.39.
El set de grabación se encuentra en un pequeño caos, los productores andan a las corridas, los estilistas desesperados y las modelos destellantes de grandeza y empoderamiento femenino.
Honestamente, no me imaginé que la séptima ronda seria de tal modo, aún asi, sigo más preocupada por mis amigos que dicho certamen.
Sowon me dijo que no estaba segura de poder llegar debido a sus horarios con las absurdas clases de refuerzo. Digo, es el segundo mejor promedio del salón, únicamente por el ingresó de Nam al trismestre.
Sus padres pueden ser ridículos en verdad, no quiero ni siquiera imaginar como podrían reaccionar si conocieran más sobre su hija.
Reconozco el miedo de ella, pero aún más la tristeza de no poder ser sincera con ellos, los padres que amá con tanta locura. Por los que finge ser tan perfecta.
-Eunbi sólo tienes diez segundos, ya vuelvo. –me recordó Jimin para salir del camarín en busca de aquel bendito accesorio que se olvido en el estacionamiento, dentro de su vehículo.
Observé mi reflejo en aquel tocador, maquillaje, brillo y extravagancia. Pero nada de esto lograba conformarme, aún sigo observando cada error mal retocado, el relleno de mis mejillas no era agradable, sólo volvía mi rostro en uno infantil, aniñado y levemente obeso.
Suspiré para ponerme de pie, alejando esos sentimientos de repudio propio. Tomé mi celular y observé el último mensaje de oppa.
Gyeomie 📨 “Iré a verte esta noche, quieras o no, estare ahí para que podamos hablar.”
Mis manos comenzaron a temblequear, me era inevitable pensar en aquella fría madrugada, en las calles del vecindario desiertas y oscuras.
Aquel sentimiento de opresión y dolor volvió.
Corri hacia el cubículo de baño, me puse de rodillas y vomite descuidadamente, arruinando el leve recogido de mi cabello, sin mencionar el perfecto delineado de labios.
Jimin se enojara conmigo…
Oí la puerta del camarin ser abierta, no debía de ser un genio para saber de quien se trataba. Me recompuse débilmente para limpiar mis labios y correr el cabello detrás de mi rostro, tomé una gran bocarada de aire para ponerme en pie.
-Oppa se que me desaliñe un poco, pero… -contuve el resto de mi oración, atorado en mi garganta por aquellos ojos juiciosos que se encontraban encendidos como llamaradas de fuego.
-“Oppa” –repitió algo divertida- dime, ¿Sinb sabe cómo tratas a su padre? –deje caer mis hombros.
-¿Qué debería de saber? En teoría lo es. –sonrió con ironia en sus ojos.
-Eres sínica. Nunca lo hubiese creído, pero el patito en verdad se cree cisne. –rió con sus brazos cruzados.
-Momo, -achine mis ojos confundida- ¿Qué es lo que quieres? –no pensaba sucumbir a sus incitaciones, no pelearía con ella y al parecer eso sólo lograba alterarla un poco más.
-Revelar lo miserable que eres. ¿Tienes idea de qué es lo común entre el patito y el cisne? –negue levemente sin responder, sonrió- Por más que se fuercen a cambiar, a pesar del brillo, la máscara y todo –me señalo de arriba abajo con una simple mirada- lo demás, siempre será igual. Dime algo, cuándo las luces se apagan, cuándo los aplausos cesan, ¿qué más te queda?
Mi cuerpo se paralizó al oírla, se por dónde viene. Conozco de sus sentimientos por él, recuerdo el desgarrador llanto en su funeral.
La puerta se abrió de repente, ambas volvimos a ver de quién se trataba.
-Sinb te esta buscando, Momo. No deberías de estar aquí. –ella sonrio para verme.
-Lo siento señor Park, me perdi. –paso de mi con burla en sus ojos para reverenciar ante él y perderse detrás de auella puerta que ella misma cerró, no sin dedicarme una cruda mirada.
Senti la atenta mirada de Jimin sobre mi, como si estuviera analizáando, comprendiendo si había algo más en aquella simple situación. Tratando de obtener el permiso a preguntar, uno que el miembro del estaff le arrebató al ingresar.
-Debes de salir, todas se están formando. –asenti para pasar de él, quien me detuvo. Para emtregarme la gargantilla.
-Gracias... -susurre sin verle a loa ojos para salir del lugar, él sostuvo el marco de la puerta aun observándome en silencio.
(….)
-Amor debes de escucharme. –exclamó la mujer con preocupación en su rostro- Te dije que ella no estaba bien, ¿te lo dije o no? –el contrario asintió levemente y en silencio- Ves, yo lo sabia… -fruncio el ceño para verle- ¿Qué te dijo anoche?
