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-En todo caso gané. -rodé los ojos al oírlo.

-Es la décima vez que lo recalcas. -recordé y no pudo contener su risa.

-No te enojes bunny, sólo digo... -aquí vamos de vuelta, oí cada palabra vana y digna de un completo patán salir de sus labios.

-Aveces en serio que no entiendo como puedes ser asi con las mujeres. -me miró ligeramente ofendido.

-¿Cómo asi? -sonrió con galantería- ¿Un donjuán?

-Un idiota sin sentimientos. -rió al oírme.

-Oye, sólo me gustan las mujeres.

-Ese es el punto. Te gustan todas. -apretó mi mejilla, yme queje ante su apretón.

-¿Estás celosa mi dulce playboy? -negó levemente, mostrando sus bellos hoyuelos- Siempre serás mi conejita, lo sabes. -negué alejando su mano de mi mejilla.

-Sólo digo que, -suspiré para sobar mi mejilla- no seria malo asentar cabeza y tal vez no lo se, ver si funciona. -fruncio ligeramente su ceño, odiaba aquella mirada, porque era consciente de lo que se aproximaba.

Un claro y directo perfil, que para mi mala suerte, en la mayoría de los casos resulta siendo afirmativo y acertado.

-¿Esto se trata de qué nonna cayo primero o...? -negué fastidiada ante el término.

-No se trata de quien "cayó" antes. -remarque con mis dedos volviéndolos en comillas, entonces lo vi, su sonrisa pícara y burlona- ¿Qué? -negó con su cabeza, guardando sus manos en los bolsillos y volteando a observar si venia el bus- ¿Qué? Anda dilo.

-Hablas con fastidio sobre el tema, aunque me lo niegues, tu ya no quieres que el profesor Jeon caiga.

-¿Y? -le miró con las cejas en alto, algo perdida ante su perfil- ¿Qué hay si ese fuera el caso? Creo que ellos no merecen que juguemos con su posición. -sonrió.

-Creo que no se trata de nonna o de mi forma de ser con las mujeres. Más bien del profesor de literatura. -frunci el ceño, y el rió.

-Eres un idiota. -voltee alejándome de su lado, cruzando mis brazos, pero me siguió.

-Lo siento, no te enojes bunny, te ves muy graciosa. -sonrió mientras intentaba controlar sus ganas de reírse de mi persona- Escucha, no estoy seguro, no puedo estarlo. -tomó mi brazo, obligándome a romper la unión con el otro y así, estirarlo hacia él- Pero sólo digo que las leyes no son un juego, -le miré atenta, intentando decifrar sus intenciones o aquel timbre tan rebuscado de su voz- ¿en serio me diras decirlo? -suspiró ante mi fijación en sus ojos- Pienso que tal vez, este comenzando a gustarte nuestro sumbae. -frunci el ceño, uniendo mi entrecejo, y alejando mis ojos de los suyos, analizando sus expeculaciones.

Debería negarlo, es ilógico pensar algo asi, yo no puedo sentirme atraída por alguien más, es decir, una cosa es que me atraiga un físico, un rostro, una personalidad, un simple gusto definido como "querer" a esa persona. Pero otra muy distante, que me atragia en el sentido de gustar, de llegar a "amar", tal cual una vez diferencio en una de sus clases.

Porque la forma en que lo expresó Nam, lo asocia a la segunda y no puede ser el caso.

Pero para ser sincera, no podía refutar su punto, porque ni yo misma sabría en que tipo catalogar al señor Jeon.

Y sin ser consciente, So se acercó hasta nosotros, ambos la saludamos, pero su percepción tampoco es fácil de pasar por alta. Asi que no dudo mucho en preguntar sobre la atmósfera incómoda que presentía en el aire, y oppa no dudo en contarle sobre la situación. Bueno, no le culpo, después de todo, unnie era conocedora del tema y aquella absurda apuesta de por medio.

Lo verdaderamente extraño, fue que ella no dijo nada al respecto, muy al contrario fue quien cambio de tema, contando su primer experiencia con la terapeuta completamente a solas, y oppa no dudó en seguir con la charla, volviéndola algo más íntima y personal, ya que al parecer si le impotaba su desenvolvimiento en esta.

