Al abrir los ojos, lo primero que miró fue a Obito tomar el hombro de su mejor amigo para apartarlo de su lado, lo siguiente, su novio golpeando el rostro de Naruto.
—¡Obito-kun!— Hinata se interpuso entre ambos, de inmediato posó sus manos en su novio para impedir que volviera a acercarse a Naruto. Su mano izquierda tocaba la parte superior de su abdomen, la mano derecha su torso.
—¡No te atrevas a besarla de nuevo!— le gritó Obito enfadado, Hinata hacía un esfuerzo por contenerlo. Obito no la miraba a ella, tenía sus ojos puestos en su amigo, la Hyūga entendió que sería difícil para su novio poder controlarse.
—¿Tú quién eres para prohibírmelo?— Naruto limpió la sangre que salía de la comisura de su boca, no intentó regresar el golpe, pues Hinata seguía muy cerca.
—Hinata es mía, y será mejor que no la continúes molestando. Ahora desaparece de mi vista, antes de que termines con mi poca paciencia— Obito apartó con cuidado a Hinata, no quería lastimarla. La necesitaba lejos si se encontraba de mal humor, no le gustaría desquitar su frustración con ella, no soportaría gritar o siquiera tocar uno de sus cabellos si no era por completo consciente de lo que hacía. Después Hinata no lo perdonaría, y no iba a correr ese riesgo.
Naruto miró su oportunidad cuando Hinata ya no estaba a lado de él, no permitiría que volvieran a golpear su rostro. El rubio cerró su mano en un intento por impactar al Uchiha, Hinata al notar sus intenciones volvió a intervenir. La mano de Naruto terminó en la mejilla de la ojiperla, ella cayó al suelo, sorprendida y asustada por haber sido atacada por su mejor amigo. Naruto retrocedió unos pasos, observó su mano y después a la chica que tanto le gustaba, nunca fue su intención lastimar a Hinata.
Obito se hincó a su lado, no imaginó que Hinata terminaría recibiendo el golpe que era dirigido a él. Todo fue tan rápido que no logró reaccionar a tiempo, no había protegido a su novia como siempre le prometía. Tocó la mejilla de Hinata, ella se quejó al sentir sus dedos rozando su piel.
—Hinata-chan, yo no...
—Bastardo— Obito de inmediato se levantó del suelo y se lanzó en contra de Naruto, no dejaría pasar el hecho de que Naruto Uzumaki se atrevió a poner una mano sobre su linda Hinata. La amaba, no perdonaría a quién le hiciera daño.
Hinata frotaba su mejilla, se encontraba en shock debido a lo sucedido, Naruto la había golpeado. Sus ojos perla temblaban al ver la escena que se desarrollaba frente a ella, Obito estaba sobre su mejor amigo, sus manos se movían con velocidad y terminaban impactando el rostro del Uzumaki. La ojiperla miró con horror como de la boca de su amigo salía sangre, al igual que de un corte debajo de su ceja. En ese instante, Sasuke apareció para apartar a Obito de Naruto. Ambos no dejaban de insistir en atacarse, por lo que Sasuke presentía que no los iba a contener por mucho tiempo.
—Reacciona, Hyūga— le gritó Sasuke, lo suficientemente fuerte para hacer que Hinata saliera de su trance.
—¡Obito-kun!, Estoy bien, mírame por favor— Hinata se levantó del suelo y tomó las mejillas de su novio, lentamente lo apartó de Sasuke y lo atrajo hacia ella. Su compañero quedó reteniendo a Naruto, que insistía en soltarse de sus brazos —No me ha pasado nada, estoy bien— ella le sonreía, acariciaba su rostro y acomodaba su cabello.
—Hinata...— Obito trató de tocar su mejilla, ella volvió a quejarse al sentirlo. Dolía, pero no quería que su novio siguiera pensando en ese detalle.
—Nosotros tenemos muchos planes para el futuro, ¿Verdad?— Obito giró su rostro para mirar en dirección a Sasuke y Naruto. La ojiperla tomó con su mano derecha su rostro, para que fijara su atención en ella, después guío una de las manos de su novio hacía su vientre —¿Qué te gustaría que sea?, ¿Cuál nombre has pensado?— el Uchiha parpadeó repetidamente, no entendía porque Hinata hablaba sobre sus planes en un momento como ese —Por favor, no sigas esto. No quiero que vuelvan a decir algo de ti, no me gusta ver cómo pierdes la razón. Necesito que confíes en mí, yo arreglaré esta situación, mientras imagina todos nuestros planes— Obito cerró sus ojos y recargó su cabeza sobre el hombro de Hinata, su frente tocaba la superficie tan cálida que representaba la joven Hyūga para él. Continuó acariciando suavemente su vientre, imaginando que algún día podría tener una familia con la mujer que amaba.
—Lo siento— susurró sin apartarse de ella, Hinata siempre le traía paz.
—No, no te preocupes. Todo estará bien, piensa en un lindo nombre para el futuro— la ojiperla frotaba su cabello, le decía palabras de aliento, quería demostrarle que sólo debía confiar en ella. La gorra y los lentes de sol habían terminado en el suelo debido a su pelea con Naruto, los lentes de Obito incluso estaban destrozados porque alguien los aplastó enmedio de todo el desastre.
—No quise asustarte— se disculpó nuevamente Obito, Hinata no dejaba de abrazarlo. Sasuke miraba la escena frente a él con cierta curiosidad, su compañera no estaba embarazada, ¿O si?
—No importa, Obito-kun— lo consoló Hinata, su novio todavía se negaba a apartar su cabeza de su hombro —Je t'aime.*
—Yo también te amo— respondió a su confesión en francés, era poco usual que alguien le dijera "te amo" en otro idioma, pero se sentía bien si era Hinata quien lo hacía.
—Toma las llaves, espérame en el auto— la Hyūga dejó las llaves del auto en las manos de su novio, Obito se separó de ella en ese instante. Entendía que lo mejor sería estar solo hasta que su episodio pase, por lo mismo aceptó alejarse de Hinata y encerrarse en el auto.
—Hinata-chan...— la llamó Naruto cuando Obito cerró la puerta lateral trasera del auto, él por fin salía de su entorno, ahora podría disculparse con su amiga.
—Ya fue suficiente, Naruto. ¿Es qué eres idiota?— le recriminó Sasuke, soltando a su amigo de mala manera. Naruto casi cae al suelo, fue consciente en ese segundo que ya no contaba con el apoyo de su mejor amigo. Sasuke se encontraba demasiado molesto, Sakura, que acompañaba al azabache, no sabía cómo intervenir.
