09
Tzuyu se sujeta del volante, mirando desde el espejo retrovisor la escena de madre e hija riendo y conversando animadamente, ambas en su propia burbuja. Tzuyu escuchaba atentamente todo lo que Sana y su pequeña hija conversaban y se permite mirar el brillo en los inocentes ojos de la menor al escuchar a su madre prometerle que le compraría algodón de azúcar y que ganaría cientos de peluches para ella. La alfa sonríe inconscientemente, junto con una extraña sensación cálida en el pecho.
──¡Señora gruñona!── Yoonah le llama con una animada sonrisa ──¿Ya llegamos?
Tzuyu sonríe y niega lentamente. Realmente prefería mil veces el apodo de "Chewy"
──Aún no, pequeña── dice sin dejar de mirar al frente y sin borrar su sonrisa ──La feria está un poco lejos, está fuera de la ciudad── explica.
Yoonah asiente ante la respuesta con un ligero puchero en sus labios, pues aunque ella realmente está emocionado por llegar ya a la feria, sabía que debía ser paciente.
Tal y cómo su mami le ha enseñado.
El camino no era para nada silencioso, había música infantil sonando en el auto, a petición de la pequeña Yoonah quien con un simple puchero logró convencer a Tzuyu para poner música. Sana tarareaba y miraba con una sonrisa brillante a su pequeña hija, quien disfruba de la música y cantaba a todo pulmón con su vocecita ligeramente chillona.
Pero pronto la alfa da un ligero brinco desde su asiento al escuchar a la omega y a la pequeña chillar de emoción.
──¡I got a ponytail, I got a pony tal!── comienza a cantar Yoonah con una gran alegría, mientras intentaba bailar desde su asiento la coreografía que su tía Dubu le había enseñado.
──I got a p-p-p-p-p-p-p-ponytail── Sana le siguió alzando sus brazos al aire con Yoonah imitándole y siguiéndole cómo podía.
──¡Vamos señora gruñona! ¡Cante!── le dijo la pequeña Yoonah y sin pensarlo mucho Tzuyu se les unió, mientras reproducían una y otra vez aquella pegajosa canción infantil que la menor le comentaba una y otra vez que su tía Dubu le enseñó.
Cuando finalmente llegan, Tzuyu paga la música y estaciona su auto memorizando en que fila del estacionamiento se estacionó. La alfa es la primera en salir y con grandes pasos rodea su auto para abrir la puerta del copitolo, ignorando la mirada confundida de su asistente y simplemente le sonríe inocente. La pequeña Yoonah ya las espera con los brazos abiertos y con su bonito rostro expresando toda la emoción que sentía, pero esta vez no extiende sus brazos en dirección a su madre, si no hacia Tzuyu y esta mira a la omega pidiéndole su permiso, pues la pequeña quería ser cargada por ella.
──Está bien, puedes hacerlo── Tzuyu le da luz verde y la alfa asiente con una ligera sonrisa.
Tzuyu toma a la pequeña en sus brazos después de desatarle el cinturón de seguridad a Yoonah. La menor suelta una risita al ser llevada por la alfa en sus hombros y prenden marcha hasta la entrada de la feria, con Tzuyu jugando con Yoonah al avión mientras que la pequeño extendía sus bracitos por los lados y la alfa hacia soniditos de avión con su boca. Sana sólo iba detrás de ellas asegurándose de que su hija no cayera de espalda, lista para extender sus brazos y salvarla. La alfa paga las entradas y Sana se compromete a pagar la cena, pese a saber que la invitación había sido hecha por la alfa.
El lugar olía a manzana acaramelada y gracias al aire hileras de algodón de azúcar volaban sobre sus cabezas, habían lindas y brillates luces por doquier y la gran rueda de la fortuna era quien más brillaba. También se escuchaban los ruidosos gritos de las personas más valientes que se aventuraban a subirse a la montaña rusa y el martillo, pequeños niños corrían de aquí y allá y las familias disfrutaban del colorido y alegre lugar.
──¿Y a dónde vamos primero?── Tzuyu les pregunta mirando los miles de juegos a los que podían ir. Madre e hija se encontraban dando de saltitos emocionados mientras veían las infinidades de atracciones. Dándole así a la alfa una vista sumamente tierna.
