51
El martes y miércoles, ambos nos encargamos de dirigir las reuniones recreativas en la congregación, debido al menos a un corto fragmento de horas en nuestro día laboral.
La sonrisa de oppa era amplia y radiante, la atención que le brindaban cada uno de ellos era impresionante y a la vez envidiable. Pero no me sorprende, Jung tiene una luz única que se desprende de su semblante y a la hora de la comunicación, suele ser un buen oidor, por ello congenia rápidamente.
Como de costumbre, me permitió quedarme a descansar en su piso, después de todo, ambos teníamos ese tipo de confianza, aquella dulce relación. Entre risas y conversaciones, en un convenio mutuo, ambos preparamos la cena. Las intrigas sobre mi familia resaltaron, como la curiosidad sobre la suya, y es que de hecho, no negaré que también extrañaba a su madre y hermana.
Sugerí que deberíamos de juntarnos todos juntos alguna vez, después de todo, aún no celebramos su mudanza como era debido. Y un "lo pensaré" con su tierna sonrisa fue suficiente para terminar la charla. Ya que si, el día siguiente seria ajetrado.
Jueves por la mañana, mi reloj marca las cuatro am y el ruido de la ducha de fondo me deja en claro que no soy la primera en despertar. Con un bostezo, levanté mis brazos y estiré mis músculos un poco.
Saliendo de entre las colchas me calce con aquellas pantuflas rosadas que solía dejar en su casa en Busan, sonreí por los buenos recuerdos compartidos juntó a su familia. Caminé rumbo a la cocina, lave mi rostro y encendí la pava.
Aún es temprano, y supongo que debido a mi presencia y aquella ducha madrugadora, ya habrá preparado sus votos diarios.
Siempre tan puntual y considerado, igual de vergonzoso.
Tomé el cepillo y la pasta dental de mi bolso, supongo que realmente fui demasiado lejos el martes. No debi de haberle oído en su intimidad, aún así, tampoco fue como si quisiera espiarlo. ¡Por supuesto que no!
Pero, no negaré que... algo me inquieta.
Enjuague mi boca y limpié el cepillo dental, ¿debería esperarlo para tomar algo calentito antes de irme? Se que tal vez no pueda quedarme a desayunar como corresponde. Asi que, al menos podria prepararle una de esas buenas tazas de café, aquellas que tanto le gustan.
Observé el batido que preparé con el café, a la espera del agua hervida.
Con dudas me acerqué hasta su habitación, la puerta estaba entre abierta, sonreí por lo bajo.
-Tan descuidado. -me adentre a está y observé el orden reinando en ella. De hecho me sorprendería si no fuera porque conozco a la perfección, el motivo de su orden- Ay mi dulce conejo... -susurre con tristeza en mi pecho.
Me acerqué hasta su cama, un atuendo poco peculiar en él, pantalón de vestir negro, sutilmente más ajustado de lo normal, camisa blanca perfectamente planchada y unos cancheros borcegos color caqui.
Sonreí al percatarme de que tenía todo perfectamente preparado.
Beep beep beep...
Un solo sonido fue suficiente para que volteara hasta aquella mesita de noche, su teléfono móvil se encontraba sonando. Una parte de mi quería tomarlo, por simple curiosidad, pero mi sentido común me exigía que era ir contra su privacidad. De nuevo.
Por otro lado, recuerdo que nunca le molestó revisar su teléfono cerca de mi, y tal vez era algo urgente, después de todo, estaba sonando muy seguido.
Me acerqué hasta él y desbloquee el patrón con facilidad, sonreí, como lo imaginé, no ha cambiado mucho, la ingenuidad reinando en su totalidad y de hecho, así lo prefería. No deseaba volver a verle en aquel estado depresivo, nunca más.
El silbido de la pava a lo lejos, recalcó que el agua al fin había hervido y para sorpresa mía, fue la excusa perfecta para escapar de aquella situación poco deseada e imaginada.
