♪ Un paso al frente y dos atrás ♪
Definitivamente, parecía una escena muy cómica la que estaba aconteciendo.
¿Contexto?
Desconocido:
¿Dónde estás? Ya salí de clases.
Yeonjun:
¿Quién eres?
Desconocido:
¿No me registraste?
Soy Soobin. Literalmente te di mi número hace un tiempo para comunicarnos con las tutorías.
Yeonjun:
Ah
Cierto que también tuve que darte el mío para que me molestaras en todo momento, ja.
Estoy en el salón B-7 del segundo piso.
Mocoso Bin:
...No me molestaré siquiera en
¿Sabes qué? Ya voy. Nos vamos de ahí a las mesas de afuera.
Soobin guardó su celular y emprendió rumbo al segundo piso, gastar tiempo en redactar más palabras era absurdo y un desproposito. Consiguió el salón B-7 luego de subir las escaleras y, en efecto, dio con el aburrido peliazul que escuchaba música por las cornetas de su flip phone. Realmente considera que aquel dispositivo era algo viejo, pero no haría comentario para ahorrarse un mal rato.
––Vamonos.
––¿Ahora planeas escoltarme después de clases para que no llegue tarde? – Yeonjun se mofa, a pesar de que toma sus cosas para salir junto al despreocupado menor.
––Si no lo hacía quizás y te quedabas escuchando música en esa cosa.
––Idiota.
Soobin se encogió de hombros sin prestar atención al insulto y tomaron juntos el camino a la cafetería, saliendo al patio con mesas y buscando una zona tranquila, libre de ruido o factores que perturben su espacio de estudio. Dejaron sus mochilas en la superficie de madera y se instalaron para iniciar su rutinaria sesión.
Soobin, a menos de la mitad de la tutoría, extrajo de su bolso una bolsa con dos manzanas, cuatro barras de cereal y tres envases de yogurt.
¿Para qué tantas porciones? Se preguntarán.
Porque Soobin no quería ser nada obvio, y si todo era parejo, su astuto y molesto tutor se daría cuenta de su propósito secreto.
––¿Por qué diablos estás sacando toda esa comida de repente? – el mayor precisamente pausó sus apuntes para observar las acciones del azabache, con algo de confusión.
–Tengo hambre, es temprano.
Yeon elevó sus cejas al realizar el conteo.
––¿Comes por dos o... Tres?
––Sunoo iba a comer conmigo, pero se ocupó con unas cosas y creo que no nos veremos hoy –– se limita a persuadir, dando una mordida a la fruta que seleccionó para luego centrarse en lo suyo. A los cinco minutos de mantenerse pensativo, finalmente halló la forma perfecta de cumplir su objetivo inicial, pues Yeonjun veía de reojo la comida, por más que era discreto. Dio un suave chasquido con su lengua y señaló los alimentos ––. Maldición, si quieres algo sólo tómalo, no tengo ningún problema.
Yeonjun se sintió indignado y apenado por quedar atrapado, dándole una expresión irritada al chico.
––No quiero nada, estúpido.
Pero Yeon siguió viendo la bolsa transparente por tres minutos más, y Soo estaba obstinado por su indecisión a simplemente actuar.
––Bien, comete esto –– le pasó por sobre la mesa aquella bolsa, deslizándola como si nada, pero con una expresión templada ––. No vayas a negarte porque igual todo se va a dañar en lo que salgo de clases, y no comeré nada más.
De hecho, Soobin ni hambre tenía, usualmente no era alguien de mucho apetito por las mañanas, sencillamente quiso que el tonto de Yeonjun comiera, y claro que, si se lo daba de buenas a primeras, éste lo rechazaría. Se estaba tratando de mantener pasivo para no generarle sospechas.
Hubo una breve y graciosa lucha de miradas: Yeonjun con esa mueca odiosa y Soobin aguantando un tic en su ojo derecho.
El estudiante de segundo se rindió y aceptó, pero no dejando su recelo de lado. Igual no había desayunado y admite que le rugía el estómago un poco.
Fue como un inmenso "aleluya" para Soobin conseguir su propósito, ¿Por qué lo hizo en primer lugar? Porque no era ciego ni bobo, desde que tiene aquel quejicas de tutor, se percató que casi siempre se saltaba las comidas cuando se lo cruzaba en las horas libres, sumergido en los libros o haciendo cualquier cosa, menos lo principal.
Yeonjun quedó satisfecho con lo que degustó junto al menor, medio extrañado porque el chico no tocó nada más. Por esto, en el almuerzo le regaló su sandwich a Beom, porque prefirió tomarse sólo un jugo.
––¡Oh, comida gratis! –– Beomgyu no demoró en tomarlo y sacarlo de la envoltura con una sonrisa, dándole una mordida inmediata, él sí era alguien con bastante apetito. Sin embargo, volteó hacia su mayor con algo de pena, hablando con la boca llena: –– Lo siento, ¿Seguro no quieres, hyung?
Yeonjun sonrió un poco, revolviendo el cabello del castaño sin mucha fuerza.
––Me lleno viéndote comer. Ya yo comí más temprano, Beom.
Gyu sonrió felizmente y continuó su comida como un niño hambriento. Ser estudiante le consume todas sus energías, siempre tenía que estar comiendo algo o tomando siestas esporádicas.
Mientras, Soobin estuvo recordando el suceso de la mañana durante su última clase del día, le era inevitable no llenarse de interrogantes cuando al peliazul respecta.
