Suave y despacio.
. . .
Donghyuck y Mark son novios desde hace poco más de un año.
Sus amigos les han dicho más de una vez que derraman demasiada miel para ser cierto; Mark nunca era muy romántico con nadie, pero su vida había cambiado radicalmente desde que su morenito llegó.
Haechan es similar a un terrón de azúcar, sin exagerar. Trata a Minhyung como un príncipe; siempre le habla con cariño, diario le dice cuánto lo ama, le da su espacio... son quizás, la pareja perfecta.
Mark mima con mucha ternura a su novio, a pesar que éste ya ha llegado a la mayoría de edad; le abraza a cada momento, le dice entre besos lo mucho que lo ama y lo agradecido que está con la vida por ponerlo en su camino.
Aún con todo ello, a Haechan le hace falta algo. Ama a Mark y le encanta pasar cada segundo del día a su lado; sin embargo, Lee se ha rehusado a hacer el amor con él.
Está consciente de que no es por falta de deseo, puesto que más de una vez se han acariciado más allá... No obstante, Mark siempre lo detiene cuando se pone más intenso, cuando trata de escabullir sus manos dentro de las prendas de vestir de su novio.
Justo como en este momento. Se habían juntado en casa de Haechan, para ver series, como era su costumbre.
Todo iba muy normal hasta que Haechan comienza a ponerse más cariñoso de lo normal, bajando los besos hacia el cuello de su novio, dejando pequeños rastros de saliva.
— Hyuckie, no... — susurra Mark a la par que lucha contra el impulso de permitirle seguir. Retira con delicadeza las manos de su novio, que se encontraban ya trabajando sobre su cremallera.
Haechan se detiene y lo mira con los ojos brillantes; está sonrojado y con el cabello naranja ligeramente revuelto después de haberse besado. Su boquita rosa está entre abierta y respira con dificultad. Pestañea divinamente, susurrando con la voz que sabe que vuelve loco a Mark. — ¿Por qué? — dice con un tono inocentemente sensual.
Mark se muerde los labios y trata duramente de no sucumbir. — Porque no es el lugar...
Haechan hace un puchero, se sienta recto y cruza los brazos. Mark sonríe, porque sabe que su bebé está haciendo uno de sus acostumbrados berrinches. — Antes decías que era porque aún tenía 17, pero ya cumplí la mayoría de edad y sigues sin querer tocarme. Ya mejor dime que es porque no me deseas. — dice dramático.
Mark trata de concentrarse para darle una respuesta sensata, porque la camisa de Haechan se ha deslizado sobre su hombro y permite ver una divina porción de piel dorada, ese rasgo que tanto le gusta de su novio. — Haechan, bebé. No quiero que tu primera vez sea en cualquier lugar. Quiero preparar el lugar que te mereces... — El moreno le mira de reojo, aun renuente a su respuesta. Mark se acerca a él y susurra sobre su hombro descubierto — El lugar que se merece mi príncipe. — sella la melosa oración con un beso en la misma área, lo que hace que un escalofrío recorra la espina dorsal de Donghyuck.
El moreno está sonrojado y repentinamente su característica coquetería se ha esfumado para dar paso a una timidez poco usual en él. Sonríe y abraza a Mark.— Siempre sabes qué decir ¿verdad?
Mark sonríe y deposita un beso en su frente. — Es algo tarde, nene. Tengo que irme.
Haechan tuerce la boca, pero no se niega. Ambos se levantan del sillón. — Te acompaño a la puerta.
Caminan agarrados de la mano a pesar de estar sólo a un par de metros de la puerta. Cuando Mark abre la puerta, se voltea y deposita un beso en los labios de Haechan, quien no se esfuerza por hacerlo más fogoso. — Te amo. — pronuncia el canadiense sobre la boca ajena.
Haechan sonríe. — Yo te amo más.
Mark se separa y comienza a bajar las pequeñas escaleras de la entrada. Sin embargo, dos escalones antes de terminar, regresa y susurra en el oído de su novio. — Y no es porque no te desee...— toma la mano izquierda del contrario y la coloca sobre su erección.
