.43.

Observé el reflejo que claramente se encuentra delatandome a través de aquel pequeño espejo, logré oír con claridad cada una de las exhalaciones aceleradas, producidas desde lo más íntimo de mi pecho, el cual seguia subiendo y bajando, como un maldito pase a la montaña rusa, en dónde lo sabes, siempre vuelves a caer en picada.

El ruido de aquel barrote me obligó a voltear el rostro, encontrando la sonrisa cansada de aquel hombre.

-Es hora de salir. –suspiró apenado para conmigo- El pateo no se limpiara sólo joven.

Me puse en pie, separándome de aquel colchón, encaminado mis pasos hasta él pero antes de salir detrás, voltee, observando aquel pequeño espejo colgado frente a las camas. 

“El tiempo pasa con lentitud, desearía que las cosas fueran diferentes, al menos por un día…”

|….|

Mi celular no dejó de sonar en todo el transcurso de la tarde noche, se contuvieron por un pequeño lapso de tiempo, pero fue uno muy corto.

Cansada de aquel sonido de notificación, lo tomé entre mis manos para cambiar el curso, directamente toque el ajuste de “no molestar”, aceptando aquel indifinidamente que tanto deseaba.

El tock tock de la puerta se hizo oír, no respondí, ya que no tenía las fuerzas ni mucho menos el ánimo. Pero este no se detuvo, fue suave y dulce, pero volvió a empuñar su puño contra la madera en busca de respuesta.

-So, abreme, quiero… necesito hablar contigo. –su timbre suave y levemente ronco, me obligó a tragar con dificultad- Hermana, por favor… -sólo escondi el rostro entre mis piernas, en silencio, dejando ir las lágrimas ante su constante llamado.

(….)

-¿Cómo te sientes? –oi su timbre emtonando suavemente a mi lado, asentí avergonzada.

-No se como… agradecerte. –susurre aún observando mis manos sobre la falda del instituto.

El hecho es, que este completo desconocido, fue un soporte para este día de mierda. No dudo ni por un segundo en llevarme por aire fresco, y una buena caminata, sin condicionamientos ni mucho menos cuestionamientos, lo cual le agradecia. Pero…

Frunci el ceño para levantar el rostro y voltear a mi lado, viéndole sentado a mi costado- ¿Quién eres?

Volteó a verme, con una sonrisa de gracia y simpatía en sus labios- ¿No me conoces?

Una simple pregunta, sólo una, me recordó cuatro años atrás. Un momento particular, mi momento, nuestro.

-¿Cómo te llamas? –pregunto con el semblante serio y neutro con el que siempre caminaba por los pasillos, al lado de sus amigos o incluso en el salón.

-¿N-no conoces mi nombre? –una pregunta tonta se escapo de mi labios, pero, si, al menos yo era consciente de que nos encontramos en el mismo salón, pedazo de genio- Si, somos compañeros…

-Claro que conozco tu nombre, pero quiero saberlo, ¿tú lo conoces?

Una lágrima se esparcio sin consentimiento por mi mejilla, rápidamente trague duro y la limpié para sonreir con torpeza.

-Se que eres de nuestro instituto, creo haberte visto un par de veces, pero… no conozco tu nombre, lo siento. –me apena ser tan desconsiderada, siempre intenté ser cordial con todos, pero nunca hablé con este chico antes.

-Descuida, soy Heechul, voy en el último año como tú, pero soy de otra división. –asenti aún observando su nata sonrisa.

-Gracias por lo de hace rato,yo… -nego deteniéndome.

-No necesito saberlo, porque mejor no caminamos un poco más. –se puso de pie, con aquella sonrisa encantadora y cálida, sólo para estirar su mano delante de mi.

Con una leve sonrisa acepté la invitación, tomé su mano. 

(….)

Arrojar el celular directo sobre el colchón, no era suficiente para detener esta frustración que me invade, si y todo por la silenciosa situación, odiaba sentir esta impotencia carcomer mi pecho, contrayendo mi respiración.

Por favor, apenas pudimos reconciliarnos y necesita que este ahí, a su lado, pero soy inútil hasta para ello.

Mi puerta fue golpeada, voltee encontrándome con medio cuerpo de unnie ya dentro del cuarto, tan típico de ella. Resople con cansancio, y su sonrisa se desvaneció lentamente.

-¿Qué ocurre?, al menos golpee –señalo la puerta detras de ella para cerrarla por completo. Negué levemente- ¿Entonces? –me miró con fijación.

-Recuerdas que hace una semana me reconcilie con Sowonie… -sus ojos seguían intactos sobre mi, alerta ante cualquier comentario que hiciera.

Porque ella conocia de esos dos meses de tortura y pena por romper nuestra amistad, pero internamente, sólo yo conocia el verdadero motivo... por romperla a ella, como nadie lo ha hecho.

