.22.

—Eunbi por favor, recapacita, esto es una locura. —volvió a reprender aún sosteniendo aquellas prendas intimas— ¿Puedes detenerte y oírme por un momento? —pero segui corriendo cada una de las perchas en busca de algo cómodo y lindo— Eunbi por favor...

—¡Este! —tomé aquella prenda para mostrársela con una sonrisa— ¿no es lindo? —pregunte con dulzura.

—¿Es una broma? —me miró con su entrecejo unido— no es algo que tu usarías, jamás.

—Siempre hay una primera vez, ¿no es asi? —volví a buscar sobre aquellos cubículos.

—Oh vamos... —suspiró para acercarse hasta uno de los mostradores— este es cien por ciento tu estilo.

Voltee a verlo, la prenda consistía en un bello culote de un rosa nute precioso, con bellos decorativos en forma de conejitos. Mis ojos brillaron al ver la prenda y sin siquiera darme cuenta ya tenía aquella braga entre mis manos.

—¿Lo ves? Es mejor olvidarse de esto. —ella estaba a punto de dejar las perchas que cargaba en sus manos con una sonrisa triunfadora.

—Sojungnie~... —hice un tierno mohín para volver a tomar las prendas oscuras y con transparencias— eso es injusto, tú bien sabes que no puedo contenerme. Son tan lindas. —observé aquella prenda dulce y tierna.

—Por eso mismo, tú estilo es otro totalmente diferente. ¿Qué ganas en buscar lencería erótica? Es más, ¿para qué demonios quieres disfrazarte de conejita? —fruncio el ceño al ver aquel bello boddy erótico, que consta de una perfecta y entallada tela negra ligeramente transparente con sus detalles en blanco y red.

Tome de ella con recelo— Deja de hacer tanto espamento. ¿Por qué no buscas uno también? con tus piernas largas se verá jodidamente sexy~.

Cerró sus ojos con fastidio— Sólo cierra el pico, esto es ridículo... Jung Eun Bi. —me siguió rumbo a los vestidores.

—Estás cuatro son mías y estás tres de ella. —le sonreí a la unnie que nos brindó un número e indicó los vestidores, para entregarle las prendas a Sowonie— Gracias~. —sonreí con dulzura y me adelante. Oí los pasos pesados de la más alta detrás.

Mientras me probaba la nueva lencería, le oía cuestionarme, reprendiendome una y otra vez al respecto. Entonces algo cansada respondí.

—Unnie, en algún punto tendré que perderla, al igual que tú.

—Si, pero no es el caso. —suspiro frustrada para verme, ya que ambas ingresamos al mismo cubículo— Tú no eres esta chica que se encuentra probando lencería erótica, por favor, es normal que pienses en esto si. Pero, ¿no quieres qué aquella persona sea especial y estés segura de ello? Digo, tema aparte es el que quieras perder tu virginidad como si nada o peor aún, con un hombre casado.

—¿Qué te parece? —le modele el boddy de conejita play boy, ella negó con notoria reprensión en su mirada— Oh vamos~, ¿no soy una conejita linda?

—No planeas oírme, ¿verdad? —sonreí para volver a verme en el reflejo de aquel gran espejo de cuerpo entero.

Sojung la observó en silencio, mordiendo su labio inferior con dolor y frustración.

Al terminar las compras, nos despedimos, Sojung debía de ir a ver a su hermano mayor, quien al parecer la esta pasando realmente mal con la ruptura.

Al ingresar a casa, me despoje de mis zapatos y le sonreí a papá quien se encontraba en el sofá observando el televisor.

—Hija espera. —al escuchar su voz, voltee a verle antes de subir por las escaleras. Apagó el televisor para voltear a verme— Hablemos un momento.

—Claro... —me acerque hasta él y dejé a un lado las bolsas de compras, observando el entorno, todo estaba muy silencioso— Papá, ¿dónde esta mamá y unnie?

