Capitulo 22.


     Se encontraba parado frente a la puerta de aquel corredor, quería entrar y sacar a Alice de ese departamento pero por más que jalaba del pomo, o golpeaba esa puerta, ésta no cedía. También intentó gritar su nombre, pero ni él mismo podía oír su propia voz o su respiración, ni siquiera era capaz de escuchar los latidos de su agitado corazón. Muy pronto se dio cuenta que en realidad no podía oír nada, ni siquiera un ligero zumbido. Como si los sonidos del mundo se hubiese apagado.

Desesperado giró sobre sus talones, como si estuviese buscando algo, luego miró de un lado a otro y cuando fijó su mirada al frente, vio que nuevamente el ascensor abrió sus puertas y de él salió Margot Robbie usando una lencería negra y transparente. Su rubia cabellera pintada azul y rosa cual Harley Quinn caía suelta y despeinada por sus hombros y espalda. Llevaba los labios pintados muy rojos, pero su lápiz labial sobrepasaba las líneas de la comisura de sus labios y terminaba en sus mejillas y parte de su mentón, sus ojos delineados de color negro formaban dos especies de lágrimas oscuras atravesando verticalmente en ambos lados de su rostro, y la sombra en su parpados sólo eran dos manchas azul y rojo. Parecía una loca qué hubiese estado llorando tanto bajo la lluvia, que su mal logrado maquillaje era similar a las manchas abstractas de una pintura en acuarela.

Caminó en dirección a él; sus caderas se movían al son de unos marcados y silenciosos pasos felinos provocados por sus altos tacones de agujas que pisaban con decisión el mármol del piso. A continuación, lo rodeo con sus brazos, atrapándolo desde el cuello, como si se tratara de un coqueto abrazo a la vez que le ofrecía una gran sonrisa que a Jared se le antojaba algo perturbadora.

— Mi puddign... mi querido amigo ¿No te sientes mal por lo que me has hecho? —canturreó la actriz riendo de manera juguetona, mientras besaba y mordisqueaba el labio inferior de Jared.

—No soy tuyo y no me arrepiento de nada. — intentó decir él en voz alta, mientras trataba de apartarla dándole pequeños empujones. Ella se reía a carcajadas y él repetía una y otra vez aquella frase sintiéndose desesperado al darse cuenta que, entre tanto silencio el único sonido que pudo ir, era la voz de aquella desquiciada mujer; por lo que sus palabras parecía más un pensamiento y no una respuesta. Ella sonrió y acercando su cara a él, mientras tomaba el rostro de Jared entre sus manos, besó sus labios. Al mismo tiempo, la puerta del departamento al que él intentaba entrar, se abrió repentinamente, y de este salió Alice, quién se acercó al cantante por la espalda para susurrarle su nombre al oído.

—Jared— volvió a oír —ya tengo que irme — fue así como se dio cuenta qué ya había despertado de aquel sueño. Se habían quedado profundamente dormidos luego de haber tenido relaciones, pero Alice despertó media hora después con una inquietante sensación que no logaba comprender en principio.

Al despertar, ella se quedó observando a Jared mientras él dormía y cuando notó que algo no andaba bien, decidió despertarlo con suavidad. Enseguida intentó incorporarse y levantarse de la cama para tomar su ropa y vestirse, pero Jared sin decir nada, simplemente gimoteó agarrándola de la muñeca para detenerla y volver atraerla hacia él, a lo que ella se mostró reacia, sin embargo, de todas formas cedió.

— Es enserio, Jared debo ir a trabajar.

— ¿Y no podrías llegar un poco más tarde o pedir la noche libre?

— Ya es suficiente con estar viviendo en el hotel, como para encima de todo abusar de la confianza de mi jefe— respondió ella de manera risueña.

— Oh, que lastima... te aseguro que sí yo fuera dueño de un hotel y tú trabajaras para mí, te otorgaría todos los beneficios que me pidieras.

— ¿Enserio? — Cuestionó ella de manera sarcástica — ¿Mr. Perfección me dejaría faltar al trabajo?

— Vamos, sólo unos cinco minutos más — insistió él — te prometo que te dejaré ir en tanto pase ese tiempo.