Mi corto y escaso sentido del olfato, me decía que algo particular sucedió mientras ambos compartieron algunas sesiones después de clases. Pero como de costumbre, mi cobardía no me permitia preguntar, ya que no estaba dispuesta a responder sobre las curiosidades del más alto.

El bus llegó y los tres subimos a este, unnie no dudo en preguntar sobre la novena ronda del show. Porque debido a ciertos problemas de fumigación, se retrasaron los programas.

Y para frutilla de la torta, y la niña idiota que aún sigo siendo, decidí no ceder ante la errónea suposición de oppa, y proseguí a sumarle un rango más a nuestro estúpido pasatiempo.

-¿Estás segura? -me miró con preocupación en su rosto, unnie se adelanto porque debía de hacer unas cosas de antemano- Eun no tienes porque...

-No quiero lloriqueos, veremos quien pierde en verdad.

Tonta, tonta y más tonta Jung Eun Bi, realmente no aprenderas, ¿verdad?

(....)

Sentí unos delicados y largos brazos rodeando mi espalda, cayendo sobre mi cuello y aquella fragancia a coco impregnado sobre mis fosas nasales. Deje de escribir, la lapicera se encontraba entre mis dedos mientras sostenía las hojas, entregadas recientemente.

-¿Mucho trabajo? -su dulce timbre de voz se hizo oír con atención sobre mi oreja derecha, en dónde poso su cabeza sobre mi hombro. Buffe con algo de cansancio.

-Si, creo que me entusiasme con la mayoría de los cursos... -su risa no tardó en hacerse oír, se burlaba con seguridad.

-Siempre eres igual, no se si compadecer o envidiar a tus alumnos.

-Ni uno ni lo otro, créeme. -observé su sonrisa ladina y volví mi vista a la mesa de madera, dejé caer la hoja sobre esta y tomé la taza de colores a mi costado- Gracias por el café. -llevé esta hasta mis labios y le di un buen sorbo.

-Descuida, es un placer. -alejó sus brazos de mi cuello sólo para masajear mis hombros y esplada- Estás algo contracturado, llevas más de tres horas sentado en el mismo lugar.

-Lo sé, estoy comenzando a extrañar Busan. -recibí un leve golpecito provenir de su puño, me queje como un niño pequeño y ella sonrió.

-Eres un tonto Jeon Jung Kook. -frunció levemente sus labios en una clara línea recta, ella odiaba el ageyo, de hecho era demasiado mala, y lo era aún más cuando era presionada en ello. Pero solía ser involuntario cuando menos lo pensaba.

-Me gusta poder verte más seguido. -reconocí con total sinceridad, no pudo evitarlo, negó con sus mejillas sonrosadas y volvió a masajear mi espalda.

-Sabes, te oí anoche... -sentí los músculos de mi cuerpo tensarse bajo aquel comentario, no pude evitar alejarla, volteando completamente para verla cara a cara.

-No deberías de fisgonear sobre mi cuarto. Recuerda que ya no somos unos niños de colegio, Tzuyu.

Observé como frunció el ceño, era consciente, tal vez fui demasiado tosco pero no podía pensar en ello ahora.

-¿Qué esta ocurriendo contigo? -negué levemente- No, algo ocurre.

-Sólo... -cerré mis ojos y llevé mis dedos hacia mis ojos, refregándoles levemente- tengo mucho trabajo. Me siento algo cansado, últimamente no duermo mucho, lo sabes. -asintió poco convencida- Debo terminar con esto y me iré a dar una ducha rápida, ¿bien? -sus ojos se desviaron duditativos, no pude evitar sentirme mal.

Tomé su mano por encima de mi hombro, sus ojos interceptaron los míos y le dediqué una pequeña sonrisa, dándole a entender que todo estaba bien.

(....)

La realidad es que... hace tres semanas, en cuanto comenzó a trabajar en aquel instituto, luego de que su suplencia llegara a su fin. Sus horarios no fueron los únicos que se vieron irrumpidos.