¿Comería en el almuerzo? ¿Debió de darle otra cosa? Él no se considera nada afín con la cocina, apenas prepara cosas como ramen, sándwich y comida demasiado básica, e incluso a veces hasta comete una torpeza en la preparación de estos. No cocinaba para nadie, lo hace por obligación -para alimentarse a sí mismo-, al menos cuando su madre no lo consiente.
Al sonar la campana que dio por finalizada la clase, Lia y Sunoo toman asiento al posicionarse cada uno a un costado de Soobin, derecha e izquierda, volteando hacia éste mientras esperan a que guarde sus cosas. Era uno de esos salones inmensos con largas filas de asientos de madera pulida con amplios mesones que se extienden en hileras, así que estaban bastante cómodos en sus puestos.
––¿Hoy están libres? –– pregunta la única chica, sonriente y expectante.
El de lentes le corresponde, señalando a su amigo.
––En realidad, habíamos acordado en salir con el amigo de Soobin hyung.
––Cierto, te íbamos a invitar –– Soo completa la propuesta, saliendo de sus cavilaciones mentales para concentrarse en lo que sucede en sus narices. Había estado anticipando la salida desde temprano ––, si no tenías nada que hacer, obviamente.
––Tengo sólo un formulario y debo practicar para una audición deportiva, pero estoy libre –– alarga las palabras como si lo estuviese meditando, en tono gracioso ––. Me encantaría conocer al tal Jay del que siempre te quejas.
––Seguro les cae bien, es muy sociable y hablador –– informa complacido, incorporándose finalmente junto a sus amigos para salir del aula juntos. Caminando por el pasillo repleto de estudiantes, retoma la charla, apenado por haberla interrumpido ––. ¿De qué es tu audición?
––Cheerleader, sé que suena cliché –– da una risita aireada––, pero me gusta la gimnasia y es la única actividad similar en todo el campus.
––Suena genial, Lia.
––Te apoyaremos, haré camisas bonitas con tu color favorito.
La muchacha los observa con aprecio, esos dos chicos eran muy amables y respetuosos con ella. En lo que llevan de amistad, aunque sean pocas semanas, consiguieron congeniar muy bien y formarse como un grupo de estudios que fue más allá, llegando a crear una amistad bonita de la cual está agradecida.
No se contuvo del ataque de ternura para jalar las mejillas del de lentes que se ríe sonrojado por su acción.
––¡Eres adorable, Sunsun! Hazme esas camisas y con gusto las vuelvo mi prenda favorita.
Soobin los detalla con una risa también, contagiado por la atmosfera jovial, sacándolos de su burbuja para irse a la siguiente clase que comparten, afortunadamente. Conocía a varios alumnos ya y tenía un circulo social variado, incluso para ser alguien de primero que acaba de empezar hace poco el ciclo, pero aquellos dos que le acompañan eran los que más cercanos se hicieron a él.
Eso los lleva a reunirse en el centro comercial para conocer a Jay Park, famoso amigo de Soobin, puesto que el chico lo suele mencionar bastante, y ante su propuesta para presentarlos, el estudiante de ingeniería accedió al encuentro.
Jay llegó puntual y saludó a su amigo antes de presentarse ante los otros dos, quienes le sonrieron educados. Le causó gracia que la chica tuviese la confianza para preguntarle si era modelo o trainee por su aspecto pulcro, adinerado y atractivo, ya mucha veces le habían preguntado lo mismo y negaba como ahora, sintiéndose halagado.
Se la pasaron andando por los pisos y comiendo helado, era una tarde agradable para despejarse de sus obligaciones como universitarios. Intercambiaron varias charlas sobre las clases, sus carreras, un poco de sus vidas y hobbies. Algo normal para conocerse, lo usual.
Ahora Soo y Jay esperaban en una banca sentados a que Lia y Sunoo salieran de los baños, había una pequeña fila formada.
––Me agradan tus amigos, es bueno que tengas compañeros así para soportar la terrible vida universitaria.
––También tienes amigos en tu universidad.
El rubio torció el gesto en una mueca fastidiada, sin ánimo, en lo que se recostaba más en la banca y reposaba su brazo extendido en el reposador de atrás.
––Pero me haces falta, no quería estar ahí.
Choi lo comprendía perfectamente, trató de darle apoyo con su sonrisa y un empujón amistoso.
––Yo también te extraño, pero al menos podemos vernos y pasar el rato.
Ambos comparten esa aura por unos segundos, hasta que el observador de Park no lo soportó:
––Suéltalo –– chasquea con su lengua, manteniendo su postura despreocupada. Si bien no es que sea muy intuitivo, conoce demasiado bien al pelinegro como para no adivinar tras sus diversas -aunque muy disimuladas- expresiones ––. Tienes cara de que algo te taladra el cerebro.
––Choi Yeonjun.
Wow, ni siquiera titubeó. A eso le le llama estar sobrecargado con algo perturbante, señores.
––¿Qué hizo ahora? Creí que todo quedó en los idiotas que que se mearon encima luego de que los chantajeases.
Soobin inhaló una boconada y se acomodó en su puesto, necesitaba sacarlo de encima. Estuvo cinco minutos enteros relatando un discurso sobre lo terco e irresponsable que es Yeonjun con su salud. Expuso tantas cosas que el pobre Jay estaba mareado, seguía asombrado por lo enfrascado y fogoso que actuaba su amigo cada que tocaban el tema del polémico peliazul, a quien es casi un desconocido por el poco tiempo de conocidos entre esos dos.
