.42.

La mañana no tardo en completar su ciclo, en realidad, odiamos el simple hecho de que el maldito reloj corriera sus agujas con mucha más rapidez de lo usual.

No era justo, merecía más tiempo, tu propio tiempo.

Alce la mirada para verla caminando delante nuestro, su largo cabello era removido por sus pesados pasos, ninguno quería llegar, anhelábamos tiempo. Uno que tu merecias por completo.

A pesar de que no nos pidió acompañarla, lo hicimos, de hecho, ni siquiera pronunció palabra alguna desde que la vimos luego de la última campana y eso en verdad me preocupa.

Sentí el cálido apretón de manos que me obligó a voltear la mirada, alzando el rostro por la diferencia de altura inminente. Los ojos de Namjoon me observaban en busca de consuelo y calma, pero no era suficiente. De hecho, nada de esta patética situación lo era.

Lo único que sé, es lo que oppa logró contarme en el receso, ni siquiera pude estar en la sala de enfermería junto a ella, al lado de esa camilla, aunque sea, tomando su mano, no lo sé, brindándole mi apoyó emocional, pero no, no me lo permitieron.

Hoseok camina en silencio, con su vista gacha, siendo acompañado por unos cortos centímetros detrás. Sinb se ve alterada, consternada sería la palabra clave, y si, logró comprenderla… Momo es su mejor amiga, debe ser devastador.

-¿Eun? –Nam susurro mi nombre para detenerse y voltear a verme, abrí los ojos contrictada- ¿Qué ocurre? –preguntó con dulzura y nata preocupación.

-Sojung… -el timbre decaído de Ho nos obligo a levantar la vista, la mencionada detuvo sus pasos.

-U-unnie, ¿necesitas algo? –la voz de Eunbi era inestable, su rostro levemente fruncido, clara señal de vergüenza propia.

-Que se detengan… -nos dedicamos una pequeña mirada de confusión juntó a oppa, sólo para volver a verla.

-Podemos acompañarte hasta… -pero aquel leve movimiento de cabeza en forma negativa fue suficiente para detener las palabras de Joonie.

-Es suficiente, debo afrontarlo sola. –volteó con lentitud para al fin mostrarnos su bello semblante, ella… sonrió.

-Pero… -negó ante el timbre vacilante de Hoseok.

-Gracias, por acompañarme en todo el camino. –bajó su mirada para brindarnos una pequeña y dulce sonrisita- Pero, desde este punto… debo seguir sola. –nos miró a cada uno para dedicarnos una última sonrisa y reverenciando con un leve movimiento de cabeza, voltear avanzando.

-¿Está bien que la dejemos ir asi, sola? –el timbre de Sinb se hizo presente una vez ella estuvo a una distancia notable- Estoy preocupada… -el resoplido procediendo de los labios de Nam, retumbo a mi lado.

-Lo sé, pero tiene razón… no podremos hacer esto por ella. –acoto con su mirada seria y fija.

-¿Estarás bien? –Hoseok preguntó suavemente al verla consternada al pie de la acera. Sinb bajó la mirada para asentir dudosa- No es tu culpa...

Sowonie… ¿asi te hice sentir todo este tiempo?

Yo… yo sólo, te cause dolor, el mismo sentimiento que te incita a decaer hacia los extremos indeseables.

Los brazos del mayor se aferraron al vulnerable cuerpo de la menor, quien se forzaba por no llorar delante nuestro. En serio es una chica fuerte, pero…

Vergüenza, culpa, rabia… no era mi intención, porque no soy tu responsabilidad. Pero porque me amabas como a una hermana, como mejor amiga, como persona… querias ver lo mejor de mi y sólo… consegui decepcionarte a tal punto.

(….)

La cálida brisa del mediodía se hizo sentir, mi cabello nublo la visión que tenía de mis manos entrelazadas por encima de mi falda escolar.

-Toma. –alce levemente los ojos, concentrándome en la banda para el cabello que me entregaba su palma. Sin decir nada, lo acepté.

El rostro de Sinb se aparto para concentrarse en un punto fijo del pasto verde. No había nada extraño ahí, pero la intensidad de su mirada podría conseguir helar a cualquier persona.

Ambas nos quedamos solas, sentadas en aquellas bancas del parque central. Nam y Ho se ofrecieron a ir por algo que pudiéramos ingerir, porque sin siquiera notarlo, el reloj corrió, y ninguno había almorzado por la actual situación.

