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El timbre sonó veinte minutos después y para ese entonces, Soobin y Yeonjun estaban cada uno en su celular en una esquina del sillón de la sala.

Yeonjun se levantó de un brinco a abrirle la puerta al invitado. Soobin intentó no ver, forzándose a encontrar interés en posts de personas que ni conocía. La curiosidad tal vez le ganó la batalla, porque le pareció ver con su vista periférica como el invitado se colgaba del cuello del pelinegro en una abrazo, también le pareció ver un pico en los labios, pero solo le había parecido, porque giró la cabeza al momento de ver en aquel segundo en el que el castaño puso sus labios sobre los de él.

De pronto quiso echarlo a patadas, pero eso sería estúpido cuando él mismo dijo que no habría problema.

Demonios, tenía que saludar y demostrar que tenía modales; hipócritas, pero los tenía. Dentro de su cabecita era otra cosa.

Se levantó del sillón y se acercó a paso lento hacia el par, quienes lo miraban expectante.

--Hola --Soobin extendió su mano con una sonrisa superficialmente amable.

HueningKai esbozó una sonrisita incómoda y miró a Yeonjun un microsegundo antes de estrechar su mano y agrandar su sonrisa para el más alto.

--¿Eres Soobin? --Sacudió la mano.

--Sí...

--El novio de Yeonjunnie, ¿verdad?

Por alguna razón no le gusto oír ese apodo con su voz, era extraño. Soobin debió decir que no, pero algo arañando dentro de él, no se lo permitió.

--Sí.

Ni se molestó en reparar en la reacción de Yeonjun, solo supo que este no dijo nada.

--Siéntete como en casa --Torció su sonrisa para luego irse de nuevo al mismo lugar de la sala a checar su celular.

Y por más que intentó concentrarse en el aparto en su mano, la conversación que estaba oyendo seguía desviando su atención a ellos.

Yeonjun le había preguntado si tenía hambre, HueningKai dijo que sí y ahora estaban comiendo y hablando sobre el castaño, sobre su vida en América y sobre el porqué de su repentina visita a Corea.

--Tenía vacaciones y ya sabes... --Por dios, el tono sugestivo que usó hasta incomodó al propio Yeonjun --Quería visitar a un amigo...

Soobin se sentía incómodo, tal vez debería ir a la habitación y encerrarse, pero prefirió no hacerlo, porque conociéndose, seguiría parando la oreja incluso en la otra habitación.

--¿Dónde puedo dejar mi maleta?

--En la habitación --Ambos se levantaron para ir a la habitación, la pesada mirada del más alto siguiéndolos con disimulo.

Soobin quería irse de ahí, era ridículo. Pero habían marcado en la libreta de registro de víveres que no faltaba nada, y si salía, los policías iban a bombardearlo de preguntas.

Entonces recordó que puso que el papel higiénico se les acabaría pronto. Lo decidió, saldría con esa excusa un momento.

Los otros dos estaban charlando muy animadamente de pie en su habitación.

--Yeonjun --llamó y dos pares de ojos le prestaron atención --. Iré a comprar papel, ya vuelvo.

--¿Se acabó tan rápido? Pero sí había...

Los rollos faltantes los escondió en el gabinete; pensar en ello le daba ganas de reírse, era patético. Parecía un niño inmaduro.

--Ya no hay --dijo áspero.

--Bueno, compra entonces --dijo con simpleza. Soobin no agregó una palabra más, tomó sus llaves de la mesa y salió cerrando la puerta un poquito fuerte.

--¿Qué tan lejos está el supermercado más cercano? --preguntó Kai apenas Soobin se fue.

--A unas seis cuadras, ¿por?

Una sonrisa perversa y juguetona se emplazó en el rostro del castaño.

Soobin se esmeró en caminar exageradamente lento para alargar todo lo que pudo ese momento de libertad. Una vez ya en la tienda, se paseó varias vueltas, unas quince tal vez con tal de no llegar a casa pronto.

