Capítulo especial: Quiero ser tu amor.
Declaimer: Los personajes de Naruto NO son míos, pertenecen a Kshimoto, yo solo los uso para crear esta historia, sin fines de lucro, con el único objetivo de hacer pasar un buen momen al lector.
Everybody's talking how I, can't, can't be your love
But I want, want, want to be your love
Want to be your love for real
Want to be your everything
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Todo el mundo habla como yo, no puedo, no puedo ser tu amor
Pero yo quiero, quiero, quiero ser tu amor
Quiero ser tu amor de verdad
Quiero ser tu todo...
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La nieve era algo sumamente lindo del invierno, al menos eso es lo que pensaba Itachi Uchiha, lo que más le encantaba es el momento en que su familia se reunía a sentarse en el sofá para compartir una manta. Mientras Sasuke prefería pasar el tiempo siendo mimado por su madre, a Itachi le gustaba leer un buen libro y disfrutar del silencio de su padre. El invierno había comenzado hace apenas un mes, y aunque normalmente las temperaturas no descendían demasiado pronto, ese año debía ser un caso especial. Sasuke no dejaba de repetir que hacía tanto frio como en el polo norte, lo cual siempre hacía reír a Shisui, esas temperaturas eran sólo el comienzo de esa época del año.
Lo verdaderamente adorable del invierno sucedía cuando la nieve comenzaba a caer, su madre prácticamente obligaba a su pequeño hermano Sasuke de cinco años a usar todo un equipo de protección contra el frío. Su madre iniciaba colocando un gorro de color azul marino, continuando con unos grandes guantes que llevaban estampados el símbolo de su familia y una bufanda tan larga, que Sasuke llegaba a tropezarse constantemente. Si era sincero, Obito, Shisui o él no vestían muy diferentes a su hermano. A Obito le gustaba combinar su ropa con colores como el azul y naranja, Shisui prefería usar el azul claro, a diferencia de su primo Obito, que le encantaba el azul marino, Itachi se sentía más cómodo con los colores oscuros.
Esa mañana era particularmente especial, su abuelo Madara y su padre viajaban a un negocio importante junto al señor Yamanaka y su esposa, por lo que su madre se ofreció amablemente a cuidar de Ino, la hija de Inoichi Yamanaka, mientras sus padres no estaban en la ciudad. Para que Obito no se quede solo, Mikoto decidió que irían a casa de su primo a esperar hasta que su familia regrese, su madre les había ayudado a empacar algunos cambios y también a llevar los juguetes favoritos de su hermano pequeño. Su tío Kagami Uchiha, optó por quedarse en casa de Madara, de esa manera ayudaría a Mikoto a cuidar de los niños, dándoles la buena noticia de que Shisui estaría esos días con ellos.
Había estado nevando desde muy temprano, el sol no brillaba ese día, por lo que la nieve se acumulaba en grandes capas en toda la casa de su abuelo, mientras Obito ayudaba a su madre a preparar chocolate caliente, Itachi disfrutaba de leer bajo el espacio techado que se encontraba de salida al patio. Al contrario de Itachi, su hermano menor terminó convenciendo a Ino para salir a jugar en la nieve, haciendo muñecos de caras raras o dibujando ángeles en la nieve, y por extraño que parezca, Shisui se ofreció a cuidar a los niños.
—¡Auch!— Ino se quejó cuando su cara se impactó contra la gran capa de nieve que se reunía en el suelo, no dolía, pero se volvía un poco molesto que eso se estuviera repitiendo. Su cara se encontraba roja por culpa del frío que le provocaba estar en constante contacto con la nieve.
—Vuelve a tumbarme y verás— Sasuke, su mejor amigo, amenazaba con su puño en alto a uno de sus primos, Shisui Uchiha. Ino no lo conocía tan bien como a Sasuke, aunque si algo podía notar de él, era su linda sonrisa. Shisui reía gracias a ellos, y aunque Ino quería estar molesta con ese niño, la verdad es que le parecía divertido verlo pelear con su amigo.
—¿Qué se supone que harás?, Eres tan pequeño, Sasuke— Shisui golpeó la frente de Sasuke con su dedo índice, al estar repleto de ropa, el menor terminó perdiendo el equilibrio, como todas las veces anteriores. Sasuke cayó a la nieve de nuevo, su espalda quedó llena de pequeños copos que Ino intentaba quitar con sus pequeñas manos.
—¡No soy pequeño!— gritó el Uchiha como respuesta a su primo, agitando sus brazos para llamar más la atención de Shisui, que fingía no verlo por estar distraído viendo sus propios guantes. Ino le daba palmaditas a Sasuke para mostrarle su apoyo, aunque era una situación divertida cuando Shisui empujaba a Sasuke a la nieve, no le gustaba cuando hacían lo mismo con ella.
—No me gusta la nieve, mi cara está roja por su culpa— la niña debió quitarse la bufanda para que a sus acompañantes les fuera posible escuchar lo que decía, por ser tan pequeña, en ocasiones sentía que quedaba escondida entre los grandes abrigos con que su madre la vestía.
—Ino, ayúdame a tirar a Shisui— Sasuke tomó su mano para exigir su atención, no le gustaba cuando Ino se quedaba como tonta viendo a Shisui, él no necesitaba a otra niña que se la pasaba admirando las cualidades de sus primos mayores. Era detestable cuando su madre y él pasaban a recoger a Itachi, Shisui o a Obito, no existía día en que no escuchara las voces de niñas bobas que pedían a gritos un poco d afecto.
—Está bien— Ino asintió para apoyar a su mejor amigo, tal vez eran pequeños, pero tenían la ventaja de número. Shisui Uchiha no sabría ni que lo atacó.
—¡Ay!— ambos amigos gritaron al mismo tiempo, los planes de Sasuke e Ino se vieron arruinados cuando Shisui actuó más rápido que ellos, usando sus manos para empujarlos presionando su frente ligeramente. Vestían con grandes cantidades de ropa, que era sorprendente que pudieran mantenerse en pie por más de cinco minutos.
—Ya basta Shisui, no es gracioso— Itachi por fin decidió intervenir, ver como Sasuke y Ino caían a la nieve porque Shisui los empujaba no era gracioso en lo absoluto, y si su madre o su tío los descubrían, seguramente obtendrían una gran reprimenda. Con Shisui por jugar tan pesado y con él por no haberle dicho algo.
—Claro que lo es, mira las mejillas rojas de ambos cada que su cara toca la nieve— Shisui intentaba no reír, pero le era imposible hacerlo. No tenía nada en contra de Ino, al contrario, la chica le agradaba, pero con Sasuke era un asunto muy diferente. Shisui siempre disfrutaría de burlarse del miembro más pequeño de la familia, tal vez de esa manera, Sasuke dejaría de ser tan soberbio.
—Pronto llegará Obito-niisan, te dará una lección— Sasuke apartó las manos de Ino cuando ella quiso ayudarlo a limpiar la nieve de su cara, no le gustaba verse débil, y creía que sus mayores tendrían esa impresión si permitía que Ino le ofrezca asistencia.
—No le tengo miedo a Obito— Shisui acercó su dedo índice a la frente de Sasuke, el menor cerró los ojos, esperando el contacto e imaginándose cayendo al suelo. Habría tratado de hacer algo para impedir ser empujado nuevamente, pero Sasuke logró ver que Obito se dirigía hacia ellos, si su primo miraba a Shisui molestándolos, Ino y él por fin obtendrían justicia.
—Repítelo hasta que te lo creas, Shisui— Obito llegó pronto, sosteniendo una bandeja donde llevaba tazas de chocolate caliente en su mano derecha y golpeando a Shisui en la cabeza con su mano izquierda. Sasuke sonrió feliz, ahora Shisui había recibido su merecido, puesto que era notorio que el golpe le había dolido.
—Obito, dile a Shisui que no empuje a Sasuke e Ino— le pidió Itachi a su primo mayor, cuando sus padres o algún familiar adulto se encontraba cerca, la responsabilidad de controlarlos recaía en Obito, por ser el más grande de ellos. A Obito no parecía molestarle, en realidad, el disfrutaba de poner orden entre sus primos, sobretodo de regañar a Shisui cada que tenía oportunidad.
—Ya escuchaste Shisui, no vuelvas a molestar a Sasuke e Ino— le advirtió Obito, dándole un golpe más fuerte que el anterior ahora que Itachi le ayudaba a sostener la bandeja. Su tía Mikoto lo había enviado a traer a los niños de regreso a casa para ver juntos una película, y afortunadamente llegó a tiempo para reprender a Shisui por su mal comportamiento hacia Sasuke y su invitada.
—Pero es gracioso— se defendió Shisui, provocando que Obito lo viera de mala manera. Shisui solía jugar bromas a todos, era parte de su personalidad tan alegre, pero no era correcto empujar a unos niños a la nieve.
—Si continúas no te daré chocolate caliente— le advirtió Obito, y por la falta de sonrisa o cualquier rastro de felicidad en su rostro, Shisui sabía que hablaba en serio. Si algo definía a su primo, eso era su actitud tan alegre, aunque también su afán de querer obtener justicia para todos y mantener diversas situaciones bajo su control.
—De acuerdo— accedió finalmente Shisui, no le agradaba tener que lidiar más tiempo con una llamada de atención por parte de Obito, sabía bien que no lo haría cambiar de opinión, así que no tenía sentido intentarlo.
Sasuke le mostró su lengua a Shisui, orgulloso de haber triunfado en esa ocasión. Mientras a su primo lo regañaban por molestarlo, su hermano mayor le entregaba una taza de chocolate caliente a él, todavía con un agradable vapor que se desprendía del contenido.
—Gracias, Obito— Itachi le sonrió a su primo, y este de inmediato le devolvió el gesto. El problema que surgió entre Shisui y Sasuke se resolvió más rápido de lo que esperaban, y eso era una buena noticia para ambos.
—Toma, espera a que termine de repartir para que te ayude a soplar y no te quemes— Obito tomó una de las tazas de chocolate caliente y se inclinó ligeramente para extender el vaso justo frente a la única niña del grupo, Ino le miró con sus grandes ojos azules, se sentía bien al saber que no se habían olvidado de ella.
—Gracias— Ino se sonrojó un poco al notar la gran sonrisa del familiar de Sasuke, Obito atribuyó eso al viento frío que acariciaba por momentos las mejillas de la niña. Ino no entendía mucho de relaciones, puesto que aunque tenía muchos amigos, el único sincero con ella era Sasuke, con eso en contra, su único deseo en ese instante era que ese niño tan amable también fuera su amigo.
—¿Por qué sñolo vas a soplar en el chocolate de Ino primero?— Sasuke no tardó en reclamarle a Obito, sí, quería a su amiga por no ser tan molesta como otras, pero eso no significaba que le agradaba que sus primos tuvieran tratos preferenciales con ella. Desde que llegó a casa de su abuelo Madara, tanto Obito, Shisui e Itachi no dejaban de llenarla de atenciones. Incluso Obito le prestó ese oso de peluche que le regaló el abuelo Madara y que no dejaba que otro tocara.
—No seas celoso, pequeño Sasuke— se burló Shisui al mismo tiempo que frotaba la cabeza del menor, llegando al punto de desacomodar su gorro y haciendo que este obstruya un poco su vista. Sasuke nunca dejaría de ser tan posesivo, y para mala suerte de Obito, Itachi y él, Sasuke los consideraba de su propiedad.
—Aprende un poco de los modales de Itachi, Sasuke. Las visitas siempre irán primero, también las damas— Obito le hizo entrega a Shisui e Itachi de una taza de chocolate para cada uno, Sasuke por lo tanto, murmuraba palabras en contra de su mejor amiga. El mayor de ellos negó en silencio, preguntándose si Sasuke algún día dejaría de ser tan celoso, suponía que era una característica que todos los Uchiha compartían. A sus diez años, Obito consideraba que podía llegar a ser un tanto envidioso en ciertas cuestiones.
Ino era consciente de la mirada hostil de Sasuke hacia ella, entendía que se encontraba celoso porque Obito le prestaba más atención que a él, y por tal motivo decidió burlarse de su mejor amigo haciéndole muecas graciosas. Si Sasuke no llevara la taza de chocolate en sus manos, no habría dudado en saltar sobre Ino y estirar de sus mechones rubios.
—Vamos, Sasuke. Yo te ayudaré a enfriar un poco tu chocolate— Itachi intervino para evitar otro problema por culpa de su hermano menor, él también había notado la forma en que Sasuke veía a Ino, así que prefirió llevárselo antes de que Sasuke intentara lanzar el contenido de su taza hacia Ino.
Sasuke no dejó de quejarse en el trayecto, según él, quería defender su puesto de primo favorito de Obito. Shisui no tardó en seguirlos, ayudando a Itachi a explicarle a Sasuke que Ino no quería robarle a Obito o alguno de ellos. Las voces pronto se fueron perdiendo, Shisui, Itachi y Sasuke ya estaban por salir del patio y entrar de nuevo a la casa.
—Creo que nosotros también debemos volver— Obito se dirigió a Ino, la niña dejó de ver el humo que desprendía su chocolate para fijar sus ojos azules en los oscuros de su acompañante. Su linda sonrisa todavía no desaparecía, y con eso el color rojo volvió a aparecer en sus mejillas, Ino debió cubrirse con la bufanda para evitar que él lo note.
—Mis botas se hunden en la nieve— susurró Ino mirando hacia el suelo, casi la mitad de sus botas estaban cubiertas por las gruesas capas de nieve, caminar hasta donde la esperaba su mejor amigo y sus primos sería más difícil de lo que parecía.
—Puedes tomar mi mano si lo prefieres— le dijo Obito extendiendo su brazo para que ella pudiera sostenerse de algo, no quería que Ino terminara cayendo al suelo y derrame el chocolate que sostenía con tanto entusiasmo. Su tía tenía más en casa, pero Obito no conocía del todo bien a la pequeña amiga de Sasuke, ¿Y si comenzaba a llorar por tropezarse?, Él jamás ha sido bueno en situaciones que involucraban las lágrimas de otros. Era por ese detalle que Sasuke siempre obtenía lo que quería de Obito, bastaba con que Sasuke llore un poco para que Obito termine cediendo y le conceda todos sus caprichos.
Ino seguía observando la mano de Obito, cubierta por unos guantes de color azul marino que tenían el grabado del símbolo de la familia Uchiha, unos guantes muy parecidos a los de su amigo Sasuke o los primos de este, Ino suponía que se trataba de algún regalo que les hicieron al mismo tiempo. Sonrió al animarse a tomar la mano de Obito, en comparación a su pequeña mano, Obito podía cubrir la suya con facilidad, lo que de alguna manera le hacía sentir segura. Entendió que al estar a su lado, Shisui Uchiha ya no la molestaría, ni Sasuke a pesar de estar tan celoso se atrevería a hacerle daño, ahora Obito Uchiha la protegía.
—Gracias— su voz baja y dulce rompió el silencio, Obito le sonrió una vez más mientras ambos caminaban hacia el interior de la casa. Ino cuidaba en todo momento no derramar su chocolate, sería un desperdicio hacerlo.
Desde que Obito Uchiha llegó a la casa de su abuelo Madara, el mayor de la familia no podía encontrar un momento de silencio que dure por más de una hora, Obito solía ser muy inquieto y ruidoso, de bebé lloraba casi a todas horas, y al crecer no paraba de hablar sobre las actividades que deseaba realizar junto a sus primos o amigos. Cuando su nieto comenzó a demostrar interés por la lectura, Madara aprovechó para comprarle libros adecuados para su edad, de esa manera lo mantenía entretenido en algo de provecho.
Como sucedía en ciertas ocasiones, Madara se reunía con sus dos hijos y uno de sus grandes amigos para hablar sobre negocios, Obito sabía que cuando Madara Ucchiha, Kagami Uchiha, Fugaku Uchiha e Inoichi Yamanaka entraban a la oficina de su abuelo, no debía interrumpir por ningún motivo. Que todos ellos se reunieran en casa de su abuelo también significaba que debía cuidar de Shisui, Sasuke e Ino, aunque ese día Shisui no estaba presente porque tenía que ir a entrenar con Itachi y su equipo de basquetbol. Anteriormente su tío Fugaku no llevaba a Sasuke a casa de su abuelo, pero cuando el pequeño de siete años se enteró de que Ino convivía con Obito y Shisui, inistió a su padre en ir con él. Probablemente Shisui e Itachi llegarían en menos de una hora, pero mientras eso sucedía, Obito debía cuidar solo de los niños.