—Tu madre en una reunión con amigas, y tu hermana dijo que se quedaría a trabajar hasta tarde. —asenti, últimamente unnie se refugia demasiado en el trabajo— Siéntate por favor. —pidió y obedecí.

Guardó un momento de silencio y me analizó con su mirada, sea lo que sea que quiera decirme. Estaba pensando como hacerlo con calma y sencillez.

—Papá, dime ¿ocurre algo malo? —dudo en responder, y comenzaba a preocuparme.

—Depende de como lo veas. —suspiró para verme a los ojos— Princesa, estoy notando muchos cambios repentinos y claramente seguidos en ti... —sonrei nerviosa.

—¿A qué te refieres appa? —en sus ojos veo el claro reflejo de preocupación.

—A muchas cosas pequeña. Comenzando por tu personalidad, se que es bueno que quieras salir más seguido de casa y que seas más sociable, me alegra. Pero últimamente no estás en casa, sino es para dormir. Ya no te veo, ya no hablamos, incluso ¡tienes novio! se que eres más independiente y me alegra, pero no puedo pensar que te estas perdiendo en ese mundo tan banal...

—¿Ese mundo? —repetí— Padre, hablas como si hubiera más mundos que este. —negó pero no le deje avanzar y reí con inocencia para tomar sus manos— Appa, se que estás queriendo cuidarme, pero nada fuera de lo normal está pasando. Créeme. —sonreí débilmente— Si, es cierto, paso menos tiempo en casa pero es por los horarios de talleres, instituto y trabajos compartidos.

—Lo sé, pero no es solo eso. —apretó mis manos y me miró de arriba a bajo— Mírate, tus prendas cada vez, resultan más ajustadas y reveladoras. Tú nunca te hubieras vestido asi, jamás te hubieras sentido cómoda con algo como esto que llevas puesto ahora.

Es cierto, tiene su punto, porque cargo con un mini shorts blanco levemente rasgado en los bolsillos delanteros, una blusa corta y pegada que llega únicamente hasta un poco más debajo de mí busto.

—Hija me temo que este reallity te este cambiando y no sólo por fuera, sino por dentro. —¡Bingo! mí padre no es ningún tonto al respecto.

Claro pero como no, después de todo, él mejor que nadie conoce a todo tipo de mujeres. ¿Verdad?

—Hija... no quiero que llores —solto una de mis manos para tomar mí mejilla y limpiar mis lágrimas de "dolor."

Asenti— Tienes razón appa... es so-solo que... esta es la moda, es lo qu-que se usa, debo de acostumbrarme para la pasarela y... —no pude continuar debido a mí nerviosa respiración.

Entonces senti el apreton sobre mí mano, y quebré para terminar rodeada entre sus brazos.

—Appa, no es cómodo pero... omma y unnie quieren que salga de mí zona de confort, que deje los miedos. Ellas... no quiero desilusionarles, no quiero... —solloce sobre su pecho como una dulce niña pequeña, su dulce niña.

—Lo sé, lo entiendo... lamentó que sientas toda esta presión sobre ti hija. —su timbre cambio radicalmente.

Sentí el beso en mí cien, y sobo mí espalda intentando tranquilizar mí dolor.

—Pero quiero que lo sepas, tanto tu madre como yo, ya estamos orgullosos de ti. No lo olvides, mí princesa...

—Papi, kam-nsanmida~ —solloce para abrazarlo con muchas más fuerzas.

Como quieran verme, seré aquel reflejo que desean ver.

Sonreí por lo bajo. Los trucos de aquellas mujeres que él solía conocer no eran para nada desenfocados.




Viernes por la noche, Eunbi decidió quedarse en la casa de Momo para pasar todo el fin de semana con sus amigas, en sus típicas pijamadas rotativas, hoy le tocaba a Hirai ser anfitriona.

A Yuna le enorgullece la fuerza de voluntad en el corazón de su amada hija, quién lloró por toda una semana, noche tras noche, y todo por aquel muchacho que tanto amó. Pero admira que no quiere quedarse estancada en el dolor, y se fuerza para ser mejor y no culparse más por lo que Hoseok no supo valorar.

