Hola..., hablo a la nada, quizás esperando que me respondas por qué hiciste todo aquello. No sabes cuánto intenté no pensarte, pasar este último año, el 2015 sin ti, sabiendo todo, recordando cómo me cambiaste, como juraste amor pero... Al final era mentira.

Te ame, lo acepto, quizás aún te ame, y no lo diga, porque no serviría de nada gritar al cielo si nadie me oye, si siempre fuiste tan sordo, que ni las indirectas las cogías directas. Es increíble como el amor es tan ciego, que escogí a la persona con menos caracteres a mi gusto, y un sin mil de defectos, tu edad por cierto, aunque luego lo escribiré.

Es difícil olvidar, y más cuando el primero de enero me pides perdón, me juras amor, haciéndome volver a sentir felicidad, felicidad que se extinguió al segundo que recordé como me gritaste en la sala de mi casa que era una asesina. Intente no llorar mientras hacía lo que estaba en mi alcance para retenerte, pero nunca oyes... Lo intente créeme, aunque sea por una vez, hazlo.

Ayer sin querer me tope con el oso que me regalaste, ese pequeño que decía: "te amo", cuando decías no sentirlo, siempre tan bueno para lastimar. Yo te estaba amando.

Nunca quise amarte, la verdad, para serte sincera, me sentía asexual.

Sé que nunca te daré esta carta, me conozco, si lo hago será por error.

Tome un pantallazo de una frase que me escribiste, dice así:

"Como la noche precede al amanecer,

Como el invierno precede a la primavera,

Así mi luz precederá a tu oscuridad".

Está corregida, porque tus faltas ortográficas eran inigualables.

Lo peor es que creí, creí que era tu polo a tierra y tú me elevarías al cielo...

15/02/2016