De regreso en la Tierra
Morty no esperaba que esa noche fuera diferente a cualquier otra noche. Pero lo era, con las luces de la policía parpadeando y los disparos brillantes que contrastaba con la noche, los cuales sólo él parecía notar de todos los demás en su familia.
Un cartel digital apareció justo frente de la ventana de su dormitorio, la luminosidad que separaba al adolescente del sueño, se levantó para echar un vistazo y vió la foto de Rick en el cartel y, tras una inspección más profunda, encontró la foto de su abuelo a lo largo de la ciudad con la policía buscando algo viciosamente.
Él llegó a Morty, Rick debió haber escapado. Estaba sorprendido, pero no realmente, tenía la sensación de que era sólo cuestión de tiempo que su astuto abuelo escapará de allí, pero la parte más impactante de la noche fue cuando Rick irrumpió en su habitación.
—Morty, despierta. -dijó Rick en un susurro.
—Ya ... ya estoy levantado. -respondió-. Las luces me despertaron.
—Ven al garaje conmigo, Morty. -Rick hizo un gesto hacia la puerta de la habitación.
—¿Por qué? -preguntó-. ¿Qué estás haciendo?
—Vamos, Morty. -arrastró a su nieto al garaje con él, teniendo cuidado de no despertar a los otros miembros de la familia.
Una vez en el garaje, Rick se arrodilló bajo su banco de trabajo y sacó una lata de tamaño mediano.
—Rick, ¿Qué estás haciendo? -dijó el menor-. ¿Qué diablos está pasando?
—Mantente abajo, Morty. -respondió-. Harás que nos atrapen. -rebuscó en la lata y sacó algo-. Y esto hará que las cosas sean mucho mejor.
Morty escuchó a Rick desatornillar algo y tomar varios tragos largos.
—¿Es un frasco?
—Yep. -Rick eructo-. ¡Así está -eructo- mucho mejor!
—Que tonto eres. -dijó Morty-. Si viniste aquí a beber, ¿Por qué te has molestado en escapar?
—¡Relájate, Mo -eructo- orty! -dijó y tomó un par de gafas, colocándolas sobre sus ojos-. ¡Vine aquí por -eructo- esto! -se quitó las gafas de un tirón y sacó su pistola de portales.
—¿Estás diciendo que vamos a otra Tierra?
—Sí. -creó un portal delante del par-. Elegí un universo donde nunca fui a la cárcel y ambos morimos en esa época.
—P-pero ¿Qué pasa con mi familia actual? -preguntó Morty.
—Morty, has hecho esto antes. -agregó-. Sólo hazlo de nuevo.
“Hazlo de nuevo”, nunca fue tan fácil para Morty. Pero de todos modos asintió y paseó por el portal tras su abuelo hacía una nueva Tierra.
—Aquí estamos. -anunció-. ¡Bienvenido al paraíso!
—Apenas. -murmuró.
Los dos llegaron al garaje, como la última vez, pero encontraron a Rick, sólo con la cabeza en el banco de trabajo. El científico se acercó a su yo alterno muerto e inspeccionó el cuerpo.
-Un envenenamiento por alcohol, bastardo tonto.
—Sabes que bebes tanto como ese Rick, ¿Verdad? -preguntó su nieto.
—La diferencia es que yo no soy un idiota.
Contestó mientras se quitaba la bata de laboratorio del cuerpo, el cual estaba cubierto con su mono de prisión de color naranja manchado de sangre, sacando el frasco del bolsillo y bebiendo de él.
—¿Estás haciendo eso seriamente? -gritó incrédulo-. ¿No es así de g-grave robar algo?
—Crece, Morty. -se burló-. ¿No es -eructo- como los buscadores de los buscadores o cualquier cosa que te hayan enseñado en la escuela?
Morty suspiró ante la terquedad de su abuelo.
—Supongo que debo ir a buscar mi cuerpo.
Entró en la casa y subió a su habitación para encontrar una visión que hizo que el bilis llegara a su garganta y se derrumbará hasta las rodillas. Lo que tenía en frente era su yo alternativo, el cual se balanceaba ligeramente desde el techo, una silla tirada en el suelo debajo del chico muerto, el cual tenía el cuello en una soga hecha de sábanas. Rick se había escondido detrás de su nieto para presenciar también la atrocidad.
—Jesucristo Morty... -gruñó-. Buena suerte quitándolo.
El nombrado dirigió a su abuelo una mirada furiosa que no recibió respuesta. Su expresión rápidamente se convirtió en una de depresión cuando se subió a su cama para alcanzar la soga y desatarla, para que acto seguido el cuerpo se derrumbará al suelo como un saco de papas. Una vez que el dúo reunió sus cuerpos ellos, casi ritualisticamente, enterraron su yo alterno y se fueron cada uno a su cuarto a dormir en sus respectivas camas para reanudar la vida normal por la mañana.
Morty se encontraba mirando el techo en su cama como todas las noche, internet lo aburría después de unas horas, no tenía amigos como para hablar con ellos en línea y no quería bajar a ver televisión, sus padres seguramente estarían discutiendo en la cocina. No estaba de ánimos para escuchar peleas, pensó en ir al garaje a ver si estaba Rick, pero por la hora seguramente estaba tan dormido que ni siquiera lo notaria. Decidió tratar de dormir. Paso una noche de mierda, se giró varias veces hasta conciliar el sueño.