Por él quedarse ahí el resto de la tarde, pero el policía en la entrada lo sacaría en cualquier momento.

Todo apestaba.

Al final, Soobin tuvo que volver a casa, demorándose lo más que pudo.

Subió las gradas hasta el séptimo piso porque tomar el ascensor era demasiado rápido. Había dejado la puerta sin seguro así que solo empujó, dejando en el suelo cuidadosamente el papel y levantando la vista.

Se congeló por un momento, como si la presión se le bajara en un segundo. Salió del departamento casi trotando, bajó las gradas de los siete pisos con avidez y se sentó en las gradas del recibidor del edificio, apoyándose en su barbilla, con la respiración de pronto agitada.

Le pesaba algo y hacía frío.

+×+

Cuando Soobin se fue, HueningKai, después de asegurarse de que tal vez se tomaría su tiempo, decidió actuar.

Le tenía unas ganas insanas al mayor desde que lo conoció por línea y sabía que era probablemente de la misma manera recíproca. Si al dueño le daba igual que estuviera en una relación para hacer lo que hacían por mensaje, entonces a él también.

Le gustaba y no iba a ocultarlo.

HueningKai acunó el rostro del mayor con una mano, acariciando suavemente mirando a sus labios.

Yeonjun cerró los ojos ante el toque, pero los abrió cuando de repente la misma mano bajó lentamente hasta el abdomen. Yeonjun deteniéndola con la suya propia.

--¿Qué estás haciendo?

Antes de responder, colocó el indice de su otra mano sobre sus labios, como pidiendo que se callara.

--Vamos, hyung --alentó bajito observando con picardía --. Sé que también quieres --La mano que descansaba en su abdomen pasó a jalar de él desde la estrecha cadera.

--Huening... --Usó tono reprendedor.

--¿Acaso ya te olvidaste de todo lo que me decías? --Hundió su cara en el espacio libre de su cuello. Yeonjun se sintió avergonzado al recordar sus propias palabras y pensamientos. En su defensa, había estado en abstinencia tanto tiempo que incluso una velita lo ponía caliente.

--Soobin volverá en cualquier momento --Era su última excusa para hacerlo entrar en razón, su cerebro ya no ejercía su correcta función desde que el menor generaba fricción abajo.

--Será rápido, lo prometo --dijo casi desesperado arrodillándose frente a él.

Una ola de alerta recurrió su cuerpo. ¿Y qué si Soobin llegaba? Ya no estaría engañando a nadie, pero de todas formas se sentía incorrecto. Iba a ser una gran falta de respeto, sin embargo, ese sentimiento de equivocación solo lograba endurecerlo más.

Hueningkai dio un apretón mientras sonreía con diversión al ver al mayor retorcerse por el sufrimiento del juego previo.

--Si vas a hacerlo, hazlo --gruñó irritado después de varias caricias estimuladoras más.

El castaño ensanchó su sonrisa mientras desabrochaba el pantalón y lo bajaba junto a la ropa interior.

Se sorprendió por su tamaño, luego tomándolo con firmeza entre sus manos sacándole un jadeo al mayor.

--En persona se ve mucho mejor --comentó en un susurró antes de envolverlo con su boca.

Y por dios, uno con la cabeza caliente no piensa, y si lo hace, no lo hace bien jamás.

El castaño impuso un ritmo que con el tiempo al pelinegro dejó de satisfacerlo, por lo que tomó las hebras del menor e impuso un ritmo más rápido y constante. Tiró su cabeza hacia atrás respirando con dificultad.

Dentro de él sabía que estaba mal, era irrespetuoso para su ex pareja, y algo aparte de eso, le seguía diciendo que era incorrecto, sin embargo, el estímulo se sentía bien. Si Soobin no veía entonces no habría problema, ¿verdad?