──¡Quiero ir a las canicas, por favor señora gruñona!── Yoonah pidió tiernamente.
Tzuyu asiente sin rechistar y prenden camino hasta el puesto más cercano y con los mejores premios. Afortunadamente no tardaron mucho en encontrar un buen puesto y para que su turno llegase y comenzaran rápidamente con el juego.
Si Tzuyu era sincera no recuerda momentos en los que se haya sentido completamente feliz, verdaderamente eran contados. Era un instante que le parecía irreal, eran efímeros los momentos en dónde podía respirar con calma y ser ella misma. Estaba siendo rodeada solamente de la risa tierna de Yoonah, mientras reía y jugaba felizmente y las luces de colores alumbraban su pequeña carita.
Pero a su lado, Minatozaki Sana, oh la sonrisa brillante de esa mujer que tanto ama su pequeña hija, deslumbraba más que cualquier otra luz artificial de la feria, sus cabellos negros se mueven juguetonamente por brisa de aire frío que azotó de repente, mientras que sus manos sostienen a su hija protectoramente, mientras intenta acertar las canicas en los orificios indicados y con mayor puntaje. Tzuyu se permite atesorar aquella escena y toma una fotografía mentalmente para nunca olvidar el lindo momento.
Porque por alguna extraña razón sentía miles de mariposas revoloteando por su estómago y aquella calidez en el pecho que le brindaba la omega y su hija, se sentía tan... bien.
Se sentía correcto.
──¡Señora gruñona!── Yoonah corrió hasta ella ──¡Gané una alcancía de Buzz Lightyear!
Tzuyu asintió con una sonrisa mientras escuchaba atentamente a la menor decirle que en cuanto llegara a casa miraría Toy Story junto a su madre y que por supuesto, ella también estaba invitada. Sana llegó hasta ellas unos segundos después, con una preciosa sonrisa que hizo suspirar a la alfa.
Si Tzuyu era sincera, temía arruinar el momento porque se sentía tan bien, tan íntimo. Que realmente temía arruinarlo y hacer algún comentario estupido que hiciera enojar a la omega y alejarla. Sonrió con ironía pues hace tan sólo unas horas atrás se llevaban cómo un perro y un gato y ahora parecían una linda, tierna y pequeña familia con mucho amor.
Sana cumplió su promesa y jugó el juego de la botella acertando todos los aros y así ganando un oso gigante de peluche para su amada hija. Oso que Tzuyu cargó durante todos los juegos, y para cuando bajaron del carrusel se dirigieron a comprar algodón de azúcar, ambas sujetando a Yoonah uno de cada mano.
La boca de Sana quedó algo sucia, con rastros del caramelo dulce, y Tzuyu sin pensarlo bien se tomó el atrevimiento de limpiar el dulce de la boca de la omega. La alfa miraba sin disimulo los labios rosas y cubiertos del caramelo azul, mientras que la omega le miraba atentamente y sin moverse, pues la cercanía de la alfa le ponía nerviosa.
──Uh, y-ya está...── Tzuyu dijo al separarse, con sus orejas rojas y así delatando su vergüenza.
Cosa que le pareció tierno a la omega, pues había notado que cada vez que la alfa se avergonzaba rápidamente se ponía roja y por más que Tzuyu intentaba ocultarlo sus orejas rojas la delataban.
──Gracias...── responde Sana con una sonrisa tímida y ambas conectaron fugazmente sus brillantes miradas.
Las tres siguieron disfrutando de la feria, subieron al juego de las tacitas, jugaron nuevamente en las canicas y cenaron pizza en uno de los puestos cercanos. Para cuando fue el turno de finalmente subir a la rueda de la fortuna, Sana se puso nerviosa e inconscientemente tomó la mano de Tzuyu.
──¿No quieres subir?── Tzuyu le pregunta confundida.
──Mami le tiene miedo a las alturas── explica Yoonah soltándose del agarre de Tzuyu, para así ir a abrazar las piernas de su madre ──Si quieres nos podemos ir, mami── Yoonah le dijo con una linda sonrisa ──¡Ya me divertí mucho!
