♪ Raros matices ♪

Para alguien como Yeonjun, la vida era muy básica y sin grandes complicaciones, más allá de las académicas o del sustento monetario -y cierto temita que lo persigue desde hace mucho, pero está tan enterrado que se niega a siquiera considerarlo-, sobre todo ahora que no debía lidiar ni tolerar con un puñado de idiotas sin cerebros que no tenían nada mejor que hacer que joderle la paciencia.

Ninguno de los amigos de Gwi, ni el susodicho, se acercaron otra vez a Yeon; cumplieron su palabra, apenas y le miraban por casualidad antes de apartar la vista.

¡Joder, casi era como si ahora ellos se mearan encima al verlo!

El peliazul sigue intrigado con lo que pudo haber usado su compañero de tutorías para conseguir semejante resultado, pero tampoco indagó más, estaba más ocupado con los deberes académicos que su carrera le exigía. Las cosas iban tan monótonas como lo eran antes de esas piedras en su camino.

––Mm, el tono de azul que traes hoy no te queda bien con tus pantalones.

La única cosa agregada a la rutina, durante los viernes, era Choi Soobin.

––Ja, ja. Es el mismo tono de cabello de siempre, mocoso –– es decir, tal vez deba retocar el tinte o cambiarlo, pero ya lo pensará después. Continúa escribiendo en la hoja y trata de no debatirse demasiado sobre aquello en su cabeza, pues su aspecto,de unos días para acá, no le agradaba en lo absoluto. Que el menor bromease sobre su look, así no fuese con malas intenciones, le daba un poco ansiedad. Claro que no lo exteriorizaría, nunca lo hace ––. ¿Terminaste de analizar el caso que presentaré en el simulacro?

Soobin asiente sin dirigirle mirada, ocupado en su ordenador portátil, el tener uno personal le simplificaba las tareas. Le había pedido al mayor que, a parte de la tutoría de ese día, le diera oportunidad para revisar el juicio que le dictaminaron; aprovechaba la tarea de Yeonjun para practicar, pues ya moría por llegar a esa etapa donde a él también le hicieran simulaciones en clase.

Claro, fue un tiro de suerte, porque los simulacros inician hasta el tercer año de la carrera, pero el profesor del peliazul les otorgó un caso falso para irlos preparando con su método de estudio.

––Revisé detenidamente todo y deduje que el cliente es inocente por falta de pruebas.

––Se presentaron muchas pruebas al respecto.

––Pero no pruebas contundentes que realmente le incriminen. Me refiero, el caso es de una pareja que llevaban diez años de casados, tenían un hijo biológico, buena posición económica, la casa soñada y hasta un perrito que adoraban, ¿Cierto?

––¿Y...? –– eleva una ceja en cuestionamiento, dejando de lado su lapicero y centrado en la deducción del menor –– Explica tu teoría, esas suposiciones personales no van al grano.

Soobin se endereza y acomoda su silla para encararlo mejor, carraspeando al empezar a exponer su punto acerca del caso de práctica:

––Puede que la esposa tuviese sus sospechas porque, desde un tiempo, ya su matrimonio se había enfriado, el tipo se mataba trabajando y no estaba de humor en medio de la cara de estrés. Pero que tenga amigas en su trabajo y salga con ellas, no es suficiente motivo para inculparlo de adulterio.

» En sus registros de la empresa se confirma que hubo un problema que hizo que se cambiarán los horarios para los empleados, le agregaron horas extras, lo que justifica el que llegue más tarde y cargado de papeleo en los meses recientes. La esposa le tomó fotos con el detective, está bien, pero en ellas no hay más que dos compañeros comiendo juntos. Nada le está comprometiendo directamente, no hay delito.

Jun entrecierra sus ojos, intrigado por la teoría.

––¿Qué dices de las fotos donde está saliendo de un motel por la noche? La carga de estrés puede ser una base sólida para drenar todo con una amante.

––El tipo lleva una bolsa negra con lo que parece ser ropa una vez llega al motel, luego sale sin ella, ¿No? Resulta que si revisas lo que dice la planilla informativa de la mujer, tiene problemas económicos y un hijo con autismo –– alza sus hombros con simpleza, gesticulando con sus manos ––. ¿Y si él le está brindando ayuda económica? Es lo que él dijo en su defensa, no especificó en qué ámbitos le daba sustento, pero intuí que podría ser de ese modo, como que ella igual esté viviendo en la habitación del motel porque es más económico que en su anterior lugar de residencia.

––Puede estar fingiendo para tomar ventaja de eso y desvirtuar las pruebas en su contra. Cualquiera puede mentir y manipular los factores a su favor.

––Bien, tienes razón ahí, pero si ya no amara a su esposa, aceptaría el divorcio y ya.

––Hay gente que vive por costumbre, o tal vez lo hace por su hijo, incluso por una ilusión de familia perfecta que muestra como trofeo... – apunta con un conteo desdeñoso – A la final, muchos son egoístas, les gusta tener poder sobre algo o alguien.