Oí la voz de Jungkook detrás de su habitación y es que en cuanto cerré la hornalla, él salió del cuarto de baño envuelto en su bata blanca. Ignore su comentario, apreté mis manos sobre la alacena con furia y frustración. Una mezcla de emociones poco antes recordada, volvió a resurgir entre mi pecho.
Con dudas y angustia, aún así, me forcé en ser fuerte, después de todo... él es un hombre libre y adulto.
-Tzu, ¿crees que habrá -tomé mi cartera y las llaves dentro esta- tiempo para que desayunemos algo jun...? -abri la puerta del piso y sali de este.
Odiaba sentir algo así, pero la furia se encontraba consumiendo y devorando mis arterias.
(....)
Me encamine por los pasillos del instituto luego de una pequeña charla con la señorita Joy, nunca imaginé que a mis diecinueve años sintiera la necesidad de hablar con una terapeuta. Pero como dicen por ahí, "nunca digas nunca."
Unos pequeños gritos llamaron mi atención, voltee y observé a la hermosa Ailee ayudando a unos chicos. Al parecer, librándolos de una futura pelea y con ella, futuras heridas y reprendidas por el maldito consejo.
-Vamos, dense la mano y olvídense de esto. -no lo sé, tal vez una voz interna se encontraba llamándole, implorando por ella, recitando su nombre sin vacilar y consiguió llamar su atención.
Ya que volteó su cabeza y se encontró con mis ojos puestos en ella. Sonreí pero... rápidamente, volvi mis labios en una cruda línea recta.
Ya que no se inmutó con mi presencia, al contrario, rápidamente volteó para enfocarse en ellos y si, admitire que se sintio bastante raro.
Me encontré observando su espalda mientras se alejaba con ambos estudiantes a su par. Cerré mis ojos y negué rápidamente, no puedo perder tiempo. Por más que Eun quiera seguir apostando, mentiría si dijera que no me interesa, pero de hecho, no quiero hacerlo.
Me encamine hasta el segundo piso, rumbo a las escaleras y me encontré con Sojung.
-¿Qué haces tan temprano por aqui? -pregunte y ni siquiera me miró.
-Biblioteca, parte de mi sanción ¿recuerdas? -oh, cierto, culpa "mia."
-¿Y por qué sigues ayudando? Digo, fuiste damnificada, no es justo.
-Me gusta el silencio, unnie también necesita ayuda y no me molesta pasar más tiempo lejos de casa. -al parecer no quería decir lo último, pero lo hizo y me pregunto si será porque conoce también mi historia.
-Entiendo, ¿debo preguntar cómo va todo?
-¿Debo preguntarlo también? -sonreí, bingo, la niña frente a mis ojos es muy inteligente.
-Pues me atrapaste, también quería estar fuera de casa por un rato. ¿Te importa si te ayudo en la biblioteca? -alzó los ojos de aquella libreta entre sus manos- Prometo ser silencioso -alce ambas manos al aire, pero afino su mirada- ¿Qué?
-No me preocupa tu parlanchina boca. -rei- Es sólo que, los libros son muy preciados para Tae unnie, no quisiera que rompas alguno.
-¿Qu-qué? -mi sonrisa quedo trabada y no pude sentirme más ofendido- ¡No soy tan torpe! -su sonrisa apareció, tan acordé a sus manos, las cuales no tardaron en cerrar la libreta.
-Deja de ladrar y sígueme. -paso por mi costado, y voltee a verla.
-Oye... -sonreí al ver su espalda- gracias. -susurre para seguirla.
Y es que la relación entre mis padres se volvió cada vez más extraña, ya no había peleas en la casa. La señora Kim no exigia más nada, tampoco arrojaba o destruía cosas valiosas, por su parte, el señor Kim ya no respondía, tampoco se sobreforzaba en arreglar aquellos desastres.
Por supuesto que desde aquella velada inolvidable, mi encantadora tutora legal no volvió a entablar diálogo alguno conmigo, cesaron los mensajes y las llamadas pérdidas. Situación que personalmente agradecía, aún asi... algo seguía molestándome.
