8
Esa mañana, Yeonjun había despertado un poco más ansioso de lo normal. Por lo que apenas abrió sus ojos a las 7:00 am en punto, se dio una ducha, se cambió a un buzo, se lavó los dientes, y después limpió hasta la esquina más recóndita de su baño, dejándolo todo impecable y brillante.
Una hora después, salió del baño encontrándose con más desorden, lo que lo hizo exhalar irritado; Soobin siempre era un desordenado. Y esa mañana, Yeonjun no estaba muy comprensivo.
Las maleta grises de Soobin estaban abiertas en el suelo sobre el piso alfombrado, por el lado de su cama, con ropa regada por todos lados. Se veía muy horrible para los ojos del mayor, a pesar que no fuera tan malo.
--Soobin --lo llamó desde la habitación. De seguro estaría en la sala, tirado en el sofá comiendo basura en vez de un buen desayuno.
--¿Hm? --Y sí tenía la boca llena de comida.
--Ven, vamos a desempacar tus maletas.
--¿Desempacar?
Yeonjun exhaló.
--Sí, Soobin. Desempacar --masculló sin mucha paciencia --. Te vas a quedar aquí un mes, así que veo inconveniente que estés sacando todo de las maletas y regando todo por el suelo. Hay que volver a poner tus cosas en su lugar.
--¿Es en serio? --Sus miradas conectaron cuando Soobin apareció en su campo de visión, apoyándose en el marco de la puerta con flojera, cruzado de brazos. Usaba unos shorts rojos y una camiseta crema sin logo --Y tú estando tan desesperado por botarme --bufó una risa.
Yeonjun desvió la mirada y se agachó en cuclillas para empezar a recoger las cosas.
--No seas tan dramático y ayuda. Yo ni siquiera debería estar haciendo esto por ti.
Soobin quiso rechistar sarcástico, pero finalmente se desanimó por hacerlo y terminó ayudando a desempacar todo a regañadientes.
[...]
--Solo faltan los álbumes de fotos de tu mamá y abuela --anunció limpiándose el sudor el mayor --. Está en tu mochila, ya acabamos con eso y he-
--¿Aló? --Soobin al parecer había tomado una llamada --Sí, soy yo... Oh, ¿por el permiso? Sí... Claro, entiendo... ¿Cuando? ¿Ahora? --Yeonjun escuchaba expectante --Entiendo, estaré allí en quince minutos. Gracias --Después de colgar, guardó su celular en su bolsillo.
No dijo nada y abrió la puerta del closet para empezar a sacar algunas prendas que recién habían guardado.
--¿Qué? --Yeonjun esperaba una explicación. Soobin empezó a quitarse la camiseta, cambiándosela a una menos hogareña bajo la atenta mirada del mayor.
--Me llamaron del centro de salud --avisó buscando pantalones --. Aquellos con pase especial deben ir a hacerse la prueba molecular para descartar. La cosa ha empeorado, ya no hay más salidas ni con permiso.
--Oh, entiendo --Asintió relajándose --. El hospital es un foco de contagio. Tú... mmm... Solo cuídate mucho, ¿sí? P-por favor... --bajó la cabeza.
Y Soobin quiso hacer algo en ese momento; Yeonjun se veía tan vulnerable, tan pequeño, tan dócil, que controlar las ganas que tenía de apretujarlo entre sus brazos como antes, fue casi insoportable. Y por más que intentara ocultarlo, obviamente se notaba que estaba preocupado por él. Era imposible ser indiferente del todo después de tantos años juntos.
Soobin mordió su labio inferior para suprimir una sonrisa.
--Bien.
+×+
Cuando Soobin dejó la casa, el pelinegro, un poco cansado, optó por mejor terminar de desempacar los álbumes, que era lo único que faltaba.
Estos estaban antes en la parte más oculta y polvorienta de su ropero, por lo que a Yeonjun, de solo pensar la idea de meter su mano en ese sucio gabinete, le provocó aversión.
Sin más que hacer, tomó ambos álbumes, bastante pesados por cierto, y trajo una silla de la cocina para poder pararse en la misma a alcanzar ese gabinete de la zona más alta del ropero.
Abrió la puertilla, siendo sorprendido con una oleada de polvo inundando sus fosas nasales, haciéndolo estornudar. En el fondo de la madera artificial color humo, se podían observar telarañas viejas y más formaciones de polvo con otras cosas que Yeonjun prefería no saber.
Era un espacio bastante profundo y extenso. Alumbró con la linterna por si encontraba alguna araña o algún bicho atraído por la suciedad; era mejor hacerlo ahora que el entenofóbico de Soobin no estaba cerca para hacer un escándalo aún así estuviera tres cuartos lejos.
Con la linterna, solo esclareció lo que ya sabía: polvo y mugre, y felizmente ninguna sola alimaña.
Oh, pero sí había algo más que no se esperaba.
En la esquina derecha, una caja de plástico azul y empolvada.