—Sasuke-kun, juega conmigo— Ino habló mientras le extendía a su mejor amigo una de sus muñecas favoritas, a diferencia de ella, Sasuke tenía en sus manos unos autos de carreras. A Ino también le gustaba jugar con los coches de juguete, le parecían muy entretenidos, pero Sasuke nunca le quería prestar los que eran de él, por ese motivo Ino siempre prefería llevar sus propios juguetes.
—No, las muñecas son tontas— le respondió Sasuke, ignorándola de manera olímpica al no voltear a ver los juguetes que ella le ofrecía, Ino entrecerró los ojos y trató de resistir ese deseo de golpear a Sasuke que crecía en su interior.
—No son tontas, el tonto eres tú— se defendió Ino rápidamente, causando que Obito se riera al escucharlos. Cuidar de su primo y de su amiga no era tan malo, existían ocasiones en que Sasuke e Ino terminaban rasguñando al otro, y como Sasuke siempre terminaba perdiendo, podían burlarse del hermano de Itachi por al menos cinco días.
—Obito, Ino me está molestando— Sasuke se quejó con su mayor, señalando a Ino y amenazando con aventarle uno de sus juguetes, Ino le mostró su lengua, dispuesta a no dejarse intimidar por su tonto amigo.
—¡No es verdad!— se defendió Ino, fingiendo que solamente jugaba con sus muñecas sin prestar atención a Sasuke, aunque realmente no servía de nada, Obito estaba más concentrado leyendo un libro que en ellos.
—Sasuke, los estoy escuchando. No molestes a Ino— Obito pasó a la siguiente página de su libro, estaba demasiado entretenido en su lectura como para detenerse a escuchar los reclamos de Sasuke. Ese nuevo libro que su abuelo le regaló era sorprendente, el título "Invisible" al principio no llamaba su atención, empero, ahora se convertía en uno de sus libros favoritos.
—Gracias, Obito-kun— le agradeció Ino, sin dejar pasar la oportunidad de burlarse de Sasuke. "Gané", fue la frase que Sasuke Uchiha leyó al ver que los labios de su amiga se movían, su sonrisa solamente causó que el enojo de Sasuke se incremente.
—Obito sólo te defiende porque eres fea, y le da pena— Sasuke apartó sus juguetes de Ino, se encontraba muy molesto con ella por querer robarle a su familia, su mejor amiga ya tenía un padre y una madre, ¿Qué más quería?
—No soy fea— Ino también recogió sus juguetes, no pensaba compartir con alguien tan detestable como lo era Sasuke, quien solía ser muy grosero con ella por razones poco importantes. Esperaría paciente a que su padre termine su reunión para acusar a su mejor amigo directamente con el señor Fugaku, puesto que de momento no pretendía distraer a Obito.
—Claro que sí, tus ojos son muy grandes y tus manos deformes— Sasuke fingió tener escalofríos al hablar, miraba a su amiga como si se tratara de algún insecto de esos que solían asustarlos mucho, Ino observó sus manos, y su gran imaginación le hizo verlas del doble de su tamaño real.
—No es cierto... ¡Obito-kun!— Ino gritó con gran fuerza, sus ojos pronto se habían llenado de gruesas lágrimas que comenzaban a rodar por sus mejillas. Sasuke se asustó al verla en ese estado, aunque se negó a demostrarlo, Ino debía pagar por tratar de robarle a Obito como lo hacía con Itachi y Shisui.
—Sasuke, ¿Qué le dijiste a Ino?— Obito cerró su libro rápidamente, dejándolo en el sillón en que se encontraba sentado, de un salto ya estaba de pie. La mirada del Uchiha hizo temblar a Sasuke, y en lugar de acercarse a él, Obito se dirigió de inmediato a Ino, que fingía llorar si se lo preguntaban al azabache.
—Nada— respondió Sasuke desviando los ojos y cruzando sus brazos, Ino ya había obtenido suficiente atención, ¿Por qué seguía llorando?, Ella debía saber que solamente estaba bromeando. Siempre solía decirle que era fea para molestarla, y ella jamás se mostraba de esa forma, al contrario, lo golpeaba para obligarlo a retractarse.
—Sasuke-kun dice que soy fea, que mis manos son deformes— Ino continuó llorando, Obito la abrazó y comenzó a limpiar sus lágrimas, para gran molestia de Sasuke. Cuando a él probablemente lo regañarían, a Ino la consentían de esa forma... ¡Era totalmente injusto!
—Ah, vamos Sasuke— Obito se inclinó un poco hacia su primo para darle un golpe en su frente, el menor no se quejó, imaginaba que lo merecía —Estás en problemas, ve y busca a Itachi y dile lo que hiciste— lo reprendió Obito muy molesto, no soportaba cuando Sasuke lastimaba de esa manera a sus amigos, ¿Por qué era tan grosero?, Si no tuviera a Ino aferrada a sus brazos, habría dado un golpe más fuerte a su primo. El Uchiha se preguntó si Shisui e Itachi ya habrían llegado, en ese instante requería que Sasuke estuviera lejos para poder consolar a la niña que no dejaba de llorar.
—No quiero— el Uchiha menor aguantó sus deseos de llorar también, no le agradaba cuando Obito lo regañaba.
—Lo harás, o no volveré a hablarte jamás— le advirtió Obito, incorporándose levemente sin soltar a Ino, ahora cargaba a la pequeña, aunque ella no era plenamente consciente de ello. Obito cuidaba que Ino no se limpiara el rostro con su blusa o que se frotara demasiado los ojos, que ella llevara un pantalón de lana era lo que le permitió poder sostener a Ino en sus brazos.
—¿Jamás?— Sasuke observó bien a Obito, queriendo descubrir si se trataba de alguna clase de broma o si lo decía de verdad. No quería que Obito dejara de hablarle, es quien siempre le contaba las historias más entretenidas al igual que su hermano Itachi, no iba a perder a su primo por una simple tontería.
—Jamás— reiteró Obito para dejar clara su postura, Sasuke le sostuvo la mirada, pero como era de esperarse, Obito no cedió. Si su primo se molestaba, difícilmente entraba en razón, eso es lo que había escuchado de sus padres y su abuelo Madara.
—Está bien, iré con Itachi— aceptó Sasuke, rendirse en esa ocasión era lo mejor, una parte de él sabía que no estuvo bien decirle a Ino que era fea y de manos deformes. Su madre siempre le repetía que nunca insulte a sus amigos, su padre decía que solamente cuando lo merecían estaba permitido, y por el regaño de Obito, entendió que Ino no lo merecía
—Antes discúlpate con Ino— le pidió Obito mientras trataba de tranquilizar a Ino sin gran éxito, la niña lloraba como si una de sus muñecas favoritas se hubiera roto, parecía que no se detendría en horas. Sasuke verdaderamente estaba en problemas, y tan sólo consiguiera que Ino se sienta mejor, iría tras él.
—Lo siento— le dijo Sasuke a Ino, aunque lo hacía más en contra de su voluntad que porque realmente quisiera realizarlo. Los Uchiha tienen gran orgullo, eso decía su padre, seguramente él estaría de acuerdo en que no tenía por qué disculparse con una niñita que no aguantaba de una broma.
—No— Ino sollozó y se escondió entre los brazos de Obito, en ese momento no quería ver a Sasuke, solamente deseaba que se fuera pronto y la dejara a ella sola. Ya después podría buscar venganza de él, Ino sabía que Sasuke le temía a las ratas, así que escondería una en su mochila el próximo día de clases.
—Obito, Ino no acepta mis disculpas— Sasuke se acercó para jalar la playera de Obito, reclamando un poco de la atención que sólo le estaba dando a Ino. Esa niña siempre conseguía lo que deseaba, le estaba robando a Obito.
—Busca a Itachi y después regresas a disculparte de manera adecuada con Ino— Obito le dio algunas palmadas en la espalda, indicándole con eso que debía abandonar la sala, aunque no quería hacerlo, Sasuke terminó obedeciendo a su primo. No lo haría enojar más, tal vez cumpliría la promesa de no volver a hablarle.
—Sasuke-kun es muy malo conmigo— Ino limpió lo último que quedaba de sus lágrimas, no quería seguir demostrando que las palabras de Sasuke si terminaron afectándola. ¿DE verdad era fea?, ¿Tenía manos grandes?, ¿Ya nadie iba a querer ser su amiga?
—Es porque está celoso, Sasuke suele ser muy posesivo con todo— le intentó explicar Obito mientras rascaba su cuello, su primo menor resultaba ser todo un caso, como la mayoría de los Uchiha. En opinión de Obito, la persona más normal de su familia era sin duda Itachi.
—Pero esta vez no toqué sus juguetes— murmuró Ino un tanto triste, no había sido tan mala, ni siquiera le estiró el cabello. Sasuke era muy tonto, y debía cuidarse, porque Ino estaba apenas ideando su próximo movimiento. Con tan sólo siete años, Ino era lo suficientemente inteligente para pensar en una gran venganza.
—No, pero te defendí y eso le molestó— le confesó Obito sonriendo, Ino le miró e imitó el lindo gesto que se dibujaba en su rostro. Le gustaba que el primo de Sasuke fuera una persona tan atenta y amable, y le agradaba cuando él decía que era su amigo, Obito no era grosero como Sasuke.
—Sasuke-kun es tonto— fue lo único que Ino atinó a decir.
—Sí, lo es— el Uchiha le concedió la razón, Sasuke solía ser muy molesto, entrometido y poco respetuoso. Debido a eso, Itachi batallaba demasiado con su hermano menor, con Itachi, los celos de Sasuke eran otro nivel —¿Quieres salir al patio conmigo?, Mi abuelo ordenó traer unas nuevas flores— Obito bajó a la pequeña Ino de sus brazos, ella ya no lloraba, así que pensó que sería buena idea dejar de abrazarla para buscar otra forma de consolarla. Ella era una niña muy alegre, amante de la naturaleza y en especial de las flores, pensaba que se animaría si la llevaba al jardín favorito de su abuelo.
—¡Sí!— Ino dio grandes saltos, entusiasmada por saber que flores le mostraría su amigo —Quiero verlas, ¿Qué flores son?— para sorpresa del Uchiha, Ino comenzó a estirar su camiseta para llevarlo en dirección a la salida, parecía que la pequeña no se había dado cuenta de que ella no sabía exactamente donde se encontraba el jardín.
—Girasoles— le respondió él mientras tomaba su mano para guiarla por el camino correcto, ella no opuso resistencia, confiaba lo suficiente en Obito para creer que hablaba en serio y no que pretendía jugarle una broma. Eso último era más el estilo de Shisui.
—Me gustan los girasoles— Ino miraba hacia todos lados cuando ambos salieron de la casa y se acercaron más al patio, un lindo jardín los esperaba, y ella estaba ansiosa por ver crecer las flores en la misma tierra donde se apreciaba un sutil pasto verde. La casa de Madara Uchiha siempre le pareció un sitio muy bonito y agradable.
La pequeña se soltó de la mano de Obito cuando divisó los grandes girasoles que adornaban el jardín y miraban hacia el sol, el Uchiha prefirió quedarse cerca de la acera para buscar la bolsa de herramientas del jardinero. Sabía que todavía estaba por ahí, por lo que era posible encontrar su maleta y algunas otras cosas que utlilizaba para elaborar sus actividades diarias.
—Bien, te regalaré uno. Sólo permíteme buscar las tijeras, estoy seguro de que las dejan por aquí— el Uchiha se inclinó hacia los arbustos y los rosales que formaban parte del jardín, imaginaba que las tijeras se encontrarían cerca, quien cuidaba de las plantas de su abuelo siempre prestaba más atención a las rosas que a otras flores
—Más rápido Obito-kun, los girasoles nos esperan— Ino regresó de donde estaba solamente para tomar la muñeca de su amigo e intentar que la siguiera, estaba realmente ansiosa porque le regalaran uno de los hermosos girasoles. Obito apenas y logró tomar las tijeras de la maleta del jardinero, que como había creído, estaba cerca de los rosales.
—De verdad te gustan las flores— el pelinegro miró entre todas las flores buscando la que fuera más sencilla de cortar sin que otros de los girasoles se interpongan, en ocasiones ayudaba al jardinero a cortar flores cuando llegaba el día de ir a visitar a sus padres, por lo mismo, tenía un ligero conocimiento de cómo debía hacerlo.
—¡Me encantan!— Ino señalaba las flores que más le gustaban, Obito sonreía al verla tan feliz, es como si nunca hubiera llorado por culpa de Sasuke. Ella en verdad le tenía demasiada paciencia a su pequeño primo.
—No le creas a Sasuke, ¿De acuerdo?— mientras Obito cortaba uno de los girasoles con las grandes tijeras de jardinería, la niña observaba con atención cada uno de sus movimientos. Obito era cinco años mayor que ella, teniendo tan sólo doce demostraba ser una buena persona, trataba bien a las personas que lo rodeaban, se esforzaba por obtener buenas notas en la escuela y practicaba distintos deportes. A Ino le agradaría ser como él, que siempre parecía tener un aspecto muy saludable.
—¿No es verdad que soy fea?— ella quiso saber su opinión, porque entre las personas que más respetaba se encontraba Obito Uchiha, si él decía que Sasuke no tenía razón, obviamente le creería. Obito no era de las personas que mentían, lo había notado porque cuando era necesario corregía a Shisui o Sasuke, Itachi era demasiado bueno como para equivocarse, así que no representaba un gran problema.
—Por supuesto que no, eres como este pequeño girasol— Obito extendió un poco los pétalos de la flor, haciendo que luciera más bonita si se lo preguntaban a Ino. Desde ese día, se convirtieron en una de las flores favoritas de la pequeña Ino Yamanaka —Los girasoles son como el sol, tú también eres como ellos. Brillas por lo linda que eres— sus mejillas se cubrieron por un suave tono rosa, ella estaba siendo reconocida por uno de sus amigos, no como Sasuke que intentaba desprestigiarla por querer ser mejor que ella.
—¿En serio?— preguntó ella acariciando el girasol que Obito le había obsequiado, lo cuidaría todo el tiempo posible, tal vez le podría pedir ayuda a su nueva amiga Hinata para prensar la flor y conservarla por mayor tiempo.
—Sí, creo que Sasuke envidia eso de ti— eso es lo que Obito siempre pensaba, Sasuke solía ser una persona muy reservada y distante, Ino era extrovertida, era fácil para ella hacer amigos y que otros se percaten de lo radiante que es. Sasuke seguramente detestaba saber que Ino podía llegar a ser más popular que él.
—Gracias, Obito-kun— Ino realizó una corta reverencia, como esas que su padre le enseñó a realizar, su gran sonrisa brilló tanto como el sol que iluminaba a ese hermoso jardín.
La noche no era muy silenciosa como de costumbre, había querido pasar la noche en casa de su abuelo Madara porque en su propio hogar, su padre solamente hablaba de su hermano Itachi. Amaba a Itachi, era una gran figura a seguir para el joven azabache, pero detestaba que su padre no le preste atención por estar alabando las grandes proezas de su hermano mayor, que lograba avanzar rápidamente en la universidad, probablemente se graduaría a una edad temprana. Mientras Itachi Uchiha se convertía en el prodigio de la familia, él quedaba como Sasuke, el hijo al que Fugaku Uchiha poco le importaba si era bueno en la escuela o no.
En casa de su abuelo se escuchaba la voz de Madara Uchiha, que cómo debía ser costumbre tenía compañía femenina, misma con la que debía estar cenando en la cocina. La otra voz pertenecía a Obito, que al parecer estaba realizando un trabajo en equipo, en ocasiones lo escuchaba dar instrucciones por teléfono, porque sus compañeros de clases se habían marchado temprano debido a la lluvia que comenzó hace poco. Sasuke estuvo muy tranquilo viendo televisión, ni su abuelo Madara o su primo Obito le molestaban, incluso este último se ofreció a comprar comida a domicilio para ambos.
Si Sasuke se encontraba molesto no era por culpa de su abuelo, sino porque cuando tocaron a la puerta y debió ir a atender, descubrió a una triste Ino Yamanaka que confundía a las gotas de lluvia con sus grandes lágrimas. La sorpresa fue muy notable en ambos, ninguno esperaba ver al otro, por lo que Sasuke rápidamente entendió que ella no lo buscaba a él. Sus sospechas fueron confirmadas después, cuando tomó la mano de Ino para encerrarse rápidamente en la biblioteca de la mansión. Ella le confesó que fue a casa de Madara esperando ver a Obito, también le contó sobre el motivo que la tenía tan triste, había terminado con su primer novio. Ino ahora permanecía sentada sobre las piernas de Sasuke, él le había prestado su chaqueta, y ahora trataba de desenredar su larga cabellera rubia, su mejor amiga no dejaba de llorar.