––Es un melindroso, se parece a mi primo Mingyu y él tiene seis años, seis.
––Seis y medio, y si te oye te va a golpear la pantorrilla –– corrige con el dedo índice apuntándole. Bin rodó sus ojos y le apartó de un manotazo, se contiene de reírse por la actitud palpablemente cambiante de éste al charlarle sobre su tutor ––. Quieres decir que te preocupa que no se alimente adecuadamente y estás haciendo el papel de niñero, de nuevo.
––No tan así...
––Sólo te falta darle un bento como las chicas en los animes, amigo.
Olvidaba que le estaba confiando aquello a Park-bromitas-y-poco-serio-Jay.
––A veces eres mi peor enemigo, te juro –– masculla entre dientes, posteriormente soltando el aire ––. Sólo quiero que no sea tan descuidado, la vida de estudiante no es sencilla, está descuidándose.
––No puedes obligarlo, Bin –– opina de la manera más transparente, y coherente, posible––. Siempre eres lo más similar a un ángel con los demás, pero recuerda que tratas con alguien difícil de llevar. Debe tener familia y amigos que lo joden con ello también, no te enredes tanto con eso.
Soobin sabe que sería fácil simplemente dejarlo por lo sano y hacer caso a la razón, porque Jay tiene un punto válido. Sin embargo, esa espinita que lo mantiene obsesionado al respecto con Choi Yeonjun, hace que ese "fácil" se torne en una mismísima montaña rusa sin retorno, en una cueva fría y oscura de la cuál no sabe adónde lo dirige, o si tenga final alguno siquiera.
Los dos estudiante que esperaban aparecen con una disculpa, se quedaron charlando de igual forma sobre una materia cuando justo salían del baño y por eso se demoraron a reunirse. Fue conveniente para la charla de los otros chicos, así que estos no se quejaron de ninguna manera.
Soo se ofreció de inmediato a llevarlos cuando caminaron hasta su auto, ya era de noche y se habían despedido del rubio porque su novia lo fue a buscar para acompañarlo a su casa, lo que le deja como único conductor.
––Yo te llevo, a ti también, Sunoo.
No hubo ningún refutar. Primero llevaron al chico de lentes, ya que vivía más cerca de la zona, y luego Soobin se detuvo frente a la bonita casa de la simpática chica.
Lia sonrió algo cansada al sacarse el cinturón, tendría muchas labores que hacer ahora.
––Gracias, Bin.
––No duermas muy tarde por el formulario y lo demás –– aconseja con tono ameno, desactivando el seguro de la puerta de ella para que se baje. Le regaló una última sonrisa cuando la misma cerró la puerta y se inclinó a verlo por la ventanilla––. De seguro te irá excelente en tu audición.
––Gracias, otra vez –– concede con otra risita ––. Nos vemos mañana.
Fue imposible para Soobin, durante el camino de regreso, el no pensar que sería menos tedioso si Yeonjun fuese un ser humano más tratable, como el resto de las personas que conoce y con quienes se relaciona.
||||
La puerta se abrió tan deprisa que Yeonjun casi escapa un grito entre palabras nada decentes, su hermana apareciendo con cara quejumbrosa, cabellos alborotados en una coleta descuidada y pijama de tallas más grandes, complementando sus pantuflas de pollito.
Sería adorable, de no ser porque le dio un susto de muerte y porque interrumpió su escrutinio. Tuvo que enderezarse y dejar de verse al espejo del tocador.
––¿Qué haces?
––Carajo, toca antes, noona –– reprocha con un mohín ––. No estaba haciendo nada, pero pudiste encontrarme desnudo o algo.
––Lo siento, estoy menstruando y no sabes lo que eso significa para la vida de una chica –– defiende, esquivándolo para tomar de una de las repisas un paquete de toallitas nocturnas. Se gira justo cuando su hermano menor está tomando sus cosas del tocador. Hasta ahora se fija de las ojeras y la delgadez del más alto, no puede hacerse la ciega ––. Oye, ¿Qué tal va la universidad?
Yeon mordió su labio inferior y prosiguió con lo suyo, sin verla.
––Todo bien, el estrés normal de un estudiante.
Seung Yeon lo escaneó de brazos cruzados y con cabeza ladeada. No estaba tan convencida por la falta de comunicación del menor.
––Estás más delgado que el período anterior y luces cansado. No debes descuidarte, Junnie.
Yeon no quiso preocuparla. No considera estar tan delgado, quizás bajo un poquito de peso, pero no estaba mal, ¿Cierto? Tampoco es que tuviese ánimos o apetito alguno. En todo caso, él tampoco es muy abierto o comunicativo con Seung, o con nadie en sí; se tragaba un sin fin de pensamientos y sentimientos, era costumbre. Le gusta mantener todo el tema personal para él mismo.
––No lo hago –– apeló con calma, buscando en su cabeza cualquier cosa que lo zafe del incómodo interrogatorio ––. Hace poco comí en Mc Donald's.
––Ah, ¿Sí? –– enarca una ceja con una sonrisita oculta, su hermanito a veces le resultaba como un gatito arisco, pero tierno –– Solías ir todo el tiempo cuando estábamos en la escuela, hasta que empezaste a rechazar mis invitaciones o las hamburguesas que trae papá, ¿A qué se debe el milagro?
"A un niño extremadamente metiche y raro del que me obligaron a ser tutor"
––Nada, sólo fui por mi cuenta –– inventa con mirada en otro punto, evadir a su hermana es esencial para aburrirla y persuadirla.
