𝟎𝟏

❝𝐑𝐞𝐦𝐞𝐦𝐛𝐞𝐫 𝐰𝐡𝐞𝐧 𝐲𝐨𝐮 𝐬𝐚𝐢𝐝 𝐭𝐡𝐚𝐭 𝐭𝐡𝐞𝐫𝐞'𝐬 𝐧𝐨 𝐬𝐞𝐜𝐨𝐧𝐝 𝐜𝐡𝐚𝐧𝐜𝐞?❞

—¡Rosé!

Oye una grave voz a lo lejos pronunciando su nombre, sabe bien quién está hablándole, una pequeña sonrisa nostálgica sin llegar a mostrar sus dientes se instala en sus labios y voltea lentamente para encontrarse con la profunda mirada del azabache.

—Kim Taehyung —responde, simulando sorpresa.

Él solo se limita a soltar una pequeña risa, para seguido de ello mostrar su típica sonrisa cuadrada y acercarse.

—¿Estás libre hoy?

Y la misma pregunta nuevamente. Pareciera que nunca va a rendirse con ella.

—N-no, estaré algo ocupada, debo enseñarle a Ryujin inglés porque el lunes tiene un examen importante.

—Oh... comprendo —un pequeño puchero que refleja tristeza se instala en sus labios, logrando que el corazón de la rubia se derrita y sus ojitos brillen al verlo ser tan adorable incluso cuando lo rechaza—, lamento molestarte. Supongo que otro día nos veremos. Adiós, y mándale ánimos a Ryujin de mi parte.

—No es necesario que te disculpes, Taehyung. ¡Saludaré a Ryujin de tu parte, adiós!

Grita lo último viendo cómo el pelinegro se aleja de ese lugar.

Una vez éste se encuentra lo suficientemente lejos, ella suspira pesadamente, revolviendo sus cabellos con frustración, anhelando tanto poder deshacerse de esa inseguridad que la carcome por dentro cada vez que alguien se le acerca.

Cada vez que el chico que llama tanto su atención está a solo centímetros de ella.

Queriendo decirle lo que siente, pero terminando alejándose por miedo a un corazón roto por segunda vez.

La primera y única ya había sido lo suficientemente dolorosa.

—No, Rosé, quita esos pensamientos de tu cabeza. No lo necesitas. Ni a él ni a nadie.

Sacude su cabeza y acomoda su mochila en su espalda para finalmente irse de aquel lugar, todo lo que necesita es descansar de otro agobiante día en la escuela y ver a su hermanita.

Sí, eso es todo.

Cruza la puerta con alegría, deja su mochila en el sofá y al fin siente un respiro en su día; definitivamente odia los 12 de Junio, y más pasándolos en aquel lugar.

Y por primera vez en toda su mañana y tarde, suspira de alivio; se siente en casa al fin.

—¡Ryujin, ya llegué! —grita, esperando una respuesta de la menor, sin embargo, todo lo que recibe a cambio es silencio. Total silencio.

Frunce el ceño, algo no anda bien, Ryujin suele ser muy ruidosa y siempre es la primera en recibirla dando saltitos de felicidad al llegar a casa.

—Ah, ya veo. Acaso... ¿quieres jugar a las escondidas?

Absoluto silencio, ni una risa, tampoco una respiración o siquiera el ruido de ella golpeándose con algo.

Nada.

Esto ya es demasiado extraño.

—¿Ryujin...?

Hasta que al fin, escucha un ruido proveniente de la habitación de la menor.

—¡Pequeña! —suelta eufórica, subiendo las escaleras rápidamente para ir a saludarla, pero apenas entra, queda anonadada al ver la imagen que ante ella se encuentra.

Ryujin está llorando.

Mierda.

¡Ella nunca llora!

—Ryu, ¿qué pasó?

—¡S-solo no ha-hables y abrázame! P-por favor, abrázame...

Siente su corazón encogerse al escuchar a la menor hablándole con la voz rota, con sus ojitos cristalizados y abrazándose a sí misma, en busca de un absurdo consuelo.

¿Qué ha ocurrido? Durante toda su vida nunca ha visto llorar a Ryujin de una forma tan desgarradora, ni siquiera cuando era una pequeña niña.

Deja sus pensamientos de lado por un momento y se dedica a abrazar a la chica de rosados cabellos.

Pasaron largos minutos así, hasta que finalmente la más baja toma algo de aire, y se dedica a hablar.

—Gracias, hermana...

Es todo lo que dice, mas a la mayor le basta para regalarle una tierna y cálida sonrisa, mientras acaricia suavemente sus cabellos.

—No tienes que agradecer, pequeña, tranquila... —susurra aún dándole cariño—, haría lo que fuera por verte sonreír, siempre estaré para t...

—¡Basta!, ¡no vuelvas a decir esa maldita palabra nunca más! —grita, inconscientemente, interrumpiéndola y volviendo a romper en llanto—. No prometas un para siempre si luego vas a dejarme con el corazón roto y las lágrimas cayendo...

Es en aquel entonces cuando Rosé se percata de lo que está pasándole a su hermana, y siente aquel dolor en el pecho al ponerse en sus zapatos.

