Final
Era un día tan tranquilo, tan reconfortante, tan común como los otros...
Lo único que hacía que no fuese perfecto era que él hubiese deseado que la piscina estuviera vacía aquel lunes, pero se entendía que hubieran niños jugando, chapoteando y gritando incluso a las 9:00 am de un lunes. La residencia en la que vivía era de las más lujosas y grandes del país, era entendible, pero aún así no dejaba de molestarle que no pudiera disfrutar plenamente de la música que salia de sus audífonos negros.
Ojala todos pudieran desaparecer un segundo del universo, así seria más sencillo de vez en cuando.
Se recostó sobre la tumbona, acomodó sus brazos detrás de su cabeza para apoyarse en ellos y estar más cómodo. Le molestaba también un poco los rayos de sol que golpeaban directamente a su rostro a pesar de la sombrilla, pero por lo menos tenía lentes oscuros para protegerse los ojos.
Con una camiseta negra manga cero pegada, una camisa cara verde con diseño extravagante abierta y unos shorts rojos, se llevó muchísimas miradas de los que pasaban al verlo dormir, pero eso a él no podría importarle menos; ya estaba acostumbrado. Se acomodó un poco y exhaló dejando a su cuerpo relajarse.
Le gustaba el aire libre, bastante.
Lamentablemente ni siquiera duró 10 minutos en su estado de zen porque su celular empezó a vibrar en su bolsillo, sacándole bajas maldiciones.
De mala gana se sentó, se quitó los lentes con una mueca y vio en el identificador de llamadas quien perturbaba su día libre. Soltó un suspiro antes de responder.
——¡Cariño por fin respondes! ¡Como te he extrañado!
Yeonjun exhaló con diversión.
——Pero si hablamos la semana pasada ——dijo con una pizca de gracia.
——¿Ya no tengo permitido llamarte solo porque extraño mucho a mi bebé?
Yeonjun rió.
——Yo también te extraño mucho.
——¿Cuando piensas volver? Han sido benditos 4 años ya, cariño. De verdad te extraño.
Yeonjun sonrió con melancolía cuando escuchó la cifra. ¿De verdad había sido tanto tiempo? No se sentía así, se sentía increíble.
——Pronto ——dijo con simpleza ——Prometo compensarte.
——Yeorum pregunta por ti todo el tiempo. Sería bueno que volvieras para su cumpleaños a fin de año, cariño. Los Park están emocionados, el señor Park ya quiere conocerte en persona.
Su madre se había vuelto muy cercana a la señora Park desde que partió. Quien diría que la vida le volvería a sonreír a la divorciada, mandándole al hombre correcto después de tanto. Ahora tenían una pequeña hija de dos años, bastante parlanchina y juguetona.
Volver... Eso sonaba bien. Él también se moría por conocer a la niña y a su padre.
——Lo pensaré, mamá ——contestó sonriente.
——Genial. Entonces, dime hijo. ¿Cómo sigues? ¿Todo bien como hace una semana? ¿Ahora si puedo saludar a Joshua? La otra vez me pusiste una excusa de que estaba trabajando y no sé que tantos ——se quejó haciendo que riera.
——No es ninguna excusa mamá, de verdad está trabajando. Pero le diré que te llame para que conversen como las viejas chismosas que son ——la molestó
——¡Oye mocoso! ¡Yo no soy chismosa y mucho menos vieja! Tampoco le digas así a mis ojitos de caramelo ¿entiendes?
——¿Por qué parece ser que lo quieres más que a tu propio hijo? ——bromeó
——Es un encanto, corazón. Y ha hecho tanto por ti... Me alegra que lo hayas conocido.
Yeonjun sonrió asintiendo. De verdad que lo quería mucho, pero si el idiota escuchaba eso, se iba a burlar de él.
——Bien mamá. Yo también te extrañé, gracias por llamar.
——Dawon y Danyeon te mandan besos.
——Las amo.
——Cuídate bebe. Te quiero mucho ¿sí? Y... Te tengo una sorpresita... De seguro te llega más tarde. Cuando te llegue me avisas ¿ok?
——¿Ok? ——rió poquito sin saber que esperar ——Yo también te quiero. Hasta luego ma ——colgó con una sonrisa viendo la pantalla.
La relación con su madre también había mejorado muchísimo a pesar de la distancia. ¿Quien diría que la vida le sonreiría tanto estando lejos?
Él estaba feliz.
Pero le gustaría ser feliz.