A la mañana siguiente se levantó temprano y sólo él estaba despierto, prendió la televisión y la miraba sin préstarle mucha atención realmente.
Por la calle pasó un grupo de chicos hablando animadamente, Morty los observó con tristeza a través de la ventana, él sabia que nunca iba a estar así con amigos, no era bueno tratando con personas, se sentía incómodo y no era una persona muy divertida como para que lo tomen en cuenta para salir a reuniones o fiestas.
Siguió mirando a los chicos hasta que se perdieron de su campo de visión y suspiró. El programa ya había terminado y no lo había notado, apagó la televisión y fue a desayunar. Le pareció extraño que su familia no estuviera levantada todavía, recordó que era sábado y seguramente seguirían dormidos. Tomó un plátano de la mesa de la cocina y se fue a su habitación.
Empezó a ordenar un poco y luego se aburrió. Se puso a ver de nuevo el techo, del cual había contado infinidad de veces las telarañas que colgaban. Quería ver a Rick, más que eso, quería hablar con alguien, notó que era con el único que hablaba a diario, con sus padres sólo eran conversaciones de mesa y por compromiso y con su hermana, hablaba poco y nada.
Escucho ruidos en la cocina, sus padres se habían levantado, su madre le reprochó algo a Jerry y este se quejó.
—Perfecto, primera discusión del día. -dijó para si mismo mientras se tapaba la cabeza con la almohada, empezando a quedarse dormido.
Pero para mala suerte del muchacho castaño su hermana abrió la puerta de su habitación para avisarle que baje a desayunar.
—Ya comí un plátano hace un rato.
—Tienes que bajar igual, Morty.
Se levantó sin ganas de la cama y bajó las escaleras, sentándose en la mesa. Su madre hablaba por celular, debía ir a la veterinaria por lo que pudo escuchar, Jerry jugaba con la tablet y Summer estaba con su celular. Morty simplemente se quedó mirando su plato, no tenía hambre. En ese momento Rick hizo aparición y se sentó también en la mesa, se empezó a quejar de su horrible jaqueca y siguió bebiendo de su botella.
—Morty, ¿Te ocurre algo? -preguntó su madre.
—No, sólo no tengo hambre.
—¿Cómo te esta yendo en la escuela? -habló Jerry sin dejar de mirar su aparato.
-Bien, papá.
Ya sabia de memoria lo que respondería, siempre le preguntaban lo mismo y él respondía lo mismo, eso lo hacía sentir horrible.
—Morty algo te pasa, tienes cara de trasero. -dijó Rick en tono burlón.
El menor sólo lo ignoró y cambio un poco su expresión, estuvo esperando desde la noche anterior para hablar con él sobre lo sucedido, la única persona a la que parecía importarle un poco y lo único que le dijo era que tenía cara de trasero. Sin decir palabra alguna se levanto de la mesa y se fue a su habitación. Todos los demás se miraron entre ellos con clara confusión ante la acción del muchacho.
—Ese chico esta cada vez más raro. -comentó Rick y siguió bebiendo como si nada.
Rick había notado desde hacía algún tiempo, mejor dicho desde que bebía un poco menos en el desayuno por culpa de sus horribles jaquecas, que Morty siempre respondía igual a las preguntas de sus padres y estos parecían no notarlo o no importarles, le parecía más lógico lo segundo.
También noto que en sus últimas aventuras parecía más distante y distraído, Rick hacía sus clásicos chistes y este parecía reír por compromiso. ¿Qué le ocurría a ese idiota? No es que le importará, pero podía poner en riesgo sus traseros al salir de aventuras si estaba tan distraído. Ya debía dejar de pensar, esas jaquecas le estaban matando. Pensó mientras seguía ordenando sus inventos en el garaje. Se dio cuenta que en el estante faltaba una de sus botellas de licor.
—Ese niño… -murmuró, bastante molesto-. ¡Morty ven aquí! ¿Rompiste una de mis botellas de licor? Si es así pateare tu pequeño trasero. -gritó desde el garaje, pero Morty no respondió.
Empezó a subir las escaleras, hacia demasiado calor, llegó todo sudado y bastante molesto arriba. Fue a golpear la puerta de la habitación de su nieto.
—¿Morty acaso estas sordo? Te estoy llamando. -gritó de nuevo
Abrió la puerta y vio a Morty sentado en su cama, mirándole nervioso y con un sweater puesto.
—¿No me escuchaste, cara de trasero, cuando te grite desde el garaje?
—Lo siento Rick, estaba escuchando música. -dijó Morty bastante nervioso.
¿Qué demonios le pasaba a ese niño y porque lleva puesto un sweater con el calor que podía llegar a asarlos? Aparte de raro ya se chiflo, oensó Rick mientras lo miraba de brazos cruzados.
—Voy al grano, Morty, ¿Acaso se te rompió una de las botellas de licor de mi estante?
—No, Rick yo no tocaría tus cosas sin permiso. -dijó más nervioso y sudando.
—Por cierto, ¿Te puedes sacar ese maldito sweater? Me incomoda hablar contigo todo rojo y sudado.
Morty quedo pensativo por un segundo.
—No, tengo frío.
Pensó por un segundo que su nieto ya había perdido la cabeza, viajar por dimensiones le afectó, tal vez debía cambiar su cupón por otro Morty.
—Como gustes, Morty.
Y sin agregar algo más, salió de la habitación cerrando la puerta. Pudo escuchar como Morty suspiraba.
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