.26.
Es el tercer y último día desde que dió inició el sepelio y sus rituales. Los preparativos no fueron dejados como carga en la espalda de sus padres.
Ya que se encuentran lo suficientemente destrozados para aquello. Inclusive oppa lo estaba, pero a diferencia suya, Jihoon realmente se esforzaba en ser el consuelo de sus padres. Era admirable.
No podía evitar pensarlo, para ser sincera, nunca fui consciente de toda la mierda interna que oppa se cargaba. Tal vez porque nunca me demostró nada de ella, muy a su pesar, siempre me resultó un muchacho fuerte y honesto, un joven directo y sincero.
Y si tuviera que remarcar sus puntos fuertes, podría tomarme el tiempo que deseara, porque él, siempre resultó por ser mi soporte y alegría. Él era mí buen amigo ante todo.
Min Yoon Gi era…
—Gracias por estar aquí. —el timbre de voz de la señora Min termino por resaltar el fuerte pinchazo que pesa sobre mí alma. Negué para reverenciar.
—Gracias por mantenerse tan fuerte unnie. —una débil y dolorosa sonrisa se apoderó de sus labios, desde el primer día en que oppa me presento a su familia, Sun Hee me resultó una hermosa mujer. Ella amaba que le llamará unnie.
—Es tan difícil pequeña… —su voz se agrietaba, y podía sentir el nudo en su garganta, como si fuera propio— pero tú y Hoseok son unos ángeles. Realmente, —tomo de mi mano para apretarla— estoy agradecida. —y me aferré a esta con dolor y angustia.
—Unnie, Woozi oppa realmente estuvo al frente de todo esto, —mí timbre parecía desvanecerse momentáneamente— es un buen hermano e hijo. —las lágrimas volvieron a recorrer sus mejillas— Unnie… —susurre conteniendo las propias.
—Lo-lo lamento Eunbi… eres una gran jovencita, estoy orgullosa de que mí Yonnie te tuviera en sus días más grises. —sonreí con pesar para abrazarla levemente.
Me apegue con cariño al cuerpo de dicha bella mujer, y acepte su necesidad de consuelo. Pero mis ojos interceptaron con dolor tremenda escena, Hoseok sollozando en brazos del señor Min. Cerré los ojos desganada, porque no quería ver aquello.
—Gracias pequeña. —me dedicó una sonrisa con todo el cariño que aún poseía, sólo para avanzar rumbo a unas amigas que se encontraban dispuestas a avanzar al gran salón.
No es cierto. —cada una de las dulces palabras que Sun Hee unnie asegura, son tan agrias y crueles. No merezco que me vea de dicha forma.
Alce la mirada, y nuestros ojos fueron interceptados, él se encontraba encaminado hacia mí. Cabe destacar que see veía fatal, su rostro más pálido que de costumbre, sus ojos desbordando el dolor que intenta ocultae, y claras bolsas debajo de estos. No estuvo durmiendo, lo sé y me duele tanto.
—VoBo… oppa... —me force para no quebrar al tenerlo parado frente a mí, pero él por su parte, sonrió mientras tomaba una de mis manos.
—¿Sabes? Eras la mayor alegría de mí hermano. —mis ojos comenzaron a titilar, negué sin fuerzas.
—Ustedes lo eran, su familia. —acaricie su mejilla en busca de brindarle consuelo— Tu hermano te admiraba demasiado. —observé su manzana de Adán siendo removida con rudeza debido al trago amargo que tuvo que pasar.
—Tal vez, pero tu fuiste quien le devolvió la alegría y las expectativas de vida. Eunbi fuiste su primer amor. —baje la mirada alejando mi mano de su mejilla.
En estos momentos no me dolía como antes creía, claro que no, ahora en verdad ardía.
—Él lo demostraba cada mañana, sabes que odia despertarse temprano. —rió nostálgico, y sonreí con pesar— Bah, odiaba. —aquel recordatorio era desbastador para ambos— Pero… —me miro mientras intentaba acomodar mi cabello— se iba con una pequeña y tonta sonrisa cada mañana. ¿Cuál crees tú que era el motivo?
—O-oppa… yo no… —no pude contener las lágrimas, no pude detener el llanto y no sabia como decir lo que mí alma callaba.
