★ Sugar Night (Especial parte 100)

Especial 100 partes de Style Zone!! ♡( ◡‿◡ ) Por eso traigo un oneshot muy especial.

¡Advertencia! Este capítulo contiene escenas explicitas +18; los personajes son mayores de edad. Y para evitarme quejas, cabe a aclarar que Kyle es activo y Stan pasivo. 

Espero les guste!!


Stan y Kyle viven en un pueblo conservador, atrapado en el tiempo; saben que no pueden mostrarse en público ni siquiera tomados de la mano, sin arriesgarse a ser cazados como si practicaran brujería. Por eso, cuando decidieron explorar un terreno nuevo como pareja, tuvieron que buscar el motel más lejano posible, viajando hasta Denver.

—Es... humilde —Comentó Stan cuando ambos entraron por la puerta de madera, revelando una habitación en tonos otoñales con una agradable vista a la ciudad. No estaba mal, de hecho, era más de lo que esperaban.

Kyle, por su parte, estaba consumido por los nervios. Deseaba esto tanto como Stan, pero no podía evitar sobrepensarlo todo. ¿Y si alguien los reconocía en su viaje hasta aquí? ¿Y si estaban siendo observados?

—Stan, ¿de verdad quieres... hacerlo? —Preguntó Kyle, mientras se sentaba en la cama con una sonrisa nerviosa, intentando disimular su ansiedad.

Stan se quitó el gorro azul que llevaba puesto por el frío de las calles, pero en esa habitación, lo único que deseaba ahora era el calor que solo Kyle podía darle.

—Kyle, literalmente te arrojé un condón a la cara, creo que no puedo ser más directo —Stan se sentó a su lado, tomando la mano de su novio—. ¿Tú... ya no quieres?

—Lo llevo deseando desde hace cuatro meses —Respondió Kyle, relajando su sonrisa mientras sus ojos se perdían en los de Stan, esos ojos azules que siempre le habían parecido preciosos desde la niñez.

—No te veo convencido —Murmuró Stan, recostando su cabeza en el hombro de Kyle—. Dime qué te preocupa.

—Yo... —Kyle podía percibir el suave aroma a frutas de la colonia que Stan siempre usaba cuando se veían a escondidas—. Es nuestra primera vez, y ni siquiera podemos elegir el lugar, ¿sabes?

Por supuesto que Stan lo sabía. Lo sabía desde niño, desde que escuchó a su maestro de catecismo decir que "los gais eran obra de Satanás", o cuando su padre lo felicitó por ser capitán del equipo de fútbol y le dijo que era "un verdadero hombre".

—¿Recuerdas la primera vez que nos besamos? —Preguntó Stan, con una sonrisa divertida, levantando la cabeza para mirarlo a los ojos—. Fue en esa fiesta de disfraces, cuando Kenny quiso comerse cien bubbaloos.

Kyle rió suavemente. Siempre le había parecido adorable cómo Stan desviaba la incomodidad con recuerdos agradables.

—Sí, intentaste disfrazarte de Michael Jackson, pero terminaste pareciéndote a Elton John.

—Y tú ibas de Miles Morales —Respondió Stan, riendo—. Y yo me reí porque dije que tenías que pintarte la cara de negro para parecerte.

Kyle rió un poco más fuerte, luego acarició el rostro de Stan.

—Sí, pero cuando todos se fueron, tú fuiste el único que me ayudó a limpiar... y entonces me besaste en la cocina, cuando intenté esconder los chocolates que te había robado —Dijo Kyle, su voz ahora más suave, casi en un susurro.

—Fue mi excusa perfecta... recuerdo que tu boca aún sabía a chocolate.

—Y la tuya a bubbaloo de fresa —Kyle se inclinó un poco más hacia su novio—. Y desde entonces lo eres todo para mí, Stan Marsh.

Stan miró a Kyle, su corazón latiendo con fuerza mientras sus manos buscaban las de él. Sin decir una palabra, Stan se inclinó hacia él, y sus labios se encontraron en un beso tierno y suave. Los dedos de Kyle acariciaron su cuello, y esa sensación lo envolvía en una calma cálida.