— De acuerdo— aceptó Alice; pues, en realidad, ella tampoco se quería ir, y lo cierto era, que aún le quedaba un par de horas para entrar al trabajo, pero le preocupaba que Stevie estuviese en su suite preguntándose donde rayos se había metido y le ponía nerviosa la posibilidad de que la llamara a su celular y ella no le contestara, en especial porque no lo tenía a mano, ya que su móvil estaba en la sala principal de la suite presidencial, tirado en alguna parte del suelo.

Jared se acercó aun más a ella y le dio un suave pero largo beso en sus labios que ella aceptó encantada. Alice siempre creyó que besar a Jared era como un sueño. Adoraba cuando él se ponía fogoso y la besaba con lengua, porque eso le provocaba un gran estremecimiento. También le gustaba cuando se ponía romántico y la besaba con suavidad y ternura, porque eso a ella le derretía. Adoraba sentir los sedosos y delgados labios de aquel hombre. Estar junto a él en ambas situaciones, era una experiencia incomparable; en especial porque Alice estaba y ha estado siempre enamorada de Jared, de la misma forma que él lo ha estado de ella.

Ambos se encontraban sobre la cama, Jared se incorporó un poco acomodándose de perfil al igual que Alice. Él apoyó su codo sobre la almohada y su cabeza en su mano. Entre tanto, su mano libre se ocupaba de acariciar la sedosa piel del hombro de Alice con la yema de sus dedos y lentamente la iba deslizando por lo largo de su cuerpo detallando en las curvilíneas que definía su silueta.

— ¿Que sucede? —quiso saber él al notar a Alice algo inquieta, su rostro era una contradicción de emociones. Por un lado ella mostraba una sutil sonrisa, pero esa sonrisa no se reflejaba en sus ojos.

— ¿Ya estas mejor? — le preguntó a Jared respondiendo con otra pregunta, Alice no quería hablar de lo que realmente le inquietaba, pues, ella no estaba dispuesta a arruinar ese momento diciéndole lo que sentía, porque estaba segura de que algo así no se repetiría nuevamente, y prefirió guardar aquel momento como un tesoro encerrado bajo siete llaves en su corazón, en especial al ver la expresión de felicidad que él reflejaba en su rostro al verse nuevamente juntos. —Te noté algo alterado mientras dormías

—Sí...es sólo que...— comenzó a decir Jared bajando la mirada y frunciendo un poco el ceño, sin embargo, alzó la mirada hacia Alice una vez más, y sonrió — no fue nada, sólo fue un mal sueño

— ¿Sobre qué?— preguntó ella.

— No lo sé... — mintió. — Es complicado de explicar y no lo entendí muy bien...no te preocupes, sólo fue un sueño. Ya lo superé.

— ¿Y a mí? ¿A mí me has superado?— preguntó la rubia con voz queda, pues aún ella seguía convencida de la absurda idea de que Jared ya la había superado pese a lo recién vivido. Como también seguía creyendo que Stevie le ayudaría a superar a Jared, y quería aferrarse a esa mentira hasta donde pudiese hacerlo aplicando, ese dicho de que un clavo saca otro clavo.

— ¿De veras quieres que te responda? — le cuestionó él en un tono de incredulidad

— Por favor, Jared —suplicó Alice.

— Bien, si lo que realmente querías oírme decir, que si te he superado, pues estás muy equivocada — dijo él —Es obvio que no— luego sonrió de lado — ¿Después de lo que pasó esta tarde que creías? ¿Que sólo te seduje para molestarte a ti o a Stevie? ¿Que luego de hacerte el amor sólo me levantaría y me iría al bar a tomar un trago o algo así? No, Alice... contigo eso nunca.

Alice guardó silencio al tiempo que agachaba la mirada sintiendo vergüenza por haberle preguntado algo tan tonto a ese hombre que tanto amaba— ¿Y qué hay de Margot? Ella no se merece esto. — Añadió aun sin mirarlo. Su voz era pequeña, de una persona tímida y vulnerable.