Ese sentimiento de felicidad pura, no lo había tenido desde hace años. Él sabía el porqué, pero este Yeonjun era el verdadero, era mejor y estaba feliz.
Ese pedazo que le faltaba, llegaría a su vida en algún momento. En forma de más dinero, más amistades, más alegrías, quien sabe. Pero el confiaba en eso y estaba orgulloso de sí mismo, del hombre en el que se había convertido.
Cuatro años atrás, alguien se había quedado con una porción de su corazón y gran parte de su esencia y alma cuando se fue. Todavía era un recuerdo que propagaba tristeza, pero no de esa manera que lo mataba por dentro, sino era simplemente "extrañar".
No había vuelto a hablar con él desde ese día, tampoco saber de él, porque le pidió a su madre que no le dijera nada relacionado a su persona.
Solo esperaba que estuviera bien.
Se lo imaginaba con Taehyun, tal vez con otro chico bonito menos inestable de lo que era él, con hijos tal vez, ya casado, algo que nunca pudieron consumar ellos. No podía sonreír ante el pensamiento de él estando con alguien más, pero sí podía hacerlo al saber que él era feliz ahora, igual que él.
Solo esperaba que fuera completamente feliz, realmente feliz, ya que él se seguiría esforzando por serlo. Porque como le dijo alguna vez: "La felicidad no solo se encuentra, se busca"
Marcó al favorito de su madre.
——Milagro que me llames cuando estoy trabajando, cariño ——su voz tan arrogante como siempre.
—-—Oh, cállate ——entornó los ojos ——Llamé porque mi mamá quiere hablar contigo y porque se me acabó pasta dental ¿traes?
——La llamo luego, amo mucho a tu mamá, es tan linda ——rió ——Y... De hecho, el que te quería pedir un favor soy yo.
A Yeonjun se le antojó un cóctel, por lo que empezó a caminar hacia el bar de la piscina con el celular en mano. Era como un mini puesto, elegante pero tropical y pequeño. Él amaba tomar cualquier bebida de allí; lo hacía casi diario. Le gustaba que el establecimiento estuviera en medio del patio, al aire libre y cerca de la piscina.
Para su suerte estaba casi vacío. Se sentó y apoyó sus codos en el mostrador rectangular que también era la mesita de bar donde apenas entraba un plato de comida.
——Una de café y beagel ——pidió al pelinegro que estaba atendiendo a sus espaldas a otra muchacha.
——¿Ya estás tomando sin mi? ¿No vas a esperar que llegue? ——ya podía ver el puchero en sus labios.
——Te voy ordenando entonces.
——No es necesario, guapo. Más bien quiero que compres otras cosa para mí...
——No voy a ir a esa tienda de nuevo ——dijo serio antes de que suelte más burradas ——Si a ti te gustan esas cosas, tú las compras. Nada de lencería de colegiala, baboso.
——¡No! ¡No! ——soltó avergonzado ——Mierda ——dijo bajito ——Estoy en el trabajo y te puse en altavoz. Dime por que hice eso si te conozco tan bien. ¡Ahora todos van a mirarme raro!
Yeonjun rió.
——¿Tus trabajadores hablan coreano?
——Buen punto.
——Imbécil ——rió.
——Oye bebé, cálmate. ¿Ves loco? Por esto estás solo.
——Voy a golpearte cuando vengas, ¿sabes eso?
——Ya quisieras, pero llegaré tarde. Tengo que llevar a Sowon para la ecografía ¿ya lo olvidaste tonto?
——Oh verdad. Ya les toca... ——recién recordó
——Sabes como está de insoportable con sus antojos de embarazada. Quiere comerse el mundo, menos a mí ——podía verlo decir eso con otro puchero de víctima ——Compra bastante chocolate.
——Ugh ——exhaló ——Bien. Más bien no te olvides de mandarme foto de la bebé.
——Eso es obvio, ¿like duh? Tú eres el padrino ——dijo con obviedad.
——Bien, iré a comprar chatarra para tu linda novia. A la otra me compras lo que yo te diga ¿entiendes?.
——Eres como un grano en el culo, te lo juro.
——¡Tambien te quiero, nos vemos! ——colgó entre risitas. Como amaba molestar a Joshua. Su amigo era hilarante y un gran idiota, pero así lo quería.
Cuando dejó de reír, Yeonjun se fijó en que su coctel favorito ya estaba esperándolo. Joder, se veía buenísimo y tenía mucha sed.