Y predecible fue, ya que la de cabello cobrizo caminó hasta su menor para ponerle una mano en el hombro, captando su atención.
––Pues espero sigas yendo por tu cuenta. Sal un poco más, niño –– sonríe con sinceridad, unos segundos antes de que su cara se tornara asqueada y lo empujase hacia la puerta––. Ahora lárgate, hay marea roja fluctuando.
Jun salió espantando, oyendo el portazo y los lloriqueos de su hermana.
––Iugh...
Esa semana estaba yendo de la mierda, ¿El motivo?
A un idiota se le ocurrió proponer una caminata ecológica para alumnos nuevos, con sus respectivos guías, o sea, con alumnos mayores en un curso superior. La estúpida universidad accedió y los obligaron a cumplir, con nota evaluativa incluida.
Cualquiera diría "Vaya, ¡Es una grandiosa oportunidad de pasar un tiempo exploratoria con amigos! Áreas maravillosas, el paseo en autobús, meriendas compartidas, fotos, actividades, paisajes..."
Cualquiera menos Choi Yeonjun.
––Te odio, Beomgyu.
––Te dormiste todo el viaje en bus, no sé por qué te quejas que no fui contigo.
Jun no contiene de abultar sus labios en disconformidad, acomodando mejor su morral.
––Eras una almohada más cómoda que el vidrio, tarado.
Beom mueve sus cejas con sugerencia, chocando sus hombros.
––Pudiste recostarte de Soobin, luce bastante esponjoso.
Yeon rió de una manera bastante forzada, a decir verdad.
––Primero salto por la ventana, gracias.
––Es una excusas –– rodea con sus brazos al más alto, fastidiándolo un poquito más con tono meloso––, tú me quieres mucho, hyung~
––Tengo calor –– gruñe intentando zafarse, los demás les estaban observando y realmente estaba sofocado ––, no me toques, niño.
––¡Que son sólo dos meses de diferencia en edad, tonto!
Se separan en grupos, pues los encargados les ponen en parejas, cada tutor con el junior que se le asignó para el proyecto. El paisaje era árido y desértico, aún así la brisa soplaba fresca, el sol era cálido y los animalitos de aquel ecosistema estaban presentes.
También los molestos zancudos y escorpiones, es una de las peores partes.
Era mejor ir a las montañas, ¿A quién diablos se le ocurrió tremenda idiotez? No es como que estar ahí sea provechoso para la formación de sus carreras, bah.
Cada quien parece llevarse decentemente con sus tutores, disfrutando y charlando, habían parloteos informativos de los guías, pausas para fotos y para beber agua o degustar snacks.
Pero siempre hay excepciones.
Yeonjun sólo había caminado en silencio esos 30 minutos, arrastraba sus pies, viendo como sus botines negros generaban polvo y, desagradablemente, a veces se manchaban de una gotita e sudor que cae de él. Soobin caminaba a su costado en silencio.
Vaya que el chico era reservado como una tumba, porque ni lo quiso saludar cuando lo vio en la mañana, y eso que hasta compartieron asientos en el bus. Simple y sencillamente hay días que el peliazul está de humor, y otras que... Bueno, parecía la reencarnación del duende de Blancanieves, Gruñón.
Pero era extraño, Soobin siempre encontraba, de alguna manera u otra, a Jun como alguien bastante curioso e interesante, y él mismo no sabía el por qué; tal vez era el misterio que lo envolvía o lo hechizante de una cara bonita que usualmente mantenía en blanco o con un semblante enfados. Porque, vamos, lo debe de admitir o estaría siendo un ciego, porque Yeonjun es atractivo, muchas chicas lo examinaban ahora mismo a pesar de su cara de pocos amigos. Eso sí, lo único que tiene claro es que quería intentar acercarse a él, por lo menos un poco más, sólo por curiosidad.
Ojalá la curiosidad no matara al gato esta vez.
Así, hizo su máximo esmero para sacar alguna conversación entre ellos, pero fue tan en vano que hasta el paisaje lucía menos seco que el mayor.
Claramente, el peliazul no se inmutaba cuando sentía la mirada pesada del azabache sobre él, tampoco sostenía las charlas que éste quería ofrecerle.
Siguieron caminando así hasta que, de pronto, Soobin sólo escuchó sus propios pasos. Volteó y efectivamente estaba solo porque a unos metros quedó el más bajito. Eran la última pareja, por lo que no podían atrasarse más o terminarían por perderse, le preocupa tener una demora. Rápidamente devolvió sus pasos con una mueca al ver al mayor en cuclillas, sosteniendo su arcaico celular de forma horizontal.
––¿Qué estás haciendo?
––¿No es obvio? Tomando una foto –– dijo completamente arisco, todavía enfocado en su tarea.
Por dios, que insociable, huraño y misántropo que era este chico. Jamás había conocido a alguien tan joven y tan cascarrabias como él.
Soobin suspiró queriendo entender lo que hacía. A veces sólo quería rendirse con él y mandar a su intriga a la mismísima mierda.
Tal como dijo Jay.
––¿A qué? ––cuestionó ya irritado, chequeando en dirección por donde se supone debían seguir al grupo ––Vámonos, ya nos quedamos atrás. Nos perderemos por...
––A esto ––respondió simplemente, interrumpiendo sus protestas y sin moverse de su puesto.
Estaba esforzándose por enfocar... ¿Un brote? Por dios era una jodida mini planta, ¿Qué tenía de interesante? Soobin frunció el ceño por la foto que ni tanta calidad de pixeles tenía. El chico parecía ser normal, pero era un rarito total.