(....)
Ay, soy un maldito caso perdido.
Dejé caer el almohadón en mi rostro y grité, si, grité muy fuerte.
El azul e inconfundible visto me fue planteado. Torturando mi estupidez mental. Y es que muy a mi pesar, soy un completo desastre que toma desiciones absurdas en momentos de vacilación profunda.
Como ahora, después de darme una ducha y tomarme unas cuantas fotos con aquella lencería estúpida que compre acompañada de Sowonie cuando solo quería "cazar" al príncipe de cabellos doradas y sonrisa gatuna, que por cierto, nunca porte para él. ¡Maldición!
Pensará que estoy enferma, de hecho, ahora si me botara a la oficina del director y aquella situación sólo desenvuelve en una incómoda y segura reunión familiar para mi. Tal vez deba confesar que soy una completa imbécil y que necesitó un castigo severo, de preferencia, uno eterno y más efectivo que la agonía interna que tiene rostro, nombre y apellido.
-¡Agh! -gruñi avergonzada, mordiendo la funda del almohadón, y entonces le oí con claridad, el gritó de mamá llamándome.
Si, era hora de emprender el viaje al instituto, rumbo a mi sepelio. Y bien merecido.
Estúpida Jung Eun Bi, en serio.
(....)
-Disculpen, Sojung el director te mandó a llamar. -ambos nos vimos por un momento, pero volvi a verla.
-Muchas gracias Irene. -sonrió para alejarse de la biblioteca, terminé de escribir aquél informe.
-¿Qué sera ahora? Últimamente siempre te la pasas por ahí, o haciendo recados para el instituto.
-Que más da, después de todo soy yo. ¿No es asi? -me puse de pie y le observé- Se de ayuda para unnie y no le traigas problema. -asintió- Hablo en serio, nada de coqueteos y libros rotos.
-Tsk, bien, comprendo jefa Kim. -se enderezo para llevar su mano directo a la frente, como buen soldado.
-Descanse cadete. -le oí reir y voltee sin más.
Aunque en cierto punto tiene razón, también me intriga. ¿Qué demonios has hecho ahora So?
-Adelante. -ante su aprobación tomé del picaporte e ingresé. Su vista era gacha, directa hacia unos reportes sobre su escritorio.
-Me mando a llamar. -dicho aquello alzó la mirada y no evitó regalarme una pequeña sonrisa. Pero lo extraño, fue la punzada en mi pecho. Tal vez estoy imaginando cosas, pero me siento algo ansiosa.
-Toma asiento. -negué- Anda, será un poco largo. -sin quejarme sólo obedeci- ¿Quieres algo para tomar?
-Director, podría decirme que es lo que desea.
-Directa al punto, bien. -sonrió ampliamente- Sólo quería asegurarme de que las cosas van en orden.
-¿Se refiere a mis citas matutinas con la señorita Sooyoung? -su sonrisa disminuyó, aún así no se borró. Lo sabía.
-Me has atrapado. -comenzó a jugar con una lapicera entre sus manos- ¿Entonces?
-¿Entonces? -repetí y le observé con cautela, su mirada reflejaba un poco de ansía, suspiré- Normal, me pidió que asisitiera y es lo que hago. ¿Qué más quiere de mi?
-No soy tu enemigo Sojung. -su timbre era suave y su semblante ameno- Sólo quiero que puedas seguir con tu vida y que sepas que no es imposible.
-No tiene idea.
-¿Quieres contarme? -guardé silencio- Se que ha sido duro, pero recuerda esto, el sol siempre vuelve a brillar.
Inconscientemente, mi mente no tardo en asociar aquel comentario con el rostro de Namjoon. Y es que aquél día, él dijo algo similar... pero, no es tan simple.