Con entusiasmo, le dio un sorbo, pero su cara rápidamente se contrajo en disgusto.
Solo tragó porque sería demasiado asqueroso que lo escupiera.
Tenía demasiado alcohol, mucho saborizante de café negro y nada de azúcar. Parecía hiel ¿Donde mierda estaba el dulzor? ¿y el equilibrio? No, no.
——Disculpa ——llamó en japonés al chico que estaba atendiéndolo que leía la enorme carta de bebidas que ofrecían ——Esto está horrible, está impasable.
El chico que estaba sentado frente a él, exhaló con desgano y habló.
——Mierda, se supone que ya debería hacerlo bien. Practiqué mucho ——se quejó tras la carta.
Era imposible.
Los labios de Yeonjun se entreabieron y sus ojos resaltaron, su expresión quedó congelada unos segundos, lo mismo sucedió con su corazón.
Aun así pasaran siglos enteros, jamás podría no reconocer esa voz.
El chico tras la barra alejó la carta que le cubría el rostro y ladeó la cabeza con pereza.
——Bueno, nunca fui bueno en la cocina de todos modos.
Yeonjun ahogó un suspiro cubriendo su boca con una mano, sus ojos llorosos.
El pelinegro frunció el ceño preocupado al ver su reacción y se acercó solo un poquito.
——¿Que pasa, bonito? ——preguntó con preocupación ——¿Por qué lloras?
¿Estaba soñando?
El mayor dibujó en sus labios un puchero adorable para evitar llorar de verdad, con ganas, como quería hacerlo, su puchero temblando como si fuese un bebé.
——Oye no, no, no. No llores -——lo abrazó entre risitas por encima de la delgada mesa.
——¿Q-que qué haces aquí? ——preguntó en un sollozo sin comprender. No sabia si era un sueño o no. Había tenido tantos con él que tal vez este era uno más, pero que real se sentía este.
El pelinegro tomó una servilleta del espacio de preparación y empezó a secarle las lagrimitas con sumo cuidado, como si fuese porcelana.
Cualquiera pensaría que él no estaba nervioso en lo absoluto, pero solo tenías que fijarte en como temblaban sus manos para descubrir que detrás de esa falsa seguridad había un corazón expectante y ansioso.
——Trabajo aquí desde hace dos días ——confesó avergonzado ——Pero supongo que renunciaré. En serio no sirvo para esto ——intentó bromear, pero su sonrisa desapareció al ver a Yeonjun seguir llorando delicadamente. Verlo llorar de nuevo le partió el corazón y lo asustó. No se suponía que fuera así.
Ah, vaya. No quería llegar a esa parte, la seria y real, donde tendría que contarle que había sido de su vida esos últimos cuatro años. Pero tendría que hacerlo ¿no?
——Tú ——dijo con simpleza, pero sus ojos aplastantes brillando con determinación y adoración. Estaba respondiendo la pregunta de antes.
Yeonjun, entre lágrimas, no ocultó lo sorprendido que estuvo con esa respuesta. ¿Era un sueño no? Tenía que serlo.
—— ¿M- me esperaste cuatro años? ——hipó
Soobin sonrió, y fue ensanchando su sonrisa ladina gradualmente, observándolo con ternura. Él había cambiado tanto y seguía siendo el mismo a la vez... Orgulloso, tan malditamente orgulloso de él.
——Esperaría por ti toda una vida, tonto ——pellizcó su nariz que ya estaba rojita, haciendo que por la sorpresa del contacto detuviera su llanto un momento para verlo a los ojos ——Creí que probablemente necesitarías incluso más tiempo para sanar, pero creo que quedó claro que el hijo de puta entre los dos, siempre fui yo. Sabes que siempre fui egoísta, y dije "A la mierda, vamos con todo o nada". Así que me parece que estaría bien iniciar como amig-
Soobin se quedó completamente pasmado cuando Yeonjun lo calló jalando del borde de su camisa entre llanto mezclado con risas, para darle un besito.
——¿Tú de verdad me amas, no? ——preguntó con una esa sonrisa al separarse; las manos del mayor en su rostro. Maldita sea esa sonrisa; todo lo que quería era volver a ver esa sonrisa y que se la estuviera dedicando a él... ¡A él! ¡Le estaba sonriendo a él como antes!
Si bien volver a tocar sus labios fue sentirse volar entre las nubes, ver esa sonrisa de nuevo era la maldita divina gloria.
