꒰ 033.

— Estoy más que satisfecho. — dijo el rubio sobando su pancita. 

— Será porque, no sé... ¿Te comiste casi cuatro hamburguesas? — habló Jaehyun con sarcasmo en cada palabra. 

— No bromeo cuando digo que muero de hambre. — se encogió de hombros. — Y además, no almorcé por culpa de ustedes y sus problemas sobrevalorados. 

— ¡Hey! — le reprochó en castaño. 

— Ya Jaehyunie, déjalo tranquilo. — intervino Doyoung, tomando la gran y cálida mano de su chico. 

— Ustedes parecen perro y gato. — bromeó esta vez Johnny, soltando una risita nasal. 

— Mejor llamaré al encargado para pedirle la cuenta. — se rindió Jung. 

— Creo que Jaehyun se ha vuelto un tanto gruñón. 

El mencionado tratando de ignorarlo, cumplió su palabra y rápidamente un joven de dulce sonrisa fue hacia su mesa. 

— Disculpe, queremos saber la cuenta en total.

El joven asintió, y dándole una última mirada a Doyoung, fue a la caja para solicitar el ticket y el total del monto monetario que tenían que pagar. 

— No me cae. — murmuró. 

— ¿No te cae quién?

 — A ti no te cae casi nadie. — otra vez el comentario de Ten. 

— ¡Yah~! — resopló. — Es solo ese estúpido, no me da buena espina. 

— ¡Jaehyun! — le reprochó el pelinegro. — No puedes llamar a alguien así. 

— Se los dije~ — canturreó el rubio. 

— Uh, disculpen, aquí está la cuenta. 

Johnny tomó el ticket y luego sacó su billetera para pagar lo que estaba impreso.— Yo invito hoy. 

— Hey, no. Todos podemos pagar. — habló el castaño. 

— Claro que sí, no es necesario que tú pagues todo. — agregó Doyoung. 

— Por mí no hay ningún problema que se ofrezca. — concluyó Ten, haciendo que Jaehyun virara los ojos. 

Mientras los dos chicos se ponían de acuerdo en quién pagaría. Nadie pudo darse cuenta de la incesante y brillante mirada que el joven tenía hacia Doyoung. Y bueno, el pelinegro no era consciente de ello por haber estado limpiando sus anteojos con concentración y la naricita de botón media fruncida. Una imagen tan tierna que podía derretir cualquier corazón. 

— Está bien, está bien. Solo hoy, ¿De acuerdo? — habló el castaño. 

— No te preocupes. — sonrió levemente. Extendiendo los billetes hacia el mesero. 

Jaehyun frunció rápidamente el entrecejo debido a que aquel chico no recibía el dinero por seguir viendo de más al pelinegro. 

— Disculpa. — dijo firme, rodeando con su brazo la cintura de Doyoung y con la otra mano chasqueando los dedos para captar la atención del chico. — Mi amigo te está dando el dinero. 

El pelinegro se sintió un poco descolocado por el agarre repentino de Jaehyun, dejó sus lentes en la mesa y decidió observar lo que pasaba a su alrededor. 

— ¿Uh? — murmuró medio perdido para luego sacudir la cabeza. 

— Toma, está completo y en efectivo. — dijo Johnny amablemente. 

— Lo lamento y, muchas gracias por su preferencia. — dio una venia.

Él que más disfrutó la escena fue Ten y es que tenía cierto gusto por ver al castaño enojarse. Nunca perdería la oportunidad de verlo de esa manera, era una diversión sana para él. 

— Gracias también. — hablo suavemente Doyoung. Ganándose una amplia sonrisa por parte del joven. 

— Ha sido un verdadero placer. — le respondió únicamente a él. — Mi nombre es Sehun. 

"¿Quién rayos se lo había preguntado?" — maldijo Jaehyun internamente. 

— Un gusto, Sehun-ssi. — y como siempre, la amabilidad del pelinegro era antes que todo. 

— ¿C-cuál es tu nombre? — se atrevió a preguntar, con las mejillas levemente sonrosadas y las orejas levemente rojas. 

— No tiene porqué interesarte. — intervino Jaehyun, creyendo que aquel chico se estaba sobrepasando los límites. 

