.27.
Tal visión era agobiante, observé a Yugyeom oppa acercarse hasta el centro para ofrecer sus condolencias, y a su lado se encontraba Jihoon oppa con aquel maldito sombrero de tonalidad clara sobre su cabeza.
Decidí voltear, alejandome del gran salón. Y en la entrada pude observarlos.
Sinb sentada frente a la mesa que es utilizada en modo de recepción, junto al libro de condolencias en donde suelen registrarse los visitantes; para posteriormente agradecerles por los "gentiles" sobres que depositan sobre la caja de madera.
Hoseok, por su parte se encontraba de pie a su lado, con sus ojos hinchados, recibiendo a las personas con una gran reverencia.
Al parecer no soy de ayuda…
Observé aquella pareja que era anotada en el libro y depositaba aquel sobre, para reverenciar levemente ante Hoseok quién inclinaba todo su cuerpo ante ellos.
-El dinero de las condolencias será de gran ayuda para los gastos de su familia. –si, es la tradición.
Un bello gesto de “solidaridad”, claro, pero no es más que una maldita contribución económica.
¡No le traerá de vuelta!
-¿Qué haces aqui? –sone con rudeza y fui muy directa, más no deseaba discutir, no queria sentirme de este modo.
-Estaba preocupado por mi antiguo yerno, Eun me contó las tristes noticias. –no era de extrañar, es su hija.
Sinb no se llevaba tan mal con Yoongi, después de todo, era el mejor amigo de su novio. Y en ciertos aspectos, ambos eran bastante parecidos.
-Ellos…
-Y también me preocupaba por ti, él era tu novio. Lo siento mucho. –tocó mi espalda para acariciarla suavemente y con dulzura, su particular dulzura.
Tantas mentiras, tantos dolores enlazados, en serio quisiera creer en él, pero… si no hubiese iniciado toda esta locura, si no hubiese jugado con los sentimientos de oppa, si no le hubiese utilizado.
-Eunbie… si crees que esto es malo, debes pensar en la semana siguiente. –me gustaría poder culparle de todo esto, pero no es asi, no puedo hacerlo. No sería justo.
Porque soy la única maldita responsable.
-Si ya te has anotado, por favor pasa al salón principal a dar las condolencias. –me alejé de su lado, para reverenciar con mi cabeza y tomar un poco de aire.
Si, terminé por dejarle con su mano extendida en el aire. Pero la realidad es que no quería estar ahí, no con él, y no asi.
Mucho menos que fuera él quien me lo dijiese.
Porque si, siento que es el peor día de mi vida, más tiene razón en algo, sólo es el comienzo.
Al salir de la funeraria voltee para observarle a ambos, Sojung abrazaba a su hermano con dolor y preocupación en su mirada.
Lo cierto es que Tae oppa se veía mucho más demacrado de lo que podía haber imaginado, me pregunto si unnie le habrá dicho algo para que termine desconsolado asi, otra vez.
-Eunbi… -voltee hacia ese timbre de voz aguda- lamentamos mucho la pérdida de Yoongi. –Jisoo apuntó con su mirada a sus cuatro amigas, Momo sollozaba devastada y es que por lo que se, ella lo quería en verdad.
-Gracias por venir. –susurre sin fuerzas, reverenciaron con pena y entre consuelo hacia la japonesa, avanzaron adentro.
-Eunbi –voltee a ver a Sojung, sola. Oppa marchaba hacia la dirección contraria, alejándose del lugar- Tae estará bien, descuida. –asenti- Las chicas son muy amables al estar aquí, ver a Momo es devastador. –sus brazos me rodearon para confortarme, y lo consiguió, a medias- ¿Qué ocurre? –pregunto a penas me sintió temblar.
-Oppa me pidió que sea… quién diga unas palabras. –volvi a sentir los brazos de unnie rodeandome en silencio.
Pero no soy una buena persona, no debería pararme en el centro fingiendo que lo soy, Yoongi no se lo merece.
-Tranquila, sólo di lo que sientes, lo que crees él merece oir. –no es tan simple- Piensa en la familia. Esto no se trata de ti, tampoco sólo de Yoongi, es sobre ellos y lo que necesitan oir. -me dedico su mejor sonrisa- Lo harás bien.
(….)
Me acerqué con turbacion hacia la maldita sala principal, y es que desde que este día comenzó, no quise pisar ese tedioso centro, no quería llegar hasta aquí, pero era hora.
La sala contaba con un altar que carga la foto de Yoonie oppa en el centro, la cual su madre escogió personalmente, y si, para sorpresa de muchos, Min Yoon Gi sabia sonreír.
Alrededor y detrás de este, un gran arreglo floral de crisantemos blancos hacia acto de presencia, que en conjunto a Hoseok nos encargamos de preparar. Ambos decidimos juntarnos el domingo en la casa de la familia Min y brindarnos fuerzas mutuas.
Se muy bien que él no puede desprenderse del gran corazón que le representa, por eso, también se que al igual que yo, se juzga con una gran vara de culpa.
Al estar de pie frente a su retrato me detuve un segundo para contemplarlo, Jihoon oppa se hizo a un lado para acercarse hasta sus padres, los cuales estaban de pie detrás del altar.
