.06.
Yennie ingresó a la habitación y sonrió al verme.
—¡Te ves hermosa! —aseguro.
—Entonces, ¿por qué no lo siento así? —susurre observando el reflejo de aquel espejo.
El conjunto era pintoresco, blanco y con pequeños cuadros marrones, y para ser sincera, lo que más me gusto era el bello listón que caía desde el cuello y formaba un tierno moño negro. Si, muy dulce... Tan poco cómodo.
—Andando, oppa nos espera. —rio para rosearme de perfume y arrastrarme escalera abajo, mis padres se encontraban en el living viendo la televisión.
Al bajar sentí la pena y es que aun no me había disculpado con ellos como era debido y eso me hacía sentir tan mal hija.
—Te ves preciosa, mi hija. —sonrió papá al verme, y apreté mi falda con vergüenza.
—Espero te diviertas, y puedas entender lo que vales. —el timbre de mamá era suave pero doloroso a la vez.
—Omma… —mas ella negó ante mí, solo para sonreír y acariciar mis mejillas— lo siento, omma, appa… —ambos sonrieron para rodearme en un abrazo.
Me sentí tan bien ante aquella demostración cálida de afecto y apreciación, realmente amaba a mi familia y me odiaba a mí misma por no poder cumplir con sus altas expectativas. Y es porque no podía armarme del valor suficiente para afrontar cada demonio oculto en las profundidades de mi alma, porque sabía que temía perder.
Al llegar pude sentir los nervios carcomer mis huesos, apreté con fuerza la cartera que cruzaba por mis hombros.
—Estarás bien, solo se tu misma. —unnie me sonrió, eso en verdad sería lindo, pero existe un problema.
No conozco quien soy en verdad.
Al bajar del auto observé la sonrisa cuadrada de oppa en nuestra dirección, Yerin corrió hacia él para pegarse a su cuello y darle un tierno beso. Ellos son la pareja perfecta ante mí punto de vista, ambos son igual de inmaduros, sonrientes y a su vez adultos.
Una sonrisa adorno mis labios al contemplarlos.
¿Algún día conoceré a un chico que me complemente tanto como Taehyung oppa complementa a mí unnie?
Tan solo de pensarlo me asusto, porque si llegase a ocurrir, debería conocerme por lo que realmente soy, todo aquello que intento reprimir y ocultar, mis propios miedos más profundos.
—¡Pequeña cuñada! —sonrió oppa para abrazarme con ternura como un hermano mayor, asentí a su gesto, porque en verdad lo consideraba como uno.
—Tu eres Yugyeom, ¿verdad? —la voz de unnie volvió a despertar mis miedos, con oppa nos separamos solo para voltear a verlos, el chico a un lado sonrió conversando con unnie.
Él se veía atento y cálido a simple vista, cordial y varonil, realmente era atractivo, pero aquello solo me intimido un poco más...
Yo no alcanzó a esas expectativas.
—Es un gusto conocerte, Eunbi. —me miro para extender su mano— Puedo ser casual, ¿cierto? —asentí aun avergonzada de mí misma, y estreche aquella mano extendida.
“Una mano tan cálida…”
—Sentemonos. —pidió Tae para tomar la mano de Yerin, claro está que unnie se sentó a mí lado y oppa enfrente de ella, dejándome cara a cara con Yugyeom.
La comida era agradable, y el ambiente tenso desapareció en cuanto Tae inició la conversación de los últimos proyectos de la empresa, ocasionando la risa en la mesa debido a la dulzura del joven que se avergonzaba al oírlo y le contradecía en ciertos aspectos.
—Eunbi, cuéntame algo de ti. —pidio con total atención a mí respuesta, pero no supe que decir, en verdad no tenía por dónde comenzar.
Entonces mí celular sonó. Como si supiera que deseaba ser salvada de una pésima respuesta.
—Lo siento… —me disculpe para ponerme en pie y así atender aquella llamada— Sojung… —me oí aliviada por su intervención.
—Dime, ¿cómo va todo? —pregunto preocupada— ¿es lindo?, ¿es un degenerado?, ¿cómo te sientes tú?
Sonreí al oír su timbre de voz, en serio me brindo tanto consuelo.
—La cena es entretenida, él es lindo y no, no parece un degenerado.
—Oye, nunca puedes saberlo, no lo aparentan pero lo son. —reí por lo bajo y ella suspiro detrás de línea— Si las cosas van bien, ¿por qué te oyes asi?
—Porque no me siento cómoda, esto es algo forzado para mi… —aquello alegro el corazón de Sojung.
Y no por los complejos de la menor, más bien, porque comprendió lo que quería decir. “No estoy preparada para un chico.”
—Es tan agradable, pero no sé que hacer… ¿Qué deberia de hacer unnie?