──Vamos Sana── Tzuyu le sonrie compresiva ──No pasa nada, podemos irnos ya, no necesitas hacerlo.
──No, no── Sana negó ──Debo ser valiente, así cómo mi pequeña Yoonah. Vamos...
Y Sana no es consciente en el lío en el que se metió hasta que siente la canasta subir y sus piernas se mueven rápidamente ante su nerviosismo.
Pero querías hacerte la valiente. Se reprocha a sí misma la omega mientras observa con miedo la altura donde ya se encontraban.
──¿Estás bien?── Tzuyu le habla despacio, cómo si no quisiera alterarla, cómo si quisiera calmarla con su voz.
──Lo estoy... Sólo que aún tengo un poco de miedo── Sonrie avergonzada y Tzuyu asiente compresiva.
La alfa toma suavemente la mano de la omega en un movimiento para hacerla sentir segura, quien le mira avergonzada pero aún así afianza su agarre tímidamente.
──Sana yo... Yo quiero agradecerte por todo lo que has hecho por mí── se sincera la alfa mirando al cielo ──Sé que mi comportamiento no ha sido el mejor, se que me comporté cómo una total tonta, y un perdón no podrá remediar todos los dolores de cabeza que te hice pasar── ríe avergonzada ──Lo único que espero es que nos llevemos mejor y que en todos estos meses que estaremos juntas cómo una pareja... Mantengamos una relación sana y si es posible que seamos amigas...
Sana mira con asombro a Tzuyu, y de pronto siente que tal vez lo juzgó mal, solo tal vez. ──Está bien... Empecemos desde cero, Señora Chou── dice Sana con una tímida sonrisa ──¿Será menos insoportable?── pregunta y sube a Yoonah a su regazo, acariciando delicadamente con sus dedos los cabellos de su hija.
──Trataré de no serlo tanto── Tzuyu dice con una risita.
──Mientras no trate de volverme loca, por mí todo bien.
──Admites que te vuelvo loca── esta vez no había arrogancia en sus palabras, simplemente estaba bromeando y Sana lo entendió.
──Sí, muy loca── dice Sana rodando los ojos y riendo.
El perfil de Sana bajo la luz de la luna y las estrellas era aún más hermoso... Tzuyu sólo deseaba tener una cámara entre sus manos para poder sacar una bonita fotografía de Yoonah durmiendo plácidamente en los brazos de su madre con el hermoso cielo estrellado y nocturno de fondo.
Tzuyu no comprendía... El por qué se sentía tan bien el estar al lado de Sana y su amada hija, el por qué de repente decidió ser tan buena con la omega, lo único que sabía es que estaba realmente estaba jodida.
Y muy en fondo tenía la respuesta, pero no quería admitirlo.
El camino de regreso fue tranquilo, Yoonah dormía tranquilamente en el asiento trasero, junto a su gigantesco peluche de oso. Sana abre la ventana del auto y permite que la brisa fresca azote su rostro y con eso una sonrisa escapa de sus labios. Tzuyu por su lado mira hacia el frente, manejando con cuidado y de vez en cuando se permite mirar disimuladamente de reojo a la omega.
Cuando finalmente llegaron sanas y salvas, ambas bajaron del auto de manera silenciosa, Tzuyu cargó a la pequeña entre sus brazos, mientras que Sana abría la puerta de su hogar y le indicaba a la alfa la habitación correspondiente de Yoonah.
La alfa acomodó delicadamente a la pequeña en su cama y esperó a que su madre le arropara con sus sábanas, para así salir de la habitación de la infante y del hogar. Cuando estuvieron frente a la puerta de la omega ambas se miraron el silencio.
Simplemente contemplando sus brillantes miradas e ignorando ambas a sus emocionadas lobas.
──Me divertí mucho hoy, gracias por todo... M-mi hija realmente se divirtió mucho── la omega le agradece y se acomoda el cabello en un gesto de nerviosismo.
En su defensa... no estaba acostumbrada a la extraña amabilidad de su jefa.