—Lo mismo podría decir sobre Stevie —dijo él en un tono suave pero con un dejo de severidad — y que te quede claro algo, Alice —añadió en el mismo tono al tiempo que ponía un dedo bajo su mentón para hacer que ella levantara la mirada — yo no me arrepiento de nada

—Jared...

— De lo único que me arrepiento es haberte dejado ir en el momento que más te necesitaba— agregó con amargura — sí tan sólo te hubiese detenido ese día, aun estaríamos juntos y quizás tendríamos una familia

«Si tan sólo supieras cuanto te necesité yo a ti » Respondió ella para sus adentros.

— Eso no lo sabemos, Jared... en ese entonces eras una persona muy ocupada... — guardó silencio— aun lo eres, no querrías esas clase de distracciones.

—Tener hijos contigo nunca sería una distracción para mí— dijo él frunciendo levemente el ceño por lo ilógico que sonó lo que ella dijo, incluso le molestó un poco si quera, que ella supusiera que él renunciaría a todo por su trabajo. Sin embargo, la razón por la que Jared no había tenido hijos a esa altura de su vida, era que no quería tenerlos con nadie más que con ella, el amor de su vida. Irónicamente, era tanto así que consideraba como a una hija propia a esa niña que aparecía en su mundo onírico.

Guardó unos segundos de silencio, y soltando un resoplido leve, continuó con su argumento.

— Y aun espero una explicación por cierto. —Alice suspiró apesadumbrada, mientras volteaba boca arriba para mirar al techo. El comentario que Jared le soltó fue como un balde de agua fría, un golpe bajo en el estomago, o una bofetada en su rostro; todo eso juntos. De modo que la hicieron reaccionar, y cuestionarse. ¿Sería ese el momento justo para confesarle sobre la existencia de Rose? Que la razón de su huida era precisamente porque tenían una hija juntos y ella, Alice no quería que fuese una distracción para su carrera tal como sugirió Shannon en aquel momento. Encontraba bastante irónico y algo paradójico, que la misma persona que quería ocultar y separar a la niña de su padre, era ahora quien deseaba que Jared supiera toda la verdad.

— Es complicado — dijeron ambos al unísono, mientras Jared se incorporaba sentándose en la cama. Ella hizo lo mismo y para sorpresa del cantante, Alice se lanzó contra su pecho para buscar su abrazo, como sí quisiera buscar consuelo o consolarlo a él de la tristeza que los carcomían por dentro a los dos. Jared por sentirse abandonado y Alice por sentir que no tenía elección.

« Yo tampoco me arrepiento de esto»

Admitió Alice para sus adentros mientras hundía su rostro en la piel de Jared. A ella le dolía aceptar eso, pero su mente no dejaba de hacer un detallado recuento de lo que había pasado esa tarde tan inesperada.

Desde el momento en que Jared la depositó desnuda y con cuidado sobre el colchón de la cama, supo que ya no había vuelta atrás, y aunque hubiese querido hacerlo, ella no se podía detener, porque simplemente el instinto y la pasión pudieron más que su voluntad.

Ese par de labios húmedos que recorrió de extremo a extremo su piel. Esas grandes y masculinas manos que presionaban con sutileza sus glúteos. Para ninguno de los dos era un misterio el hecho de que aquel reencuentro sería algo maravilloso y casi mágico.

Él se encontraba sobre ella, realizando lentos y sensuales movimientos circulares, mientras la penetraba. En el pasado, si bien Alice y Jared siempre usaban aquel ritmo tan lento, generalmente solían cambiar a distintas poses. Así, su placentero momento eran más duradero e interactivo, no siempre era Jared quien marcaba el ritmo, ella también era capaz de tomar las riendas del asunto.

Sin embargo, en esa ocasión se dedicaron a usar la posición más común: él sobre ella, mientras se besaban y se acariciaban mirándose a los ojos sonriéndose uno al otro ( o como la gente diría, el misionero).