Haechan abre los ojos con sorpresa y se avergüenza. — ¡Mark Lee! — chilla.
Mark se ríe y corre a retomar su camino antes de ser golpeado por el amor de su vida.
Cuando el chico de piel blanca se ha alejado, Donghyuck cierra la puerta de su hogar y se recarga en ella mientras tiene una sonrisa idiota en la cara. A Mark le encanta provocarle, pero jamás se hace cargo.
Nunca había estado enamorado de alguien. Eso cambió en su último año de preparatoria, cuando conoció a Mark y fue un flechazo casi instantáneo después que Jisung los presentara. Al mes de conocerse, ya estaban en citas y tres meses después, ya eran novios. Ambos están en la universidad ahora, pero siguen estando juntos todo el tiempo
Lo ama, desea estar con él y como sabe que Mark va a seguir haciéndose el desentendido, una idea muy loca cruza por su mente; si la excusa es que "se merece un lugar especial", él mismo va a encargarse de preparar ese lugar y entonces Mark no va a poder huir.
Se muerde los labios. El Haechan coqueto ha vuelto y está dispuesto a complacer a Mark. Pero antes, necesita asesoría de un experto, así que sube corriendo hacia su cuarto para llamar a Jeno, su mejor amigo.
Mientras, al final de la calle iluminada pobremente con farolas, Mark acaba de llegar a su casa y sabe que necesita una ducha de agua fría. No se atrevería a tocarse pensando en su niño.
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— ¿Que tú qué? — le dice Jeno, totalmente fuera de sus casillas.
— Quiero saber a dónde llevaste a Jaemin la primera vez que estuvieron juntos.
Jeno se atraganta con las galletas que está comiendo. — No te ofendas, pero eso es algo muy privado y...
— Lo necesito porque quiero llevar a Mark ahí.
Jeno abre aún más los ojos, aunque sabe que su amigo no puede verlo y sonríe. — Así que ustedes...
— Aún no. Mark dice que quiere que sea especial para mí. Pero si yo no muevo influencias, él va a seguir haciéndose el tonto.
Jeno lo medita un par de minutos, pre finalmente decide hacer caridad por su amigo. — ¿Tienes donde anotar?
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Al final, Jeno le había asesorado sobre el lugar de completa confianza al cual podría acudir. Jaemin lo apoyó un poco respecto a qué comprar y cómo usarlo.
Era definitivamente vergonzoso; pero estaba decidido a hacerlo por Mark.
Una semana más tarde, estaba todo listo. Había conseguido el permiso de sus padres para dormir en casa de Renjun, aunque era solo una mentira para solapar que iba a un hotel.
No había sido nada barato pagar la habitación y mucho menos todas las flores... pero valía la pena. Estaba seguro de que valdría cada maldito segundo empleado en arrancar los pétalos de las tres docenas de rosas que había comprado.
Habló con Mark tres días antes y le había entregado una tarjeta para abrir la habitación. Su novio no entendía de qué se trataba y Haechan tampoco se lo dijo, porque sería definitivamente más emocionante.
Ahora, son las ocho de la noche aproximadamente y Haechan tiene todo listo. La habitación está llena de velas, la luz es muy tenue.
Huele a una agradable fragancia de vainilla que Jaemin le había recomendado comprar. Cada detalle estaba listo.
Incluso, vergonzosamente él está listo. Limpio, oliendo bien y vistiendo solamente una camisa de cuadros que le pertenecía a Mark pero que jamás le regresó.
La prenda está desacomodada. Se supone que no debía tener puestos los bóxers, pero tampoco puede ser tan descarado, no se le facilita.
Escucha que la chapa se mueve y su estómago se revuelve de anticipación. Tiene una erección a medias porque sabe lo que sigue, pero no le hace mucho caso, tomando su posición sobre la cama, esperando que resulte todo bien y Mark no se ría de él por el resto de su vida.