Con el nudo en mi garganta junte ambas manos y di la primer reverencia hasta llegar a el suelo de madera.
Sojung se acercó acomodándose en el centro, entre Yugyeom y el director Kim.
Podia sentir mi pecho bombeando frenéticamente debido al dolor y la angustia, me puse de pie para realizar la segunda reverencia de cuerpo entero.
Pero esta vez, tarde en ponerme en pie nuevamente, y por unos segundos que me resultaron eternos, me detuve en el suelo.
Me encontré a mi misma envuelta en una completa bola de culpas, con mi frente en el piso de madera lograba sentir el dolor deprenderse de mi alma.
Podía sentir el ardor en mis ojos y no me importaba la mirada de todos sobre mi, no interesaba lo que pensarán, sólo me importaba aquel sentimiento, aquella maldita situación, la desdicha que siento.
Con pasos torpes y dolorosos me puse de pie, levantando el rostro le miré, contemple aquella bella sonrisa, una que ocultaba tantos dilemas y mentiras, pero una que en verdad supo apreciar. Una bella sonrisa que decidió guardar para aquellos momentos que le parecieron verdaderamente importantes y únicos.
Como el simple hecho... de que siempre solia regalarme una de ellas, tan gentil y único.
Junte mis manos temblorosas sobre mi abdomen para decirlo al fin, merecia oírlo.
“Lo siento tanto oppa...”
Reverencie hasta la mitad de mi cuerpo, frente aquel doloroso altar. Enderece mi cuerpo y voltee hacia las tres personas más importantes en este momento, su familia.
Brindando la última media reverencia ante ellos, sólo para acercarme hasta aquel altar a pasos lentos e inestables.
A pedido de ellos como su familia, y según sus propias palabras: “él asi lo hubiese querido.”
Observé a las personas reunidas, observé a sus padres, a su hermano, a su mejor amigo, y a la muchacha que estaba flechada por él.
Mis padres, mi hermana, y mi mejor amiga, pase aquel trago amargo con dificultad. Armandome del suficiente valor para continuar.
-Aveces... las personas sólo aparentamos delante de los demás, el ser humano es un ser difícil de comprender. –no podía evitar pensar en mi misma, en mis propias emociones mezcladas- Las cicatrices son dolorosos recuerdos de donde estuvimos, de quiénes fuimos, de lo que nos llevaron a ser, pero…
Mis lágrimas pudieron ser reprimidas, si, pero mi voz agrietada, esta no conseguía engañar a nadie.
-...no tienen porque evitar hacia donde iremos. Eso es lo que aprendí de Yoon Gi, -aclaré mi garganta, y observé a sus padres sollozar al oírme, abrazandose mutuamente- fue tan fácil quererle, porque él me entregó su amor con tan solo una mirada.
Una excasa y penosa sonrisa se formo por lo bajo entre mis labios, mientras mis manos se mantenían fijas, ejerciendo presión por encima de aquel altar de vidrio.
-Sólo tu y yo, sólo nosotros sabremos lo que fue nuestro…
Con sus altas, con sus bajas, con mis mentiras y con tus miedos.
-Yoongi era de esos pocos chicos que no tenían miedo de apostar, de luchar por lo que querían. De hacerle frente a sus peores demonios. Claro valor de lo que sus padres le inculcaron, la pasión estaba en su vocabulario.
Ambos adultos derramaban su corazón embelesados por la desolación.
-No dudo que haya valorado el mundo cruel, que su familia se encargó de volver mágico con su amor. Las fuerzas incansables de ir y volver cuantas veces sea necesario, para volver a encontrarse. Y lo aprendió de ellos.
Les mire con atención, los tres se encontraban tomados de las manos, en un mismo sentir. Bajé la mirada cabizbaja.
-Lamentablemente el tiempo no tiene preferencias, a todos no les toca en un mismo sitio, o en el mismo momento. –negué con la mirada perdida.
Recordando sus ojos, la intensidad en ellos.
-Simplemente te toca. Pero… -alce la mirada en dirección a Hoseok- cuando toca, te conviertes en ti mismo, a la par de aquél ser mágico que te invita, -sonreí dolida- al igual que con una varita mágica meneandose en el aire, la misma que desprende brillo y te lleva… a soñar despierto.
Su piel pálida al contraste de su interna oscuridad.
-Min Yoon Gi era mi amigo, en varias ocasiones me abrio su corazón y reveló lo que sentía por su familia. Estaba orgulloso de ser el hijo de sus padres, de ser el hermano pequeño, y tenía que estarlo.
Apesar de todos los demonios que le agobiaban, él sabia lo que en verdad valia. Y por ellos se esforzaba tanto cada día.
-La familia Min es una familia hermosa y fuerte, símbolo de una amistad generosa y una luz brillante en un mar de oscuridad. -sobe mi nariz para sonreirles, contemplando sus ojos lagrimosos y sin consuelo alguno- Él me dijo que eran extraordinarios. Y lo son, al igual que él.
