Capítulo 10
Capítulo 10. Destino
Akutagawa fue a una librería a la vuelta de la esquina a buscar el libro, pidió papel para envolver. Era color beige. Sencillo pero bonito. Regresó a la biblioteca donde Atsushi miraba algunos libros; Suishi y Sátanas estaban sentados mirando otro. El mafioso fue directo con el albino, llevando el libro detrás suyo — Jinko.
— Oh, Akutagawa, tus amigos son agradables; confirmo de nuevo que tienes dos caras
— ¿disculpa?
— Ya sabes... serás un mafioso asesino... Pero eres increíble persona...
Akutagawa se sonrojó — oye, fui a pedir algo de comida... y pues — le mostró el libro envuelto — lo vi, recordé lo que dijiste
Atsushi lo miró curioso — ¿puedo abrirlo?
— claro
El albino quito el papel y sonrió — Vaya... Akutagawa
— no digas nada, solo fue coincidencia
Atsushi sonrió — gracias
Sátanas le dio un ligero golpe a Suishi para que les mirara y este sonrió — Vamos bien; pronto tendrás su alma
— Estoy temiendo de este plan bebé
— ¿porque?
— su aura asesina ¿la vez?
— No, solo los hilos
— bueno, cuando Atsushi le sonrió, su aura fue un tenue color azul
— paz
— así es, ese rojizo lleno de explosiones moradas... desaparece con Atsushi
Suishi suspiró. Quizá debían hacer más de lo planeado... — veremos cómo evoluciona ¿ok?
— Claro
Akutagawa y Atsushi se habían sentado juntos a hablar sobre el libro. Akutagawa solo había confirmado una cosa. Estaba completamente enamorado de aquel chico tierno.
Atsushi le explicó el libro y ambos disfrutaron de la compañía del otro. Sora y Suishi les habían llevado cafe a ambos, la tarde se hizo corta pues el tiempo pasó volando; el tiempo de Atsushi acababa. Así que comenzó a despedirse — ¿seguro que no quieres que te muestre los lugares?
— Sora y yo ya arreglamos nuestros problemas. Fue un placer tenerte hoy Atsushi
— Si, gracias pequeño Atsushi
Atsushi sonrió y dio media vuelta — Entonces... ¿te veo mañana? — preguntó el azabache al albino
— Si, por supuesto — tomó su libro — No puedo esperar, te veo mañana
El albino se marchó y ambos demonios se pusieron a los lados de Akutagawa— lo haz hecho amigo
— si, lo hice... — miró a Suishi — ¿que hice?
— su hilo está brotando. Le doy una semana
— ¿en verdad? ¿Yo seré su primer hilo y gran amor?
— das paso a otros hilos. Se buen chico con el
— por ahora regresaremos al infierno
— a tener mucho sexo
— si necesitas algo — le dio una campana — tócala 6 veces, vendremos
— seguro, si
— suerte
Un humo negro apareció y con ello ambos demonios desaparecieron.
Akutagawa seguía sin conocer en donde se había metido, y donde había metido a Atsushi.
Al día siguiente a la media tarde, Atsushi llegó al encuentro con Akutagawa. Pudieron sentir sus corazones explotar.
Fue una tarde encantadora para ambos, rieron, comieron, vieron libros y se divirtieron en grande. — ¡no puede ser! — gritaba Atsushi — ¿te gusta el mochi de fresa?
— ¿Que tiene de malo?
Atsushi reía — es que si lo combinas con el de uva sabe más rico — mencionó acercando el suyo
Akutagawa lo probó — tienes razón
Quedaron para un día más, esta vez, habían ido a un picnic nocturno. Idea del azabache, claro.
Estaban en el muelle con palomitas, pizza, refrescos de soda y una película puesta en el proyector dando a una esquina vacía.
Ambos sobre una manta enorme en el pasto, los árboles soplaban y simplemente estaban disfrutando. Akutagawa estaba tosiendo bastante, así que Atsushi lo envolvió con una frazada — estoy bien
— ¿porque toses tanto? — preguntó. Miró a otro lado y suspiró
— la verdad es que... Estoy muy enfermo. No saben cuánto resistirá mi cuerpo
Atsushi se sorprendió, lo abrazó con fuerza. Akutagawa sintió aquel cálido momento como lo más Preciado que necesitaba. Devolvió el abrazó
Sin darse cuenta. Ambos jóvenes se habían dormido, los primeros rayos del sol los despertaron, se sonrojaron al verse uno abrazado del otro pero la verdad es que ver el atardecer les sacó todo de sus mentes, y simplemente me sedaron así, disfrutando de un nuevo amanecer.
Ambos se sentaron, decidieron ir a desayunar, — deberíamos ir a casa pronto. Necesito un baño
— si, tengo picazón de pasto — le miró — ¿y si vamos al hotel cercano?
— que buena idea Akutagawa
Ambos terminaron de desayunar y fueron al hotel cercano, Akutagawa pago por la habitación y para que lavaran sus ropas.
Ya en la habitación, Atsushi se quito la ropa y la dejó para que se la llevaran, Akutagawa seguía inseguro de hacerlo, — vamos Akutagawa, el poderoso tigre te protegerá
— no alagues tanto Jinko — dijo serio. Aún asi, se quito la ropa e igual la dejó.