—No debiste separarnos, yo sabía perfectamente lo que hacía— Naruto lo empujó por los hombros, quería acercarse a Hinata pero Sasuke se lo impedía estando enmedio del camino.
—No seas estúpido, tú no conoces a Obito. ¿Miras está cicatriz?, Obito la hizo— el Uchiha se levantó la camiseta para que su amigo viera su cicatriz, una marca de alrededor de diez centímetros se apreciaba en su piel. Comenzaba desde el inicio de sus abdominales en línea recta —Él no puede controlarse cuando está molesto.
—¿Y cómo quieres que deje que mi Hinata esté con un hombre como él?— exclamó Naruto molesto, la idea le parecía estúpida. Si eso le hizo a Sasuke, que era su familia, ¿Qué le esperaba a Hinata?
—Ya basta, Naruto-kun. Eres mi mejor amigo, pero no permitiré que te expreses mal de Obito-kun— Hinata alzó la voz en defensa de su novio, apreciaba a Naruto, sin embargo, no por ese motivo dejaría que siguiera atacando a Obito cuando no lo conocía bien. No era una mala persona como muchos decían, tenías que conocerlo para descubrirlo.
—¿Por qué lo defiendes, Hinata-chan?, ¿Yo no significo nada para ti?— Sasuke volvió a detener a Naruto, lo quería lejos de su compañera, de otra forma, Obito podría enfadarse nuevamente. ¿Es que Naruto era tan idiota que no veía que lo estaba protegiendo?
—Obito-kun es mi novio, y no es la persona agresiva que estás imaginando. Te pediré que no vuelvas a provocarlo— le advirtió Hinata, pocas veces usaba un tono que no fuera de amabilidad, y justo ahora necesitaba verse segura e intimidante. No resultaba como deseaba, pero al menos consiguió que Naruto deje de gritar.
—Hinata-chan, no sigas con él— le suplicó el rubio bajando la mirada, no le gustaba darse cuenta que por su culpa Hinata tenía un moretón en la mejilla.
—Vámonos, Naruto. Ya hiciste suficiente, arruinaste el día de Hinata-chan y su novio— Sakura por fin decidió entrar en la conversación, a la fuerza se llevó a Naruto, que insistía en quedarse. Hinata agradeció que su mejor amigo se marchaba ya, cuando Naruto se encontraba molesto, pocas veces entendía de razones.
Hinata se dió la vuelta cuando Naruto y Sakura se perdieron de su vista, comenzó a caminar hacia el auto, puesto que anhelaba poder reunirse con su novio. Sasuke le impidió seguir después de unos pasos, su compañero había tomado su muñeca y la veía sin ninguna expresión en el rostro.
—Debes esperar más tiempo, permite que su episodio termine— le dijo Sasuke al notar que ella dudaba de su intervención —Obito padece de...
—Lo sé, me lo contó— lo interrumpió suspirando, ahora que su compañero lo mencionaba, tal vez sería mejor esperar un poco antes de ir con Obito.
—Entonces espera hasta que él te informe que está listo— le advirtió Sasuke, él conocía bien las reacciones de su primo, y no permitiría que su compañera sufriera de algún ataque por parte de Obito. Suficiente tenía ya con el golpe en su mejilla que sufrió por culpa de Naruto.
—¿De verdad te hizo esa cicatriz?— Hinata miraba el lugar en que Sasuke mostró anteriormente su cicatriz, la camiseta ahora lo cubría, pero la imagen de esa marca no salía de su cabeza. Obito, el hombre del que estaba enamorada, quién solía ser dulce con ella pero indiferente con otros, fue capaz de lastimar de esa forma a un familiar.
—Yo actué mal, lo merecía. Destrocé el auto que era de su padre, cuando me dijo que no tenía permiso para conducirlo— los ojos perla de Hinata chocaron contra los oscuros de Sasuke, no existía demasiada confianza entre ellos, que en ese momento demostraban lo contrario.
—¿Por qué lo hiciste?— se atrevió a preguntar Hinata, necesitaba más detalles para conseguir comprender a Obito.
—Tenía quince años, y estaba harto de que me dijeran lo que no debía hacer. Y Obito jamás me prohibió algo antes— fue sincero con ella, no tenía por qué mentirle. Su primo siempre solía consentirlo en todo, a diferencia de Itachi o Shisui, Obito lo invitaba a fiestas o a eventos deportivos cada que tenía oportunidad. Su relación se vió afectada a raíz de ese incidente, Obito se sentía culpable por haberlo herido, y desde entonces lo evitaba con la intención de no lastimarlo nuevamente.
—Adolescentes— ambos hablaron al mismo tiempo, lo que provocó una pequeña risa por parte de Hinata.
—No pareces muy impresionada, ¿Obito te lo confesó?— quiso saber Sasuke, su compañera no mostraba sorpresa por lo que contaba, lo que le hacía imaginar que ella ya lo sabía.
—Sí, me contó. Aunque no me dijo que se trataba de ti— admitió Hinata, recordaba cómo fue que su novio le confesó todo acerca de su enfermedad, también sobre las acciones de las que se arrepentía.
—Ten cuidado, porque Obito no es quien piensas— le advirtió el Uchiha, esperando que su compañera sea tan inteligente como para comprender que le decía que debía alejarse.
—Obito no tiene secretos conmigo— respondió Hinata de inmediato, Obito era muy sincero con ella, lo que le hacía sentir que podía confiar plenamente en él.
—Lo que digas, Hyūga— Sasuke resopló molesto, Hinata podría ser de las mejores de la clase, y sin embargo estaba cegada debido a su amor por su primo.
—¿Puedes soltarme?— pidió Hinata a Sasuke, su compañero aún no soltaba su muñeca, y ella ya quería marcharse —¿O también quieres hacer enfadar a Obito-kun?
—Veo que el gran ego es algo que se contagia— Sasuke la soltó mientras sonreía un poco, imaginando que Hinata pensó que tenía otras intenciones con ella —Iré a ayudar a Sakura con Naruto.
—N-no es... ¡Sasuke-kun!— lo llamó cuando él estaba a uno metros, no quería que su compañero piense mal. Ella solamente deseaba regresar con su novio.
—Adiós, Hyūga. Buena suerte— el Uchiha se despidió con su mano, dejando a una Hinata muy avergonzada.