El olor a tabaco, el humo que le envolvía, la oscuridad que le embriagaba... nada resume la esencia real en su maximo esplendor.
-Yonnie pudo no resultar ser el héroe para todos, pero lo fue para su familia, lo fue para sus amigos, lo fue para mi. -mis lágrimas cayeron al fin- Adiós Min Snail...
Una leve y nostálgica sonrisa apareció no solo en sus rostros, también en el mío.
-Nos harás falta.
(….)
Eunbi tomó la decisión de ir a la casa de Sowon, no quería ver los rostros de sus padres, no quería sentir la pena en su mirada, era consciente de que tanto ellos como su hermana llegaron a adorar a Yoongi, por ello les duele tanto la situación.
Por ello le compadecen, porque siempre recalcaron el amor en sus ojos y que eran una excelente "pareja."
Sojung por su parte, no dudo en abrirle las puertas, pero le dolía tanto el observar la condición actual de su amiga, quién desde ese desdichado sábado no era la misma.
La misma a quién reprendió con severidad y dejó sola en un momento tan importante para sus dañadas emociones.
Porque si, no había dudas de que sentía algo por Yoon, tal vez no al principio, tal vez comenzó utilizándole; pero no negaría la comodidad, el sentimiento de calides y gratitud que fluian en su compañía.
Sojung no dudaba de que en el fondo e incluso sin que la misma Eunbi sea consciente de ello, le amó a su torpe e inmadura forma. Porque él fue quién la enamoró sin siquiera darse cuenta.
La más alta intentó de todo para que su mejor amiga se relajase, porque aunque se mostrará en calma, la realidad es que no lo estaba y necesitaba que se desahogara y fuera honesta.
Que expresara todo aquello que le atormentaba, en voz audible, pero no lo conseguia.
-¿Tan miserable te crees? Pues si, lo eres. Pero lo que hiciste esta noche, fue muy bueno. Fue exactamente lo que mi Eunbie hubiese hecho, lo que la Eunbi de quién Yoongi se enamoró hubiese hecho. –la mayor se sento a su lado para acariciar su hombro y asi rodearla con sus brazos, para poder reposar su cabeza sobre este.
-No lo sé… u-unnie… -derramo sus lagrimas sin contenerse de una buena vez- Yo estuve con él, yo consumi juntó a él...
Ya no le importaba si era vista como un desastre, como una mierda de persona. Porque ante sus propios ojos, lo era.
-No es así, se lo que piensas, pero no es tu culpa… -susurro sobando su brazo.
-¿No lo es? –intentaba respirar lo mejor posible, pero le era inútil- yo le vi cuando volteó boca a bajo, si tan sólo me hubiese quedado… si tan sólo me hubiese acercado, para…
La mayor negó para levantar su cabeza e intentar consolarle, quería que lo dijera, agradecia que lo hiciera, pero no le permitiría lacerarse de este modo.
-Escuhame, tú n-no podrías haber sabido lo que pasaría, tú no…
-¡Soy responsable! –aquel grito agrietado y agudo partio a ambas- Yo estaba ahí, pude haber hecho algo... y-yo…
Sin saber que más hacer o decir, Sojung la besó. Movió sus labios finos por encima de los gruesos labios de la menor, necesitaba tranquilizarla y no sé lo pensó con claridad.
No fue consciente del choque de emociones que provocó en el frágil y susceptible corazón de la menor, quien apenas podía respirar, nivelándose con gran dificultad.
Al caer en cuenta de lo que había hecho, se separó con vergüenza, y observó el rostro inchado e impregnado en lágrimas de su mejor amiga, encogiendo su pecho.
-No-no lo entiendes yo-yo soy… -Eunbi volvió a sentir sus delicados labios sobre los suyos, cayandola en un tierno beso.
Sojung comenzó a mover los propios con timidez e inseguridad. Pero Eunbi ni siquiera pudo inmutarse, no comprendía que diablos estaba ocurriendo. Ella fue quién se separó de sus labios, dejando apreciar aquel rostro avergonzado y apenado que cautivaria a cualquiera.
-So-So… -el timbre de voz de la más pequeña se escucho inestable y demasiado bajo.
-Yo… -cerro sus ojos apretando sus puños, incitandose a ser valiente- a mi me gustas Eun Bi. Tú, me-me gustas mucho. –sus mejillas enrojecieron, pero no tuvo el suficiente valor para mirarle.
El rostro de Eunbi era bajo, no tenía palabras, no sabía que decirle. Su cabeza dolía.
-¿Qu-qué? –fue lo único que logró musitar, cuando Sojung cerró sus ojos, frunciendo el ceño, arrugando el rostro.
-De-debo irme… -dispuesta a salir de la habitación, se puso en pie y dio media vuelta, más la pequeña mano de la menor tomó su muñeca deteniéndola.
-¡No! –Eunbi sentía aquella llamarada de fuego recorrer su interior, de repente le avergonzaba tocarla- N-no te vallas, po-por favor… -bajó su mirada con sus redondas mejillas tornándose en un leve y claro rosado- no quiero estar sola. –susurro- No se si puedo... hacerlo yo sola. -reconociéndolo con pena y dolor.
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