Soy una mala persona.
—Gracias, fuiste la alegría de mí pequeño hermano. —suspiro— Los médicos, los terapeutas y cada una de las charlas fijas que tuvo... se que no era feliz, se que no estaba conforme consigo. Pero tú, tú fuiste su alegría, fuiste el motivo de sus pequeños progresos. Desde el día en que te conoció, quedaste atrapada en su corazón. —apretó mi mano y acarició mi cabeza— Por eso, tanto mis padres como yo, estaremos eternamente agradecidos.
“Eternidad” dijo, pero... es demasiado tiempo.
—Hyung… —el timbre de Hoseok se hizo escuchar detrás nuestro. Entonces oppa alejó su mano de mí cabeza, y rompiendo levemente la unión de nuestras manos, me dedicó una dulce sonrisa antes de ir con él.
Aquella sonrisa me recordó tanto a la suya, que no quise soltar su mano, desee un poco más de tiempo, y se que él tambien lo notó. Pero debía de aceptarlo al fin, ya han pasado setenta y dos horas desde su partida. Y aún me resulta difícil de asimilar y es que no puedo creerlo, no pude.
No quise alejarme de su familia, no tuve el valor de alejarme, porque ninguno de ellos se lo merece, oppa no se lo merecía.
—Eunbie… —la voz de unnie se hizo presente detrás de mi, voltee a verla, observé sus ojos decaídos, su ropa oscura contrastaba tanto con aquella piel pálida.
Una piel demasiado parecida a la suya, ¡maldición! Todo me recuerda a Yoonie oppa.
—Estoy bien… —sobe mi nariz para verle correctamente— Gracias por venir. —di un vistazo a los tres, ya que mis padres se acercaron detrás de Yennie.
Ambos mayores me rodearon en un fuerte y duradero abrazó, lo agradecía pero no podía ni siquiera llorar entre ellos.
No lo merecía.
|….|
Asistir al funeral de un alumno, no se imagina ni siquiera por un segundo en la cabeza de un maestro, menos de un director de escuela. Esta situación se asemeja absolutamente a una gran y triste pérdida.
Observar a los más jóvenes duele en lo más profundo del alma, el contemplar a sus padres es insuperable.
—Director Kim. —se acercó el señor Min al lado de su esposa.
—Lamento mucho su perdida. —reverencie ante ellos.
—Gracias por venir. —el timbre de la señora Min era bajo e inaudible— Hermana… —termino por disculparse conmigo y se acercó hasta su familia.
Observé a Hoseok llorar desconsoladamente en brazos de Sinb, se veía tan lamentable y desolado.
—Él y Hoseok eran muy buenos amigos. —reconoció el señor Min— Diría que el único y gran amigo de mi pequeño hijo. —su semblante se veía aun más avejentado de lo que debía, él era un hombre joven pero la situación le carcomia.
—Yoongi era un buen muchacho, realmente lo han criado bien. —declare pero negó con su cabeza, como director era consciente de las visitas a la terapeuta escolar.
Se que él hizo todo lo posible, dio todo de si para intentar mejorar. En más de una ocasión le reprendi por el consumo de tabaco a los alrededores de la institución, y con humildad y mucho respeto se disculpaba para apagar su cigarro, oyendo mis sermones en silencio.
Es una verdadera pena el desenlace, pero su familia no debe culparse por nada.
Mis ojos encontraron aquella muchacha alta, de cabello largo y castaño oscuro.
—Siempre hicimos lo que estuvo a nuestro alcance pero… esto no es justo… —su timbre simplemente termino por desvanecer en el aire.
Sin saber que más hacer, palmee su hombro con un semblante de tristeza.
—Enterrar a un hijo, es enterrar tu alma consigo.
|….|
Me encamine en busca de mí mejor amiga, soy consciente que realmente me necesitaba. Desde que se enteró de la tragedia no he podido contactarla, a estado demasiado ocupada al lado de la familia Min y aunque de cierto modo me alegra, porque es el tipo de acciones que haría la Eun Bi que yo conozco.
Y se que esta nueva faceta suya, únicamente se reclama.
