— ¿D-De qué hablas? — logró pronunciar Doyoung. 

— ¡De que Jaehyun no tiene la culpa de lo que pasó! — alzó la voz el rubio. — ¡Johnny, dilo ya! 

— Pero primero tengo que salir. — se quejó el pelinegro, no aguantaba estar unos minutos más ahí con Jung, su corazón latía demasiado rápido y los nervios estaban a flor de piel. 

— Sé que puede ser incómodo, pero quiero aclararlo con ustedes juntos. 

— Pero esta no es la mejor manera. — respondió Jaehyun, con voz neutra y segura. Por un momento, creyó que sería una gran oportunidad para poder conversar con el pelinegro, pero al verlo distante y totalmente incómodo, supo que quizás su presencia era desagradable para Doyoung. 

— Ya cállense ambos, por favor. — pidió Ten mientras recostaba su espalda en aquella puerta. Para él estaba más que claro que no los dejaría salir hasta que arreglen todo ese enrollo innecesario entre ambos. 

— Doyoung, yo solo quería decirte que nada de lo que tú viste esa mañana fue a causa de Jaehyun. 

— ¿Esa mañana? — el pelinegro frunció el entrecejo. — ¿De qué hablas exactamente? 

— Aquel en donde viste a Nayeon besando a Jaehyun. 

Doyoung enmudeció sorprendido y el castaño tampoco se quedó atrás. ¿En verdad Suh iba a cumplir con lo que dijo? Rápidamente sus ojos fueron a analizar todas y cada una de las facciones del pelinegro, anhelando que este por fin pudiera creerle. 

— Y si te preguntas de cómo es que lo sé. Pues es tan simple y quizás decepcionante para ti... —Johnny sonrió apenado, siendo únicamente observado por el rubio que estaba a su costado. —... Pero es que todo esto fue a causa mía. Nadie más que yo tuvo la culpa lo que pasó aquella vez. 

— ¿Qué? No te entiendo nada. Johnny no estoy para tus juegos y Ten, eso también va para ti. — alzó la voz Doyoung al reprocharles por la conversación. 

— No, Dongs. — dijo el castaño, evitando no entrar en pánico por la actitud de Kim. — Por favor, escucha lo que te va a decir Johnny, por favor. — suavizó su voz ante la última frase. 

El pelinegro sintió como sus manos fueron delicadamente tomadas por las de Jaehyun, ambos mirándose fijamente. Con aquel brillo especial reluciendo el sincero amor que se tenían. 

— Y lo lamento en verdad. — prosiguió el castaño. — Yo fui quien le dio la idea a Nayeon para que besara a Jung. Ella está casi obsesionada con él y no se negó. 

— Yo también soy consciente del cambio de Jaehyun. — la voz de Ten se hizo presente. — Y ya te lo dije aquella tarde en tu apartamento. Las personas más cercanas a él nos hemos dado cuenta. Es tan tonto cuando se trata de ti. — canturreó como si lo que dijo fuera lo más obvio.

Doyoung sonrió tímidamente, haciendo de sus ojitos dos finas líneas curvadas a la vez que mostraba su rosada y tierna encía. El castaño sentía que su cuerpo no podía soportar tanta dulzura, su chico era simple y llanamente hermoso. 

Ambos bajaron las miradas, uno más apenado que el otro. Sin siquiera soltarse de las manos. 

— Yo también lo entendí y es por eso mismo que me di cuenta que había cometido un error. —aclaró Johnny esta vez. — Aquel beso fue contra su voluntad y no pienses en lo que dijo Nayeon, como te lo dije, ella está loca y sería capaz de hacer cualquier cosa como lo que yo se lo propuse. 

— Así que tienen mucho tiempo para poder conversar sobre esto, estaremos pendientes. —finalizó Ten, colocando su mano en la boca del castaño.— Cuando salgan, si es necesario se lo dices todo con exactitud. — susurró el rubio para alejar a Johnny de la puerta. 

El castaño asintió varias veces. — ¿Cuánto crees que demoren? 

— No lo sé, pero volvamos en ¿Media hora? — se encogió de hombros. — Lo importante es darle privacidad. 

Johnny pareció aceptar la idea, por lo que junto a Ten, se fueron alejando del salón para dirigirse a la entrada de aquel pasillo.

ꕤ

Un silencio profundo se hizo presente en toda el aula. Jaehyun inhaló hondamente todo el aire que pudo en sus pulmones, para luego exhalar con lentitud. Decidiendo hablar y aclarar todo de una buena vez o, eso pensó hasta ser interrumpido por la suave voz de Doyoung. 

