9
Amaneció extremadamente soleado.
Para mala suerte de ambos, ninguno pudo cerrar la cortina la noche anterior antes de acostarse.
Yeonjun había tenido una mala noche por los sucesos del día anterior. La ansiedad quitándole cada pizca de sueño que venía a él.
Y como no sentirse ansioso después de todo lo que pasó, sintiendo a una espalda cálida, pero a su vez fría contra él.
Antes solía abrazarla si se sentía ansioso, antes él no hubiera tenido que fingir que estaba dormido, él no se hubiera trasnochado, o por lo menos no solo.
Recién pudo agarrar sueño a eso de las tres de la madrugada. Eso explicaba el porqué no se despertó con el aroma de tocino que Soobin había freído para desayunar, tampoco con sus llamados.
Por su lado, Soobin tampoco pudo dormir bien por sobrepensar las cosas, pero sí mejor que el pelinegro.
--¡Yeonjun, se enfrían! --vociferó impaciente por enésima vez desde la cocina --Joder, son casi las doce. ¿Puedes- --Le estaba hablando a la nada. Se levantó de la silla para ir directamente a despertarlo con sacudones.
Lo que no sabía era que Yeonjun ya estaba despierto. Se había despertado hace unos segundos atrás con los primeros gritos, porque como sabemos, Junnie tiene el sueño ligero.
Hubiera ido directamente a comer todo el tocino, porque siendo honestos, Yeonjun amaba demasiado comer, pero en esta oportunidad, el pelinegro solo se rehusaba a salir de la cama por una razón.
Soobin entró a la habitación un poco harto, y sorprendiendo al mayor, le quitó las mantas de encima.
--Ya levántate. El desayu-
Oh.
Yeonjun frunció los labios y bufó algo molesto por la falta de privacidad y compresión.
Su amiguito estaba muy despierto, y como no era nada pequeñito, Soobin no disimuló la recaída de su mirada en ese punto.
Tragó duro y miró entre sus pestañas al rostro serio y aburrido de Yeonjun. Se veía abatido.
Solo era una tonta erección matutina. Todos los hombres las tienen. ¿Por qué estaba tan sorprendido y nervioso?
Tal vez porque habían pasado meses o porque era algo difícil controlar esa costumbre que ya tenían de ayudarse mutuamente cada que tenían ese problema, tal vez durante horas, y no, no era un problema para ellos, claro.
No era que él lo quisiera, en serio, solo que por la costumbre sentía que algo le faltaba en la boca.
Mierda.
--El desayuno está listo --avisó sin quitar su mirada --. Ve cuando termines. Y l-lavas los platos --Joder, eso no había sonado tan indiferente como quiso. Se obligó a salir rápidamente del lugar.
Bueno, habían sido días tensos.
Desde el cumpleaños de su madre sólo había sido una montaña rusa para esos dos.
Momentos tristes y melancólicos, eufóricos y belicosos, y otros jodidamente tensos como en esa mesa estaba ocurriendo.
La tensión sexual ahogándolos en la habitación mientras intentaban concentrarse en su comida.
Soobin seguía desviando la mirada inconscientemente mientras el otro no miraba, lo mismo pasaba con Yeonjun.
¿Qué clase de drama era este?
El día anterior casi se dan un beso por la cercanía de ambos cuando Soobin tomó sus mejillas, y ahora sentimientos dolidos y culpables inundaban sus pensamientos.
Soobin una vez se forzó a dejar de pensar estupideces, le comentó sobre la llamada que había recibido.
--Me llamaron por mis resultados. Iré ahora.
--Ok --Ni se animó en verlo.
--Aprovecharé para hacerme un análisis general. Tal vez demore un poco.
--Bien.
¿De acuerdo?
Yeonjun comió rápido y se encerró en su habitación dando un portazo.
¿Ahora por qué estaría molesto?
A veces en verdad, no lo entendía.
Soobin suspiró intentando ser positivo y salió del departamento.
+×+
La gente de los servicios públicos suele mentir en cuanto a la velocidad de atención. Pero esta vez fue demasiado.
¿Cinco maldita horas? Incluso ya estaba anocheciendo, maldita sea.
Iluso y confiado, no llevó un abrigo pues creyó que terminaría rápido, pero bueno, por lo menos no tenía nada malo según los análisis.
Llegó al departamento, colocó la llave en el cerrojo y entró con el sobre amarillo de los resultados, deslizándolo por la mesa y dejando la llave junto a él.
Todo a oscuras, como le gustaba a Yeonjun, quien nunca fue un gran amante de la iluminación. Normalmente solo dejaba la televisión prendida con volumen mínimo para tampoco estar a ciegas, justo como en aquel momento.
Soobin, agotado, arrastró sus pies hasta el sofá para tirarse en él. Su vista periférica captando al pelinegro sentado en la mesa de la cocina/bar.
Soobin decidió ver un poco de televisión, porque lamentablemente su celular se había quedado sin batería estando en el hospital, y tenía demasiada flojera como para ir por su cargador al cuarto. Televisión estaría bien.