— Jaehyunie. — le reclamó el pelinegro, haciendo un pequeño puchero. El mencionado inhaló y exhaló el aire con lentitud, por décima vez. No tenía porqué armar algún escándalo frente a todos. 

— Mira... — se dirigió a Sehun, ignorando los reclamos de Doyoung. —, creo que tu trabajo aquí es solamente atender y ser cordial con la clientela. Escribir y entregar pedidos. ¿En alguna parte de tu contrato decía que tenías que coquetear con la pareja de alguien más? — inevitablemente alzó la voz ante la última pregunta, su mirada era neutra y segura. 

— No estaba haciendo nada malo. — le defendió Doyoung, incapaz de creer la actitud enojada del castaño. 

— ¡Eso es mentira! — ahora habló Ten. — No le hagas caso, Sehun, ellos no son nada oficial, así que lo que este loco diga no tiene validez. 

— ¡Ten! — bramó Jaehyun con la mirada puesta en el rubio. 

Johnny solo resopló, sintiéndose el único chico normal del grupo. — Lo lamento, hermano, pero estos dos están en algo y es de preferencia que no haya malentendidos. — comentó suavemente. 

— Oh, comprendo. Está bien. — volvió a hacer otra venia.— No se preocupe y muchas gracias por venir. 

Sehun se fue rápidamente de aquella mesa. Tan solo quería conocer a ese precioso pelinegro de piel pálida y adorables anteojos. — Menuda suerte que se carga el chico. — murmuró para sí mismo, sintiéndose perdedor. 

Ten sonrió ampliamente, mientras que Doyoung tenía los brazos cruzados por la situación incómoda que había pasado. 

— No vuelvo a pisar este local nunca más. — avisó con seriedad. — ¿Qué se ha creído ese?

— Eres tan problemático, sin duda eso está en tus venas. — comentó el rubio con cierta diversión que nadie iba a quitarle esa noche. 

— Fuiste injusto. Sehun no había hecho nada malo. ¿Por qué fuiste tan grosero? 

— Eso mi querido Doyoung, eran celos. — habló Johnny. — Es de nacimiento, una de sus principales características desde que tengo memoria. 

El pelinegro abrió desmesuradamente sus ojitos color miel.— ¿Eso es cierto? 

Jung chasqueó la lengua. Le era totalmente difícil aceptar algo que por supuesto no era. No claro que no. 

— Ah, Dongs... 

— Kya~ ¡Jaehyun se sonrojó! — chilló esta vez Ten con ánimo. — Doyo, verdaderamente lo has cambiado. 

— Quién te viera eh. — comentó el castaño de la misma manera. 

Estaba más que feliz por ellos. 

— Oh, créeme que ya casi toda la universidad lo sabe. Jaehyun se vuelve tan tonto cada vez que está cerca de Doyo. 

El pelinegro sonrió tímido ante el comentario. Y es que, ¿Acaso aquello era cierto? Ni siquiera podía entender en qué manera podía causarle esas sensaciones a Jaehyun. 

El castaño pasó su lengua por el interior de su mejilla y con un poco de pena abrazó a Doyoung. Escondiendo su rostro en la curvatura del cuello del pelinegro. Ah, ese precioso chico que tenía entre sus brazos lo manejaba de una manera increíble aún si este no lo supiera. Jaehyun estaba totalmente rendido a él y tampoco es como si no gustara de aquello. 

Simplemente era inexplicable. Y se manifestaba de una manera hermosa. 

Doyoung había venido para cambiar su mundo, para romper sus reglas, para conquistarlo con una sonrisa y para instalarse en lo profundo de su corazón. 

Ahí, donde un nuevo y desconocido sentimiento surgió. Uno que si lo vivía libremente y tomando la suave mano de Doyoung, ya nada más podía importar. 

Ya nada que no sea el bienestar y la felicidad de ambos podía importarle a Jung. 

Porque sabía que había cometido muchos errores en el pasado, mas Doyoung le había enseñado que tenía que cambiar por voluntad propia. Y así se lo planteó, se esforzaba para ser una mejor persona, un mejor hijo y un mejor estudiante... Pero sobre todo un buen chico capaz de demostrar que podía merecer a alguien tan noble, inteligente, precioso y sincero como solo podía serlo Doyoung. 

Su Doyoung. 

¿Es de esa manera cómo funciona el amor?

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