-La-lamento todo esto… -no soy de odiar para nada a el silencio, aunque por lo general amó conversar de cualquier tipo de cosas; en esta ocasión, particularmente, no quisiera hacerlo.

-¿Es fatal? –alzó su mirada para voltear a su costado, observándome en silencio- el sentimiento… la decepción. –susurre observando aquella goma lila para el cabello.

Sus ojos me abandonaron, sus manos se aferraron a la tela del pantalón de gimnasia que hoy portaba. Guardo silencio por unos momentos, tal vez asimilando mis estúpidas preguntas. La brisa volvió a soplar, llevando el largo de mi cabello hacia el rostro, obligándome a usar la banda elástica.

-Momo, ella no es mala persona… -su timbre era más bajo de lo habitual- sólo es una chica con problemas, como todos. –se inclinó de hombros aún sin verme- No es por defenderla, pero carga con sus propias inseguridades, al principio… sólo se trataba de su nacionalidad, la pronunciación torpe y la falta de costumbre. –sonrió nostálgica.

Creo recordar algo vagamente, cuando Hirai ingresó al instituto recien transferida de Japón, solia ser vista por los pasillos, era la conversación en la cafetería… en pocas palabras, se convirtió en el nuevo conejillo de indias, pero claro, era la “nueva” después de todo. Aunque muy mona para ser sincera.

-Pero a medida que el ciclo avanzaba, no lograba congeniar con nadie, incluso se escabullía cuando intentaba acercarme. La mayoría se mofaba de ella por su lengua materna. Entonces se privaba de mantener un diálogo estable… ¿tienes idea quién fue el primero en mantenerlo? –frunci el ceño para alzar la mirada, su sonrisa penosa lo confirmo- Min Yoon Gi.

-No lo sabia… -comente con honestidad, ambos tenían el mismo tiempo de ingreso. Pero el hecho es… que no podría ni siquiera imaginar que toda aquella atención le afectaba. Es decir, desde la primera vez que la vi en el salón, noté su belleza.

-Descuida, -fruncio ligeramente el ceño, recordando algo- nunca supe que fue lo que le dijo con exactitud… pero desde ese día, su actitud cambió por completo. Ella se esforzó mucho más por manejar el idioma, por ser más sociable, incluso se anotó al club de danzas. Nuestra amistad se forjó gracias aquella actitud positivista.

Observe su imagen detenidamente, sus labios se estiraban con pena y moderación, pero sonreía con calidez, en sus ojos, se develaba aquel aprecio sincero. Se veía simplemente hermosa, con su coleta alta, dejando caer su largo cabello azabache con el destello de sus puntas grises, demostrando sus bellas faciones.

Tan práctica y sencilla.

-Siempre estaré agradecida con él. –bajó su mirada hacia sus manos apretadas- Yoon oppa, podía ser frío y distante, pero siempre supe que cargaba con un gran corazón. –y aquí estaba, aquel conocido dolor en el pecho tan sólo al pensar en él.

De hecho, para sorpresa mía, lo llamo “oppa”, ella no suele usar ese termino, no se ajusta así. Siempre lo supuse, ambos solían pasar tiempo juntos debido a Hoseok oppa, pero… no dudé ni por un segundo en las similitudes entre ellos. Ambos son personas… con carácter fuerte y directos.

-Momo se volvió mi mejor amiga, en ciertos aspectos logra recordarme a Hoseok. Por eso se, que ella es mi complemento. –alzo la mirada al frente, observó a unos niños jugar y corretear por los columpios- Al igual que Yoongi era el complemento de Hoseok.

-Lo sé… -susurre al observar a los pequeños reir con sinceridad, con emoción- oppa, solía sentir la culpa carcomerle, –ella negó levemente, se que no le interesa, al menos, no tiene porque oirme- pero nunca quiso decírmelo. Honestamente… -aun asi, quise contárselo, no se porqué, pero quise confiarle un pedazo de mi dolor- creo que conocía a la perfeccion, la medida de mi corazón.

-Era un gran chico, solía observarte mucho, supongo que no era novedad que le gustabas. –bajo su mirada un momento- En serio lamento tanto su pérdida, no se merecia eso… -claro que no, él no…- ninguno lo merecia. –alce la mirada al sentir su mano sobre las mias.