Cuando su cerebro reconoció dicho objeto, se paralizó, su ceño se frunció con pesar, la idea mandando corrientes eléctricas de tensión a su cuerpo entero.
Se había olvidado de la existencia de esa cosa. Era comprensible después de no haberla visto en cuatro años.
Con los sentimientos a flor de piel, la sacó de su escondite y la desempolvó cuidadosamente con la mano.
Yeonjun bajó del banquito y se sentó en la cama con la caja en mano.
No tenía que abrirla para saber que había dentro. Pero quería.
Tal vez era masoquista de alguna forma, pero solo tenía que comprobar que lo que tenían ahora alguna vez fue como flotar en nubes de algodón de azúcar.
Sacó la tapa y su expresión se suavizó con pesar cuando vio todos los papeles plegados por la mitad, que en realidad eran cartas; o los llaveros de amistad que se rompieron por el uso y fueron guardados en esa caja para preservarlos.
Las fotos... Dios, qué triste era todo.
Después de dar una rápida ojeada a las fotos, tomó el primer pedazo de papel dispuesto a leerlo. No sabía si era suyo o de Soobin, pero lo que era seguro era que no debería leerlo, por su propio bien, cabe aclarar.
Y joder vida, era de él.
"Querido hyung:
Quiero aclarar que es la primera vez que escribo una de estas a pulso en papel. Así que si hago mal algo o no soy tan meloso contigo como siempre te quejas, pues en realidad me da igual. Tú me presionaste a hacer esto.
Aunque, de todas formas lo iba a hacer porque sabes que no puedo decirte que no y además es tu cumpleaños. ¡Sorpresa!
Bueno, ya que tú siempre eres el que se me lanza encima como toda una lapa pegajosa, supongo que es mi turno.
Bueno... Mmm... Te conozco de hace apenas un año, pero te has vuelto insoportablemente infaltable en mi día a día. Gracias por acompañarme siempre y hacerme reír todo el día. Eres un gran amigo, hyung. Y estoy seguro de que este no va a ser el último cumpleaños que pasaremos juntos.
Te quiero, listo. Feliz cumpleaños hyung :) ".
Yeonjun terminó de leer con una sonrisa apenada; había pasado un buen tiempo. Esa carta Soobin se la había escrito para su cumpleaños número 20.
La devolvió a donde estaba y tomó otro pedazo de cartulina, mucho más pequeño.
"Feliz aniversario, amor. Eres lo mejor que me ha pasado en estos dos años que he tenido la dicha de amarte como mi otra mitad. Espero que te guste el regalo ♥".
Yeonjun arrojó con mohín la nota que él mismo escribió tres años atrás. Esa noche le había regalado un jersey de cuadros blancos y negros que el menor simplemente adoró y hasta el momento declara como una de sus prendas favoritas.
Leer todo eso, logró desanimarlo. Cerró la caja de mala gana y se tiró a la cama con un suspiro.
Él no iba a tocar esa caja de nuevo. Claro que no iba a leer cada carta como un idiota masoquista. No lo haría.
+×+
Cuando Soobin regresó tres horas más tarde, estaba de unos ánimos del perro, dispuesto a patear lo primero que se le cruzara y ojalá no fuera Yeonjun.
Los del hospital, lo habían dejado esperando en una sala especial como por dos horas, solo para decirle que debido a la concentración de gente, le darían sus resultados mañana.
Como si su tiempo fuera cualquier cosa. Disgusted.
Su enojo que probablemente sería descargado en el mayor, irónicamente, fue disipado por el mismo.
Con la televisor prendida de fondo y la luz apagada, un bonito pelinegro dormía envuelto en una manta suavecita azul, hecho bolita.
La luz proveniente del televisor alumbraba un poco las facciones del mayor. El volumen se mantenía bajo por lo cual no era perturbador para su sueño.
Ver esa imagen; sus labios abultados, sus mejillas levemente sonrojadas, sus pestañas abundantes y caídas... Lo hicieron sonreír, sí. Pero solo un poco.
Se veía muy tierno, parecía un bebé.
Dejó las llaves encima de la mesa de la cocina y se acercó hasta él para luego sentarse a su costado, sin borrar su sonrisa en ningún momento.
A veces extrañaba esos días tranquilos, sin peleas, donde todo era mas simple... No obstante, no volverían.
Giró su cabeza unos milímetros, que le bastaron para darse cuenta.
Sobre la mesita de la sala, una caja azul, su caja azul, que en algún momento dejaron de llenar con memorias y recuerdos físicos, porque ya no era necesario si vivían juntos y estaban acostumbrados a vivir como medias naranjas. Porque no era necesario dar cartas, regalos, flores y chocolates todos los días para saber que se amaban.
Tuvo una reacción parecida a la de Yeonjun cuando la vio, también ahogó un suspiro.
Un suspiro que despertó al mayor.