-Con todo respeto director, sólo es una metáfora. -la comisura de su labio derecho se estiró sutilmente hacia arriba, brindando una media sonrisa apenada- Y si eso es todo, -me puse de pie para reverenciar- con su permiso. -cuando voltee en dirección de aquella puerta, estire mi mano y la apoye en el picaporte.
-No permitas... que errores del pasado arruinen tu presente y así, logren arruinar tu futuro. Recuerda esto, siempre hay esperanzas. Porque no importa que es lo que a ocurrido en tu pasado, no eres tu pasado Sojung. -apreté con fuerzas aquel picaporte.
-"Shh, no te muevas, te va a gustar Sojugnie..."
-Entonces... ¿qué es lo que soy? director Kim.
-Tu eres los recursos, las capacidades, y todo lo aprendido que hayas recogido de el. ¿Sabes por qué? -voltee lentamente para poder verlo- Porque esa es la base para cualquier cambio. -sonrió con ternura- Como dicen por ahí, más sabio es el que cae y se levanta, que...
-El que aún no ha caído. -complete en un susurro, su mirada era fija, serena y confiada. Mi pecho bombeo con fuerza, tal cual puntadas eléctricas, dolió, oprimia y entonces reaccione. Intenté alejarme de su oficina.
-Estudiante... -su timbre fue elevado para que le escuchará, más no llegué a considerarlo como un grito. No voltee pero le brinde la atención debida- si usted quisiera, me gustaría que nos viéramos el sábado por la tarde. El colegio tendrá sus puertas abiertas, espero... que pueda acceder. ¿Qué me dice?
-Tal vez. -frunci ligeramente el ceño y sin perder más tiempo, crucé aquella puerta que me mantendría fuera de su radar.
Me dedicó un fuerte y claro mensaje. "Eres quien decide si aferrarse o soltar."
(....)
Es demasiado estresante, no pude conversar con Nam y de hecho, por una parte me alegra no haberlo encontrado en la parada. Me comentó por mensaje que se encontraba en la biblioteca con unnie. Y aunque deseaba correr a pedirle apoyó moral, temía que se burlara de mi, claro que aún contaba con Sowonie, pero claramente ella no estaría dispuesta a sobar mi hombro, después de todo, siempre tuvo razón.
"Cada acción, conlleva una consecuencia." Anotado como ley de vida.
Ahg... mentalmente tengo tantos sobre nombres con los cuales asociarme, y cada uno de ellos es demasiado doloroso. Pero solita decidi equivocarme, una y otra vez... creo que es hora de un buen escarmiento, puedo imaginarme el llanto de papá, la incredulidad en los ojos de mamá y sobre todo, la desilusión de Yennie, mi dulce hermana.
Llevé ambas manos hacia el abdomen, siento nauseas y un fuerte ansias que deseó llenar de algún u otro modo.
-Señorita Jung. -alce la mirada sobresaltada al oír el timbre de unnie y palidecí. Acaso, este... ¿seria mi fin?
-Se-señ-señor... -las palabras no salían, y contemple en sus ojos preocupación. No dudo en llevar su mano hacia mi frente y mejilla.
-¿Te encuentras bien? Te ves algo enferma pequeña. -quería correr pero mis piernas no respondían, quería disculparme mil veces pero sentía como mi lengua se enroscaba entre tantas mentiras y engaños por parte de aquella idiota de malas desiciones. Su móvil sonó y al revisarlo note el ceño fruncido en su rostro- Al parecer el profesor Hwang tiene un apuro que debo de tratar. -respondió tecleando una respuesta y guardo el aparato en el bolsillo de su larga bata blanca- Luego pasa por la enfermería, te dare unos analgésicos, ¿si linda? -asentí con una reverencia de cabeza.
-De-deberia de dejar de creer que todos saben acerca de... "eso." -lleve mis manos hasta ambas mejillas y cerré los ojos para maldecir por lo bajo.
Toqué mi pecho en busca de tranquilizar las fuertes palpitaciones de este.
(....)
