Epílogo

--Oh, ahí estabas --murmuró cuando por fin halló a su marido apenas llegó a casa del trabajo.

Había sido tonto de su parte buscarlo en todo el primer y segundo piso cuando las habitaciones estaban en el tercer piso de la casa, pero conociéndolo, de seguro estaría en la cocina asaltando el refrigerador o comiéndose las golosinas de los niños.

Pero no, resultaba que lo habían colmado tanto de trabajo que solo podía pensar en tomar una lata de cerveza helada y dejarse caer en su enorme y súper cómoda cama.

--¿Donde más estaría? --se burló sentado en la cama, recostado sobre sus brazos y sus pies colgando, ya cambiado con su pijama de shorts de ositos.

Soobin sonrió en el marco de la puerta e ingresó quitándose la corbata roja que tanto odiaba, pero debía usar por el código de vestimenta.

--Revisé la cocina dos veces. ¿Eso no te dice algo?

Yeonjun rió bajito bajando la cabeza. Era vergonzoso admitirlo a veces, pero de verdad a veces se pasaba de tragón. Al no negarlo, le estaba dando la razón al idiota criticón, que por sentirse victorioso soltó una risita ahogada.

Soobin llegó hasta donde estaba el mayor y se inclinó apoyándose en la cama, sus manos a los costados del cuerpo de Yeonjun, se acercó a su carita con una sonrisa amplia de labios cerrados y le dio un besito casto de tres segundos antes de separarse lentamente con la misma sonrisa.

--Buenas noches, precioso --musitó mirando a sus ojitos somnolientos parpadear

Yeonjun reflejó su sonrisa antes de responder y acariciar con una de sus manos su mejilla.

--Buenas noches --acarició por unos segundos delicadamente con el pulgar sin quitar su sonrisa.

Soobin se irguió cuando dejó de sentir el tacto del mayor en su mejilla, despeinó sus cabellos con cariño haciendo que suspirara relajado.

--Estoy casado, am-

--¡Papá!

Esa vocecita...

Lo habían olvidado de nuevo.

Miraron la hora en el reloj de pared colgado en el muro blanco paralelo a la del respaldar de su cama.

9:00 pm.

Cerraron los ojos y exhalaron al mismo tiempo.

Dios, ser padres no era sencillo. Ya no tenían tanto tiempo de hacer cucharita después de un largo día en el trabajo, de darse su tiempo en una sesión de mimitos y besitos, y mucho menos de hacer otras cosas ahora que no estaban solos en esa gigante casa.

Tal vez no tenían tanto tiempo para algunas cosas, pero como los adultos maduros que eran, asumían la responsabilidad que ellos mismos habían escogido para ellos y para su historia. Porque vamos, ellos podían envejecer, pero sus corazones seguían siendo los mismos de aquellos chicos enamorados de 18 años, solo que más fuertes, más anejos y más felices.

Eran dos adultos comprometidos, responsables y felices, que de hecho, por más que se quejaran todo el tiempo de ello, amaban incluso más que su propio amor el ser padres.

--¡Papá! --se volvió a escuchar la vocecita aguda a unos cuartos de distancia.

Yeonjun quien tenía dolor de cuello exhaló antes de hablar.

--Vamos

El menor jaló del brazo extendido del perezoso de su esposo y lo ayudó a ponerse de pie. A veces era como tener otro niño más, en serio.

Soobin no pudo cambiarse a su pijama como quiso, pero ni modo. El capricho de los niños siempre sería antes.

A unos metros de distancia de su habitación, estaba la puerta de donde provenía el llamado.

Soobin fue quien empujó la puerta ingresando primero siendo seguido por Yeonjun.

Una pequeña castaña cachetona de 10 años, estaba enfundada en sus sábanas rosas hasta la cintura. La pequeña habitación siendo solamente iluminada por la ténue luz proveniente de una lámpara en forma de flamenco que yacía en su mesa de noche.

El color amarillento del foco, daba una impresión de calidez y destacaba el brillo de los muebles, que recién pintados de blanco y rosa a sus órdenes, también habían sido barnizados hacía menos de tres días. Ahora estos estaban llenos de muñecas, peluches entre otros juguetes.

Definitivamente era una niña engreída.

Al verlos entrar, ella sonrió sin mostrar sus dientecitos.

Como cada noche, se sentaron a cada costado de la cama de Misuk. Ella estaba lista para recibir su beso de las buenas noches, pero su papá habló.

--Princesa --tomó su manito --¿Recuerdas lo que te dijimos del sábado? --preguntó Yeonjun.

