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-“Preciosa dama, retira tus ropas costosas, de tu gloria ya no estarás orgullosa. Despréndete de todo tu deleite carnal, esta noche te he venido a llevar.”

Sonreí- Una balada del siglo XVII, un dialogo entre la muerte y una dama. Interesante. –se encogió de hombros con una sínica sonrisa entre sus labios- Bien, coméntame, ¿Por qué la elegiste? –más guardo silencio ante la atenta mirada del grupo- ¿Alguno sabe de qué trata?

-Es una mujer rogándole a la muerte por vivir. –completo  Jongdae a su lado, y sonreí ante el comentario simplista.

-Muy bien, pero al parecer aquel que debía de hacer su tarea solo tuvo interés en el acceso a internet. Es una pena. –volví mis ojos a el- Sehun, solo marcaste “muerte” en el buscador, ¿verdad? –las risas del salón b no tardaron en hacerse oír.

-Las conversaciones con la muerte dan miedo. –comento Rose a Jennie por lo bajo, mas logre oírla.

-De hecho los diálogos entre la muerte y sus víctimas eran temas muy artísticos en pleno renacimiento. –me acomode mejor sobre la mesa del escritorio, teniendo una imagen completa del salón.

-“Da lo mismo que estés callada, no hay tiempo para disputas vanas. Tus riquezas, oro, diamantes, las joyas brillaran, tu casa y tierra de nuevos dueños serán.” –sonreí ante el conocimiento de Jongdae, quien con su vista gacha, lejos de la mía, recitaba de memoria un buen dialogo, en particular, creo el mejor. 

-¿Qué significa? –Jennie fue la única dispuesta a preguntar, con su rostro confuso y autentica curiosidad en sus palabras.

Asentí- Buena pregunta Kim. –esta sonrió- Chen, ¿qué crees que signifique?

-En un punto, la mujer intenta sobornar a la muerte. –alzo la mirada, con ojos oscurecidos e intrigantes- Pero esta no cede.

-Exacto, nos da a entender que cuando la hora se aproxima, pobres y ricos, son exactamente lo mismo. –Todos guardaron silencio, algunos pensativos, y otros horrorizados- Nadie se escapa de ella.

(….)

El primer receso hizo acto de presencia, aprecie cada uno de los insultos de mi mejor e ingenua amiga; solo para alejarme cuanto pude, después de todo… no quería oír reproches relacionado a mis relaciones amorosas.

Aquella muchacha era bella y agradable, creo haberla oído soltar sutiles rimas por los pasillos y aunque me atraía aquella faceta diferente, no le ilusionaría. Porque tal cual ella lo ha dicho alguna que otra vez, solo soy un patán que no sirve para una relación seria.

-Oh, nonna… digo, sumbae. –detuvo sus pasos al encontrarse cara a cara con mi presencia, y me percate de aquella sonrisa forzada.

-Estudiante Kim. –con esas simples palabras como saludo paso de mí, pero le seguí- ¿Qué haces? –me encogí de hombros, con ambas manos sobre mis bolsillos. 

-Solo camino, y o casualidad voy en la misma dirección, sumbae. –una pequeña e imperceptible sonrisa por poco figuro en sus delicados labios, más no termino por asentarse.

–Es una pena que me dirija hacia rectoría. –auch- ¿En que líos te has metido? –sonreí ante su ingenio.

–Aun no lo sé, ¿será que cometí algún delito? –no respondió, con un resoplido libere una mano y sostuve su brazo ataviado por aquella perfecta e impecable bata blanca- ¿Puedo saber por cuanto tiempo seguiremos actuando asi?

-¿De qué hablas? Me encuentro perfectamente. –alejo mi mano de su brazo- Conversando con un alumno del instituto en el que trabajo.

Sonreí al observar sus ojos- ¿Y por qué tan nerviosa? Solo soy un alumno, o es que acaso…

-No hay nada de ese “acaso.” –suspiro fatigada- Deja de imaginar cosas en tu cabeza y mejor ponte a estudiar, tus exámenes finales se aproximan.

-Soy bueno en las asignaturas. No me preocupa.

-Pues deberías, porque esperar que la vida te trate bien porque eres “bueno” en algo, es como esperar que un tigre no te ataque porque seas vegetariano. –fruncí el ceño al oír su comparación.