––Es una planta, ¿Para qué? ¿De verdad le vas a tomar foto a una planta? –– francamente, no lo entendía.
Yeon le ignoró monumentalmente, pero estaba impacientándose con el calor, la cámara y el metiche junior.
––Sí, ¿Algún problema?
Es que el brote se veía muy bonito, a Yeon le sorprendió que fuera capaz de crecer en un lugar así de desértico. Era metafórico y hasta a él le es motivacional.
––Nos estamos atrasando ––repitió exasperado. Giró su cabeza nuevamente hacia donde estaban todos supuestamente y... Ni luz o rastro, ahora sí de apartaron –– Olvídalo ––bufó tendidamente ––, ya nos perdimos.
Yeonjun se acomodaba una y otra vez, moviendo sus manos y el celular en varios ángulos. ¿Qué tan difícil podría ser tomar una foto?
––Oh, dame eso ––Soobin le arrebató el celular de las manos, enfocó el objeto, presionó el botón y se oyó el click. Pero Yeon fue más rápido al levantarse, tomar su muñeca y recuperar su aparato.
––¿Qué te pasa? ––espetó dispuesto a formar una discusión, luego chequeó el resultado final y cambió su expresión fastidiada a una de impresión.
La foto era perfecta, solamente se había enfocado el brote, lo demás estaba borroso; la tierra, polvo y arena a su alrededor no se veía claramente, resaltando la belleza del verde brotecito. ¿El mocoso logró eso en un celular flipphone anticuado y sin capacidad de megapíxeles avanzada? ¿Acaso era hijo de Steve Jobs o qué?
––De nada ––dijo con altivez, sonando burlón al fijarse de la cara del mayor. Se volteó y empezó a caminar de espaldas con una sonrisa...
Una sonrisa.
Ese idiota era un presumido, un arrogante y estúpido presuntuoso. Tan egocéntrico...
––¿Sabes dónde están? ––preguntó, alcanzándolo a trotes al darse cuenta de que, sí, estaban solos.
––Nop –le sonrió de lado ––. Pero supongo que así es más divertido, ¿No?
Yeonjun tuvo que ser orientado por el chico al que se suponía que debía de cuidar y tutelar. Todo porque el más alto se empeñó en ir al frente, y él prefirió no poner trabas ni molestarse en emplear un papel de hyung. Tampoco fue complicado ubicar al resto, no se fueron tan lejos, y es una zona desértica, al fin y al cabo.
Durante esos minutos, no dijeron nada, sólo rebotaron sus típicos comentarios mordaces para el otro. Pero, extrañamente, no se sintió forzado.
Se podría decir que Yeonjun ya no consideraba el paseo como algo tan malo, no como al principio.
Soobin le ofreció su merienda porque a éste le empezó un repentino dolor de estómago, y únicamente aceptó porque la caminata le drenó energía y su barriga rugía por un bocado.
Bin por su parte agradeció haber comido bien esa mañana como para no necesitar alimentarse durante el paseo, su sunbae la requería más, no quería tener que cargarlo desmayado el resto del trayecto.
De regreso sí les permitieron escoger sus asientos, y Jun no dudó en irse con Beomgyu. Soobin se fue con Sunoo, aprovechando de comer encogido en su asiento la barra de chocolate que le ofreció su amigo. Tal vez sí tenía un poquito de hambre después de todo, pero con eso resistiría a llegar.
––Tienes mucha suerte, te llevas excelente con Beomgyu hyung. A Lia también le va genial con su tutora –– suelta una boconada con exageración, acomodando su cabeza en la almohadilla de conejo que se puso atrás del cuello, se tenía que agachar un poco por su altura ––. No es justo.
Sun sigue pensando que su amigo es muy dramático, pero claro, no ha conocido la situación a fondo como para alegar tal cosa.
––Pero vas mejorando con Yeonjun sunbae –– explica en tono apacible, volteando su cabeza para los asientos un poco más de atrás, donde el peliazul del que hablan estaba masajeando los cabellos de Beom, los dos distraídos en un ameno intercambio verbal. Soobin le siguió la mirada y captó la misma imagen con intriga. Volvió a acomodarse con una sonrisita en medio de un bostezo ––. Es un poco complicado por fuera, pero quizás por dentro sea alguien suave.
––Tú eres suave –– sonríe pinchando la mejilla del otro pelinegro, quien se recuesta en su hombro con una sonrisita tímida. Transcurren pocos minutos donde estuvo divagando perdido en su mente, abriendo posibilidad a qué, en efecto, Choi Yeonjun no fuese tan huraño y pudiesen ser amigos. No se contiene de preguntarle en alto: –– ¿Sí lo crees en serio?
Pero Sunoo se había dormido como un bebé, con boquita entreabierta, lentes movidos y respiración acompasada.
Soobin no pudo evitar sacarle una foto con una risita y enviarla por su grupo de tres, Lia al rato riendo desde su puesto con su compañera.
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Yeonjun era alguien callado, pero sumamente observador y analítico. Desde niño siempre fue de esa manera. Por ello, ahora que estaba en su mesa alejada y solitaria, aprecia cómo Beomgyu comparte risas y charlas junto a su mejor amigo, Baekhyun.
Constantemente se siente como el extra en una película repleta de personajes protagónicos e importantes.
No es que quiera estar rodeado de amigos, ni siquiera era extrovertido o sociable, sólo que a veces le abate el hecho de que nunca es la primera opción de alguien.
