Kogoro x Eri ❤️🩹
Sin preocuparse de tener que disimular, o de si le regañarían por grosero, Kogoro se dio el placer de bostezar ampliamente. Al fin y al cabo estaba sólo en su agencia de detectives, ya que Ran se había marchado en una cita con ese molesto Detective Adolescente. Echó los brazos hacia atrás de su cabeza a la vez que su boca se abría de par en par, y pudo notar como su espalda crujía en protesta por lo repentino del movimiento.
Cuando terminó de estirarse apoyó la barbilla en su mano y miró la televisión que estaba frente a él. Aunque estaba encendida, el volumen había sido quitado, de modo que silenciosas figuras danzaron ante sus ojos. Eso no le importó a Kogoro, ya que no tenía un interés particular en saber qué decían. Sólo quería que el tiempo pasase.
Estaba aburrido, muy aburrido.
En la última semana no había surgido ningún caso nuevo que hubiera requerido de su intervención, y tampoco el inspector Megure le había pedido ayuda. Los medios de comunicación hacia tiempo que no le solicitaban entrevistas, de modo que los días pasaban sin que el teléfono de su oficina sonara.
Estaba pensando si bajar al café Poirot a tomar un café y tal vez uno de los dulces que Azusa preparaba, mientras otro pequeño bostezó salió de su boca y unas pequeñas lagrimillas escapaban de sus ojos, cuando la puerta de la agencia se abrió con brusquedad y la persona que menos le apetecía ver en ese momento apareció.
- ¡Kogoro! - exclamó Eri Kisaki.
El potente grito de su ex esposa al entrar en la habitación casi hace que el hombre se cayese de la silla. Pero sus reflejos actuaron por instinto esta vez, y pudo enderezarse a tiempo de evitar la caida.
- ¡Eri! - se sorprendió al ver a la abogada allí, y luego su gesto se torció, no podía ser para nada bueno - ¿Qué haces aquí?
- ¿No sabes qué hago aquí? - Eri se acercó a la mesa con pasos fuertes y golpeó la madera con las palmas de las manos - ¿¡De verdad no lo sabes!?
- ¡No, no lo sé! - Kogoro se levantó de la silla y enfrentó a su ex esposa - ¡Apareces así de repente... Gritando...!
- Tú nunca cambiarás, ¿eh, Kogoro? - un chasquido de la lengua de Kogoro le indicó que al hombre le daba igual lo que pensase de él.
Retrocediendo unos pasos, la abogada se cruzó de brazos y dejó que la mirada se pasease por la agencia. Todo estaba bastante recogido para su sorpresa, pero conociendo a su ex marido como le conocía, estaba claro que era mérito de su hija - Por cierto... ¿Dónde está Ran?
- Salió con Shinichi Kudo hace un rato - Kogoro se volvió a dejar caer sobre la silla, sin dejar de tener el ceño fruncido.
- Nunca me ha gustado que ese chico rondara tanto a nuestra hija.
- La verdad es que a mí tampoco. Es engreído, sabelotodo...
- ¿Y por qué la dejas salir con él entonces?
- ¡Como si yo pudiera evitarlo! En ese tema Ran no me escucha en absoluto. Es como hablarle a la pared.
- En lo cabezota ha salido a tí desde luego.
- ¡Ni que tú fueras menos terca!
Una sonrisa fugaz pasó por los labios de Eri, apenas fue una sombra, tanto que Kogoro ni se dio cuenta.
- Nos vemos otro día Kogoro. Dile a Ran que me llame para que charlemos un rato - dijo de repente la abogada, para acto seguido marcharse de la agencia Mouri con pasos rápidos.
Una vez más, Kogoro chasqueó la lengua y cogió un cigarrillo.
- ¿Qué demonios fue todo eso? Esta mujer siempre tan molesta. Viene aquí de repente, y en vez de pedir las cosas con amabilidad... A todo esto, ¿qué era lo que quería?
Kogoro se quedó pensativo, exhalando largo y profundo el humo del tabaco, intentando pensar qué demonios había ido Eri a hacer a la agencia, sin fijarse en el pequeño bombón de chocolate que había ahora en una esquina de su mesa.
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