La pequeña miró hacia arriba unos segundos moviendo su boquita, como si estuviera pensando.

Sin lograr recordar, negó con la cabeza.

--Tenemos un almuerzo con la tía Nayeon --le recordó Soobin.

--¿La amiga del tío Joshua? --preguntó ladeando la cabeza.

Ambos asintieron.

--Por eso no estaremos mañana en casa. Y antes de decidir a donde llevarlos, queríamos preguntarles a donde esta vez, porque no quiero escándalos como la última vez con tu abuela --le recordó Soobin. La niña era una revoltosa que le había sacado canas verdes a su madre. Por eso creía que era mejor que la cuidara alguien que tuviera mucha más paciencia que la señora Choi --Te estamos dando la opción de que elijas para que te portes bien, ¿entiendes mocosa?

Misuk le sacó la lengua a su papá y luego se cruzo de brazos, aparentando estar molesta. En cambio, Soobin se tragó su risa.

--¿Te llevamos con tu madrina Minyeong? --propuso Yeonjun

Ella negó de inmediato.

--Yeorum no le gusta jugar a las muñecas conmigo. Ella juega con carritos y con la pelota o quiere jugar a las luchas y a mí no me gusta --se quejó sin quitar su expresión de fastidio --No quiero.

--Ay, ¿cuando tú quieres algo niña insoportable? --habló Soobin ganándose una mueca de desaprobación del mayor junto a un manotazo.

Misuk iba a protestar, pero Yeonjun habló antes.

--Tú papá es un tonto. No le hagas caso, princesa.

--Sí, lo eres --contraatacó Soobin siendo ignorado por ambos esta vez.

--Quiero que la tía Dawon venga aquí con Danyeon --dijo por fin.

--Eso sí que no --denegó el menor --Puedes ir a la casa de Danyeon, pero ella no viene aquí más.

Soobin aun seguía un poco molesto con su sobrina y su pequeña por la pequeña travesura que le jugaron semanas atrás.

Las niñas habían escondido el aro de oro blanco con fecha grabada que Soobin siempre dejaba sobre su mesa de noche.

Ellas lo movieron de ubicación varias veces pensando en cual sería el mejor escondite. Al final terminaron por olvidar en donde lo habían puesto y cuando Soobin llegó a la casa y vio que su anillo no estaba, casi las descapita.

Tuvo que salir de la casa para calmarse y no asustar a la niñas.

Dos horas después, Soobin volvió a casa, siendo recibido por dos niñas traviesas arrepentidas y su precioso Junnie, quien apenas abrió la puerta, lo recibió con su palma abierta mostrando ambos aros.

Después de una hora de búsqueda exhaustiva en toda la casa, el tío Yeonjun logró encontrar el aro debajo de uno de los sillones.

--Pero-

--Nada de peros. ¿Vas a ir con la tía Dawon o con tu madrina?

--¡No quiero! --exclamó molesta.

--¿Que dijiste mocosa? --Soobin lo dijo muy dulce, tanto así que incluso daba miedo. Y Misuk sabía que cuando su papi usaba ese tono, probablemente se quedaría sin postre toda una semana.

La pequeña se cohibió un poquito en sus sábanas haciendo que Yeonjun riera y negara con la cabeza. Soobin era un dominante total, siempre.

--Con la tía Dawon --balbuceó aun irritada.

--Bien cariño --soltó satisfecho Soobin --¿Vas a cuidar a tu hermano, entiendes?

--Pero-

--Y te vas a portar bien.

--¡Papá! --ella se sacudió en un berrinche esta vez quejándose con su otro papá --¡Papá Soobin siempre es muy malo conmigo! --protestó con un pucherito y de brazos cruzados, cejas fruncidas.

Yeonjun asintió dándole la razón a la niña.

--Es muy malo ¿verdad?

--¡Sí!

Yeonjun ahora se giró hacia el inculpado con una sonrisa disimulada, pero muy pícara.

--¿Eres un papi malo Soobin-ah? -- ¿Que debería hacer contigo? --se dirigió a su hija una última vez --¿Debería castigar a tu papá, princesa?

--¡Sí! --exclamó ahora con entusiasmo --¡Castígalo ahora! --aplaudió

Sus ojos se volvieron a posar en los de Soobin. Era bueno que la niña inocente no pudiera detectar ni comprender ciertas cosas...

--No te preocupes, reina. Me voy a encargar de castigar a tu papi tan bien que va a llorar mucho por ser un niño malo --arrastro cada palabra. En ningún momento vio a la niña al decir eso.

Soobin se mordió el labio inferior.