¿Y qué si alguien los vio? ¿Y qué si sus padres sospechaban? ¿Y qué si alguien estaba rezando para que "se curaran"? Se habían amado en silencio desde siempre, y en esa habitación, por fin se permitían ser ellos mismos, sin miedos.

Cuando se separaron, apenas un milímetro, Stan dejó que su frente descansara en la de Kyle. Sus respiraciones se entrelazaban.

—¿Estás listo? —Preguntó Stan, su voz un susurro.

La mano de Kyle seguía acariciando suavemente la mejilla de Stan.

—Sí —Respondió Kyle, con la voz baja pero firme—. Estoy listo.

Vuelven a besarse, y esta vez se permiten ser más apasionados. Kyle, con una delicadeza que ni siquiera él sabía que poseía, recuesta a Stan sobre la cama. Stan no dice nada, curioso por todo lo que están a punto de experimentar.

Kyle se inclina hacia él y lo besa una y otra vez, mientras sus manos recorren el pecho de Stan. Este cierra los ojos, y un suspiro se escapa de sus labios cuando Kyle comienza a besarle el cuello.

—¿Quién diría... que el chico tímido judío del pueblo podría besar así? —Pregunta Stan, con una sonrisa divertida que apenas se alcanza a ver entre los besos.

Kyle sonrió ante el comentario, mientras su mano derecha se deslizaba bajo la camisa de Stan, sintiendo cómo la piel de su abdomen se erizaba bajo su toque.

—Quizás siempre lo fui, pero solo tú mereces ver ese lado de mí —Susurró Kyle con ternura antes de volver a besarlo.

Se besaron una y otra vez; Stan rodeó la cintura de Kyle con sus brazos, atrayéndolo más cerca, sintiendo su peso sobre él, deseando más. Anhelaba sentir más con Kyle.

—Kyle... —Suspiró Stan en la oscuridad. Kyle continuó con los besos en su cuello—. Kyle... debe haber... condones en algún cajón...

—Yo traje, no te preocupes —Respondió Kyle en voz baja, mientras levantaba la camisa de Stan, revelando más de su piel bronceada.

Kyle descendió con sus besos, ahora explorando el pecho de Stan con sus labios. Stan apretó la sábana bajo su cuerpo, sorprendido por la intensidad con la que todo lo que sentía lo invadía.

—¿Estás bien? —Preguntó Kyle en un susurro suave—. Si quieres, podemos detenernos...

—No, descuida —respondió Stan, su voz temblando ligeramente—. De hecho... me estoy excitando mucho, nunca había sentido algo así.

—Tampoco yo, pero me encanta —Kyle sonrió antes de besar a Stan con ternura.

Stan, queriendo participar también, comenzó a desabrochar la camisa de Kyle, sus dedos trabajando con rapidez. Una vez que la camisa cayó al suelo, ambos la olvidaron por completo. Se besaron de nuevo, y esta vez sus cuerpos desnudos se encontraron, la piel de uno contra la del otro, una sensación tan electrizante como reconfortante.

Las manos de Stan viajaban por toda la espalda de Kyle, deteniéndose en cada curva, como si quisiera memorizar el tacto de su piel. Kyle, aún con cierto nerviosismo, deslizó su mano izquierda hasta la entrepierna de Stan, tocándola ligeramente. La reacción fue inmediata.

—Perdón, ¿voy muy rápido? —Preguntó Kyle, con la preocupación dibujada en su voz, temiendo haberse sobrepasado.

—Descuida —Stan llevó su mano a la mejilla sonrojada de Kyle, acariciándola con ternura—. Explora todo lo que quieras... quiero sentirlo.

Kyle quedó en silencio por un momento, su corazón latiendo tan fuerte que creía que Stan podría oírlo. También quería sentirlo todo. Así que, sin dudarlo más, sus dedos recorrieron con delicadeza el abdomen de Stan, descendiendo hasta tocar su erección, cálida bajo su mano.

