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-¿Hablas en serio? -no podía evitar mostrar la incredulidad en mis palabras.

Asintió- ¿Crees qué no debería? -no tenía las palabras correctas, ni siquiera sabría por dónde empezar a brindarle consejos o seguridad. Ya que siempre fue ella quien me lo brindo a mi.

Sin saber que más hacer, tomé su mano y la apreté con seguridad, una que honestamente, no sé de dónde provenía.

-Sé que el amor no es tan hermoso como se lo describe generalmente. Muy al contrario, te estruja el corazón y te hace pasar noches en vela llorando. Pero el caso es... que cuando se ama a una persona, te vuelves un completo idiota, y deseas solo estar al lado de ella, sin importar todo lo que has sufrido.

Y esas si que son palabras emotivas, llenas de conmoción y verdadero sentido, un combo genuinamente vivido para ella. Desconocidas para mí, pero aún dolorosas dagas para el pecho de Yerin, luego de aquella desilusionadora traición.

-Unnie, escucha, no es algo que yo pueda decirte... pero creo, que te estas muriendo por imaginarte una nueva vuelta. -me encogí de hombros con sinceridad- Asi que la decisión será tuya, no escuches al resto, no pienses en el resto. Tomate el tiempo a solas, analiza con la cabeza fría; y solo has lo que desees.

Sus ojos se cristalizaron y no dudo en abalanzarse encima del sillón directo a mi persona, abrazándome con fuerzas y dando indiscretos besos por toda mi cara. Ocasionando una risa genuina en mis labios.

(....)

-Es el día. -baje la mirada ante su atención silenciosa.

-No debes hacerlo hoy. Sólo... -alce el rostro y contemple sus ojos.

-Lo hare, tú lo dijiste. La decisión es mía... aunque me disguste. -reconocí con honestidad.

-En ese caso, estoy muy orgulloso de ti. -una bella sonrisa se formó en sus labios, iluminando su semblante, cautivando mi atención- Porque no es tóxico decir lo que sientes. Al contrario, es un acto de valentía y amor propio.

-Director, -él volteo ante la voz de Tae unnie- necesito que firmes unos papeles referentes a la entrega del material bibliotecario.

-Entiendo. -ella asintió para dedicarme una sonrisa y avanzar. Él volteo a verme, pero en ningún momento aparte mis ojos de su semblante.

-Sé que harás lo mejor, no dudes de ti misma. Date la oportunidad de algo nuevo, de sanar y soltar las heridas vividas. Porque estoy seguro de que lo conseguirás, ya que eres una joven fuerte. Ánimo Sojung. -acarició mi cabeza para con una leve sonrisa avanzar, alejándose de mi persona.

Ladee la cabeza siguiéndole con la mirada, no volteo y agradecía que no lo hiciera; porque honestamente, logre sentir el calor en mis mejillas, y no dudo en aquel palpitar irregular sobre mi pecho. Avergonzándome, confundiéndome aún más.

No podía quedarme ahí de pie, observando su ancha espalda como una idiota inconsciente. Y sin más, me forcé a voltear, alejándome de su oficina, en dirección a la sala de Joy unnie. Quien al verme en su oficina, no pudo ocultar su grata sonrisa.

-Siento que el mundo está rodeado por dos tipos de personas. Los que superan su pena, y avanzan; y aquellos que... solo descienden en una especie de -negué cabizbaja- eterna miseria.

-¿Pero no crees qué es un avance? Te estas abriendo y déjame decirte, que sólo debes de darle tiempo a la herida.

-¿Cuánto tiempo? -alce la mirada, consternada, pérdida y extraviada. No me fue nada sencillo contarle todo lo vivido a una completa desconocida, no me fue fácil como suelen decir- Creí que al avanzar, seguir con mis clases rutinarias, las de refuerzo y ser de ayudar cada día, la pena se iría... -negué- pero no fue asi.

-La comportamientacion funciona sí, pero solo por un tiempo. La verdadera sanidad comienza cuando tomas el valor de exteriorizarlo.

-Pero recuerdo cada palabra... -desvié la mirada aturdida por la nostalgia del desdichado suceso.

-So, si quieres sentirte mejor, el mejor consejo que puedo brindarte, es que no controles el proceso, debes de sufrirlo asi.

-Pero no consigo descansar como es debido. Al cerrar los ojos, logro verlo... en el mismo maldito lugar. Con sus manos reteniendo mis muñecas, y su aliento chocando contra la piel sensible de mi cuello -apreté mis puños sobre la falda escolar con fuerza- y... y-yo, no sé si quiero sufrir esa pena "libremente."