Muy al contrario y a pesar de que se fuerza en demostrarse completamente bien, y sin vacilación alguna, dentro mío lo intercepto, algo esta ocurriendo.

Junto a su trabajo, lo sé, hay algo más que cambio y no sólo en él, si no en nuestra relación. Por ello no puedo evitar preocuparme y sentirme nerviosa. Para colmo el haberlo oído anoche sollozar a solas en su cuarto, en verdad me altera. Se que hay varias formas de llorar, y aquél llanto era preocupante, algo le esta molestando en verdad.

La duda es, ¿por qué no puede hablarlo conmigo? Después de todo, yo soy...

La puerta de su habitación se abrió, le observé de jeans claros y camiseta oscura, con una impecable sonrisa en sus labios.

-¿Estás lista? -asentí poniéndome de pie para apretar el botón de encendido en el control remoto, observando como el televisor se torno en negro. Voltee a verlo mientras tomaba mi cartera.

-¿No secaras tu cabello? -negó riendo.

-Se que trajiste el auto, asi que estaré bien. A parte el pronóstico es de puro sol, andando. -abrió la puerta de su departamento y como todo un caballero me cedió el paso para salir primera- Su majestad. -comentó con una reverencia y no pude evitar sonreir.

-Tsk, eres un soso. -le oí carcajear para cerrar la puerta detrás suyo.

El itinerario del día era sencillo, aún así, será una tarde bastante larga y por ende, agotadora.

-Déjame ayudarte. -dicho aquello no dudo en abrir su puerta e ir directo a la cola del auto. Por mi parte, sólo me quede ahí, sentada en el asiento del conductor, observándole por el espejo retrovisor.

Una tonta sonrisa figuró en mis labios al contemplar sus movimientos, abrió el baúl del vehículo estacionado a una orilla del cordón y comenzó a desempacar aquellas cajas de madera.

-¡Oppa! -un gritito agudo fue acompañado de uno más grave, el cual pronunció un dulce "¡Hyung!"

No pude evitar reir al verlo emocionarse mientras dejaba una de las tantas cajas y bolsas en el suelo, sólo para abrazar a esos dos pequeñines. Quienes sonreían emocionados al verle, y en ese momento la sonrisa de Jung se vio en vuelta en una gran carcajada y no dudo en desparramar el cabello del niño frente suyo, siendo aplaudido por la pequeñita.

Observé a unnie acercándose hasta el auto y sin ser consciente, delante de mis ojos se interpuso la bella figura de un reluciente niño. Sonreí para abrir la puerta del conductor y bajar rodeando la parte delantera del auto.

-¡Nonna! -no tardó mucho en aferrarse a mis piernas, no pude evitar sonreír e inclinarme hasta llegar a su altura- ¿Cómo ha estado?

-Yo muy bien, ¿y tu Min Ki? -acaricie su mejilla, apreciando su pequeño pómulo el cual fue estirado, debido a una bella sonrisa ejercida por el menor.

-Unnie, oppa quería verte~. -comentó una dulce vocecita a mi costado. Generando que mi adorado niño se sonrojara y volteara a pedirle que no dijera eso.

-Minying, no deberías de avergonzar a oppa -acotó Jung aún tomando su bella y pequeñita mano, la menor rió para asentir a su costado.

-Niños, el pastor Choi comenzará su rotación de historias, acaso, ¿quieren perderselo? -un entusiasta "¡No!" fue pronunciado al unísono y ambos corrieron detrás de la bella mujer, quién no evitó reír meneando su cabeza- Gracias por venir chicos.

-Unnie están creciendo mucho. -asintió con una enorme sonrisa.

-Lo están haciendo bien, y la congregación es muy afectiva. -aseguró Jung para tomar una de las cajas que dejó en el suelo con anterioridad.

-¿Todo esto? -se acercó hacia el baúl- es demasiado... -sonreí para negar- Tzuyu, Jungkook... -volteó a vernos a ambos, con un hermoso brillo de gratitud en sus bellos ojos- realmente agradezco cada uno de sus esfuerzos por ellos. Sin su ayuda...