—Ahh... —Stan cerró los ojos, su cuerpo estremeciéndose bajo la intensidad del contacto. Nunca se había sentido tan expuesto, y menos aún había imaginado que Kyle tomaría la iniciativa de esa manera. Pero lejos de sentirse incómodo, lo único que quería era rendirse por completo a ese placer, deseando disfrutarlo con plenitud.

Kyle continuaba estimulando a Stan con una intensidad que nunca antes había experimentado, mientras sus labios recorrían su pecho, enviando escalofríos a través de su cuerpo. El gemido de Stan se hizo más alto, y su espalda se arqueó involuntariamente al ritmo del placer que lo envolvía.

—Kyle... sigue... carajo, sigue... —Stan murmuró con la voz entrecortada, apenas abriendo los ojos lo suficiente para ver la devoción en el rostro de su novio.

Kyle lo besó de nuevo, esta vez con una pasión desbordante. Cada beso era más profundo, más urgente. Entonces, entre besos, susurró con una voz quebrada por la mezcla de ansiedad y deseo:

—Tócame...

Stan, sorprendido por la súplica, no necesitó que se lo repitiera. Sin dudarlo, sus manos descendieron hasta la entrepierna de Kyle, sintiendo la dureza que yacía bajo la ropa. Ambos dejaron escapar un suspiro al unísono. Stan abre los ojos, concentrándose en cada movimiento, en la sensación de descubrir a Kyle de esta manera tan personal, tan íntima.

Kyle jadeaba suavemente, su mente entre el nerviosismo y la necesidad de estar más cerca, de que ambos se rindieran por completo al momento.

Stan observaba el rostro de Kyle, completamente embelesado por la mezcla de deseo y placer en su expresión.

—¿Así te gusta? —Preguntó, su voz ronca, mientras no dejaba de mirarlo.

—Sí... carajo, lo haces muy bien... —Respondió Kyle, su voz entrecortada por el éxtasis— Stan...

Sin esperar más, Kyle desabrochó los pantalones de Stan y, con una fluidez casi natural, los bajó junto con su ropa interior. El frío aire de la habitación golpeó la piel expuesta de Stan, haciéndolo estremecer. Kyle, con una suavidad que contrastaba con la intensidad del momento, entrelazó sus dedos con los de Stan. Al mismo tiempo, su otra mano envolvió la erección de Stan, provocando que este se estremeciera aún más.

—Kyle... aah... —gimió Stan, cerrando los ojos mientras sus caderas se movían ligeramente, buscando más contacto.

Kyle no apartaba la mirada de Stan. Ver a su novio tan entregado, tan vulnerable, lo hacía sentirse aún más conectado a él. Sus movimientos se volvieron más firmes, más seguros, mientras sus dedos recorrían la piel de Stan, queriendo memorizar cada rincón.

—No tienes idea de lo mucho que te deseo... —Susurró Kyle, su aliento cálido rozando el oído de Stan, quien solo pudo responder con un gemido ahogado.

Los labios de Kyle descendieron nuevamente, besando el pecho de Stan, deteniéndose por momentos en su cuello, en su clavícula, hasta llegar a uno de sus pezones. Stan, con la respiración entrecortada, abrió los ojos apenas lo suficiente para observar a Kyle. No podía más con la necesidad de tocarlo, de devolverle todas las sensaciones que Kyle le estaba provocando.

Con un esfuerzo torpe, Stan cambió de posición, girando lo justo para quedar ahora él sobre Kyle. Kyle lo miró sorprendido, pero no dijo nada, dejándose llevar por el momento.

—Quiero hacerte sentir lo mismo... —Murmuró Stan, sus dedos deslizándose por el torso de Kyle hasta llegar a su pantalón. Desabrochó el botón con facilidad y deslizó la prenda hacia abajo, revelando la piel que tanto deseaba tocar.