Beom es su amigo, sí, claro que lo aprecia, es mutuo, pero no es la primera persona a la que corre para contarle sus cosas, invitarle a su casa, llamarlo o simplemente con quien escoge pasar su tiempo libre. Opuesto a él, tiene muchos amigos y es muy enérgico.
En ese mismo instante, Soobin casualmente estaba repasando su examen de Sociología, pero la escena que captó su periférico, le desconcentró por completo: Yeonjun detallando con expresión decaída hacia Beomgyu y aquel chico que no conoce, ni recuerda mucho haberle visto por ahí. Posteriormente a ello, y de un segundo a otro, el peliazul bajo la cabeza y negó, levantándose en lo que estruja sus ojos y se marcha, ¿Estaba llorando o eran alusinaciones suyas?
La incertidumbre y preocupación pudieron más que Soobin, no rechistó al incorporarse y seguirlo para asegurarse de que estuviese bien.
Jun fue en dirección hacia el terreno deportivo que usaban los deportistas de fútbol americano. Caminó hasta las gradas para hallar soledad y una vista menos depresiva que la de allá dentro, ajeno de que cierto pelinegro estaba a unos metros de su espalda.
En lo que Yeon pretendía ir para sentarse, un grupo de deportistas estaban descendiendo por las gradas apresurados y entre carcajadas. Sin cuidado alguno, dos enormes y corpulentos le tropezaron e hicieron caer cuando pasaron de costado.
Sus palmas rasparon el pasto y sus rodillas dolieron por el impacto, su mochila cayó a su izquierda ante el impacto.
––Ah discúlpame, fue un accidente, amigo –– dijo uno sin mucha consideración, distraído con el resto en lo que se iban del lugar, más en su mundo que en la realidad donde acababan de lanzar a alguien contra el suelo por su descuido.
Yeonjun tomó todo, juntando lo que le queda de dignidad, y los insultó bajito en lo que se marchaban; ni energía tenía para pelear o reclamarles nada. Cosas peores ya ha vivido.
A pocos metros de las gradas, Soobin fue testigo de todo, así que se aproximó de inmediato al refunfuñoso, lastimado y sucio Yeonjun.
Se le encendieron las alarmas al segundo.
––¿Te están molestando ahora esos inútiles?
––No, Soobin –– se levantó del suelo con todo ya recogido, limpiándose la tierra del pantalón, totalmente agotado y adolorido por la caída ––. Yo me caí.
Una verdad a medias, porque lo tumbaron. La cuestión es que ya no quería volver a involucrar al azabache con cosas que no debían de tener relevancia para él.
Conociéndolo, capaz armaba un complot y se vengaría de los deportistas.
No, no, que va.
––Yo haré que se caigan de las gradas entonces también –– entrecerró sus ojos, la intuición hizo que no descartase la idea. Si ya pasaron por Gwi, quien quitaba que estén ante una nueva amenaza.
––No tienes que pretender que somos amigos –– rebatió por reflejo.
Y aquello le afectó un poquito a Soobin, después de todo.
No dijo nada, no reclamaría el que pensara que por lo menos podrían considerarse amigos y no simples compañeros. Porque él es quien estaba asumiendo ilusamente, en todo se ha metido sin que se lo pidiese el mayor.
"Claro, cierto que ni mi tutor quieres ser"
––De acuerdo, pero si alguien más vuelve a ponerte un dedo encima, juro que le destrozaré la cara, seamos o no amigos –– concede con mentón en alto, a pesar de que su orgullo estaba herido ––. No sé si me estás mintiendo o no, pero te dije que nadie merece esto, y nadie más va a lastimarte mientras yo esté aquí.
Yeonjun sólo pudo reír.
El chico estaba loco, y tal vez eso le gustaba un poquito ese hecho, en el fondo.
¿Protegerlo a él? Qué buen chiste.
––Soobin, fue un accidente absurdo –– remarca enfatizando cada palabra, la estaba pagando con el menor, pero no contiene su frustración ––. No puedes dártela de héroe con todos, no tienes ninguna obligación, menos conmigo.
Ni siquiera esperó en consideración para que el más alto le contestara, yéndose a los baños y cerrando el tema, no estaba para nada de humor.
Ah, pero Soobin no quiso dejarlo así.
Fue detrás de Yeon, tardó un poquito en seguirle el paso porque el mayor se fue apresurado.
Yeonjun no quiso que las lágrimas fluyeran todavía, a pesar de que estuvo conteniendo todo desde hace un buen rato, puesto que ya estaba cercano a su siguiente clase. Perdió mucho tiempo con lo acontecido, y ahora sólo quiere limpiarse, lavar su rostro y ya.
La reaparición de Bin hizo que su plan volviera a irse al caño, tal como el agua del grifo que estaba usando.
––No habíamos terminado de hablar, eres un grosero y maleducado –– rebatió tajante apenas entró.
El más bajo se secó el rostro y dio una corta risa incrédula por la conducta tan irrespetuosa del junior.
––¿Yo? El único grosero eres tú, siguiéndome como un idiota e inmiscuyéndote en mi vida personal. Soy mayor que tú, tu jodido tutor, es todo.
––¡Lo sé, pero trato de ser bueno contigo!
––¡No te lo pedí! Llevamos teniendo este maldito problema desde que empezaste a involucrarte, no lo quiero –– resaltó cada palabra con hastío, estaba obstinado de lidiar con el Choi contrario en los momentos que menos quiere que lo busquen ––. Te dije la verdad, a veces la sinceridad es dura de afrontar, pero mejor es eso a que te mienta y sea un aprovechado hipócrita contigo.