+×+

Minutos después, Soobin volvió al departamento, apenas volvió encontrándose con el sonido del portazo de la puerta del baño y Kai sentado en el borde de su cama y limpiándose la comisura de la boca con su antebrazo con una sonrisa cínica.

--Llegaste justo a tiempo, Soobin --Se pusó de pie

--¿A tiempo para qué? ——La voz áspera reteniendo algo.

--Cenar, obviamente --Sonrió con inocencia --Junnie y yo preparamos la cena, es muuy bueno, ¿no?

Soobin no respondió ni siquiera con un gesto al comentario, se acercó a su armario y se cambió a ropa de casa con la mirada de Kai encima.

--Sirve entonces, por favor --dijo tranquilo y amable mientras se subía el pantalón.

La cena fue mortalmente incómoda para los tres, es por eso que Soobin engulló todo como una boa y se largó a su habitación cuanto antes, para jugar jueguitos en su celular.

Yeonjun se le unió a la cama dos horas después de estar en la sala conversando con el castaño.

Soobin no tenía que imaginarse mucho para saber que les tomó tanto tiempo, aunque en realidad solo habían hablado.

A la mañana siguiente, Kai alistó su maleta para irse de vuelta al aeropuerto. Solo lo habían dejado abandonar el aeropuerto después de que en su prueba molecular saliera negativo, no obstante, según las nuevas normas, él debía irse, pues Corea no estaba recibiendo visitantes.

Ya en la puerta, el castaño sonrió al mayor y apretó su mano cariñosamente.

--Gracias por recibirme --Luego volvió su vista al más alto --. Vendré de visita apenas la cuarentena termine --Eso a Soobin le pareció una amenaza.

--¡Sí! Muy bien... ¡Se te hace tarde! ¡Adiós Huening! --Prácticamente lo arreó fuera, cerrando la puerta de un portazo. Su sonrisa falsa desapareció y ni siquiera se molestó en ver a Yeonjun, solo fue hasta su habitación con mala cara a encerrarse ahí, dejando al mayor consternado.

El resto del día, literalmente no se dirigieron ni siquiera una mirada, mucho menos una palabra. Desde la llegada de Huening todo era 10 veces más incómodo.

Así pasaron los demás días, apenas hablándose para avisar del almuerzo listo o cena lista, preguntar por las compras, etc. Los dos tenían trabajo igual, así que no tenían toda la tarde libre.

--Yeonjun --llamó mientras almorzaban en silencio, él otro prestaba atención --. Iré a ver a un abogado esta semana --avisó.

Yeonjun soltó su cubierto provocando un ruido molesto de metal contra la cerámica.

--¿Que? Pero dijiste que-

--Dije muchas cosas, sí. Pero lo pensé bien y sinceramente no tengo suficientes acciones.

--Dijiste que podíamos esperar a fin de mes --dijo frustrado --. Por lo menos espera a que me paguen este mes para asegurar el alquiler. Tú vivirás aquí hasta entonces.

--Ya hablé con él, Yeonjun. No tengo porque ser condescendiente contigo --La frialdad con la que dijo eso hasta impresionó al mismo Soobin.

Yeonjun suspiró un poco molesto sabiendo que no lograría convencer a Soobin. Él era malditamente terco.

--Bien, entonces yo llamaré al mío.

--Ok --Se levantó y se fue a la habitación dejando su plato vacío sobre la mesa.

Soobin de verdad, de verdad no quería tener que hablarle innecesariamente al mayor si no tuviera que. Sin embargo, esos planes se vieron arruinados cuando tres días después, mientras él respondía mensajes en el sofá y Yeonjun estaba en la habitación, cortaron la luz en la noche, dejando la casa a oscuras.

Soobin había sido notificado tardíamente por medio de un mensaje de la compañía de luz, que su distrito sería privado de luz por dos días.

Yeonjun salió a la sala con con la linterna de su celular prendida en mano, un poco desconcertado, alumbrando al rostro de Soobin.

Y en ese entonces, volvieron a verse a los ojos.

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