Mas no hubo otra mención provenir de mi boca, sólo comencé a sollozar en silencio.

-Pequeña… -no dudo en cortar nuestra distancia para rodearme entre sus brazos, en su cálido pecho, acariciando mi cabello con delicadeza y amor.

Si, lo hice, quizás no era mi deber, se que no debía de hablar por ella… pero también, necesitaba contárselo a alguien. Quién mejor que unnie, que nos quiere tanto a ambas, ¿verdad?

-U-unnie… mi amiga me necesita, pe-pero yo… soy una inútil… -me aferre a su pecho, rodee su espalda con mis brazos y lloré con fuerzas.

-Sh sh sh, está bien, shh, tranquila. –sobaba mi espalda, dando ligeras palmaditas, con su bella voz, acurrucándome entre sus brazos- No lo eres, eres su mejor amiga y ella sabe cuanto te importa. Es sólo que… debes comprender, necesita su espacio. –unnie se oía contrictada y en gran manera- Hiciste tu parte, la acompañaste en el camino, le mandaste mensajes, le dejaste en claro que estas preocupada y que estas ahí para ella.

-¿Pero, es… suficiente? –me forzaba en mantener la compostura, nivelando mi respiración.

-Lo es, porque en cuanto los vea, sentirá el calor revolotear en su corazón. –me separó lentamente de su cuerpo- Por el momento, debes respetar su espacio y sus sentimientos. –acariciando mis mejillas, levemente intentó sonreir- Creo que necesita tiempo a solas, al menos por esta noche. Dime, ¿crees qué…?

Frunci el ceño al contemplar sus ojos perderse, temiendo preguntar, temiendo pronunciar su nombre. Temiendo saber de él.

Asenti para sobar mi nariz- Si, creo que oppa esta ahí con ella. –asintió frunciendo sus labios para volver a envolverme entre sus brazos y suspirar a un lado de mi oreja.

No soy tonta, se que tampoco ella lo es, su cuerpo tembló involuntariamente, se estremeció al pensar en él y en lo que seguramente esta sintiendo o sufriendo ahora.

(….)

-Entonces… señor Kim, ¿se encuntra bien? –voltee la mirada, encontrando al pobre muchacho delante de mi, con su rostro en blanco y en un inocente estado de shock.

Negué para sonreírle- Lo lamento, si… -tomé entre mis manos aquella planilla de notas y anteriores experiencias educativas- veo que hay muy buenas referencias, aún para su corta edad. –el muchacho rió avergonzado, pues sus mejillas se tiñeron de un leve rosado que delata toda su juventud.

-Muchas gracias señor Kim. –era lindo de ver, su cabeza cabizbaja, quellos ojos bajos, sus manos juntas y su tonta sonrisa avergonzada.

-Dime Jin, y bienvenido a nuestra institución “Rough school” –alzo la mirada de pronto, entre asombro y gratitud. 

-No se arrepentirá señor... –negó rápidamente- digo, vera que doy la talla, Jin hyung. –reverencio con su cabeza, este muchacho destila humildad y adorabilidad.

-Muy bien… -inhale aire para ponerme de pie, acto que no dudo en imitar- Debería de mostrarte las instalaciones. –asintió con una sonrisa amplia en su rostro de conejo simpático.

-Creo que necesitamos profesores con tu energía. –sonreí  con sinceridad al verlo, realmente quiero creer en este joven, ya que inspira un aura única y distintiva.

Incluso podría ser de motivación y ayuda para…

Mi pecho se contrajo, sigo pensando en ella, en las dolorosas condiciones en que la vi esta mañana en aquella camilla de enfermería. Mentiría si dijera que no me preocupa su condición, ni siquiera consegui comunicarme con sus padres y no pude conversar mucho con ella, ya que no había palabra alguna que quisiera soltar.

-Director… -los pasos de nuestra enfermera Lee se detuvieron, reverencio levemente al ver al muchacho frente a mi escritorio de pie- lo siento, no sabia que aún seguias en entrevistas.

-Descuida, ¿ocurre algo Ailee? –pregunté preocupado, siempre que corre en busca de mi presencia trae lesionados detrás suyo.

Negó levemente- Sólo... el padre de la alumna So Jung acaba de comunicarse. –mis ojos se abrieron al instante en que oí su nombre- Estaba furioso, -la señorita Ye Jin es de grata ayuda en la sesión de administración, por ende suele contestar algunas llamadas registradas a la institución- No estoy segura, pero esta dispuesta a generar una demanda por agresiones hacia su hija.

-¿Agresiones? –pregunte confundido y visiblemente preocupado ante tremenda palabra.