-Nada. –susurró pensativo el hombre- Anoche... sólo se encerró en su habitación apenas me vio. –volvió sus ojos a su esposa- No se la veía nada bien, creó que estaba llorando y mucho.
-¡Lo sabia! –golpeó la alacena con su mano, el contrario suspiró para bajar la mirada- Esa señora me lo dijo, “lamento lo del comité disciplinario”.
-Pero ella no nos dijo nada. ¿Por qué? –su esposa negó sin saber que responder- Ella sabe que tiene la confianza de hablar con nosotros. De cualquier cosa.
-Cariño, la señora Choi se veía tan apenada conmigo… debemos de ir al instituto. –su esposo accedió para rodearla entre sus brazos y besar su cabeza.
-Todo estará bien con nuestra pequeña hija, no te preocupes cariño. -fruncio el ceño preocupado.
(….)
No seria raro oir los comentarios de Momo, tiene razón, sobre todo. Sólo soy… un maldito show, un espectáculo, soy un fracaso como persona, una estúpida pantalla.
-¡Jung Eun Bi! –la voz del presentador me despertó del trance, oi los aplausos y observé las miradas en dirección hacia mi, aquel reflector me cegó momentáneamente.
Estire mis labios, en una de las más patéticas sonrisas que poseía, me adelanté para encaminarme en aquel absurdo desfile por la tarima principal, aquella que te permitía interactuar con el público en el piso y con las malditas cámaras.
Clara garantía de que fuiste selecionada para pasar a la siguiente ronda del “espectáculo”
Mis ojos se enfocaron en Momo a un lado de Sinb, ambas aplaudiendo, pero a diferencia de la última, el rostro de Hirai calo en mis coyunturas.
Si creía que aquella mirada era la peor sobre mi, me equivoqué por completo, los ojos de oppa sobre mi eran devastadores. Un claro reflejo de amor y preocupación, una mirada que no merezco.
(….)
-Namjoon por favor… -ignore su pedido y cerré la puerta de mi habitación.
No tarde en oir los gritos desde las escaleras. Inevitablemente tuve que compartir la mesa familiar delante de aquellas mujeres que sólo observaban para medir, cuestionar y comparar.
Es irónico que estas reuniones sigan practicándose, después de todo, me mude de localidad, cambie de institución, no mantengo contacto con los hijos de esas señoras. Pero asi y todo, me mantuvieron ligado a una estúpida silla, fingiendo ser la familia perfecta.
En esta ocasión el señor Kim cruzó la raya, no tenía derecho a privarme de acompañar a mi amiga, sólo por esta falacia.
¿Qué saben todos ellos a cerca de mi?, ¿de mis sueños?, ¿de mis hobbies? acaso... ¿pueden entenderlos si quiera?
Nací dependiente de libertad, si, pero mi vida es mía, no viviré como un esclavo, no podrán convertirme en uno, por más que lo intenten.
Observé el mensaje en mi celular, una vez más.
Conejita🐰 📨 “Oppa, quisiera que estés aquí conmigo. Gyeomie vendrá, tengo miedo, mucho…”
Respondí con pena por no poder estar ahí para brindarle algo de consuelo, pero espero pueda auto enfrentarse consigo misma esta noche.
Suspiré con pesadez para dejar caer el celular en el colchón y tomar aquella vieja libreta. Observé el armario directamente, una simple frase llamo mi atención, “Do you”.
Sonreí para tomar aquella lapaciera negra y comenzar a escribir sin intención de detenerme.
(….)
-Felicidades hermanita. –sonrió unnie abrazandome, sofocándome.
Detrás de ella observé a mis padres, con una sonrisa “orgullosa” en sus labios. Mi pecho dolió al verlos... tantas mentiras.
Senti los brazos de unnie aflojar el agarre y separarse de mi cuerpo- Alguien vino a verte hoy. –sus ojos me incitaban a ser valiente y lo suficientemente madura para conversar con él, cara a cara.
-Iremos a celebrar como de costumbre. –anunció Jimin con una amplia sonrisa al conversar con mis padres.
-Momo también vendrá con nosotros cariño. -Yuna quien mantenía una charla con su hija y la mejor amiga de esta, se acercó al lado del rubio para tomar su mano entrelazando sus dedos con los suyos.
Jimin oppa no dudo en voltear sus ojos hacia mi dirección. Temía que no dijera nada al respecto, pero... ¿qué podría decirle? No tengo derecho a reprochar, ella es como parte de su familia.
-Si no les importa, -aquel timbre de voz- ¿podría llevarme a Eun Bi? –al sentir sus manos posarse sobre ambos hombros, temblé en el lugar. Estaba aquí, estaba justo detrás de mi- Tenemos mucho de que hablar. –sonrió, los ojos de todos se posaron sobre mi, tragué en seco sólo para asentir.