-Sé que es difícil, -dejó a un lado sus carpetas, poniéndose de pie, acercándose hasta mí- sé que no podrás olvidarlo de la noche a la mañana. Pero debes de afrontarlo, este es el primer paso, -se puso de cuclillas delante de mí, tomando con suavidad el puño formado por la ira- y debes de estar muy orgullosa de ti misma.

-¿Y cuál es el segundo paso?

-Habrá tiempo para eso. -sonó dulce y suave, pero presentía algo, por ende levante la mirada, confrontando sus dulces ojos de compasión.

-Mientras más rápido avance, más pronto podre sanar. -negué levemente- Ya no quiero engañarme a mí misma, pensando que todo estará bien. Por favor, unnie, dime, ¿qué sigue? -sus labios formaron una débil curva, apretándose con pena. Y descubrí la dificultad que requería, a mi pesar.

-El segundo paso, es conversarlo con la familia. -negué rotundamente, asustándome por auto reflejo, más ella apretó mi mano con seguridad- So, escúchame, descuida, no hay necesidad de apresurarse. Te lo dije, hoy diste un gran paso. -acarició mi mejilla con ternura, cual madre comprensiva.

Afecto del que últimamente carecía, por lo que me sentí extraviada, pero a su vez, reconfortada. Lágrimas quisieron brotar, más no podía, no quería dejarlas fluir; y es que me prohibí derramar una lagrima mientras narraba mi tragedia.

-No te diré que no llores, porque no todas las lágrimas son malas. Sojung, aprende a mostrar tus emociones tal cual las sientas. No te prives más.

Pero me contuve, lo hice, aunque deseba sollozar desgarradoramente sobre su pecho, por primera vez en tanto tiempo... porque el despertar cada día con un maldito nudo sobre el pecho, forzándome de cualquier forma para salir de la cama y mostrar una faceta "fuerte" no está sirviendo, puesto que me sigo derrumbando internamente en silencio.

(....)

El inicio de primera hora fue tortuoso, incluso la llegada del profesor Jeon, quien deslumbra de alegría y optimismo en cada una de sus horas, se veía algo distraído y ligeramente apagado.

Su atuendo era bastante peculiar, vestia completamente de negro. Lucía apagado.

Ni siquiera tenía el coraje de mantener la mirada, no deseaba ser una carga para él y tomé la decisión de declararme una perdedora con sinceridad.

-"Toma una sonrisa, regálala a quien nunca la ha tenido. Toma un rayo de sol, hazlo volar allá en donde reina la noche. Descubre una fuente, has bañar a quien vive en el barro. Toma una lágrima, ponla en el rostro de quien nunca ha llorado. Toma un poco de valentía, ponla en el ánimo de quien no sabe luchar. Descubre la vida, nárrala a quien no sabe entenderla. Toma la esperanza y vive en su luz. Toma la bondad y dónala a quien no sabe donar. Descubre el amor, y hazlo conocer al mundo."

-Gracias Momo, realmente un lindo trabajo. -declaro con sinceridad y una leve sonrisa en sus labios, la mencionada le miro con ojos de gratitud.

Pequeño detalle que acepto, si, llamó mi atención por completo, sin poder comprender a que se debía aquella conexión particular. Y es que analizándolo, desde aquella fuerte pelea que ambas padecimos, y él presenció... algo cambio rotundamente en ella.

-Es una buena forma de mencionar, que la mariposa debe recordarse, que alguna vez fue gusano. -terminó de exponer su punto la japonesa, ante la aprobación del mayor.

Llenándome de unas inmensas inseguridades que no deseaba padecer.

(....)

El timbre dio honor al receso, me levante del pupitre despacio, extraviada en mis propios pensamientos, sin necesidad de contemplar mi entorno.

Ignorando los comentarios del pasillo, salteando las miradas indescriptibles de Sinb hacia mi persona, y olvidándome por un momento del instituto en sí.

Solo tenía una duda en mi mente, un solo consejo rotundo, planteándose una y otra vez. Generando que mi cuerpo se descompense ante la idea.

De pronto, mi pecho brinco del susto, observé mi muñeca sujetada por la mano de un hombre, alce la mirada y voltee, encontrándome con el rostro de Hobi a mi lado. Devolviéndome la seguridad al cuerpo.

-Lo siento, no quise asustarte, es solo que te estuve llamando, pero no parecías oírme.

-Lo siento, estoy algo perdida.