—Pensaba que lo nuestro era especial— tal vez para algunos era un noviazgo de adolescentes, porque realmente Ino sólo tenía quince años, pero a ella le gustaba pensar que encontró a un chico muy bueno. Entendió de mala manera que debía ser realista, el primer amor nunca era el definitivo, todavía debía tropezar otras veces para encontrar al correcto.
—No llores, Ino. Te dije que él no valía la pena— ese chico pálido podía darse por muerto, nadie contaba con derecho de hacer llorar a Ino, solamente él estaba permitido. El único autorizado para molestar a Ino Yamanaka hasta hacerla llorar era Sasuke Uchiha, además, nadie se burlaba de su mejor amiga y vivía para contarlo.
—Debiste insistirme más, tonto— Ino rió un poco enmedio de su llanto, lamentablemente Sasuke terminó teniendo razón, como sucedía la mayoría de las veces. Aunque si se lo preguntaban, ella no quiso creerle por pensar que Sasuke lo único que tenía era celos, porque al estar con Sai, ya no le prestaba demasiada atención.
—Lo hice, pero nunca me escuchas— la regaño Sasuke, porque sin duda manejaba mejor eso que intentar consolarla. Ino era una chica muy fuerte, normalmente no tenía que hacerle cumplidos para que ella sonría, con Ino podía ser él mismo sin que la joven Yamanaka llore por haberle dicho una mala palabra. Cuando le decía fea, en lugar de sentirse triste, Ino le devolvía el insulto con alguno que otro golpe. Tal vez su relación era extraña, pero Sasuke se sentía cómodo con ello.
—¿Por qué me hizo eso?, Se supone que me quería— escuchó en repetidas ocasiones la palabra "te quiero" salir de sus labios, su novio aparentaba ser una persona amable aunque con algunos problemas personales que jamás le compartía, según él no la deseaba involucrar en la parte perturbada vida. Ino lo aceptaba, porque eso jamás interfirió en su relación, ahora todo había terminado arruinándose.
—Por ser un idiota, no hay otra explicación— y es que no lo había, para Sasuke, quién se atreva a lastimar a Ino es un completo estúpido. Ino puede llegar a ser entrometida en ocasiones, pero nunca con malas intenciones, el claro ejemplo estaba en sus mejores amigas. Ese era probablemente el único defecto de su mejor amiga, e incluso cuando otros podrían considerarlo así, los más cercanos a Ino sabían que ella sólo buscaba que sus personas más queridas estuvieran bien.
La puerta de la biblioteca se abrió de golpe, sorprendiendo genuinamente tanto a Sasuke como a Ino. La joven observó rápidamente la cabellera oscura de Obito Uchiha, que iba hablando por teléfono y con rumbo directo a los libreros. Él se detuvo en cuanto se percató de que Sasuke e Ino estaban sentados en uno de los sillones del lugar, la mano con que sostenía su celular fue bajando hasta que finalmente se decidió a colgar y guardarlo en el bolsillo de su pantalón. Los bonitos ojos de Ino Yamanaka eran opacados por unas gruesas lágrimas, y al ver la situación en que se encontraban, entendió que interrumpió un momento íntimo. ¿Por qué a Sasuke no se le ocurrió llevar a su amiga a su habitación?
—Oh, lo siento, no quise molestarlos. Sólo venía por algunos libros para mi proyecto de...— no logró continuar hablando, Ino comenzó a llorar con más fuerza al ver a Obito —¿Qué le sucede a Ino?— el Uchiha menor rodó los ojos al notar como su amiga temblaba, sabía que ella fue buscando a Obito, pero hasta el momento no comprendía porque lo prefería a él para contarle algo tan delicado como el rompimiento con su novio.
—Nada que te interese, Obito— Sasuke le respondió molesto, sí, estaba celoso al saber que Obito e Ino tenían una amistad de la que él no tenía idea. Obito apenas y le deba la hora a su mejor amiga, ¿Por qué de pronto parecía que estaban interesados el uno en el otro?
—No seas grosero, Sasuke-kun— Ino golpeó su hombro a manera de reprimenda, no le parecía correcto que su amigo le hable de esa manera a quien era propietario de la casa en que estaban ambos. Porque además de Madara, la mansión técnicamente también le pertenecía a Obito, ese era el único hogar que él conocía.
—Da igual— fue la corta respuesta de su amigo, quien de inmediato la apartó hasta obligarla a sentarse en el sofá, justo a su lado.
—Me iré de inmediato, no se reocupen chicos— Obito volvió a habar después de unos segundos de silencio, la verdad es que su intención no era interrumpir, mucho menos involucrarse si no era requerido que lo hiciera. Prefería tomar algunos libros y subir a su habitación, de esa forma ellos podrían seguir en lo que estaban haciendo.
—Espera, debo ir a comprar las comidas favoritas de Ino para animarla— Sasuke se levantó del sofá, muy a su pesar cabe resaltar. Si Ino quería ver a Obito, él no sería quien se lo impediría, le daría suficiente tiempo para que ella se desahogue con su primo —No quiero dejarla sola, ¿Puedes cuidar de ella?— el Ucchiha miró directamente a su primo, aunque Obito parecía más concentrado en ver a Ino.
—Está bien, si a Ino no le incomoda— la joven sonrió un poco, le agradaba que Obito siempre era muy respetuoso con todos, y ella no era la excepción. Su amistad tal vez no era tan grande como la que tenía con Sasuke, pero a Ino siempre le gustó imaginar a Obito como a esa persona por la que sentías cierto amor infantil o idealizado.
—No quiero molestar, Obito-kun— al principio acudir con Obito fue su primera opción, aunque ahora que se presentaba la oportunidad, se encontraba un poco nerviosa. Sai era su novio, pero eso no hizo que olvidara el tierno amor que sentía por el primo de su mejor amigo, ¿Era correcto ser consolada por el hombre que te gustaba?
—No me molestas, descuida. Mi proyecto puede esperar— Obito le sonrió, de esa manera en que a ella le encantaba, cuando parecía que podía ser más brillante que el mismo sol. Lo que necesitaba ahora que creía que su vida se llenaba de nueves gruesas y grises.
—Regreso en veinte minutos— les dijo Sasuke mientras comenzaba a caminar con rumbo a la salida de la biblioteca, al mismo tiempo, Obito se acercaba al lugar en que Ino permanecía sin moverse.
—Dile al abuelo que te lleve— le advirtió Obito a su primo menor, Sasuke no tenía auto, mucho menos una licencia para conducir, así que aunque podían arruinar los planes de Madara, Sasuke debía irse con él. Sinceramente, Obito prefería que su abuelo interrumpa su cena a que Ino se quede sin sus postres favoritos.
—Sí, lo sé— murmuró Sasuke antes de cerrar la puerta con más fuerza de la necesaria, ahora tendría que pasar la vergüenza de interrumpir la cita de su abuelo.
—¿Puedo sentarme?— le preguntó Obito a Ino cuando llegó a estar frente a ella, la joven Yamanaka no se atrevió a verlo, primero le habría gustado tener un pequeño espejo para revisar que su aspecto fuera adecuado.
—Sí...
—¿Sucedió algo malo con tu familia?— quiso saber el Uchiha, no entendía porque Ino podía estar tan triste hasta el punto de salir de casa en medio de una fuerte tormenta para acudir a Sasuke, algo grave debía estar sucediendo, y si era relacionado a su familia, probablemente podría ayudarle a solucionarlo. Lo que menos quería era verla llorar.
—No, no fueron ellos— admitió ella, sus padres eran maravillosos, podían tener sus diferencias como cualquier familia, empero, siempre conseguían superar todos sus problemas.
—¿Quieres contarme que ocurre?— no la presionaría si ella no quería hablar, estaba dispuesto a esperar en silencio, haría cualquier cosa que Ino necesite. Era una amiga de la familia, y no le daría la espalda si pasaba por un mal momento.
—¿Recuerdas a mi novio?— la voz de Ino era triste, haciendo notar que no tendría buenos recuerdos de su primera relación. Obito asintió, la visión de un chico pálido parecido a Sasuke rápidamente había llegado a su mente —Me traicionó con una de mis amigas— no se trataba de una amiga tan íntima como lo eran Sakura y Hinata, pero la traición se sintió igual de dolorosa.
—Oh , Ino... No llores— pidió el Uchiha casi como en una súplica, no sabía cómo tratar con el llanto de una chica, el número de amistades femeninas con que contaba era muy reducido, novias había tenido muy pocas, él no tenía suficiente experiencia con mujeres, menos si estaban en esas situaciones.
—Pensé que sería el indicado— aceptó Ino tras pasar unos minutos siendo abrazada por Obito, ella era de las creyentes en que el primer amor era el verdadero, el único, al que difícilmente podrías superar. Aunque si lo pensaba de manera correcta, Sai nunca fue el primero.
—Llegará alguien mejor, te lo prometo— intentó animarla, sabía que justo en ese instante todo podía parecer terrible, empero, con el tiempo comprendería que simplemente resultaba bien deshacerse de ciertas personas —Tal vez en menos tiempo del que imaginas.
—¿Hice algo mal?— por más que pensaba, no encontraba una respuesta por sí misma a esa pregunta. Esa horrible situación había llegado a desestabilizar su gran seguridad, también su buena autoestima.
—No, por supuesto que no. El problema es él, tú eres perfecta, Ino— el Uchiha observó sus grandes ojos azules, ella le sonrió ilusionada por sus palabras. "Eres perfecta", eso es lo que se repetía una y otra vez en su cabeza, su gran amor platónico estaba diciendo que ella era perfecta.
—Se siente bien si eres tú quien lo dice— confesó Ino, tratando de ocultarse detrás de su flequillo todo lo que fuera posible, indirectamente le decía sus sentimientos, y esperaba que él consiguiera comprenderlo.
—Se sentirá mejor si tú lo crees realmente, así que confía en ti— frotó su cabello hasta que ella lo apartó, puesto que estaba desordenando su gran peinado. A Obito le gustó pensar que poco a poco estaba volviendo a sonreír con sinceridad.
—Gracias, Obito-kun.
—¿Puedes mostrarme una fotografía?— preguntó Obito tomando por sorpresa a Ino. Los Uhiha llegaban a ser muy vengativos, y él no se quedaría de brazos cruzados al saber que alguien rompió el corazón de una persona tan agradable como lo era Ino. Conocía el nombre de su ahora ex novio, empero, su apariencia estaba un poco distorsionada, recordaba que tenía cierto toque de su primo Sasuke, pero no lo había visto tanto como para reconocerlo. Obito Uhiha haría pagar a Sai, provocaría que se arrepienta de sus acciones, y para conseguirlo, primero necesitaba asegurar que no se equivocaría de persona.
—¿De él?, ¿Por qué?— ella le miró con cierta desconfianza, la petición de Obito era muy extraña, y su expresión de seriedad no ayudaba demasiado a entenderlo. Su acompañante estaba pensando en algo, y probablemente en nada bueno.
—Bueno, es momento de que elimines todas sus fotografías. Te sentirás mejor si te demuestras que él ya no importa— le mintió él, y al notar que parecía ser sincero, Ino decidió creer ciegamente en su amigo. Obito no era del tipo que mentí o actuaba con dobles intenciones, en realidad, era una de las personas más sinceras que conocía.
—Tal vez tienes razón— dijo la joven Yamanaka después meditarlo bien, borrar todas las fotografías de su galería sería un gran paso para decirse a sí misma que Sai ya no significaba nada para ella. Motivada por la idea de Obito, Ino buscó su celular en los bolsillos de su suéter, desbloqueando la pantalla y dirigiéndose de inmediato su galería —Mira, hay muchas imágenes que eliminar— ella se desplazaba entre sus imágenes con su dedo índice, al mismo tiempo, Obito estudiaba las facciones del chico que se atrevió a herir a Ino.
—Seguro que Itachi o Shisui tienen amigos mejores que este tipo— no entendía que miró Ino en él, ese tipo parecía tan ordinario que en su opinión no era digno ni siquiera de recibir una mirada de ella. Ino había decidido seguir el consejo de Obito, y ahora ya tenía seleccionadas más de cien imágenes que serían definitivamente eliminadas.
—¿Quieres que me presenten a alguien?— preguntó ella sonriendo, sin duda estar al lado de Obito le ayudaba a estar más alegre, él tenía esa capacidad de contagiar a todos con sus actitudes tan positivas.
—Después, si tú quieres— aclaró rápidamente, tampoco quería presionarla a conocer otras personas tan pronto. Creía que ella primero necesitaba de un poco de tiempo para sí misma, de disfrutar de ella y sus buenos amigos. Ino no necesitaba de un hombre para ser feliz.
—Puede que me haga falta una pareja para el baile, aunque planeaba ir con Sasuke-kun— invitaría a Obito de no ser porque desde que él entró a la universidad, siempre se encontraba demasiado ocupado, además de que ya había prometido a Sasuke que le ayudaría a espantar a chicas molestas.
—También es buena idea— Obito observó como las imágenes comenzaban a borrarse del celular de Ino, ya no tenía que seguir viendo más, había conseguido lo que buscaba.
—No sé si quiero eliminar sus recuerdos tan pronto— las dudas entraron en ella al ver las imágenes irse, a pesar de que ahora le daba un gran pesar, él también le regaló buenos momentos.
—Deberías, alguien que es tan estúpido como para lastimarse de esa forma no es el indicado— Obito no se apartó de su lado, por lo que Ino se animó a recargar su cabeza sobre su hombro, sentir todo el apoyo que el Uchiha le brindaba le hacía sentirse mejor.
—Me gustaría que mi próximo novio sea como tú— fue su última confesión de la noche, y en esta ocasión, Obito si comprendió lo que ella tanto anhelaba hacerle ver. No se atrevió a responderle, atribuyendo los sentimientos de Ino a que sólo era una confusión, ella estaba tan afectada por su rompimiento que no pensaba con claridad.
Al día siguiente, cuando Ino caminaba junto a Hinata para juntas asistir a la clase de arte para la que se inscribieron, misma en que la Yamanaka conoció a Sai, ambas se llevaron una gran sorpresa. El mismo chico que le rompió el corazón, ahora se arrodillaba frente a ella suplicando su perdón y prometiendo que jamás volvería a molestarla. Hinata intentaba apartar a Sai para que no siguiera montando un espectáculo que atraía todas las miradas de sus compañeros, y mientras su mejor amiga hacía eso, Ino logró ver de mejor manera el rostro de Sai. A él lo habían golpeado, tanto que uno de sus ojos estaba morado, su labio roto y su cara llena de hematomas, incluso se quejaba de dolor cuando Hinata tocaba cualquier parte de su cuerpo para empujarlo, no le sorprendería si resultaba que tenía algunos huesos rotos.
¿Qué es lo que le había pasado a Sai?, ¿Fue producto de alguna acción de Sasuke?, O quizá se trataba de... ¿Obito sería capaz de darle una paliza de ese tipo a su ex?
El verano era una de las estaciones favoritas para Shisui Uchiha, le gustaba poder comer nieve y cualquier postre helado, organizar una fiesta en la piscina junto a su familia e invitar solamente a sus amigos más cercanos. Aunque muchos odiaban el calor, Shisui siempre intentaba ver el lado bueno de las situaciones para aprovecharlas al máximo. Ese día era uno en que Shisui citó a todos en la mansión de su abuelo Madara, su propósito principal era animar a Obito ante su casi inevitable divorcio. Cómo se trataba de algo personal, el Uchiha solamente invitó a la familia más cercana, y a la amiga de Sasuke, porque su primo insistió en llevarla.
Fue muy divertido ver cómo su tía Mikoto insistía en ponerles bloqueador a Itachi y Sasuke, también que su padre se tropezó y derramó su bebida sobre su tío Fugaku. El único que parecía ajeno a los disturbios de su familia era Madara Uchiha, que permanecía sentado bajo el sol buscando broncearse sólo un poco. Shisui nadaba en la piscina, esperando a que Obito baje de su habitación para unirse a todos ellos. Y ahora que miraba con más atención a sus invitados, Ino también faltaba...