La ojiperla agitó su cabeza, tratando de olvidar ese último intercambio de palabras con su compañero de clases. Buscó su celular entre la maleta que recogió del suelo, la que había caído enmedio de la pelea de Obito y Naruto. Lo encontró intacto, algo por lo que agradeció a los dioses, no quería romper tan rápido su nuevo celular. Al encenderlo, lo primero que hizo fue enviarle mensajes a Obito, que no tardó demasiado en responder.
¿Te encuentras bien ahora?
Sí, estoy bien.
¿Puedo subir al auto contigo?
Sí.
Hinata guardó su celular y caminó en dirección al auto, de nuevo la sensación de calor entre sus piernas apareció, debido a toda esa situación, había olvidado el vibrador que llevaba puesto. Seguramente a su novio también se le olvidó, porque seguía en la misma velocidad que al principio.
La puerta del auto se abrió después de unos minutos de su corta conversación con Hinata, él estaba sentado en el asiento trasero, ya no parecía alterado como hace un momento. Hinata se sentó a su lado, con delicadeza tomó los hombros de Obito para hacer que recueste su cabeza sobre sus piernas. Le quitó el celular para apagar el pequeño vibrador, su novio se encontraba tranquilo a su lado, así que no le importó ese detalle. La joven Hyūga se mantuvo en la misma posición, acariciando el cabello oscuro de Obito y sonriendo para él.
—Obito-kun, ¿Cómo te sientes?— le preguntó con calma, trataba de descubrir si Obito necesitaba más tiempo solo o si ya estaba preparado para estar cómodo con su presencia.
—Eso no importa, ¿Cómo estás tú?— Obito giró un poco su cuerpo, quedando boca arriba. Requería ver a Hinata y asegurarse de que ella estaba bien —¿Te duele demasiado?— acercó su mano a su mejilla, pero se detuvo a medio camino. Ella mostraba que le dolía cuando la tocaba, y no quería lastimarla.
—No, estoy bien. He recibido golpes más fuertes en mis entrenamientos en el Dojo— la chica rió un poco, después de todo, no le estaba mintiendo. En algunos enfrentamientos contra otros compañeros de su edad, solía terminar con pequeñas lesiones. En una ocasión, casi se lastima el tobillo en un combate contra su primo Neji.
—Debí romperle la cara a ese imbécil— Obito desvió la mirada, se arrepentía de no haber arruinado por completo el rostro de Naruto Uzumaki.
—No, Obito-kun. Yo no quería que lo hicieras, hace poco se publicaron los vídeos de ti golpeando a aquel hombre— Hinata acarició sus mejillas, su nariz, sus labios. Quería que se enfoque en ella y no en lo que sucedió anteriormente —No me gustaría que estés en problemas por mi culpa.
—¿Te asusté?— logró identificar cierto tono de preocupación en su voz, Hinata volvió a sonreír para tranquilizarlo.
—No, todo está bien— ella tomó la mano de Obito para colocarla sobre su mejilla que no estaba herida, ese pequeño detalle lo hizo sonrojar —¿En qué nombre pensaste?, Si tenemos un hijo, ¿Te gustaría que sea niño o niña?— decidió cambiar de tema por el bien de su novio, no tenía sentido seguir pensando en aquella mala experiencia.
—Me agrada la idea de que sea una niña tan linda cómo tú— el Uchiha pasó la yema de sus dedos por la piel del rostro de Hinata, le gustaba esa sensación que provocaba en su interior. Estaba seguro de haber encontrado a la persona correcta, era con ella que quería cumplir todos sus sueños.
—¿Y qué nombre tendría?— continuó la ojiperla feliz.
—¿Te gusta Tsuki?— fue la primera propuesta de Obito, es el nombre que había pensado mientras intentaba controlarse.
—Sí, que se llame Tsuki— aceptó ella, su significado le resultaba lindo. Si en el futuro tenían una hija, ese sería su nombre.
—¿Y si es un niño?— él le miró con interés, esperando su respuesta. Realmente no pensó en muchos nombres de niño.
—Si es niño, yo escogeré su nombre— Obito asintió, de acuerdo con la idea de su novia. Era justo que ella decidiera la otra opción.
—Me parece perfecto, ojos de ángel— le dijo el Uchiha, mientras se perdía en instantes en los bonitos ojos perla de Hinata.
—¿Hasta que nos volvamos a ver?— ella sintió que su corazón se aceleraba, su intención era decirle que lo amaba, pero todavía no creía que es el momento correcto. Esperaría a estar completamente segura de que no le fallaría.
—Hasta que nos volvamos a ver— su novio correspondió a sus sentimientos, haciéndola inmensamente feliz.
La hora de salida de la escuela había terminado hace sólo unos minutos, Sakura Haruno se encontraba en la biblioteca esperando a su amiga Hinata para juntas estudiar un poco o escoger algunos libros que llevar a casa. Su proyecto en equipo le agradó demasiado a su profesor Kakashi, él les pidió que continúen y terminen de desarrollar sus ideas. Ino se uniría a ellas más tarde, puesto que primero debía tomar una clase extra de canto. Su amiga era poseía un talento natural además de una voz dulce, probablemente sería la próxima participante de su salón en el concurso de talentos. Al creer que encontraba los libros correctos y después de hacer el papeleo necesario para llevarlos a casa, Sakura regresó a uno de los cubículos dónde prometió esperar a Hinata, la ojiperla le había enviado un mensaje diciendo que llegaba en cinco minutos.
Mientras revisaba entre las hojas de los libros para encontrar los índices, alguien sujetó su brazo y cubrió su boca. Sakura reconoció de inmediato el perfume de la persona a sus espaldas, se removió de él hasta conseguir escapar, debió incluso morder su mano y golpearlo con su brazo.
—Ya basta, no te muevas o pienso gritar— Sakura colocó una silla entre ambos, creyendo que funcionaría para mantenerlo alejado de ella.
—No seas impaciente, te haré gritar pronto— al ver que avanzaba hacia ella, Sakura arrojó la silla hacia él. No lo quería cerca, odiaba cualquier tipo de contacto con ese hombre.
—No te acerques a Sakura-chan— la voz de Hinata se escuchó sin alguna clase de temor, Sakura se percató de la presencia de su amiga cuando esta le tomó por la muñeca y la colocó detrás de ella. Fue consciente en ese momento de que Hinata trataba de defenderla.
—Hinata, este no es asunto tuyo. Vete de aquí— le ordenó molesto el castaño, Hinata no era parte de sus planes, y la necesitaba lejos antes de que descubriera más de lo que debería.