—Eunbi… —la observé alrededor de su familia, está volteó a verme, quedando estáticos en aquél instante.
No comprendía del todo aquel semblante en sus ojos. Pero la mirada de unnie fue clara, y olvide por completo que oppa se encuentra justo a mí lado.
—Vamos cielo… —el señor Jung se llevó a su esposa. Alce la mirada para ver a mí hermano, quien mantenía fijamente su mirada sobre unnie.
—Dejaré que hables con Sojung. —Yerin se dirigió a su hermana, a quien dedicó una leve sonrisa sólo para voltear y pasar por un costado nuestro.
—Oppa… —tome su brazo, intentando que no hiciera nada estúpido. Pero solo asintió, para soltarse de mí agarre con delicadeza y voltear en busca de ella.
Suspiré, deseando que todo se solucionará de alguna forma. Y me encamine para acortar la poca distancia que quedaba entre ambas.
—Eunbie, la funeraria se ve bien. Has estado esforzándote junto a ellos, me alegra que no los dejarás solos. –—fui sincera, pero ella no respondió.
Me preocupa demasiado que haga una tontería. Que piense que se trata de una vana e ilusoria pesadilla.
—He visto a Sinb junto a Hoseok, al parecer la noticia les hizo dejar a un lado sus diferencias. Ella en verdad lo siente mucho por él.
|….|
No podía ser honesta ni siquiera con mí mejor amiga, como dolía.
—Eunbi, quiero que sepas que… —sus palabras fueron interrumpidas, porque no logré escuchar nada de lo que decía, de hecho, no se que dijo. Porque sólo pude enfocarme en él.
La presencia de Jimin no me dejaba una buena sensación, porque me hacía sentir náuseas.
—Eunbi, ¿Eunbi? —unnie volteó para encontrarse con la mirada del rubio, quién nos observaba desde aquella punta— ¿Qué hace el señor Park aqui? —volteo a verme con el ceño fruncido, en busca de alguna creíble explicación.
Una que claramente yo no tenía. Entonces negué al borde de mis lagrimas.
—Eunbie… —tomo mis manos para acariciarlas con suavidad— no estás sola, ¿bien?
—Yugyeom… —susurre al verlo detrás de So, quién también volteó para encontrarle y sonreír con gentileza.
—Lamento interrumpirlas. —observo a unnie— Sojung, tu hermano se encuentra afuera, llorando a mares. Creo que necesitas ir con él.
—Maldición… —los ojos de la más alta fueron abriéndose lentamente y su ceño no tardó en fruncirse, termino por reverenciar— lo siento. —rapidamente se disculpo por el insulto largado en dicha situación— Gracias por avisar. —el contrario asintió y ella volteó a verme— Estare aquí contigo. —declaro con seriedad en su mirada.
No dude en asentir, no podía ser la piedra de tropiezo ahora que su hermano también la necesitaba. No soy el maldito centro del universo, nunca lo fui, no empezaré a serlo ahora.
Con dudas, se alejó casi corriendo de nuestro lado.
—Se que es estúpido, pero… ¿cómo estas? —baje la mirada para unir mis manos en silencio— Se que has estado al pendiente de la organización de los ritos. Te he visto recibiendo a las personas al lado de su hermano, hasta que uno de sus amigos te suplanto. Eunbi, puedes hablar conmigo, lo sabes. —acaricio mi mejilla con dolor y preocupación en sus bellos ojos.
—Lo sé, y lo agradezco oppa. —soy sincera respecto a mí gratitud, porque soy consciente de la gentileza de su persona.
Pero no puede esperar más de mi. Si alguien merece este dolor, este sufrimiento interno... si alguien en verdad merece cuestionarse todo lo que está pasando ahora mismo, soy yo.
Porque lo merezco rotundamente.
—Eres una muchacha fuerte y no tienes la culpa de nada. —aseguro, pero no respondí, sólo baje la mirada— Eunbi…
—De-debo volver a la entrada... —reverencie dispuesta avanzar, no deseaba quebrar, no ahora.
El salón principal se encontraba rodeado por familiares que daban honor a su espíritu. Y a su izquierda ambos señores Min se encontraban sentados sobre sus rodillas.
Yo, no podía ver esto...
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top