Estás últimas semanas los conflictos entre el matrimonio Park no cesaron, ellos no eran de cargar una relación conflictiva, para nada, porque jamas tuvieron motivos. Pero siempre hay una primera vez para todo, esta vez, el dolor y la angustia caían sobre los lomos de Jimin, quién era el responsable de las constantes discusiones.

Yuna se encontraba escéptica para con su marido, quién jamás le brindo motivos de desconfianza pero últimamente, andaba distraído, aislante y bastante al pendiente de aquella muchachita joven, por la cual aumentaba los honorarios de entrenamiento, pasando más horas a su lado que con su propia familia.

—Deja eso, amor, tú sabes que todo es por trabajo. —la menor rodó los ojos cruzándose de brazos.

—Claro, es lo que dices siempre, pero admítelo, ya no me prestas atención y corres cada vez que esa mocosa te llama... —el mayor se acercó hasta su mujer para rodearla desde atrás, sujetando con fuerza su pequeña y perfecta cintura— No vas a convencerme de lo contrario, tu hija rompió hace una semana y media con su novio de hace seis años por culpa de esa niña y ni siquiera hablaste con ella al respecto.

El rubio impartió besos sobre su frágil cuello, olfatenado así su piel, generando con sus dedos pequeños círculos en el abdomen bajo de su mujer.

—Jiminie eres un... ahg... —gimio por lo bajo ante sus caricias.

—Se que no estuve siendo el mejor últimamente, pero sabes que las amó con locura. —bajo sus besos hasta llegar a su clavicula, Yuna cerraba sus ojos por inercia, y este incluso absorbió su piel blanca con deseo— Prometo mejorar, sabes que mi profesión aveces me nubla... —ambos se encaminaron sin romper aquel abrazó hasta la cama matrimonial.

Recostandose en ella, dejándose llevar por el placer, pero a pesar de los altos gemidos sin temor e interrupción de la menor, aquellos que tanto amaba oír el rubio. Este no podía evitar pensar en el rostro de aquella bella e inocene muchacha, preguntándose una y otra vez lo mismo.

¿Cómo se sentirá tenerla bajo su piel?, ¿cómo se entonarían sus bellos gemidos?

|....|

El sábado por la tarde, recibí un mensaje por parte de Hoseok oppa, me enteré de su accidente, realmente me preocupe al oir a SoJung contándome al respecto, aún así, todavía no pudimos hablar a solas.

Asi que sin mucho que pensar, acepté aquel punto de reunión con el mayor, quién me pidió.

Nos encontramos en la puerta del instituto, los fines de semana la institución se mantenía abierta debido a los talleres extra curriculares, como el caso de los clubes, en caso de oppa, el club de danzas al que pertenecía de igual modo que Sinb, con quien no mantiene trato, más bien, recibe gran indiferencia por su parte.

—Gracias por venir... —sonrió con debilidad, se veía tan pálido y descuidado.

Negué con el ceño fruncido.

—Oppa, ¿has estado durmiendo y comiendo bien? —bajó su mirada— Ailee unnie te dio una guía estricta, por favor, cuida más de ti mismo. —mi timbre salió con debilidad, y es que no quería verle en aquel modo, tan miserable. Porque me es inevitable pensarlo, yo cause esto y él no se lo merece.

—¿Por qué eres asi? —le sentí abatido—- Eunbi, prácticamente me confese hacia ti... —baje la mirada ante aquella confesión.

—Lo sé y créeme, no te merezco... —susurre. La realidad es que me siento tan miserable ante él, porque llegué a plantearme la idea de utilizarlo, sólo para asi dañar el corazón de Sinb, la niña de los ojos de un Jimin incanzable ante mi.

Y... ¿por qué no, tambien la niña de los ojos del mismísimo Hoseok? Porque no creo que el me quiera tanto como dice, sólo se encuentra confundido.