En el momento en que Mark entra a la habitación, el olor a vainilla inunda sus fosas nasales. Frunce el ceño pero sabe exactamente qué es lo que ocurre y una sonrisa se dibuja entre sus labios, al mismo tiempo que se enoja con su novio por no haberle dicho nada.
Se adentra a la habitación y se da cuenta que Haechan está posado sobre la cama, encima de un enorme lecho de pétalos de flores que él mismo deshojó a detalle.
Su cabello naranja y su divina piel morena destacan de entre los tonos pastel de los pétalos que adornan la cama. La camisa que lleva puesta se levanta ligeramente cuando él se mueve y deja ver un bonito bóxer negro. De su cuello pende una cadena con un pequeño dije de la letra M, regalo del propio Mark en San Valentín.
Mark suelta un suspiro sorprendido, luchando porque su enojo le gane al deseo de abalanzarse sobre su precioso novio y retirar toda prenda que lo cubra.
— Makku... — dice, moviendo las piernas que sabe que Mark adora.
El canadiense está sin palabras. La imagen es preciosa y su virilidad se está sacudiendo dentro de sus pantalones. Se muerde el labio.
Haechan se pone de rodillas en la cama y se acerca gateando a su novio, que no ha podido avanzar más allá del colchón. — Hola...
Mark sale del trance y dirige una mirada llena de adoración a Haechan, quien lo tiene abrazado.
El olor a vainilla combina perfectamente con la piel canela de Donghyuck. Éste lo besa como normalmente acostumbran y Mark le corresponde, disfrutándolo muy lento.
Las manos de Donghyuck sobre la parte trasera de su cuello se sienten mejor que nunca, mientras él se anima a tomarle por las caderas metiendo sus manos bajo la camisa.
Cuando se separan, el moreno suelta un jadeo apenas perceptible mientras frunce el ceño y Mark aprovecha para pasar la lengua sobre sus labios, provocándole una sonrisa.
— Hablaremos de por qué hiciste todo esto sin consultarme luego de que seas mío. — Haechan se sorprende por el tono demandante de Mark, quien pocas veces le habla de esa forma.
El canadiense se separa de él, haciendo que su novio lo suelte y se saca la camiseta negra por encima de la cabeza. El menor se queda embelesado recorriendo con la mirada el torso de su pareja y cómo se flexionan los músculos de sus brazos cuando se mueve.
El cinturón que sostiene los pantalones rasgados de Mark pronto se convierte en un recuerdo y el moreno se inquieta ante el ruido de la hebilla chocando con el suelo.
Los delgados dedos del mayor se encuentran sobre el botón de sus jeans y Haechan, por mero impulso, deja de mirarlo para abalanzarse a quitar la estorbosa prenda por sus propios medios.
Mark le dedica una sonrisa tierna. — ¿Ansioso?
Haechan le responde tirando de los pantalones hacia abajo. — No sabes cuánto.
Mark se zafa los tenis sin dejar de mirarlo y cuando se encuentra vestido únicamente con la ropa interior, se acerca a su chico una vez más y lo toma de la cara con ambas manos para besarle lentamente.
Sin romper la unión de sus labios, dirige sus manos a la camisa que tiene puesta su novio. Saca con parsimonia cada botón de su respectivo ojal.
Cuando logra desabotonarla en su totalidad, detiene el beso y la desliza por los brazos de su chico, quien colabora quitándosela completamente.
Ahora ambos se encuentran en igualdad de condiciones. Mark toma de las manos a Haechan y hace que salga de la cama.
Lo abraza y aspira el olor de su cabello, a lo que el otro chico responde estrujándolo. Se besan nuevamente y el canadiense guía al moreno hasta que está acostado sobre los pétalos de flores.
Lleva los besos desde su mandíbula sobre su torso, pintando toques violáceos por aquí y allá, hasta llegar al inicio de la ropa interior, que desliza muy despacito con los dientes.
Donghyuck se retuerce, pero en ningún momento deja de sonreír, porque ante todo adora a su novio y no podría sentirse mejor de hacer esto con él. — Espera... apaga las velas. — pronuncia el menor un tanto avergonzado. Por un momento, la idea de que Mark observe los defectos de su cuerpo con detenimiento, le aterra.