Kyle jadeó al sentir las manos de Stan en su entrepierna, sus dedos envolviendo su erección con un toque que le arrancó un gemido involuntario. Cerró los ojos, mordiéndose el labio para contener otro sonido, pero Stan lo notó y, con una sonrisa divertida, aceleró el ritmo.

—No te contengas, Kyle —Susurró Stan con voz grave y baja—. Quiero escucharte.

Kyle no pudo resistir más, su cuerpo se arqueó ligeramente mientras sus gemidos se hacían más fuertes.

—Stan... no pares... —Rogó Kyle, aferrándose a las sábanas, sus caderas moviéndose al ritmo de las caricias de Stan.

Stan lo observó, sintiendo una ola de satisfacción al verlo tan perdido en el placer, tan completamente suyo. Impulsado por el calor del momento, alejó sus dedos y acercó su rostro. Con una sonrisa, Stan comenzó a lamer el miembro de su novio.

Stan mantuvo su mirada fija en el rostro de Kyle mientras su lengua continuaba deslizándose por su erección. Kyle arqueó la espalda involuntariamente, su respiración acelerándose con cada movimiento. Sus manos, temblorosas, buscaron el cabello de Stan, aferrándose a él.

—Stan... —Susurró Kyle entre gemidos, su voz quebrada por el placer.

Al escuchar a Kyle, Stan decidió intensificar sus movimientos. Sus labios rodearon el miembro de Kyle mientras su lengua jugaba con él, disfrutando de cada reacción que provocaba. Kyle no pudo evitarlo; el sonido de su propio placer se escapaba cada vez más alto, más necesitado.

—Dios... Stan... —Jadeaba Kyle, sus caderas siguiendo el ritmo de las caricias de su novio.

Stan estaba decidido a darle todo lo que pedía, a no dejar ningún rincón sin explorar. Sus manos recorrían las piernas de Kyle, mientras sus labios no se apartaban ni un segundo de él. Sabía que Kyle estaba cerca; lo sentía en la tensión de su cuerpo, en la forma en que sus dedos se aferraban más fuerte a las sábanas.

—No te detengas... —Susurró Kyle, su voz apenas un murmullo.

Stan lo miró por un instante, una sonrisa divertida curvando sus labios. No tenía intención de detenerse; quería verlo rendirse completamente al placer que compartían. Con una última y firme succión, llevó a Kyle al límite.

—¡Stan! —Gritó Kyle, su cuerpo arqueándose mientras la liberación lo consumía por completo. Sus manos apretaron el cabello de Stan, su respiración volviéndose errática, un gemido tras otro escapando de sus labios.

Stan, por su parte, nunca había probado nada como lo que Kyle liberaba en su boca, un orgasmo materializado que con gusto tragó.

—Carajo, ¿en serio lo tragaste? —Preguntó Kyle con una sonrisa divertida, todavía con la respiración acelerada.

—Claro, pero no puedes besarme a no ser que quieras besos con sabor a pito —Respondió Stan entre risas—. ¿Te... gustó cómo lo hice?

—Eres el mejor —Dijo Kyle, tomando las manos de Stan—. Por eso, quiero saber si estás listo.

—¿Listo...? —Stan apretó un poco más las manos de Kyle—. He estado listo para ti desde hace tiempo, Kyle Broflovski.

Stan volvió a recostarse mientras Kyle buscaba sus pantalones por el suelo. Una vez que los encontró, sacó una hilera de condones. Stan rió suavemente, emocionado, mientras paseaba sus manos por su abdomen y, ligeramente, por su erección.

—¿Me estás seduciendo? —Preguntó Kyle mientras revisaba por tercera vez que el condón que estaba eligiendo fuera seguro.

—Solo póntelo, aún no me he corrido, recuerda —Dijo Stan con una sonrisa traviesa.

Kyle dejó escapar una risa suave ante el comentario de Stan, sintiendo la electricidad recorrer su cuerpo. Rasgó el envoltorio del condón con manos temblorosas pero decididas, deseando continuar pero sin apresurarse. Lo desenrolló sobre su erección con cuidado, mientras los ojos de Stan lo seguían atentos, ansiosos.