Los ojos de Soobin se aguaron un poquito. Había esperado tanto por ese día. Ensanchó su sonrisa ahora enfocándose en sus ojos. Ojos que después de mucho tiempo, tenían vida.
Quiero que sepas que jamás me rendí. Quiero que sepas cuanto te amo. Quiero que sepas que estoy dispuesto a todo por ti y para ti.
Porque me susurraste "búscame" ese día, y yo te busqué y te buscaría hasta el fin del mundo si es necesario.
——No lo sé ——dijo tranquilo ——No hice nada especial. Solo... El día que me dijiste que te ibas, renuncié a mi trabajo, vendí el auto para tener de donde empezar, compré un vuelo a Japón, hice mis maletas, y al día siguiente tomé un vuelo a Japón en la mañana junto a un chico pelinegro bonito.
La expresión del mayor en ese instante era honestamente indescifrable. Era una mezcla de asombro con incredulidad, con miedo, con fascinación entre otras cosas. Solo parpadeaba, pero eso no detenía a las lágrimas de que siguieran corriendo libres en sus mejillas.
——¿Y sabes? ——continuó ——He estado cuatro años en este país tan raro y aún no entiendo porque te gusta tanto. Quiero decir, tú sabias japonés desde antes. Yo sin saber una mierda me metí a un curso de japonés y joder, que estresantes son sus vocablos. La pronunciación fue lo más fácil, pero si me vieras... Tuve que estudiar como un nerd total para aprobar el zorro examen, pero lo hice y bueno, ¿quien creería que hace poco terminé mi maestría aquí? ¡Y en japonés! ¿una locura verdad? ——sonrió grande. La cara de Yeonjun seguía sufriendo cambios mientras hablaba, pero se veía incapaz de interrumpir. Solo quería que hablara y hablara y siguiera hablando con esa pasión para siempre ——Yo... ——de repente la exaltación abandonó su voz, pero en ningún momento fue teñido por tristeza ——Cuando llegué estuve más que perdido ——admitió algo avergonzado ——Conseguí un departamento mucho más pequeño del que teníamos y sigo viviendo allí ——contó ——Era raro empezar de cero, pero sabia que valía la pena ——le sonrió ——Fue muy difícil los primeros meses. No hablaba el idioma, no tenía nada nada ni a nadie. Pero yo... Sabía que estabas bien y que por contactos te instalaste rápido y no tienes idea de lo feliz que me hizo saber eso entre tanta incertidumbre ——con una sonrisita, acarició su mano por sobre la mesa, ganándose su hermosa sonrisa de vuelta. Tan perfecta... ——Yo... estuve enfocado en mi vida, pero necesitaba saber que estabas bien y... Bueno, te seguí ——Yeonjun frunció el ceño ——Osea... no te seguí ——se corrigió preocupado de no asustarlo o hacerle creer que era un acosador. No lo era. De hecho solo sabía de él lo básico, donde vivía y en que trabajaba, nada más. ——No era como si te vigilara todos los días, pero cuando quería renunciar, sí iba a verte a tu oficina a veces, desde afuera. Y verte ser tan independiente, tan exitoso y sonreír... ——de pronto calló, algo destilando en sus ojos cuando se encontró con los suyos ——No lo sabes, pero el que me ha salvado eres tú ——dio un leve apretoncito a la mano que acariciaba, los ojos de Yeonjun grandes, fulgentes y más vivos que nunca ——A lo mucho eran dos veces al año que te observaba de lejos. Y lamento de verdad haber hecho eso, pero necesitaba verte y saber que estabas bien ——musitó con pena ——Jamás me acerqué más o quise averiguar más de tu vida porque de verdad quería respetar tu deseo, intenté hacerlo lo mejor que pude. No quise presionarte. Quería que sanaras y te olvidaras de mi. Pero el miedo que tenía de que te enamoraras de nuevo... Vivir con esa incertidumbre fue siempre mi castigo, Junnie ——su tono ensombreció ——Al principio me detesté por arruinarnos así, pero luego lo acepté e intente seguir adelante tal como lo hiciste tú ——calló un segundo, cerró los ojos e inhaló.
Miedo, pero aqui vamos.
——Pero yo jamás iba a renunciar a ti. ¿Sabiendo que es el peor error de mi vida? Jamás te hubiera soltado tan facil, sin dar pelea como tú hiciste tanto tiempo. Yo no iba a soltarle sin hacer hasta lo último en mis manos ——lo vio con tanto amor que Yeonjun soltó otro sollozo más abrumado por las millones sensaciones que solo él le podía hacer sentir ——Porque yo te amé, te amo y estoy seguro que te amaré también siempre, enano ——su voz no pudo mantenerse firme hasta el final, se quebró. Él también lloraba.