──Yo soy quien debería agradecer... También me divertí mucho, Sana── sonríe ligeramente ──Yo... Creo que ya debería irme── la alfa señala su auto.
──Uh... Si── la omega asiente ──Buenas noches, señora Chou.
──Buenas noches, Sana...
Y la observa marcharse, con el corazón latiéndole a mil por hora y con su loba aullando de felicidad. El lujoso auto desaparece de su campo de visión, dejando a una Sana confundido y extrañamente feliz.
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Cuando Sana escuchó decir a la señora Chou hablar sobre su casa de campo el imaginaba una linda y pequeña cabaña, siendo rodeados por los gigantescos arboles verdes y la naturaleza. Pero en cambio al llegar al lugar era todo lo contrario, si había una gran y hermosa naturaleza pero todo era menos a lo que había imaginando.
La "cabaña" en realidad era una hermosa y lujosa casa con grandes ventanales de vidrio y detalles de madera, se encontraba ubicada en una colina, misma que les daba una hermosa vista del paisaje verde. En donde los frondosos árboles albergaban hermosas aves que entonaban armoniosamente sus cantos.
Se sentía tonta pues después de todo se encontraba con los Chou. Y lujo era lo que sudaban hasta por los poros.
──¡Mami, este lugar es muy bonito!── Sana escucha decir a su pequeña, quien con ayuda de Tzuyu bajó del auto.
Yoonah es tomada de la manito por Chou, quien las guía al interior de la casa, justo donde varios pares de ojos les observaban curiosos y elegres.
──Ya estamos aquí── Tzuyu anuncia, pese a que ya sabe que todos ya se percataron de sus presencias.
──¿Cómo les fue en el viaje?── pregunta la madre de la alfa con una enorme sonrisa plantada en su rostro.
Yoonah por su lado corrió a esconderse detrás de su madre, ganándose rápidamente las miradas enternecidas de los adultos.
──Muy bien señora Chou, fue un viaje tranquilo── responde con una sonrisa ──Yo quiero presentarles a alguien muy importante para mí── dice al notar que todos miran a la pequeñita que se escondía tras sus piernas ──Ella es Yoonah, mi hija── dice orgullosa y con una brillante sonrisa.
Yoonah primeramente se mostró tímida, pero una vez su madre le alentó a saludar la pequeña agarró confianza y salió de su escondite.
──Soy Yoonah, pero mi mami y tías me dicen Yoon── se presenta con jugando con sus deditos y una tímida sonrisa.
Todos se presentan por su nombres y desbordando ternura por el menor, hasta que la señora Chou llega hasta ella y se agacha a su altura. La mujer estaba verdaderamente encantada por la menor.
Yoonah mira a su madre en busca de su aprobación, y el pequeño sonríe ampliamente al ver el visto bueno de su mami, pues nunca antes había tenido una abuelita.
──Abuelita...── dice tiernamente Yoonah.
La mujer chilla e inevitablemente abraza a la pequeña, quien feliz abraza de vuelta a la omega.
Pronto el señor Chou se les une y Sana sonríe ante la calidez del momento, su hija se mostraba contenta y sus ojitos brillaban cada vez que usaba la palabra "abuelos" internamente les agradeció esta oportunidad a los señores Chou, gracias por aceptar a su amada hija y quererla como si de su verdadera nieta se tratara.
Sana sonríe negando mientras ve las figuras de su hija y suegra desaparecer por las escaleras.
──Bueno ya que nadie ha dicho dónde dormirás, yo seré quien te guíe y te de el recorrido por la casa── dice su cuñada y Sana asiente ──Tzuyu, amor, vayan y preparen las cosas para la piscina.
Su esposa asiente sin renegar, pero Tzuyu frunce el ceño y se niega cruzando sus brazos.
Ordena mientras empuja a las dos alfas hacia la parte de afuera, mientras que Sana le da una última mirada divertida a Tzuyu.
──Primero hay que dejar tus cosas en tu habitación── dice la omega mientras le mira con una sonrisa ──Dormirás con tu pequeña, en una habitación exclusiva para ustedes── le dice mientras la dirige hasta su habitación correspondiente ──Mamá y yo creemos que te será más cómodo dormir separada con tu pequeña de Tzuyu...