Soobin estaba negando con perplejidad, había aprendido que el peliazul era un enigma, una pieza de rompecabezas que no logra encajar por más que busque en el tablero. Probablemente esa diferencia entre sus personalidades es lo que le ha mantenido ahí, junto a su espíritu de buen samaritano, pero le era tan imposible de comprender que fuera... Una puerta hermética.
––¿Por qué eres tan complicado de llevar? –– se le escapó con amargura.
––Esta es mi manera de ser, Soobin –– sostiene con seriedad, más de la cuenta. Se sentía acorralado, atrapado, y su mejor reflejo fue atacar con su lengua filosa ––. No voy a cambiar por ti ni por nadie, por eso no considero que sea tu tipo de amistad.
––Oh, perdón por confundirme. Pensaba que nos llevábamos mejor.
––No exageres-
––¿Yo exagero? ¡Fuimos a Mc Donald's y a mi restaurante japonés favorito, por dios! Creí que al menos éramos amigos casuales –– exclama sobrecargado del estrés que le produce el otro ––. Con Beomgyu eres más amable y él ni se dio cuenta de todo lo que te maltrataron esos imbéciles, ¿O qué hizo él?
Jun pestañeó por el abrupto comentario, su enfado iba en bajada -como su ánimo-, mientras que el de Bin estaba en aumento.
––He sido amable contigo...
––No, has sido un dolor de muelas conmigo –– ya que había estallado, no iba a acallarse todo el enojo acumulado ––. Me he esforzado por ser un buen dongsaeng, un compañero decente que no te moleste tutelar, y sé que no me lo pediste, como tampoco el meterme en medio de tus disputas, pero por decencia humana podrías ser menos odioso conmigo, ¿No crees? –– acusó con un dedo en alto, su voz subió de tono y dio unos pasos más cerca del mudo opuesto ––. Siento que esto es contra mí específicamente, nadie puede ser tan indiferente así como así, maldición.
Soobin estaba dolido, estaba harto, estaba contrariado.
Y Yeonjun ya no sabía cómo contener lo que causó, su desconfianza y muros siendo mayores.
––No es así, tú-
––Sí, sí lo es, y es ahí que estás siendo un mentiroso por más que te empeñes en negarlo –– rebate con firmeza, cortante ––. Sé que somos distintos, pero pudimos ser al menos amigos si no te negaras tanto a ello, todo simplemente porque te llevo la contraria –– se detuvo cuando Yeonjun por reflejo retrocedió, acostumbrado quizás al acoso de quien fue su bully. Aspira entonces aire para controlarse, no le gustaba perder los estribos y sentirse amenazante contra el resto. Se rindió con un tono más herido, porque estaba dando por alguien que no lo valora: ––. ¿Por qué te rehúsas en confiar un poco en mis intenciones, Yeonjun? ¿Por qué me odias?
Yeon había quedado clavado en su puesto, la mirada de aquellos orbes oscuros que le culpan de su impotencia hacen que se le remueva algo dentro.
Quiso alivianar la tensión, ambos estaban ofuscados, pero a veces, Yeonjun no es sabio al iniciar una idea que, sin duda, sonaba menos fea en su cabeza:
––Insisto en que estás haciendo un drama innecesario con todo esto.
Por supuesto que no leemos mentes, Soobin no sabía que Yeonjun tuvo intenciones de decir más, que no quiso minimizarlo.
Fue ahí que se hartó, fue suficiente para que Soobin mandara la paciencia a la mierda.
"Jódete, Choi Yeonjun. Suave mi trasero. Eres un ingrato y amargado malagradecido"
A pesar de que pensó mil insultos más, Soobin era demasiado considerado para fulminarlo así. Usó la carta de la ironía y frialdad.
Si Yeonjun quería tenerlo como si fuese su puto enemigo, bien.
––Vaya, si tener sentimientos es ser dramático, supongo que debería de descartarlos como lo has hecho tú –– sonrió secamente––. Haz lo que quieras, Choi.
Jun mordió su lengua y flaqueó su postura, pero no retractó nada, sino que se calló y le vio largarse con un portazo.
Vaya manía para cagarla, Yeonjun...
||||
¿Y cuánto duró así? Porque ya no soporta el remordimiento.
En resumidas cuentas, desde su última discusión con el bobo de Soobin, no dejaba de sobrepensarlo demasiado. Ahora que estaba con la cabeza fría, es participe de que tuvo razón con sus palabras, porque si bien él nunca le pidió tanto al azabache, fue muy duro e injusto con él cuando sólo su única intención fue socorrerlo. No le tuvo mínima consideración al mocoso.
¿Y cuál es el problema entonces para haberse disculpado en los baños? Que él no quiso admitirlo en alto en ese momento, guiado más por sus emociones.
Orgulloso, egocéntrico, tonto, pueden considerarlo lo que sea, poco lo interesa.
Pero no era un mierda de persona como algunos querían creer.
Soobin fue bueno con él, le ha tenido paciencia con todo y sus desplantes, quizás eso es lo que le tenía tan desconfiado. ¿Por qué? ¿En serio hay alguien tan noble? ¿Alguien más lo aprecia como para tomarse tantas molestias para ser amigos?
Es difícil de confiar, sus murallas son endemoniadamente elevadas, pero...
