✶ ᭡⠀: 𝖼𝖺𝗉𝗂́𝗍𝗎𝗅𝗈 𝗈𝗇𝖼𝖾 .

El desamor es, quizás, el peor momento por el que tenemos que pasar en esta vida, y, por desgracia, por el que todo ser humano ha experimentado. Algunas personas lo llevan mejor que otras, pero cuando nuestro primer amor nos rompe el corazón, tardamos un tiempo en recuperarnos de este altibajo.

JongHo había experimentado lo que fue su primer corazón roto y con quien fue su primer amor junto a Kim GeonHak, un apuesto alfa al cual conoció en la universidad. Ambos tenían 18 años cuando tuvieron su primer encuentro, el alfa era muy popular en la universidad, realmente ante todos era el paquete completo y el alfa perfecto.

Apuesto, fuerte e inteligente. El alfa no solo resaltaba por su gran físico y por ser el capitán del equipo de basquetbol, si no también por ser sumamente intelectual y ser el presidente estudiantil de la escuela, si el alfa perfecto. GeonHak había caído a los pies de JongHo desde la primera vez que lo vio por los pasillos de la universidad y así rápidamente comenzó a cortejarlo.

El omega prefería mantener un estatus bajo, tenía a un par de alfas, betas y omegas también tras él, pero nunca pudieron conseguir nada con JongHo. Quien dulcemente les rechazaba porque el lindo pelinegro solo estaba concentrado en sus estudios.

De primera no aceptaba los sentimientos de GeonHak, creyó que ante su primer rechazo finalmente cedería y dejaría de intentar algo con él, pero no fue así. Poco a poco y muy ágilmente el alfa logró conquistar el corazón del omega y así ambos iniciaron lo que al principio fue una hermosa relación.

Besos tiernos, mimos, palabras cursis y algunas escapadas para verse era lo que pasaba en la entonces tierna parejita y así pasó un año, cuando el omega cumplió 19 decidió entregarse en cuerpo al alfa, quien si... Lo había cuidado en todo momento, detalle que solo hizo enamorar más al omega.

Todo marchaba bien y ambos decidieron que GeonHak no le daría su marca hasta que ambos se graduaran, pero luego de un mes lo menos esperado pasó.
JongHo comenzó a sentirse enfermo, vomitos y mareos eran los mayores síntomas presentes, cosa que al principio pensó que simplemente se trataba de algún problema intestinal y por ello seguro se fue al médico para que este le recetara algunos medicamentos.

Su sorpresa fue cuando el doctor negó rotundamente que sus mareos y vomitos se trataban de una simplemente infección intestinal, y tal cual un balde de agua fría le cayó fue cuando el médico le extendió una prueba de embarazo y esta decía positivo.

El primer sentimiento ante esto fue miedo. Miedo ante lo que pudieran decir sus papás, su hermano y GeonHak. Miedo a que aún era muy joven y ser padre no estaba en sus planes.

Para cuando creyó que su madre lo consolaria entre sus brazos y le ayudaría a buscar una solución, lo único que obtuvo fue un rechazo rotundo. Por el lado de su padre el recibió una fuerte bofetada y miles de insultos mientras su madre ahora le observaba en silencio.

Lo corrieron de su hogar y lo aventaron a la calle no sin antes decirle “Eres una vergüenza para esta familia, desde ahora no eres más un Choi, no lo mereces” para después cerrarle la puerta en su cara.

No le permitieron sacar sus pertenecías y sin nada y solo con un gran nudo en la garganta se fue a la casa de GeonHak con una pequeña gota de esperanza.

Su error fue confiar en aquel alfa que le hizo ver el mundo color de rosa, porque en cuanto supo sobre su embarazo negó rápidamente el hacerse cargo mientras nuevamente le cerraban la puerta en su cara.

Lo último que escuchó JongHo de GeonHak fue un “Soy muy joven como para ser padre... Solo deshazte de él”
Para así dejarlo con el corazón roto mientras miles de ruegos y lágrimas le eran dirigidos.

Derrotado, destrozado y con el corazón hecho pedazos caminó no muy lejos para después caer hecho un mar de lágrimas por el suelo. Y fue ahí cuando unos reconfortantes brazos lo tomaron y le dieron ese consuelo que tanto había estado anhelando.

SeongHwa, su hermano estaba ahí. El alfa no había parado de buscarlo desde que se había enterado que sus padres lo habían corrido de su casa, venía solo con dos grandes maletas.