--¿P-papás?

Ahora no.

Yeonjun se levantó rápido de la cama, desapareciendo todas las ideas que se estaban creando en su mente que probablemente recrearía después .

--Verdad, tienes que descansar --se inclinó y le proporcionó un besito en la frente. Soobin barrió su sonrisa ladina e imitó su acción.

--Buenas noches, cariño --musitó Soobin.

--Hasta mañana -- se despidió ella antes de que salieran de la habitación cerrando la puerta tras de sí.

Soobin iba a decir algo, pero Yeonjun fue mas rápido porque lo conocía y sabría que diría.

--Hoy no.

Soobin hizo una mueca de desaprobación.

--Mañana que no están --completó el mayor sin verlo. Dos segundos después sintió unos fríos labios en su nuca y unos brazos fuertes rodearlo por detrás, erizando cada centímetro de su piel, haciéndolo suspirar y cerrar los ojos.

--Bien --susurró grave en su oído detrás de él --Pero creo que ambos sabemos quien va a castigar a quien ¿no? --mordió unos segundos el lóbulo de su oreja, lamiéndolo, sacándole un jadeo pesado --Espera hasta mañana, precioso. El que te va a hacer llorar soy yo.

Yeonjun invocó a todas sus fuerzas posibles para controlarse, tragó duro y abrió los ojos. No diría nada, ni haría nada, ni mucho menos pensaría nada.

Mente sana como una manzana.

Nerviosamente se giró en silencio para ir a su habitación.

--Yeonjun --detrás suyo volvió a llamar con su voz grave. Jodido infierno.

Volteó para ver esa estúpida sonrisa que pretendía ser inocente pero era tan socarrona como él mismo.

--Dongin --dijo.

Cierto Dongin.

Yeonjun devolvió sus pasos y pasó por su costado rápidamente algo tenso haciendo que el menor se riera más. Jamás se cansaría de ver el efecto que tenía en él.

Ugh, Soobin era un idiota presuntuoso.

Al entrar a la habitación del menor de sus hijos, Yeonjun sonrió de inmediato al ver a su pequeño dumpling de mejillas rojas y regordetas en su camita, despierto y parpadeando expectante con sus ojitos grandes.

Dongin tenía tan solo 6 añitos, pero con eso le sobraba y bastaba para ser el cerebrito de la casa.

A diferencia de su hermana, Dongin era un pelinegro muy tranquilo, dócil, para nada malcriado y muy maduro para su edad.

Misuk tenía en sus repisas rosas llenas de muñecas y Dongin tenía en sus nuevas repisas blancas también barnizadas, muchos libros y unos cuantos soldados de juguete.

--Hola --saludó alegre Yeonjun --¿Como estás guapo?

--Hola papi, hola papi --saludó a ambos --Creí que ya se habían ido a dormir.

--¿Y dejar al niño más hermoso del mundo sin su beso de buenas noches? Eso jamás

Dongin rió satisfecho por la respuesta.

La cama de Dongin era más pequeña por lo que solo Soobin se sentó en la orilla.

--Mañana te dejaremos a ti a tu hermana en la casa de la tía Dowon, ¿está bien?

--Claro.

--Yah... Ojalá la mocosa fuera más como tú --le dijo Soobin despeinando sus cabellos a lo que su hijo rió.

--¿Te alcanzo el principito? --le preguntó Yeonjun a su hijo ya rozando el libro en la estantería. Él solía leerlo por su cuenta todas las noches. Era su libro favorito. Ya era la octava vez que leía la obra.

El niño negó con la cabeza, sorprendiendo a sus padres.

--¿No vas a leerlo hoy?

--No. Yo... quiero un perro.

Se miraron con intriga por la inesperada confesión.

--¿Un perro, corazón? --cuestionó el mayor enarcando las cejas

Dongin asintió.

--Sun me ha mostrado fotos de su perrito en clase y ahora yo quiero uno.

Ninguno de los dos lo había pensado.

--Lo vamos a pensar ¿sí cielo?

--Sí papá Junnie...

Yeonjun sonrió y le dió un beso de buenas noches en la cabecita, igual hizo Soobin.

Ya se estaban retirando del lugar cuando Dongin habló.

--Papi, pásame mi libro.

La pareja rió por su indecisión, pero Soobin finalmente le extendió el libro, le mando un beso volado y cerró la puerta una vez que salieron.

Era una rutina, todas las noches hacían lo mismo, pero de alguna forma, siempre se sentía diferente, cada día.