—No me apartaré, será mejor que dejes de molestarla— Hinata le sostuvo la mirada a su compañero, demostrando que necesitaría ma que esa advertencia para lograr intimidarla.
—¿Quieres que le haga a tu amiga lo mismo que a ti, Sakura?— la sonrisa de él causó un gran escalofrío en Sakura, ella estaba por ceder a su agresor. Jamás permitiría que él le hiciera daño a Hinata, su amiga era demasiado buena para sufrir de esa manera. Él avanzó unos pasos hacia ellas, sabía bien que Sakura se quebraría pronto.
—Te dije que no te acerques— Hinata adoptó una posición clásica en su familia, en unos segundos su pie derecho había impactado en el rostro de él. Fue un movimiento impecable, Sakura se sorprendió al ver a su amiga en acción.
—Maldita perra— él limpió su boca y escupió sangre al suelo, intentó acercarse a Hinata para devolverle el golpe. Ella pagaría por haberse entrometido en sus deseos.
—Te lo advertí— Hinata volvió a golpear su mandíbula con su pie derecho, en esta ocasión, él cayó al suelo. No volvió a levantarse, había quedado inconsciente.
—Hinata-chan, ¿Qué le hiciste?— Sakura se acercó a él para comprobar su pulso, respiraba correctamente, sólo parecía estar dormido.
—Un golpe en la mandíbula es efectivo para noquear a una persona— Hinata comenzó a recoger los libros que su amiga tenía en una de las mesitas del lugar, después de tener todo en orden, le entregó la mochila que la misma Sakura dejó en una silla.
—¿Y lo dejaremos aquí?— preguntó cuándo Hinata tomó su mano y la llevaba con ella a la salida. No estaba segura si debían dejarlo ahí, tenía temor de que les invente falsas acusaciones, aunque tampoco quería esperar a que despierte.
—Sí, antes de que un maestro nos encuentre— la Hyūga continuó caminando sin girar a ver a su compañero, no le interesaba lo que pudiera pasar con él. Lo único que le importaba ahora era Sakura —¿Por qué te molestaba?— Hinata hizo la pregunta de la que tanto esperaba una respuesta, ambas habían dejado la biblioteca atrás.
—Ya sabes cómo son los hombres, se enfadan cuando los rechazas y...
—No me mientas, por favor. Para ayudarte necesito la verdad— Hinata se detuvo en el patio de la universidad, a esa hora no había nadie a los alrededores, lo que les concedía algo de privacidad.
—Hinata...
—¿A qué se refería con esa amenaza?, ¿Qué es lo que te hizo?— exigió saber su amiga, Sakura se debatía entre responder con la verdad o seguir mintiendo para protegerse.
—Él... Abusó de mí, y me grabó teniendo relaciones en la biblioteca— confesó tras pasar varios minutos, necesitaba por fin decir a alguien lo que tanto la atormentaba. Pensó que sería fuerte al superarlo por su cuenta, pero toda la situación la sobrepasaba —Ha abusado de mí dos o tres veces más, pero ya he comenzado a defenderme, no quiero vivir temiendo todo el tiempo— los ojos jade de Sakura se empañaron por culpa de las lágrimas que buscaban salir, no soportaba tener que esconderse de él. Lo odiaba, y también a sí misma por no defenderse antes.
—Sakura-chan— susurró Hinata, no tenía idea de que su amiga pasaba por eso. Pensó que solamente era muy insistente al querer salir con ella, al punto de agredirla físicamente, nunca imaginó que se trataba de una violación.
—Me amenaza diciendo que enseñará a todos los vídeos donde aparezco. Sinceramente, ya no me importa— Sakura hace tiempo había perdido la esperanza, si publicando sus vídeos dejaba de molestarla, para ella estaría bien. La única ocasión en que quiso denunciar al hombre del que fue víctima, nadie le creyó, le dijeron que había transcurrido mucho tiempo desde la agresión como para comprobar que en verdad sufrió de un ataque de ese tipo.
—Él no volverá a hacerte daño. Yo me encargaré de ello— Hinata abrazó a su amiga, y por fin después de tantos meses de sufrimiento, Sakura por fin se sintió segura.
—Gracias, Hinata-chan— ambas lloraban, Sakura porque al fin la protegían, y Hinata por no haberlo hecho antes.
—Obito-san, ¿Qué necesita?— Hinata abrió la puerta de la oficina de su jefe y habló para llamar su atención, en el trabajo, ambos debían mantener un perfil bajo. Para Hinata era muy difícil, no conseguía evitar ver de manera especial a Obito, un detalle del que Konan se había percatado hace tiempo.
—Pasa, necesito hablar contigo sobre algo importante— la ojiperla asintió y cerró la puerta detrás de sí, como ambos estarían solos, tal vez se podría olvidar de las formalidades innecesarias.
—¿De qué se trata?— ella se acercó a Obito cuando él movió su mano para invitarla a pasar de su escritorio, cuando menos lo espero, Obito ya la había tomado para sentarla sobre sus piernas. Hinata se sonrojó fuertemente, le gustaba estar de esa manera con su novio, empero, también le parecía vergonzoso.
—Pienso contratar seguridad para tu casa, serán guardias de día y otro escuadrón en la noche. De esa forma estarán protegidos en todo momento— comenzó a hablar el Uchiha, desconcertando por completo a Hinata. Su vergüenza pasó a segundo plano, estaba más concentrada en tratar de encontrar sentido a la extraña conversación que iniciaba su novio.
—¿Seguridad?— repitió ella en voz baja
—Habrá dos guardias, por lo menos, cuidado de cada integrante de tu familia. Ellos no los notarán, estarán en cubierto— esas eran las indicaciones de Shisui para aumentar la seguridad de Hinata, y Obito las seguiría al pie de la letra. Según su primo, ya no debían temer por el bienestar de los integrantes de la lista, con todas las medidas que estaban tomando, todos estarían bien —Sin embargo, tus guardias estarán a tu lado incluso en la escuela— el Uchiha continuó hablando, sin ser consciente de que estaba avanzando demasiado rápido para la pobre joven.
—Espera, no estoy entendiendo nada. ¿De qué estás hablando?, ¿Por qué necesitaría protección mi familia?— Hinata se apartó de él al instante, lo que Obito decía le causaba un gran temor. Probablemente su novio se percató de que corrían riesgos en su hogar, ya había escuchado antes algunas quejas de sus vecinos después de que uno de ellos sufrió de un asalto.
