.12.

Es el gran día, la presentación oficial se realizará esta noche, el bello salón teatral al que Jimin me citó es impresionante, su tarima es enorme, las luces encendidas dan el claro reflejo de un futuro show esperando a dar comienzo.

Los nervios han vuelto, el nudo en mi estomago duele, tengo tanto miedo e incluso ansias, quisiera comerme un lechón en estos momentos si fuera posible.

—Eunbie, pequeña te ves hermosa. —sonrió el más alto, se veía impresionante de traje, uno negro e impecable, acorde y en contraste con su cabellera rubia.

—Oppa… estoy… —mis dedos comenzaron a jugar entre si, los nervios florecían como cual raíz entre tanto abono y tierra. Él se dio cuenta, no era ningún idiota, menos desatento. Sentí sus brazos rodearme en un cálido abrazo, su fragancia varonil impregnó mis fosas nasales por completo.

Era tan agradable, el tenerlo tan cerca, amaba esta conexión entre ambos, estaba completamente colada por él. Park Ji Min el único hombre sensato, honesto, tierno y perfecto ante mis ojos.

A diferencia de Hoseok oppa, Jimin no tenía compromiso alguno, él era el indicado, unos cuantos años de más no eran el gran problema aquí, ¿verdad?

—Estarás bien, pequeña, te ves preciosa. Más de lo que ya eres, ¿me entiendes? —oir aquel cumplido salir de su boca si era un consuelo para mi, estaba agradecida con él.

Entonces decidi refugiarme en su hombro, inhale una última bocanada de su aroma y sonreí con seguridad.

—¿Eunbi? —el timbre de voz de Sowonie me despertó del trance, ambos nos alejamos, él le sonrió con cordialidad, siempre tan lindo.

—Te la dejó a tu cuidado. —toco mi hombro y me sonrió— Se que te amaran. —sobo mi hombro para ver su reloj y alejarse tomando su celular para realizar una llamada.

—¿Puedes verme por un momento al menos? —suspire embobada para ver el rostro de mi mejor amiga, quién me impidió ver la hermosa espalda de mi crush.

—Lo siento unnie. —rei con torpeza— Es que es tan…

—Mayor. —declaro cruzada de brazos— Eunbi vuelve en si, maldita sea, te perdi otra vez…

—¿Qué hacen? —el timbre de Yerin me volvió a la realidad, y el hecho de haber perdido la espalda de oppa igual, entonces voltee a verla— El señor Park me pidió que al terminar de vestirte debía de llevarte al cuarto de maquillaje pero desapareciste. —me observó de arriba a bajo y sonrió— Woah~ realmente estas tan bella. ¡Andando! —nos rodeo entre sus brazos.

Apoderandose de nuestros cuellos para atraernos hacia su pecho, el rostro de Sowonie era algo incómodo debido a la cercanía de nuestras cabezas, reí al verla de ese modo, y más al oir a unnie tan emocionada.

Realmente estaba comenzando a emocionarme también.

|.....|

El primer desfile del año, el maldito desfile de Miss Rigth regresó a tarimas, honestamente me resulta patético pero...

—Ya quiero ver a la última "artista" de mí padre. —comentó Eunbi tomando asiento a un lado de Hoseok, ambos solucionaron su pelea. Al parecer mí amigo en serio la quiere.

—No lo digas asi, —rió él— podrías ser tu, se que ganarías princesa. —acaricio su mejilla para brindarle un leve beso entre los labios.

—Ni que lo digas, odio esto, que diablos. —negó cruzando sus piernas y de igual modo sus brazos— ¿Se supone que sólo somos caras bonitas? Ellos, —observó a la mesa de jueces con indiferencia— solo buscan al maldito estereotipo y cada participante es realmente lamentable. Dime, en serio, —fruncio el ceño— ¿quién rayos quiere ser una cara bonita sólo para ser una "chica correcta"? claro que chicas huecas y sin sentido del orgullo, es ridículo todo lo que fomentan con este humo de "perfección" inexistente.

Estoy de acuerdo con ella, es realmente banal y odioso, miles de mujeres en Corea y en el mundo entero sufren depresiones, trastornos alimenticios y demás sólo por ser "correctas".

—Hoseok, —llame al ver su sonrisa mientras molestaba a su novia para que relaje el rostro. Volteó a verme— ¿Qué mierda hago aqui?

—Quiero que me hagas el aguante, eres mi amigo y ella mi novia. Esto es importante para su padre, por favor, solo siéntate y toleralo. —susurro acercándose un poco más a mí oído, suspire y asi lo hice.

Maldito idiota, si no te quisiera...

—Bienvenidos al quinceavo aniversario de esta hermosa... —comenzó el discurso más superficial de la historia en Corea del Sur.

Miles de participantes siendo presentadas con características, sus tallas corporales y alturas, cada una más muñeca que otra. Tal cual Eunbi lo mencionó, rostros bonitos, simples chicas "correctas" ante los prejuicios de los patéticos estándares de belleza.