Llegaban del trabajo, acostaban a sus pequeños y luego o iban a dormir o hablaban sobre su día mientras miraban una película o comían algo en el comedor.

Esa noche, Yeonjun estaba antojado de respirar un poco de aire libre.

--Amor, ¿vamos a la terraza?

Soobin sospechaba que había tenido un mal día en el trabajo. Yeonjun solo salía en invierno para ver el cielo cuando eso pasaba.

--¿Te subo una cerveza?

Asintió relajándose.

[...]

--¿Pasó algo hoy? --preguntó Soobin recostándose en la barandilla viendo a su marido, se llevó la lata de cerveza a los labios un poco preocupado.

Yeonjun, con su cerveza en mano apoyada en el muslo, se había sentado en la silla recostable, mirando el cielo oscuro.

"Always" de Bon Jovi sonaba desde el televisor de su habitación.

--¿No puedo tomar una cerveza sin que algo malo haya pasado? --bufó riendo.

--No sueles hacerlo, bebé.

--Tienes razón. Deberíamos hacerlo más --enfocó su vista en el más alto

Soobin asintió, pues eso quería también. Más tiempo con su bebé.

--¿Que opinas de la propuesta de Donnie? --preguntó Yeonjun

--¿El perrito? Me encantaría mucho la verdad. Ahora tenemos un jardín grande y los niños... Y-

--Nos falta un Shushu --completó.

Los ojos de Soobin resaltaron y brillaron al oír ese nombre décadas después. Una sonrisa melancólica se dibujó en sus labios.

--¿Lo recuerdas?

--Claro que lo hago --sonrió ladino para después tomar de su lata.

--¿Entonces sí podemos ir a adoptar uno? --preguntó con emocion de niño.

--Mañana mismo vamos con los niños antes de dejarlos con su tía. Los niños escogen al cachorro y nosotros el nombre.

--Supongo que ya tenemos nombre. Tú mandas siempre, bebé --Soobin caminó hasta la silla junto a la de Yeonjun y sentó en ella y dio un sorbo más a su lata.

El mayor recostó su cabeza en el hombro de su esposo y cerró sus ojitos.

--Gracias Binnie --dijo de pronto --Por apoyarme en todo siempre --apretó su mano por sobre su regazo.

Soobin miró atentamente sus manos juntas. ¿Su corazon seguiría latiendo a esas velocidades incluso de viejo? Jesús...

--No diré nada cursi. Lo sabes todo a estas alturas --volvió a tomar de su lata

--Siempre tan cariñoso, bobo --rió meciendo su cabecita en su hombro.

Soobin giró su cabeza un poco para ver a Yeonjun reír. Cuando sus ojitos dejaron de ser dos medias lunas, se enfocaron en esos ojos brillantes que ya lo estaban mirando.

Y al igual que cayó la noche, cayó el silencio.

La canción seguía sonando, y los niños dormían felices.

Dicen que una mirada transmite más que mil palabras. Era tan cierto.

Perdiéndose en su propia galaxia, en esos orbes que serían su guía y motor para el resto de lo que les quedaba por vivir, que sabían que le pertenecería para siempre, en esa, la siguiente y en todas las demás vidas.

♪ Y yo te amare bebé, siempre ♪

Nota Final:

Oficialmente este fic ha llegado a su fin con 21 capítulos.

Para las personitas que recién me leen, ¿les gustó?

No quería alargarlo tanto, pero de verdad quería que al momento de leer, pudieras conectar con los personajes y entender sus puntos de vista y el porqué de sus decisiones. Me dolió escribir algunas partes porque se metieron bajo mi piel TT

Saber que existe aunque sea una personita que disfruta leer lo que yo tanto disfruto escribir, se siente muy bonito. Así que tú que estás leyendo esto, gracias ♥

Obviamente voy a seguir escribiendo otras cosas porque amo hacerlo. Si vas a seguirme en ese camino, bienvenido, pero si no, ha sido un gusto hasta aquí ♥

Ahora... No sé que hacer con mi vida, gente JAJA.

Tengo todo el tiempo del mundo porque estoy de vacaciones, pero no sé que escribir ahora D:

¿Le sigo a este fic con el pasado, continuo con el otro fic en mi perfil que aún está incompleto, mis one shots, publico el fic de fantasía que ya tenía o el cortavenas que estaba avanzando?

No sé #Aiuda JAJSJAJS

Ok, pidoperdon, supongo que ya me organizaré, no sé.

Repito, gracias por leer hasta aquí y ojalá nos leamos pronto.

Eso ha sido todo por hoy :3

Personita bella, cuídate mucho ♥

--Tumey

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top