—De acuerdo, no comencé de la mejor manera— reconoció el Uchiha, pasando sus manos por su rostro hasta terminar frotando su cabello. La verdad es que no sabía cómo abordar ese tema, puesto que sentía que Hinata podría estar muy molesta con él. Técnicamente era su culpa que ahora su vida no esté completamente segura —Hace unos días, mi primo Shisui me informó que estás en peligro. Hay una lista con nombres de siete personas, existe una persona que quiere dañar a los involucrados en esa lista— intentó explicar despacio, volviendo a tomar las manos de Hinata con el propósito de reunir más valor.
—¿Yo estoy en la lista?— por más que lo pensaba, no encontraba quién podría querer dañarla. Solamente tenía una mala relación con un compañero de la universidad, el mismo a quién golpeó hace unos días por molestar a su amiga Sakura.
—Sí, lo lamento, Hinata. Es culpa mía— Obito bajó la cabeza, su vista ahora se enfocaba en el suelo. Cada día se arrepentía de haber investigado a Hinata, de no hacerlo, probablemente ella seguiría teniendo una vida tranquila. Tal vez debió intentar conocerla de otra forma.
—No entiendo, ¿Por qué estaría en una lista como esa?— Hinata tomó el rostro de su novio entre sus manos, obligándolo a no apartar la mirada de ella. Deseaba poder comprender lo que Obito quería decirle, y para lograrlo, era necesario comprobar que estaba siendo sincero con ella.
—Alguien quiere culpar a Shisui, robó información de su base de datos. Ahí es donde encontraron tu nombre— respondió el Uchiha justo cuando ella terminó de hacer aquella pregunta, había repasado por días lo que debía decir a Hinata, y justo ahora se encontraba dudando de lo que practicó en todos sus ensayos.
—Sigo sin entender porque estoy en esa lista, Obito-kun— insistió ella, tenía ese presentimiento de que Obito trataba de ocultarle algo importante, y no le gustaba esa posibilidad.
—Es mi culpa, Hinata. Desde que te conocí, le pedí a Shisui que te investigue. Todo es producto de una equivocación mía— su expresión denotaba tristeza, y el constante movimiento de su rodilla derecha delataba su inquietud y frustración. Obito no dejaba de disculparse con ella, estando sentado en su silla y Hinata de pie frente a él, su novio la abrazaba mientras recargaba su cabeza cerca de su abdomen.
—Tranquilo, Obito-kun— le dijo Hinata, su voz fue suave y dulce. Buscaba tranquilizarlo, no le agradaba ver a Obito tan triste y preocupado.
—¿Por qué no estás molesta conmigo?, ¿Por qué eres tan buena, ojos de ángel? — no lograba comprender por completo a Hinata, creyó que estaría molesta con él, y en lugar de eso, ella lo consolaba. Siempre era demasiado amable, se preocupaba por otros antes que en sí misma. A Obito le preocupaba ese detalle, Hinata era más propensa a ser herida por su gran bondad e inocencia.
—Estoy sorprendida, pero no molesta. Ahora entiendo cómo sabías tanto de mí la segunda ocasión que nos vimos— una corta risita escapó de su boca al terminar de hablar, siempre se preguntó por qué Obito estaba enterado de detalles tan privados de su vida, y ahora obtenía la respuesta —De alguna manera, eso funcionó para que estemos juntos, ¿No? — buscó el lado positivo de las decisiones de su novio, tal vez debía ser más cuidadosa para no caer en problemas, pero también agradecía el poder conocer a Obito. También confiaba en que él jamás permitiría que le vieran daño a su familia o a ella, y se creía capaz de defenderse por su cuenta gracias a las enseñanzas de su tío.
—Sí, eso creo— respondió Obito, que desde hace poco había apartado su rostro del vientre de Hinata, y fijado sus ojos oscuros en los perla de ella.
—Yo no puedo arrepentirme de estar junto a ti, por ese motivo no estoy molesta— la Hyūga acercó los dedos a la cara de Obito, tocando con delicadeza su sien. Ella le sonreía, lo que provocaba que el corazón de Obito se acelere y su mente encontrara la calma —Te agradezco tu sinceridad, también que piensas proteger a mi familia y a mí— Hinata tomó ambos lados de su rostro y besó su frente.
—Gracias, ojos de ángel. Gracias por no enfadarte conmigo— Obito se sintió por fin con un poco de paz, confesarle la verdad a Hinata no resultó ser tan malo como tanto imaginó. Debió tener en cuenta desde el principio que la ojiperla era muy comprensible.
—Solamente te pediré que me hagas dos favores— dándole una rápida mirada al escritorio de Obito, la Hyūga comprendió que no había nada demasiado importante sobre la superficie. Decidió entonces sentarse en el, y su novio de inmediato acercó su silla hacia ella.
—Dime que necesitas— Obito tomó sus manos, ligeramente preocupando por lo que Hinata podría pedir. No tenía idea de qué condiciones le daría ella, sabía de antemano que no sería nada malo, porque no era el estilo de su novia, empero, eso no restaba el que se sintiera tan ansioso.
—Promete que nada le sucederá a mi familia, que ellos estén fuera de peligro— Hinata lo miró fijamente, ella se percataba de que Obito jamás le negaba una petición, y esa probablemente no sería la excepción. Aún con eso, debía comprobar que Obito protegería a su familia, incluso más que a ella misma.
—Lo prometo, ellos estarán bien. Igual que tú, todos estarán a salvo— Obito parecía que se convencía con sus propias palabras, y probablemente así era. Confíaba en Shisui, sin embargo, no representaba para él una exageración el hecho de contratar seguridad extra —Nadie de la lista ha resultado herido de nuevo, Shisui está haciendo muy bien su trabajo. Solamente requería decírtelo, no tendré secretos contigo— su última oración hizo feliz a Hinata, apreciaba mucho que su novio fuera tan sincero. Cuando mostraba que no le ocultaba lo que sucedía con él, la joven confirmaba que Obito era una persona en que podía confiar. Solamente necesitaba reunir más valor, para poder confesarle sus propios secretos.
—Está bien, gracias por no mentirme— la diferencia de altura traía un poco de diversión a Hinata enmedio de toda esa situación tan estresante, normalmente, era ella quien miraba hacia arriba para apreciar a Obito. Justo en ese instante, se volvía todo lo contrario.
—¿Cuál es tu segundo favor?— Obito acariciaba sus muslos con movimientos suaves, ella le veía con ternura, aunque sabiendo que debía volver a su postura anterior. Lo que le pediría al Uchiha era un asunto delicado, y necesitaba comportarse con seriedad.