—¿Todo bien? —Preguntó Kyle, buscando una última confirmación en la mirada de Stan.

—Más que bien —Contestó Stan—. Quiero que lo hagamos.

Kyle se inclinó sobre él, dejando un último beso suave en los labios de Stan antes de posicionarse entre sus piernas. Acarició los muslos de Stan con sus manos, sintiendo cómo su piel reaccionaba al toque, y poco a poco se preparó para entrar.

—¿Kyle, no olvidas algo? —Preguntó Stan mientras acariciaba el pecho de Kyle.

—Mmm, ¿poner una canción de The Weekend?

—Puede, pero tú ya te pusiste el condón, pero yo todavía no me he puesto lubricante, creo que ví una botella en ese cajón.

Kyle sonrió ante la mención del lubricante, sintiéndose un poco más relajado. Se movió suavemente hacia el lado de la cama, buscando el cajón que Stan había mencionado. Sus dedos encontraron rápidamente la botella, y al abrirla, una fragancia sutil de aloe y vitamina E lo envolvió.

—Aquí está —Dijo Kyle, volviéndose hacia Stan con la botella en la mano.

Stan levantó una ceja, su sonrisa traviesa tomando forma.

—No olvides que también tienes que usarlo tú —Comentó, señalando la botella con un guiño.

Kyle soltó una risa ligera, casi encantadora, antes de aplicar una generosa cantidad en sus dedos y luego en el condón. Stan, por su parte, también tomó algo de lubricante, y al aplicarlo entre sus piernas, su expresión mostró un leve gesto de tensión.

—¿Necesitas ayuda? —Preguntó Kyle, notando la incomodidad en el rostro de su novio.

—Creo... —Respondió Stan, algo apurado.

Kyle se acercó un poco más, sus ojos fijos en los de Stan. La preocupación de su novio le parecía increíblemente adorable, y él quería asegurarse de que todo estuviera bien.

—Está bien, puedo ayudarte —dijo Kyle, moviéndose para estar más cerca de él. Con manos delicadas, aplicó un poco más de lubricante antes de deslizar sus dedos suavemente sobre la entrada de Stan.

Stan cerró los ojos un momento, permitiéndose disfrutar de la sensación cálida y suave.

—Sabes lo que estás haciendo... —Murmuró Stan, abriendo los ojos para encontrar la mirada serena de Kyle.

—Solo me aseguro de que estés cómodo —Respondió Kyle con una sonrisa tranquilizadora—. No quiero apresurarnos.

Cuando Kyle sintió que Stan estaba listo, retiró sus manos y lo miró de nuevo, buscando una confirmación en sus ojos.

—¿Estás seguro? —Preguntó Kyle, su voz suave y llena de cuidado, mientras se posicionaba entre las piernas de Stan.

—Más que seguro —Respondió Stan, con voz firme y decidida.

Con un gesto tierno, Kyle se inclinó hacia adelante, dejando un beso suave en la mejilla de Stan antes de alinearse con su entrada. Se movió lentamente, con una suavidad y cautela que mostraba cuán importante era para él asegurarse de que ambos se sintieran bien.

—Dime si necesitas que pare —Susurró Kyle, mientras comenzaba a entrar, sintiendo la calidez de Stan envolviéndolo.

Stan respiró hondo, sintiendo la presión inicial desvanecerse rápidamente, mientras el placer lo invadía.

—No pares... —Fue lo único que pudo decir, su voz ahogada por el placer.

Kyle sonrió, alentado por las palabras de Stan, y continuó moviéndose con cuidado, adaptándose a sus cuerpos, asegurándose de que ambos se sintieran cómodos antes de seguir.

La sensación se intensificó a medida que Kyle avanzaba, moviéndose con un ritmo suave, casi como si bailaran al compás de su propia melodía.

—Estás increíble —Murmuró Kyle, mientras se perdía en la expresión de éxtasis de Stan.

—Tú también... —Respondió Stan entre gemidos.

