53

Sábado por la tarde, y mis nervios salen a flote, logró sentirlos carcomerme a flor de piel, pero... ¿por qué?

Pensé que el cambio de look alteraría a mis progenitores, obligándoles asi, al menos a decir una sola palabra. No fue el caso, papá ni siquiera me dedicó una mirada por más de un mero segundo. Mamá solo suspiró, para mencionar que iría a recostarse.

Pero debía de detenerla... ¿por qué demonios debía de hacerlo?

-Sé que a tu edad no es difícil confundirse, lo comprendo. -asintió con su vista baja- Pero dale tiempo y entiende a tu padre, eres su "niñita", es un golpe duro para procesar. -suspiró- Sé que te arrepentirás de esto más adelante, -tomó mi mano encima del primer escalón de aquellas escaleras que nos separaban, para al fin verme a los ojos- tu prestigio será manchado y eso no se borrará con facilidad, pero sé que "esto"... -su rostro formó un ademán de incertidumbre, no sabía que nombre ponerle.

-¿Esto? -repetí abrumada y algo dolida- ¿te refieres al homosexualismo? -cerró sus ojos, y sentí su mano apretar con un poco de fuerza mi mano, sé que fue un simple reflejo de miedo.

-Llámalo como quieras, para mí solo se trata de un simple experimento, algo pasajero hija. Come tu cena, y apresúrate en ir a dormir. -palmeo mi mano para dar media vuelta y avanzar perdiéndose entre las escaleras

Mi falta de compostura me resultaba alarmante, pero una parte de mí, detestaba aquella idea fantasmagórica, de un severo cuidado sobre mi persona, como si me tratase de una niña pequeña. Una que no puede tomar sus propias decisiones.

Me encaminó hacia aquellos cortos y últimos pasos, encontrandome con aquel conocido letrero de la institución. Suspiré para apretar mi agarre a las tiras del morral y avanzar.

(....)

-Unnie, ¿puedo pedirte...? -guarde silencio al verla en el sillón, recostada con su celular en mano.

-Pts... -voltee hacia atrás, encontrándome con mamá, quién me llamaba con sutileza. No dude en acercarme hasta ella.

-¿Qué ocurre? -su sonrisa se intensificó al ver a su primogénita- Omma.

-Algo me dice, que la pequeña Doll Rin esta reconsiderando retomar su relación amorosa. -abri mis ojos confundida y preocupada, voltee a verla y rápidamente recibi un fuerte golpecito en mi brazo, me queje sin dudar- No seas tonta cariño, creo que mi yerno favorito aún tiene oportunidad.

-¿Tae oppa?, ¿cómo puedes estar segura omma?

-Justamente porque soy su omma, lo presiento. -apretujeo mis mejillas- ¿Qué es ese olor? -fruncio el ceño olfateando el aire- Ah, el horno... -me dejó para correr hacia la cocina.

Sobe mis mejillas y voltee a verla de nuevo, sus ojos brillaban si, pero conocía a mi hermana. ¿Seria capaz de perdonar ese tipo de traición? Deseaba que si, despues de todo, se cuanto le quiere.

El rostro de Jeon volvió a presenciarse en mi mente, sentí una fuerte electricidad, una que no sabría como explicar o tan solo describirla. Pero algo era seguro, deberé elegir aquella frase por cuenta propia.

Sonreí al ver a unnie y avance hacia otro cuarto.

(....)

En cuanto alce la vista encontrándome con su semblante, no pude evitar la sonrisa sincera y espontánea sobre mis labios.

Sus mechones largos y sutilmente ondulados, ahora revestidos de un precioso y destellante tinte dorado. Uno que resaltaba aún más aquellas bellas facciones delicadas que porta, digna de cual ángel.

Vestía un bello buzo oscuro, encima de una larga camisa blanca, con una cola ovalada y de perfecta caída. Un jeans de color celeste, con unas simples pero encantadoras converse blancas.

-¿En serio preparaste todo esto? -preguntó confusa, casi incrédula. Sonreí.

-Quise que te sientas cómoda. -me acerqué hasta aquella mesa, jalando la silla fuera de ella. Volvi a verla, y ahora ella era quién sonreía.

Sin dudarlo tanto, asintió, acercándose a mi lado, y tomando aquel lugar que le dedique.

