Veintiuno
Mi corazón se infla de alegría cuando veo a Luke salir de la habitación, mas no lo demuestro sino que permanezco seria.
—Denle un arma —pido a los hombres.
—Que sean dos —continúa Luke y extiende ambas manos. Los hombres obedecen y le dan dos pistolas. Él les quita el seguro y apunta a los dos guardaespaldas.
—Entren al cuarto, ahora —ordeno a los dos y ellos miran a mi madre esperando una respuesta. Ella asiente y ellos obedecen. Una vez están dentro, Luke me entrega un arma y cierra la puerta con la llave que aún estaba en el picaporte.
Cambio el pedazo de vidrio por la pistola y siento como mamá se estremece cuando pego la pistola junto a su sien.
—Soy tu madre, no puedes matarme —intervene mamá con indicios de llanto en su voz.
—Soy tu hija, no puedes secuestrarme —copio sus palabras y la empujo conmigo para llevarla hacia donde sé está el estacionamiento subterráneo.
Cuando el ascensor se abre en el estacionamiento nos encontramos con cuatro guardias apuntándonos con sus armas.
—Luke, elige tu auto favorito —indico y el va a donde las llaves están enganchadas. Busca entre las llaves un logo y luego presiona un botón y se escucha la alarma de uno de los tantos vehículos.
—¡Bajen sus armas lentamente! —mando mientras apunto sus cabezas con la mía.
Me siento tan peligrosa con sus vidas a un gatillo de distancia. La adrenalina recorre por mi cuerpo cuando grito más órdenes —. ¡Empújenlas con el pie hacia acá! ¡Ahora todos al suelo!
Ellos obedecen cada cosa que digo y Luke va hacia el auto y lo enciende. Subo con mamá en la parte trasera y el sonido de la puerta es la única señal que Luke necesita para pisar el acelerador hasta el fondo.
Veo por el parabrisas que está nublado y el cielo amenaza con llover. Por atrás puedo ver que los hombres corren hacia sus autos para perseguirnos.
—No sabes en que te estás metiendo —advierte mamá y yo la ignoro.
Siento la adrenalina recorrer mi cuerpo cuando surcamos las carreteras a toda velocidad. Los autos negros se acercan de vez en cuando pero Luke gana velocidad y los vuelve a dejar atrás.
Me cuesta creer en la situación que estamos. Acabo de tomar a mamá de rehén y robamos su auto. Corremos por las calles con unos tipos armados. Si me hubieran dicho hace tres semanas que esto pasaría no les hubiera creído nada.
Los hombres disparan a donde estamos pero no logran asertar. Veo a mamá por unos segundos y su rostro demuestra terror puro.
—Luke ¿Qué haremos? ¿A dónde vamos? —le pregunto ya que todo esto es improvisado y no tengo idea de lo que pasará después.
—Conozco un lugar, pero primero tenemos que deshacernos de ellos —dice refiriéndose a los vehículos que nos persiguen.
Usaría mi pistola pero estamos en una carretera con mucho tránsito y no quiero ninguna bala perdida.
—¿Puedes ir a alguna calle despejada?
—Eso hago —responde y gira el volante para doblar por una cruce con un letrero de «Advertencia — Hombres Trabajando»
Esto no es una película y yo nunca en mi vida he disparado un arma. De hecho, estoy aterrada y no quiero herir a nadie. Pero yo no elegí ser una Thompson y tampoco saber información peligrosa.
No sé si tengo puntería, pero aún así debería intentar. Abro la escotilla del techo y saco mi cabeza y mis brazos. Apunto a las llantas del auto más cercano. Enfoco la mirada y aprieto el gatillo.
El disparo hace que me corte en la mano con la parte superior de la pistola. El ruido hace que pierda la audición por un segundo y luego un silbido se adueña de mis oídos.
Fallé el disparo, solo acerté en la luz frontal. Intento por segunda vez, no funciona. Puedo olfatear un olor a pólvora que emana del arma. Disparo por tercera vez y logro darle a la llanta frontal derecha.
El vehículo empieza a girar sin control y se interfiere en el auto que iba detrás haciendo que colapsen. Otro auto surge detrás de los primeros y acelera hasta estar más cerca de nosotros que los anteriores.
El copiloto saca medio cuerpo por la ventana y empieza a disparar a mi dirección. Grito y entro al vehículo. Mamá se ve aterrada lo cual me recuerda que también es una humana y experimenta miedo.
—Sue —llama Luke—. No hay más camino.
Dirijo mi vista hacia delante y veo que hay una construcción no culminada de un puente.
—Sujétate —avisa antes de derrapar girando el auto paa que enfrentemos la otra dirección. Apenas pude reaccionar y golpeé mi cabeza con el cristal de la ventana.
Estoy aturdida pero logro divisar que el auto que nos perseguía frena de golpe unos metros detrás de nosotros. Luke avanza veloz si darle tiempo al otro conductor para recuperarse.
Logramos salir hasta la carretera y el otro auto nos sigue pero esta vez está más lejos. Luke gira por varia calles hasta perderlo de vista. Luego nos lleva hasta un edificio de apariencia precaria.
Bajamos y llevo a mi madre del brazo hasta el interior. Luke nos guía hasta llevarnos hasta una sala donde hay muchos autos y debajo de uno sobresalía un par de pies.
Luke se para delado del auto y en un santiamén el hombre sale y apunta a Luke con un arma.
—Tranquilo —enuncia mi novio alzando ambas manos—. Dijiste que si tenía un problema me ayudarías—nos señala—. Y justo ahora tenemos un problema muy grande.
Él guarda su arma y se incorpora.
—Esa señora me parece conocida —alude.
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