7

Habían sido cuatro días tensos, incómodos y largos, pero miremos el lado bueno; sí había internet esta vez.

Tal vez en esos días intercambiaron 20 palabras contadas, pero hey, que por lo menos no hubieron líos.

Se sentía raro el volverle a hablar, pero tenía que. El cumpleaños de su madre era en unas horas, y ellos debían estar ahí, claro que sí, aunque fuese por una jodida pantalla.

Yeonjun se había recostado en el sofá para ver vídeos tranquilamente, pero la alarma en su celular le hizo recuerdo que tenían poco tiempo para alistarse. Se levantó con flojera a buscar a Soobin, a quien no había visto desde el desayuno.

La puerta de la habitación había estado cerrada todo el tiempo, pensó que Soobin probablemente estaría dormido, sin embargo, cuando la abrió, no pudo evitar sorprenderse un poco con la imagen de un Soobin (muy bien dotado) recién salido de la ducha, casi desnudo, solo con una toalla blanca envuelta a su pequeña cintura cubriendo lo que quedaba a la imaginación.

Sus abdominales marcados, producto del gimnasio, su cabello mojado, su piel tersa, la "v"... Pero que buen espectáculo; y por supuesto que Yeonjun no se lo perdió, escaneándolo desde la punta del pie hasta el último cabello.

Ese cuerpo que alguna vez fue suyo. Solo suyo, hasta que un idiota pelirojo... ¡Ugh!

Tragó duro antes de obligarse a voltear a otro lado.

Soobin formó una sonrisa torcida.

--No es nada que no hayas visto o tocado antes --dijo con tono retador al mismo tiempo que caminaba hacia la cama para quitarse la toalla y tomar sus boxers negros del closet --. Límpiate la baba, cariño --dijo con sorna.

Era un idiota. Solo hablarle para burlarse.

Yeonjun no iba a caer en su provocación, así que ni se molestó en verlo por más que la tentación lo estuviese matando.

Podía desagradarle mucho ahora, pero desde tiempos inmemorables el cuerpo de Soobin lo volvía loco. Y no quería exponerse a sí mismo.

--Exacto, no es nada nuevo, nada impresionante --bufó, dicho esto, soltó una risita sarcástica --. De hecho hasta se nota el efecto de la cuarentena --Obviamente mintió, pero oh, como amaba molestar a Soobin; su mirada ofendida solo mejoró su humor--. Bájale a tu ego, cariño --repitió burlón --. Vine para recordarte lo de mi madre.

Soobin ya se había puesto los pantalones, así que Yeonjun se permitió ver, completamente desinteresado.

--Verdad --dijo en un suspiro.

--Alístate presentable. Sabes que mi mamá ama las formalidades estúpidas. Oh, y ten lista tu mejor sonrisa merecedora de un Oscar porque van a ser dos horas de parloteo.

--Tu tía Sienna tan linda como siempre --dijo sarcástico poniéndose la camisa. Fuera bueno que algunas personas vinieran con silenciadores.

--Sales en par de horas --contestó frío para después desaparecer por la puerta con un portazo.

+×+

Exactamente tres horas después, Soobin y Yeonjun, vestidos semi informalmente, estaban a segundos de entrar a la sala de zoom. La laptop apoyada en la mesa de la cocina/bar.

--Tengo que usar jodidas camisas hasta en mi propia casa --se quejó Soobin jalándose del cuello la camisa.

--Cállate y sonríe.

Yeonjun hizo click en "Unirme a la reunion", segundos después siendo admitidos en la sala.

Tíos, tías, primos, su madre...

Todos curiosos, listos para un interrogatorio.

Sería una jornada larga.

+×+

Aproximadamente 2 horas después de anécdotas, malos chistes y el feliz cumpleaños. Los invitados empezaron a abandonar la reunión. Y para ellos era un alivio, porque no era que no disfrutaran de la compañía en pantalla. No, ellos independiente de lo que pasó, amaban a cada uno de los presentes en la reunión. Lo que no disfrutaban eran las mentiras descaradas y el tener que fingir que ellos ya no...

Yeonjun se sentía casi feliz de presionar "Salirme de la reunión", pero su madre, quien lo extrañaba demasiado y no lo veía hace muchísimo tiempo, obviamente no dejaría que se vayan sin más, quería hablar con su yerno y su amado único hijo.