Sojubg sonrió con pesar entre su pecho por sentirse asi. Entonces cerro sus ojos y se obligó a ser de ayuda, verdadera ayuda.
—Solo disfruta el día, todo pasara, ¿lo entiendes? —asentí para despedirme.
Al finalizar la comida, decidimos ir a dar un paseo en un encantador parque cercano.
Unnie y oppa se adelantaron, dejándonos unos pasos detrás, y no pude evitar encontrarme decepcionada. Ella dijo que no me dejaría sola, sin embargo lo hizo.
Nuestros pasos eran acompañados del cántico de las aves y un silencio nada incómodo entre ambos, pero aun asi él decidió hablar.
—¿Te ha gustado la comida? —asentí avergonzada, ¿habrá notado lo desesperada que estaba al comerla?— Me alegra. —sonrió dulcemente, y aquello me apenó aún más.
—¿Pu-puedo preguntar algo? —volteo la mirada sobre su hombro, aquella me hizo sentir pequeña. Pero rápidamente me dedico una de sus dulces sonrisas y asintió— Con sinceridad, ¿qué… has opinado de mí?
Temia a su respuesta, pero parecía ser una persona tan linda, que deseaba saber si me vio por lo que realmente soy. O al menos, intento ser.
—Eres dulce y linda. —aquello me sorprendió, un chico como él diciéndome algo asi, ¿a mí?— Realmente lo eres, pero al parecer no lo crees. —baje la mirada hacia mis manos, las cuales uní—Eso me lleva a preguntar, “¿podré hacer que esta bella chica se lo crea?”
—¿Tú… quieres…? —me detuve con torpeza y emoción, entonces sonrió para acariciar mí cabello.
—Quisiera seguir en contacto contigo, Jung Eun Bi. Claro, si me lo permites.
Aunque fue tan romántico como solía presenciar en los dramas, no me hizo revolucionar o flotar en el aire como pensé que lo haría.
—¿Qué opinas?, ¿podrías darme tu número? —pregunto avergonzado, ocasionando que sonriera, después de todo, se veía igual de inexperto que yo.
Claro que de seguro si ha tenido una que otra relación, pero no tantas para considerarlo un play boy. Ni mucho menos un bad boy.
Asentí para marcarlo en su móvil y verlo sonreír como un niño pequeño, al cual acaban de darle uno de sus dulces favoritos.
¿Realmente podremos ser amigos?, ¿así de simple?
|....|
—Asi que... lo que nos está tratando de decir, ¿es qué…? —el hombre de la familia Jung fue interrumpido por el joven que conocieron bastanre bien durante el proceso judicial de la demanda.
—Señor, señora Jung, solo quiero brindarle la posibilidad a su hija, de que pueda abrir sus ojos y ver de lo que es capaz de lograr, porque ella es una niña inteligente, muy hermosa y llena de carisma. Solo quiero darle la posibilidad no solo de que ella lo descubra, sino de que el mundo la descubra a ella.
—¿Pero usted no es un abogado? —cuestiono el hombre.
—Lo soy, uno muy bueno, pero no es lo que me apasiona. —sonrió— Soy un hombre que adora ayudar a jóvenes como su hija que necesitan de un empujón para salir de su zona de confort y brillar.
—Tal vez sea lo que ella necesita. —sonrió la señora Jung— Cariño, no me desagrada la idea, nuestra pequeña necesita salir de casa y descubrir cuánto vale como mujer.
—¿Pero qué cosas dices mujer? Ella no necesita de trajes bonitos, maquillaje, tiaras y una pasarela para conocer su valor.
—Tu no lo sabes, yo tampoco lo se. Tal vez no lo necesite para saber lo que vale, pero si para reconocerlo de una buena vez por todas. Yo creo que le hará bien…
—¿Usted cree qué ella puede ganar? —pregunto el hombre al ser abrazado por su esposa, quién con ojos de suplica pedía que lo reconsidere.
El joven de ojos gatunos sonrió condescendiente.
—Deberemos practicar y ejercer unas cosas, pero no me equivoco en donde pongo el ojo, ella tiene talento.
—¿Y si no logra ser suficiente para ese jurado? el cual la marcará y juzgará como si fuera un objeto inanimado, sin escrúpulo alguno.
—Que gané ese concurso o no, no es lo importante, cariño quiero que atesore la experiencia, que reconozca que vale como mujer y como nuestra hija… —sollozo entre sus brazos— No quiero volver a oírla decir algo negativo y despectivo sobre su aspecto nunca más… —el hombre la abrazó consolando el corazón de su mujer y asintió al ver al joven, quien sonrió.
—Mamá, papá llegue… ¡oh! Usted es el abogado Jimin. —sonrió— Le estoy agradecida por todo en serio.
—Yo soy el agradecido, gracias a la foto que me envió vine hasta aquí para hacerles una propuesta con respecto a su pequeña hermana, señorita Yerin.
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