-Ya veo, ¿quieres hablarlo? -dude unos segundos y el pareció percatarse de ello, soltando el agarre me dedicó una preciosa sonrisa- No te preocupes, no es necesario...

Suelo cubrir con una sonrisa mis prisiones interiores, pero aún sigo sufriendo.

-Hay días en que el mundo se vuelve pesado. Demasiado. -sonreí con pena, ante su atenta mirada- He tenido demasiadas noches sin dormir, evitando una simple cuestión. Pero ahora... replanteándomelo, no se que debería de hacer. Puesto que necesito cerrar un ciclo, una herida. Pero la duda me está matando. ¿Qué debería de hacer?

Hoseok guardó silencio contemplando sus ojos, brillantes de inseguridad y nostálgico dolor, recordándole su propio secreto, su resplandeciente odio asi mismo por las malas decisiones que tomó en el momento. Dudo en decirlo, pero ella se abrió, mínimamente, pero lo hizo, le confió un pequeño pedazo de su corazón y aunque no estaba seguro de si se trataba del caso de Sehun; quiso aconsejarle como hubiese deseado que lo hicieran con él.

-Solo te hare una pregunta al respecto, ¿quieres ganar? -ella frunció el ceño consternada por la redoble de apuesta que surgio del tema, pero asintió- Entonces deja de huir, deja de esconderte. Sojung, si no tienes el coraje de entrar en aquel campo de batallas, solo seguirás gruñendo de lejos.

Palabras duras y dolorosas, palabras sinceras y natas, un simple consejo que guardaba memorias ocultas y un notable cambio de actitud por su parte. Uno que deseaba, hubiese cambiado las cosas en el pasado, pero solo era "si tal vez", que se estancaba en la memoria y en el "si hubiera sido".

Porque el pasado no se puede cambiar y aunque le duela, él lo comprendió a las malas.

(....)

-¿Entonces irán? -pregunto Bunny observando nuestras miradas. No pudimos evitar sonreír.

-¿Piensas que perderé la oportunidad de ver tus piernas? -ella rodó los ojos, pero conseguí una sonrisa en sus labios.

-El final está a la vuelta de la esquina, ya tienes la fecha establecida. -comentó Sinb al lado de Hoseok- Mí padre está entusiasmado. -aquel último comentario genero cólera en la más baja de estatura, odiándose por lo que le hizo a su familia.

-También iremos, ¿verdad So? -pregunto Hoseok viendo a la más alta, quien aún algo perdida, brindó una leve sonrisa.

-Eso quisiera, pero no puedo prometerte nada Eun. Aún asi, hare todo lo posible por estar ahí, animándote. -la menor se abalanzó sobre ella para abrazarla entusiasmada.

Observé a los chicos con cautela, ambos se veían algo aislados, Hoseok sonreía pero sus ojos escondían algo. Sinb por su parte, no alejaba aquel semblante de pena y vergüenza. Por parte de la más alta, se veía perdida en su propio mundo. Y Eunbi, como siempre sonreía, animando el ambiente, pero sus dedos chocando entre sí, denotando el nerviosismo que padeció todo el bendito día, pero sin decir una palabra al respecto.

El bus hizo acto de presencia, pero observé un detalle que llamo mi atención por completo.

-Nam, ¿no subes? -preguntó Hoseok, Eun volteó a verme y le dedique una sonrisa.

-Recordé algo que debo de hacer por la zona. Nos vemos mañana y cuenta el sábado conmigo linda. -me despedí con la mano, observando como el bus avanzó lejos de la parada.

Y sin perder más tiempo, aproveche la luz roja del semáforo, cruzando de vereda, en dirección donde vi que la encantadora enfermera marcho.

Tal cual Jeon comentó alguna vez, el amor es velar por el otro, sin esperar nada a cambio; semanas antes, no hubiese sido capaz de comprender el término en su plenitud. Pero ahora, aunque no me consideró completamente seguro al respecto, y pretendo que lo tengo todo bajo mi control; al tenerla de pie frente a mí, todo recobra un poco más de sentido...

Es decir, la forma en que papá contempla con sus ojos aquella mujer, con aquel brillo en su mirada, pese a todos sus errores y elecciones de vida. Creó, recobra una pizca de sentido en este momento.

Porque de alguna u otra forma, nunca consigues darte cuenta de lo mal que llegaron a tratarte, en aquel ámbito flamante al que denominamos "cariño y amor", hasta que llega alguien que te trata bien, se preocupa y es sincera contigo.

