꒰ 032.

Doyoung recostaba su espalda en el pecho del castaño, sintiendo como éste le susurraba palabras lindas y le dejaba castos besos por el cuello. Aquellos cálidos brazos rodeaban su cintura y el pelinegro sonreía mientras acariciaba con delicadeza las manos contrarias.

Su burbuja de amor y descanso se vio interrumpida por un par de toques en la puerta.

— ¡Jaehyun! ¡Doyoung! — la voz de Ten resonó.

— Diablos, lo había olvidado. — murmuró el castaño disgustado. Doyoung soltó leves risitas, ganándose un par de besos en la mejilla por parte de Jung.

— Ya es hora de irnos, además Johnny quiere hablar al respecto.

— Pero yo quiero estar así todo el día contigo. — se quejó dulcemente, haciendo que el pelinegro ladeara el rostro y ambos juntaran sus bocas en un tierno y corto beso.

— Hay mucho tiempo para eso, Jaehyunie.

— Pero me he perdido más de dos días, ha sido demasiado tiempo el que he estado lejos de ti. —reforzó su agarre en la cintura adversa.

— Estás exagerando.

— Mientras se trate de ti, exagerar no me importa. — bromeó, acomodando su mentón en el hombro del pelinegro. Más toques interrumpieron.— ¡Ya vamos!

— Será mejor que me sueltes, no podemos caminar bien así.

— Claro que sí se puede. — refunfuñó, apegándose más. Sacando una leve sonrisa en Doyoung.

— A veces eres tan infantil. — el pelinegro se deshizo del agarre y dio media vuelta para tomar la chaqueta de Jaehyun entre sus manos.

— Y tú eres demasiado precioso. — susurró el castaño, sosteniéndolo por la cintura para acariciar su nariz con la contraria.

— No es verdad. — lo retó dulcemente, cerrando los ojos ante el tacto tan cálido que recibía.

— Sí lo es, eres un ángel...— sonrió levemente. —... mi ángel. — culminó la frase, dando paso a un nuevo y profundo beso, ladeando sutilmente la cabeza para hacer de la sensación una más íntima. Estuvieron tan sumidos, disfrutando del cariño y el amor en la otra boca, que un grito algo exagerado fue el que logró romper con su momento.

— ¡Hey!

— ¡Cállate, Ten! — respondió el castaño al instante. Viendo como el rubio abría aún más la puerta y se adentraba al salón.

— ¿Y por qué me gritas? — le reprochó.

— Yo debería hacer eso a ustedes.

Johnny logró entrar después. — Estuvimos tocando y no respondían. Solo queríamos saber si ya todo estaba bien.

— Pues nos interrumpieron. — frunció el entrecejo.

— Ya, Jaehyunie, no seas así. — habló, acariciando la suave mejilla de Jung a pesar del efusivo sonrojo que llevaba en su rostro. No es como si estuviera acostumbrado a que alguien más lo viera, justo en el estado en el que estuvo con Jaehyun hace unos segundos. Estaba realmente avergonzado.

— ¿Todo bien? — decidió empezar Suh, algo nervioso por recibir críticas. Aunque muy en el fondo sabía que las merecía por haber cometido tonterías.

— Más que bien. — afirmó Jaehyun, haciendo girar al pelinegro para abrazarlo por la espalda, atrapando aquella fina cintura en sus brazos.

— Escuché todo, yo también tuve cierta culpa. — habló Doyoung. — Dejé que todo se revolviera en mis pensamientos y creí en cosas que no debía.

— Lo siento mucho para ambos, en serio. — aclaró el castaño. — Fueron estupideces del momento. — hizo un mohín apenado. — Pero creo que dije todo lo que tenía que decir y espero puedan hacer pasar por olvidado lo que hice, si gustas puedo desaparecer de tu vista.

— Sin rencores, Suh. — comentó Jaehyun, sonriendo levemente.

— ¿En serio?

— De mi parte también. — siguió el pelinegro. — Sin recelos, ni nada. Yo sé que eres un gran chico, no arruinemos nuestra amistad.

