♪Misma cama, mismo desequilibrio♪
https://youtu.be/T1cRgjwG2yY
Aburrido. Obstinante. Extenuante.
Yeonjun estaba acostumbrado a su vida solitaria y sin desbarajustes porque era tranquila. No salía demasiado a sitios públicos ni asistía a eventos sociales abarrotados de gente, claro que, cuando lo hace, es algo que disfruta porque le gusta tomar aire fresco y despejarse, pero para él también está más que bien quedarse en su habitación durante esos días que los chicos de su edad suelen usar para divertirse y hacer mil actividades en grupo o pareja.
Sin embargo, hay fines de semanas donde le da más ansiedad quedarse encerrado con su familia. Y no, no lo malinterpreten, él los adora, pero hay comentarios y actitudes que lo hacen querer jalarse de los cabellos a cada un minuto.
No quiere quedarse calvo por la ofuscación, ¡Es muy joven!
Cuando Yeonjun creyó que iba a morirse de agotamiento mental jugando, en plena noche del domingo, una partida de Monopoly junto a sus padres y Seung -obvio que por obligación-, justo suena el timbre de la casa como una señal de salvación. Por supuesto que él se ofreció a atender el llamado, casi corriendo lejos de sus parientes.
No era tradición que él abriese, pero cualquier cosa era mejor que seguir invirtiendo tiempo libre en comprar propiedades falsas en un tablero de mesa con billetes de colores y sin ningún valor monetario real.
--¡Yeonjun hyung! -- no espera que el aludido reaccione cuando ya estaba abrazándolo efusivo como es tradición, apenas le corresponde por la confusión cuando el chico se aleja. Beom entonces escanea su camisa con una sonrisa -- Que linda playera.
Yeon estaba algo apenado por tener visita sin aviso, pues su aspecto no era el más cool que se diga; para una persona que le gusta lucir bien, el estar despeinado, con una playera vieja con estampado de Doraemon, shorts holgados y sandalias, no es una linda situación.
Díganle huraño o ermitaño por quejarse de su amigo-el-que-no-avisa-antes-de-visitarlo, sí es.
--¿Beomgyu? ¿Qué haces aquí?
--Vine a buscarte, dah.
--¿Disculpa?
Justo cuando Yeonjun pasa al chico por mera cortesía -y porque Gyu era muy confiado-, su madre se asoma con curiosidad.
--¿Quién es, Healing?
Beom de inmediato se endereza, luciendo amable y educado al dar una educada reverencia en saludo.
--Señora Choi, gusto verla.
--Beomgyu, querido -- la mujer recibe al amigo de su hijo con un abrazo jovial, sonriendo para el mismo --. ¿Cómo has estado? ¿Qué tal tus padres?
--Todos estamos de maravilla, gracias.
--¿Quieres tomar o comer algo?
--No, no, no se preocupe -- la detiene con prisa antes de que la señora se diese vuelta para ir a la cocina. Entonces, como un chico astuto que es, pone su mirada de ángel y de reojo capta la cara de advertencia de su hyung; la ignora, claro está --. Vine sólo de paso para llevarme a su hijo a una fiesta de cumpleaños.
La madre del peliazul se regresa con interés, su hijo le esquiva la mirada, pero Beomgyu no lo hace.
--¿En serio?
--Sí, un amigo cumple años y es muy tímido, así que organicé una fiesta en su casa con varios compañeros de la universidad, para animarlo un poco y eso. Sus padres están de viaje y se quedó solo.
--Ow, pobrecito, es un gesto muy considerado de tu parte -- expresa conmovida al tragarse todo el cuento --. Deberías de ir, Yeonjun-ah.
Beom pestañea inocentemente hacia el mayor.
--Eso mismo opino yo, Yeonjun-ah.
"Mocoso manipulador, vas a ser un gran abogado con esa cara de perro mojado" Yeonjun estaba indignado por la técnica que usó el menor.
¿Su madre? ¿La mujer que quiere que prácticamente viva en la calle y tenga una vida social amplia? Golpe bajo. Estaba totalmente seguro que la mayoría del relato ni siquiera era tan dramático como lo contó.
--Soy tu hyung, más respeto sobre el cómo te me diriges, niño -- ni siquiera rechistó con mucho empeño, no tiene ganas de seguir negándose. Era la dichosa fiesta, o su noche familiar --. De acuerdo, deja que me cambie.
--¡¿De verdad?! -- siguió a su hyung por las escaleras con una sonrisa satisfecha -- Eso fue fácil, hubiese venido antes.
--Sólo porque no te irás de aquí hasta que no acepte y usaste la carta de mi madre. Además, mi papá está hoy en modo "noche familiar", y prefiero perderme antes de seguir jugando juegos de mesa.