Yeonjun se acercó lento a su rostro que denotaba nerviosismo y le dio un pico. Luego rió tomando entre sus manos su carita, viéndose con intriga, miedo y expectación.
Las manos del menor subieron hasta donde estaban posadas las suyas, inspiró tan temblorosamente que parecería se desmayaría.
——P-perdóname por favor, n-ni siquiera merezco estar aqui diciéndote todo esto ——lloró ——Yo de verdad, de verdad, te amo mucho y no p-
Yeonjun lo atrajo de nuevo en un beso.
——Hablas mucho, niño estúpido. Cállate ——con sus frentes juntas y miradas enlazadas, acarició de nuevo con su pulgar su mejilla mojada.
Sin querer queriendo le dijo textualmente lo que le había dicho trece años atrás.
Soobin sonrió tanto que su sonrisa terminó convirtiéndose en una risa.
Yeonjun, con la misma sonrisa entumecida, acarició su mejilla y Soobin se recostó a ese tacto que tanto, pero tanto había extrañado y le había hecho falta. Solo una caricia le bastaba para volar.
Nadie como él, definitivamente.
¡Ahora el nudo en ambas gargantas eran de felicidad!
——Lamento haberte arruinado los planes con mi egoísmo de mierda. Debí esperar más tiempo ——susurró con los ojos cerrados casi sobre sus labios.
——¿Estás bromeando? ——rió ——Han sido 4 años y se han sentido como jodidos 20 años... Te extrañé más de lo que quiero admitir.
Los ojos de Soobin resaltaron por lo que creía que significaban esas palabras.
No way.
——Eso quiere decir que- ——bisbiseó congelado.
Yeonjun trazó su mejilla una vez más antes de besarlo de nuevo; lento esta vez, tomándose su tiempo para recordar que no era maldito sueño esta vez, que era la realidad y que Soobin había ido por él, que estaba listo para ser feliz. Sus labios se amoldaron perfectamente a los otros, como si fuesen da piezas contiguas de un rompecabezas, destinados. Podían pasar otros 4 años y la sensación al besar esos belfos se seguiría sintiendo igual de etéreo.
Parsimonia, amor, seguridad, compás. Un beso perfecto. Dulce y salado. Ahí estaba el equilibrio, Yeonjun.
Yeonjun fue quien se separó primero, con una lentitud tortuosa, sus frentes aun juntas. Y es que se sentía tan bien que incluso los recorrió un escalofrío y hasta mareos. Soobin se sentía drogado.
——Eso significa que vamos a besarnos mucho y vamos a superar cualquier mierda juntos. Porque ahora si puedo decir que te amo, pero no te necesito ——afirmó con confianza.
Soobin rió bajito una vez salió de su trance.
——Eso sonó muy feo, pero lo tomo ——jugó ——Te amo ——repitió por si no le había quedado claro ——¿Crees que estamos haciendo lo correcto? ——preguntó eso último con miedo.
——La verdad no lo sé, pero ¿sabes qué? ——beso sus labios suavemente una vez más, se separó suspirando y dejando círculos con su pulgar en su mejilla——No me importa ——sonrió grande viendo a esos ojos tan bellos, tan únicos, más brillantes que nunca ——Tu fuiste un hijo de puta egoísta antes, creo que me toca a mí serlo ——se mordió el labio inferior.
Una risa/chillido salió de la boca de Soobin.
Irreal.
Era como estar adormecido.
——Me tienes mal, Choi ——admitió en un leve jadeo.
Yeonjun, insaciable, volvió a atraparlo con sus labios con más rudeza, dispuesto a no dejarlo ir nunca nunca.
——Shhh, vamos arriba ——susurró entre besos ——Habitación 203.
——Lo sé ——respondió ilegible en la boca contraria.
Yeonjun se separó con una mueca chistosa.
——Eres un acosador de mierda ——incriminó.
Después de unas risas, volvieron a sellar su amor con un beso, valiéndoles que la gente los mirara con asco, ternura o rareza.
Los astros volvieron a alinearse una vez más.
Y ellos por fin estuvieron completos y nada más ni nada menos que: felices.
F I N
♥
Falta el epílogo.
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