Kyle se sentía agotado, había tenido un ataque de ansiedad después de clases, debido a que está a había pasado por mucha presión.

Los proyectos, estudiar mucho para mantener la beca y además dirigir un evento para recaudar fondos en tan poco tiempo era demasiado para él.

Kyle seguía sonriendo frente a todos, fingiendo que lo tenía todo bajo control; sin embargo, después de clases, tras el último examen, Kyle simplemente sintió que necesitaba encerrarse en algún lado para recuperar el aliento.

—¿Kyle?—Pregunta Stan cuando por fin encuentra al pelirrojo en el estacionamiento de la escuela, bajo la sombra, con las manos apretando su pecho—Sé... sé que no estás bien, ¿puedo hacer algo por tí?

Kyle baja la mirada, ni siquiera sabía que le estaba pasando, tan solo anhelaba retroceder en el tiempo, estar en su habitación durmiendo, lejos de las responsabilidades, sin que nadie pudiera alcanzarlo más.

Stan se sienta al lado de Kyle, y durante unos minutos se mantienen en silencio, esperando que todo se arregle por sí solo, aunque ambos saben que eso nunca pasará.

—Quédate—Murmura Kyle en voz baja, mientras su corazón sigue latiendo con fuerza, resonando y golpeando su pecho como si quisiera salir.

Stan toma la mano temblorosa de Kyle. El pelirrojo recuesta su cabeza en el hombro de Stan, y cierra los ojos. Y por un instante, todo parece estar en su lugar. Se siente perfecto.

Kyle comprende el porqué: porque Stan es su lugar seguro en el mundo. Y eso le da paz incluso en sus momentos más tormentosos.

Fin