Capítulo Sexto.
La campanilla se desplazaba rítmicamente pero el sonido que producía no era tan armonioso cómo la manera en la que se veía. Las zarandeadas de viento llevaban consigo cualquier pequeño, y con un poco más de empeño grandes objetos, que se interponía en su camino. La mayoría que no se había fijado en el exterior seguiría creyendo que era un calmado y brillante día pero los que presenciaban la naturaleza se extrañaban de ella, no era el día, ni la hora y aún menos la época del año para qué el clima fuera tan feroz.
Y justo cuando los espectadores creían que el clima no podría traer daños peores, el torrente granizo comenzó a descender, golpeando consigo todo lo que llegase a tocar. Este no sería un día común, los directivos de la gran universidad dieron la orden de cerrar las puertas e ingresar a cualquier estudiante fuera de esta. Muy pronto las alarmas se dieron a escuchar y las incógnitas no se dieron de esperar.
--¡Quitaos de mi camino!- una apresurada y agitada chica pasaba por los pasillos.
--¡HaNu! Joder, no corráis tan rápido- gritó, mientras reposaba las palmas de sus manos sobre las rodillas para volver a saber lo que es tener oxígeno circulando en sus pulmones.
--¡Jeon!- posicionó su mano detrás de la cabeza del menor para tomar impulso y terminar golpeándolo- ¿Estás tonto? No puedes arruinar tu rostro, es lo único bueno que tienes ¿piensas dejarme sin sobrinos?
--Estoy de maravilla, gracias por preguntar- viró sus ojos.
--¿Qué ha ocurrido?- mencionó, él plateado chico detrás de ambos.
--No lo sé, todo ha sido tan repentino. El granizo que cayó de la nada comenzó a golpetear la ventanilla del laboratorio, quería saber que pasaba y los cristales se esparcieron por todo el lugar. Solo son rasguños en el rostro, pero- calló abruptamente al recordar que su histérica hermana estaba justo a su lado.
--¡Habla Kook!- ahora eran dos histéricos adolescentes en la sala.
--La enfermera no ha podido llegar hoy por el clima, y- silencio nuevamente, para posar delante de los presentes el gran trozo de cristal incrustado en su antebrazo.
--¡Pero que te estáis muriendo!- levantó los brazos en señal de exaltación la pequeña mujer en el lugar- ¡Señor Lee! ¿Dónde está ese hombre cuándo verdaderamente lo necesita?
Y así fue cómo un pequeño cuerpo experimentaba mil emociones al mismo tiempo. La anterior mencionada salió del lugar en busca de ayudar pronto a su menor. Mientras el par de chicos se veían en la lucha de impedir que más sangre brotará del brazo herido. La espesa sangre manchaba las baldosas del suelo y la ropa del menor, su cuerpo se sentía cansado y ambos jóvenes comenzaban a preocuparse.
Los murmullos ya no eran catalogados cómo tal, eran demasiado elevados para ser estos; la desesperación del lugar abrumaba a todos y la inquietud de no tener ninguna respuesta con respecto a lo ocurrido estaba alterando a más de uno. La calma se había esfumado justo en el instante de sonar las alarmas y en las instalaciones solo se hallaban docentes tratando de fomentar la calma dónde no había ni gota de esta.
--Ya le he dicho, Srta. Jeon. No puedo dejar mis labores en esta instalación por inconvenientes familiares- Dijo el hombre, un poco cansado.
--¡JungKook, su alumno, se está desangrando! y usted ¿tiene labores? ¿Cuáles son sus labores? Dejar que los alumnos a su cargo se mueran, eso de seguro- exasperó.
--¿Qué JungKook, qué?- se atrevió a interrumpir- Pero que hacéis aquí, ¿dónde está, JungKook?
--Tae, ahora no por favor, solo quiero que este hombre- dirigió la mirada a el "imponente" director- llame por ayuda.
--Entiéndame, Srta. El clima ha tomado por sorpresa hasta los de emergencia, y los de la facultad de salud, están en la facultad de salud ¿tanto le cuesta entenderlo?- suspiró al final.
--¿Al menos puede conseguir un botiquín con lo básico, Sr?- dijo el grisáceo joven.
--La enfermería está totalmente disponible para todos los estudiantes, aquí buscamos su bienestar- dijo calmadamente.
TaeHyung tomo el brazo de la chica a su lado, entendiendo de inmediato su mirada sobre el director.
--Ese gilipollas- murmuró, tratando de no ser escuchada por el hombre al cuál iba dirigida esas palabras, no necesitaba más problemas.
--Nu Hael, ¿Puedes traer a Jeon? Iré a preparar lo necesario- la miró.
--¡Claro, Tae!- pellizco una de las mejillas del contrario.
Jeon JungKook es un brillante y saludable ser humano, no solo podía llamar la atención por dónde pasará y cautivar a tantas personas de diferentes edades con la profundidad de sus ojos. Pero justo en estos momentos no estaba llamando la atención cómo solía hacerlo, el joven Jeon se encontraba pálido, no parecía a su piel lechosa, y sus fuerzas se encontraban por el suelo. Cualquiera qué lo mirase en ese estado pensaría que estaba enfermo, pero cualquiera que lo mirará ahora, se preocuparía por el simple hecho de tener toda su polera ensangrentada.