-Nonna Jea, no diga eso. El esfuerzo es suyo, están haciendo algo grandioso con cada uno de estos niños, sin contar con aquél trabajo arduo con los jóvenes y adolescentes. -con una sonrisa y un quejido debido al peso de la caja, se acercó hasta ella- Es un honor. -sólo para dirigirse hasta la iglesia.

Me acerqué hasta la parte trasera del auto y comencé a separar lo más ligero, tratandose de ropa y osos en su mayoría, dejando que oppa se encargué de los viveres en su totalidad.

-Pequeña, realmente es un buen hombre. -acotó para voltear a verme luego de un rato- No deberías dejarlo ir. Eres afortunada.

-Lo sé, -sonreí- Jung le da honor a su nombre. -declare con una inevitable sonrisa, una que no pareció pasar desapercibida por la encantadora Hyo Jin. Pastora de la congregación- ¿Cómo esta el pastor Min? -rió con sutileza para ayudarme a tomar algunas bolsas.

(....)

-¿Entonces? -pregunté con preocupación en mi voz.

-Las estudiantes Park y Kim, realmente son niñas solitarias, sus padres apenas pasan tiempo en casa los fines de semana debido a sus apretadas agendas. -asintió levemente- Creo que es comprensible su comportamiento, por ende están avergonzadas y aunque no lo reconozcan, están agradecidas con Sojung.

-Entiendo, por favor siga tratando con ellas. -asintió sin dudar.

-Por otra parte, la señorita Hirai, es un caso aparte. Su familia esta bien ensamblada, tiene una hermana con la que se lleva muy bien y aunque sus padres son divorciados, la relación entre ellos es cálida y aún más para con sus hijas. -frunci el ceño- Pero puedo comentar que carga con un fuerte dolor por la separación entre ellos. Y no lo sé, tal vez... -bajó su mirada con el ceño levemente fruncido.

-¿Tal vez? -alzó su mirada algo apenada.

-Siento que carga con una fuerte decepción amorosa, tal vez sea por el rompimiento entre sus progenitores, pero no puedo descartar la idea de que tal vez, también experimento un doloroso sentimiento. Ya que no se la ve ni avergonzada, ni mucho menos arrepentida como a las otras dos. -cerró sus ojos y dejó escapar un suspiro- Pero como sabra, no puedo mencionar nada más que un pantallazo general en relación a los estudiantes que pasan por mi terapia.

-Lo sé, es su código. -asintió- Por ello agradezco que me permita conocer como avanzan. Y digame, ¿cómo ve a la señorita Kim?

-Pues ella... -dejó la taza de té sobre la mesita ratonera- es especial, no desea estar en terapia y me lo ha dejado bien en claro. Es una chica ruda.

-Lo sé, pero conoce el reglamento. -mi voz sonó pesada, de hecho me siento cansado respecto a la situación en general.

-Director Kim, no es parte de mi código, aún así... siento que ella le tiene cierto respeto. -alzó su vista de la mesa- Por eso le diré esto, siento que esconde algo. -"¿usted también?"

-¿Cómo que? -negó levemente y dudo en proseguir por unos segundos.

-No lo sé, pero sea lo que sea, no desea abrirse conmigo, así que debo de ser paciente. Pero, -me vi obligado a volver la vista sobre ella, quién mantenía el contacto visual fijo- creo que tal vez pueda ser incentivada por usted. Después de todo, accedió por usted director Kim.

-Entiendo. -ella se puso de pie, agradeció por la taza de té y con una reverencia salió de la oficina. Observé mi reloj pulsera, ya era bastante tarde.

Entonces me puse de pie y me dejé caer en el sillón grande de la oficina. Cerré los ojos y me replante nuevamente, porqué deseaba ser director de escuela en primer lugar.

Un leve tock tock irrumpió en mi pequeño momento, aquél entre mis pensamientos y yo. Gracias a una sola palabra aquella puerta fue abierta y junto a ella, observé aquella bella sonrisa, una que traía tantos buenos recuerdos y reconforte en estos momentos.

-Alistate, iremos por unos tragos, Jinnie. -Ailee sonrió para jugar con las llaves del edificio escolar.


Dedicado: ateneaestabridis1

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