Mis ojos comenzaron aguarse, sentía todo el peso sobre mis cuencas oculares, no quería, realmente no quería…

-Esta bien, ¿sabes? Creo que no te das a la idea de lo que significabas para él. –sus ojos nostálgicos delatan la sensibilidad con la que habla- Momo a derramado muchas lágrimas, y en una ocasión me comentó… que él te conocía. –ladeo su cabeza aún sin soltar mis manos- No lo comprendí, tampoco lo pregunté, pero creo saber al fin a que se refería. –alce la mirada con esfuerzo- Él era tu complemento. Conocía tu corazón, y lo comprendía mejor que muchos, tal vez, porque también poseía uno parecido. El quería cuidarse, cuidándote mientras vivía, porque conocía mejor que nadie… el precio de juzgar a los hombres por su apariencia exterior. –sonrió para hacer más fuerte el apretón, en serio agradeci que lo dijera.

Sobe mi nariz para levantar el rostro- Gracias… no tuve la oportunidad, pero se que fuiste quién intervino en la pelea de Nam. –negó levemente.

No me equivoque con ellos, ambos son personas similares, por más que no lo aparenten… son de emociones sensibles, de fuertes pasiones, ligados con sombras y monstruos propios, escondidos a primera vista.

Aunque me duela admitirlo, Eunbi es una buena persona. Aunque sienta aquel sabor amargo, ligado a la culpa, Eunbi no merece nada de lo que le toco debido a mi avaricia; al igual que Sowon, pero a diferencia de Yoon, ambas fueron arrasadas por mi maldito egoísmo.

Porque a oppa, logré arrastrarlo directamente hacia el infierno. Ya que si, lo sé, consegui ser mucho más feroz que mis propios demonios.

¡Maldita sea! sólo soy como un terrible huracán, tragando entero a todo aquello bueno que se le atraviese por el medio.

Yoon debía de haberme temido, no debió amarme.

(….)

-Gracias… -le dedicó una coqueta sonrisa a la ajumma para voltear a verme.

-¿Qué? –fue lo único que consegui pronunciar.

Negó- Todo saldrá bien, espero… -rió como un idiota, me adelante con aquellos conos de papas- Relajate Hoseok.

-¿Cómo lo haces? En serio, siento un agujero enorme en mi estómago en estos momentos. 

-Eso es porque no has comido. –voltee a verlo con seriedad, sonrió para rodar los ojos.

-Hablo en serio.

-Tambien yo, escúchame. –me detuvo para hablar con seriedad- Se que estamos preocupados por ella, pero Sojung no es una chica fácil, a estas alturas... debes saberlo mejor que yo. Créeme, necesita hacer esto por cuenta propia, luego tendremos todo el tiempo para plaguearla con nuestra adorada presencia.

-Eso espero… -cerre mis ojos para suspirar.

-Ahora se honesto, no sólo estás preocupado por ella. ¿Qué ocurre? Digo, si quieres contarme. –tomó una papafrita para llevársela directo a la boca.

-No has hablado con ella acerca de los chicos, en serio lo agradezco. –alzó su ceja pensativo- Suho y Sehun.

-Ahh, entiendo. Bueno, creí que era personal. Aunque para ser honesto, no faltó mucho para que no interrumpiera sus asquerosas bocas. –negó para caminar a mi lado- Detesto el comportamiento vulgar. –ante la mirada atónita de parte mía, sonrió- Amó a las mujeres si, amó contemplarlas cual lienzo en blanco, hecho arte por cada color propio, ¡claro que si! pero me desagradan los idiotas que piensan que sexualizandolas con obscenidades y falta de respeto se ven geniales. Son una escoria de la humanidad y un claro desperdicio de hombres.

-Que profundo… -sonrei- y yo pensé que eras sólo un genio pervertido. –comia mientras me agradecia el “cumplido”- Aún asi, podias habérselo dicho, pero no lo hiciste. Gracias.

-¿Por qué es tan importante? Digo, se que era su honor, pero parecía que algo turbio los envuelve en un “no se qué”.

Namjoon no es idiota, tal cual sus notas lo dicen, su coeficiente es poco común para su edad. De igual modo, es un chico analizador, guarda silencio y observa... eso es de temer.

-Nos conocemos desde la escuela media, digamos que no eramos del tipo estudiante modelo. –baje la mirada contrictado en lo más profundo de mi alma- Eramos unos niños estúpidos creyéndose el centro del universo, pensando que podíamos llevarnos todo… y a todos por delante.