Sabe exactamente cómo se siente, sabe que es difícil y lo comprende perfectamente sin necesidad de que la menor le explique nada.

Ryujin está llorando, llorando por un mal amor.

—L-lo siento... solo estoy dolida —susurra, sorbiendo su nariz mientras frota sus ojitos para volver a mirar a Rosé.

—Tranquila, entiendo cómo te sientes.

Es aquello todo lo que dice, no son muchos minutos los que pasan hasta que la pelirosa se anima a hablar, esta vez, más calmada.

—Roseanne...

—¿Mm?

—¿P-puedo preguntarte algo?

—Ya lo estás haciendo.

Una pequeña risita escapa de los labios de Ryujin ante el comentario de su hermana, haciendo a Rosé sonreír nuevamente también.

—Que sean dos cosas entonces.

—Adelante.

Ryujin traga duro, sabe que lo que está a punto de preguntar podría llegar a afectar los ánimos de su hermana y eso es lo último que quiere, debe ser cuidadosa, muy cuidadosa.

—¿Sabes? Siempre te he visto como un ejemplo para mí, eres hermosa, valiente y tan fuerte... —Rosé mantiene su mirada en ella, esperando a que llegue a lo que realmente quiere decir, sabe que esto es sólo el comienzo—. Rompí con Beomgyu en la mañana y, honestamente, no sé cómo sobrellevarlo. Me gustaría poder superar todo en un simple parpadeo y seguir como si nada nunca hubiera pasado, p-pero... —no, Ryu, no sigas derramando lágrimas por él, ha sido suficiente por hoy. Toma un respiro, y vuelve a fijar sus ojos en su hermana—. Solamente quería saber... Roseanne, sé que ha pasado algo de tiempo, pero, ¿cómo fue que pudiste superar tu ruptura con Jeon?

Maldición.

—No fue difícil, para nada —sonríe, tratando de no pensar demás.

Sigue siéndolo.

—Supongo que... solo debes tratar de no llenar más tu cabeza de sus recuerdos juntos, y evitar... todo lo que pueda recordarte a él.

Aunque yo siga sin poder olvidarlo aún, y con cada pequeña cosa vuelva a mis pensamientos.

—Algún día, cuando menos te des cuenta, despertarás y con una sonrisa en tu rostro dirás que ya no lo extrañas más.

Sigo esperando que ese día llegue a mí.

Ryujin sonríe ligeramente sin llegar a mostrar los dientes.

—Debo distraerme, ¿no?

—¿Te parece si salimos hoy?

Propone Rosé, definitivamente ambas lo necesitan. Ryujin asiente y se sonríen mutuamente.

—¡¿Qué es este lugar?! —grita la chica de rosados cabellos debido al volumen de la música.

—¡Mi discoteca favorita! —responde la rubia de la misma forma.

—¡¿Que me trajiste a dónde?!

—Oh, vamos, Ryu, no es tan terrible como parece. Además, papá y mamá no se tienen que enterar.

La pelirosa niega con la cabeza, de todas formas, al empezar a recorrer el lugar, no parece tan malo como lo pensaba.

En realidad no estaba para nada mal.

—¡Rosé! —escucha cómo a lo lejos alguien la llama, enseguida voltea para encontrarse con un rubio chico, con su característica eyesmile.

—¡Jimin! —responde, corriendo a abrazarlo y que éste le corresponda, ampliando aún más su sonrisa antes de separarse de ella, vaya que la había extrañado—. ¿Qué te trae por aquí?

—Me robaste la pregunta —ambos ríen—. Vine con unos amigos, ¿y tú?

—Con Ryujin.

Se da una media vuelta para mirar a su hermana, quien parece también haberse encontrado con un amigo, Rosé sonríe y Jimin lo hace seguido de ella.

Pero su sonrisa se vuelve confusa al ver una reconocida silueta a lo lejos, acercándose a ellos. Siente su corazón latiendo acelerado sin poder calmarse, y parece tener la peor pesadilla justo frente a sus ojos.

Lo recuerda bien, lo reconocería donde fuera. Esa maldita mirada, su cabello castaño, aquella forma de vestir, esa sonrisa y sobre todo...

Él.

Jeon Jungkook.

Comienza a sentir su mundo derrumbarse, dirige su vista hacia Jimin y puede notar que él sostiene una expresión similar a la de ella.

No aguanta un segundo más y corre hacia el baño del lugar, siente cómo su pecho no para de subir y bajar, y se mira al espejo en busca de una clase de consuelo.

—Tú, otra vez tú, maldita sea...

Susurra, aguantando el ardor de sus ojos e ignorando el dolor de su pecho.

—Esta noche seré yo y tú no vas a interferir en eso.

Suelta un largo suspiro, espera unos segundos hasta calmarse y dirigirse hasta donde se encuentran su amigo y su ex novio con la mejor sonrisa que podría brindar.

—Hola, Jungkook, tanto tiempo sin verte.

Pero esta vez no se trata de ti, porque un día me dijiste que no habían segundas oportunidades.

Al fin empieza esto, me emociona, IIHHHHH, ¿les agrada?

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