Beom estuvo por comentar, mas Yeonjun le cerró la puerta de su habitación en la cara. Dio un puchero en respuesta porque por poco y pierde la nariz por el grosero y descuidado peliazul.
--¡Te espero abajo!
Beom saludó a los demás miembros de la familia Choi y degustó unas galletitas que la madre de su amigo amablemente le ofreció. Estuvo algo incómodo por los comentarios del señor Choi respecto a temas políticos, deportivos y sobre chicas.
Sí, Beomgyu no tiene novia, y el padre de Yeon le fastidia un poquito por ese hecho. No como con demasiada insistencia, pudo ser peor, pero sí estaba algo hastiado de la misma rutina cada que se cruzaba con el hombre. Por suerte el mismo se marchó por un programa en la televisión que daban a esa hora, y fue libre entonces de expulsar el aire con alivio.
Yeonjun se tardó casi unos cuarenta minutos en bajar, y lo hizo como si nada, como si no hubiese dejado acalambrado el trasero de Beomgyu.
--Listo, vámonos.
--¡Vaya, tigre! Te ves espléndido, no homo -- comenta con una risa que surge luego de un silbido juguetón --. Ya hasta me ahorro el reclamarte tu tardanza.
El peliazul frunce el entrecejo y le da un golpe en el hombro a su menor, examinando a los lados con un siseo apenado. Menos mal su familia no escuchó las locuras sin filtro de Gyu.
--Cierra la boca si dirás puras idioteces.
--Aish, fue un cumplido -- masculla con un quejido, saliendo de l casa con el apresurado mayor que se le adelantó con ofuscación -- ¡Hasta luego, señores Choi y Seung noona!
Los tres dentro de la casa se despiden de igual forma con el sonido de la puerta.
Sería el comienzo de una larga noche.
||||
La gran vivienda Lee estaba repleta de jóvenes, bebidas alcohólicas, música alta, uno que otros cigarros y mucho ruido. No es que era una escena de descontrol total con personas teniendo escenas obscenas en plena sala o consumiendo crack, sencillamente era una fiesta de cumpleaños movida, pero nada por lo que llamar a la policía o como para terminar tipo proyecto X.
Bailes, charlas, juegos, ebrios, juegos en la piscina. Hasta ahí.
--Beom sabe organizar una buena reunión -- Lia da un trago a su vaso en lo que mueve su pierna al ritmo de la canción que suena en los parlantes, estaban en la cocina junto a un grupito de chicos --. Es de esas pocas fiestas universitarias que no resulta incómoda y desastrosa, fui a una así la primera semana y terminé espantada. Creí que mis padres usarían mis fondos de emergencia para pagarme terapia.
Los dos amigos de la chica concuerdan, no era para menos, por más exagerado que suene.
Soobin había acordado traer consigo a Sunoo y Lia, quiso que Jay los acompañase, pero estaba ocupado con su novia en una cita, de las pocas que la universidad les permite tener debido a sus horarios apretados.
Llegaron dos horas después del inicio, ni tarde ni temprano, y ya tenían hora y media ahí.
A Bin le agradan las fiestas como aquellas, no muy grandes ni descontroladas, estaba disfrutando con varios amigos y divirtiéndose. Las bebidas eran lo suficientemente buenas y la música también.
Por su parte, Sunoo goza de dichas celebraciones, pero no asiste mucho a las mismas, podía contar con los dedos de una sola mano las veces que asistió a una de esas fiestas. Es grato que en esta la pasaban bien.
Y Lia, como ha dicho, es parecida a Soobin en ese aspecto. Ha asistido a varias con sus amigas, aunque es más alguien que se rodea de amigos hombres, y esta era una celebración bastante decente.
--Me alegro que los tres pudiésemos asistir juntos -- Soo concuerda, sirviéndose un nuevo trago.
Sunoo sonríe y levanta su vaso.
--Por nuestra primera fiesta universitaria.
Los otros corresponden también y hacen un brindis entre ellos.
Pasan un rato conversando en la sala, dejaron al de lentes con un amigo de éste en uno de los sofás, y ellos se fueron caminando por la alberca con cuidado de no ser lanzados o mojados, riendo de un mal chiste privado.
Hasta que Soobin tuvo que detenerse para corroborar estar viendo bien, creyó que le pusieron algo en la bebida.
¿Era una ilusión o realmente está viendo correctamente?
En la mini barra, sentado solitariamente, un chico con cabello llamativo bebía de su vaso con mirada desinteresada.
--¿Yeonjun?
La atleta espabiló y volteó confundida hacia el boquiabierto azabache.
--¿Qué dijiste?
Choi negó quedamente, aún desconcertado.