SeongHwa fue el único que le brindó amor y apoyo cuando más lo necesitó, SeongHwa, su hermano tomó la decisión de dejar todo con tal de estar para él. Pronto ambos se mudaron de ciudad y dejaron atrás a Nowongu. Al principio había sido difícil, SeongHwa recientemente se había graduado y no lo aceptaban en los bufetes de abogados debido a su inexperiencia, así que en lo que seguía intentando trabajaba día y noche sin parar en una cafetería cerca al pequeño departamento donde vivían.

JongHo quería ayudarle, pero SeongHwa rápidamente se negó pues este solo quería que terminara su universidad y así fue. SeongHwa pagó sus estudios y JongHo finalmente pudo graduarse. Por ello mismo, no había persona que más amara y admirara en el mundo que a SeongHwa.

Para cuando nació SeungKwan, SeongHwa había caído completamente por su sobrino, y pronto se les unió Yeosang, un hermoso omega que rápidamente se había ganado no solo el corazón del alfa, si no también el del omega por su nobleza y gran cálido corazón que portaba. JongHo no podía estar más feliz, pues sabía que SeongHwa merecía lo mejor del mundo y la llegada del rubio era una de las tantas recompensas que le traería el destino.

Pronto se habían convertido en una pequeña familia, pero con un inmenso amor. Y por ello nunca más necesitó del otro padre de su hijo.

Pero ahora, con la garganta hecha un nudo y congelado en su lugar miraba al alfa parado frente a él. Por su parte YongSun miraba la escena boquiabierta, pero rápidamente se fue de ahí tomando dirección hacía el ascensor preocupada.

—JongHo...

El alfa le llamó al ver al omega estático en su lugar y viéndole atentamente sin aun poder creer en su presencia. Y ahí es cuando JongHo reacciona y lo arrastra fuera del edificio, lejos de los ojos chismosos del resto de los empleados.

—¿Qué haces aquí?— pregunta el omega sin dirigirle la mirada.

—Tenemos que hablar... Por favor JongHo.

—Tu y yo no tenemos nada de que hablar— niega rápidamente —Y por favor, si es que tienes un poco de respeto, nunca más vuelvas a llamarme tu omega— esta vez si dijo mirandole a los ojos y seriamente.

—JongHo...

–JongHo, JongHo, JongHo, es lo único que te he escuchado decir— bufa —Como ya te había dicho, no tenemos nada de que hablar. Así que compermiso, me tengo que ir.

Esta vez dijo el omega dándose media vuelta, dispuesto a regresar al interior del edificio.

—JongHo, por favor— le ruega el alfa —Tenemos un hijo... Yo quiero conocerlo.

JongHo paró en seco y en automático se dio nuevamente la media vuelta en dirección al alfa, ahora soltando una risa sin gracia.

—¿Ahora si quieres conocer a mi hijo? ¿Justo ahora quieres jugar al rol de padre? ¿¡Tu instinto paternal apareció cinco años tarde!?

GeonHak no lo negó y eso hizo enfurecer a JongHo.

—Sabes que nunca remediaras lo que has hecho, ¿verdad?— dice fríamente —Tal vez lo olvidaste GeonHak, pero la última vez me dijiste que me deshiciera de el... Recuerda Geon, Kwan no es tu hijo.

—Yo de verdad lo siento, JongHo— realmente se oía arrepentido —En ese entonces estaba muy asustado, sabías muy bien que tenía sueños y metas por cumplir, no quería tirar por la borda todo lo que había logrado por un error...

—¡Yo también estaba asustado! ¡Yo también tenía sueños y metas por cumplir GeonHak!— dijo entre pequeñas lágrimas traicioneras —Te necesitaba, te necesité y tu lo único que hiciste fue darme la espalda cómo mis padres— dijo entre rabia y dolor —Y no te preocupes por ese error... Ahora es demasiado tarde, es mejor que dejemos todo como estaba.

—Eso no pasará— el alfa negó rápidamente —Aun te amo JongHo, nunca deje de hacerlo— JongHo simplemente negaba entre pequeñas lágrimas —¿Qué es lo que tengo que hacer para que me perdones? Por favor... Ese pequeño niño también es mi hijo... Tengo derechos.

—¡No!— la mandibula de JongHo se tensó, y su cara se volvió roja del coraje. Rápidamente limpió sus lágrimas y miró seriamente al alfa —Señor Kim GeonHak, Choi SeungKwan es solamente mi hijo, y solo tiene un padre y ese padre soy yo, Choi JongHo.

