꒰ 030.

— Hey, espera un momento. — habló el castaño, siguiendo a Jung por toda la extensión del pasillo.

El mencionado rodó los ojos, estaba cansado de la insistencia de Johnny desde hace ya dos días. Resopló conteniendo su enojo y giró sobre sus talones para encarar al adverso.

— ¿Qué quieres, Suh? — intentó notarse neutral y tranquilo, pero tal vez las facciones de su rostro no demostraban tan bien aquello.

— Yo solo quería avisarte que hablaré con Doyoung. — carraspeó incómodo. — En verdad lamento todo lo que hice, en serio lo lamento.

— ¿Por qué dices esto? — frunció el entrecejo. — No debes preocuparte. A nadie debe interesarle lo que pase y haga con mi vida. Solo déjame tranquilo. — hizo el ademán de irse, más la mano del castaño en su brazo lo detuvo.

— Solo quiero arreglar las cosas. Así como tú me lo dijiste... — se detuvo y dio un leve suspiro. —...Somos humanos y cometemos errores como tal.

Jaehyun hizo un pequeño mohín, lo que Johnny había dicho era muy cierto.

— Lo reconozco, sé que hice mal. — lo miró fijamente, tratando de transmitir la realidad de sus intenciones.

El castaño tenía aún el beneficio de la duda. ¿Podía ser cierto lo que Suh le decía? Ya no sabía que pensar, estaba tan cansado física como mentalmente.

Aquellos dos días después de la discusión con Doyoung fueron realmente complicados. Por más que lo buscaba para darle la verdadera razón de todo, el pelinegro no hacía nada más que evitarlo.

Jaehyun se sentía perdido. ¿Cómo llegaron a tal punto? Si antes al castaño le hubieran dicho que estaría completamente enamorado de un chico totalmente diferente a él, de seguro se reiría estruendosamente. Pero a veces siempre pasa cosas inesperadas. ¿Cierto?

— Solo quería decirlo. — culminó el castaño, soltando a Jung para irse por el camino contrario.

Doyoung dio un suspiro cansino, por fin la clase de Trigonometría había terminado. No quería ver más de fórmulas y números por ese día, su cuerpo pedía a gritos ir a su apartamento y acurrucarse con Daegal. Aquello sí que sonaba perfecto.

Para el pelinegro era extraño, se sentía extraño. ¿Desde cuándo le aburría uno de sus cursos favoritos?

Lo único que podía merodear por su cabeza era todo lo relacionado con Jaehyun. Y realmente se maldecía internamente por eso. Se sentía ridículo por no poder dejar de pensar en aquel castaño y en lo que Ten le había dicho después.

Se sentía confundido, desorientado en las millones de posibilidades de lo que pasaría si hacía algo o no. Sumado a ello, Doyoung tenía algo de vergüenza el conversar o estar cerca de Jaehyun, por lo que se le ocurrió tratar de evitarlo. Siempre se recriminaba el haberle reclamado por algo que no tenía sentido. Después de todo el pelinegro sabía que no había algo oficial o, al menos para él. Y si se ponía a pensar, aquello realmente lo decepcionaba, lo hacía sentir herido.

Suspiró fuertemente, asegurándose como más de mil veces que su vida era un completo desastre. Para Kim todo sería más fácil si nunca se hubiera atrevido salir de su zona de confort, si no habría aceptado el arriesgarse por alguien más en contra de todas sus inseguridades.

Guardó todas sus cosas en la mochila y esperó a que los demás salieron del salón. Se sintió aliviado al notar que el lugar ya estaba vacío y sin más que esperar fue a buscar a Ten en la planta baja de la facultad, específicamente donde estaba el aula de Historia Universal.

Ajustó el tirante de la mochila y empezó a caminar apresuradamente, temiendo chocar con Jaehyun.

— ¡Doyoung! — el nombrado sintió por un momento que se había quedado sin escapatoria, sin embargo pudo reconocer la voz. Suspiró sintiéndose liviano, al menos no era Jung. El pelinegro esperó a que Johnny terminara por acercarse, saludándose ambos de manera amigable.

— Doyoung, necesito que me ayudes con algo.

— ¿Sobre qué? — cuestionó curioso, si bien no era tan cercano al castaño, era su compañero de clase y le tenía cierto aprecio.

— El profesor Byun me pidió que recogiera los exámenes del salón B -097 para llevarlo a la sala de profesores. — carraspeó levemente, esperando a que Doyoung no se negara. — Pero no puedo porque ahora mismo voy para la práctica de natación, no tengo casi nada de tiempo y aún no me he alistado. Por favor, solo por hoy.

Doyoung arrugó su naricita, un tanto disconforme porque la petición del castaño arruinaba el itinerario de su tiempo de descanso.