Más no sabes cómo reaccionar ante semejanza de cariño, porque no llegas a comprender, que exista una persona que vele por tu bienestar y desee cuidarte sin ninguna doble intención.

-¿Qué...? Namjoon. -sus ojos se abrieron al percatarse de mi presencia, la cual no dudo en tomar todas aquellas bolsas y avanzar- ¿Qué crees que estás haciendo? -más no respondí- Namjoon, Kim, Kim...

Sonreí al escuchar sus apresurados pasos detrás de mí, los cuales se esmeraban en quitarme las bolsas de las manos más terminaban incumpliendo su cometido, sin un ápice de éxito en sus vanos intentos.

-Andando, te acompañare a tu casa. Necesitas ayuda. -guiñe un ojo y la observé con un mohín de disgusto en su rostro, avanzar, dándome la espalda y permitiéndome una encantadora vista trasera.

Una sonrisa tonta se formó en mis labios al avanzar unos pocos centímetros por detrás. Era mi jueves de suerte.

(....)

El sábado llegó en un simple parpadear, deseaba quedarme en casa, pero debía de alejarme, tenía que despejar mi mente. Merecía al menos, brindarme un poco de paz.

-¿Dónde vas? -una simple pregunta, pero llena de autoridad, repleta de control sobre mis hombros. Voltee encontrándome con aquellos ojos oscuros y fríos que alguna vez me brindaron calor.

-Papá, hoy es la penúltima ronda del espectáculo donde participa Eunbi, quiero apoyarla en esto. -medito unos segundos mis palabras.

Más la negativa fue rotunda- No iras.

-¿Por qué no? -pregunte más en modo de súplica que de interrogatorio; pero como siempre, solo se alejó de las escaleras, rumbo al comedor y no pude evitar seguirle- ¿Por qué siempre huyes de mí? Dime, ¿qué es lo que te preguntas frecuentemente en la mente al verme? Quiero saberlo, necesito saberlo.

-No te incumbe. -se acercó a la heladera para tomar una botella de agua y dirigirse a la alacena, en busca de un vaso.

Debería renunciar, no tiene sentido lo sé muy bien, pero necesito hacerlo.

-En serio, ¿eso crees? -no respondió, solo aprecie su espalda- Por favor, papá, mírame y dímelo, ¿qué es exactamente lo que estas callándote? Porque es evidente que no te atreves a soltar todo lo que piensas de mi ahora.

-No tienes idea de lo que hablas, asi que guarda silencio. -no podía considerar aquello como un grito, pero definitivamente alzó su timbre de voz, en busca de mantener todo bajo su control.

-No lo haré, ¿por qué debería? -las palabras de Joy y Hobi aún resuenan en mis tímpanos, lo han hecho durante las curentaiocho horas- Solo quieres ahogarme, acabar conmigo. Enterrar la parte de mí que no es agradable ante tus ojos, deseas mudarme por completo.

-Cierra la boca... es mi última palabra.

-¿O qué? -se que nada bueno vendra de esta confrontación, pero llegue al límite de su silencio- Admítelo, quieres que sea la muñequita perfecta de papá y de tu vida, aquella que brilla de encantos perfectos. Quieres acabar conmigo, tu propia hija... -sonreí maliciosamente- dime porqué, anda, anímate. ¡No seas tan cobarde!

-¡Cierra esa boca tuya! -arrojó el vaso, asustándome por completo y volteó a verme enfurecido.

Los pasos apresurados de alguien se hicieron sentir, mamá figuro en la puerta de entrada con un rostro aséptico y aterrorizado. No dudo en acercarse hasta el hombre delante de aquellos pedazos de vidrio.

-¿Qué está pasando aquí?, ¿por qué tanto alboroto? -observo al señor Bae frente a ella.

-Tu hija se esmera en hacerme perder la paciencia. -"tú hija" era lo único que retumbo en mis tímpanos en aquel momento, privándome de aquello que mamá se emcontraba diciendo, hasta que capto mi atención.

-Sojung. -me observó con sus ojos bien abiertos- Debes de calmarte, ¿por qué alteras a tu padre?

-¿Yo? -negué levemente, conteniendo el nudo en mi garganta- Me encuentro bastante tranquila, de hecho, como nunca antes. Es sólo que el señor de la casa no quiere oírlo, todos lo sabíamos desde ese momento, -me dirigí directamente a él- que te derrumbarías y no podrías ocultarlo por siempre detrás de una cortina de humo. -sus ojos reflejaban furia mal contenida, más no me importo- Asi que anda, dime honestamente de una maldita vez, ¿qué es lo quieres de mí?