—¿Es por ese alfa, verdad?— el alfa escupió de coraje —Vamos JongHo, no podré ser ese jodido millonario pero al menos yo si soy el padre de Kwan, no te dejes llevar por el interés y seamos esa familia que siempre soñamos hacer en el pasado. ¿Lo recuerdas? Eso era uno de nuestros planes después de graduarnos.

JongHo se contuvo las enormes ganas de romperle la cara al alfa frente a él y simplemente le miro para decirle unas últimas palabras.

—Señor Kim, espero no verlo nunca más.

Dijo para finalmente darse media vuelta y adentrarse al edificio. Con el corazón acelerado y lágrimas traicioneras. Observó no muy lejos al alfa que había estado invadiendo sus pensamientos y no pudo evitar reír entre lágrimas al ver su extraño rostro preocupado.

—Jonggie...— le escuchó decir antes de lanzarse a sus brazos y llorar tal cual niño pequeño en sus brazos.

—Está bien mi amor, vamos a casa.

Dijo el alfa tomando entre sus brazos al omega y saliendo del enorme edificio.

Ambos se encontraban en la que era la habitación del alfa, JongHo se encontraba recostado en el pecho de YunHo mientras este en silencio se encontraba dandole caricias en su cabello a un más calmado omega.

JongHo simplemente odiaba la llegada nuevamente a su vida del alfa, mismo que había llegado con la seguridad que todo estaría bien después de cinco largos años y estaría con Kwan como si nada. Después de todo GeonHak había sido el que se había perdido aquellos preciosos y preciados momentos al lado de su hijo. Mismos que nunca más volverían... Sus primeros pasos, su primer cumpleaños, su primera palabra, su primeras veces... Tantos recuerdos y momentos que GeonHak no iba a tener y que solo le pertenecían a él.

—El es el otro padre de Seungie, ¿No es así? — YunHo preguntó suavemente, sin dejar de hacerle mimos al omega.

—Es él...

—¿Quieres contarme...?— preguntó el alfa, besando dulcemente el dorso de la mano de JongHo, quien lentamente asintió sin quitarse del pecho de YunHo.

Y así, con todos los detalles el omega le contó su historia al lado de GeonHak, desde su embarazo hasta su vida meses antes de conocerlo. El alfa simplemente le escuchaba atentamente, besandole su frente cada vez que sollozaba ante los recuerdos dolorosos.

—SeongHwa no me permitió trabajar... El pagó mi universidad y tampoco dudo en buscar otro empleo para poder costear los gastos ante la llegada de SeungKwan. Doblaba turnos y llegaba a casa sumamente cansado, pero feliz por traer comida a casa y la leche de mi bebé— el omega sonrió nostálgico —SeongHwa trabajó arduamente para darnos una vida feliz a SeungKwan y a mi... Siempre estaré agradecido con él, lo amo como nunca podre amar a nadie en la vida.

El alfa asintió comprensivo, siempre atento ante las palabras de su omega.

—Cuando me gradué intenté buscar un empleo, pero claro que SeongHwa no me lo permitió y en especial porque Kwan era muy pequeño y necesitaba mucho de mi... Así fue hasta que mi bebé cumplió tres años a SeongHwa lo habían aceptado finalmente en uno de los mejores bufetes de abogados y gracias a su increíble talento como uno le comenzó a ir de maravilla. Pronto comencé a buscar trabajo porque al final de cuentas SeungKwan era mi responsabilidad y no podía seguir viviendo del dinero de mi hermano, suficiente había hecho por nosotros... En ese entonces mi cuñado ya había llegado a nuestras vidas y el se había ofrecido a cuidar de Kwan y así salí a buscar empleo, fue difícil porque al final de cuentas por más que me haya graduado con honores no me aceptaban en las empresas por mi inexperiencia.

—¿Fue ahí donde cantabas en las cafeterías?— indagó curioso el alfa.

–No... Dejé ese sueño cuando me enteré de mi embarazo y me centré mejor en buscar empleos más serios. Trabajé de todo un poco hasta finalmente llegar contigo...

—Me siento muy orgulloso por los increíbles que han sido tu hermano y tú... Han hecho un buen trabajo. Han sido muy fuertes... Lamento tanto que hayan pasado por todo esto— el alfa se lamenta y era ahora más que nunca que se lamentaba su actuar con el omega.

—Gracias a SeongHwa soy la persona que soy hoy en día, gracias a él se lo que es el verdadero amor.

—Lo sé— susurró el alfa asintiendo sin dudar, porque después de todo era verdad.

YunHo sostuvo fuertemente entre sus brazos a JongHo, mismo quien se dejó hacer, así reconfortandose entre los fuertes brazos de su alfa.

Si, su alfa.