––Puede ser, pero con toda la historia que tienen, dudo que sea ese el caso –– explica con convicción, no estaba dispuesto a ceder en su postura por la falta de fé del otro, era impresionante cómo parecía tan desinteresado y frío con el asunto ––. Quiere recuperar su relación, estaba arrepentido y le explicó todo a su esposa, no creo que ella debió llevarlo a la ley sin antes tratar de comunicarse correctamente con él, discutirlo juntos, como un matrimonio sólido de 10 años. Nunca antes él tuvo motivos para hacerla dudar, y nada más por una época dura, asume cosas. El tipo está tomando el camino difícil, luchar por recuperar y no perder a su familia, incluso cuando la mujer que ama prefiera botar todo a la basura, ¿No es prueba suficiente de su inocencia?

Ciertamente, eran dos deducciones lógicas, pero muy contrarias entre sí. Dos lados de la moneda que exponían los dos Choi.

Yeonjun observa y escucha sin interrumpir al pelinegro, porque en medio de su charla, vio el brillo en los ojos oscuros del menor, ese que no cualquiera tiene, pues demuestra que es esta su vocación y algo que lo apasiona; es obstinado y abnegado a su vez. Le hace sonreír de lado, recordando que el chico es apenas un junior en la carrera, todos empezaron así de frescos, y ahora no era tan sencillo, hasta estando apenas en segundo año, ¿Soobin se mantendría en esa postura al ir avanzando?

Dicen que con el tiempo pierdes la inocencia, la esencia de cuando empezaste, como un doctor que se acostumbra a dar malas noticias a los seres queridos y ya lo hace con una cara plana.

Personalmente, Yeonjun cree que no todos eran de aquel modo, algunos se mantenían igual a sus inicios, pero él no tiene el mismo punto de vista que tiene Soobin respecto a este caso planteado, ¿Por qué? Porque él ha presenciado muchas cosas, sus personalidades y formas de pensar eran distintas. Él no ha cambiado desde su primer año, simplemente siempre ha sido muy... Duro de convencer.

Cree que el tarado del marido engañó a su esposa, tan sencillo como eso, analizó las pruebas y todo lo que dijo Soo, pero no llegó a considerar la misma deducción, puede que fuese una opción, mas mantiene su postura.  Bin, en cambio, creía en su cliente, así fuese un caso ficticio.

Espera que Soobin se mantenga así hasta el final, porque podría ser un buen abogado defensor, incluso si está mal en su deducción.

Pero como Yeonjun era pésimo mostrando su admiración y reconociendo puntos de valor en las personas, sus palabras suenan más a una mofa:

––Incluso cuando alguien ama, puede ser egoísta, puede pecar y luego arrepentirse. Eres muy sentimental, Soobin, no siempre debes de guiarte de los sentimientos de las personas en un juicio, somos humanos que cometemos errores. 

––Y tú eres muy escéptico y amargado –– resopla en protesta, no le gustaba sentirse un niño regañado por alguien mayor. Tiene un punto lógico en su defensa, vamos ––. No todo es tan oscuro y feo, ¿No te has enamorado jamás?

––No, y aún así dudo que el amor sea siempre devoto, lleno de puros matices bonitos –– responde sin problema, preguntando por mera inercia: ––. ¿Y tú?

Supuso que sí, si tiene esa visión de la vida, Soobin debía de tener-

––No, y aunque pienso igual en ese aspecto, creo que no para todos es así. El amor no es todo color de rosas, no lo he experimentado personalmente, pero dime un crédulo por confiar en él –– confiesa con un suspiro que corta los pensamientos de Yeonjun, cerrando la laptop y teniendo un aire más sereno ––. Quizás el tipo si engaña a su esposa, incluso si la ama, no podemos saber si el cliente realmente dice siempre la verdad, hay mil versiones de cada historia.

––Nuestro deber es guiarnos por eso de los hechos sólidos, indagar y ver más allá de cualquier otra cosa – aporta en acuerdo, también calmado –. Ser analíticos y tener poder propio de deducción.

El menor tiene claro que el deber de su tutor era guiarlo y aconsejarlo, por algo era su sunbae. Estaba tratándose mantener la fiesta en paz con Yeon, fue un acuerdo tácito para no arruinar su mínimo avance de tolerancia. No puede tampoco ser irrespetuoso e impulsivo, está bien tener puntos de vista opuestos, no es un irracional engreído que cree siempre estar en lo correcto.

Al fin y al cabo, estudian derecho, se preparan para enfrentarse con contrapartes, es una gran práctica debatir de aquella manera. Aunque, en lo personal, Soobin quería alejarse de la rama familiar, no está muy seguro de cuál tomaría, pero no le llama mucho la atención eso de los divorcios, no cuando, en cierta parte, Yeonjun tiene razón: Es un poco sentimental, y por más uso de la razón tenga, suele involucrarse mucho más allá.