En una de las habitaciones de la mansión, exactamente en la que pertenecía a Obito, se encontraba Ino Yamanaka, esperando paciente a que éste saliera de la ducha. Esa tarde ella llevaba su mejor traje de baño, de dos piezas en color morado, su vientre plano era mostrado con orgullo al igual que sus piernas, había pasado gran tiempo haciendo ejercicio y siguiendo dietas para cuidar su figura. Los resultados le encantaban, se sentía segura de su buen físico, sabía bien que era su principal arma para seducir a un hombre, además de sus ojos azules, su actitud alegre y su confianza. La jóven de tan sólo diecisiete paseaba entre la habitación, mirando las fotografías y reconocimientos que le otorgaban a Obito por su buen desempeño escolar. En las paredes ya no se encontraban las imágenes de Rin, mucho menos las del hombre que alguna vez fue el mejor amigo de Obito. Ino siguió caminando hasta llegar a la cama, dónde Obito tenía un short, el que seguramente usaría para estar en la piscina. La rubia tomó la ropa, imaginando cómo se vería Obito con ella puesta, o mejor, como se vería él mientras se ducha. Soltó la prenda de golpe al escuchar que la regadera se detenía, Obito había terminado su baño, así que saldría en cualquier momento.
Pasaron alrededor de cinco minutos, sus ojos azules rápidamente estudiaron la figura que se divisó cuando la puerta del baño se abrió. Obito llevaba una toalla ajustada a su cadera, otra más pequeña en la mano, misma con que trataba de secar el agua que escurría de su cabello, también unas sandalias. Ino se quedó sin habla, Obito Uchiha era mejor que todas sus fantasías, su cuerpo demostraba el gran trabajo que realizaba él para mantenerse en forma, y ver las gotas de agua que se deslizaban desde sus pectorales hasta ir por su abdomen y desparecer dentro de la toalla... Ino jamás sintió tanta envidia del agua.
—¿Qué haces aquí?— le habló Obito sin ningún rastro de delicadeza, tampoco mostrándose apenado por el hecho de que ella no apartaba su mirada de su cuerpo —Esta es mi habitación, la fiesta es allá abajo— se cruzó de brazos, ella había sido muy irrespetuosa al haber entrado a escondidas a su habitación, ¿Y si alguien notaba que ellos dos faltaban en la fiesta?, No quería que su familia piense que Ino era una de sus próximas conquistas.
—No veo a Rin por aquí— Ino evadió su mirada, fingiendo que prestaba atención a la habitación. Desde que Obito hizo aparición, sus ojos no habían logrado apartarse de él. Obito era como el fuego, ardía y era capaz de hacerte arder junto a él. Ambos se habían robado algunos besos un tiempo después de que Obito sufriera una traición por parte de su esposa, su tacto no era tan mágico y delicado como Ino siempre imaginó, Obito era rudo, y de alguna forma provocaba que ella regrese como una abeja a la miel.
—Le dije que se fuera de la casa— le respondió el Uchiha, aunque sabía claramente que no le debía ninguna explicación a la chica sentada en su cama. En contra de lo que deseaba hacer, Obito se acercó a ella, quiso tomar su brazo y sacarla de su habitación, pero se dejó atrapar por ella y sus hipnotizantes manos.
—Obito-kun... Debes sentirse tan solo— no entendieron bien como llegaron a esa posición, pero ahora Obito estaba recostado en la cama e Ino sentada sobre su regazo. La joven se inclinaba para acariciar su cuello con sus labios, frotando sus senos contra su torso en el proceso. Las manos del Uchiha fueron directo a su cintura, apretando con fuerza su piel para acercarla a la erección que comenzaba a levantar la toalla que enredaba sus caderas.
—Ino...
—Quiero hacerte compañía— ella lo besó, dando todo de sí en ese toque, quería hacerlo algo especial, pero Obito siempre terminaba convirtiendo sus momentos juntos en algo sexual. Lo sintió cuando él se frotó contra su centro, Ino gimió complacida aunque su voz se vió atrapada dentro de su boca, Obito todavía no deshacía la unión de sus labios.
—Escucha, esto no es necesario— se lo decía a ella, pero también a sí mismo. No estaba bien, debía detenerse cuando todavía era momento, cada vez resultaba más difícil no tomarla y hacerla gritar su nombre. Sí, habían tenido un poco de sexo oral, pero hasta la fecha, Obito no se atrevía a darle la experiencia completa. No quería ser él quien tome la virginidad de Ino, porque sin duda ella merecía alguien que si la viera con amor, no solamente con deseo.
—Siempre ha existido atracción entre nosotros, ¿Por qué no te dejas llevar cómo lo hago yo?— la joven tomó la mano derecha de Obito y la guió hasta sus senos, permitiéndole tocarla por debajo del sujetador. Sus pezones endurecieron al entrar en contacto con los dedos de Obito, Ino continuó moviéndose sobre el miembro de Obito, los constantes roces que simulaban la penetración le hacían girar los ojos hacia el techo.
—No es correcto, eres menor que yo— trataba de recuperar la razón, empero, fallaba en sus intentos. La joven se acercó a besarlo para seguir distrayendo su atención, Obito estaba por ceder, y ella moría porque por fin Obito la tome para unirse en uno solo. Deseaba que su gran amor de infancia, mismo que mantuvo hasta convertirse en un amor platónico, fuera el que justo hoy le mostrara lo que significaba tener sexo de verdad. Quería demostrarle a Obito que lo amaba, que ella no sería tan estúpida como para desperdiciar su oportunidad con él, ella no era Rin.
—Sabes que eso no me interesa— Ino fue bajando por su cuello, trazando un camino de saliva en cada sitio por el que pasaba. Su mano derecha se introdujo por debajo de la toalla de Obito, rodeó el miembro del Uchiha para pronto comenzar a subir y bajar. Él estaba listo, y ella se sentía tan mojada que creía que se notaría si miraba hacia su ropa.
—Detente— Obito tomó su mano, deteniendo todos los intentos de la chica. Ahora era ella quien se encontraba recostada, con Obito frente a ella, sosteniendo sus muñecas por arriba de su cabeza para mantenerla inmovilizada —Te mereces algo mejor, Ino— le dijo sin dejar de ver sus ojos.
—Quiero que seas tú, por favor— Ino fue lo suficientemente inteligente como para enredar sus piernas en su cadera, volviendo a la fricción anterior entre sus puntos más sensibles. Sentir como el miembro de Obito acariciaba su vulva la obligó a gemir.
—Espera...
—¿Vas a rechazarme?— inquirió ella, queriendo aparentar que su rechazo le dolería, una estrategia en que pretendía manipularlo. Resultaba ser cierto que le dolería si Obito le decía que no, pero Ino intentaría aprovechar ese sentimiento para utilizarlo en su contra.
—Espera a que cumplas dieciocho, si entonces sigues enamorada de mí, tal vez podríamos intentarlo— no se atrevió a rechazarla, pero terminó dándole esperanza, lo que no sabía si era correcto o no. Trataba de engañarse diciéndose que Ino encontraría alguien mejor antes de los dieciocho, alguien que le hiciera olvidarse de que existía un hombre llamado Obito Uchiha.
—¿Lo prometes?— él soltó sus muñecas, e Ino de inmediato aprovechó el momento para deshacerse de su sujetador, esperando que Obito no se resista a sus grandes encantos. Sonrió al ver que funcionaba, el Uchiha no apartaba sus ojos oscuros de sus senos.
—Lo prometo— no estaba concentrado, por lo que ni él mismo se encontraba seguro de la promesa que hacía.
—No sé si pueda esperar tanto tiempo, Obito-kun— ella tomó sus manos, llevándolo directo a sus senos, que no alcanzaban ser cubiertos a pesar de que las manos de Obito eran tan grandes.
—Es mejor de esa manera, si eres mayor de edad todo será más sencillo— mientras una de sus manos jugaba con su pezón izquierdo, la otra se colaba entre la única prenda que le impedía estar completamente desnuda, tocaba sus pliegues provocando que ella suspire de placer.
—De acuerdo— aceptó Ino al fin, lo haría como Obito lo quiera —Sólo no me dejes así— le suplicó, retorciéndose en la cama al percibir que los dedos de Obito tocaban su clítoris. Ese hombre algún día la volvería loca.
—Señorita Yamanaka, alguien debe reprenderla por actuar de manera tan indebida— ella no se percató de cuando la parte inferior de su traje de baño abandonó sus piernas, solamente logró ver cómo Obito la llevaba hasta la orilla de la cama. Él se sentó ahí, y le obligó a bajar de la cama, arrodillándose y dejando su abdomen sobre las piernas de su acompañante, sus manos estaban sobre el suelo, tratando de sostenerse bien.
—Obito...
—¿Quieres que te recompense como en otras ocasiones?— ella sabía que se refería a que le haría sexo oral, así que sin dudarlo asintió. Le fascinaba cuando Obito exploraba su centro con su lengua y le hacía ver estrellas —Entonces obedece— el Uchiha hizo que mordiera sus propias bragas, lo que funcionó para callar sus gritos cuando la mano de Obito impactó con fuerza en ella.
Su piel había quedado roja al terminar, y aunque después de su extraño encuentro Obito le esparció una crema por esa área, Ino debió usar una toalla enredada en su cadera el resto de la fiesta. Solamente de esa manera ocultó lo que Obito hizo con ella.
—Vamos, Sasuke-kun. ¡Este lugar es perfecto!— exclamó Ino entusiasmada, elevando sus brazos por el aire y señalando los mejores lugares de ese gran salón de fiestas. El sitio era enorme, con grandes jarrones y flores que adornaban cada espacio, además de series de luces que iluminaban todo a su alrededor.
—Ya te dije que yo no quiero una fiesta de cumpleaños— Sasuke intentó caminar a la salida, estaba fastidiado de que Ino, su hermano mayor y sus primos le estuvieran llevando a distintos salones para asegurar el lugar donde harían su fiesta, actividad que el Uchiha creía innecesaria.
—Pero no siempre cumples diecisiete años, debemos festejarlo— Ino corrió para alcanzar a Sasuke, rodeando su brazo con el suyo y trayendo a su mejor amigo de regreso. Sasuke no entendía que su fiesta de cumpleaños era la forma perfecta de hacer un gran evento e invitar a todos sus amigos.
—Ino...
—Me lo debes, arruinaste mi fiesta de dieciséis el año pasado— lo acusó la chica al mismo tiempo que se detenía, había conseguido hacer que su mejor amigo regrese al lugar donde estaban, justo lo que ella quería. Sasuke no escaparía tan fácil, sería muy complicado que ella cambie de opinión respecto a la celebración.
—¿Cómo olvidarlo?, Sasuke se emborrachó tanto que terminó cayendo junto con tu escultura de hielo— Obito se unió a la conversación de ambos, abrazándose al cuello de Sasuke y frotando su cabello hasta dejarlo fuera de su sitio. El menor trataba de apartarlo, puesto que sabía bien que Ino siempre perdía la razón al ver a su primo.
—Obito-kun, ¿Verdad que me apoyas?— Ino le habló feliz, consiguiendo que Obito se separe de Sasuke para verla sólo a ella. La sonrisa brillante de la joven provocó que Obito sintiera cierta culpa, Ino todavía lo amaba, para mala suerte de sí misma.
—Por supuesto, chica rubia— el Uchiha cambió de actitud, sacudiendo un poco el cabello de Ino mientras hablaba. Sus últimos intentos de hacer que Ino lo olvide consistían en ser descortés, empero, sus planes como siempre terminaban fracasando, ella parecía desearlo con más fuerza que antes.
—Deja de llamarme así— la joven apartó sus manos con un ligero golpe, sabía bien que Obito sólo intentaba hacerla enojar, pero ese juego entre ellos ya no le estaba agradando demasiado.
—¿Por qué?, ¿Ya conseguiste ser más inteligente?— se burló nuevamente el Uchiha, haciendo que a chica apriete las manos con fuerza, queriendo contener sus impulsos —Pensé que el tinte podría dañar tu mente— continuó Obito, Ino estaba por llegar a su límite.
—Es mi color natural, idiota— gritó ella enfadada, si no estuvieran en un lugar público dónde debían guardar las apariencias, Ino no habría dudado en saltarle encima de él para callar sus burlas de una manera poco convencional.
—Oh pero que insolente eres, alguien debería castigarte— Obito levantó la gafas de sol que usaba, sus ojos oscuros la vieron fijamente, como si fueran dos trozos de carbón caliente que amenazaban con quemar su piel bajo su intensa mirada.
—Y apuesto que a ti te encantaría hacerlo— le insisto ella inclinándose ligeramente hacia él, la diferencia de alturas era evidente, aun así, Ino no quería mostrarse intimidada por él. Obito podría controlarla cuando tenían ciertos encuentros, pero Ino todavía no cedía por completo ante el Uchiha.
—Ah, por favor. Sostén tus bragas, Ino— le dijo Sasuke asqueado con esa situación, ¿Es que Ino no tenía un poco de pudor?, Prácticamente le estaba suplicando a Obito que tuvieran sexo.
—Cierra la boca, Sasuke-kun— lo enfrentó Ino sosteniendo el cuello de su camiseta, al escuchar las palabras de su mejor amigo, olvidó el pequeño duelo que tenía frente a Obito.
—Ya, niños. Empiecen a madurar— Obito los separó, interviniendo demasiado rápido para el gusto de Ino. Era mejor hacerlo ahora antes de que Ino comenzará a golpear a Sasuke, o de lo contrario, su primo tendría que maquillarse un poco para ocultar los moretones el día de su fiesta. Porque no es como si Sasuke aceptara ir con el rostro en mal estado sabiendo que estaría expuesto a varias preguntas, y obviamente no aceptaría que su estado era culpa de una chica.
—Que sea de disfraces...— murmuró Ino de pronto, obligando a Obito y Sasuke a salir de sus pensamientos para centrar su atención en ella, que se mostraba muy concentrada.
—¿Qué?— Sasuke levantó una de sus cejas, ahora Ino incluso murmuraba cosas sin sentido, ella sí que estaba perdidamente enamorada.
—Tu fiesta, que sea de disfraces— explicó Ino al notar que ni su mejor amigo o su "amante" le entendían. La idea que llegó a su mente era estupenda, una fiesta de disfraces sería un gran evento que necesitaría de sus constante vigilancia para que sea perfecto.
—¿Fue muy difícil pensarlo?— Obito tocó la cabeza de Ino con su dedo índice, fingiendo que debió apartarse de inmediato por estar muy caliente. Ella le miró con rencor, de nuevo Obito estaba sugiriendo que ella no era tan lista.
—Tú, maldito hijo de...
—Shh— el mismo dedo de Obito fue colocado sobre sus labios, su mirada fue tan directa que le hizo sonrojar —Cuida esa boca, abejita— ella asintió, aunque realmente no deseaba hacerlo, por el momento no quería crear una escena entre ellos. No cuando Sasuke no dejaba de verlos.
—¿Quieres perderte por ahí, Obito?— le pidió Sasuke de mal humor, el joven ya no soportaba que su amiga siguiera esperando un de atención de su primo. Él sabía bien como solía tratar Obito a las mujeres, observó sufrir a una persona que le gustaba por el rechazo de su primo, no quería lo mismo para Ino.
—El pequeño Sasuke sigue siendo tan celoso— Obito e Ino rieron juntos por la broma del Uchiha, haciendo enfadar más a Sasuke, ¿Por qué Ino no entendía que trataba de ayudarla?
—Obito-kun, te reto a venir con un disfraz de diablo a la fiesta— Ino dejó de lado las burlas a Sasuke para centrar sus lindos ojos azules en Obito, imaginarlo luciendo tan malvado conseguía excitarla, sería toda una fantasía que su deseo de su primera vez sea con él por fin se cumpla —La apariencia ya la tienes, sólo te hacen falta cuernos y cola. Tal vez un lindo antifaz— él no estuvo contento por sus palabras, la expresión de su rostro lo delataba. Ino sonrió al ver su propósito cumplido, solamente estaba preparando el terreno para seducir a Obito definitivamente.
—Espera, yo nunca acepte que sea una fiesta de disfraces— se quejó Sasuke, ignorando la tensión que comenzaba a formarse entre Obito e Ino. Su mejor amiga no podía decidir por él, era una completa estupidez.
—Claro que aceptas, ya te he dicho que me lo debes— Ino cruzó sus brazos por debajo de su pecho, mirando directamente a los ojos del azabache. Los recuerdos de la fiesta de dieciséis de Ino llegaron a su mente rápidamente, se trataba de la primera ocasión en que bebió alcohol, lo cual no resultó muy bien. Sasuke suspiró, no dijo nada, pero Ino comprendió que había ganado esa disputa.
—Lo siento, no creo venir a su fiesta. Pero no se detengan por los gastos, yo pagaré— aclaró Obito sonriendo, la verdad no le interesaba perder su tiempo en una fiesta de adolescentes de diecisiete años, tenía asuntos más importantes que resolver, como planeado su divorcio o ayudar a su abuelo con la empresa familiar.