--Junnie, Binnie. Quédense un ratito. No he hablado con ustedes hace mucho. Quédense, mis amores. Vamos a conversar un ratito.

Demonios.

Soobin y Yeonjun compartieron una mirada clara: "NO". Era bueno que con el pasar de los años, no necesitaran de palabras para comunicarse.

--Mami, nos encantaría, pero Soobin y yo tenemos mucho trabajo que-

No, conociendo a la señora Choi... Oh, claro que no.

--Vamos, cariño --insistió --. Solo diez minutos para que me cuenten cómo han estado, ¿sí?

--Mamá, te amo. Pero de verdad tenem-

--Es mi cumpleaños.

--Mama lo sé, pero yo-

--Es mi deseo.

--Per-

--DIEZ MINUTOS DIJE --Cuando combinaba ese tonito con la sonrisa que estaba esbozando...

Eso era una clara orden.

Yeonjun elevó sus manos rendido a la par que fruncía los labios.

--Bien, quince minutos.

Soobin no se movió ni un poco.

--Gracias, mis amores. Los extraño mucho --dijo con cariño --. ¿Cómo les ha ido? Me gustaría ir a visitarlos luego...

--Mejor no mamá, la situación es delicada. Seamos responsables, ¿sí?

--¿Merezco un hijo tan considerado? Ay mi Junnie... --Sonrió con ternura

Yeonjun sonrió junto a ella al ver la sonrisa de su madre, extrañaba verla de más cerca, pero la situación era una mierda que no estaba en sus manos. Debía respetarlo, aceptarlo y saber esperar.

--¿Y Soobinnie? --lo llamó. Soobin se había distraído perdiéndose en un punto fijo del refrigerador. Cuando la señora lo llamó, devolvió su atención al aparato, desconcertado --. ¿Qué pasa cariño? Éstas muy callado.

--No es así, Minyoung --negó con una pequeña sonrisa.

Se emplazó una mueca pensativa en el rostro de la mujer, sumado a un breve silencio.

--Ustedes están raros --Terminó por decir.

Se miraron por un milisegundo antes de que Yeonjun respondiera.

--Solo estamos cansados, ma --excusó con un intento de risita.

--Los estuve viendo durante la reunión y parecían... --Minyoung buscó la palabra adecuada, pero al no decidirse por cual emplear, lo dejó en una perspectiva general --No sé. Raros.

Ambos fruncieron ligeramente el ceño.

--No se estaban arrimando como lapas o dándose besitos o susurrándose cosas como hacen siempre... ¿Pasó algo, mis amores? --preguntó ahora viéndose algo preocupada.

Minyoung era una mujer inteligente que conocía muy bien a esos dos. Había algo raro ahí.

Yeonjun intentó reír y Soobin pudo esbozar una sonrisa demasiado apócrifa.

--Estamos muy bien, ma.

Incluso después de esa confirmación, la sospecha en su rostro no se iba.

--En serio, Minyoung. Muy bien --Soobin ensanchó más su falsa sonrisa, mientras rodeaba con un brazo a Yeonjun por los hombros. Su tacto se sentía tan extraño después de tanto...

--No les creo --espetó seria la mujer.

--Mamá... --Yeonjun ya sonaba cansado.

--A ver, besito entonces.

Por Dios, qué mujer.

--Estamos cansados mamá. Es eso --De verdad esperaba que se lo creyera y los dejara ir.

--Entonces sí pasó algo.

Las madres tienen un tercer ojo definitivamente.

Yeonjun se cohibió al ver a Soobin también se veía incómodo.

Yeonjun subió su mirada apenada hacia él.

Una mirada, solo eso les bastó para entenderse.

Yeonjun acercó sus manos lentamente, acunó su suave rostro entre sus manos y se quedó observando sus labios unos cuantos segundos.

--Lo siento --susurró solo para que Soobin escuchara. Y lo besó.

Un beso corto, tranquilo. Sus labios danzaron con parsimonia un momento por la respuesta floja de Soobin.

¿Un contacto tan simple podía quemar tanto?

Como drogarse: Un adicto consciente de que es una mierda.

Un beso, un mínimo contacto de labios después de seis largos meses.