Al culminar su sesión, ambos universitarios están recogiendo sus pertenencias, estaban ocupados con evaluaciones esos días, por lo que duraban menos sus tutorías. Sin embargo, el pelinegro quiso saciar su curiosidad antes de tomar su camino:

––¿Tú crees que pueden salvar su matrimonio? Como Choi Yeonjun, no como el futuro abogado.

Yeonjun se lo pensó muy poco, no le tomó tal importancia, era un jodido caso ficticio.

––No lo sé.

Soobin tuvo que quedarse con la intriga, maldiciendo por tener a un tutor tan cerrado, como si escondiese una parte sensible suya bajo mil candados sin llave.

|||||

No es que Yeonjun tuviese carencias o problemas económicos serios. Tenían lo necesario, vivían cómodos y en una zona decente, nunca les faltó comida ni cosas de primera necesidad, además de que él y su hermana han gozado de estudiar en institutos con buena reputación y, ahora, estar en universidases prestigiosas. Aún así, su familia nunca había subido su estatus de la clase media-baja.

Todos tenían instinto ahorrativo, los hijos de los Choi no eran niños mimados o caprichosos, siempre han sido responsables y respetuosos. Sin embargo, Yeonjun se sentía un poco mal al no poder comprar ciertas cosas de sus gustos, o  complacerse con ricos antojos, ya que no le gusta pedirle nada a sus padres ni tenía tiempo de trabajar a medio tiempo por estar muy ocupado estudiando; tiene que mantener su beca, así no fuese completa, ayudaba bastante y le hace posible estudiar en una universidad tan buena como en la que está ahora.

Era agradecido, por supuesto, tiene lo necesario, no se va a quejar cuando existen cosas mucho peores, carencias que sí son lamentables y que ellos por fortuna no padecen. Todos eran unidos, una bonita familia, eso es genial.

Pero...

––Mamá, yo te ayudo.

––No, no, tu hermana puede ayudarla, ¿Verdad, princesa?

La chica que iba entrando a la sala terminó por asentir e ir con su madre, quien sonrió para que Yeonjun, desde su posición en el sofá, no se levante.

––Sí, no te preocupes, cariño. Sigan viendo el partido, nosotras pondremos la mesa y serviremos la cena.

Así es, habían tradiciones y factores muy conservadores que a los hijos del matrimonio Choi no les gustaban, pero deben acatar y respetar bajo aquel techo que les sustentan sus padres. Entienden que criarse en épocas distintas y en un país asiático era el resultado de aquello.

––¡Ja, esos inútiles! Somos el mejor equipo, esos sí son hombres reales.

Una de las normas casi estipuladas e implícitas, es que Yeonjun sentía la obligación de quedarse en el sofá de la sala, sintonizando los partidos de béisbol, lucha libre o fútbol que su padre adoraba, por más que a él en lo personal no le llamen ninguna atención. Sin embargo, casi no estaban en casa por la universidad y los trabajos, por lo que aprovechaba de compartir tiempos libres con el hombre.

Lamentablemente, era uno de esos momentos donde se obligaba con una sonrisa a ver la pantalla, sin entender qué cojones sucedía entre los jugadores.

––Sí, claro...

Vamos, Yeon no es fanático del deporte, de ser por él, ni esfuerzo físico hiciera.

Entonces el señor Choi palmeaba sus muslos con esa sonrisa...

––Hijo, ¿Por qué no te apuntas en algún equipo de la universidad? Necesitan rescatar los campeonatos con buenos jugadores, apuesto a que te iría genial.

Y Yeonjun se removía incómodo, con aversión que se guarda por dentro de siquiera pensar aquel escenario conflictivo.

––Prefiero enfocarme en mis materias, ya tengo bastante con ello, papá.

––Bueno, podrías reconsiderarlo en algún momento, igual necesitas cursar ciertos grupos por créditos –– desistía con una exhalación, pero no borraba su sonrisa esperanzada ––. Sin presiones, muchacho.

Yeonjun perdió la cuenta de la cantidad de intentos de su padre por meterlo en alguna actividad deportiva, desde que era niño quiso inscribirlo, sin éxito alguno. Su padre se esmeraba en jugar con él a la pelota, en interesarlo, y por más que lo intentan, no funciona mucho. Era un milagro que el chico fuese tan buen mentiroso.

La cena fue servida como cada noche a mitad del partido, otro de los pocos momentos que compartían en familia; era parte de su rutina comer en silencio y comentar una que otra cosita. Una regla de convivencia.

––Ah, casi lo olvidaba –– la mayor de los hermanos da un saltito entusiasta en su asiento, dirigiendo su vista hacia el peliazul y rompiendo el silencio de minutos atrás ––. Yeonjun-ah, ¿Me ayudarías a escoger un color de cabello nuevo?

––Claro, noona –– sonrió honesto al ser considerado, era de esas pocas sonrisas que regalaba al resto ––, ¿Tienes alguno en mente?