Tomó el control de la mesita central de madera y buscó un canal que le llamara la atención hasta que dio con una película que le gustaba que estaba un poco avanzada.
Así pasaron cinco minutos, concentrado en la película. Hasta que un peso en su regazo lo sobresaltó tremendamente.
Las caderas de Soobin estaban siendo enroscadas por los muslos del mayor, unas manos subieron a su cuello descansando en su nuca.
Todo pasó tan de pronto que Soobin se paralizó y hasta sintió vértigo un momento.
Estaban tan cerca...
Habían pasado meses desde que lo tuvo así.
--¿Qué estás haciendo? --musitó engorroso mientras sus ojos se encontraban. Yeonjun se apegó unos milímetros más a él, sus respiraciones mezclándose.
Entonces Soobin lo sintió, después lo confirmó al ver la botella vacía en la mesa.
Yeonjun se había terminado todo el alcohol que les quedaba en casa. Estaba ebrio.
--Te extraño --Sus fríos y largos dedos acariciando su nuca, perdiéndose en sus cabellos --. Y supongo que no debería hacerlo --susurró sonriendo ladino, enfocando su vista en los labios entreabiertos de Soobin.
--Yeonjun, bájate por favor. Estás borracho --Desvió la mirada mientras ejercía fuerza para sacarlo de su regazo, lo cual no funcionó por la terquedad contraria.
--Lo sé --balbuceó --. Eso no hace que te extrañe menos.
--Yeonjun, bájate --pidió ahora con más dureza.
Sus dedos acunaron su rostro, haciéndolo temblar por el frío tacto.
Soobin se negaba a verlo directamente. Él sabía que no podría.
Yeonjun, sintiéndolo como una urgencia, dejó caer su frente contra la de Soobin. Dedos aferrándose con fuerza y perdiéndose entre sus cabellos marrones.
Soobin sólo un suspiro tembloroso porque había olvidado lo fetén que se sentía tocarlo así, que lo toque así.
--Yeonjun, sal de mi regazo --exigió entre dientes, con la mandíbula apretada.
--Yo... Te extraño --repitió cerrando sus ojitos cansados --. ¿Acaso ya no es así para ti?
Dejarse llevar podría ser el error más deleitoso de su vida.
--Lo hacía --confesó volviendo a encontrar su mirada intensa y sumisa --. Lo mismo decía yo hasta que te vi gemir su nombre mientras te la chupaba. Muévete --espetó amargado al recordar esa nauseabunda imagen.
--Tú te acostaste con Taehyun, que era nuestro amigo, estando juntos, ¿acaso eso no es peor? --musitó dolido.
--No te importó.
Yeonjun rió agrio y bajó lentamente sus manos, quedando estas en sus hombros.
--Claro, no lo hizo --Sarcasmo destilando su voz.
--Junnie, ya no hagamos esto más difícil. Sal de mi regazo, por favor --Lo último que necesitaba era ponerse agresivo con un Yeonjun borracho --. Solo es un mes más y luego puedes follarte a Huening todo lo que te dé la gana --masculló con un poquito de recelo.
--¿Te irás con Taehyun?
--Yeonjun...
--No, dime Soobin --exigió ahora serio --. ¿Te gusta? ¿Lo quieres? ¿Es su culpa que hayamos terminado así?
Soobin soltó un suspiro de agotamiento. La situación era tan absurda. Ellos solo debían seguir con sus vidas en vez de crear problemas donde no los habían.
--No, Yeonjun --respondió tranquilo --. No lo es y lo sabes --Acarició su mejilla.
--No sé porqué, pero me da mucho miedo dejar de sentir lo que antes sentía por ti. No quiero.
No quiero dejarte ir.
--Es costumbre, Yeonjun, lo superarás.
Superaremos*.
Yeonjun bufó una risa sin gracia.
Yeonjun se sentía tonto a pesar del alcohol en su sistema, se seguía dando cuenta de que su dignidad ya estaba en... ¿Qué era siquiera la dignidad para este chico?
Diciéndole que extrañaba al idiota que lo engañó con su amigo en numerosas ocasiones, mintiéndole descaradamente. Sí, maravilloso.
--Ojalá fuera como tú. Ojalá fuera tan fácil para mí como lo es para ti --Ya no tenía porque seguir humillándose. Lo entendió a duras penas.
Intentó levantarse de su regazo, pero Soobin no lo dejó. Una grande y fuerte mano sosteniendo su muñeca.
Yeonjun se tambaleó un poquito aún mareado; sorprendido miró a Soobin.
Sus ojos ahora eran diferentes, igual de bonitos, pero con una vibra distinta.
--¿Solo una vez? --susurró.
Solo una vez más.
Menos de dos segundos para recibir gustosamente el jalón de brazo y terminar en sus labios.
Soobin degustó de la embriaguez del más bajo por medio de sus carnosos y bonitos labios cereza.