Cuando el beso término, Yeonjun se separó lentamente de Soobin, sus ojos encontrándose con intensidad un segundo antes de separarse por completo, las manos de Yeonjun abandonando su rostro.

Habían sido meses desde un contacto así.

Dios, era extraño.

--¡Esos son mis bebés melosos! --Aplaudió con emoción -- ¡Que preciosidad! Me habían asustado, niños malos...

Otras sonrisas forzadas. Mucho más difíciles de mantener ahora.

--¡Ay mis niños! ¡Me emociona mucho verlos tan felices como siempre!

Si supiera señora...

--A ver muéstrenme sus anillos --dijo con ilusión juntando sus palmas.

Cualquier cosa... Podía haber dicho cualquier cosa menos eso.

Soobin frunció el entrecejo confundido, ¿qué anillos? Cuando se giró a ver a Yeonjun, en vez de ver una reacción parecida a la suya como esperaba, vio su mandíbula tensa, párpados caídos y una mirada apagada y baja.

Pasaron dos latidos.

--Pero si me dijiste a inicios de año se los- --Ella misma decidió callar.

¿Habría arruinado la sopresa? ¿Cómo no los tenían aún, si Yeonjun le comentó que los mandó a hacer hace meses? Se supone que debería haberlos recogido hace mucho.

Tal vez estaba guardándolos para su cumpleaños o una fecha especial.

Era mejor no decir nada más. La sorpresa de la que su hijo le habló con tanta ilusión, no podía irse al demonio por sus comentarios inoportunos.

--¿Qué anillos? --inquirió Soobin ceñudo mirando entre ambos.

--Oh, nada cariño --Hay gente que no sabe disimular y otra que solo... Bueno.

Yeonjun se tensó más si eso era posible.

--Ehh... Niños, tengo... Tengo que irme. Creo que están llamando a la puerta --se excusó torpemente.

Claro, considerando que se puede salir...

--Me voy, pequeños. Los extraño y amé verlos hoy. Gracias por estar conmigo. Te llamaré pronto, Junnie. Hablamos, amores --se despidió dando por terminada la llamada.

Segundos después, Yeonjun cerró la laptop lento y delicadamente. Se levantó en silencio con la intención de irse, pero la voz de Soobin a sus espaldas, lo retuvo.

--¿De qué hablaba tu madre, Yeonjun? --Joder esa voz fría.

Soobin vió a Yeonjun enderezarse más.

--Nada --tajó.

--¿Vas a hacer que llame a tu madre yo mismo?

Soobin y su curiosidad de niño se podían ir a la-

--Yeonjun.

Él sabía que no se detendría hasta saberlo. Se giró sobre sus talones, resoplando molesto.

--Eres un jodido entrometido --bramó encontrando su mirada.

--Sí, lo que sea. ¿Qué es?

Yeonjun resopló antes de responder. Admitir eso iba a ser tan patético...

--Solo son estúpidos anillos y ya --Le rehuyó la mirada --. Es... --Silencio. Patético --Hace meses mandé a hacer unos anillos, solo... Solo eso.

Él no tenía que saber los detalles importantes, como que le habían costado un año de salario, eran de un especial oro blanco o que tenía la fecha 04/03/11 grácilmente grabada en ellos.

Tampoco, y mucho menos, tenía que saber que había mandado a hacer un tercer aro, uno mucho más importante, más significativo.

Mierda.

Soobin entendió con su expresión apagada, que Yeonjun no quería hablar del tema. Ya no iba a insistir más porque hasta para él resultaba incómodo; creyó que se iría a la habitación, pero en su lugar habló.

--Yo... No pude recogerlos antes por estar tan metido en el trabajo y luego... Bueno.

Luego todo se fue a la mierda.

--Y-ya los pagué y yo... --Unos nervios nuevos le picaban el cuerpo, en especial la garganta --Apenas los tenga en mi poder, te daré el tuyo.

Y entonces recordó lo de la hamburguesa y no pudo evitar sentirse culpable.

--Yeon, tú no tienes que-

--Soobin, solo... Acéptalo, ¿sí? Como un último regalo --Seguía viendo hacia abajo.

Asintió tragando duro, sintiendo inmediatamente la presencia de quien solía amar con locura, pasar por su lado, para luego ser pobremente consciente de que estaba solo.

♪ I'm so sick of lying








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