—¿Recuerdas a Sakura-chan?— la Hyūga apretó sus manos con fuerza, lo que sorprendió un poco a Obito. Imaginó que lo que hablaría con Hinata no era bueno.
—Tu amiga, la recuerdo— probablemente no podría olvidarla, después de todo, hace poco habían llegado a un acuerdo donde la amiga de Hinata prometía cuidar de su novia. De esa forma es como Obito se aseguraba que Hinata se alimentaba correctamente.
—Alguien de la universidad... abusaron de ella, le insistí en denunciar pero no quiere hacerlo. Dice que ya lo intentó en una ocasión, y solamente obtuvo burlas— Hinata sentía como sus propias uñas se enterraban en las palmas de sus manos, no entendía como alguien podía ser tan cruel como su compañero. También odiaba no haber ayudado antes a Sakura, que ya llevaba tanto tiempo sufriendo en silencio. No se consideraba a sí misma una buena amiga, debido a todo lo sucedido —Prométeme que también le contratarás seguridad a ella, no quiero que la vuelvan a lastimar— le suplicó la joven, sus ojos perla pronto se llenaron de lágrimas de impotencia.
—Lo haré, le pediré a Sasori que se encargue personalmente de su seguridad— Obito observó con tristeza a Hinata, la entendía, porque él también enfrentó una situación similar cuando a su amiga Konan la atacaron. Odiaba a las personas que abusaban de otras, así que se encargaría de poner fin al sufrimiento de la amiga de Hinata —Te parece si además de la seguridad, la animas a asistir a terapia. Será lo ideal para ella, que de alguna forma la ayuden a superar ese trauma— le sugirió mientras limpiaba los ojos de la Hyūga, que intentaba controlar su llanto.
—Sí, es una buena idea— Hinata se dejó consolar por Obito, que pronto se levantó de su asiento para rodearla con sus fuertes brazos.
—Dime quien fue el bastardo que la lastimó— el Uchiha cerró los ojos, buscando la manera de poder controlarse. Deseaba tener enfrente al hombre que se atrevió a abusar de una chica y tener la satisfacción de poder romperle más de un hueso.
—¿Para qué quieres saberlo?— preguntó Hinata ligeramente confundida.
—Haré que lo investiguen, y cuando menos lo espere, yo mismo me encargaré de enviarlo a prisión— suspiró, por más que su instinto le pedía arreglar el asunto por su propia mano, la idea de verlo el resto de su vida en prisión le parecía más correcto. Solamente de esa manera, Sakura estaría segura por completo.
—¿En serio lo harías?— Hinata le miró con esperanza, si Obito conseguía que lo detuvieran, probablemente Sakura podría estar mejor. Ella haría todo lo posible por cuidar de su amiga, y no le interesaba lo que pudiera sucederle al castaño.
—Sólo tienes que decirme su nombre— respondió el Uchiha, Hinata se había separado un poco de él para mirarlo directamente a los ojos. Debía comprobar que de verdad existía una esperanza.
—Él es capitán del equipo de baloncesto de la universidad... Su nombre es Amai— confesó después de unos segundos, confíaba en Obito, en que la ayudaría y no usaría esa información para algo indebido.
—No te preocupes, ojos de ángel. Te prometo que ese idiota pagará por lo que hizo— Hinata asintió, sabía bien que Obito no le estaba mintiendo. Probablemente no sucedería de la noche a la mañana, pero conseguirían que Amai enfrente a la justicia.
Extra:
Hanabi Hyūga se consideraba una persona muy abierta a distintas posibilidades, creía en que era correcto si su tío decidía aplicar correctivos con el propósito de mantener el orden. A ella ya la había castigado teniendo que hacer los deberes de la casa que le correspondía a Neji y Hinata, y todo por no haberse burlado de ellos cuando lo hacían, lo cuál admitía no fue correcto. Aunque en algunas ocasiones creía que se volvía demasiado extremista, como el día que obligó a Neji y Hinata a realizar algunas series de sentadillas, simplemente por no responder correctamente a preguntas sobre la familia Hyūga. ¿A quién le interesaba si el abuelo se casó con una de sus primas?, Que su familia practicara el incesto en el pasado para conservar el color de sus ojos o la sangre pura de los Hyūga no le parecía importante. Ahora en el presente, nuevamente consideraba que su tío abusaba de su poder para atormentar a su hermana mayor y a su primo.
La Hyūga menor caminaba sosteniendo la mano de Hinata, a su hermana no le era posible ver, así que llevaban un bastón que funcionaba para que la confundieran con una persona que tiene problemas con su vista. Lo único bueno que venía acompañado de esa situación, era que otras personas tenían un trato preferencial hacia ellas. Hinata no se percataba de ello, creía que les cedían el asiento en el metro o les abrían la puerta por caballerosidad, Hanabi en cambio, disfrutaba de las ventajas que obtenía gracias al estado de su hermana.
—Esta práctica que les pidió mi tío es muy extraña, ¿Para qué necesita que tengas tus ojos vendados?— no es que le desagrade tener que cuidar de Hinata, simplemente le parecía muy cruel de parte de su tío tener Neji y Hinata de esa forma. Constantemente debía cambiar la dirección de su hermana para que no se termine golpeando contra un poste —Además, pareces una chica ciega de verdad con ese bastón— Hinata se sonrojó debido a esa declaración, ¿Sería por eso que recibían tantas atenciones desde que salieron de casa?
—Es para agudizar mis sentidos... También porque me está castigando al igual que Neji-niisan— le explicó Hinata luego de haber retomado la compostura, le avergonzaba pensar que otros la consideraban ciega realmente. Quizás de conocerla, pensarían que intentaba sacar provecho de otras personas.
—¿Y por qué castigarte?, Es genial que te escapes en las noches para ir a patear el trasero de esos conductores. Estabas consiguiendo mucho dinero para mis medicinas— Hanabi había soltado a su hermana para hacer diversos movimientos con sus brazos, como si estuviera atacando a alguien frente a ella. En segundos debió ir por Hinata de nuevo, ya que estaba por chocar contra otra persona.
—Lo sé, pero mi tío teme que me suceda un accidente parecido al de nuestros padres— el tono de Hinata fue de melancolía, extrañaba regresar a casa después de sus entrenamientos en el dojo y recibir todas las atenciones de su madre. Sus padres habían muerto en un accidente automovilístico, provocado por un hombre que tomó más de lo que debería. La Hyūga era consciente de que su tío temía que ella sufriera el mismo destino.