Johnny sonrió ampliamente, tal cual chico dichoso. — Gracias y les deseo lo mejor a ambos.

— Gracias... — el castaño dudó, pero a fin de cuentas decidió nombrarlo. —, Johnny.

El mencionado lo observó incrédulo. ¿Hace cuánto tiempo que no se llamaban por sus nombres?

— Tú, tú dijis-

— Sí. — le interrumpió. — Tu apellido es muy feo, prefiero tu nombre.

— ¡Jaehyun! — exclamó el castaño. Ambos soltando leves risitas. Un cariño que parecía extinto, apareció en ambos pechos. ¿Hace cuánto que no sentían aquello?

Doyoung y Ten se miraron entre sí, entre felices y sorprendidos.

— ¿Les parece si vamos a comer? Somos cuatro y aún no es tarde. — sugirió Jung, acomodando su mentón nuevamente en el hombro del más bajito.

— ¡Sí, es una gran idea! — dijo el rubio con emoción. Sonriendo de aquella manera tan especial y única.

— Por mí no hay ningún problema. — se encogió de hombros Johnny. Mirando a la pareja con confianza.

— No se diga más. Vamos. — Jung dejó un sonoro beso en la mejilla del pelinegro y se separó de él levemente.

— Entonces... ¿Todo bien? — carraspeó Suh acercándose hacia el castaño.

— Ya te lo dije. — sonrió. — Más que bien.

Johnny extendió su mano, dudoso al no saber si Jaehyun la estrecharía con la suya en clara muestra de aceptación.

El castaño negó levemente, tirando de la mano del castaño para rodearlo en un fuerte y melancólico abrazo. Johnny demostró sorpresa con sus facciones, sin embargo, rodeó el cuerpo del que fue su mejor amigo y lo apretó con fuerza. Sintiendo como una calma lo inundaba. Su amistad no había terminado de la mejor manera, y el tan solo volver a abrazarlo le generaba que muchas emociones volvieran a aparecer.

— Gracias por hacer esto. — susurró al oído del castaño. — Ya me siento completo y te lo debo a ti, John.

El mencionado sonrió con nostalgia. Recuerdos llegaron a él. — Eso no es nada, solo reparé el daño. Me alegra verte feliz, Jaehyun.

Jung se separó del castaño y ambos se sonrieron genuinamente. — ¿Amigos? — extendió su mano.

— Amigos. — afirmó, estrechando su mano con la del castaño, con emoción.

— ¡Esto es más que perfecto! — celebró rubio, enlazando su brazo con el de Doyoung. De a poco se acercó a la oreja del pelinegro. — Y tú me contarás todo lo que está pasando con Jaehyun. Exagerando si es posible.

Doyoung sonrió con diversión. — Ya se me extrañaba que no me dijeras eso.

— Pues ya no lo extrañes. — le codeó el rubio gentilmente.

— ¡Bien, vamos! — avisó Jaehyun.

— Esperaré por ello, Doyo.

— ¿Qué vas a esperar? — interrumpió el castaño, posando sus manos en la cintura de Doyoung y dejando un beso en su mejilla. Por su chico se había convertido en un maldito meloso y cariñoso por doquier. De eso no había duda.

— Algo que no te importa. — sonrió Ten, divirtiéndose al ver el ceño fruncido de Jung.

— Ten... — advirtió y el mencionado tan solo le sacó la lengua infantilmente.

— ¡Vamos ya, muero de hambre! — exclamó dramáticamente, ignorando a Jaehyun por completo.

Doyoung apreció las facciones neutras del castaño. — No le tomes importancia, es cosa de nosotros.

Jaehyun suavizó el gesto en su rostro, sonriéndole al pelinegro. Entrelazó ambas manos y le propinó un lento y casto beso en la frente al más bajo. Deleitándose con la suave risa que podía llegar a escuchar.

— Es que a veces es muy raro.

— Es típico de él. — se encogió de hombros.

— Sí, tienes razón. — ambos sonrieron, decidiendo salir del aula junto a sus otros dos amigos.

Una tarde -casi ya noche- empezaba para el pequeño grupo. Una nueva oportunidad de convivencia.

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