Mark niega con la cabeza. — ¿Y perderme de ver cada uno de tus lunares? Jamás.
Haechan se sorprende. — Pero...
— Shhh... — deposita un beso en la cadera del menor. — Eres perfecto, mi amor. No necesitas ocultar nada. — Donghyuck sonríe; quiere tirarse a llorar porque el hombre más bueno y amoroso del mundo le pertenece a nadie más que a él.
Una vez que Mark se ha librado de los bóxers de su pareja, acaricia ligeramente la erección, tanteando el líquido que comienza a salir por la hendidura, además de maravillarse con el cuerpo que está posado sobre flores sólo para él.
Deposita un par de besos sobre la virilidad; los queditos y dulces gemidos de Haechan lo desconcentran y se excita aún más al ver el sonrojo en las mejillas morenas.
— Anda, ya no tardes tanto...
Mark sonríe y se endereza. Saca su propia ropa interior lejos; Haechan lo está mirando con adoración y un brillo especial en los ojos.
— Mark...
El nombrado se detiene antes de besar nuevamente a su novio. — ¿Dime, mi vida?
— Quiero... Tocarte... — dice avergonzado, poniéndose aún más rojo y tratando de ocultar su rostro tras sus brazos.
Mark sonríe y coloca una rodilla sobre la cama. Está sobre su dulce chico; le toma de la cintura y se recuesta levemente sobre él. Lo besa a la vez que intercambia las posiciones y gira sobre la cama, sintiendo el suave tacto de los pétalos en su espalda.
Libera al chico del abrazo y abandona sus labios. Haechan se endereza ligeramente, embelesándose en el cuerpo de Mark, a lo que éste pronuncia quedamente. — Aquí me tienes... — acto seguido, lleva los brazos por encima de su cabeza.
El moreno suspira al ver a su novio insinuándose de tremenda manera. Mark le sonríe y asiente, tratando de decirle que está bien, que es todo suyo.
Comienza besando su clavícula, marcando ligeramente por su pecho. Observa con curiosidad los pequeños botones rojizos de Mark, quien tiene los ojos cerrados y Haechan se aventura a lamer la aureola. El chico debajo sisea, conociendo una sensación nueva.
Donghyuck no se detiene; al contrario, siente que a esa preciosa piel pálida aún le hace falta un poco de color, por lo que succiona, a la vez que juguetea con su lengua en el pezón una vez más. Mark patalea ligeramente, indicándole que está estimulando donde se debe.
El moreno sonríe travieso y delinea con la lengua la línea divisora de los abdominales ligeramente marcados del canadiense, hasta que llega al comienzo de los vellos del bajo vientre y se topa de frente con el pene de su chico, que se nota ansioso por el líquido que se desliza fuera de él.
Toma la diminuta gota con el dedo índice; decide llevárselo a los labios, probando el gusto ligeramente salado. Mark lo observa desde arriba y tiembla de excitación al escuchar un quedito "Mmmh" pronunciado por su novio.
Es entonces cuando se dice que ha tenido suficiente y retoma el control de la situación, enderezándose, lamiendo sus labios.
Trata duramente de no perder el control, de recordar todo el tiempo que debe ser suave, pero las gesticulaciones del precioso niño hincado frente a él en el misma cama, no se lo permiten.
Lo toma por la nuca y lo besa, acariciando sus costados y provocando un escalofrío en su morenito. — Comienza a doler... — musita Haechan, haciendo un puchero. — El lubricante está en el buró.
Mark se muerde el labio. Estirándose, alcanza el bote pequeño de forma redonda, en el que se puede leer "Fresa". Le da una mirada divertida al contrario y éste sonríe, encogiéndose de hombros y dejando la vergüenza poco a poco.
Se recuestan y después de besarse una vez más, Mark separa con mucho cuidado las piernas de su novio para comenzar a poner un poco de el líquido en la rosada entrada. Donghyuck se queja al sentir dos dedos en un lugar escasamente conocido de su cuerpo.