Soltando soniditos quejumbrosos mientras se removía, se frotó sus ojitos acentuando su puchero aún más. Soobin se incomodó al instante por el hecho de despertarlo, así también como por sus acciones.
Tal vez ir hasta él no había sido una buena idea.
Sus ojitos de abrieron por completo, mirando entrecerrados a Soobin, quien a pesar de las ganas de irse, lo pensó bien y creyó que se vería tonto si huía avergonzado, por lo que no se movió.
--Y-Yo... Lo siento. No quería despertarte.
Yeonjun aún parecía tener sueño, se incorporó en el sofá y fijó su vista en la caja. Era obvio que Soobin no se la había perdido tampoco.
No quería quedar como un aferrado obsesivo, pero la verdad, todo lo que leyó y vio minutos antes, le había hecho cuestionarse de si en verdad no había sido todo su culpa, si en verdad él habia puesto de su parte como creía.
Tal vez era ese el problema, él. Y el dolor que le provocó ese pensamiento, lo hizo hablar.
--Soobin... --musitó con voz rasposa aún viendo esa desgastada caja.
--¿Sí? --dijo suavemente haciendo lo mismo.
--Cuando te vayas, ¿quién va a quedarse con la caja?
Y esa pregunta se sintió mal por alguna razón para Soobin.
--Yo... No lo sé.
Yeonjun esa tarde, mientras leía, se había sentido tan insuficiente, tan poca cosa, tan reemplazable... La única persona que creyó jamás la dejaría por ningún motivo y en ninguna circunstancia, ya lo había abandonado, solo que no físicamente. Bueno, el quedarse ni siquiera era su elección tampoco.
Nunca nadie se quedaba. Creía que Soobin sería diferente, pero todos terminaban por dejarlo solo: su padre, sus amigos de la escuela, de la universidad y su supuesta otra mitad, su mitad rota, su... ahora nada.
Solo quería escuharlo, aunque fuera mentira. Él sabía que Soobin le mentiría de ser necesario.
Yeonjun trago duró, sin embargo, el nudo en su garganta permaneció. Y en serio se esforzó por no dejar que ni una sola lágrima se forme en sus decaídos ojos. Eso sería aún más lamentable.
--Soobin... --El aludido esta vez se giró para verlo directamente. Pasaron unos segundos en los que el pelinegro se debatió entre hablar o no, pero él tenía que oírlo. Sentirse un poco mejor aunque fuese un engaño --Tú... ¿Tú crees que- que soy suficiente? --susurró tembloroso.
Soobin no sabía si había oído correctamente.
El tan confiado Choi Yeonjun, estaba preguntándole si era suficiente. ¿En qué sentido? ¿A qué se refería?
La expresión triste de Yeonjun, le hizo entender un poco mejor el porqué de su pregunta.
--¿A qué te refieres, Junnie? --preguntó con dulzura colocando su mano encima de su muslo.
Yeonjun volvió a tragar duro, negándose a ver a Soobin.
--Es solo... --Calló dos segundos, mordiéndose el labio inferior ansiosamente --Creo que soy un perdedor. Ya sabes --bufó una risa.
¿Yeonjun creía que no era suficiente? ¿Como él podia decir eso si era un ángel?
Ángel que traicionaste.
--¿Cómo puedes dudar de ti? --Soobin ya estaba ofendido para este punto.
Yeonjun era grandioso en millones de sentidos. Por eso fueron amigos, por eso se enamoró.
--No digo eso... Solo... --Aspiró con fuerza para no derramar ni una lágrima, que desgraciadamente ya se habían formado en sus ojos --No me siento así.
Yeonjun se estremeció cuando sintió unos dedos fríos en sus mejillas, la presión en ellas logrando hacer que una lágrima escapara de sus oscuros ojos.
Soobin lo estaba mirando fijamente a los ojos con el ceño imperceptiblemente fruncido.
--Yeonjun escúchame bien, ¿sí? Tú eres más que suficiente para cualquiera. ¿Lo entiendes? Eres maravilloso. Así que deja de decir estupideces... Claro, c-claro que eres suficiente, bebé. Eso jamás lo dudes.
Y eso solo lo hizo sentir peor en realidad.
Su tacto, sus mentiras, su apego...
Se levantó del sofá en un movimiento brusco, dándole la espalda.
Respira Yeonjun, respira.
--Yo... Tengo sueño. Iré a dormir --Apenas pudo decir para huir a la habitación, dejando a un Soobin desenfocado y congelado.
¿Qué mierda había hecho? ¿De donde sacó las agallas después de todo lo que hizo?
Dos minutos después, estaba levantándose con la caja en mano dispuesto a guardarla en un mejor lugar.
No entraría a la habitación hasta que Yeonjun se quedara dormido.
Era mejor ignorar lo que había pasado, lo que mejor sabían hacer.
Nota: Si no te lo han dicho hoy: Eres increíble y muy especial, nunca cambies ♥
STREAM 0X1= LOVESONG
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