-Estaba alterado, pero lo que llegue a comprender, So Jung sufrió agresiones de partes de unas alumnas. –suspiró apenada- Y no me sorprende, ella no quiso comentar nada, pero su codo no se lesionó por una simple caída.

-N-no puedo creerlo… -susurre palideciendo.

-Director se que es difícil de procesar esto, pero…

-Por supuesto que lo entiendo, su padre tiene todo el derecho, yo mismo seria de ayuda para hundir a los inadaptados que no pueden estar al tanto de los vínculos sociales entre sus estudiantes. –mi timbre de voz iba en aumento, no contra ella, más bien contra mi propia mala gestión.

-Jin, por favor, tranquilízate… -cuando utiliza mi segundo nombre, es cuando se olvida de la jerarquía y surge la amistad y el compañerismo entre nosotros como equipo- no es culpa tuya, sólo debemos organizar la junta con ellos como tutuores legales, luego hablar con los involucrados y apelar al comité disciplinario. No llegaremos a una demanda, te lo prometo.

-No es lo que me preocupa… -negue con el ceño decaído y lleve mi mano hacia mi frente, la cual comenzaba a doler.

-Debes calmarte, tu presión vuela como los chicos al oir la campana. –se acercó hasta mi, obligándome a sentarme y moviéndose en busca de aquel vaso que no dudo en llenar de agua del bidón eléctrico que se encontraba en mi despacho.

-Deja de tratarme como a tu paciente. –pedí para aceptar el vaso con fatiga.

-Lo hare cuando dejes de extresarme. –me obligó a ingerir el agua y abrió la única ventana que había, permitiéndome sentir la brisa de la tarde noche.

-Debo mostrarle las instalaciones a… -observo al muchacho mediante hablaba sólo para negar e interrumpir.

-Tae se hara cargo, ¿conoces la biblioteca? –nego- si caminas derecho por el pasillo y doblas en… -comenzó a darle indicaciones, sinceramente no logré procesar nada más que una cosa concreta. Sojung fue víctima de acoso y “agresiones”- Ella te ayudará. –el menor asintió para verme con preocupación- Estará bien, descuida.

-Entiendo… -reverencio para dar media vuelta, tomar el picaporte de la puerta y cerrarla detrás suyo al salir de la oficina.

(….)

Se que no debería, pero simplemente no puedo contenerme, quiero hablar con ella y como se que tal vez no sea prudente ir a su casa, decidí ir en busca de Jimin.

Necesito concentrar mi atención en otra cosa y sus estúpidos monólogos del concurso, su historia y las bellezas de participantes que al ganar invirtieron en obras de bien, caridad y campañas de salud mental, es justo lo que necesito en estos momentos.

¿Quién diría que estos concursos fomentarían para buenas acciones? Digo, es ridículo, porque sus estándares son todo lo contrario a lo que refleja una buena y estable salud mental.

Tomé el valor de mensagearle a Sinb, podría sonar incluso morboso, lo sé, pero no me motiva aquel sentimiento, todo lo contrario y creo que ella lo disernio bastante bien, porque no dudo en contestar.

Y para mi mala suerte, se encontraba en sintonía con los productores de esta temporada, por ende se situaba temporalmente en el canal, un hermoso teatro lejos por unos veinticinco minutos, tal vez media hora con el transcurso a pie que debo dar al bajar del transporte.

Sólo espero que valga la pena y siga ahí, necesito aburrirme con la patética y superficial charla motivacional. Si no es el caos, pues bueno… al menos habre conseguido aire puro y un claro, diferenciado escenario.

Lo triste es que no consegui la paz que buscaba, si, agradecí el viento chocar contra mis mejillas al abrir la ventanilla del bus, también los distintos paisajes que este me brindaba de la capital. Pero mi mente seguía fija en una sola cosa, la casa de unnie, y esto me paralizaba por completo.

Pero mis ojos se enfocaron en aquel inmeso teatro, era hora, necesitaba estar fuera y en serio espero poder calmar mis impulsos negativos al respecto.

Al ingresar por las incontables butacas me dediqué a saludar a los pocos trabajadores que se encontraban, algunos limpiando, otros acomodando y algunos decorando el escenario para las próximas presentaciones. Era de admirar que se fuercen y trabajen tan duro, incluso por las noches.

Pero falle en el intento de dar con oppa, tal vez esta en una junta, en el baño o algo por el estilo. En ese caso, ¿qué debería de hacer?

-Lo siento… -me disculpe sinceramente por haber chocado con ella sin darme cuenta, por pensar banalidades- ¿oh? –pero mi semblante de pena fue remplazado por uno de sorpresa- tu eres Sana Minoe… Minu… ehm…

-Minatozaki. –sonreí al oir su timbre cálido de voz, ella era una de las concursantes y debo de admitir que de las preferidas.