Sus pasos fueron firmes, mamá no pudo detenerlo, por más que lo intentó en sobre manera. Ante la inminente autoridad que desprende su fortaleza... mis extremidades se congelan cada vez más, manteniéndome presionada, mis ojos no pueden cerrarse en busca de calma, ni siquiera un parpadeo, porque sí, estoy asustada.

-Tu dímelo, niña inteligente. -sentí tal hostilidad en sus palabras, enceguecido por el desprecio y el fraude. Mostrándose predispuesto a tragarme entera si era lo que deseaba.

-Todos sabemos que amas el control, que lo deseas a tu forma, y te niegas a ver el cielo cargado sobre tu cabeza. -mi pecho no deja de bombear frenéticamente, angustiado y decepcionado por la forma en que me hace sentir. La maldita villana- Pero escucha mi consejo, no intentes domesticar a la tormenta... porque no lo conseguirás, papá.

Fue cuando a duras penas volví a comprender, que cuando cruzas una línea, siempre habrá consecuencias.

Los gritos de mamá fueron lo último que llegue a oír, puesto que mi corazón comenzó a latir cual tambor. Impidiendome reaccionar al respecto.

Y asi lo comprendí con claridad, la caza recién comienza, puesto que los de a fuera no son el verdadero problema; más bien son la mísera entrada del plato. Ya que la llegada del comensal recién se abre paso con el plato principal, y en esta ocasión, se trata de los tuyos. De tu propia familia... la cual pierde la cordura, manifestándose como simples monstruos. Dispuestos a atacar sin una pizcas de emoción.

-¡Déjala ya! Cariño, por favor basta, cariño... -lo sujetaba desde la cintura- Maldición, ¡es tu hija! -de repente sus golpes cesaron y observé a duras penas una pequeña pizca de sensatez y horror en sus ojos- ¿¡Estás loco!? -mamá sollozaba angustiada, ante tal brutalidad; por su parte, él desvió su mirada directo hacia sus manos, y aquellos nudillos enrojecidos.

-Yo-yo... -contemplando sus manos entumecidas por la misma vergüenza que embriaga aquel debastador sentimiento.

-Te-ten compasión... -mamá se dejó caer al suelo sobre sus rodillas, aflojando el agarre, dando leves golpes en sus largas piernas- es nuestra hija... ¿Cómo puedes...? -él desvió su atención a mí, y observé el inconfundible dolor en sus ojos, pero era tarde, demasiado tarde.

(....)

El turno de Eunbi no tardaba, Taehyung se encontraba de pie a mi lado, y era el momento exacto para exponerle mis sentimientos.

-Tae yo... tengo algo que decirte. -él volteó prestando suma atención a mis palabras, pero las dudas volvían a carcomer, sin embargo, las palabras de mi pequeña hermanita fueron la fuerza de arranque que necesitaba- Quiero que... -su teléfono sonó repentinamente.

-Lo siento, es mi madre. -asentí dispuesta a darle su espacio, más tomó mi brazo, pidiendo que me quedara a su lado- Mamá... -pero supuse que algo andaba mal, pues sus ojos se intensificaron y su semblante decayó en la preocupación absoluta- ¿Qué ocurre?, ¿por qué te escuchas asi? Cálmate y háblame más despacio... de-de acuerdo, voy para allá. -corto con temor y volvió a verme.

-Ve, descuida, parece urgente.

-Asi es, lo siento mucho Yerin. -besó mi frente y se alejó casi corriendo.

Mi corazón palpito con temor, deseando que no sea nada tan grave.

Observé a Sinb en compañía de Jackson, a su lado se encontraba un Namjoon encantador y claramente, demasiado alegre. Observé a Hoseok acercándose por la derecha, y no dude en acortar nuestra distancia.

-Oh, hola nonna. -reverencio al levantar su vista del teléfono. Negué para dedicarle una sonrisa.

-Hobi, dime algo, ¿has visto a Sojung? -pregunte preocupada, y su sonrisa disminuyó considerablemente.

-Me mandó un mensaje, no podrá llegar. Pero dijo que se encuentra animando a Eunbi con todo su corazón. -por algún motivo sé que algo tambien le preocupo de aquel mensaje.

Más no pude preguntar, puesto que el presentador abrió el telón para mi dulce hermanita. Quien debía de interpretar una canción en todo su esplendor.








Dedicado:

ateneaestabridis1

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