Sentí sus manos sobre las mías, dolía como el infierno, porque él en serio tenía tan buen concepto sobre mi. Pero sólo soy una escoria, reflejó de lo que él espera de mi. Pero, ¿qué puedo esperar de mi misma?  Incluso manipuló a mis padres.

—Dame la oportunidad, se que me quieres... puedo sentirlo, porque eres tú... porque soy tu primer beso, tu primer crush. —oirle suplicar era un castigo tortuoso, porque dividia mis valores morales.

Sentía orgullo de verle arastrase por mi atención, cuando antes ni siquiera se inmutaba para voltear a verme y detener a sus estúpidos amigos. Pero por otra parte, se que estoy mal, porque él jamás fue participe de aquellas humillaciones y siempre fue igual de dulce conmigo como lo era con todos.

Negué alejando sus manos de las mias.

—Hoseok, creí ser honesta y directa contigo, realmente estoy agradecida pero...

La excusa perfecta llegó directamente hacia mis labios, de igual modo como el agua en medio de un arrollo.

—Piensa en Yoongi, yo le quiero a él. Lo siento mucho, pero quiero verte bien, no puedes arruinar tu vida. —por cariño tomé su mejilla derecha— Eres un chico realmente bueno, mereces ser feliz con quién tu quieras, y sobre todo, corresponda a tus sentimientos con la misma intensidad.

Negó con sus ojos brillosos para adelantarse y rodearme por la cintura, dispuesto a besarme, pero me negué.

No le dejaré seguir lastimándose de este modo tan cruel. No puedo.

—Hoseok no... —intente oponer resistencia tanto como pude. Y cuando creí que no podría hacer las cosas bien, sentí como mi mano era jalada.

Alce la mirada y observé la espalda de Yoon oppa delante de mi, observándole con seriedad.

—Lo lamento Hobi, —hablo con sinceridad, su timbre era bajo y honesto, revelando el apreció hacia el menor— eres mi amigo, pero no dejaré que sigas con esto.

Observé con sorpresa nuestras manos, las cuales él no dudo en enrollar mis dedos con los suyos.

—Te quiero, pero ella en verdad me gusta y mucho. —sonrió, el chico inexpresivo, sonrió al decir aquello— Espero puedas entenderlo y en cuanto estés preparado, perdonarme, porque eres mi mejor amigo. Hoy, ayer y siempre.

Lo último que oí fue el te quiero que Yoongi soltó antes de voltear, y observe a un Hoseok cabizbajo, frustrado, conteniendo el dolor.

Me deje guiar por él hasta llegar al ingreso a la cancha de baloncesto, en donde él se encontraba inscripto. Y creó, por lo cual se encontraba hoy en el instituto.

Los ojos de oppa reflejaban tanto amor y apreció.

—Realmente no lo entiendo... —susurre observando nuestras manos unidas— ¿por qué me ves asi? —cuestione debido a qué me hacia sentir tan miserable.

—Porque eres como yo, al verte... logró ver heridas y cuestiones que nadie más conoce. ¿Qué como te veo? como aquel reflejo distorsionado por lo que otros quieren apreciar. —senti sus manos acariciando las mías mientras rompía la unión con gentileza— Pero puedes ser quién tu quieras ser a mí lado, porque el verte a los ojos es una fuerza para mi.

Sus dulces palabras entonan tanta calma en medio de este tormentoso corazón. Ya que él logra ser aquella voz que logra envolverse a mi turbado corazón, y quisiera decirselo todo, quisera tenerlo a mi lado por siempre.

Porque él me comprende, ve la tormenta en mi interior y no la juzga como Sojung, no quiere pintarla de gamas coloridas como mi familia, no sólo visualiza aquella dulzura e inseguridades en mi, como lo hacen Hoseok y Jimin.

Min Yoon Gi, él conoce la tormenta que hay en mi corazón y no le teme. Más bien, la comprende.






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