Al parecer se percató con rápidez de aquel aura melancólica que de mi cuerpo fluia, porque guardó silencio, aunque no por mucho. 

-¿El tal Min formaba parte de ese grupito? –negué. Tan sólo oir su apellido lograba estremeserme a tal punto, de no querer continuar.

-A Yoongi lo conocí en noveno, el fue quien se encargo de recordarme aquello que no debia olvidar... -susurre conmovido, nostálgico y apenado.

-¿Qué? -dudo en preguntar.

-Aunque sea difícil de creer, muchas veces, perder el camino… es la forma real de encontrarlo. -mis ojos gachos, mis pasos pedados y mi alma, escondida como un maldito susurro que no tarda en recordarme, que soy esclavo de los errores vividos.

Conozco a mi pesar, muy bien a cada villano que merodea por mi cabeza, los propios, los de otros, y aquellos con los que merezco cargar. Claro que desearia la libertad, más no me es lícita.

Los dolorosos recuerdos de que perdí mi camino, que me extravié en el proceso de encontrarme. Son las memorias que me condenan, por las que intenté reformarme, gracias a ella tomé la decisión de cambiar e incluso ser de ayuda para ellos. Aunque hoy parezca, un tonto deseo lejano y una pérdida de tiempo.

-“La esperanza es lo último en perderse. Tú eres como ese pedazo de esperanza, Hoseok.”

Perdi el camino en un mundo de fantasía, si, perdí el camino aún empujando con fuerzas dentro de un mundo complicado. Perdi el camino en un callejón que parecía no tener salida, pero… fuiste el placebo que mi atribulado corazón necesitaba.

Nunca olvidaré el papel que ocupaste en mi vida…

-“Siempre seras mi amigo. Estaré aqui esperando a que me perdones.”

Siempre estaré en deuda contigo, y nunca me perdónare por haberte soltado la mano, con tanta facilidad...

Lo siento tanto, mi amigo. Mi mejor amigo, Suga.

(….)

-No puede ser… no es posible… -el hombre de la familia sólo caminaba de un lado a otro de la casa, divagando una y otra vez en lo mismo.

-Hija… -mamá no decía otra cosa, se la veía turbada, desorientada por completo- tú… tú… ¿es cierto?

-No, claro que no. –la gruesa voz de papá se hizo oir tal cual trueno enfurecido. Y para rematar su timbre, una mirada seca y consternada me fue dedicada- Dime que no lo es.

Antes de poder abrir la boca si quiera, el ruido de una puerta abriéndose resonó en el comedor, el maldito punto de reunión familiar.

-Mamá, papá –la inconfundible voz de oppa se hizo oir- llegué… -apareciendo ante nuestros ojos, su semblante era fruncido, su cabello alborotado, se veía de hecho, un completo desastre, frustrado y preocupado.

-Hijo… -mamá fue quién habló para recibirle, oppa se encontraba en casa debido a que ella tomó la decisión de llamarlo en la mañana, luego del espectáculo en la escuela.

Supongo que el temor a la reacción que tendría a solas por parte del señor Kim le dejaba un sabor amargo a intranquilidad en el pecho.

Pero no podía ni siquiera concentrarme en lo que sea que se encontraba diciendole con tanto énfasis. La mirada fija del jefe de la casa seguía concretamente sobre mi, helando mis huesos.

-Sigo esperando, So Jung. –inhale todo el aire que pude y ante la atenta mirada de los tres, proseguí a explicar.

-Si tu pregunta es, ¿si estuve teniendo problemas con el comité disciplinario? mi respuesta es si. -contuve la respiracion- Si preguntas, ¿estuviste sufriendo burlas y agresiones? La respuesta también es si. Si me preguntas…

-Kim So Jung. –el nombre completo, ¡genial! Se esta comenzando a desesperar, y lo se, nada terminara bien.

Del mismo modo en que intente formular mi respuesta anterior, mis ojos siguieron por lo bajo. Me negaba rotundamente a contemplar ese brillo en sus ojos.

-Si preguntas, sobre cuál es mi orientación sexual. –trague duro y con dificultad, el pulso cardíaco de mi pecho subia y bajaba descontrolado. Mis piernas flaqueaban y mis manos sudaban. Era el momento ¿no? Alce la vista y contemple sus ojos, juicio, expectativas e ira- No lo sé, tal vez… -aprete mis puños con fuerza- me gusten las muj… -no pude completar la palabra, su grito eufórico resonó en el cuarto amplio, mis ojos se cerraron esperando aquel impacto seguro, pero no fue asi, no llegó.