—Ah, sólo arruina lo divertido— Hanabi rodó los ojos, su tío simplemente era demasiado sobreprotector. No tenía nada de malo que Hinata consiguiera dinero, incluso le había comprado un nuevo celular para sus consultas escolares, eso gracias a sus primeros pagos por victorias.
—Ya, Hanabi, todo estará bien. Busca lo que necesitas de la papelería para tu escuela, yo seguiré las indicaciones de mi celular para encontrar un puesto de comida— Hinata retiró su celular de su pequeña mochila y lo entregó a su hermana, ella le ayudó a buscar un sitio adecuado. No sería difícil para Hinata llegar sola a el, quedaba a una cuadra de distancia, solamente debería partir ya para conseguir una mesa vacía.
—Está bien, muero de hambre— Hanabi le devolvió el celular a su hermana, el restaurante ya estás seleccionado, así que Hinata sólo seguiría las instrucciones.
—Toma, paga con mi dinero— la mayor de las hermanas removió de nuevo el contenido de su mochila para hacerle entrega a Hanabi de algunos billetes de su monedero, también para buscar sus audífonos, sería mejor escuchar las instrucciones con ellos a qué todos a su alrededor se enteren del lugar al que se dirigía.
—Gracias, Onee-sama. Camina con cuidado— se despidió Hanabi, que se quedó de pie cerca de la puerta de la papelería, quería asegurarse de que su hermana estaría bien por su cuenta.
—Lo haré— Hinata agitó su mano para despedirse, después se concentró en las instrucciones que recibía de su celular.
Su tío fue un poco cruel con ese castigado, lo estaba llevando a un nuevo nivel que ni Neji o Hinata conocían. La ojiperla admitía que funcionaba para desarrollar sus sentidos, pero a ella no le agradaba ir por la calle con una venda cubriendo sus ojos. Era mejor cuando solamente realizaban esas prácticas en su hogar.
Cuando Hinata menos lo esperó, alguien pasó corriendo a su lado, haciendo inevitable que sufriera una gran caída. La persona que la empujó sin querer, solamente se disculpó y continuó corriendo por la banqueta, probablemente llevaba prisa. Hinata quedó de rodillas sobre el suelo, con sus manos buscaba sus audífonos, que se desprendieron de la unión con su celular, también uno de sus zapatos, que salió en dirección contraria a ella. En su momento de desesperación, no pensó en quitarse la venda, seguía buscando a tientas sus pertenencias. Cuando casi tocaba su zapato, alguien más pasó y lo pateó sin ser intencional, el hombre iba demasiado ocupado en su celular como para notar a la joven en el suelo. Hinata pronto sintió a sus lágrimas llegar a sus ojos, y entonces por decisión propia, no se quitó la venda, no quería que la vieran llorar.
—Obito, ven aquí. Debemos ayudar a esta chica— el miedo que la invadía se alejó por un momento, alguien por fin tenía piedad de ella y vas acercaba para ayudarla. Una manos femeninas tomaron las suyas, le susurraba que todo estaría bien y la ayudaba a incorporarse.
—¿Qué sucede?— Hinata escuchó otra voz, un hombre había llegado a su lado mientras depositaba algunas bolsas en el suelo. Obito Uchiha llevaba cargando una gran cantidad de cajas de zapatos y otras de bolsas departamentales, la mayoría eran compras de su esposa.
—La miré caer cuando salíamos de la tienda, su zapato está en la calle— Rin ayudó a Hinata sentarse en una banca que se encontraba fuera de una tienda de helados, revisaba sus rodillas en busca de alguna herida grave, pero la chica frente a ella sólo tenía algunos rasguños.
Obito observó a la joven que su esposa atendía, su cabello era oscuro, del mismo tono que su primo Sasuke. Lo que más llamaba la atención eran sus mejillas rojas, y el hecho de que no dejaba de temblar y disculparse. Rin señaló la dirección en que el zapato de la chica se encontraba, en vista de que su esposo todavía no se movía de su lugar.
—Iré por él— el Uchiha entendió lo que debía hacer gracias a la mirada de Rin, no perdió tiempo y se dirigió a la calle para intentar recuperar el zapato de la azabache.
—Tranquila, todo estará bien. Nosotros te ayudaremos— la consolaba Rin, que rápidamente había buscado en su bolsa algo que le pudiera ayudar a atender a la joven sin vista. En su bolsa encontró toallas húmedas y gel antibacterial, no era lo convencional, empero, funcionaría para esa ocasión.
—Gracias— Hinata mordió sus labios para evitar quejarse cuando el alcohol del gel hizo contacto con su herida.
—Rin, su zapato quedó destruido— Obito regresó sin buenas noticias, antes de que él pudiera tomar el zapato, un auto había pasado encima de el. Seguramente ese no era el día de suerte de la pobre joven, porque cuando Obito mostró a Rin el objeto que pertenecía a la azabache, notaron que no tenía arreglo.
—No importa, le daré los que he comprado. ¿De qué número calzas, cariño?, Si no te queda podemos ir a comprarte otros— Rin dejó de curar su herida para luego colocar unas venditas adhesivas, mientras tanto, Obito buscaba entre las compras el par que recién había comprado su esposa.
—Y-yo...
—Señorita, olvidó recoger su paquetería— de la tienda en que estuvieron antes, una de las empleadas salió llamando a Rin. La castaña recordó que todavía le faltaban algunas bolsas, aparte de las que Obito ya cargaba.
—Si gustas puedes ir, yo veré si los zapatos le quedan— le sugirió Obito al notar tan indecisa a su esposa, Rin asintió, no le quedaba de otra. Además, al regresar a a tienda le sería posible preguntar si podrían cambiar el par de zapatos que compró, en caso de que no le queden a la joven que ayudaban.
—Gracias, Obito. Ahora vuelvo— Rin se levantó y partió con prisa, sin dar una última mirada hacia atrás.
—¿Estás asustada?— Obito le habló al mismo tiempo que retiraba de su caja el par de zapatillas deportivas que Rin se había comprado. Si algo le agradaba de si esposa, es lo generosa que era.
—No tiene por qué darme los zapatos de la señorita, yo estaré bien— la Hyūga seguía con ese rubor en sus mejillas, ahora que su miedo pasó un poco, lograba comprender la situación. Una pareja le estaba ayudando, incluso ofreciendo un par nuevo de zapatos.