La noche no paso exactamente con rapidez, pero tampoco con normalidad. Debíamos de platicar de tantos temas, sobre todo, su estado emocional... pero estando ahora, sentado frente a ella y aquella hermosa sonrisa portando sus labios, no tuve el valor suficiente. Sojung se esta divirtiendo.

No fue una mala idea citarla en el instituto, un simple pero dulce gesto en el pateo trasero del edificio, una mesa para dos, un pequeño detalle culinario de mi parte. Alumbrados por la perfecta y hermosa vista al aire libre, sintiendo la fresca y cálida brisa de una hermosa noche en Seúl.

-Ya, director Kim... -negué con una sonrisa, interrumpiéndole.

-Sólo Jin. -su sonrisa se debilito, pero no se borró. Observó la servilleta a su lado y dudo unos segundos.

-Jin, digame, ¿cuál fue el verdadero motivo de esta citación? -siempre tan directa y perspicaz. Bajé la mirada, replanteando como tocar el tema- Sólo dígalo, siempre fue sincero con sus palabras.

-Muy bien, lo haré. -alce la mirada- Señorita Sojung, se que no esta coperando como debería con la señorita Park.

-Lo supuse. -susurro para soltar una leve y ahogada sonrisa- ¿Qué me propone?, ¿acaso me disciplinara? -negué.

-Creo habértelo dicho antes, no soy tu enemigo So. -frunció sus labios, aún sin alzar su mirada- Y si, creo que el mundo no es siempre lo que esperamos de él, pero aunque no sea siempre dulce y bonito. Tampoco será siempre cruel. Recuerda esto, después de momentos difíciles, siempre llegarán los momentos para sonreír, para soltar una carcajada y ser felices.

-No es cierto, no siempre es el caso. Señor Seok Jin, lo sé por experiencia... también lo intenté, también me lo planteé. -levemente negó con su cabeza, encogiéndose de hombros- Pero, solo estas perdiéndote en el camino. -alzó su mirada- En aquella bonita mentira para el resto.

-En ese caso, -carraspee mi garganta, acomodando mi cuerpo mejor en la silla- expresar los sentimientos, es lo mejor que podemos hacer por uno mismo. -frunció sus ojos- Si estas cansada u abrumada -negué con la cabeza- no deberías de reprimirte. Sólo, desahógate tanto y como lo desees.

-¿Sabes? A veces, sólo prefiero quedarme calladita, porque soy bien consciente, de que en cuanto abra la boca, tiraré a matar. Diré las cosas como las pienso, tal cual las siento, porque... maldita sea, yo nunca disfrazo nada. -jugaba con la servilleta entre sus dedos.

-No pedir ayuda no te hace valiente. No anules tus sentimientos So, respetalos.

La brisa se hizo sentir, su cabello comenzó a elevarse y contemplando aquella preciosa imagen, sólo veo a un ángel herido, con su corazón quebrado. Deseando deambular por la tierra a pie, cuando porta unas bellas alas, esperando por ella, por tan solo, una simple orden de sus labios.

-Cuando tenia doce años, sólo paso... -podía presentirla nerviosa, tensionada e incluso, angustiada.

-Sojung si no quieres...

-Un buen amigo mío, el mejor de hecho. Tsk, puedes creerlo, ¿yo, teniendo un mejor amigo? -rió ahogadamente, aún sin verme a los ojos- Le confíe todo, siempre crei en él, después de todo, lo conocía como a nadie. -relamio sus labios, apretando aquella servilleta bajo su mano- Pero bien dicen por ahí, nunca terminas de conocer a una persona.

"Se creen los dueños de sus propias mujeres." No pude evitar recordar aquella expresión provenir de ella.

Negué, tomando su mano con delicadeza, en busca de reconfortarle.

-A veces es doloroso y todo, pero tenemos que aprender a aceptar, que algunas cosas jamás volverán a ser como antes. -relami mis labios, quería ser cuidadoso con las palabras que empleaba, no deseaba profundizar aún más en aquella herida abierta- La vida cambia, las circunstancias y las personas también lo hacen, no podemos esperar quedarnos en el mismo sitio, y tenemos que aceptar los cambios para seguir creciendo.

-¿Crees qué podre algún día, sólo olvidarlo? -negué.

