《02》
-Estás raro -fue lo primero que le dijo su amigo cuando se lo encontró en la universidad- Dime, ¿qué estás planeando?
-Taehyung -lo llamó y soltó un suspiro- Dejame, no siempre estoy planeando cosas
-Difícil de creer -vio a Jungkook rodar los ojos así que suspiró- Bien, bien. Lo dejo estar, ¿tu brazo está mejor? ¿Pudiste dormir bien?
-Sí, no es como que se hubiese roto ¿sabes?
El día avanzó lento, mientras Jungkook creaba nuevos escenarios cada vez más retorcidos a cada minuto que pasaba. No le hacía bien tratar planes a largo plazo, y todavía quedaban dos horas para poder concretar el encuentro con el señor de la llamada de ayer.
-Te ves ansioso, ¿de verdad no me dirás qué pasa por tu cabeza? -le preguntó Taehyung mientras lo miraba fijamente.
-No, así que deja de preguntar -comió otro poco de su almuerzo evitando la mirada de su amigo.
-Eres insoportable -murmuró desviando la mirada hacia su plato.
Terminaron de comer en silencio y el resto de tiempo pasó aún más lento para Jungkook. Luego de aquel infinito día, finalmente había llegado la hora, eran las cuatro de la tarde, y se encontraba frente a una casa de dos pisos con un patio delantero enorme. Sintió como las piernas le temblaban, pero respiró profundo y tocó el timbre sin pensarlo mucho.
La puerta principal de la casa se abrió y de ella asomó un hombre canoso con anteojos, vestía un chaleco anticuado y un pantalón de vestir. El hombre caminó hasta el portón, quedando de frente a Jungkook. Tenía una mirada penetrante, pero amable.
-Buenas tardes, hijo -le dijo con la misma voz que anteriormente había escuchado por celular.
-Hola -saludó simplemente.
-Pasa, pasa por favor -invitó luego de abrir el portón con sus llaves.
Jungkook lo siguió en silencio, pasando sus manos sudadas por su pantalón, se sentía expectante, su mente desestimaba cada vez más las opciones malas que había contemplado. Entraron y el lugar se le hizo acogedor, a pesar de ser ostentosamente limpio, ordenado, amplio y bello. Efectivamente era una casa de ricos, pero se sentía como si estuviese visitando a sus difuntos abuelos que lo mimaban de pequeño.
-Toma asiento, por favor -le pidió extendiendo su mano hacia uno de los sofás del living.
-Muy bien, ¿de qué va todo esto? -se decidió a preguntar una vez que estuvo acomodado en el sofá.
-Como sabrás por el anuncio, busco a una persona que cumpla la función de acompañante -comenzó- Por supuesto, se te pagará -añadió.
-Claro, es por eso que vine -estaba siendo honesto, pero de todas formas se mordió la lengua. Sintió que la había cagado un poco con su respuesta, más el viejo se rió.
-Está bien, muchacho -lo tranquilizó- Bueno, la única otra información que dejé en el anuncio fue que la compañía era para mi hijo
-Sí, eso es lo que más curiosidad me da -se aclaró la garganta antes de seguir- Su hijo... supongo que es alguien mayor ya, ¿no? ¿Está enfermo?
-Oh, no, no. Para nada, de hecho, ustedes deben tener más o menos la misma edad -tosió un par de veces- Dime, ¿cuántos años tienes?
-Tengo 24, señor -su mente comenzó a divagar a mil por hora, si el chico era alguien de su edad, pero le estaban buscando compañía, entonces o estaba enfermo, o buscaba una puta, y no sabía si podía cumplir con lo segundo, aunque por una suma de dinero coherente quizá...
-Yoongi es solo dos años mayor que tú -interrumpió sus pensamientos el viejo- No está enfermo ni nada, no es que requiera cuidados realmente -aclaró.
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