El aliento de ambos se mezclaba agitadamente, a la vez que se penetraban también con la mirada e intercambiaban pequeñas sonrisas de complicidad. En aquel instante, se sintieron más unidos que nunca, no sólo porque realmente ambos estaban unidos físicamente hablando por sus cuerpos entrelazado. Aquella unión era más allá de eso; la química que tenían años atrás, aun seguía ahí, la complicidad, la comunicación no verbal, todo eso aun seguían ahí como si nunca se hubiesen separado.

Cada detalle, cada caricia y besos, cada envestida de un extraño pero doloroso placer fueron inolvidables, y Alice tenía claro que todo se le quedaría grabado como un sello postal en su memoria. De esos antiguos que se aplicaban con cera caliente en la parte frontal del sobre, siendo el diseño de éste, una gran e imponente J mayúscula.

Por su parte Jared, al comienzo no estaba seguro si alucinaba o realmente gemía el nombre de Alice, mientras le hacía el amor a la dueña real de aquel nombre, o si una vez mas estaba desahogando sus necesidades carnales con Margot, a quien siempre le decía "Alice" cada vez que la penetraba con fuerza y sin cuidado. Sólo que esta vez, se aseguró de ser más cuidadoso al entrar a ella, incluso llegó a preguntarle unas tres veces si se encontraba bien. Por esa razón, en un momento dado, él prefirió cerrar sus ojos para no sentirse engañado por su subconsciente.

Sin embargo, se enteró de que no alucinaba en el instante que entró al clímax. Abrió los ojos nuevamente para mirarla a la cara, y la vio a ella frente a frente bajo su cuerpo tembloroso, mientras ambos se corrían placenteramente.

Ella le dedicaba una dulce sonrisa de satisfacción. Adorable gesto que Jared tenía bien en claro que sólo Alice y ninguna otra mujer tenía cada vez que él lograba hacerla sentir en el cielo. Como tampoco recordaba sentir las suaves caricias que sólo Alice le propinaba en la nuca y la espalda, mientras se movían al suave y cadencioso ritmo del vaivén que producían en la cama.

Al menos, él no recordaba aquel sutil detalle en Margot, o cualquiera de las otras chicas con las que ha tenido revolcones locos desde que Alice se fue. Para Jared, Alice era única. Con ella no era que él tuviese revolcones. Jared, sólo le hacía el amor a Alice.

Y en este encuentro no era la excepción, y la chica de bucles dorados que enamoró perdidamente a Jared hace varios años atrás (misma que en ese instante tenía a su merced) lo sabía muy bien.

Paulatinamente se fueron deteniendo, y cuando Jared se desplomó sobre Alice, ella se limitó simplemente a besar su cuello y darle suave y tiernas caricias en la nuca, al tiempo que intentaban controlar sus agitadas respiraciones.


Ni siquiera Stevie le ha hecho sentir lo que Jared le hizo y siempre la haría sentir, pero pensar en eso a ella le aterraba pues significaba que su actual novio, no era suficiente para su felicidad. No obstante, luego de que terminaron de hacer el amor, a Alice le invadió un sentimiento de culpa y remordimiento que no pudo evitar. Jared con seriedad parpadeó un par de veces mirando a la nada en la pared del frente. Él y Alice aun seguían abrazados haciéndose vagas caricias en la espalda; cuyo contacto hacia que ambos sintieran como electricidad y a pesar de eso, el silencio los invadía con una ligera frialdad a causa de la conversación que se llevaba a cavo.

— Admite que te gustó — pidió él de pronto haciéndola regresar al tiempo presente

— Lo admito.— dijo ella tras un suave suspiro, mientras se alejaba de él y se abrazaba las rodillas. — Pero eso me hace sentir peor.

— ¿Entonces te arrepientes de esto? —preguntó Jared con cierta amargura en su voz, pero mostrando una leve sonrisa en su rostro.

— No, claro que no... ¡ugh!— dijo ella en un tono complicado— es sólo que Stevie no se merece esto, él es una buena persona y siempre es muy atento con nosotras.

— ¿Nosotras? — repitió Jared con curiosidad sentándose a su lado

— Camille y yo — se apresuró a decir Alice al darse cuenta de su torpeza.

«Ya por favor, sólo dile, es tu oportunidad o Shannon se te adelantará»

Se dijo ella por dentro, mientras rodeaba los ojos con nerviosismo.