-No creo que… -papá fue callado por mamá quien golpeó su pecho por inercia.
-Claro que si. –le dedico una sonrisa al mayor.
-Pero… -mamá clavó con una sonrisa su codo en el estómago de papá, quien guardó silencio conteniendo el gemido de dolor.
-Señor Park, nos gustaría ir a cenar con ustedes para celebrar. –unnie sonrió para tomar la iniciativa, todos comenzamos a caminar hacia la puerta principal, entre risas y charlas por su parte.
-Entonces hasta aquí. –comentó de repente oppa para verme y verlo detrás de mi. Sus ojos eran claros pero no podía, no lo haria.
-¿Estarán bien? –preguntó papá y mamá solto una risa.
-Tiene a un fuerte oppa que la proteja, ¿de qué te preocupas cariño? Ashh este vejestorio. –rio para voltear a vernos- Adios cariño, adiós Yugyeom. –le dedicó una descarada sonrisa.
-Disfruta la noche Eunbi. –sonrió Yuna con su porte sofisticado para tomar la mano de su marido y voltear. El cual no dudo en mostrar su atenta mirada sobre nosotros.
Reverencie ante ellos, Momo mordió su labio inferior para voltear al lado de su mejor amiga. Mis padres voltearon para encaminarse al auto, más bien, mamá lo obligaba a caminar entre quejas y golpes. Unnie solo rió para voltear y guiñarme un ojo.
El silencio acompañó la brisa, las siluetas de ellos se esfumó dentro de ambos vehículos. Y senti los pasos de oppa detrás de mi, alejándose. Voltee con lentitud y contrictada, le observé levantar su pierna izquierda montándose en su motocicleta.
Tomó el casco para ponérselo y de la manillar tomar aquel segundo casco que me era tan familiar, alzo su mirada directa hacia mi, me observó unos segundos para luego hablar al fin.
-¿Qué esperas niña? –a pasos lentos y cabizbaja me encamine hacia él, tomé el casco entre mis manos y lo deposite en mi cabeza- ¿Necesitas ayuda? –senti la risa en su timbre de voz, nostálgica recordé la primera vez que me subi a esta.
-Tal vez, algún día –estire mi pierna y con la ayuda de sus hombros me monte en el sillín de esta, detrás suyo- pueda conducirla. –le oí reir.
-Sigue soñando, “algún dia”. –se burlo para concentrarse al frente, encendiendo el motor- Agárrate. –asi lo hice, me aferre a su cintura y sentí aquel típico ruido del tubo de escape.
Extrañaba la sensación, esta adrenalina en conjunto con la velocidad, la inestabilidad de las dos ruedas y el viento chocando directamente contra mi piel, extrañaba al conductor.
El viaje fue en silencio, lo agradecía, porque el simple hecho de aferrarme a su cintura me torturaba, es decir, fui cruel y dura con él, no di explicación, sólo me aleje. Como una niñata, pero soy asi de inmadura y manipuladora.
-Ya llegamos. –le oí afirmar, me aferre un poco más a su campera de cuero negra, se que lo notó.
Sólo deseaba que el momento durara un poco mas. Pero como el baldazo de realidad, sentí las ruedas estacionarse cercanas al cordón. Mi cuerpo sintió desgano, pena y vergüenza.
-Eunbi, debemos bajar. –susurro sin verme, solo apreté aún más mis dedos entrelazados en su cintura y abdomen- Pequeña... -negue- Eunbi…
-No quiero. –susurre casi en una suplica ahogada. El viento soplo, rogaba que no me dejara, quería sentir su calidez, pero no la merecia, claro que no.
-Estoy aquí, quiero estar aquí. –acarició mis manos unidas- ¿Lo entiendes? –poco a poco fui aligerando la presión, hasta romper el agarre por completo.
Él se apoderó de mi mano izquierda para acariciarla por unos minutos, sin decir o hacer más. Lo agradecía, realmente lo hacia.
-Es hora. –la voz de la razón volvió, lo comprendía. Entonces asentí para verle bajar de la moto y con su mano extendida, ofreciéndome su ayuda.
Tomé su mano para dar el impulso, él se despojó de su casco una vez mis pies estuvieron en tierra. Más no lo hice yo. Me observó por unos segundos para sonreir.
-Esta bien, caminemos un rato. –se adelanto por pocos pasos, le seguí desde detrás.
El aire fresco del parque Namsan en conjunto a tremendo silencio, me resultaba relajante y tranquilizador en verdad. Claro que los pocos transeúntes no opinarán lo mismo de la psicópata que carga un casco celeste cielo en plena hermosura, casi nocturna.
-Eunbi ya pasaron veinte minutos, ¿crees qué puedes quitarte el casco? –no respondi- por favor… -tome aire en mis pulmones para levantar los brazos y exhalando el aire, desabrochar la correa…- ¿Eunbi?