—Obito, tú también me debes una. Será mejor que estés en mi fiesta, y asegúrate de usar el disfraz que te dijo Ino— lo amenazó Sasuke, utilizando la carta que siempre le funcionaba para ganarle a Obito. Hace no mucho tiempo, Sasuke conoció a una mujer en una fiesta de socios de su abuelo, ella era mayor, y fue muy sencillo caer ante sus encantos. Sasuke no sabía que ella ya salía con Obito, y fue terrible enterarse al escuchar una discusión entre ellos. Obito no negó su relación con esa mujer cuando Sasuke decidió enfrentarlo, pero desde entonces su relación quedó un poco fracturada, más de lo que ya estaba. Sasuke conocía bien a Obito, sabía que él se sentía culpable por el mal rato que esa mujer le hizo pasar.
—Ustedes dos son tan molestos— fue lo que dijo Obito al pasar entre ambos para seguir su camino, decir que estaba enfadado sería poco, el Uchiha no toleraba estar con Sasuke e Ino en un mismo lugar ahora que lo obligaban a ir a una fiesta infantil.
—¿Por qué es tan atractivo?— preguntó Ino antes de que Obito se perdiera de vista al salir por la puerta principal. Para Ino, todo de él era perfecto, desde su gran figura, su porte elegante hasta su actitud tan desafiante y controladora.
—¿Por qué siempre se te cae la ropa interior cada que lo ves?, Disimular un poco te vendría bien— fue directo con ella, si él se percataba de que Ino vivía solamente para Obito, otros también lo harían. ¿Y si su primo se aprovechaba de ello para convertirla en otra de sus peculiares amantes?
—¿Estás celoso?— Ino se burló un poco de su mejor amigo, golpeando su costado y riendo por la actitud que siempre mostraba Sasuke. El Uchiha apartó la vista avergonzado, un ligero rubor rápidamente se apoderó de sus mejillas.
—¿De qué?, Prefiero mantener mi dignidad, a diferencia de ti— se defendió Sasuke, ser insolente le funcionaba perfectamente para sentirse mejor con él mismo —Es obvio que no le interesas.
—Te equívocas, entre nosotros hay una gran atracción— si Sasuke se enteraba de lo que ellos dos habían hecho en algunas ocasiones, seguramente entendería que estaba muy cerca de poder ser la próxima pareja de Obito. Aunque por el momento seguiría manteniendo todo en secreto, al menos hasta que se cumpliera la petición de Obito, que ella cumpla dieciocho años.
—Sí, claro— ironizó el Uchiha, aunque Ino le dijera que ellos se amaban, jamás le creería.
—¿Quieres apostar?— le retó ella, su sonrisa demostraba una gran seguridad, empero, claramente Sasuke no se dejó afectar por ello.
—¿Qué tienes en mente?— indagó con curiosidad, una apuesta tal vez podría ser el fin de sus problemas. Si Ino intentaba algo con Obito y él la rechazaba, (como seguramente sucedería, en su opinión), Ino se olvidaría del asunto. Ella era muy orgullosa, no le rogaría una segunda oportunidad a su primo.
—Tu auto, por un mes. Si gano, me lo deberás prestar— Ino Yamanaka estaba completamente segura de que ganaría ese juego, anteriormente estuvo muy cerca de conseguir que Obito le dé toda una sesión de sexo, si lograba simplemente besarlo en la fiesta, sería la triunfadora.
—Y si yo gano, te olvidas de Obito de una vez por todas— Sasuke le extendió su mano derecha, presentía que él terminaría superando a Ino, salvandola de un gran sufrimiento en el proceso.
—Trato hecho— la Yamanaka aceptó su oferta, sellando su pacto con un fuerte apretón de manos, cruzando sus dedos por detrás de su espalda con su mano libre.
—¿Qué disfraz usarás?— inquirió Sasuke, planeando todavía una manera de asegurar la victoria. Se trataba de su mejor amiga, por lo que no dejaría nada a la suerte.
—¿No es obvio?— habló Ino feliz, la sonrisa dibujada en sus labios parecía muy boba si le preguntaban a Sasuke —Si Obito será un diablo, yo debería ser un ángel— se imaginó como sería su vestido, ese día, Obito Uchiha no podría resistirse a ella.
—En serio estás perdida— murmuró Sasuke con cierta pena, su amiga perdió la razón por completo.
Ino se quedó viendo el sitio por dónde Obito se había retirado, ignorando a Sasuke deliberadamente para seguir fantaseando un poco con el hombre que ocupaba todos sus sueños.
La gran noche de disfraces fue el gran evento que Ino Yamanaka organizó para su mejor amigo, a ella le gustaba alardear al decir que se encargó incluso del detalle más mínimo. Prácticamente no estaba mintiendo, ella trabajó en todo. La lista de invitados, escoger la decoración, las bebidas, los alimentos y botanas, la música, su mejor amigo solamente contrató a los meseros. Como estaba demasiado estresada por el evento, Sasuke le dijo que se fuera a casa desde temprano para que se arregle, y él prometió organizar los últimos pormenores.
Ino estaba feliz al ver los grandes resultados que obtuvo en su apariencia, su maquillaje parecía ser natural, a excepción del lápiz que hacía brillar sus labios de un fuerte color rojo. Su disfraz era sencillo, un vestido blanco sin mangas que llegaba a mitad de sus muslos y que estaba sujetado a su cintura por un grueso listón morado, además calzaba unas sandalias de tubo largo claras. Un par de grandes alas blancas terminaban su atuendo.
—Ino-chan, no estoy segura de esto. Mi vestido es muy corto, yo...— Hinata no logró continuar, estaba tan distraída tratando de bajar su vestido que casi tropieza con loes escalones de la entrada, su primo Neji apenas y consiguió sostener su brazo para evitarle una gran caída. Ella le sonrió al mismo tiempo que murmuraba un corto gracias, Ino no interrumpió ese pequeño momento de familia, prefirió esperar a que los tres continuaran su camino para poder hablar.
—Hinata-chan, prometiste venir igual que yo para estar combinadas— le recordó a su amiga, acerándose a ella para rodear su brazo y abrazarse a ella. Ino no permitiría que su amiga siguiera dudando de su vestimenta, que prácticamente era la misma que ella, no cuando ya estaban entrando al gran salón de fiesta.
—Pero... Cuando dijiste que era disfraz de ángel, no pensé que sería algo tan revelador— susurró una cohibida Hinata, al entrar a la fiesta, rápidamente sintió las miradas que Ino atraía por su gran porte. Mientras su mejor amiga disfrutaba ser admirada por su gran belleza, la ojiperla se sentía apenada al notar que algunos solamente miraban hacia su pecho.
—Bueno, entonces sigues sin conocerme lo suficiente— la risa de Ino pronto se hizo presente, fue tan suave y melodioso que Neji se sonrojó sin que ninguna de ellas pudiera percatarse de ese pequeño detalle.
—Puedo prestarle mi chaqueta, Hinata-sama— se ofreció el único acompañante masculino del grupo, rápidamente Neji ya se estaba quitando su abrigo de cazador, (que era parte de su disfraz), para entregarlo a su prima.
—No, arruinarás su atuendo— Ino impidió que Neji se quite su chaqueta colocando sus manos sobre sus brazos, ella le sonrió en un intento por convencerlo de que todo estaba bien. Ino realmente quería a su mejor amiga, por eso mismo siempre buscaba ayudarle a salir un poco de ese espacio en que ella misma se encerraba por su gran timidez y poca confianza.
—Pero, Ino-chan... No creo que me vea linda— le dijo Hinata sinceramente, dudaba que ese vestido fuera lo más adecuado para ella, no le gustaba que sus piernas estuvieran tan a la vista, tampoco que sus senos resalten más en esa suave tela. Justo ahora deseaba tener el gran abrigo de Neji sobre sus hombros, pero a Ino jamás la haría cambiar de opinión, cuando ella decía algo, eso era lo que se hacía.
—Tú eres perfecta, Hinata. Recuerda que eres una chica hermosa— la Yamanaka apretó ligeramente las mejillas de su mejor amiga, depositando un inocente beso sobre su frente. Hinata se sonrojó en cuestión de segundos, sus palabras tan bonitas lograban convencerla por minutos.
—Se siente bien si eres tú quien lo dice, Ino-chan— contestó la joven Hyūga mientras miraba hacia otro lado, se avergonzó con la pequeña muestra de afecto de Ino, puesto que muchos las habían visto de una manera un tanto extraña. Hinata no soportaba ser el centro de atención, pero desde que conoció a Ino debió acostumbrarse, su mejor amiga siempre obtenía las miradas de todos a donde quiera que vayan.
—Se sentirá mejor si tú lo crees realmente, así que confía en ti— Ino sonrió con cierta nostalgia, la forma en que Hinata hablaba le recordó a sí misma hace tiempo, la noche de lluvia en que fue consolada por el hombre del que estaba enamorada.
—Gracias, Ino-chan. Eres mi mejor amiga— esta vez, fue Hinata quien no temió besar la mejilla de su mejor amiga, estaba muy agradecida de conocer a Ino. Era ella quien le recordaba constantemente que debía confiar más en sí misma, que no era un desastre como su padre le decía.
—Tú también eres mi mejor amiga, Hinata-chan— Ino miró de reojo a Neji, el primo de Hinata no se separaba de ellas, parecía querer cuidarlas y eso le provocaba ternura —¿No quieres que te presente al chico que me gusta?— Ino cambió el tema, ya no quería que Hinata continúe sintiendo pena de sí misma, así que darle un giro a la conversación le parecía lo más apto.
—¿Lo harás de verdad?, Nunca me dices nada de él, ni su nombre o sobre cómo es— Hinata habló demasiado rápido, estaba entusiasmada por conocer al fin a quien Ino aseguraba sería su futuro novio. Su mejora miga era difícil de impresionar, por lo que el chico que le gustaba debía ser toda una atracción. A Hinata y Sakura les gustaba jugar a imaginar cómo sería él, incluso hicieron una apuesta para ver quien adivinaba su apariencia y actitud.
—Bueno, hoy te lo presentaré— le aseguró Ino feliz, no lo que era su novio, pero al menos quería saber la opinión de una de sus amigas. Hinata le diría un comentario sobre Obito que fuera parcial, no algo tan agresivo como sucedía con Sasuke, que siempre le insistía en que saldría herida de una posible relación con su primo.
—Me gusta la idea, quiero saber quién ha robado tu corazón— Hinata bromeó un poco, quien consiguió siquiera atraer la atención de Ino debía ser alguien tan increíble como ella.
—Lo sabrás— Ino volvió su vista hacia Neji, que desde hace un momento parecía muy distraído en una conversación en su celular. Ella imaginó que debía estar buscando a su mejor amigo, eran de las pocas personas con quien Neji se llevaba bien —Neji, podrías ir con Lee y Tenten. Están por allá— señaló con su dedo índice el sitio donde ambos chicos conversaban junto a Itachi, la chica no sabía que fueran conocidos, pero tanto Lee como Tenten se mostraban cómodos junto al hermano mayor de Sasuke.
—Está bien, no duden en buscarme si necesitan algo— Neji se despidió de ambas con un corto beso en la mejilla, frotando un poco el cabello de Hinata antes de irse. Las chicas se despidieron de él con su mano, gesto que Neji imitó antes de perderse entre los invitados.
—Ino-chan, creo que el disfraz de ángel es más común de lo que pensé— murmuró Hinata sin dejar de ver a todas las personas que se desplazaban con gran habilidad entre las personas, las bandejas de sus manos no se movían ni por un centímetro.
—¿A qué te refieres?— inquirió Ino confundida, ella todavía no lograba ver lo que llamaba la atención de su mejor amiga. Hinata dudó un poco de hablar de nuevo, Ino no estaría muy feliz al notar lo que sucedía.
—Hay muchas chicas usando un disfraz de ángel, incluso algunos hombres— la Hyūga apuntó con su dedo a algunas de las personas que atendían a los invitados, trató de hacerlo de forma discreta, no quería verse grosera con los que sospechaba eran los meseros.
—¿Qué demonios?, Maldito Sasuke, contrató meseros con el mismo disfraz que yo— Ino apretó ambas manos hasta el punto de que sus nudillos se tornaron de color blanco, una gran vena resaltó sobre su frente. Estaba molesta, o más que eso, se encontraba completamente furiosa.
—¿Es alguna clase de broma?, No pensé que Sasuke-kun sea de ese tipo— dijo Hinata inocentemente, Sasuke podía ser desatento con todos los que le rodeaban, empero, no creía que fuera capaz de hacer ese tipo de juegos tan crueles. Él sabía que a Ino no le gustaría que otras personas vistan de manera similar a ella si previamente no lo autorizaba, además, era muy cruel de su parte hacer que otros se vistan como su mejor amiga sólo para molestarla.
—Él quiere sabotearme, pero si jugará sucio, entonces ahora mismo me escuchará— Ino buscó con su mirada a Sasuke, como si se tratara de un radar especial, en menos de quince segundos localizó a su mejor amigo entre los cientos de personas que se encontraban en el lugar.
—Ino-chan, no me dejes... Sola...— Hinata miró hacia donde su amiga caminaba, no se atrevió a seguirla, intentar detenerla sería como pedir al cielo que la asesinen. Sus ojos temerosos buscaban a algún conocido, pero no encontró más que a su primo Neji, y no quería entrometerse entre su primo y sus amigos —Tal vez encuentre a Kiba-kun y Shino-kun en la barra— quiso animarse con eso, era preferible buscar a sus amigos para no estar sola hasta que Ino por fin termine con la existencia de Sasuske. Se dijo a sí misma que de no encontrar a Kiba y Shino, los llamaría a su celular para no perder tanto tiempo.
Los ojos perla de Hinata se movían por todo el lugar, a Kiba le solía gustar tomar un poco porque según él eso le ayudaba a crear el ambiente perfecto, y Shino siempre lo acompañaba para mantener a su amigo en orden, Hinata pensó que era muy probable que pudiera encontrarlos cerca de donde estaban algunos hombres entregando tragos gratis. Con pena, pero dispuesta a no quedarse sin oportunidad de encontrar a sus amigos, Hinata se acercó a uno de los hombres que atendían la barra, específicamente a un anciano que le generaba más confianza, lamentablemente esa persona tan amable le dijo que sus amigos no estuvieron ahí. Rendida, Hinata envió algunos mensajes de texto al grupo que compartía con Kiba y Shino.
Se dio la vuelta para buscar a alguien más, tal vez no le quedaría de otra que ir con su primo Neji a esperar que Kiba o Shino le contesten, también podría intentar buscar a Sakura, pero todavía no sabía si ella ya llegó a la fiesta. Hinata guardó su celular al notar que un hombre le hacía señas, le prestó más atención a aquel invitado que permanecía sentado en una mesa vacía y con dos botellas de alcohol vacías cerca de él. Esa persona tenía cabello oscuro y ojos del mismo color, un antifaz de color gris oscuro cubria gran parte de su cara, su esmoquin tan elegante era del mismo color, además de eso, utilizaba una diadema que cumplía con la función de aparentar ser unos cuernos que combinaban con su corbata roja. Él insitía para que se acerque hacia su mesa, pero Hinata decidió ignorarlo al comprender que sólo era un invitado que tomó demás, invitado al que por cierto no reconocía como a uno de sus conocidos.
—Oye, te he estado hablando— Obito alzó la voz al ver que la chica le ignoraba a propósito, alrededor no había ninguna persona, debía saber perfectamente que se dirigía a ella.
—¿A mí?— Hinata observó hacia los lados, descubriendo que ningún invitado estaba cerca de la barra en esos momentos, todos parecían más entretenidos bailando o conversando con otros.
—¿Ves a otra mesera por aquí?— le resaltó lo obvio, y fue entonces que Hinata observó con más detalle su disfraz, realmente parecía ser otra mesera de las que paseaban llevando bocadillos o bebidas. Se sonrojó al comprender que la estaban confundiendo con un empleado, siendo que ella era una invitada.
—Pero señor, yo no soy...
—No me digas señor, solamente tengo veintidós— la interrumpió, estaba demasiado irritable por culpa del alcohol como para que todavía una mesera viniera a decirle señor, si todavía ni llegaba a los treinta, ¿Qué se creía esa mujer?
—Lo siento— susurró Hinata avergonzada, mirando hacia el suelo para evitar los ojos negros de ese hombre. No fue su intención ofenderlo, y tal parece que es lo que hizo, él no parecía para nada amistoso.