—No te preocupes por ese detalle, a decir verdad, mi esposa ya tiene demasiados pares de zapatos en casa. No me sorprendería que estos sean repetidos— el Uchiha se rió de su propia idea, no estaba exagerando al decir que Rin era fanática del calzado. Siempre que salían de casa para pasear, inevitablemente traía de regreso a casa unos zapatos nuevos.
Hinata se sonrojó todavía más al sentir que aquel hombre comenzaba a colocar una zapatilla deportiva en su pie izquierdo, sus dedos tocaron con suavidad su tobillo, puesto que trataba descubrir si ella estaba cómoda o no.
—¿Está seguro?, Y-yo no...
—¿Puedes sonreír para mí?— no le permitió continuar, prefirió cambiar de tema, o probablemente ella seguiría rechazando su oferta y él insistiendo —Las mujeres brillan más cuando sonríen— continuó hablando Obito, no era su intención incomodar a la joven, solamente quería subir un poco su ánimo.
—Gracias, muchas gracias— Hinata deseó poder quitarse la venda de los ojos y ver a ese hombre que estaba siendo tan amable con ella, aunque tenía miedo de que al hacerlo, ellos piensen que fingía estar ciega para burlarse o conseguir beneficios de otros.
—Te quedan muy lindos. ¿Te aprietan?— Obito terminó de sujetar las agujetas de los nuevos zapatos de Hinata, aun así, no se movió de su lugar. Seguía hincado frente a ella, observando que la joven parecía muy feliz. Se sentía bien ayudar a alguien que lo necesitaba y poder conseguir una linda sonrisa de agradecimiento.
—No, están bien— Hinata movió sus manos para tocar sus rodillas, dolían, pero estar con ese hombre causaba que no pensara en ello.
—¿Te han dicho que tienes una sonrisa muy bonita?— el Uchiha continuaba perdido en las finas facciones de la joven, se sentía culpable por estar tan atraído hacia ella cuando su esposa estaba cerca de ellos. No comprendía la razón por la que esa chica provocaba un ligero rubor en su rostro, y creía que solamente se trataba de un motivo diferente. Ese día ayudó a una persona sin esperar algo a cambio, y se sentía orgulloso de sí mismo por hacerlo.
—No... ¿Usted lo cree?— la Hyūga apretó con sus dedos la tela de su blusa, en ese instante se encontraba muy nerviosa.
—Sí, lo creo. Sonríe, es deslumbrante cuando lo haces— la expresión de felicidad no se borraba del rostro de Hinata, inclusive se veía más linda si le incluían ese tierno sonrojo —Perfecto, no borres tu sonrisa, es mejor que verte asustada.
—Gracias por ayudarme— Hinata llevó sus manos hacia su cabello y después regresó a su blusa, no podía mantenerse sin movimiento por más de quince segundos.
—No es nada. Lo volvería a hacer— Obito revolvió su cabello, esa chica resultaba ser muy adorable. Su esposa llegó unos minutos después, y Hinata no tardó en agradecerle también por su atención, la ojiperla pensó que tenía suerte al encontrar una pareja tan amable como llegan ellos, y pedía al cielo que fueran muy felices juntos.
"No importa cuántos obstáculos debas enfrentar o que personas conocer antes, tu alma gemela siempre te encontrará".
Notas de la autora:
• Puede contener errores ortográficos.
• Este capítulo es de 35'441 palabras, lo que equivale a aproximadamente 68 paginas. Tal vez les pueda durar dos días para leerlo, lo único que espero es que lo disfruten, me esforcé al escribirlo 🙇♀️
• En este capítulo nos tocó ver a una Hinata con autoestima baja, algo que les he estado planteando de manera sutil en otros capítulos. Como ejemplo, ella no se siente bonita porque lo crea en verdad, sino porque Obito u otros de sus amigos lo dicen. Eso la vuelve más susceptible de creer en las críticas que recibe, también de buscarse cualquier posible defecto. Mi idea es irle dando poco a poco un cambio, que se acepte por sí misma y no porque otros se lo digan. ¿Ustedes qué opinan?
Y para añadir algo más, ustedes son personas muy valiosas, busquen sentirse bien con todo lo que tienen, no permitan que otros los hagan sentir menos ❤️
• Se supone que este capítulo lo quería publicar seguido de la primera parte, perro estuve teniendo varios problemas y terminaba desesperada xd primero se me borró y después no funcionaba bien mi computadora, un caos total. Una disculpa, como les decía, mi plan era publicar el capítulo antes de navidad, pero bueno. ¡Feliz día de San Valentín!, pasen un excelente día 💖
• Aquí también se enteran de que Hanabi pierde su cabello, y su hermana decide donar su cabello para ella. Si ustedes alguna vez quieren cortar demasiado su cabello, que les quede a los hombros o más arriba, pueden tomar también la decisión de ir a donar su cabello para los niños con cáncer. Ahora es más fácil encontrar lugares en donde realizan estas labores, así que en lugar de que nuestro cabello termine en el suelo, podemos donarlo 🙇♀️
• La canción que Hinata reproduce en el auto cuando está con sus amigas se llama You blong to me, de Carla Bruni
• La canción que Hinata le pidió a sus amigas para su rutina lleva por nombre el mismo título de este capítulo. Would you like de Pop Talk, una parte de la letra está al comienzo del capítulo ✨
• La canción que Hinata y sus amigas reproducen en el auto de Obito es Fairy Tale de Seori ❣️
• Como probablemente notaron, Ino ya conoce a Obito, y no se lleva del todo bien con él. Estaba pensando hacer un capítulo especial para mostrarles cómo fue que se conocieron y otros detalles que llevan también al momento en que Ino y Neji se hicieron novios, mi pregunta es si les gustaría ver algo así, ¿Qué opinan?, Déjenme leer sus posibles teorías sobre cómo se conocen 👀
• Por fin se descubre al agresor de Sakura, seguro las sorprendí, porque este personaje apenas y apareció en el anime. ¿Ustedes lo esperaban?
Chicas, si alguna vez sufren de alguna situación parecida, no duden de contarlo a quien más confianza le tengan, también de denunciarlo en su debido momento. Sabemos que en ocasiones se sufre de discriminación en este tipo de asuntos, pero no por eso debemos dejar pasar lo que otros puedan intentar hacernos. Actualmente ya existen diversas leyes que nos protegen, fuerza a todas 💜
• ¿Les gustó el pequeño extra?, Es como una referencia a Cenicienta y a la historia del hilo rojo del destino 🙊
• Este fue el atuendo con que Hinata se disfrazó:
Y Obito tendría algo así:
Dejen sus votos y comentarios 💖
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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