-No lo sé, honestamente, tampoco lo creo. Pero si puedo asegurarte esto... -acaricie su mano, y alzó la mirada, conteniendo sus lágrimas- que el seguir golpeándote en el suelo, no es la solución. No necesitas encajar en la escena, ¿recuerdas lo qué te dije en la oficina?

Asintió- La desicion es mía. Puedo ser todo lo aprendido de aquél pasado.

-Asi es, porque es tu decisión lo único que necesitas para cambiar y superarte. -trago con dificultad.

-Entiendo, hablaré con Joy. -bajó su mirada y respigno.

-Los recuerdos a veces nos hunden, pero a veces también son el motivo que necesitamos, sólo para salir adelante. -sonrei con ternura y dolor.

(....)

-Inicio de semana, que fastidió. -bostece sólo para sentir el peso de los brazos de Jack alrededor de mis hombros.

-Tan temprano y cascarrabias, pequeña queenb. -su sonrisa estúpida me irritó desde temprano.

-Quita tus manos de mi preciado cuerpo o prometo que cortare tus bolas cuando duermas. -sin más su carcajada me obligó a entrecerrar los ojos y correr la cabeza, antes de quedar sorda parcialmente.

-Eres una cosa jamás imaginada preciosa. -sonrió sin obecer a mi fatal amenaza.

-Se donde vives. -le mire con seriedad, pero sólo conseguí que acercará su rostro más al mío.

-Entonces no esperes a que duerma. -comentó con voz seductora, frunci el ceño para evitar reir- O mejor aún, te esperaré con una sorpresa y te librare del trabajo pesado. -guiño su ojo con picardía. Y me vi obligada a cerre mis ojos negando.

-No quiero volver a imaginarm...

-Oh, ¿qué has imaginado? Mirala que traviesa... ¡Ah! -se quejó del codazo que recibió. Por mi parte, no evite sonreír ante sus vanas ocurrencias.

El resto del transcurso hasta ingresar al instituto, se basó en trivialidades y técnicas para mejorar nuestro desempeño en el taller de danzas.

Pero para sorpresa mía, no pude evitar oír comentar algo que en verdad llamó no sólo mi atención.

-Es una locura, hyung, debemos de decírselo a los profesores. -hoseok negó cabizbajo- Es peligroso, lo que hizo con Sojung no fue una broma...

-Kai, Chen dijo que...

-¡No importa! Tú mismo me lo dijiste, no se trata de las intenciones, son los hechos los que en verdad cuentan. -bajó su cabeza y parecía reprenderse mentalmente- No quiero decir que sea tu culpa, sabes que...

-No, tienes razón, pero Sehun tampoco la tuvo fácil, por eso entiendo la postura de su primo. Aún así, se trata de ella, si Sojung no quiso decirlo es por algo.

-Hyung...

-¿No deberíamos de respetar su silencio?, ¿tú qué sentirías si casi te...? -sus ojos se enfocaron sobre los míos, y sus labios quedaron semi abiertos, enmudecidos.

Kai le llamó y al no recibir respuesta volteo detrás, encontrándonos, guardando silencio, pero su rostro reflejaba preocupación.

-¿Si casi? -fui yo quién decidió romper aquel silencioso juego de miradas- ¿Qué ocurrió entre Sehun y Sojung? -volvi a preguntar con seriedad y desesperanza ante aquella incómoda atmósfera- ¿Y bien? Kai. -el mencionado miró a Hoseok a su lado, luego a Jackson a mi lado- ¿Por qué los miras a ellos? ¡Si soy yo quien esta hablándote!

-Eh... queenb, creo que deberías intentar respirar. -los brazos de Wang al fin dejaron mis hombros se acercó hasta el moreno- Kai, ¿recuerdas que tenías que pasarme unos apuntes que te preste? -este asintió poniéndose en pie- Nos adelantaremos. -volteó hacia mi y me dedicó una leve sonrisa.

Conozco el motivo, y le agradezco que me lo recuerde, apreté mi mandíbula y obedeci, respire profundamente. En busca de calma para este desgraciado carácter de mierda que me cargo, tan explosivo como el solo. Abrí mis ojos y le miré, aún se encontraba sentado en aquellas bancas, obsevando en silencio.