––Que no sean tonos muy llamativos, esa es mi opinión –– intervino el hombre con naturalidad, comiendo los vegetales al vapor que preparó su esposa ––. Tu madre te puede asesorar mejor en ello.

Seung Yeon da un puchero quejumbroso.

––Es que el mocoso también se ha teñido el cabello antes, y me gusta como le quedó el azul.

––Tú eres la mocosa –– Yeonjun se defiende con diversión, por más que su hermana sea un sólo año mayor, nunca dejaba de remarcar la diferencia, tal como Beom con él. Se concentra en el tema que le dio cierta emoción, tocando sus mechones por inercia ––. Quizás considere retocarlo en un mes o algo, cuando ya se vaya cayendo por completo.

El adulto al frente del chico da una mueca en desacuerdo.

––¿Lo harás de azul otra vez? Tu cabello de nacimiento está bien, hijo.

En instantes así, la señora Choi interrumpe con una sonrisa amena y una mirada condescendiente para su esposo.

––Hay que dejarlo experimentar con sus gustos, cielo. Los chicos de hoy en día no son iguales a los de nuestra generación.

––Eso sí, antes si a un chico se le ocurría teñirse, terminaba golpeado hasta en su credencial –– ríe aireado, cediendo un poco a su postura, como cada que la mujer a la que ama intercedía. Se encargó de mirar a su hijo menor con burla, pero con un ligero toque de advertencia ––. Con tal de que no sea un color como el rosa, está bien, Yeonjun-ah.

El silencio fue distinto para todos, y obviamente pesó más para Yeonjun por los siguientes minutos dónde no emitió siquiera un suspiro por error.

Es decir, no puede cambiar su forma de pensar, estaba acostumbrado y la respetaba. Su padre era así y ya.

Al todos terminar y levantarse de sus asientos, la universitaria se acerca con su plato para retirar el de su progenitor, manteniendo el cuidado para no romper nada.

––Padre, si quieres yo lavo.

––Gracias, linda, yo lo llevo y tú lo lavas –– aporta dándole un beso en la mano, llevando su plato a la cocina ––. A la próxima cocinaré carne de cordero para ustedes.

Yeonjun expulsó el aire contenido, apreciando el lindo momento donde todos se sonreían con aprecio y actuaban unidos, le recordaba que realmente ninguno era malo, sino que cada quien percibe distinto.

Triste que él se sintiese como la oveja negra en la familia.

––¡Soobin-ah! Disculpa, ¿Has visto a Yeonjun?

Bin detiene su andar y observa al chico que corre hacia él, luchando aparentemente para cerrar su mochila llena de libros y papeles.

––Hola, sunbaenim –– da un asentir en saludo y lo acompaña de una sonrisa afable ––. No, sólo nos reunimos los viernes por la tutoría, una que otra vez nos cruzamos por el campus, pero hoy no lo he visto.

––Ese idiota no almorzó conmigo hoy ni ayer y no responde mis textos, ¿Para qué tiene un celular? –– farfulla con impaciencia, un mohín indignado en sus labios –– Perdón por detenerte por esto, es que me preocupa a veces lo descuidado que es.

Soobin agita su cabeza con entendimiento.

––Tranquilo, es normal que te involucres si eres su amigo.

Beom suspira tendido, dándole una sonrisa cansada, estaba apurado e iba tarde ya.

––Si lo encuentras, dile que use su flip phone para algo más que sólo descargar música, ¡Ah! Y que tenemos un informe en equipo que entregar esta semana, por si no lo recuerda.

––Con que no soy el único con problemas por su carente solidaridad... –– bromea, sacándole una risita al mayor en lo que afirma en acuerdo ––. Le diré, descuida.

––Gracias, Soobin-ah.

En realidad, Soobin se había percatado de que, esa semana, cada que su vista se posaba en Yeonjun, éste iba atareado y directo hacia la biblioteca. El chico no tenía un ordenador propio, tenía entendido, así que supuso que por ello aprovechaba la ventaja de estudiar en una de las pocas universidades privilegiadas con computadoras y equipo tecnológico a la disposición de los alumnos. Muchos imprimen ahí con precios más económico, a veces hasta gratis, y contaban con muchos libros, guías e internet, no era raro que fuese un sitio muy concurrido en el campus.

Sin embargo, lo que antes se cuestionaba como un "¿Acaso ese tonto no duerme o come?", ahora confirma que sí era una realidad.

¿Otra vez estaba espiándolo? ¡Fue culpa de Beomgyu por despertar su instinto velador!

El descuidado peliazul se saltó el almuerzo por estar leyendo en el salón de ética y moral al día siguiente. Soobin inevitablemente notó que, si bien el arisco Jun no era escuálido y súper delgaducho, era más delgado de lo que debería por su estatura y edad. Cargaba ojeras y lucía a veces ausente en sus pensamientos.