-Si la tocas, -el timbre grave de oppa resonó en mis tímpanos, obligándome abrir los ojos despacio y con lentitud- yo respondere por ella. –su postura, el semblante y aquel brazo en alto, siendo detenido gracias al impulso sobreprotector de un hermano mayor. Quien no se inmuto en confrontarlo, interponiéndose entre él y yo, impidiendo aquel golpe doloroso y crudo.

Pero papá no se quedaría solo asi, alejó con fuerza su brazo, rompiendo el agarre e inhalando aire, llevando ambas manos a su cintura, e incluso a su rostro, paseándose en círculos, sin poder controlarse por completo.

Si, perdió la cordura, y los ruidos no tardaron en presentarse, los grititos de mamá, y el llanto de papá. Las sillas de maderas siendo arrojadas lejos de su sitio oroginal, alrededor de la mesa, unos cuantos decorativos de porcelana rompiéndose por el impacto.

-Mierda, mierda… ¡mierda! –su voz iba en aumento, el desgarro en su garganta, la ira en sus acciones, no podía haber algo peor de presenciar- maldita sea, ¿qué hice mal?, ¿qué tan mal pude haberlo hecho?, ¿¡en qué mierda falle!? –golpeo la mesa con frustración- dime… ¿por qué me castigas asi? Maldita sea… -su rostro se inflo debido a los nervios, observé aquellas venitas resaltando en su frente y cuello.

Nuevamente, cuando crees que nada puede ser peor, aquella entidad llamada "karma, destino o tiempo"… llega a pisarte cada órgano del cuerpo, burlándose de tu absurda inocencia.

No se en qué momento pasó, pero el nudo en mi garganta pedia a gritos poder liberarse mediante mis ojos, y es que oir a tu progenitor maldecirte, cuestionando que hizo mal para merecer un “castigo” tal.  Era demasiado, no podía contemplar la escena por mucho más.

Mamá sollozaba a un costado, papá tenia sus nudillos rojos de tanto golpear objetos y los brazos de oppa, seguian acorralándome detrás suyo, impidiendo que sea yo quien reciba esos golpes.

¡Es suficiente! Corri alejándome de ellos, corri rumbo a las escaleras, errando la pisada unas cuantas veces, pero no importó, e ignore al llamado de papá, quien exigia que no habia terminado de hablar. Se que Tae oppa lo contenia para que no me siguiera hasta las escaleras, no me detuve. Solo quería huir de ahí.

Entonces si, me encerré en mi habitación, puse el seguro sin siquiera dudarlo, me encamine rumbo a la cama, tome el celular que yacia ahí, decidí poner mi canción favorita.

Por esta noche, sólo necesito respirar… porque se que los recuerdos seguirán albergandose todos los días en mi cabeza. Pero solo por esta noche, anhelo un hondo respiro que me permita no romperme en pedazos. No de nuevo...

Tal cual una llamarada de fuego, me encuentro fundiéndome en el humo, aprisionándome entre las altas llamaradas. Porque si, logramos sentir el fuego aproximándose, aquella explosión en su punto limite y solo conseguimos correr. 

Mientras resuena en la oscuridad del cuarto la dulce voz de Halsey, entonando su obra maestra, "castle" cante algunas estrofas en leves susurros, pero las lágrimas comenzaron a caer por mis mejillas… estire mis brazos para tomar aquel almohadón, apoyando el rostro y en un claro silencio, gritar.

Un grito tan fuerte, un grito con tanto coraje, pero nadie me escuchó, de nuevo, sólo pude recordármelo a mi misma.

-Deja de llorar, lo superaremos, como siempre lo hemos hecho...

Tan simple, pero tan doloroso como aquello.

“Si quieres derrumbar estas paredes, saldrás lastimado.”

Si, los problemas son como aquel martillo dispuesto a golpearte, y si resultamos de vidrio, tremendo impacto, sólo logrará una finalidad, rompernos.

“Ahora mi cuello esta completamente abierto, rogando por un puño alrededor de él.”

Pero si por casualidad, resultamos siendo de hierro, este impacto sólo logrará fortalecerte un poquito más, su finalidad será formarte.

“No sirve de nada llorar por eso, no sirve de nada...”

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