—La siguiente participante mide uno sesenta y tres, ella es un ejemplo de valentía y esfuerzo. Enseña que si se quiere, se puede. —sonrió el presentador con su rostro completamente limpio y arreglado.

Mis ojos se abrieron al ver aquellas fotos en pantallas, se que no soy el único, mis dos acompañantes están igual o incluso más sorprendidos.

Un antes y un después de aquella tonta e ingenua niña.

|.....|

De entre tantas postulantes, quinientas en esta recta principal fueron selecionadas mediante fotos y pequeñas entrevistas personales, esta noche se redujeron a unas trescientos cincuenta participantes.

Afortunadamente, fui una de ellas, la emoción en mis ojos fue a detonar en aquel hombre, de sonrisa amplia y ojos pequeños.

Jimin se veía tan feliz y conmocionado por esta pequeña presentación, que aquello me volvía a emocionar, lo habia hecho bien. Él estaba feliz por mi, porque soy yo.

Lo observé saludar a algunas personas, sólo para voltear a verme y acercarse hasta mi.

—Santo cielo... —susurre casi sin aliento, se veía como todo un caballero de la dinastía Joseon, o tal vez de un dorama romantico.

—¿Estás bien? —Sowon me miró preocupada, pero no pude responder, sentía mis piernas temblar mientras él se acercaba cada vez más hacia mí insulsa persona.

Con su bella sonrisa se paró delante de mi, sólo para rodearme entre sus cálidos brazos, mi corazón bombea con rapidez y me quedó casi sin aliento al oirle hablar.

—Estoy orgulloso de ti, mi pequeña. —las palabras más bellas que podía haber oído. "Su" dijo.

Senti sus brazos alejándose, mis mejillas ardían y el rostro de Sojung era agrio como un limón y tajante cual felino. Lo desaprobaba rotundamente, lo sé, pero no le conoce como yo.

—Cariño. —aquella dulce y melodiosa voz me obligó a ver más haya de aquel perfecto hombre.

Mis ojos titilaron al ver aquello, la mujer alta, de figura esbelta y espectaular, tomó su nuca para besar sus carnosos y bellos labios, él correspondió rodeando su pequeña cintura.

—Lo he logrado... —sonrio sobre sus finos labios, ella asintió acariciando sus bellos cabellos rubios con tanta ternura en sus ojos.

—Papá... —aquel timbre de voz tan conocido, voltee hacia ella, y los vi a los tres juntos de pie observandonos.

Jimin cortó la distancia para abrazarla con fuerzas y comentar lo feliz que estaba a... a su hija.

Mi corazón, lo sentía tan pequeño e indefenso, fuera de lugar. Sojung tomó mi mano con fuerza, me sentía rota, aquel "perfecto hombre" no era tan perfecto, por lo menos no para este sentimiento interno.

No lo conocía, no como creía.




Lloró y lloró con tanta fuerza y necesidad, que dolía de tan sólo verla, mi corazón se partia al apreciar los pedazos del suyo.

Se que no puedo contenerla, por eso mismo me duele aún más, porque ni siquiera por Hoseok, que es un buen chico, lloró con tanto dolor.

—No es jus-justo... —sollozo entre mis brazos, ya que esta noche nos invitaron a celebrarla, y como esta idiota no sabe decir que "no", sonrió y asintió por la felicidad de su familia.

Toda la noche tuvo que contemplar a la maravillosa familia Park y su espectacular relación filial.

—M-me duele, le quiero... unnie, ¿duele por qué no es correcto? —indago escondiendo su pequeño y bello rostro entre mis piernas, acaricié su cabello, mechón por mechón.

Si, por supuesto que duele, de hecho, duele tanto que se te dificulta el respirar.

Duele tanto que no podes ni siquiera hablar. Es tan doloroso, porque la decisión no es propia, porque no podes obligar al otro amarte.

Duele porque no podes obligar a que te vean, a que conozcan de tus sentimientos. Duele, porque tú sabes cuánto quieres a esa persona, como a nadie quizás.

Duele porque su felicidad, por más que te rompa en mil pedazos, será una pequeña porción de la tuya. Aunque no sea a tu lado, de la forma que desearías.

Duele porque sabes que no puedes más, porque eres consciente de que nunca estarás.

—Esta bien, estarás bien... —mi voz se quebró, porque conozco lo que estas sintiendo y lo sé, no puedo detener este sangrado inminente.

Porque es difícil verte tan colada por alguien más, porque es tu elección, porque es el dolor que deberás de sufrir, aunque no quieras. Aunque no quiera.

—Unnie... —se aferró a mi regazo y escondió sus ojos inchados— de-debo de... —no podía ni siquiera decirlo, le dolía el hecho de tan solo pensarlo, lo sé, porque también lo siento.

—Si... debes hacerlo, es por tu propio bien Eunbie. —acaricie su cabello con mis dedos y contuve aquel nudo en mi garganta.

Se que olvidar a alguien suena sencillo, pero no lo es, para nada de hecho; mucho menos el olvidarte de aquel sentimiento único y diferente.

Pero al intentarlo, en serio espero, valga la pena.

Porque no quiero perderte.

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