—Entonces haz algo, ¿Quieres?— Obito volvió a hablar, consiguiendo que la joven le viera una vez más. Sus ojos temerosos le hicieron detenerse por un momento, no quería ser descortés cuando ella ya se había disculpado por el malentendido —Necesito otra botella— agitó frente a ella el vaso vacío que sostenía en su mano derecha, haciendo más evidente el motivo por el que la llamó en primer lugar.
—Ya ha tomado suficiente— le dijo Hinata un poco preocupada, no sabía cuánto tiempo llevaba bebiendo ese hombre, sin embargo, podía estar completamente segura de algo, él ya no estaba en condiciones de continuar con ese ritmo. Resultaba ser muy obvio para ella, no para él.
—No pedí tu opinión— le contestó Obito molesto, no necesitaba de la lastima de alguien, solamente obtener lo que pedía. Ella no tenía que meterse en asuntos que no le importaban, con que le diera otra botella podía irse a seguir atendiendo a otros invitados.
Hinata suspiró, no lo haría cambiar de parecer, y para evitarse problemas innecesarios, decidió obedecerlo. Dándose la vuelta, Hinata caminó nuevamente a la barra para acercarse al mismo anciano de antes, aquel que parecía ser amable y le sonreía con pena.
—¿Podría darme otra botella para este invitado?— la Hyūga se dirigió al hombre que atendía la barra, detrás de ella, Obito no perdía de vista sus movimientos. Esa chica era realmente atractiva, su cabello largo hacía lucir más su figura, casi podía asegurar que ella realizaba algún ejercicio para tener esas medidas prácticamente perfectas para él.
—No permitas que siga tomando más de la cuenta—le pidió el anciano, siguiendo las órdenes que la familia que organizaba la fiesta le dieron. Se supone que no debería acceder a darle bebidas alcohólicas, pero ese hombre era tan insistente, jamás aceptaba un "No" como respuesta.
—De acuerdo— accedió Hinata con una pequeña sonrisa, iba siendo momento de realizar su buena acción del día.
—No tardaste demasiado, que gran servicio— Obito miró la botella que ella le extendía, cuando la tomó, la chica no lo soltó. Al contrario de lo que el Uchiha pensó que sucedería, la joven de ojos de ángel se sentó a su lado.
—¿Qué le parece si mejor le busco algo de comer?, He escuchado que así disminuye los síntomas de alcohol en su sistema— ella sonreía, no le había dado la botella de alcohol, lo que si le molestaba un poco. No le fue posible decirle algo por sus acciones, no a una persona que le observaba con amabilidad.
—¿Pretendes cuidar a un desconocido?, Que tierna eres— rodeó los brazos de la joven para acercarla más a él, Hinata se sintió un tanto incómoda, pero entendió que él no tenía dobles intenciones. Ese hombre estaba demasiado tomado, así que ni siquiera sabía bien que es lo que hacía.
—Ayudar a alguien que lo necesita puede marcar la diferencia— Hinata no se apartó de su lado, trataba de mostrarle una salida para no seguir desperdiciando su tiempo en algo que no era de provecho. Ella había visto como algunas personas perdían el control, no deseaba que la fiesta de Sasuke se arruine por un invitado tan triste.
—¿Crees que lo necesito?— fue directo con ella, quería averiguar si de verdad se veía tan patético como para que una mesera tuviera lastima de él... No, ella no lo veía con lastima, parecía sincera en su deseo de ayudarle. Ella no solamente tenía los ojos y el disfraz de un ángel, realmente lo era.
—Cuando lo veo, me recuerda a otra persona. Creo que se siente solo— Hinata sonrió con nostalgia, él al percatarse de su estado de ánimo la abrazó con un poco más de fuerza. El hombre a su lado le recordaba a su tío, cuando su padre murió al igual que su madre, él se hizo cargo de su hermana y ella, también sufrió de una gran depresión por perder a su hermano gemelo. Su tío se refugió en el alcohol, y fue muy difícil para él salir de esa adicción.
—Para ser solamente una mesera, eres muy observadora—bromeó un poco con ella para hacerla sentir mejor, Obito ya no estaba seguro de comprender quien consolaba a quien. Esa chica era muy agradable, era como una pequeña flor dentro de un campo en el que la maleza buscaba opacar a todas las otra plantas, por algún motivo ella le atraía.
—Bueno, en mi trabajo debo ver a muchas personas, ¿No?— Hinata continuó con ese pequeño malentendido, no es como si a él le interese saber quién es ella en realidad, ni siquiera había preguntado su nombre.
—Supongo— admitió Obito casi de inmediato, era cierto que al ser mesera debía tratar con muchas personas constantemente. A él no le agradaba demasiado imaginar estar en su lugar, así que se compadecía de ella.
—Usted es muy joven, no debería estar arruinando su tiempo tomando de esta manera cuando puede participar en una fiesta tan entretenida— Hinata intentó animarlo una vez más, era verdad que trabajaba como mesera, no en esa fiesta, pero si en una cafetería, aunque nunca se había encontrado con un cliente tan problemático como lo era ese hombre. Se sonrojó por sus propios pensamientos, algo de Shikamaru ya se le estaba contagiando.
—No estoy de humor para celebrar— le contestó el Uchiha, no entendía porque esa pequeña mujer le generaba tanta confianza, probablemente se debía que ninguno sabía algo del otro, ella no lo reconocía, no sabía quién era la persona con la que hablaba. Otra ventaja de que ella era su confidente, es que le podía contar sin temor a ser criticado como sucedía con su familia.
—¿Por qué no?, Yo asistí aunque no me gustan las fiestas— y si estaba en esa fiesta es más porque sus mejores amigas insistieron en que lo hiciera, ella no tenía una buena relación con Sasuke, apenas y hablaba con él. No le sorprendería que el Uchihua hubiera olvidado su nombre, él no tenía fama de prestar atención a las personas.
—Mi matrimonio no funcionó, se supone que ella prometió respetarme siempre— los ojos de la chica se abrieron cuando él terminó de hablar, por varios minutos estuvo en silencio, algo que a Obito le agradaba. Admitía que le gustaba la voz de la mujer de lindos ojos, sin embargo, en ocasiones simplemente necesitaba de saber que alguien lo acompañaba pero sin escuchar falsas promesas de un futuro mejor.
—Lo lamento, no imagino como debe sentirse— sus perlas ahora reflejaban tristeza, ella no comprendía demasiado bien la situación por la que él estaba atravesando. Ella apenas y salía con un chico, no eran novios, pero hasta el momento ninguno traicionó al otro como lo decía el hombre de disfraz de diablo —Mi mejor amiga dice que alguien que hace algo así no vale la pena, usted es muy joven y atractivo, seguramente encontrará una persona mejor— esas eran las palabras con las que Sakura y ella consolaban a Ino cuando pasó por un mal momento por culpa de un chico que no era el correcto, Hinata creyó que tal vez eso también funcionaría para consolarlo a él.
—Lo comprendo, sinceramente no me interesa volver con ella... Aunque no puedo detener ese deseo de querer vengarme— quería verla sufrir, por haberlo traicionado cuando él siempre le demostró ser una persona de confianza, por su cabeza la idea de engañarla nunca cruzó... ¿Por qué ella lo hizo?, Rin no lo merecía a él, pero si merecía pagar por todo el daño que causaba. No se detendría solamente con ella, quienes le hicieron daño fueron dos personas, y él no haría distinciones con ninguno. Kakashi Hatake también ardería en el infierno por haber traicionado su amistad.
—La venganza nunca será la respuesta, mientras intenta ver caer a la otra persona, sólo conseguirá hacerse daño en el proceso— fue el turno de Hinata para abrazarlo, acariciando su espalda lentamente como una señal de apoyo. Aunque inició sin tener algún plan, su propósito de impedir que él siga tomando estaba funcionando a la perfección. El Uchiha se dejó consolar por las manos del pequeño ángel que lo acompañaba, esa mujer resultó ser increíblemente tierna.
—Entonces, ¿Por qué me siento bien al lograr que mi mejor amigo pierda su trabajo?— lo disfrutó como no imaginó, hacer que Kakashi perdiera la buena imágen que formó dentro de su área de trabajo fue simplemente perfecto, sino fuera porque al peliplata todavía le quedaban algunos amigos, habría quedado en la calle por todas esas puertas que se le cerraron en el mundo laboral. Su vida amorosa era todo un dilema, Kakashi no parecía interesado en entablar conversación con alguna mujer, y para Obito resultaba más sencillo que sucediera eso, le restaba de la lista el tener que buscar la manera de que esté solo el resto de su vida.
—Sé que no se siente bien, porque eso no soluciona el daño que le han hecho— la Hyūga se atrevió a tocar el lugar de su pecho donde latía su corazón, aunque lo hacía sobre la ropa, Obito sentía esa calidez que tanto le hacía falta. Ahora se preguntaba si esa linda mesera no era un producto de su imaginación, un ser tan puro no podía ser real.
—Eres demasiado inocente para ver la crueldad del mundo— cubrió su pequeña mano con la suya, Hinata se sonrojó por su contacto y sus palabras. Él la veía directamente a los ojos, y a pesar de que su forma de ser le obligaba a desviar la mirada, se quedó hipnotizada con ese hombre —Ambos sabemos que no hay otro camino.
—En ocasiones, los días serán tristes y grises, pero cuando menos lo espere, el sol volverá a brillar— lo sabía por experiencia propia, ella no tenía una vida demasiado alegre, pero sus pequeños momentos felices eran los mejores. Le gustaba ver a su adorada Hanabi sonreír, a su primo Neji hablando sobre sus logros escolares, a su tío Hizashi entusiasmado por los entrenamientos en el Dojo de su familia, por sus amigas que siempre le apoyaban incondicionalmente, por sus primeras citas con Shikamaru. No podía quejarse, la vida siempre cambiaría para mejorar, ella. En verdad lo creía —Mañana lo verá, todavía hay mil cosas que usted no sabe— continuó animándole, Obito sonreía por lo agradable que era escucharla.
—¿Por qué esperar hasta mañana?— él bajó su mano de sus hombros a su cintura, presentía que él universo le estaba presentando a esa mujer ante sus ojos para que dejara de quejarse. Era imposible resistirse a ella, un pequeño ángel demasiado tentador. Sus ojos de un exótico color, su piel blanca tal muñeca de porcelana, sus labios rosados parecidos a un melocotón, su cuello blanco y pulcro, sus senos tan grandes, su cintura pequeña, sus caderas promedio y sus increíbles piernas. Esa mujer lograba robar la mirada de cualquiera, y él no era indiferente ante sus increíbles encantos. Era como una sirena, su hermosa voz y su cuerpo tan perfecto hipnotizaban a quien estuviera cerca de ella. El tierno sonrojo que apareció en sus mejillas le confirmó que ella tampoco era ajena a la atracción que se sentía entre ambos.
—¡Hinata-chan!, ¿Qué haces aquí?— alguien más se unió a la conversación repentinamente, Obito no apartó su brazo de ella, en realidad tocó descaradamente su cintura. Estaba celoso de ver qué alguien le hablaba a la joven, tanto que no siquiera se percató de que alguien la llamó por su nombre —No pensé que te gustaba tomar— los ojos azules de Naruto observaron la mesa que su mejor amiga compartía con un desconocido para él. Había tres botellas de alcohol, dos vacías y una sin abrir, también un sólo vaso. No creía que Hinata estuviera con ese tipo cuando todos sabían que salía con Shikamru.
—Yo no estoy tomando, Naruto-kun— le aclaró Hinata, lo que menos deseaba es que Naruto le termine diciendo a su primo Neji que ella estaba hablando con un hombre alcoholizado. Ese escenario solamente terminaría mal, demasiado mal.
—No importa, vine a decirte que te invitaré a bailar— Naruto le restó importancia al asunto al escuchar la voz de Hinata, era evidente que ella no estaba tomando. Debió imaginarlo desde el principio, su mejor amiga no era de las personas que bebía, ella estaba totalmente en contra de crearse vicios.
—¿Sí?— Hinata no se mostró muy convencida por sus palabras, Naruto no la invitaba a bailar por más que sus amigos le sugerían que lo hiciera, según el rubio no quería incomodar. De un tiempo atrás, Naruto actuaba diferente con ella, es como si quisiera tener su completa atención, sin dejarle tiempo de planear salidas con Shikamaru.
—Claro, después de que Sakura-chan acepte una pieza, vendré por ti— le dijo Naruto feliz, haciendo desaparecer por completo la sonrisa de Hinata, acto ajeno pasó desapercibido por Obito. Naruto era demasiado inocente como para notar que estaba provocando que su mejor amiga se sienta como una segunda opción.
—No es necesario, estoy bien aquí— contestó la Hyūga, dejando de lado su amabilidad para hablar con más seriedad. Se recordó las palabras que siempre le repetía Ino, si ella no se valoraba, los demás tampoco lo harían. Naruto era su mejor amigo, también su primer amor, pero ella estaba comenzando a superar esa etapa para darse una oportunidad con alguien que solamente la miraba a ella.
—Pero yo...
—Te ha dicho que está bien conmigo, no seas molesto y piérdete junto con tu amiga— Obito apretó más a Hinata contra su cuerpo, ella se sonrojó por su confianza, también por la valentía que demostraba. Naruto llegaba a ser un poco difícil de tratar, no aceptaba cuando alguien se negaba a algo que él creía era correcto, y que ese hombre no tuviera temor a enfrentarlo le sorprendía. Sonrió sin ser intencional, él le agradaba, la estaba defendiendo.
—¿Y quién es usted para decirme eso?— el Uzumaki le miró con rencor, ese hombre era un completo desconocido, no tenía derecho a decirle que hacer, menos a decidir por su mejor amiga.
—Naruto-kun, está bien. Quiero cuidar de él— Hinata le sonrió a su amigo, demostrando con gentileza que no lo necesitaba ahí. Ella no era una niña que necesitaba de protección, por algo su familia era experta en artes marciales, si estaba con ese hombre era por decisión propia, porque pretendía ayudarle de alguna forma.
—Como tú quieras— Naruto se alejó después de decir eso, estaba molesto porque Hinata prefería estar con ese hombre a ir con él, que era su mejor amigo.
—Con que cuidar de mí, ¿Eh?— Obito no perdió de vista la joven, quería arrancarle el antifaz para poder apreciar adecuadamente la belleza de su rostro. Estaba perdido, no sabía si era culpa del alcohol, pero tenía ese sentimiento de que debía tomar a esa chica y hundir sus labios en en cada centímetro de su piel. Tenía un agradable aroma a vainilla, su cabello tan largo deseaba tomarlo con una sola mano y...
—Lo siento, no se iría por más que usted le hiciera saber que no era bien recibido. Naruto-kun es muy despistado— Hinata interrumpió sin querer los pensamientos del Uchiha, para gran alivio de Obito. Debía concentrarse, no le gustaría que su cuerpo delate que se estaba excitando al tenerla tan cerca, ambos rozando sus rodillas, terminaría asustando a esa inocente mujer.
—¿Por qué no me dijiste que eras una de las invitadas?— decidió que sería mejor desvíar el tema, y que mejor que preguntar porque ella fingió ser una mesera. Claramente no lo era, un invitado se acercó a hablarle y por su interacción dedujo que se trataba de un par de buenos amigos. Al comprender que se equivocó y la confundió, Obito quiso dejar caer su cabeza a la mesa hasta que su frente choque con la madera.
—Usted no me dejó decirle, solamente seguí el juego— ella sonrió, sus lindos ojos perla le miraban fijamente, causando que él observe en otra dirección. Lo admitía, esa mujer le atraía demasiado, y por lo linda que era en todas su acciones para con él, presentía que ella también se sentía atraída.
—¿Y te estás divirtiendo?— inquirió Obito, acariciando un poco más su cintura. Su toque era sutil, como si estuviera jugando un poco con ella, y probablemente lo estaba haciendo. Trataba de ponerla a prueba, saber si la chica se encontraba cómoda con su presencia, o en el caso menos probable, lo rechazaría.
—No lo hice por reírme de usted, de verdad esperaba poder ayudarlo— Hinata colocó su pequeña mano sobre la suya, Obito no dudó en entrelazar sus dedos con los de ella. Lo sintió como una tímida invitación, ella no le era indiferente.
—¿Por qué?— continuó con la investigación que practicaba en ella, no dejaba de observar cada detalle. Antes de hacer cualquier movimiento, primero necesitaba asegurarse de que ella en verdad estaba interesada y no lo malinterpretó.