-Tenemos que hablar. -cerró su boca y bajo la mirada, entonces corte nuestra distancia, tome la decisión de sentarme a su lado, donde antes se encontraba Kai- Quiero que seas honesto conmigo. Hoseok... ¿qué esta ocurriendo entre ustedes?

Relamio sus labios resecos, y paseo sus ojos por varios lados del suelo, dudo unos segundos hasta que al fin accedió abrir la boca. No puede negarme lo que oí, no puede negarme los comportamientos extraños que aprecie, no puede desmentir aquella tarde cuando le encontré golpeando los casilleros.

No puede mentirme, no otra vez.

-Antes que nada, quiero que comprendas un poco acerca de la infancia de Sehun. -frunci el ceño, la situación me desesperaba, pero quería ser consciente, asentí y le oí dudar.

-Hoseok, necesito que confíes en mi. -tomé coraje y estire mi mano sobre la suya, sintiendo como él se aferraba a la mía. Mi corazón dolió ante aquel tacto.

Asintió- Sabes que Jongdae es su primo, ¿verdad? -asentí- Su madre murió en el parto, y su padre cometió suicidio.

-No lo sabía, es una tragedia. -reconocí apenada para con él.

-No, lo más trágico fue... que el cuerpo tristemente fue encontrado por un pequeño Sehun de tan sólo cinco años. -negó levemente, contrictado- Al parecer convivió con el cadáver de su padre por dos días, en plena oleada de calor. ¿Puedes imaginarte aquello?

Negué- Debio de haber sido muy duro para él. Por esa razón convive con Che... -pense en voz alta, más él no respondió, sólo acarició mi mano- Aún así, ¿qué tiene que ver él con Sojung? -sentí el apretón, intentando ocultar el tembleque de su cuerpo.

Pero resultando incompetente en el intento, después de todo, le conozco bien. Se todo acerca de Jung Ho Seok, el muchacho de sonrisa encantadora y ojos de esperanza. El chico de mi vida, a pesar de cada lágrima que provocó, de cada inseguridad, muy a pesar de todo.

-No pudo ser tan malo. -comenté preocupada por su silencio.

-Él... intentó sobre pasarse con ella. -frunci el ceño en una mezcla entre impresión y confusión, mi boca se sintió adormilada, pero me forcé en mantener la calma.

-Por favor, explícate mejor. -debía de conocer la historia completa y para ese momento, al oírle hablar...

Mi mente se perdió entre la realidad y el espanto, la vergüenza y el horror.

No podía creer hasta el punto en el que habían caído ambas, mis buenas y grandes amigas, junto aquél desdichado infeliz, encubierto por un primo sobreprotector, que no es consciente... lo único que consigue, es atar a un animal, el cual no tiene bozal y no desea dejar de atacar a quién se le interponga entre el camino.

(....)

El segundo receso dio inició, Sowon comentó que deseaba ir a ver a la terapeuta. Namjoon sonrió para desparramar su cabello rubio y felicitarle, ganando un dedo medio por su parte.

-¿Qué? -me miró a su lado, bajando más de la cuenta su mirada.

-Eres un idiota. -avance, oyéndole reír.

-Era una broma, pequeña enana, ven aquí... -no dudó en acercarse hasta mi lado para poder rodearme por los hombros, deteniendo mi andar. Me queje recibiendo burlas por su parte.

-Eh... disculpen, oppa, ¿podrías darme un minuto? Por favor. -ambos volteamos a verlas, Chae se veía afligida, siendo empujada al abismo por parte de Dah, quién esperaba unos cuantos centímetros detrás de su mejor amiga.

-¿Ocurrió algo? -preguntó como un completo idiota, aún aferrado a mis hombros. Musite por lo bajo y me separé de su tacto. Ambos voltearon a verme.

-Tengo que ir al baño, nos vemos luego. -me dirigi hacia él, quién me miraba con el ceño fruncido- Adiós. -reverencie ante la menor, quién no dudo en imitar el gesto.

Alejándome de su radar, negué ante las inexpertas o mal intencionadas actitudes de Joonie. No debías de ser un genio para reconocer aquel sonrojo en sus mejillas, una clara confesión. ¿Y se hace llamar un genio? ¡Si como no!

-Disculpa, ¿Eun Bi, cierto? -voltee a ver de quién se trataba.

-¿Ho-hola? -reverencie ante aquella figura femenina, y le observé con detenimiento.