Le inquieta un poquito que se descuide como muchos estudiantes lo hacen, sin duda.

Aquel viernes tuvo suficiente, había jurado no volver a involucrarse en la vida de Yeon después de la polémica con Park, pero no podía no interceder cuando el chico, quien estaba sentado junto a un conversador Beomgyu y unos compañeros de clase que supuso eran de segundo, se levantó con un gesto compungido y dejó abandonada su bandeja de comida en una mesa.

¡Con todo intacto, porque él mismo lo revisó! No comió nada de nada, ¿Lo peor?

Nadie se dio cuenta, sólo él.

Debe hacer algo, su instinto se lo dice.

Es la razón por la que, en la tutoría de ese día, Soobin parecía un perrito ladeando la cabeza, misma que ha recostado en la mesa de madera, estirando su brazo para jalar la manga de la camisa del mayor.

–Oye, vamos a comer algo.

Yeon ríe bajito, antipático y apartando su brazo para que el otro no jale su manga.

––¿Por qué demonios saldría a comer contigo, otra vez?

––Eres un amargado.

––Choi, trato de soportar la jornada y ser tu tutor si tener canas a temprana edad, cierra la boca.

––Tienes que comer –– al obtener un poco de atención por su repentino quejido y golpecito a la mesa, corrige con agilidad: ––. Tenemos que comer, es algo de supervivencia y que no tomará mucho tiempo. La última vez no fue tan malo.

Jun muerde su labio y busca concentrarse en su lectura de nuevo, indeciso.

––Tengo tarea y un examen para mañana.

––Uno que apuesto te sabes de memoria. Vamos, también tienes que comer, enano.

Al menos ahora le estaba viendo a la cara, de mala gana, pero un avance es un avance.

––No vuelvas a decirme enano si quieres conservar ese rostro –– amenaza entre dientes, dándose por vencido por los retomados y tediosos jalones en su manga. Rueda sus orbes y cierra de golpe los libros ––. De acuerdo, terminemos esto y listo.

Punto para Choi Soobin, el estudiante de primer año.

Salieron de la universidad y fueron directo al auto del menor para emprender rumbo a algún local, la comida de la cafetería no era mala, pero prefieren buscar otro sitio por su cuenta. Ya habían salido de sus materias por completo, estaban era reunidos por las tutorías semanales, pero pausar, como ha dicho Soobin, no es malo. Además, gozan del beneficio que da el campus para salir entre clases, sin controles tan estrictos.

––Elige el lugar, la última vez yo lo hice.

Yeonjun suelta un sonidito indiferente con su lengua.

––No suelo comer mucho afuera, no conozco muchos locales. El restaurante de la vez pasada estaba bien.

Soo gira en la siguiente calle y da un gesto inconforme.

––Debe haber algo distinto que quieras comer, piensa un poco.

––Bueno... –– en realidad, sí tiene un sitio en mente, pero no estaba tan seguro de ello. Se acomoda discretamente en el asiento y posa su vista en la ventana, con naturalidad al susurrar: –– Mc Donald's.

––¿Mc Donald's? –– repite con un siseo, sus cejas fruncidas –– ¿Me estás jodiendo?

––Hace mucho no voy –– bufa de malas ––. ¿Para qué carajos me pides escoger si luego me críticas? Mcdonald's no tiene nada de malo.

El pelinegro le da una rápida mirada antes de aminorar la marcha por orden del semáforo. No le es un problema comer hamburguesas, le gustaba bastante, sólo que no imaginó que en un almuerzo, a las cuatro y quince de la tarde, alguien querría ir al famoso local del payaso con pelo rojo.

No fue su intención molestarlo, de hecho, se apena de haberle provocado esa expresión severa.

––Yah, era broma... –– musita como cachorro regañado. En silencio retoma la ruta al puesto más cercano una vez el semáforo da luz verde, había música bajita en el reproductor, al menos para llenar el muy callado ambiente. Maneja hasta adentro y estaciona en el parking, porque el Automac tenía una inmensa cola y tampoco considera adecuado comer en el auto ahora. Van hasta adentro del restaurante y detallan las pantallas brillantes y coloridas con el menú, esperando a que la fila avance. Cerca de llegar a la caja, le extraña de voltear y ver que Yeonjun todavía parece debatirse su pedido ––. ¿No vas a decidirte?

El más bajo sale de su mente y detiene su escrutinio en las pantallas, las que sólo le provocaron devorarse todo el establecimiento; borra esas ideas y actúa como si nada.

–Sólo una hamburguesa de pollo.

––¿Eres vegetariano?

––El pollo es carne animal, idiota.

Soo claro que lo sabía, no era un estúpido, dah. Simplemente le es raro que el mayor prefiera aquello antes que saciarse con una hamburguesa de doble carne y algo más cargado.

Es decir, ¡Le estaba oyendo las tripas sonar desde la biblioteca! Capaz ni el mismo Yeonjun se percató, muy acostumbrado a la sensación.

