Seis

Cuando seas grande serás una gran empresaria.

Cuando crezcas serás la persona más importante de tu generación.

Cuando te gradues llevarás una gran carga sobre los hombros.

Frases como esa me decían los maestros para inspirarme. Lo que lograron hacer es que ahora sienta que debo vivir por algo que no quiero. 

Hablé un rato con Luke hasta que mis padres me mandaron allamar para que bajara a cenar con ellos. Ni siquiera se tomaron la molestia de venir a pedírmelo personalmente.

El sonido del choque entre tenedores y platos hacen eco por el comedor. Mamá hace preguntas de vez en cuando para despejar el silencio un poco tenso. Yo solo respondo como si fuera un robot.

¿Es eso lo que soy? Fui educada para complacer los deseos de mis padres. ¿No es la misma razón por la cual los robots son creados? ¿Para suplir los deseos de los humanos?

—¿Te gustaría volver a la isla el mes que viene antes de que la subastemos? —pregunta mamá. Acabamos de salir de ahí hace menos de cinco horas. ¿Y quiere que regrese?

—No, gracias. De todos modos estaré muy ocupada empezando con la empresa y no quiero distracciones —. Y no quiero volver al lugar en el que estaba aislada durante toda mi vida.

—Sue...—empieza papá. Me sorprende que hable porque él siempre deja que mamá se comunique mientras él se mantiene callado—... Estaba pensando en darte la isla. Ya sabes, para que la uses cuando tengas hijos.

Respiro profundo procurando que no se note mi ira. —No quiero la isla.

—Piénsalo bien antes de tomar una decisión. Tus futuros hijos pueden ser tan perfectos como tú —insiste papá.

—No necesito una isla para educar a mis hijos de manera correcta —continuo pero manteniendo mi tono de voz neutral. 

Ellos entendieron que estoy digustada por la idea, así que no insisten más y continuamos la cena en silencio. 

Recuerdo cuando ambos me visitaban una vez por mes. Simplemente cenabamos justo como lo hacemos ahora, yo les contaba las novedades de mis estudios y entrenamientos y ellos me decían anécdotas de su vida personal y laboral. No había ningún momento que considerara alegre o familiar.

Recuerdo lo que Luke me propuso. La idea suena tentadora, sin embargo siento que tengo la responsabilidad de los negocios de mis padres. Lo que me repetían de pequeña está haciendo efecto ahora. Siento que debo vivir por algo que no quiero.

Horas después intento conciliar el sueño en mi habitación. Yo suelo dormir temprano, pero creo que el cambio de ambiente y el torbellino de pensamientos que hay en mi cabeza me causan insomnio.

Estoy tentada a llamar a Luke. Estoy recostada de lado viendo el teléfono que reposa en el escritorio. Sé que es mala educación llamar a alguien a estas horas pero Luke y yo somos de confianza.

Recuerdo cuando Luke iba a mi cuarto tarde en la noche para despertarme y luego íbamos a la azotea para ver las estrellas. Solíamos hablar por horas sobre temas variados.

Me incorporo en la cama para ir a tomar el teléfono, pero me arrepiento y vuelvo a acostarme. Es muy inmaduro escaparse cuando se tiene mucha responsabilidad.

El teléfono suena y lo observo confundida. ¿Acaso invoqué a Luke con el pensamiento? Me levanto y contesto.

—¿Hola?

—¿Sue, estás despierta? —pregunta.

—Voy a colgar para que llames de nuevo y empieces con una pregunta que tenga más sentido que la de ahora.

—Perdón. ¿Te desperté?

—No. No puedo dormir —murmuro tomando asiento en la silla del escritorio.

—¿Tienes planes para ver la ciudad?

—Aún no. Mañana me mudo a mi nueva casa y trataré de adaptarme a mi nuevo entorno.

—Envíame la dirección —pide y no tardo en encender el computador—. Te tengo una sorpresa.

Cuelga sin despedirse dejándome confundida. ¿Qué sorpresa será? Le envío la dirección y me acuesto sin regresarle la llamada. 

Recuerdo las sorpresas que me daba cuando vivíamos en la isla. Una vez me llevó a un río que encontró cerca de la montaña y ahí jugamos esgrima con ramas. Otro día me llevó a la biblioteca donde construyó una tienda con frazadas y almohadas decorada con las luces que usábamos para decorar el árbol de Navidad, él lo llamaba «fuerte.» Ese día leímos nuestros libros favoritos en voz alta.

Espero que esta sorpresa sea igual de divertida. Después de la llamada caigo dormida en pocos minutos. 

Nota de la autora
Este capítulo es corto y parece de relleno. Pero prometo que lo mejor está más cerca de lo que parece.

Espero que disfruten la historia tanto como yo disfruto escribiendola.

Estoy cumpliendo la meta de publicar un capítulo por día y no los decepcionaré.

Nos leemos luego.

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