Se trataba de una mujer de una altura impresionante, de hecho, inolvidable, ya que es poco visto entre el porcentaje femeninos de Corea.

Creo que Sowonie es una de las pocas que conozco en ese porcentaje, tal vez Yuna y hasta ahi llega mi conocimiento. Hasta ahora...

Posedora de piernas largas y delgadas, una tonalidad canela en su cuidada piel, bastante agradable con sus delicadas facciones. Melena negra adorable y ojos destellantes. Definitivamente no, no conozco a esta escultural belleza.

-Disculpa, pero no creo que nos conozcamos de alguna parte... -comenté un poco perdida entre cada aspecto de su imponente figura- porque no creería olvidarlo. -una corta y algo inusual sonrisa llamó mi atención. La completa extraña se encontraba sonriéndome, y se veía radiante haciendolo.

-Es raro, creó que aquel comentario me recuerda mucho a los muchachos. -mierda, tiene razón, me estoy comportando como un muchacho acelerado por sus hormonas frente a tremenda inminencia.

-Lo-lo siento mucho jejej... -reí torpemente ante su atenta mirada.

-Descuida, estaba emocionada por conocerte. Me presento soy Chou Tzuyu.

-Un gusto. -reverencie nuevamente- pero, ¿puedo saber porque estaba emocionada? -sonrió.

-Tenía curiosidad, quería saber como era aquella adolescente que tuvo tal coraje para mandarle fotos provocativas a su nuevo profesor de literatura.

Podía sentir que el aire me era recortado, casi asfixiándome por completo. Mi pulso cardíaco fue en aumento y deseaba no haber escuchado con claridad.

-¿Us-usted es...? -mierda, porque no puedo hablar con claridad.

-Descuida, puedo asegurarte que él no vio ninguna de ellas. -"Gracias al cielo"- Pero permíteme decirte esto. -dio unos pequeños pasos hacia mi insulsa persona, porque si, no podía evitar sentirme insufciente ante su figura- Jung es de aquellos que siguen prefiriendo el amor a la antigua, porque la lealtad es una prioridad.

-Y-yo no... -sonrió.

-Él es una excelente persona, un muy buen hombre y en muchas ocasiones, se le confunde su buena personalidad con interés. -negó- No quiero sonar ruda, sólo busco que me comprendas. -bajé la mirada y cerré mi boca- No creo que lo sepas, pero él es una persona muy devota a Dios y a su fe.

No pude evitar fruncir el ceño, intentando procesar cada palabra dicha por aquella hermosa mujer.

-No anda por ahí divulgándolo, pero amá ser de ayuda para los demás. Asi que en cierto punto, adora sumar buenas acciones a su agenda cristiana. Recuerda mis palabras, él hara lo mismo contigo.

-Pero... -no se porque diablos estoy hablando, no debería, no tengo el derecho- él dice que cree en mi.

-Oh, claro que si cariño. -sonrió con gentileza- ¿Crees qué estaría interesado en ti, si te hubiera conocido cuando eras gorda?

Mordí mi labio inferior con evidente preocupación y tristeza al recordarlo, la imagen de aquella sombra que nunca me abandonará, sin importar lo que haga.

-Es un oportunista, encontró a alguien vulnerable y se aprovechó. Créeme, a él no le importas. Al menos no de la forma en la que tú crees.

-¿Cómo puede decir algo asi de su...?

-No me malinterpretas, adoro a Jung por el gran corazón que se carga. Pero detesto que las personas no sepan diferenciar entre ser cordial y estar interesados. Como tú, una niña que tiene toda su vida por delante. Escucha, él puede ser muy ingenuo a veces, es su esencia; pero no es mi caso. Asi que permíteme preguntarlo de una vez, ¿se trata de una apuesta?

Abrí mis ojos y desvie la mirada, apreté los puños con impotencia, porque deseaba negarlo, después de todo, me arrepiento de haber iniciado este estúpido pasatiempo.

-Lo supuse, descuida, no pienso decírselo. Sólo te lo pido amablemente a ti, deja tus jueguitos para otra persona. No busques arruinar a personas que no lo merecen. Y disfruta de tu metamorfosis, de seguro encontrarás a alguien que sea acorde a tu edad. -sonrió para acomodar su bolso y con una leve reverenciar despedirse.

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top