Ordenaron finalmente y fueron a su mesa, había un cumpleaños infantil en el área de recreación, y Soobin notó que Yeonjun sonreía discreto cada que se cruzaba con un infante correteando, con globitos y caritas pintadas, frentes sudadas y mejillas sonrosadas por la gran actividad física que llevaban dentro del parquecito.

El peliazul estaba disfrutando de su hamburguesa, no era su favorita, pero con el hambre que cargaba se la devoró tan deprisa que le dio hasta algo de vergüenza con el dongsaeng.

Ahora en su interior lloriqueaba por seguir con el estómago medio vacío, era un cerdo, eso cree.

––Hey, prueba esto –– su interrupción sacó al otro Choi de su nube,  sorprendiendo al mismo con la comida que empezó a pasarle. El mayor le observaba como si tuviese dos cabezas, pero él se limita a hacer un ademán con su mano ––. Come, anda.

––¿Ahora soy una mascota? –– comenta con desconcierto, hasta ahora se fija del montón de comida que pidió el menor, pues le estaba dando prácticamente todo. Miró a los lados, le cohibe que varios tengan sus ojos en ellos –– Soobin, no soy un niño, soy mayor que tú, que maldita pena que hagas eso.

Sí, Soobin había pedido a propósito más comida, fue planeado. Pero era un secreto.

––No seas llorón, no es para tanto.

––¡Deja de lanzar comida a mi bandeja!

––Estás delgado y puedo asegurar que te estás saltando comidas por matarte estudiando.

––¿Sigues siendo un acosador? –– gruñe cabizbajo, detesta lucir como el menor ahí, se sentía algo expuesto por las ganas de analizarlo que tiene el pelinegro –– Es fácil cuando eres junior, ni siquiera tuvimos guías.

––Vas en segundo, no en último – evita responder la primera pregunta, bajando el rostro y dando un sorbo a su soda –. Eres un exagerado.

––Soy mayor que tú, más respeto.

––Compórtate como tal y come entonces.

Yeon se da por vencido y cede a la tentación, mordiendo de mala gana las papitas y los nuggets.

Claro que se dio cuenta de la sonrisa victoriosa con hoyuelos que tenía en frente, quiere esconderse en uno de los toboganes del parquecito o pegarle un zapato de la cada al mocoso.

–Eres insufrible... ¿Para qué pediste tanto si no ibas a comer?

––Me llené antes de lo que pensaba, el menú me emocionó.

––Idiota.

––Como sea, no hay que desperdiciar esto.

Estuvieron un rato terminando todo- más bien el peliazul, porque el azabache no comió casi nada, ni para ayudarlo-, y al finalizar, el más alto le pregunta al mayor si querría un sundae de postre.

––¿Quieres que explote? Yo ni tenía tanta hambre y me diste todo esto –– abrió sus ojos, por completo escandalizado.

¡Apenas y respira de tanta comida!

"Sí, constantemente te veo abandonar tu comida y no alimentarte con nada en la universidad, de seguro tampoco lo haces mucho en casa por ser un irresponsable cabeza dura, pero aún así, niegas de tener hambre, idiota" iba a tener un tic en su ojo derecho, pero optó por guardarse su reclamo ya estructurado en un rincón de su cabeza, no quería exponer lo que le preocupa e indigna esa conducta de Yeonjun.

Bin chasqueó con gracia y se levantó sin conflicto, como si no hubiese comido tanto.

Que envidia.

––De acuerdo, pediré uno para mí.

Yeonjun libera el aire y hace una mueca al detallar su estómago más abultado, y satisfecho, debajo de la camisa. Se irguió y trató de estirar la tela para que no se marcará su abdomen abultado.

Ahora se sentía mal...

"Soobin idiota"

||||

Demonios, a veces consideraba que tenía amigos excesivamente confiados.

––Eres un abusador. Ya habías comido antes de venir.

Jay alza una ceja con aire despreocupado, dando un trago a su lata de soda y acomodándose mejor en el cómodo sofá de la sala.

O más bien, fundiéndose en la amueblada superficie como si fuese el dueño de la casa Choi.

––No iba a negarme a la comida de tu madre, Soobin-ah.

Precisamente, la mujer iba paseando por la estancia con una sonrisa cordial, típica de ella.

––Déjalo tranquilo, hijo. Jay siempre es bienvenido en nuestra casa y puede comer lo que desee.

Soobin niega al observar cómo su amigo se devoraba SUS snacks favoritos, eran sus reservas y ahora tendría que comprar más, todo porque su madre era una complaciente con todo el que llevaba a casa, sobre todo con su amigo más antigüo, Jay Park. No es que la señora Choi fuese amigable con todos los amigos de su agenda, tenía un sexto sentido selectivo muy asertivo, le daba confianza a ciertas personas que llevaba a casa.

Y por supuesto que Jay entraba en ese pequeño círculo de "aprobados", porque es un roba corazones a primera vista, un encanto andante.