—¿Qué harás?— le pregunta el alfa —Con respecto a ese alfa, no creo que desista tan rápido ante conocer a Seunggie.

—No lo sé, no quiero pensar ni hablar sobre ello— el alfa asintió y no volvió tocar el tema.

—Definitivamente soy mucho más guapo, Jonggie si que tenías muy malos gustos— comentó el alfa en un intento de hacer reír al omega, cosa que logró.

—Definitivamente lo eres...

YunHo simplemente sonrió satisfecho.

—¿Sabes? Aquella noche que nos dimos nuestro primer beso, ¿recuerdas?, tus mejillas se pusieron rojas y te escondistes de mi toda la mañana, esa vez intentaste preparame el desayuno, pero estabas tan distraído que se te quemaron las tostadas y el tocino se encogió tanto que parecían hilos, Seunggie confundido se me acercó porque no entendía el porque estabas así, pues ya me había comentando que cocinabas estupendo— YunHo rió.

—Ya... No es gracioso, alfa estúpido— JongHo puchereo.

—Antes realmente no tenía muchos sueños, básicamente he cumplido los pocos... y actualmente solo tengo uno... y es que sueño con que tu y yo lleguemos juntos hasta que seamos unos viejos, arrugados y gruñones, hasta que ambos tengamos que quitarnos los dientes antes de ir dormir... Y nuestros futuros nietos y bisnietos nos llenen de mimos... ¿Crees que será un sueño imposible?

JongHo río negando, observando al alfa con ternura.

—¿Y quien te hace pensar que yo quiero estar contigo hasta ser una pasitas?— y ahora el omega le miró acusadoramente y fue el turno de el alfa en pucherear.

—JongHo...— esta vez el alfa le habló serio —No sé de que forma puedo remediar las estupideces que te hice y los errores que cometí, lo único que sé es que te necesito para sentirme seguro, porque tu eres mi hogar, mi destino.

YunHo se removió de su cama, y así apartó al omega de su pecho para hacerle mirarle y sostener delicadamente su rostro entre sus manos.

—Estoy eternamente condenado a amarte Choi JongHo, y no solo por ser destinados, si no porque de verdad lograste enamorame como nunca nadie lo ha hecho— beso sus labios suavemente — Por favor... Permiteme cortejarte, y hacerte mi pareja sin ningún contrato o trato de por medio, permiteme formar una hermosa familia junto a ese pequeñito que de igual manera se ha robado mi corazón. Dejame demostrarte a ese verdadero Jeong YunHo, uno del cual puedas enamorarte sin miedos y puedas pensar salir lastimando, porque Choi JongHo tu ya tienes mi corazón.

YunHo pegó sus frentes mientras JongHo mantenía sus ojos cerrados y su respiración errática.

—Estúpido alfa, también estoy eternamente condenado a amarte— dijo JongHo con la voz temblorosa y sobre los labios de YunHo.

—Perdóname— pidió YunHo —Perdoname si alguna vez te hice sentir vulnerable, por mis malos tratos, por mi constante desprotección, perdoname por ser tan estúpido.

Y fue ahí cuando una cesión intensa de besos nació, una que instantáneamente hizo arder sus cuerpos y que al mirarse miles de chispas encendieron sus ojos. Hasta hacer despertar a sus alterados y felices lobos que más que nadie esperaba su unión.

Hasta que ambos cedieron al placer carnal y decidieron unirse en cuerpo, hasta que el alfa prácticamente arrancó la camisa de JongHo y lo en volvió entre sus brazos de forma posesiva.

Cómo una gigantesca fogata atrapando a un pequeño copo de nieve.

Cómo...

Cómo comer crema batida con panecillos, como té de manzanilla con miel y unas gotas de limón. YunHo envolvió a JongHo como se envuelve a una manzana acaramelada de caramelo, mordió cada rincón de JongHo como se devora un durazno. Como si buscara alguna receta secreta escondida en lo más sensible del omega, en la parte más blanda y cálida, tal y como un panecillo esponjoso de vainilla, como una tarta de manzana recién hecha o como un vaso de leche tibia por la noche.

JongHo le abrazaba con ambición, se aferraba al torso de YunHo sin piedad del alfa. Porque lo sostenía con facilidad, le sostenía y lo mantenía flotando para que no se quebrara con cualquier movimiento brusco.

Porque por más rápido que haya pasado todo, Choi JongHo ya era un omega marcado.

Escribí este capítulo a las prisas, lo recuerdo perfectamente. Pero bueno, espero que les esté gustando, ya solo quedan tres capítulos más y damos fin

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