— ¿Entonces es cierto lo que dijeron? — el castaño alzó la vista, chocando con aquellos preciosos orbes color miel. 

— ¿Sobre qué? 

— De que eres despistado cuando se trata de mí. — respondió con una leve sonrisa y un lindo rubor en sus mejillas. 

— No, despistado no. — sonrió de lado, ganándose la confundida mirada del contrario. — Yo soy un tonto por ti, Dongs. 

El sonrojo se hizo más efusivo, haciendo que Doyoung se tensara y diera por terminado el contacto visual, llevando su mirada hacia algún otro punto en la pared. Jaehyun sonrió ampliamente, soltando las manos del pelinegro para atraerlo hacia él, sujetándolo suavemente por la cintura y haciendo que Doyoung recostara su ruborizado rostro en su cuello. 

Las pálidas manos del pelinegro se detuvieron en el pectoral de Jung, sintiendo como el aura era tan cálido y perfecto. Lo había extrañado demasiado. 

Jaehyun más que complacido y enamorado, acercó su rostro al del contrario, rozando con su nariz la tersa mejilla de Doyoung, dejando un casto y corto beso ahí también. Su boca fue hasta la oreja del pelinegro, haciendo que su acompasada respiración alterara más el corazón del contrario. Sonrió al verlo cómodo y susurró: — Soy un tonto por ti. — una vez más. 

Doyoung arrugó su nariz de botoncito, removiéndose un poco al sentir como una cálida y hermosa sensación embriagaba todo su ser, haciendo que su corazón siguiera su latir de manera suave y acompasada. 

Porque Jaehyun podía causar tantas sensaciones en él y de eso no había duda. 

— Lamento por los días que te evité. — habló bajito, acurrucándose adorablemente. — Por haber dudado de ti. 

— No, no te disculpes. Yo creo que estuviste en todo tu derecho. — suspiró. — El problema en un comienzo fui yo. Siempre tuve aquella ideología de que el amor no era más que una pérdida de tiempo, un desorden emocional que al fin y algún día terminaría. 

Jung se separó apenas unos centímetros, esta vez para acunar entre sus manos el precioso rostro de Doyoung. Conectando ambas miradas, y sonriendo levemente por el simple hecho de que el pelinegro también lo hacía. 

— Pero llegaste tú e hiciste que rompiera mis propias reglas. — la mirada de Doyoung brilló, sintiéndose conmovido. — Me descolocaste por completo y comprendí también que alguien como tú merecía lo mejor. Tengo mis defectos, pero aun así quise mejorar aquello para ti, para poder merecerte. — Jaehyun acercó su rostro al del pelinegro, juntando ambas narices y rozando con una dulce sutileza sus labios con los finos belfos contrarios. — Sé que no soy perfecto y que mi manera de ser no fue la mejor antes de que llegaras. Pero cuando te digo que estoy enamorado de ti, es porque en verdad lo estoy y, si antes tenía miedo, ahora no puedo pensar en otra cosa que no sea vivir esta y las demás etapas junto a ti. ¿Me darías tan solo una oportunidad para demostrarlo? 

Doyoung sonrió con algo de emoción y timidez, colocando sus manos sobre las de Jaehyun. — Sí, sí quiero. 

La sonrisa del castaño se hizo más amplia y pidiendo cierto permiso con la mirada fue acortando la distancia. Uniendo ambas bocas en un sincero, acompasado y casto beso. Los brazos de Doyoung rodearon el cuello contrario, elevando un poco el rostro para un mejor acceso, sintiendo las suaves caricias que las manos de Jaehyun hacían sobre sus mejillas. 

Sus corazones tomaron una carrera más agitada, el tacto de sus labios se movían de manera sutil y acompasada, como delicadas caricias en terciopelo. Sus respiraciones se fundieron cálidamente hasta que se les hizo falta el aire. El ósculo culminó con un breve chasquido, ambos mirándose con profundo amor. — Gracias por todo esto. — susurró Jaehyun, abrazándose a la fina cintura del pelinegro y llevando su rostro al cuello adverso.

Doyoung sonrió levemente, con las manos reposando en el pecho del castaño. Una vez más se dio cuenta que estaba equivocado, que a veces hay dificultades cuando uno decide atreverse a realizar nuevas cosas y sentir nuevas experiencias. Pero cuando uno sentía que estaba con la persona correcta, tan solo era cuestión de seguir por aquel extenso y conocido camino; el camino del amor.