-No puedo… -susurre apesadumbrada, sintiendo la brisa de aquella cima del bello monte.
Entonces sentí su cuerpo aproximándose, ambas manos levantarse a un costado del casco, pero mis manos ganaron y baje sin cuidado el visor.
Suspiro- ¿Por qué? –pregunto con dulzura.
-Vergüenza… -respondí cabizbaja.
-Eres una Jung, ¿conoces el término? –rió.
-No es gracioso… -su risa se desvaneció, tomó seriedad y hablo con seguridad.
-Escucha, no importa todo lo que pasó… sólo quiero que me veas a la cara y te des cuenta de algo. –negué, aún sin verle- Eunbi, por favor. –alce la mirada lentamente y le permití acceder al casco con sus manos- Muy bien. –lo sustuvo a su costado- Ahora quiero que levantes la cabeza y me mires. –hice caso omiso- Eun, mírame a los ojos.
Llena de dudas, de opresiones y dolores, levanté lentamente la cabeza. Mis ojos se enfocaron en su campera negra, poco a poco subi hasta su cuello, tenía miedo, verle el rostro me traería a memoria aquella maldita y odiosa madrugada, en que yo... dejé morir a oppa.
Pero a pesar de mi propio desgarro, los ojos siguieron subiendo hasta sus labios, poco a poco llegue hasta su nariz. Debía hacerlo, por él, pero no puedo.
-Eunbi… por favor –pidió con su timbre agrietado- Asi, muy bien, un poco más. –mis ojos se encontraron con los suyos, los cuales me reflejaban…- ¿Lo ves? –preguntó después de unos segundos en silencio- Esta bien...
Mis labios temblaron, mi pecho se estrujo, la respiración se volvió pesada, sentia mi garganta estancada. Lo sabia, yo lo sabía, siempre lo supe. Por eso hui de su rostro, hui de él. Porque...
Él es consciente de en dónde estuve, sabe que yo…
Senti sus manos rodear mi rostro, acariciando mis mejillas con ternura- No importa, porque no sé con lo que cargas y nadie, nunca podra saberlo. –negó levemente- Pero no puedes auto flagelarte, no deberías de odiarte… -negue conteniendo el llanto- Yoongi no te odiaría, ¿sabes por qué lo sé? Porque el te amaba –su voz se entre corto, volviéndose suave y áspera a la vez.
-Lo sé… -cerré mis ojos con fuerza- es lo que más duele… n-no lo merecía, oppa yo… -sus manos ejercieron presión y elevaron la mirada una vez más.
-Mirame, observa el espejo de tu reflejo. –sus retinas marrones y brillantes, eran el reflejo de mi rostro claro y latiendo- Esta imagen eres tú, ¿ves reflejado tus miedos? Porque yo si los veo, y te están devorando, destruyendo tus valores, tu autoestima, tus emociones… porque cuando duele, -asintió tragando en seco- es difícil olvidar y por miedo a volver a recordar, nos reservamos, no queremos ser lastimados una vez más… no queremos ser dañados una vez más… no queremos que nadie más entre y nos destruya… -solloce entre sus manos- pero sabes que, la única que tiene el poder de lastimarte y destruirte tanto… no es nadie más que tú misma.
Si, lo comprendía, yo soy quién debo de resurgir entre mis cenizas. Soy quién debe alzar sus alas sin importar cuan rotas esten, corriendo, para asi poder remontar el vuelo y volar al fin. Soy yo quien debe de alzar el rostro, observando y aceptando todo aquello que refleja aquel temido espejo.
Porque lo sé, creo que siempre lo supe… no sirvo para jugar el maldito juego de la vida, de las ridículas mentiras. No sirvo para jugar y lastimar, sin salir lastimada, porque no sirvo para vender sentimientos que nunca tuve. Porque yo no soy asi…
Pero lo hice con él, le mentí tanto, lo lastime tanto, lo utilicé tanto, ¿y para qué? sólo, para abandonarle despiadadamente al final.
-Yo… de-debi de estar ahí… -senti sus brazos abandonar mi rostro para acunarme en su pecho- oppa yo…
-Esta bien, esta bien. Sólo… llora, pero no llores superficialmente, llora con sinceridad.
Una vez más, lo comprendí, las encrucijadas del camino eran pesadas y montañosas. Sufri, lloré, me auto destrui yo misma, con mis propios complejos.
Lastime sin piedad, manipule hasta el último aliento, pense únicamente en mi... completamente loca, adicta a una mentira. Deseó aprender, quiero creer y se que el poder esta en mi, a pesar de los leves empujones, nunca saldré a delante si no tomó una decisión.
Pero… ¿cuál es la decisión correcta?
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