« Te mueres de ganas por decirlo, sólo hazlo o las cosas se pondrán feas»

«Aún me queda un mes, puedo decírselo otro día... antes del campamento »

— ¿Lo amas? — le cuestionó Jared así sin más interrumpiendo aquel pequeño debate mental en la que Alice se vio envuelta.

— ¿Por qué me preguntas eso? ¿Sabes lo mal que me estoy sintiendo ahora? — replicó ella en un tono agudo de sorpresa.

— Responde a mi pregunta— exigió en un tono suave pero imperativo él, ignorando por completo la reacción de Alice.

— ¿Tú... acaso tú amas a Margot? — preguntó ella de manera evasiva.

— No.— respondió él como si aquello no fuese gran cosa — Ni siquiera somos novios reales. Es una estrategia publicitaria que ella inventó para la película.— añadió. — Te toca ¿amas a Stevie? — volvió a preguntar sin perder aquella calma tan característica de él.

Alice se lo quedó mirando con la boca abierta de par en par y pestañeando con tanta rapidez, que sus ojos azules parecían las luces intermitente de un automóvil en la oscuridad. Luego se compuso, y tras aclarar un poco su garganta, respondió— Lo quiero, él es una buena persona y adora a...

— Pero no lo amas —afirmó Jared interrumpiendo su argumento. Alice se sintió descubierta, pero al mismo tiempo dio gracias al cielo por la interrupción, pues estuvo a punto de mencionar a Rose.

—Eso tú no lo sabes.— dijo ella a la defensiva.

— Se que no lo amas.

—Jared, el amor no es algo que pase de un día a otro —dijo ella —yo no estoy con él porque lo ame, estoy con él porque es una buena persona y nos queremos, además nos conocimos apenas unos meces, es muy pronto para hablar de amor.

— ¿Y eso es suficiente para que estés con alguien a quien no amas? Alice, lo que dices es absurdo, yo puedo querer a muchas personas pero no por eso tengo que estar con ellas en una relación romántica. ¿Te parece justo lo que estás haciendo con Stevie?

— ¿Pero por qué rayos te preocupa tanto Stevie? — Le cuestionó ella un tanto exasperada — ¡él y yo estamos bien! ¡Además, ya es un adulto, no necesita chaperones, o un amigo sobreprotector! — En silencio, ella se lo quedó mirando por unos segundos, entrecerró sus ojos con una expresión de sospecha y continuó — ¿O es acaso que, lo que te pone mal es que sea alguien de tu banda el que está conmigo?

— No— respondió él en un tono cortante desviando un poco la mirada.

— ¿Crees que lo hago para molestarte? — inquirió ella.

«Se que no lo haces para molestarme» Respondió para sus adentros Jared. «Ni siquiera es tu culpa, lo sé »

Jared se sintió descubierto. Pero queriendo ocultar aquello, irguió su espalda un poco, mostrándose ofendido por aquellas sugerencias. Él estaba celoso y molesto con Stevie por haberse fijado justo en ella. Se preguntaba ¿Cómo rayos era que, habiendo tantas chicas guapas en Los Ángeles, el guitarrista tenía que ir a Malibú y fijarse justo en Alice? ¡En ella! La mujer que Jared no ha podido, ni ha querido olvidar desde hace ya muchos años. Lo curioso de toda esa situación era, que sabiendo que Alice estaba al tanto de que Stevie era miembro indirecto de la banda, aun así se atrevió a aceptar una relación con él, pero Jared no estaba enfadado con ella por haberla aceptado, lo normal habría sido enojarse con ambos, pero el cantante estaba tan enamorado de Alice, que hiciera lo que hicieran él no podía odiarla ni aunque quisiera.

« ¿Es que acaso se trataba de una broma cruel del destino? » Se preguntó él para sus adentros después de varios minutos de silencio entre ambos. Fue así como Jared mismo llegó a la conclusión que, si acaso se trataba de eso, el cantante estaba dispuesto hacer lo que sea para revertir esa situación, y torcerle el brazo a ese destino tan cruel y perverso con sus propias manos.


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