-Disculpen. -ambas volteamos ante aquella mujer alta y de piel canela- ¿Podrian ayudarme con algo? -sonrió amigablemente.
Juntó a Jennie nos miramos con algo de intriga.
-¿Por qué no? -susurro la menor ante mi mirada y volteo a verla- ¿Qué precisa señorita? -preguntó, entonces ella tomó su bolso y rebusco entre este, hasta conseguir lo que buscaba, su móvil.
-Necesito el anuario escolar, mi hermana solía venir a este instituto cuando era más joven y deseaba ver las fotos de sus amigas, para una sorpresa.
-Ah, ¿algo asi como una broma? -pregunté comprendiendo un poco mejor, ella asintió.
-Se acerca una fecha importante y, -rió dulcemente- quiere rememorar sus días de preparatoria, con todo y... el peso de los años. -ambas reimos junto a ella.
-Debe ir a la biblioteca, de seguro encuentra la recopilación de los últimos anuarios escolares. -Jennie sonrió.
-¿Es posible? -preguntó asombrada, y ambas sonreimos.
-Es como una tradición del instituto. -me encogi de brazos- No pregunte, de hecho nunca comprendí para qué. Pero valla que le resulta útil. -asintió.
-¿Podrian decirme cual es la biblioteca por favor? -preguntó apenada pero con una sonrisa en sus finos labios.
(....)
-Buenos días. -alce la mirada para responder aquel saludó con una leve reverencia de cabeza.
-Buenos días señorita. -pero antes de poder acercarme a preguntar que necesitaba, nonna Tae tomó mi hombro.
-No te preocupes, me encargaré. -asentí.
-¿Quiere qué haga algo más? -negó con una simpática sonrisa.
-Ve a tu salón, dentro de poco comenzara tu primera clase. Dale las gracias a So por ayudarme hoy. -sonrió- Y gracias a ti también, Nam.
-Entendido. -reverencie con una sonrisa para ponerme de pie y salir de la biblioteca.
Aquella mujer me dedicó una leve sonrisa de cortesía, reverencie y avance lejos de la biblioteca. No sin antes voltear a contemplar sus largas piernas.
Mi bolsillo vibró, sonreí al ver el remitente.
-Será un día interesante, ¿eh Bunny? -teclee una rápida respuesta y decidí mandarle un mensaje a Sojung para que no pierda tiempo llendo directo a la biblioteca.
(....)
-El sueño de la gaviota. -sonrió ante aquel libro- "Mi pie no separa del suelo. Y ahora tengo miedo, tengo miedo de caer al suelo. El cielo no me es familiar, no tengo alas, no tengo el sueño de la gaviota, mis queridas gaviotas..."
La clase transcurrió normalmente y honestamente, no se como sentirme al respecto.
No puedo evitar cuestionarme, ¿habra visto aquellas imágenes?, ¿habran llegado hasta su galeria? Es decir, claro que me replante la idea de borrar los mensajes, pero ya era tarde, el visto fue clavado. Tambien decidi "tomar prestado" su celular y borrar las imágenes si me fuera posible, pero dudaba en que ya no fuera demasiado tarde para eso.
Pero al ver su comportamiento tan relajado y natural, me lleva a cuestionarme, tal vez no vio nada. Aún así, ¿sera posible? Tal vez, se encuentre esperando el momento justo para reprenderme.
¡Ay! Que vergüenza...
Dejé caer mi cabeza hacia el pupitre, sentí la mirada curiosa de oppa a mi lado, más no dijo nada al respecto.
(....)
El timbre se hizo oir, cerré el libro y les miré con atención.
-Quiero que para nuestra próxima clase traigan un poema que les haya interesado. Y no uno tomado de internet al azar. Tengan en cuenta que cuestionare su elección y de estas respuestas, equivale una jugosa nota directo a los parciales finales.
Un grito al unisono por parte del alumnado masculino me arrebato una sutil risilla.