Mark no saca su mano del lugar; en cambio, usa su otra mano para apretar la botella y derramar un poco de lubricante en la boquita de su chico, dejando una gota cuidadosamente. El menor lame dudoso la sustancia mientras continúa sintiendo la invasión. — ¿Está rico? — pregunta Mark con voz melosa.
— Sabe muy dulce...
— No tanto como tu cuerpo, seguramente. — guiña, distrayendo a Haechan, quien se avergüenza tanto por las circunstancias como por el comentario.
Mark sigue en su labor mientras besa esporádicamente aquí y allá. Donghyuck gime cuando los dedos de su novio hacen movimientos de tijera, provocando un ardor que le hace dar un respingo.
El mayor se sobresalta. — ¿Te hice daño, bebé?
El contrario niega con la cabeza. — Sigue.
Después de un pequeño rato más de mimos por parte de Mark y gemidos por parte de Haechan, éste último comienza a sentirse necesitado.
— Amor...
— ¿Sí?
— Estoy... listo — la voz del moreno se escucha entrecortada, llena de deseo.
Mark lo mira. Su cabello naranja está ligeramente pegado a su frente, sus labios están hinchados, sus mejillas rosas y su pene tiene la punta roja y brillante.
Luego de sacar sus dedos, le extiende la botella a Haechan y la deposita en una de sus manos. — Ayúdame un poco con eso... — susurra, con voz ronca.
El menor sonríe encantado; mordiéndose el labio inferior, aprieta el contenedor y pronto el líquido se está deslizando entre sus dedos. Se mueve para alcanzar el miembro de Mark. Con suaves toques, lo masturba y va dejando rastros del líquido resbaloso. El castaño está gimiendo complacido; no quisiera que su chico quitara la mano de ahí nunca, pero se recuerda que es necesario.
Mark se recuesta nuevamente sobre Donghyuck con cuidado de no aplastarle y sonríen viéndose a los ojos.
Haechan jamás había sentido algo igual por nadie.
La forma en que Mark le acuna como si fuera a romperse, la adoración con la que lo mira, todo el amor que le entrega.
Mark está convencido de que el chico de piel canela es el amor de su vida. La persona con la que quiere compartir cada uno de los detalles de la cotidianidad.
Haechan siente que está volviendo a nacer cuando Mark finalmente entra en él, siempre con cuidado de no lastimarlo.
Mientras se acostumbra, Mark lo besa y acaricia su cuerpo entero, dándole más placer. Haechan asiente, moviendo la cadera ligeramente, indicándole al mayor que puede comenzar a moverse.
El mayor comienza con pequeñas estocadas nada bruscas. Las paredes de Haechan lo aprisionan deliciosamente; se está volviendo loco, pero trata de controlarse.
Al compás de los gemidos de su chico, aumenta la velocidad y siente que está en el cielo.
Haechan derrama un par de lágrimas por el placer que siente cada vez que Mark se adentra en él o realiza movimientos circulares con su cadera.
El mayor, pese a su mente nublada, toma en su mano derecha el miembro de Haechan, jalando fuerte y poniendo especial atención a su hendidura, lo que hace que su moreno gima cada vez más fuerte.
— Maaaa...kku — sisea Haechan, mordiendo su labio y conteniéndose. En cambio, se desahoga un poco pintando prominentes rasguños rojizos en la blanca espalda de Mark, quien no responde. Está encerrado en una burbuja de placer que se expande cada vez más y está a punto de explotar.
Se mantienen entre movimientos un poco más subidos de tono durante un buen rato, hasta que Mark comienza a sentir que no puede más. — Bebé... voy a terminar pronto... — susurra en el oído de Haechan, gruñendo.
— Hazlo sobre mí, por favor. — alcanza a decir el menor, antes que otros "aaah" escapen de su boca, muy quedito.
Mark se sorprende, pero siente que su excitación crece aún más al imaginar la piel dorada de su niño salpicada con su esencia.