-Eso es estúpido, ya que ser bueno también es un punto fuerte en la persona y asi...

-Exacto pero ser fuerte, no es opción… es simple necesidad. Asi que subsiste con esfuerzo, pequeño alcaraván. –palmeo mi espalda para con una sonrisa agraciada alejarse de mi lado.

Fruncí el ceño, sintiendo un cosquilleo en mi abdomen, era un sentimiento poco común. Sonreí al ver su larga cabellera caer cual cascada sobre su pequeña espalda.

(….)

-Gracias por recibirme rector Kim. –se puso de pie e imite el acto.

-Muchas gracias por su preocupación. –me dedico una leve sonrisa para con un leve movimiento de cabeza reverenciar.

-Espero se ocupe del asunto lo antes posible, no quisiera que se dispersara a mayores autoridades o algún tipo de requisamiento judicial. –reverencie ante su esbelta e imponente figura de autoridad- Sabía que era un hombre serio, adiós director Seok Jin. –el ruido de sus tacones alejándose fue lo último que oí antes de dejar mi cuerpo caer sobre la silla.

Resople con cansancio y opresión en mi pecho, entonces afloje el nudo de mi corbata.

“Tengo que obrar cuanto antes.”

(….)

-¿Señorita Jung? –fruncí el ceño al observar su figura dentro del salón vacío, en horas extracurriculares- Finalizo el horario y esta es la división “b”. –no dude en remarcar ante su atenta mirada.

-Lo siento. -el timbre de su voz capto mi atención, pues se oía diferente, y no sabría cómo explicarlo.

-¿De qué hablas? –pregunte con sutileza y aún a la expectativa, después de todo, con esta niña con aires de seducción nunca se puede estar relajado.

Negó cabizbaja, en silencio, perdida en alguna parte que me era desconocida, pero sorprendentemente, llamaba mi atención como nunca antes lo había hecho.

-Estudiante Jung, ¿qué ocurre?

-Solo… lamento cada inconveniente que pude haberle causado. –no estaba  completamente seguro de a que se refería, pero se le oía sincera.

Suspiré para cerrar la mochila y observarla un momento, sus ojos decaídos y la vergüenza era reflejada en su semblante. 

-He visto que la popularidad de “miss right” va en aumento. –comente en busca de apaciguar la tensión por su parte- Te ves realmente dulce en él.

-Una farsa… -susurro y fue interesante aquella faceta suya, desconocida para el resto de sus compañeros. Los cuales alaban su belleza y delicadeza, con quienes congenia sin ningún tipo de problema aparente.

-¿Por qué lo dices?

-Es una farsa, el programa, las participantes… solo ostentan tanta riqueza y belleza, pero sus almas no descansan en paz. –sus ojos aun no me interceptan, pero sus palabras eran inesperadas. Tomándome por sorpresa.

-Eres una miembro de las participantes. ¿También hablas por ti misma? –guardo silencio, más otorgo a una respuesta obvia y afirmativa- Eunbi...

-Me dijiste, que amara a quien lo merezca… a alguien que me haga vibrar y valga la pena.

Asentí- Asi es, eso dije.

-Pero… ¿cómo puedes reconocer el sentimiento? –fruncí el ceño.

-¿A qué te refieres?, ¿no conoces el amor? –negó levemente, perdida en sus propios pensamientos.

-No estoy segura… de creer en él. Después de todo, los hombres siempre dicen que le gustas o te quieren, o peor aún, que te aman. –preste suma atención a sus palabras suaves y frágiles- Pero el caso es que... siempre tendrán ojos y no dudaran en usarlos. Aun asi, prometen “amor eterno”, “amor sincero” –sonrió con amargura- pero siempre se venden al mejor postor, corriendo detrás de lo palpable.

Un corazón roto, y tal vez, no a causa de una relación propia, más bien, una con mayor lazo de causa y efecto… una parental y bastante perceptible ante sus emociones más íntimas y emergidas, aquellos deseos infringidos que florecen a causa de aquel supuesto global presentado en la niñez de cada pequeña. Presentada como un bello “cuento de hadas” con final feliz y encantador.

-Asi que no, no soy muy buena en estas cosas del amor. Porque siempre terminas lastimando a quienes te rodean… o lastimándote a ti misma. Asi que, sea la persona correcta o no, ¿cuál es el sentido de amar?