Ambos entraron al baño con la toalla encima; — tenía mucho sin hacer esto, la última vez Dazai-san casi hace que nos corran
— Jinko
— ¿mmm?
El albino noto como el azabache tomaba su brazo — oye, esta bien. Seré tu Rashomon esta vez
Ambos se sonrojaron, si no lo pensó mucho, aún así sonrieron. Se quedaron de espaldas para tallarse, y al final entraron a la bañera juntos. El silencio era enorme. Atsushi lo miró — sabes... Yo... tengo miedo de muchas cosas
— lo he notado
— si y bueno...
— Pero también he notado lo valiente que eres; el miedo solo se produce de la incapacidad, es bueno cuando vences el miedo, vences tu incapacidad
Atsushi se sonrojó — Puedes llegar a ser bastante lindo Akutagawa
El azabache se sonrojó — pues gracias, no es con cualquiera
— ¿no?
— solo... Solo contigo — menciono — y el tigre si eso implica ir por separado. Tú entiendes
Atsushi se sonrojó asombrándose de ello, entendió rápido y se acercó a Akutagawa para sorpresa del mayor — Akutagawa ¿me equivoco?
— ¿ah?
— ¿te gusto?
— Yo creo que es más como... — Akutagawa miró los ojos del albino, llenos de brillo, curiosidad, y sobre todo, un enorme toque de amor, sus ojos, le llamaban como un sentido, como una parte de él.
Se quedó atrapado en sus ojos, tan atrapado que ni siquiera se dio cuenta de sus arrebatos.
Tomó al albino de su barbilla y parte de su cuello, para no dejarlo escapar y ojalá y jamás.
Unió sus labios en un completo laberinto esperando que sus labios y mente quedaran tan perdidos que jamás saldrían de él.
Atsushi se había sorprendido, lo miró un momento, y en efecto, no podía ni moverse. Sus pieles mojadas y rozándose. Sus labios contras los suyos; el joven tigre cerró sus ojos en aceptación.
Pasados unos pocos segundos, se separaron mirándose, ruborizados por aquel eterno momento; algo que jamás olvidarían.
Akutagawa se sintió vulnerable al no escuchar nada de Atsushi, inclinó su cabeza. Atsushi tomó sus mejillas alzándosela — Quiero... otro — mencionó el albino
El mafioso se sonrojó, abrazó al menor besándolo una vez más.
Salieron de la bañera un rato después, se sentaron en la cama para esperar su ropa, aunque las batas los cubrían. Ambos seguían besándose y solo eso
El azabache estaba feliz de aquellos tiernos besos pero seguía pensando en ello. Esos besos ¿Que significaban?
Se separó ligeramente del albino, eso no significaba que lo saltaba, al contrario, lo apretó con fuerza por temor — Jinko
— ¿si?
— Estos besos... ¿Que... Que son para ti?
Atsushi se sonrojó — ¿n-no he dicho nada?
— no
— So-solo lo pensé... — se regañó a sí mismo. Miró al mayor — so-Son besos de mi no-novio
— ¿novio? ¿Seguro? — Atsushi asintió — ¿te gusto? — volvió a asentir — Yo... creo que estoy enamorado de ti
Atsushi se había puesto completamente rojo — Y-yo no se si...
— así esta bien, tenemos toda una vida para enamorarnos
Volviendo a sonrojarse, ambos se acercaron una vez más, sus labios se volvían a unir.
El azabache dejó los labios del menor sorprendiéndolo de momento, pero su plan era otro.
Levantó el fleco del menor para besar su frente y de ello subió besando su cabeza, haciendo reír al menor, continuó pasando por su rostro, y las cosas se pusieron un poco extrañas cuando besó su oreja y el menor no pudo evitar quejarse de ello, su auto defensa lo llevó a cubrir su oreja — ¿No te gustó?
— se-sentí un cosquilleo extraño.
— Está bien, no lo vuelto a hacer — mencionó. Atsushi se atrevió a acurrucarse en el mientras lo abrazaba — ¿Que intentas?
— Estar cómodo... ere suave
— si... deberíamos ir a trabajar ¿no?
— Tomémonos el día, que valga la pena el pago de la habitación
— Nakajima Atsushi, ¿eres tú?
Atsushi comenzó a reír de ello. Akutagawa lo acercó con su brazo y besó su frente. Tallaba su brazo contra el. Aún no podía creer que estaba feliz con el albino entre sus brazos.
Mientras tanto en el infierno...
— ¡Aaah! Satan. Más profundo — pedía Suishi
— ¿lo quieres más grande? Tu si que lo disfrutas
— no lo disfrutó — respondió tomando su rostro — lo adoro día a día
Ambos se habían besado. Suishi terminó descansando sobre Sátanas, este lo acariciaba y masajeaba — ¿en que piensas?
— En Akutagawa ¿le estará yendo bien?
— Cuando nos fuimos planeaban una cita, y el hilo estaba brotando. Debe irles bien. — besó su nuca — ¿harás el trato con el?
— Si, pediré su alma — Le sonrió — ¿Quieres hacerlo de nuevo?
— en un momento, quiero darte un masaje de espalda
— Te amo tanto Satan...
...
Quedan pocos capítulos, un romance profundo y el final
¡Gracias por leer!
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