—Todos necesitamos que alguien nos dé la mano, y a mí me alegra poder hacerlo sentir mejor— la Hyūga apretó ligeramente su mano, con toda la intención de demostrar su punto. Se sentía un poco extraña, estaba teniendo demasiada confianza con una persona a a qué apenas y conocía. Tal vez se debía al hecho de que llevaba un antifaz puesto, él no la veía por completo, ninguno sabía quién era el otro.
—¿Quieres qué me sienta mejor?— sus ojos oscuros se fijaron en el cuello de la joven Hyūga, que ajena a las intenciones de él, decidió permanecer a su lado.
—Sí, me gustaría. Así dejaría de tomar como si quisiera tener una intoxicación etílica— el Uchiha se rió de sus palabras, y Hinata comprendió que él lo interpretó como alguna clase de broma. Bajó la mirada mientras un fuerte sonrojo aumentaba en su rostro, le avergonzaba si él se reía, aunque sabía que no se estaba burlando de ella.
—Entonces puedes ayudarme— su mano derecha se posó en su cadera, y la que Hinata sostenía la apartó de ella para tomar su mentón. Sus miradas se encontraron, los ojos de un diablo y los ojos de un ángel, un diablo que buscaba corromper a ese hermoso ángel esa misma noche.
—¿Qué debo hacer?, ¿Necesita que busque algo de comer?— el Uchiha sonrió por sus dos preguntas, quería contestarle todas las cosas que deseaba que hiciera, también decirle que el único platillo que le gustaría degustar era ella.
—No es necesario, sólo acompáñame— se levantó del pequeño sofá que compartían, tambaleándose por culpa de la gran cantidad de alcohol en sus sistema, Obito le extendió la mano. Hinata se puso de pie casi de inmediato, permitiéndole pasar su brazo por sus hombros, tocando su pecho para poder ayudarle a caminar.
La ojiperla lo seguía, no sabía exactamente qué buscaba su acompañante, pero imaginó que existía la posibilidad de que estuvieran en busca de algún amigo suyo, tal vez ya quería irse a casa. Hinata estaba feliz al imaginar que lo estaba ayudando, si era necesario ella misma le iría a buscar comida para que se sintiera mejor. Obito miraba hacia los lados, asegurándose de que nadie los estaba viendo, los invitados estaban tan distraídos en sus actividades que no se percataron de que dos personas entraban en un armario que servía como una vieja bodega.
—¿Qué es...?
No logró terminar su pregunta, Obito le hizo entrar a una pequeña habitación, cerrando la puerta detrás de sí. Estaba oscuro, no existían ventanas que permitieran la entrada de la luz del sol, cuando él encendió el único foco de la habitación usando un interruptor, este iluminó de forma tenue. No había muchas cosas adentro, dos mesas, algunas cajas con desechables y más alcohol.
Dejó de ver la habitación para centrar sus ojos perla en él, Obito tomó ambos lados de su cabeza y se inclinó hacia ella con la poca delicadeza que un hombre tan alcoholizado como él podía tener. La besó con cierta mezcla de suavidad y brusquedad, Hinata jadeó por su repentina acción, estaba perpleja por el giro de su situación. Aunque en ese instante lo más correcto sería alejarlo, Hinata cerró los ojos y se dejó llevar por su increíble tacto. Se sintió diferente a cuando Shikamru le besaba, con su amigo casi todo era sutil e inocente, con ese hombre todo era adrenalina, lograba percibir como su corazón latía tan rápido que podía estallar en su pecho, una gran energía recorría cada centímetro de su cuerpo. Los labios de él sabían a alcohol, los de ella a chocolate, la mezcla fue como uno de esos dulces envinados, dulce y amargo a la vez. La boca de Obito la acariciaba, era tierno pero exigente, sus piernas temblaban demasiado por eso debía sostenerse del Uchiha para no caer desmayada en sus brazos.
Se separaron unos segundos, mismos que Obito aprovechó para bajar sus manos de su cintura a su muslo derecho, subiendo su pierna y tomándola para depositarla sobre una de las mesas, agradeciendo que no estuvieran llenas de polvo. Sus manos se deslizaron por su cuello, apretando ligeramente y formando círculos con sus dedos pulgares. Sus dedos fueron reemplazados por sus labios, Hinata hizo la cabeza hacia atrás cuando él comenzó a succionar su piel. Un suspiro escapó de su boca, las manos de Obito no se detenían, se posaban sobre sus hombros, sus brazos, su clavícula, sus senos. Sintió que su pulso se aceleraba, su cuerpo se estremecía víctima del placer, le gustaba como ese desconocido la tocaba, le gustaba tanto que no se creía capaz de apartarlo de ella.
—Créeme que no quise notarlo, pero tus ojos son tan bonitos— desató el listón que ajustaba su cintura, también desabrochó los primeros botones de su vestido, lo que le permitía seguir tocando sus senos por debajo del vestido. Atreviéndose a ir más allá, en vista de que ella no le detenía, movió su sujetador hasta arriba y comenzó a acariciar sus pezones.
Obito volvió a tomar aire antes de unir sus labios a ella en un beso único, ella se dejó llevar por los sentimientos que él le causaba. El contacto era lento, fue aumentando de intensidad rápidamente, Obito la besaba como si necesitara más de ella. Sus manos son cálidas, Hinata se aferraba a sus hombros, inmersa en el gran movimiento de su estómago, es como si estuviera sintiendo cosquillas. Cuando menos lo espero, se percató de que le estaba devolviendo el beso casi con la misma desesperación. Tenía calor, no sólo en su rostro que se pintaba de rojo a cada segundo, su vientre ardía, su zona íntima le pedía ser atendida.
—Usted...
—Y tus piernas tan largas, firmes... Eres una gran tentación para mí— se hincó frente a ella, tocando desde sus tobillos hasta sus rodillas. A partir de ese punto, fue besando la cara interna de sus muslos, Hinata debió recostarse, doblando su espalda al sentir que él comenzaba a quitarle la licra.
—Usted, yo... No era a lo que me refería— lo normal sería apartarlo, pero Hinata por algún motivo quería seguir sintiendo las manos de ese hombre. Su increíble toque, aún sobre sus bragas, le hacía cerrar los ojos extasiada.
—¿Me dirás que no sientes atracción?, Desde que te sentaste a mi lado he podido notarlo— Hinata no tenía una respuesta para ello, porque tenía razón al decir que se sentía atraída por él. Obito usó su dedo pulgar para acariciar su vulva, frotaba por arriba de la fina tela de algodón de sus bragas, el Uchiha sonrió al notar una tierna carita de gato en su ropa interior.
—¡Ah!, Si usted, me toca así, yo...
—Dime que si lo deseas, o de lo contrario, simplemente recházame— la retó sin dejar de tocarla, una de sus manos incluso subió a sus pezones. Cunado sus dedos exploradores encontraron su clítoris, Hinata debió cubrir su boca para evitar el sonoro gemido que escapó desde su garganta.
—Es que usted, yo no... Ni siquiera sé su nombre— ahora quería entrar en razón, eso estaba yendo demasiado lejos, debía detenerlo antes de que fuera muy tarde.
—Obito— respondió, tomando su cintura y dándole vuelta a su cuerpo. Los pies de Hinata tocaban el suelo, su vientre estaba pegado a la fría madera —Ese es el nombre que debes gemir— le ordenó al mismo tiempo que frotaba su erección contra su centro y acariciaba su clítoris de manera delicada.
—¡Obito-san!— gimió fuertemente, su voz fue opacada por la música que resonaba por todo el salón.
—De nuevo— le hablaba con autoridad, Hinata fue incapaz de desobedecerlo.
—¡Obito-san!
—Eres tan provocadora cuando suspiras de esa manera— acarició el costado de su cuerpo, desde su cadera hasta la parte baja de su trasero. Moría por hundirse en el interior de ese hermoso ángel —¿Te gusta sentirme?— jugó con ella, porque le encantaba ver cómo se removía gracias al placer que le estaba provocando.
—Y-yo...
—No te atrevas a mentirme, linda. No dejas de moverte en busca de mi atención— ella se acercaba cada que él se alejaba unos centímetros, anhelaba su contacto. Dejó de hacerla sufrir, se unió a la pequeña mujer todo lo que sus ropas les permitían.
—Y-ya basta, tengo novio— mintió, Shikamru no era su pareja, pero si se trataba del chico con quién tenía citas muy lindas. Creía que con el hecho de estar ahí ya traicionaba a Shikamru, y esa sensación de ser una persona cruel que se instalaba en su interior no le gustaba. Ino les decía que no debían desperdiciar las oportunidades, empero, no podía asegurar que fuera lo correcto. Se sonrojó al comprender que estaba pensando en la posibilidad de perder su virginidad con un desconocido.
—¿Y qué?, No me interesa eso— le respondió Obito buscando en su cartera algún preservativo, quería saber si contaba con uno, no tendría sexo con una mujer sin protección.
—Pero yo estoy enamora... ¡Ah!— él tocó uno de sus puntos más sensibles, causando que un gemido involuntario interrumpa su pequeño intento de detenerlo.
—¿Qué decías, cariño?— se burló Obito al ver que ella continuaba jadeando, esa noche, el mal estaba ganando al bien. La joven no resistiría más tiempo, presentía que en unos minutos le estaría pidiendo que la haga suya.
—Nunca he es-estado con alguien, no de la ma-manera que O-Obito-san pretende— le dijo Hinata un tanto asustada, deseaba a ese hombre, por algún extraño motivo lo hacía, y eso no quería decir que estuviera segura de hacerlo. Ella no era como Ino y Sakura, a diferencia de sus mejores amigas, le agradaba fantasear con flores, chocolates y amor verdadero.
—Seré delicado, y pronto estarás pidiéndome más— esa mujer era más inocente de lo que imaginó, ser virgen simplemente la coronaba como la pureza en persona. Le agradaba pensar en corromperla, en ser el primero que le haría conocer el verdadero cielo.
—Sólo tengo diecisiete años— le confesó ella mientras apretaba ambas manos, se encontraba en el límite, en segundos cedería ante es hombre y sus maravillosas manos.
—¿Qué?— fue alejando sus manos del cuerpo de la Hyūga, saber que ella era menor le regresó la cordura.
—S-soy de la edad de Sasuke-kun, por eso soy u-una de sus in-invitadas— murmuró Hinata con la respiración agitada, el Uchiha se había apartado de ella por completo, lo que le permitió alejarse de la mesa y comenzar a acomodar su vestido. Al parecer funcionó, él ya no la invitaba a tener sexo de una noche
—Demonios— susurró el Uchiha, enfadado consigo mismo por comportarse de esa manera con una chica que era de a edad de su primo —Nunca te permito hablar, ¿Cierto?— se acercó a ella para ayudarle a acomodar su vestido, a Hinata le temblaban demasiado las manos, así que quiso ser gentil para enmendar el error que cometió.
—Lo siento— se disculpó Hinata avergonzada.
—No te disculpes, eso debería hacerlo yo— Hinata observó cómo Obito ajustaba el listón de su vestido en su cintura, también le apoyó en la tarea de abrochar los botones de éste. Le gustó que lo hiciera, también el hecho de que trataba de acomodar su cabello.
—Obito-san...
—Disculpa mi mal comportamiento, eres sólo una adolescente y me estaba aprovechando de ello— suspiró con pesadez, estaba mal, jodidamente mal. Se la pasaba rechazando a Ino con el pretexto de que era una chica menor de edad, y en ese momento, estuvo a punto de tener sexo con una joven de la misma edad. Eso lo convertía en un hipócrita, o peor, confirmaba que era un peligro por su desequilibrio emocional. No era una persona estable desde que la mujer que amaba y su mejor amigo lo traicionaron, le costaba confiar en otros, y eso terminaría lastimando a la joven rubia que insistía en amarlo.
—No es verdad, usted no me estaba obligando— trató de consolarlo de nuevo, consiguiendo enternecer a Obito por su genuina amabilidad. Cuando era él quien debería estar suplicando su perdón, resultaba que esa chica es quién continuaba preocupada por su bienestar antes que el de ella misma.
—Eso no quiere decir que mis acciones sean las correctas, lo lamento— se disculpó con ella haciendo una pronunciada reverencia, no solía inclinarse ante otros a menos que sea por un saludo o porque en verdad quiere decir que lo siente. Tal vez se debía a la educación que recibió de su abuelo, que solía ser demasiado arrogante.
—Está bien, no estoy molesta— ella tomó sus brazos para hacer que se enderece, pronto sus manos acariciaron sus mejillas y su sonrisa brillante casi le pide a gritos que la bese.
—De verdad eres tan inocente... Me gustaría conocerte en otra situación— Obito atrapó las manos de la joven Hyūga para besar el dorso de cada una, ella volvió a sonrojarse por lo que consideraba una muestra de afecto.
—Espero que usted encuentre felicidad— fueron sus mejores deseos para él, aunque su encuentro anterior fue demasiado extraño, no lo consideraba una mala persona. Nunca la estuvo obligando a realizar algo que no quería, simplemente era un hombre muy triste que necesitaba reconciliarse con él mismo y quizá buscar alguien bueno a quién amar para el futuro.
—Gracias— Obito tocó suave su cabeza, dando ligeras palmaditas mientras sonreía. Ninguno de los dos se había quitado el antifaz, lo cual crea era mejor, probablemente si veía su rostro perdería la cordura de nuevo —Será mejor que busques a tus amigos— le sugirió cuando ella no se movió de su lugar, a pesar de que ya la había soltado.
—Lo siento, lamento no poder corresponderle— Hinata continuaba viéndolo, le gustaba saber que alguien la consideraba bonita, y de no ser porque quería a Shikamru, existía una posibilidad de que hubiera aceptado estar con él de esa manera tan íntima.
—No te preocupes, tu novio debe ser muy afortunado— quiso sonreír, pero consiguió formar una mueca en su lugar. Tal vez, sólo tal vez, seguían existiendo personas que realmente amaban con su corazón, que respetarían a su pareja aunque la oportunidad se presente frente a ti e insista en hacerte ceder. Deseaba poder conocer a alguien como la joven, que su próxima pareja, en esa o su siguiente vida, sea una mujer tan espectacular como ella.
—Adiós— se despidió Hinata tímidamente, cuando la puerta se cerró, Obito se vió solo en esa pequeña habitación.
El Uchiha miró hacia abajo al comprender que ya nadie entraría a esa bodega, colocó el seguro de la puerta antes de llevar su mano hacia su cinturón. Su erección todavía no lo abandonaba, sería necesario usar su mano para masturbarse y aliviar su dolor. Se sintió mal al hacerlo, porque en ese instante en que su propia mano le ayudaba a conseguir placer, lo único que recordaba era a esa linda joven de ojos de ángel. Una chica de la que ni siquiera sabía el nombre, y que probablemente olvidaría en unos días, el alcohol nunca fue su mejor amigo.
Hinata caminaba entre los invitados a la vez buscaba su celular en el bolso que llevaba, tenía por fin una respuesta de Shino y Kiba, pero por obvias razones ella ya no quería permanecer en esa fiesta. Si se encontraba de nuevo con ese hombre, no sería capaz de sostenerle la mirada, terminaría haciendo evidente para sus amigos que entre ellos sucedió algo. Al final decidió usar su celular para marcar a Shikamru, su amigo no tardó demasiado en responder, lo cual la sorprendió. Debía ser el cielo que por fin estaba a su favor.
—¿Shikamaru-kun?— lo llamó cuando escuchó que lo timbres de la llamada terminaban, lo que indicaba que él había respondido.
—Siento la tardanza, llegaré en unos minutos— su voz fue tan tranquila como siempre, despreocupada sería una gran palabra para describirlo. Casi rompe en llanto, ese día estuvo cerca de traicionar a una persona tan buena...
—Quiero irme— logró decir ella, por el gran ruido de la fiesta, Shikamru apenas y la escuchaba, fue por eso que no notó que Hinata estaba muy triste.
—¿De verdad?, ¿Me harás caso e iremos a cenar a otro lugar?— inquirió Shikamru sonriendo, las fiestas no eran lo suyo, tampoco a Hinata le agradaban, empero, terminaron prometiendo asistir debido a la gran insistencia de Ino. Si Hinata había conseguido evitar la fiesta, él no sería quién detendría sus planes.
—Sí, no quiero seguir en la fiesta— fue sincera con él, ya no se sentiría cómoda sabiendo que en ese mismo salón se encontraba el hombre con quién casi tiene sexo.
—De acuerdo, despídete de todos e iré a recogerte— le propuso Shikamru, ella no dudó en aceptar. El Nara respiró más tranquilo, la verdad es que no llevaba un disfraz, así que se ahorraría los reclamos por parte de su amiga Ino.