Con cada embestida, Kyle exploraba más de Stan, sus manos acariciaban sus muslos, y a veces se deslizaban hasta su pecho, sintiendo cómo su corazón latía con fuerza.

Kyle aumentó el ritmo, sus movimientos se volvieron más firmes y decididos. La tensión creció en el aire, y Kyle sintió que ambos se acercaban al clímax, un punto donde el placer y la conexión se unían en una explosión de sensaciones.

—Kyle... —Gemía Stan, su cuerpo arqueándose hacia él, deseando más, necesitando más.

—Estoy aquí, amor —Susurró Kyle, fascinado con lo que estaba pasando.

El clímax llegó como una ola, arrastrándolos a ambos hacia un lugar de éxtasis compartido. Stan gritó el nombre de Kyle, sus caderas moviéndose de manera involuntaria, mientras la sensación lo envolvía por completo.

Kyle, sintiendo la liberación de Stan, se dejó llevar por la intensidad del momento; alcanzando el orgasmo.

Finalmente, ambos se detuvieron, agotados pero eufóricos.

—No puedo creer lo que acabamos de hacer... —dijo Stan, aún con la respiración entrecortada.

—Fue perfecto —respondió Kyle, acariciando el cabello de Stan mientras sonreía.

Después de unos momentos en silencio, donde solo el sonido de sus respiraciones entrelazadas llenaba la habitación, la realidad comenzó a asentarse en la mente de Kyle y Stan. La intensa euforia de lo vivido se desvaneció lentamente, reemplazada por una conciencia más sombría de la situación que los rodeaba.

Stan se apartó ligeramente, mirando a Kyle.

—¿Qué vamos a hacer...? —preguntó Stan, sin dejar de mirarlo.

—No podemos seguir viviendo así. —Kyle respiró hondo, sus palabras llenas de un dolor que nunca antes había experimentado. —En el pueblo, nunca podremos estar juntos sin escondernos... sin tener que mirar por encima del hombro cada vez que alguien nos vea.

Stan asintió, sabiendo a lo que se refería Kyle. Lo que se sentían el uno al otro, era algo que podría ponerlos en peligro si alguien se enteraba.

—Es cierto... —Stan dijo, entrelazando sus dedos con los de Kyle, apretándolos con fuerza—. Siempre tenemos que escondernos, no podemos mostrarnos como somos sin que alguien nos mire raro... o peor.

Fue entonces que Kyle decidió revelar lo que llevaba guardando desde haces meses.

—Podemos huir.

—¿Quieres que... huyamos? —Stan preguntó con duda— ¿No estás alucinando porque acabamos de coger?

—Podemos empezar de nuevo en otro lugar, donde nadie nos conozca.

Stan se quedó en silencio por un momento, digiriendo lo que Kyle acababa de decir. Huir significaba dejar todo atrás: su familia, sus amigos, el pueblo que habían conocido toda su vida.

—¿Tú y yo... en otro lugar?

—Sí, el mundo es más grande que este maldito pueblo, Stan.

Stan sonríe, y besa a Kyle en los labios, lo besa con una pasión que nunca había sentido antes.

—A donde sea Kyle, así sea el país más jodido del mundo, dónde sea, pero contigo.

—Vamos a hacer esto —Dijo Kyle con una gran sonrisa.

No sabían qué les esperaba, pero sabían que lo enfrentarían juntos. Sin nada que los detuviera.

Y así, con una decisión tomada y el deseo de un futuro en sus corazones, comenzaron a planear su huida, listos para empezar de cero, en un mundo donde podrían ser, finalmente, quienes realmente eran. Todo lo que habían compartido esa noche, querían hacerlo el resto de sus vidas.

 ★ Fin 

Muchas gracias por todo el apoyo que este libro ha recibido, ya estamos muy cerca de 100k lecturas sisisi

Descuiden, esto sólo ha sido la mitad del libro jsjsjs  Este oneshot fue para agradecer todo el apoyo; pero se viene cositas.

Mil gracias por leer! ★ Lisset les ama muack muack 

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