--¡TaeHyung, ayudadme!- gritó la pequeña chica que no podía más con el pesado cuerpo de su hermano.
--¡Joder! ¿Por qué no han detenido el flujo?- interrogó, para dar paso a colocar el cuerpo de Jeon en la camilla.
--¡No sabemos nada! Trate de hacer presión pero solo lograba que la sangre saliera más rápido- habló él chaval manchado de sangre ajena.
--Dejad de gritar- mencionó un débil ser- TaeHyung, no siento mi brazo.
--JungKook, concéntrate en mí, no desvíes la mirada- habló calmadamente mientras repartió caricias en el brazo herido- ¿Sentías el dolor en tu brazo, cuándo recién sucedió?- observó cómo la persona frente a este, afirmaba con un movimiento de cabeza. Esa afirmación hizo que él cuerpo del mayor se relajará y expulsará el aire que había retenido- pronto sentirás el brazo, nuevamente.
En la gran instalación denominada enfermería, se encontraban cuatro adolescentes, dos de ellos bastantes preocupados y atentos a cualquier movimiento que ocurriese en ese lugar, sí una abeja ingresaba o salía ellos lo sabrían. Mientras qué él herido chico quería cerrar los ojos y dormir un poco pero él grisáceo se lo impedía.
--El cristal no perforó mucho, puedo sentirlo cerca de la abertura- dijo para todos los presentes- Jeon, vedme- el mencionado dirigió su mirada a las delicadas hebras del portador de aquella voz- si te duele mucho, me lo dices, cualquier cosa que sientas, me la dices- dijo mientras pasaba un rebelde mechón del contrario, detrás de su oreja.
--¡Esperad!- interrumpió la preocupada mujercita en el lugar.
--¡Cállate, Nu! Solo hazlo, hombre- dijo un desesperado platinado.
--Hacen mucho escándalo, ya se lo que quitado. Nael, ¿puedes ayudarme? te describiré lo que necesito que me entregues.
--¿Por qué no puedo hacerlo yo, Tae? Soy su hermana- contraatacó
--¡Porqué eres una histérica!- estaban colmando la paciencia del joven ¿enfermero?- pasadme el algodón esterilizado y tomad esto- le paso la bandeja con el cristal a su compañero- agua oxigenada- removió toda la sangre seca y reciente del brazo.
Más ordenes se escucharon mientras el "asistente" trataba de encontrar todo tan rápido cómo él chico lo ordenaba, pero él que iba a saber que hay millones de cintas en el mundo, ¿cuál era la diferencia? pensó que los colores pero después miró seis del mismo color, pensó en el grosor y después miró que siete se parecían, todas pegan, ¿qué más le pueden pedir al mundo?
--Para finalizar, pasadme más gasa- dijo, y paso siguiente, verifico que no pudiera zafarse el vendaje con movimientos repentinos- JungKook, puedes descansar un poco- el mencionado le otorgó una linda sonrisa y cerro sus ojos.
--Tae, todas las poleras en tu casillero son negras o blancas, ¿estaban en liquidación o te las compras al por mayor?- bromeó la sonriente hermana de Jeon.
--Te equivocas, las compro de colores y el vinilo* hace la magia- continuo el juego.
--Y yo preocupándome porqué Kook tiene ese armario cómo vomito de unicornio- rieron los presentes por el comentario jocoso del platinado- TaeHyung, ya tibié el recipiente con agua.
--Gracias, pasadme las toallas- dijo. Con delicadeza comenzó a retirar la camisa ensangrentada del menor, y se dispuso a retirar con las toallas mojadas la sangre que empezaba a secarse.
TaeHyung lo trato con sumo cuidado, asimilando al menor con un objeto sumamente delicado, tratando de mover lo menos posible el cuerpo en la camilla, su respiración era calmada y quería que continuará con el rostro suavizado por mucho tiempo más. Utilizó un poco de fuerza para retirar la sangre en los abdominales del chico, y cuándo lo consiguió, ponerle la polera no iba a ser tarea fácil, trato con precaución de reincorporar levemente el cuerpo del contrario, pero este se aferró a su cuello cómo si de un koala se tratase. El portador de una linda sonrisa cuadrada aprovecho para poner la polera cómo corresponde y soltar el agarré de Jeon, después.
--Gracias, Tae. No sé qué hubiera pasado sin tu ayuda, ese idiota que tenemos por director- fue interrumpida por la risilla del nombrado.
--No os preocupáis, pero podéis comprarme dos zumos, uno de zanahoria y el otro de arándanos- preguntó un poco avergonzado.
--¡Claro, tío! Yo pagaré ¿Hael, deseas algo?- se giró a la chica en la silla.
--Paz mundial y que destierren al director, pero no puedes darme eso. Averiguaré qué paso- se levantó y dispuso a salir.
--Quiere paz mundial pero no la genera. Va a buscar al director, la conozco- dijo el plateado.
--Te escuché- atacó.
--Lo sé, ese era el propósito.
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*Uno de los usos del vinilo es tintar o pintar (same) la tela.
Tengan un agradable día.
Cualquier error en redacción u ortográfico, hacédmelo saber. También las dudas o inquietudes.
Estaría maravillad/ si deciden darme su opinión acerca de cada capítulo.
Mencionad las cosas positivas, Love Yourself.
Hasta en un próximo capítulo.
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