Varios movimientos después, Mark siente la presión en el vientre aún más intensa. Gime muy fuerte y se derrama dentro del chico, pero alcanza a salir; cumpliendo la petición de Haechan y manchando la piel morena del pecho y el abdomen con el viscoso líquido blanco.
Haechan gime complacido, pero aún no ha terminado. Mark decide ayudarle un poco; aún con la cordura medio ida después del orgasmo.
Cuando va a agacharse para ayudar a Haechan a estimular su miembro con la boca, éste tira más fuerte, gimiendo aguda y largamente.
El líquido tibio se derrama vergonzosamente en la cara de Mark, quien solo atina a cerrar los ojos.
Cuando Haechan vuelve del corto trance que le provocó el clímax, abre los ojos y se da cuenta de que su novio está limpiando rastros de semen de su cara.
Se sonroja violentamente. — ¡Amor, perdóname! No sentí que estabas ahí... — Mark se endereza y le dedica una sonrisa de lado mientras que lleva sus dedos a la boca.
Hace un sonido de succión. — Sabe bien. — dice con coquetería y Haechan se avergüenza.
— ¡Lee Minhyung deja de decir esas cosas! — pronuncia sonrojado y tapándose los ojos.
De pronto, la realidad le golpea y recuerda que sigue desnudo. Arrebatado, trata de cubrirse con una sábana, pero Mark lo detiene. — Creí que había sido claro sobre tapar tu cuerpo...
El otro chico asiente apenado y desiste de su labor. — Sí, amor. — Hace un puchero y Mark lo acuna entre sus brazos.
Ambos están sobre la cama, escuchando los latidos del corazón del otro, así como sus respiraciones acompasadas.
Donghyuck dirige su mirada hacia la habitación. Ahora todo está hecho un desastre. La ropa de ambos aquí y allá, los pétalos en el suelo, varias velas se han apagado, sin contar que ellos estan todos sudados.
— Makku... — pronuncia en tono meloso, haciendo círculos con su dedo índice en el pecho de su novio, que tiene los ojos entrecerrados.
— Dime, mi vida. — le responde adormilado y con la voz aún ronca.
— Te amo, muchísimo.
— Yo te amo más. Y eres lo mejor que me ha pasado en la vida ¿lo sabes?
Haechan sonríe y suspira. — Gracias.
Mark gira su rostro hacia él; después de darle un beso corto. — ¿Por qué?
— Por quererme tanto y hacerme ver que el amor existe, Mark.
Su novio sonríe enternecido. — No me lo agradezcas. Mereces todo lo bueno del mundo, bebé.
Haechan ríe. — Necesito un baño, me dejaste todo pegajoso.
Su novio sonríe coqueto. — Tú me lo pediste, amor. Quien diría que esa carita tan tierna esconde a un fetichista.
Haechan hace una mueca y Mark suelta una de sus peculiares risas. — ¡Mark! — le regaña el menor, golpeándolo ligeramente en el pecho.
El mayor toma esa misma mano y la dirige a su miembro. — Acaríciame aquí, mejor. — Haechan se avergüenza una vez más, pero no le niega las caricias, hasta que Mark vuelve a gemir. — ¿Sabes qué? Olvídate de la estúpida ducha, tú te quedas aquí.— pronuncia, metiendo el dije con su letra inicial a su boca.
Después, vuelve a atacar sus labios y Haechan sonríe entre beso y beso. Se dice a sí mismo que está listo para otra ronda.
Ya se preocupará luego por cómo cubrir todas las marcas violáceas de su cuello o por desinfectar los arañazos de la perfecta espalda de Mark.
Lo único que sabe, es que ama a ese chico canadiense más que a cualquier otra cosa y quiere permanecer así, entre sus brazos; siendo solamente ellos dos por el resto de su vida.
. . .
Aaaah siempre había creído que el Markhyuck necesitaba un one shot así de meloso pero con su debido lemon y terminé escribiéndolo yo, qué me pasa :'v (?)
Jaja, espero les guste, que mis sex-scenas no sean tan malas y que no se hayan empalagado con tanta miel xd.
P.D. La voz de Lenny Kravitz es arte.
Gracias por leer🌸💖
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