-No todos los hombres son asi. Eunbi, nadie dice que amar es sencillo, de hecho existen muchas formas de amar y cada una de ellas cobra un peso y un simbolismo en los corazones. Más no en todos del mismo modo.

-No quiero que otras personas decidan quién soy, porque quiero decidirlo por mí misma. Aunque no lo entienda… -sonreí enternecido por el valor de sus palabras, la confusión en su pecho y la triste imagen que garabatearon en su corazón al respecto.

Negué- Nadie debe decidir por ti, asi que está muy bien que desees encontrar tu propio camino. Pero aun eres muy joven, no te apresures en saltar pasos y conocer todas las respuestas. –por primera vez alzo la mirada, y le dedique una sonrisa aquellos ojos asustadizos- Disfruta del camino a tu propio ritmo.

-Papá… solía ser mi héroe, el príncipe de mi vida. –sonrió con nostalgia y al borde de las lágrimas- Pero no cumplió sus votos, no amo a mama como ella si lo amo. No valoro los esfuerzos y la dedicación, a sus hijas o a su familia, el solo… se ahogó en el alcohol y las prepagas. –su timbre de voz resonó agrietada, airada y entrecortada; símbolo de humillación y sinceridad.

Resultado de las heridas en el alma, aquella rabia latente que muchas veces desconocemos pero ahí está, aquel viejo dolor saliendo a flote, impidiéndote progresar… puesto que no puedes avanzar sobre algo que no viste progresar en su momento. Y es que somos seres dispuestos a seguir ejemplos o en todo caso, a tomar advertencias.

-Sabes, a veces la vida suele acorralarnos y las dudas nos abundan. "¿Dónde conseguir aquellas fuerzas necesarias para avanzar sobre las heridas?"

Sobo su nariz, conteniendo la angustia, pero fracasando en el intento, puesto que una lagrima cayo al fin de sus ojos cristalinos.

-Un dato curioso de la ciencia… -sonreí con nostalgia- es que jamás te dicen los datos reales de la rcp. –mi mente se paseó por los pasillos de las memorias vividas- Si no es en un hospital solo es efectivo un siete por ciento de las veces. -me observo desconcertada, mi pecho dolió levemente- Mi padre tenía un noventaitres por ciento de certezas de morir. Pero seguí tratando, aun tras romper sus costillas, mientras se derramaba su sangre entre mis manos. Yo… solo seguí tratando, solo tenía dieciséis años, no lo sabía. –susurre para luego verle al rostro- Un accidente automovilístico. –reconocí.

-Lo siento mucho… -apenas logre oírla, pero negué con una sonrisa en mis labios.

-La vida es una montaña rusa, jamás sabrás lo que sucederá mañana, pero créeme, tu eres quien decide cómo reaccionar ante las circunstancias.

-No es fácil… -negué.

-Nadie dice que lo será. –unos cuantos bocinazos se hicieron oír desde la planta principal de la calle de la institución. Observé como froto sus ojos con rapidez.

-Es por mí, vienen a retirarme. –sus ojos reflejaban pena y angustia. Una susceptibilidad nueva en su histriónica personalidad.

-Ve con cuidado, y descansa Eunbi. –asintió cabizbaja para reverenciar y voltear.

-Igual usted, Jungkook… -susurro alejándose del salón.

Voltee hacia el escritorio, tome la libreta de registros entre mis manos y no pude contener la curiosidad. Me acerque hasta la ventana, a paso lento pero firme, y observe a un muchacho de pie al lado de su motocicleta perfectamente pulcra, con una sonrisa en sus labios al encontrarse con la menor. No dudo en desparramar su reciente flequillo y pasarle un bello casco celeste cielo, ayudándole a subir al asiento detrás de él. 

No sé qué sentimiento fue aquel destello reflejado en mis ojos, pero sentí un peso sobre mi pecho, uno que no creí darle importancia, aun asi… comprendí la actitud de la jovencita que se muestra segura y desinteresada, aquella que aparenta ser gentil y adorable; pero que no es consciente de quien es en verdad.

Cambiando tan de repente, solo para impresionar a las personas que le rodean.








Dedicado:

Bella Janet que me has conmovido tanto con unas simples palabras. Kamsanmdia~♡

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