Sí, metió la pata con la única persona que se dio cuenta de que le maltrataban y que hizo algo para impedirlo, con quien le ha dado de su propia comida y se comportó tan amable con él.
No le gustaba cargar con esa espinita de culpa encima, no tolera que el menor le de malas miradas cuando se cruzan, o que le pase de largo en el pasillo, y no es que pida atención de su parte, es que no desea que las cosas vayan tan mal entre ellos, que sólo estén forzados a convivir por la tutoría.
Le tocaba a él poner de su parte, ¿Su plan?
Cargaba con un paquete de galletas consigo, las lanzó en la mesa con desdén apenas se unió a Soobin, quien dio un brinquito por la repentina interrupción en su lectura.
––¿Qué es esto? ––alzó el paquete con desconfianza, su plan de ser indiferente se fue al caño. ¿Lo iba a envenenar también o qué?
––Galletas –– dice con obviedad, reposando la mochila en la superficie de madera.
El de cabellos negros no quiso sentir satisfacción de que el testarudo Don quejicas al fin se preocupe por ingerir algo, ya se había mentalizado para ignorarlo.
Se limita a asentir brevemente y volver a su laptop a teclear, o fingir que lo hace, porque ya se había desconcentrado.
––De acuerdo, cómelas si quieres y empezamos.
¿Cuál es la mejor forma de disculparse cuando la cagaste? Yeonjun estuvo preguntándose aquello desde la mañana, y en ese instante, lo supo:
––Soobin, apesto en esto y en muchos aspectos también–– expulsó el aire retenido y se dejó caer en la silla, viéndolo fijamente y atropellando las palabras ––, pero voy a ser directo y no lo repetiré, así que escúchame bien. Lo lamento.
––¿Qué? –– casi borró el documento que leía debido a la sorpresa de la sentencia del otro. Hubo un sonido en los altavoces del ordenador que indicó el error.
Gran metáfora para lo que sentía ahora el menor, porque Soobin exe dejó de funcionar.
––Te dije que no le repetiría –– musitó entre dientes. Se dio por vencido por la expresión insatisfecha del más alto, volviendo a añadir con más apacibilidad: ––. Dios, eres un fastidio. Lo lamento por no ser el mejor tutor que pudieron asignarte, por causar que te golpearan, provocarte una úlcera y hacer que te desquiciaras ante mis malas respuestas –– sisea al recordar otro punto que debe aclararle ––. Y no te odio, no tengo razón para hacerlo.
Soobin apretó sus labios y trató de procesar las sentencias del mayor, no luce forzado, pero no evita sentirse inseguro.
Es decir, parece que está soñando, ¿Es ese su tutor?
––¿Estás hablando en serio?
Yeonjun afirmó, con un movimiento de su hombro derecho.
––Entiendo que desconfíes, pero prometo poner más de mi parte para llevar todo en paz. No tienes porque soportarme.
––Bueno, literalmente la señorita Yang me obligó –– lo ha expresado en broma, es grato que el peliazul volcara sus ojos con gracia al captarlo. Baja más su guardia ahora y suspira corto ––. Lo hice por elección, aunque suene a un masoquista, sólo he querido comprenderte.
––Lo sé –– reconoce bajito.
Bin se acomoda en su puesto y rasca su nuca ahora arrepentido, esos días por más que ignoró a Yeon porque lo merecía, también lo hizo porque le apenaba haberse dejado dominar por el enojo en los baños. No suele levantarle la voz a sus mayores o insultarlos, tampoco mandar a nadie a la mierda, porque casi no tenía percances con nadie.
––Lamento lo que dije en los baños también, tienes razón en que he sido irrespetuoso cuando eres mi sunbae, a pesar de que te lo ganaste.
Jun tuvo que estar en desacuerdo con la mayoría de esa oración, es lo justo.
––Tengo que ganar el respeto, no exigirlo.
Vaya... El aire se siente menos denso ahora.
––De acuerdo, estamos bien entonces –– concedió con un gesto ––. Puedes comer.
––En realidad –– alargó la última palabra en lo que extiende el paquete con cierta pena que se traga por dentro ––, quiero compartirlas contigo.
Soobin no lo esperó en lo absoluto, y como alguien con un corazón blando, se conmovió por el ofrecimiento. Recibió el postre con una tenue sonrisa de labios sellados y un además de su cabeza.
––G-gracias...
Yeonjun estaba más relajado ahora, recuperando su seguridad y humor. Alzó una galleta con diversión, en señal de brindis.
––¿Tregua para no ahorcarnos el resto del año?
Soobin escapa una risita sincera, chocando suavemente la galleta contraria y dejando caer unas miguitas en la superficie de madera.
––Tregua.
Y mientras Yeon lo detalla masticando más sereno, corrobora que, sí, Soo es buen chico.
Holiis, dije que volveríamos más pronto asjkdp
El título se me ocurrió con la canción de Olivia, y sí pega mucho en este cap
https://youtu.be/mhbsPYjDGEc
Yeonjun y Soobin dan pasos de pingüinos, hay que tenerles suma paciencia a estos dos TT
¿Notaron que hay escenas de los flashbacks de Stuck on you? Habrán varios, claro que, esas escenas, están ahora modificadas aquí en cositas puntuales, porque adaptamos la trama a esta precuela. Esto se debe a que en ese entonces Mey no había planeado este desarrollo en un cuadro tan amplio. Así que digamos que estas son las nuevas escenas originales del pasado de nuestro Yeonbin uwu
La fotito del brote está en multimedia, es muy bonito :')
¡Voten y comenten! 💙💟
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