──Es perfecto, gracias── se limita a responder con un suave sonrisa entre sus labios.
La habitación es un lugar amplio, luminoso y acojedor. Tiene las cuatro paredes pintadas de color verde pistacho las cuales dan un aire de frescura a este lugar. Hay muchos muebles, como armarios, una cama, cómodas, estanterías y un escritorio. También hay una gran ventana por la que casi todo el día entra la luz del sol y se puede observar la hermosa vista del paisaje.
Sana estaba tan concentrada viendo cada detalle de la lujosa había que no era consiente de la sonrisa traviesa de su cuñada.
──Sana── la omega le llamó ──¿Alguna vez te has teñido el cabello?
──No realmente... ¿Por qué?
Y es ahí dónde Sana quería tener poderes de tele transportación y escapar.
──¡El naranja se te verá perfecto!── dice la omega mientras la arrastraba hacia otra habitación.
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Sana salió tímidamente de la casa, pasando sus manos nerviosamente por sus cabellos ahora naranjas. Con la mirada buscó a su pequeña hija y sonrió al ver que esta jugaba animadamente con Tzuyu.
Yoonah vestía un tierno traje de baño que consistía en un short azul con es tapados de patitos y una camisa a juego. Mientras que la alfa vestía un simple short de baño azul y un top del mismo color.
Cosa que tal vez y sólo tal vez la alfa hizo suspirar a la omega.
Yoonah y Tzuyu jugaban alegremente con las pistolas de agua que seguramente la señora Chou se había encargado de comprar para la menor. La alfa cargó a la pequeña quien con risitas divertidas daba pequeñas patadas al aire al sentir que la alfa le hacía cosquillas. Y Sana sintió aquella calidez en el pecho nuevamente... Aquella calidez extrañamente que sentía al ver a la alfa y a su hija convivir armoniosamente.
Cómo si fueran madre e hija.
Su loba aulló de felicidad y le ordenó unirse a su alfa e hija. Pero Sana realmente prefería admirar la hermosa escena desde lejos.
La pequeña Yoonah reía y se divertía al lado de la alfa, pero chilló al ver a su madre a unos cuantos metros de ella.
──¡Mami, tu cabello es naranja!── dijo corriendo maravillada hasta su progenitora.
La alfa, quien no se había percatado de la presencia de Sana hasta que la menor corrió despavorida hasta ella, se quedó sin aliento al ver a la omega.
Definitivamente el naranja era su color.
La omega se encontraba sonrojada hasta las orejas, sin percatarse de la hambrienta mirada de la alfa que se encontraba dándole a unos cuantos metros de ella. Porque ese traje de baño rojo que la omega estaba usando se amoldaba exquisitamente a su menudo cuerpo y a esos hermosos muslos gruesos, y ni hablar de lo perfecto que se ajustaba a su también exquisito trasero...
Oh Dios...
La alfa suspiró y no salió de su ensoñación hasta que su hermana gritó que ya era hora de almorzar.
──Te miras bien── suelta la alfa una vez llegó hasta ella, no podía despegar su mirada de la omega, no podía.
──Gracias, usted tan poco está tan mal...── murmura la omega siendo sólo audible para la alfa, quien sonríe satisfecha ante la respuesta de su omega.
Su omega...
Oh Dios... Estaba quedando loca.
Loca por nuestra omega. Le repetía una y otra vez su lobo.
El resto de la tarde fue divertida, Tzuyu y Sana se la pasaron jugando con Yoonah todo el tiempo. Nadaban y jugaban con las pistolas de agua, rápidamente las tres creando un ambiente alegre, cariñoso, amoroso y cálido.
Cómo una familia.
La señora Chou no desaprovechó la oportunidad y capturó los mejores momentos con su cámara, estaba segura que habrían más de cien fotografías en ella y no esperaba la hora de enmarcarlas.
Cuando la noche cayó, todos decidieron ir a ducharse y cambiarse las prendas húmedas y cenar. Todos disfrutaron de una maravillosa cena, entre risas y una plática amena cenaron. Todos menos la pequeña niña, su madre y Tzuyu se fueron a la cama, pues la menor quería mirar las estrellas.