-Hola, lamentó pronunciarlo mal, ¿eres japonsea verdad? –lo admito, realmente era bella y delicada como en sus presentaciones. Una chica tan linda y segura de si misma.

-Si, y tu coreana. –bien, no fue una oración desagradable, pero lo sentí algo… ¿cómo describirlo?

Descortesía y crueldad a la hora de hablar, si, asi es.

-Lo siento, no quise decir que… -sonrió.

-Se lo que dijiste, descuida. –más no me tranquilizo su dulce gesto, mientras cortaba nuestra distancia- A nadie le interesa. –susurro cerca de mi oído, sólo para avanzar con una gentil sonrisa y saludar a un hombre no tan mayor que se acercaba hasta ella.

Pero mis ojos fueron más haya de ellos dos, observe a oppa acercándose detrás suyo y sonreírle al ser saludado con respeto y gentileza por su parte.

-Llegaste, como no avisaste no estaba seguro. –comentó delante de mi observando su celular- ¿Ocurre algo? –pregunto al percatarse de mi silenciosa mirada sobre ellos- Como verás, hubo una reunión con los patrocinadores, por ende el jefe de producción llamó a los jefes de taller, osea nosotros. –su sonrisa desapareció de sus labios al verme- ¿Ocurrio algo mientras esperabas? –negué- ¿Segura? –volvió a ver a Sana hablar con su jefe de taller.

-Oye, -frunci el ceño al percatarme- ¿cómo sabias que vendría? No te mande nada…

Sonrio- Sinbi me aviso, y fue muy directa al pedirme que obedeciera a lo que sea que vallas a pedirme. Entonces pensé, ¿qué esta pasando aqui? –guardo su teléfono y relamio sus labios- ¿desde cuándo son compinches ustedes dos? –baje la mirada apenada por tremendo acto gentil de su hija.

-No quiero hablar acerca de ello. –suspire para alzar la mirada y poder verlo- Sólo quiero que me hables de la siguiente ronda, quiero estar bien informada para poder responder cada pregunta.

Sus ojos denotaban asombro e incredulidad, se que no soy de las mejores estudiantes en estos últimos días, pero hoy lo necesito con ansias.

Rodeó mis hombros y me incito a voltear para poder caminar, mientras comenzaba su lección del día, se que será una charla larga, en donde sólo sere oído y memoria de almacenamiento. ¡Justo lo que necesito!

Pero para mi mala suerte, o para mi propia incomodidad, logré sentir una indiscreta y filosa mirada sobre nosotros, en principal sobre mi.

Honestamente no quise voltear a descubir de quién se trataba, sólo esperaba que no desencadenara un mal inminente.

|….|

“Si vuelvo a coincidir con alguien, sólo le pido a Dios que sea una persona llena de calidad humana, que no se rinda ante el primer obstáculo que la vida nos presente. Que a la hora de querer le sobre el valor, y no las excusas. Si, si debo de coincidir con alguien nuevamente, deseo con fervor que seas tú, mi dulce Eunha.”

-¿Sigues con eso? –deje caer la lapicera sobre la mesa, él ingresó al pequeño cuarto con evidente fatiga, dejando aquella chamarra naranjona sobre la cama de arriba.

-¿Los baños fueron duros?

-Del puto asco, agradece que no te tocó. Al parecer a más de un idiota le cayó pesado la comida. –se oía molesto y asqueado, lo siento por él, pero si me causó gracia- ¿Qué numero es? –preguntó acomodando sus cosas aún sin verme.

-Perdí la cuenta, lo sabes. –susurre contrictado, mientras observaba la hoja sobre la mesa.

Pero rápidamente tomé la desicion de enderesarme y me recompuse, tomando aquel sobre y guarde dentro la hoja.

-Lo sé, pero no creo que ella lo pierda. –auch- no seas idiota, no falta mucho, sólo enviala. –se tomó del colchón y pisando sobre mi cama, se dio el impulso que necesitaba, terminando arriba del colchón, en su cama- Me lo agradeceras, créeme. –cerró sus ojos para poder dormir. Voltee nuevamente para ver el sobre entre mis manos.

Me puse en pie para acercarme hasta la super puesta, en la cama de abajo. Me arrodille y busqué debajo de esta, aquella caja que estire fuera. Me puse de pie al dejarla sobre el colchón, fui en busca del sobre blanco, con dudas y pasos pesados, me volvi hacia el para sentarme.

Abrí la caja y contemple los variados sobres blancos dentro de esta, observé el nuevo aún en mi mano…

-Al menos todavía te esperan. –susurro para removerse en la parte de arriba.

Y lo dejé caer sobre las demás, con dolor. Golpee las maderas de arriba para sonreír.

-No te vuelvas melancólico viejo. –lleve la caja debajo de la cama, otra vez- Descansa.

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