—Gracias, Shikamaru-kun— la Hyūga también consiguió tranquilidad, pronto se reuniría con el chico que le gustaba, y todo estaría bien como siempre.
—Te quiero, Hinata— le dijo Shikamru feliz, el amor era un sentimiento demasiado problematico, pero con Hinata podía fluir natural. Ella jamás le presionaba, al contrario, siempre le daba su espacio cuando lo necesitaba.
—También te quiero, Shikamaru-kun— contestó Hinata de inmediato, Shikamru le gustaba, estaba ansiosa por el día en que por fin acordaran ser novios.
Obito salió después de unos minutos, seguía tambaleándose por culpa de haber bebido bastante desde que llegó a ese salón, caminando por los lugares donde no había demasiadas personas, el Uchiha llegó a la mesa que anteriormente compartió con esa joven. Tomó la botella que ella le había impedido beber, quitando la tapa dió un gran trago directo de la boquilla, fue un sabor amargo el que se extendió rápidamente por su paladar. Eso le hizo extrañar los labios de chocolate de la chica de lindos ojos, la buscó entre los invitados, y cuando la encontró, se percató de que no estaba sola. Un chico de extraña coleta le tomaba la mano, ambos parecían hablar muy entretenidos, cada vez más cerca de la salida. Los perdió de vista en segundos, ella salió acompañada de su novio, estaba seguro de eso.
El anciano de la barra le pidió que le devuelva la botella, Obito lo ignoró para seguir su camino. Realmente se encontraba perdido, estando sobrio, jamás sería tan grosero como para no responder a un ancianito que le hablaba, él siempre procuraba ser educado con ellos. Fue avanzando hacia la salida, quería ver bien al novio de esa chica, descubrir si verdaderamente valía la pena como para tener una mujer tan perfecta a su lado. En ocasiones solía ser egoísta, también sentir envidia, ese día no era la excepción. Deseaba estar en el lugar del chico de coleta de piña, robar a su novia sin importar lo que pudiera sucederle a él.
—¡Obito-kun!— la voz suave de Ino lo detuvo en seco, la rubia se acercó a él a grandes pasos, obligándolo a rodear sus hombros con uno de sus brazos en un intento para sostenerse mejor. Obito le agradecía que lo hiciera, pero sabía que no era el mejor momento para tenerla cerca.
—Ino...
—Tomaste demasiado, déjame llevarte a mi auto— Ino tocó esa parte de su anatomía dónde se conectan sus pectorales y su abdomen, se regañó mentalmente por pensar en lo bien que se sentía tentar sus músculos cuando existían cosas más importantes.
—Ya basta, Ino— el Uchiha quiso apartarla, sin embargo, la joven Yamanaka se mantenía firme ante la idea de ser ella quien lo lleve a casa.
—Solamente quiero ayudarte, no seas tan molesto— con gran habilidad, Ino le quitó la botella de alcohol de las manos, así él no seguiría tomando o derramando su contenido con cada paso que daban. Obito era más grande que ella, por eso resultaba difícil poder ayudarle a sostenerse.
—Ino, todo esto no es necesario. Me iré solo a casa— le dijo Obito convencido, llevar a Ino a su casa no sería buena opción, su deseo y la gran cantidad de alcohol en su cuerpo provocaría que quisiera terminar con Ino lo que empezó con la pequeña mujer de antes. Probablemente es lo que Ino quería, constantemente trataba de invitarlo a tener una relación de tipo íntima con ella, empero, Obito seguía en su posición de no involucrarse con la chica para no lastimarla.
—¿Por qué siempre me evades?— le reclamó Ino intentando que su tono de voz no subiera demasiado, ya se encontraba muy molesta por su discusión anterior con Sasuke, no le gustaría tener otro desentendido en el día, menos con el hombre que creía amar.
—¿No lo entiendes?, ¿Cuántas veces debo repetirlo?— Obito se apartó de ella bruscamente, sorprendiendo a Ino por su repentina e inexplicable molestia. Itachi solía decirle que Obito presentaba ataques de irá sorpresivos, que debía tener cuidado cuando eso sucedía, pero hasta ese día, a Ino jamás le sucedió algo similar —No soy bueno para ti— él elevó la voz, Ino se sintió avergonzada al notar que algunos de la invitados les veían discretamente.
—Entiendo que no es tu mejor momento, pero yo estoy dispuesta a esperar— la Yamanaka tomó con su mano libre el brazo de Obito, el Uchiha deshizo el agarre prácticamente al pasar unos segundos. Era evidente que no le gustaba tenerla cerca en ese instante, pero Ino estaba lejos de hacer lo que él quisiera. Ayudaría a Obito, porque entendía que en el fondo él no era una mal persona, solamente estaba muy confundido.
—Ese es el problema, yo no quiero que pierdas tu tiempo en mí— le gritó desesperado, por más que le explicaba de una manera u otra que le haría daño, Ino siempre regresaba. Ella creía que necesitaba salvarlo de su propia perdición, en honor a ese lindo amor que siempre le pronunciaba. Obito no sabía si sería capaz de amarla como ella merecía, porque siendo sincero con él mismo, no estaba pasando por una buena etapa, Ino merecía algo que no podía darle en ese momento de su vida, ella requería una pareja estable.
—Es mi decisión, Obito-kun, no tuya— vociferó la rubia exaltada, se encontraba furiosa por la insistencia que tenía en alejar a todos los que querían ayudarle. Era un estúpido, y probablemente ella también, por continuar en su afán de estar con él.
—Hace poco estaba teniendo sexo con una desconocida, justo en la fiesta de Sasuke— sus ojos azules se abrieron más debido a la sorpresa, su pecho se sintió oprimido con esa cruel revelación. No eran nada, no tenía derecho a reclamar, pero dolía saber que Obito estaba con otra mujer que no fuera ella —¿Por qué no puedes verlo?, No soy la persona correcta para ti— reaccionó al ver las lágrimas de la joven, miró sus manos y luego a ella de nuevo. Estaba teniendo un ataque de irá, y en medio de ese episodio, hirió a una chica por la que sentía cariño. Se arrepintió de sus acciones, empero, no tenía idea de cómo podría solucionarlo.
—¿Por qué siempre insistes en lastimarme?— Ino lo rechazó cuando Obito intentó acercarse a ella, la había dañado lo suficiente como para replantearse la idea de su amor por él. Obito le confesó que tuvo sexo con otra mujer, le daba a otra lo que ella llevaba fantaseando tanto tiempo. Se preguntó si entonces el problema era ella.
—Ino...
—Vete a casa, hablaremos cuando estés en tus cinco sentidos— suspiró profundamente, por extraño que parezca, entendía la situación. Si Obito y ella fueran una verdadera pareja, estaba segura de que él nunca se atrevería a engañarla, lo que ellos tenían solamente era un intento de formar algo. Era la manera en que ambos se demostraban que no estaban solos, porque ninguno de ellos quería estarlo.
Shisui llegó pronto a interrumpir la escena, disculpándose con Ino por el espectáculo que armó su primo y llevándolo lejos de su presencia. Obito se esforzaba por deshacerse de Shisui, queriendo ir a pedirle perdón a Ino, ella los miró partir con una sonrisa débil y triste.
Ino pasó el resto de la fiesta bebiendo de la botella que le quitó a Obito, no se molestó en buscar un vaso, simplemente eligió un rincón al que nadie se acerque para poder estar sola el resto de la noche. Su mejor amigo ni siquiera se percató de que necesitaba alguien con quien hablar, no lo culpaba, desde que ambos discutieron Sasuke se fue directamente con Naruto y Sakura. Itachi pronto había acompañado a Shisui para entre ambos llevarse a Obito, Hinata se retiró desde incluso antes de que sucediera esa escena con el Uchiha, Shikamaru había llegado por ella así que los dos se despidieron.
Estaba sola, no iría a pedir consuelo de Sasuke por obvias razones, tampoco se acercaría a Sakura porque entonces Sasuke la vería, Hinata tampoco era buena opción, no le gustaría interrumpir la cita de su amiga. Dió otro gran sorbo a su botella, sus lágrimas desaparecieron sin dejar rastro, la evidencia de que lloró solamente eran sus ojos rojos.
—Ino, creo que es momento de que regresemos a casa. Hinata-sama se fue desde hace tiempo— sintió una mano posarse sobre su hombro al mismo tiempo que escuchaba las palabras de Neji, no giró a verlo de inmediato, era claro que se trataba del primo de su mejor amiga.
—Lo sé, se despidió de mí porque iba a una cita con Shikamaru— le recordó Ino con la total intención de molestarlo, Neji solía ser muy sobreprotector, debido a eso siempre parecía que le daba un tic en el ojo cada que alguna de sus primas tenía un pretendiente.
—No es bueno que estés bebiendo así— Neji le arrebató la botella de las manos sin un rastro de delicadeza, es como si la estuviera reprendiendo y a la vez pidiéndole amablemente que deje de comportarse de esa forma. Pensó que debía verse muy mal para que el castaño tenga que dejar a sus amigos para ir a rescatarla de la humillación pública.
—¿Me dirás la patética excusa de que una mujer no se mira bien tomando?— Ino sonrió y se rió amargamente de su propia broma, los hombres eran unos tontos, el ejemplo estaba en Sasuke, que constantemente le recordaba lo que supuestamente una mujer no debía hacer. Esas reglas tan estúpidas no podían aplicar con una mujer tan inteligente como lo era ella.
—No, pienso que es incorrecto que no te moderes sólo porque estás triste— trató de aclarar su punto, no pretendía hacer un comentario como el que Ino había entendido. La joven suspiró al escucharlo, estaba tan molesta que juzgaba a Neji sabiendo que él era una persona muy respetuosa.
—¿Se nota demasiado?— el castaño tomó asiento a su lado, alejado los centímetros suficiente para no invadir su espacio personal. Ino sonrió al notarlo, Neji Hyūga podía llegar a ser tan tímido y reservado como su amiga Hinata, eran familia después de todo.
—Parece que te rompieron el corazón— los ojos perla de Neji no se apartaban de ella, era difícil de creer ver a una persona tan alegre como Ino Yamanaka en ese estado de completa tristeza.
—Tal vez lo hicieron, ¿Qué importa?— se mordió los labios para no llorar, estaba cansada de que todos le dijeran que Obito no era para ella, que el mismo Uchiha se empeñara en decir que no tenían un futuro juntos, era ella quien debía decidirlo. Le gustaba a Obito, podía notarlo porque siempre que la veía, sus ojos brillaban y sonreía, ¿Por qué entonces no podían estar juntos?
—Importa, no deberías estar triste por alguien que opaca tu luz— Neji frotó suavemente su espalda, ella por fin giró su cuello para ver cara a cara a su amigo. Los ojos perla del Hyūga y los azules de la chica se encontraron, era tan agradable la forma en que la veía y su tacto tan cercano, que Ino se dejó llevar por la confianza que estaban mostrando.
—¿Crees que soy tonta por seguir esperando?— su amigo no conocía a Obito, es por eso que le daría una opinión que no se viera afectada por las malas ideas que tenga sobre él, tal vez Neji le daría la respuesta que anhelaba.
—No, tú eres increíble, Ino. Tonta no sería parte de la lista de palabras con las que te definiría— ella se sorprendió por sus palabras, no imaginaba que a Neji le importe tanto como para incluso tener a consideración buenas cualidades de su persona. No dejó de verlo, necesitaba asegurarse de que no le estuviera mintiendo, que no quisiera solamente decirle palabras bonitas porque sentía pena de ella.
—¿Cómo me defines?— preguntó con curiosidad, también realmente interesada por su respuesta. Neji era del tipo que todos respetaban, era lo suficientemente maduro como para guiar a sus primas por un buen camino, Ino siempre había admirado mucho su forma de ser. Podía parecer una persona seria, pero Neji también era capaz de demostrar cuanto quería a su familia, es como ese amigo a quien todos acuden para recibir un buen consejo.
—Una chica alegre, fuerte, independiente, amable, hermosa, inteligente, apasionada— sus ojos perla estaban fijos en ella, haciéndola sonrojar con cada una de sus palabras. Neji, el gran genio de la familia Hyūga, la estaba describiendo como una mujer realmente asombrosa. Ella sabía perfectamente que lo era, pero que otra persona se lo recuerde en ocasiones tampoco le hacía daño, al contrario, aumentaba su satisfacción —Ino, existen grandes virtudes que aplican perfectamente para ti, hacen de Ino Yamanaka la maravillosa persona que es— él acercó su mano a su rostro para apartar el flequillo que siempre le cubría la cara, sonrió al descubrir un par de mejillas sonrojadas que resaltaban sus hermosos ojos azules. Ino Yamanaka era la definición de perfección para Neji Hyūga, por ese motivo se había ganado su corazón.
—Gracias, Neji— ella no apartó su mirada de los ojos perla de su amigo, recién descubría que podían llegar a hipnotizar.
Neji se atrevió a besar su frente, el suave contacto les hizo estremecer, ambos pidiendo que dure lo suficiente. Por una parte, Neji se sentía bien al estar con la persona que le gustaba, y por otra, Ino estaba encantada con las atenciones que tenía el castaño con ella.
—Vuelve a sonreír, iluminas todo a tu alrededor— porque Ino era para Neji ese pequeño sol que jamás debía apagarse.
Notas de la autora:
• Perdonen la tardanza, ya saben que las actividades de la universidad en ocasiones no me dan suficiente tiempo, pero este capítulo me quedó de cuarenta hojas de trabajo honesto xd espero lo disfruten mucho 💜✨
• Esta es la primera parte, la siguiente trataré de tenerla lista pronto.
• La portada y separadores son obra de mi amiga @bxrnesss ❣️ no duden en pasar por su perfil y leer sus historias ✨
• Este especial lo escribí inspirada en la canción Be Be Your Love de Rachael Yamagata, en la multimedia les dejé el vídeo con la letra en español 💕
• El libro que Obito estaba leyendo cuando cuidaba de Sasuke e Ino se titula "Invisible", del autor Eloy Moreno. Es recomendable para edades de doce en adelante. Les comparto una pequeña sinopsis por si les interesa leerlo:
«A veces, cuando más ganas tenía de ser invisible, era cuando más gente me veía y, en cambio, cuando deseaba que todos me vieran, era cuando a mi cuerpo le daba por desaparecer».
Esta novela nos cuenta la historia de un joven que despierta en una cama de hospital sin recordar como es que llegó hasta ahí. Pero lo que si recuerda es de los superpoderes que había conseguido antes de su llegada al hospital. El más importante era el poder de hacerse invisible.
Luego de perfeccionar su súperpoder durante mucho tiempo, ya lo tenía prácticamente dominado. Nadie lo veía a excepción de su hermanita pequeña, con ella era la única con la que no podía desaparecer.
Invisible es una novela sencilla que ayuda a reflexionar y evitar que muchos adolescentes puedan llegar a encontrarse fuera de lugar. Es todo un ejercicio de superación y reflexión sobre las cosas que les ocurren y de las que nos son capaces de hablar.
Una novela emotiva, conmovedora y diferente que narra, a través de los ojos de un niño, una historia que podría ser la de cualquiera de nosotros.
• Bueno aquí van descubriendo la relación que lleva la familia de Obito con la familia de Ino, creo que es comprensible porqué ella es amiga de Sasuke y también las razones que hacen que le guste Obito. Es hasta cierto punto un amor de infancia que fue creciendo en ella.
• Obito si fue la persona que golpeó a Sai por lo que hizo a Ino, y es así como ustedes pueden ver qué a él si le interesa ella :')
• Si son observadores, se darán cuenta también de que Sasuke parace sentir un poco más que una amistad por Ino 👀
• Aquí también hay un ligero encuentro entre Hinata y Obito, Hinata siente que debe ayudarlo y por eso ya no hace un intento por aclararle que no es mesera xd Obito estaba demasiado tomado como para pensar con claridad, y por lo mismo no recuerda a Hinata después de ese día. Hinata pretendió olvidarlo, porque creía que de alguna manera casi traiciona a Shikamraru u.u
• Espero que se entienda también porque Obito no quiere iniciar una relación con Ino, es más que nada porque su rompimiento con Rin es muy reciente y no se siente preparado emocionalmente.
• En esta última escena es más de NejiIno, una forma sutil de como se fueron acercando 💖
Espero les haya gustado este especial, estén atentos a la segunda parte 🙊
Dejen sus votos y comentarios ♥️
Nos leemos en la próxima actualización 👀❣️
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