Luego de que el chico terminara su degustación, lava sus manos y recoge todo, enamorando más a la madre de Soobin por sus modales, aunque ella se ofreció a lavar los platos y mandó al chico al sofá para conversar un rato. Hace un tiempo que Jay no les visitaba, con todo el nuevo ingreso a las universidades y por diversas labores, a lo que aprovechó para preguntarle por su familia, estudios y, por supuesto, su novia.

––Todo va de maravilla con ella. Jeongmin es una chica genial.

––Aw, luces adorable sonriendo como enamorado. Esa jovencita te tiene claramente soñando, Jayjay –– la mujer acaricia las hebras rubias del muchacho, ahora dirigiendo una mirada inquisitiva a su hijo ––. Así que... ¿Qué hay de también seguir los pasos de tu amigo y tener una linda novia a la cual presentarme, Soobinssi?

El tema de las novias y futuras nueras, el fastidio de Soobin.

––Creo que se quedará esperando a que su hijo quiera dar ese paso, señora Choi –– el rubio carcajea sin contemplación hacia su amigo.

––Cierra la boca, Park, eres un metiche. Y no hay nadie quien me interese, mamá, ya te lo había dicho –– golpea el hombro del chico y le arrebata el paquete de snacks que de paso tuvo el descaro de abrir luego de tragarse casi todo, empezando una discusión infantil de manotazos y muecas.

Sunmi ignoraba a los jovencitos por la costumbre de verlos pelear, desde pequeños no cambiaban mucho el hábito, más bien se mantiene aferrada a su punto:

––Pensé que me estabas engañando y que estabas ocultando una novia.

––Y querías que este bobo te lo confirmara, eh.

Jay sonríe de lado para importunar más al azabache.

––Le puedo decir que Soobin siempre es popular entre chicas, ese no es el problema, sólo que él se enfoca en poner sus energías en otras cosas.

Soo levanta sus hombros y rasca su nuca en incomodidad. No es que su madre en verdad le presione o esté obsesionada con emparejaron -no del todo-, tampoco es que le repugna la idea, simplemente no es lo que busca, no por ahora al menos.

––Estoy joven y acabo de empezar la universidad hace poco, no hay apuros, mamá.

El señor Choi va de paso tras una llamada telefónica de su trabajo, medio escuchó la conversación y no controla una risita desde atrás, haciendoze notar.

––Ignora a tu madre, quiere nietos porque se antojó con una señora del supermercado, pero ya le dije que deberá esperar a que sobrevivas a la vida universitaria.

Todos se carcajean, a excepción del sonrojado y ofuscado Soobin. Sus padres a veces le avergüenzan, y no, no porque le avergüence que Jay los escuche, él ya los conocía desde hace mucho, más bien era porque, en general, le daba pena ser el objeto de gran interés al ser su hijo único.

Sin embargo, aquel tema de los nietos le recordó algo a Soobin, haciendo que se levanté del sofá con un sobresalto y sus orbes abiertos en grande.

––¡Mierda, Odi!

¿Saben quién tiene de mascota a un erizo en su habitación, con sabanita de plaza sésamo y un par de juguetes en una jaula? Sí, Choi Soobin.

––Ese es su hijo –– Park comenta con diversión, recuperando el paquete de papitas abandonado; victoria para él ––. A este paso tendrá nietos con espinas y que sean demonios desobedientes con ojitos inocentes.

Sunmi y su esposo asintieron con una sonrisa de esas que dicen "Ya qué, estamos jodidos hasta que un milagro ocurra".

Bin entró a su habitación y rezó para que el animalito no se volviese la bestia furiosa que solía ser cuando lo dejaba sin comer por diez minutos de retraso.

La jaula estaba abierta, lloriqueó porque, de todos los erizos, tenía al más astuto y escurridizo; podría ser como pinki y cerebro y terminar por conquistar el mundo, todo sin problemas.

Por una buena racha del señor destino, lo encontró rápido entre la ropa del suelo, al lado del cesto de ropa sucia. Estaba rebuscando entre los bolsillos de uno de sus jeans recientemente usados.

Lo levantó con cuidado, porque, a veces, hasta él le temía a sus espinas, Odi suele tené cierto carácter al tener hambre.

––¿Qué buscas ahí? –– saca la envoltura con su mano libre, sentándose de cuclillas para examinarlo –– ¿Uh?

Resultó ser una de las envolturas de Mc Donald's del otro día, una de las que usó Yeonjun y le guardó en su bolsillo para sencillamente fastidiarlo.

No se había molestarlo en sacarlo, lo había olvidado, francamente.

Odi veía con recelo el papel, y Soobin sólo sonrió llevándo al erizo a su jaula, botando la envoltura en el cubo de la basura y buscando la comida de su mascota.