-Estan advertidos muchachos. Aprendan de sus compañeras. -las sonrisas y risas por parte suya, generaba ciertos murmullos de reproche en el salón. Sonreí- Tenga un buen día señores, y señoritas.
Me acerqué hasta mi escritorio y dejé el libro sobre la mesa, antes de que todos marcharan, voltee para mirarla.
-Señorita... Hirai, quisiera conversar con usted un momento. -ante la atenta mirada de las muchachas, esta asintió con su mirada baja, angustiada.
Voltee el rostro y posee mi atención sobre aquella niña que por mera casualidad, evito mi mirada en todas las horas compartidas, y pude divisar un atisbo de confusión en sus ojos. Los cuales al parecer notaron mi presencia y rápidamente le llevaron a apresurarse en juntar sus cosas y salir del salón, con sus mejillas ligeramente sonrojadas.
-¡Oye! Eun... -Namjoon se apresuro en ir detrás suyo, no sin reverenciar ante mi presencia.
Una vez completamente solos, observé mi reloj, tendría que llamar a mamá dentro de un par de horas, tal vez... intentar comunicarme con Tzuyu, realmente me preocupa el cómo se fue tan temprano esta mañana, sin decir nada, ya que ella evidentemente no es asi.
Alce la mirada de mi muñeca izquierda, y voltee a verla, aún cabizbaja.
-¿Qu-qué ocurre sumbae? -preguntó con suavidad e inseguridad.
-Deja de preocuparte, no pienso reportarte con el director. -alzó su cabeza y me observó con gran sorpresa en sus ojos, ocasionando una sonrisa en mis labios. Pero debía volver al rol de docente a cargo- Si dijera eso... -su semblante decayó- ¿me contarias de que se trató el percance del lunes?
Su silencio fue tenue, más decidi esperarle, no tenía prisa, había conversado con el director, y lo que hyung comentó, logró generera tristeza en mi corazón.
Los problemas interpersonales entre estudiantes es un tema demasiado duro de tratar, pues se espera que el género femenino resulte mucho más sensato que el masculino, ya que honestamente, resultan mucho más inteligentes y educadas.
-Esta bien, si no quiere comentarme, lo entenderé. -me crucé de brazos- Pero no espere que sus acciones no conlleven su propia responsabilidad. -ladee mi cabeza en busca de una mirada por su parte, más no sucedió- Levante la cabeza estudiante.
-¿Es una orden? -preguntó temerosa.
-No, es una petición, Momo. -fui suave, pude contemplar a una gaviota herida frente a mis ojos y me disgustó mucho, sentí pena por quien la lastimó y dolor porque no pueda confiar en ella misma para alzar vuelo, de nuevo.
Y asi lo hizo, a su tiempo, despacio pero levanto su rostro, aunque sus ojos siguieran fijos en otra dirección.
-Sera mi ayudante los fines de semana. -afloje el agarre entre mis brazos, separándolos de mi pecho- La iglesia a la que asisto, carga con un proyecto de ayuda para niños en plan de calle. -sus ojos se enfocaron directamente en los mios, parecía incrédula de mi petición- Espero que asi logré comprender sobre aquellos valores y dolores reales. -volvió a bajar su mirada y suspiré.
No me gusta ver a alguien herido y desde el suelo, porque puedo presentir las energías de malas experiencias vividas y dolorosas heridas que no consiguen cerrar. Muy al contrario, sólo resulta en una herida abierta que tarde o temprano, se engangrena.
Y detesto aquél olor, porque se cuanto arde por dentro. No se lo deseó a nadie.
-Momo, la gente suele caerse a menudo. Pero solo las personas positivas son aquellas que se caen, pero deciden levantarse. Se sacuden, lamen sus heridas y curan cada uno de sus raspones... solo para, poder sonreírle a la vida con mayores fuerzas. Porque levantan su cabeza y se dicen en voz audible -ella observó hacia el frente, anhelante de una voz amiga- "Ahí voy una vez más." -sonreí para palmear su brazo.
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top