Se encontraban sentadas en el verde pasto, admirando la hermosa luna y a sus bellas acompañantes, las estrellas.
──Mira Yoon... Esa estrella brilla tan hermosa cómo tu sonrisa── le dice su madre, dejando un besito en su coronilla.
──¡Mami, tú eres mi luna!── Yoonah dice recostándose en el pecho de su madre, mientras que su bonita sonrisa hacia suspirar a su madre.
──Y tú eres mi sol, siempre iluminando mis días── Sana le dice de vuelta con una dulce risita y con sus ojitos brillantes.
La alfa simplemente escuchaba a la madre e hija con mucha ternura. No queriendo hacer ruido alguno y romper el lindo momento de madre e hija.
──Tú eres mi luna porque eres esa pequeña luz de mis noches oscuras, mami── Yoonah le dice con un tierno bostezo.
La omega sonrió en grande, con sus ojos brillando y con su corazón dando un agradable vuelco, su hija era su mayor felicidad.
──Iré por mantas, hace frío...── dice la alfa y se retira dejando a solas a la omega y su hija.
──¿Te divertiste, Yoon?
──¡Lo hice! Estoy muy feliz mami ¡Tengo abuelitos! ¡Y me aman mucho! ¿No es así, mami?
──Es así, mi amor...
Sana se contuvo y retenio aquellas traviesas lágrimas que amenazaban con salir de sus ojos, ahora era más cuando se preguntaba... ¿Qué hubiera pasado si la situación con sus padres hubiera sido diferente?
──Definitivamente conocerían a la magnífica niña que tienen por nieta...
Sana atrajo más a su cuerpo a su hija, pegándola protectoramente hacia ella y arullándola entre sus brazos. Le cantaba una suave melodía mientras la pequeña poco a poco caía dormida entre sus brazos.
──Aquí están las mantas...── la alfa habló bajito al percatarse de la menor durmiendo plácidamente entre los brazos de su madre.
──Gracias── Sana le sonrió y se encargo de tapar cuidadosamente el cuerpecito de su hija con las mantas.
La alfa por su lado, cubrió a la omega con otra manta y se sentó al lado de ella, suspirando su aroma y dejándose relajar mirando hacia el cielo.
──Sana...── Le habló sin despegar su mirada del cielo.
──¿Uh?... Dime.
──Haces un trabajo excelente── Tzuyu le mira, y deja a Sana encantada por el brillo que sus ojos poseían ──Yoonah es una niña increíble... Créeme que no habría mejor madre que tú.
Halagada y nerviosa, Sana baja la mirada tímidamente, incapaz de mantener ese contacto físico con la alfa.
──Yoonah es mi todo... Yo haría cualquier cosa por ver la felicidad plantada en su rostro.
──Lo sé... De eso estoy muy segura.
Sus miradas chocan y brillan, el tiempo no parece existir y sus lobas agitaban sus colas emocionadas. Tzuyu le sujeta el rostro con sumo cuidado, apenas con un toque suave le hace estremecer a la pelinaranja, se miran sin vergüenza, se miran sin miedo y logran persivir el cálido golpe de sus respiraciones. Cierran sus ojos apenas sus labios se rozan, pero sin tocarse... Sus corazones laten fuertemente y sus estómagos sienten un fuerte vuelco por la emoción, y es Sana quien decide acortar la distancia y unir sus labios por primera vez.
Sabe dulce, cómo caramelo, esponjosos y suaves, así eran los labios de la omega.
Sus labios encajan perfectamente, sus labios unidos eran perfectos.
Cuando se separan, lo hacen mirándose a los ojos, abriendo lentamente sus párpados y ambas perdiéndose en sus brillosas miradas.
──Sigue siendo una estúpida jefa...
La alfa ríe y roza nuevamente sus labios.
──Lo sé, ser estupida está en mi...── asiente riendo ──Lo siento, tenía... tenía que hacerlo, quería besarte...
──Está bien, yo lo quería también...
Tzuyu ríe nuevamente y ahora es ella quien acorta la distancia y une nuevamente sus labios en una bella danza lenta.
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