––Sí, el que comió esto no es alguien muy simpático, pequeño genio.

||||

Ambos iban transitando los pasillos del primer piso, apenas y se saludaron con un vago gesto, cada quien en lo suyo. Al menos hasta que Soobin recordó algo y lo llamó para captar su atención. El mayor se giró y esperó con la típica poker face de siempre.

––¿Qué tal el simulacro?

––Es en dos horas –– concede al examinar su reloj de muñeca con aburrimiento ––. Todos están nerviosos por no ser el primero en pasar al frente.

––Tú estás tranquilo –– remarca con hilarancia, metiendo sus manos en los bolsillos mientras el chico da un ademán desdeñoso ––. Supongo que vas a hundir al esposo, ¿No?

Yeonjun hace un gesto afirmativo. Sin embargo, después de que el menor le desee suerte, con un asentir resignado y dispuesto a retomar su camino, agrega:

––Sí, personalmente creo que pueden salvar lo suyo.

Soo tardó unos pocos segundos en comprender que esa fue la respuesta de su pregunta en la biblioteca aquella vez. Le estaba respondiendo tarde, pero es algo.

––Yo creo que no.

Jun entrecierra los ojos en acusación, como si el chico hubiese cometido una traición y él no pudiese creerlo, era insólito.

––No dejabas de defender al sujeto con mil alegatos. Pensé que confiabas en su amor por el otro.

––Sí, pero no todo es amor en una relación, no si ya la confianza se rompió ––opina con simpleza ––. Creo que reconstruir algo así llevaría mucho tiempo, y es cuestión de ambos para que funcione. Ella se quiere divorciar a como dé lugar, sea o no cierta la versión de su marido.

––Bueno, yo no perdonaría una infidelidad – resuelve sin siquiera meditarlo, haciendo una mueca torcida, era alguien rencoroso en ocasiones.

––Yo diría que no, pero si caigo enamorado hasta por los codos, quien sabe –– explica en tono de broma, aunque cierta verdad había ahí, él no se atrevería a decir "nunca" a algo ––. Dicen que el amor es raro.

Yeonjun sonríe con labios sellados.

––Quizás tengas razón... ¿Esa es tu opinión como abogado o como Choi Soobin el civil?

––Como el civil, el abogado apostaría a defenderlo – simplifica, retomando su paso ––. No lo arruines, abogado Choi.

El mayor entornó sus orbes y resopló como contestación, él personalmente apostaría por la pareja, pero como abogado, definitivamente apoyaría el divorcio; otra vez, toma una decisión contraria a Soobin que demuestra lo opuestos que son.

Los dos toman caminos distintos, cada quien a sus clases. En la defensa se armaron los turnos y se estipuló un tiempo límite para cada caso presentado, no sería un simulacro grande, sino uno de práctica e introductorio que les haría saber lo que vendría en otros semestres.

A Yeonjun le tocó de sexto, la contraparte era uno de sus compañeros. A la hora de la verdad, condenó al sujeto debido a las pruebas en cuestión, planteando todo y no cediendo en ningún momento a lo que el juez o el abogado defensor del acusado decía.

Y a la final, el profesor, quien hace el papel del juez, dictaminó que el hombre resultó ser inocente de los cargos imputados, pues nunca engañó a su esposa. Felicitó a dos alumnos que fueron los únicos en ponerse de su lado, y le sugirió a Yeonjun poner un poco más de fé, revisar más a fondo las pruebas. El peliazul le dijo sobre su punto de vista como civil, y el profesor coincidió en otro consejo: equilibrar su punto de vista como persona, no sólo como abogado; la intuición debe ser tomada en cuenta, eso no fallaba la mayoría de las veces.

Fue una gran lección, sin lugar a dudas, y a pesar del fallo, Yeonjun se sintió bien, no como si hubiese fracasado.

De hecho, el profesor, entre sus consejos, le reconoció que tenía una madera defensora, que tenía carácter y visión, sólo faltaba pulir cada cosa para conseguir ser buen abogado; le dijo que fue uno de los mejores en el simulacro.

–Eso es un buen abogado, incluso si fallan, se les concede el haber defendido con todo a su cliente. Recuerden revisar cada prueba minusiosamente siempre, indaguen más allá, muchachos.

Yeon asintió y suspiró en su asiento, viendo el siguiente caso.

Vaya, el niño con mejillas de pan tenía razón al final...

Teníamos que poner a Odi porque sí 😭 Esto lo escribimos antes de lo sucedido con él en la vida real, realmente lo echamos de menos :c

¿Les gusta el personaje de Jay? JAJAJAJAJA

¿Ustedes de qué parte estaban en el caso del simulacro? Soobin y Yeonjun tienen mentes tan distintas, este capítulo es muy 💔 cuando lees Stuck with you (La secuela de este fic, en el perfil de Mey). Realmente los personajes tienen tremendos cambios a lo largo de los años.

En fin, cuídense mucho, tomen agüita y descansen para ser bonitas flores uwu

Se viene comeback de TXT, ya lo huelo ☝🏻

¡Voten y comenten! 💙💟

Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top