Me gusta, me duele, me encanta, me droga, me quema. Y no puedo detenerme.
De aquel tirón, Yeonjun volvió a terminar sobre su regazo en la misma posición de antes.
Besándose con enojo, brusquedad, lujuria. Un beso totalmente dominante y castigador. Lenguas encontrándose indispuestas a perder, manos tirando del cabello, manos sosteniendo una delgada cintura y otras perdiéndose en suaves hebras.
Soobin mordió el labio de Yeonjun con posesividad y sin piedad, haciéndolo gemir. Era tan brusco y desconsiderado que era excitante.
Yeonjun utilizó sus manos para apegar más sus cuerpos y frotar ambas erecciones.
No podía tener suficiente, jamás obtendría suficiente de él.
Quería más, más y mucho más.
Pero ser tan ambicioso... Dolía.
Pero no solo dolía allá abajo, sino en el pecho: ahí quemaba.
Soobin incó sus dedos en la cadera del pelinegro sacándole un suspiro entre besos y besos; estaba moliéndolo contra su propio regazo.
Calor, demasiado calor.
Yeonjun detuvo el beso un momento para deshacerse de la ropa de Soobin, mientras el más alto se encargaba de la suya con desesperación.
Esto estaba mal en tantos sentidos, que era correcto en los peores.
Sin esperar mucho, Soobin volvió a atacar sus labios como un animal desesperado y hambriento. Sin darse cuenta, estaba molesto, demasiada rabia inundándolo, pero la razón sí la sabía.
Ese día... Ese maldito día que Yeonjun devolvió a su memoria.
El imbécil castaño...
Ahora su respiración acelerada no era solamente debido a la excitación. Soobin quería matar a ese escuálido.
Entró en Yeonjun de una sola embestida, sin preparación previa, sin aviso, sacándole un gemido de dolor. No era algo tan grave de todas formas. Su vida sexual jamás había sido precisamente vainilla.
Los besos castigadores y embriagantes no se detuvieron en ningún momento, solo aumentaron de intensidad cuando Soobin empezó a mover a Yeonjun sobre él.
Pero a él le dolía. Ahora sí dolía, dolía su brusquedad animal así como su corazón.
Se sentía mal, algo no estaba bien.
Sin detener sus movimientos, Yeonjun separó sus labios del beso para preguntar algo entre jadeos.
--¿Me quieres?
No había la respuesta que quería de sus labios, solo un beso aplastante.
No. Eso no quiere decir nada. Una vez más.
Le correspondió el beso brevemente para volver a intentarlo.
--¿Todavía me amas?
Silencio.
Un crudo, miserable y estúpido silencio que le crujió por dentro.
Palabras siendo reemplazadas por su segundo sonido favorito, sus gruñidos, después del sonido de su risa, claro.
No. No. No. Él no está haciéndome esto.
Todavía... Él todavía...
--¿S-Si quiera te importo? --preguntó ya quedándose sin aliento.
Silencio.
Soobin no dijo nada.
Quién diría que un silencio duele más que las palabras.
Esta vez la respuesta que recibió Yeonjun fue la mano del más alto en su nuca, atrayéndolo hacia sí con una fuerza descomunal hacia sus labios, para volver a castigarlo con más mordidas y succiones.
Yeonjun empezó a llorar en pleno acto. Sin embargo, no lo detuvo, ni quiso hacerlo. Porque él quería eso.
Engañarse a sí mismo era tonto.
Aunque de todas formas él ya era un tonto. Al final sí terminó siendo ese tonto obsesivo, ese perdedor del que todos se alejaban. Él en realidad no valía la pena, ¿no es así?
No había problema con que Soobin le dijera todas esas cosas bonitas para tomarlo una vez más, ¿no? ¿Cuál era el problema?
Lágrimas silenciosas y discretas se deslizaron por sus mejillas desenfrenadamente.
El beso se tornó dolorosamente salado. Las manos de Yeonjun se aferraron a su amplia espalda arañando.
Soobin no iba ceder. También dolía, pero...
Tal como él lloró a mar tendido ese día en las escaleras; solo, mientras otro lo había reemplazado. Dejó que él pensara igual.
Eso ya no era amor, era costumbre.
Era ese apego que quedó de todos esos años juntos, cuatro como amigos y cinco como novios.
La culpa y el dolor redujeron al clímax a una mierda, a una prueba de que el amor no siempre es bonito... En especial cuando deja de serlo, cuando deja de ser amor.
♪
"Por favor úsame como una droga"
"Yo soy el perdedor en este juego"
Mis amores, HAGAN STREAM, ESTAMOS BAJÍSIMOS EN VIEWS
JODER, *SE MATA* :C
Nota: Hasta yo sufrí escribiendo esto. Sorry, pero amo el drama TT. Algún día intentaré escribir cosas menos tristes :D
Aprovecharé mis vacaciones para escribir todo lo que pueda JAJAJA.
Cuídense ♥.
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