— Por favor, solo te tomará menos de tres minutos. El aula y la sala de profesores están en el primer piso. Solo gira la perilla ya que no usé su llave. — juntó sus manos y las apegó a su pecho.

— Bueno, supongo que no es algo tan difícil. — habló lentamente, accediendo antes de arrepentirse siquiera.

— ¡Gracias!— Johnny sonrió ampliamente. — El salón ya debe de estar vacío, solo entra y saca el portafolio de exámenes. ¡Gracias! ¡Te debo una!

Sin mas, el castaño tomó su mochila entre sus manos y se fue corriendo al tercer nivel del edificio. Desapareciendo del campo visual de Doyoung.

El pelinegro se encogió de hombros, restándole importancia y yendo de una vez hacia dicho salón. Bajó los escalones uno a uno con pereza, sujetándose de la barandilla mientras por su mente divagaba la preciosa sonrisa del chico por el cual cayó enamorado.

Entró por el segundo pasillo, leyendo la placa de cada puerta. Unos cuantos pasos más por toda la extensión y suspiró aliviado al encontrar dicha aula. La puerta se encontraba levemente abierta, por lo cual solo sujetó la perilla delicadamente, empujando en silencio para no interrumpir a alguien si es que estuviese adentro. Una vez que estuvo dentro, la imagen de un chico de espaldas ante él, lo sorprendió.

— Ten, no encuentro el maldito portafolio.

El pelinegro dio un respingo ante aquella firme y melodiosa voz.

Era Jaehyun.

— Joder, Ten. No juegues y habla. — Jung se quejó estresado y dejó los papeles en el escritorio, dando media vuelta para encarar al contrario. Sus ojos se abrieron desmesuradamente, no creyendo que la presencia de Doyoung frente a él fuera real.

Con tan solo dar un paso, el pelinegro se puso demasiado nervioso, retrocediendo para salir lo más rápido posible. Kim tomó la perilla, pero extrañamente alguien fuera del aula hizo lo mismo, y de un fuerte jalón la cerró por completo. Con las palmas de sus manos, empezó a golpear la puerta, casi con rapidez y desesperación.

— ¡Abran la puerta! ¡Quién quiera que seas, no puedes hacer esto! — elevó la voz, entrando en pánico al estar encerrado solamente con Jaehyun. Su día no podía empeorar.

Jung se acercó al pelinegro y lo tomó delicadamente por la cintura. — Déjamelo a mí.

Ante el contacto, el más bajo se alejó al instante, totalmente ruborizado y apenado.

— ¡Oigan, abran la puerta! ¡No estoy de ánimos para una estúpida broma! — dictaminó tratando de sonar enojado.

— ¡Lo siento, chicos!

Jaehyun maldijo entre dientes, sabiendo a quien le pertenecía aquella suave voz.

— ¡Chittaphon Leechaiyapornkul! — gritó. — ¡¿Es enserio?! ¡No vuelvo a hacerte algún favor!

— Yo también les debo unas disculpas.

— ¿J-Johnny? — preguntó esta vez Doyoung con confusión. ¿Qué clase de estúpido cliché era todo esto?

— Johnny Suh, abre la maldita puerta. — gruñó Jung totalmente fastidiado. — Su maldita broma está incomodando a Doyoung.

El pelinegro bajó la mirada hacia sus manos, sintiendo la cálida y profunda mirada de Jaehyun sobre él.

— No pueden jugar con su bienestar. — agregó.

— Doyoung, en serio lo siento por haberte mentido, pero no puedes alargar algo como esto con Jaehyun. Él en verdad está enamorado de ti. — habló el castaño.

— Suh. — le advirtió el castaño. — No puedes dejarnos aquí. — ignoró lo dicho por el mencionado.

— ¡Cállate, Jung! — defendió Ten. — ¡Doyoung! Solo escucha a Johnny, tiene algo importante que decirte.

El pelinegro algo más que confundido, se puso al lado de Jaehyun y se apegó a la puerta.— ¿Sobre qué?

— Sobre algo estúpido que hizo. ¡Auch! ¡Pero es la verdad! — se escuchó la queja del rubio.

— Bueno... quizás no es la mejor manera de decírtelo, pero debo hacerlo de igual manera con Jaehyun presente.

— No estoy entendiendo nada. — musitó Doyoung.

— La razón es que... Uh, pues yo... — titubeó el castaño.

— ¡AHH, JUNG NO BESÓ A ESA ESTÚPIDA! ¡ESO ES TODO! — se escuchó el grito irritado del rubio en todo aquel lugar. Callando a Johnny y haciendo que el pelinegro se descolocara por completo. ¿Eso era parte de una broma o le decía en serio?

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