--No, nada, es que vi a mi tutor. No pensé que vendría.
Ella siguió la mirada y cruzó con el susodicho.
--¿El chico sexy y guapo de cabello azul que parece querer salir corriendo de aquí? ¿No es Choi Ye...?
--Choi Yeonjun, sí -- completó cuando nota que ella tuvo dificultad para recordar el nombre. Le generó cierta curiosidad, el mayor no era popular o conocido, hasta donde tiene entendido --. ¿Oíste de él?
--Algo, unas amigas dicen que es complicado, pero babean por él -- contesta con sencillez y un gesticular desdeñoso.
--Ujum, algo por el estilo -- bufa con ironía. Titubea brevemente, no consigue a Beom desde que llegaron y lo saludaron, no le comentó que Yeonjun había asistido, y le parecía sumamente raro. Decide a la final, tras mucho vacilar, a decir: --. Voy a saludarlo un rato.
Lia asiente y le da una palmadita, se iría con unos amigos adentro.
--Suerte, Binbin.
Yeonjun hace un rato había detenido su escrutinio por la zona al no notar nada interesante, decidió estar en el exterior porque era más aire que respirar. La gente no se le acercaba demasiado mientras mantenía esa actitud relajada y distante en el mini bar.
Beomgyu le había ofrecido compañía una que otra vez, le indicó la ubicación de las bebidas, puso la comida y áreas de la casa ajena a su disposición -ventajas de ser el organizador y amigo del cumpleañero -, también le ofrecido a bailar una vez, en otras palabras, había estado atento, pero sabía que el menor sólo era amable por haberlo prácticamente obligado a estar ahí.
Agradece que Gyu respetaba su espacio, no lo presiona tampoco, a excepción de para hacerlo asistir a la fiesta, y esto último es porque sólo quiere integrarlo. Por ese respeto, su amigo tenía media hora perdido por ahí en la propiedad, puesto que le pidió espacio, muy sutilmente.
Estaba aburrido, eso sí, pero al menos no estaba metido en casa jugando bingo con su familia.
--¿Estoy viendo bien o ya me drogaron?
Jun volteó la cabeza justo cuando el menor tomó asiento a su lado. Volvió a lo suyo como si nada tras una mirada de soslayo para el azabache.
--Depende, ¿Qué ves?
--A un chico de cabello azul que es bastante mentiroso -- ironiza con ojos entrecerrados --. Me dijiste que no vendrías.
--No mentí, cambié de opinión a última hora -- se da por vencido al tener esa expresión escéptica en el otro --. Ok, Beomgyu me arrastró.
--¿Y tú cediste? -- eleva una ceja en extrañez.
Jun chasqueó su lengua en defensa.
--Intenta lidiar con ese pesado.
--Ujum, tengo experiencia lidiando con tercos -- insinúa con diversión. Notaba que Yeon estaba solo y callado, su vaso no estaba tan lleno ni tampoco le ha atrapado dándole el primer sorbo. Su atuendo es más estilizado de lo que pensó, con esa camisa escarlata manga larga y los jeans negros rasgados, sus converse y el cabello desordenado naturalmente. Rebusca en su memoria cómo revivir una conversación tras pocos minutos en silencio --. ¿Cómo la estás pasando? ¿Bebiste algo?
Yeon examina su bebida con desinterés y mueve con ligereza los hielos casi derretidos.
--Es mi segundo trago.
--¿Sólo dos? ¿Desde cuándo llegaste?
--Hm, unas dos horas -- masculla con una risita aireada --. No me digas que eres esa clase de chicos que aman hundirse en alcohol.
--No, no lo soy -- contesta al instante, no fue su intención sonar como un bebedor.
--Yo sí -- le imita, con la vista clavada en la alberca a sus espaldas --. A veces, quizás.
Soo mira a los jóvenes en la piscina y los que caminan por el lugar, varios grupitos o parejas formadas estaban en sus propios mundos. Vuelve a abordar con genuinidad:
--No respondiste a mi primera pregunta.
Yeonjun libera un gran suspiro, volviendo su cuerpo.
--Es regular, realmente me aburren rápido estas fiestas. No es como tú, te he visto charlando con varias personas y pasándola bien.
Porque, desde que llegó, Yeonjun sí había visto a lo lejos a Soobin, mas no se acercó a saludar porque no quiso interrumpirle, con suerte no se toparían y no terminaría como mentiroso. Al menos ese fue su plan, hasta que el azabache lo descubrió.
Lo halló conversando con varias personas, tomando de sus vasos, riendo, relajado, normal. En eso difieren bastante.
Por su lado, una espinita se instala incómodamente adentro de Soobin:
"Se dio cuenta de que estaba aquí y no se levantó a saludarme siquiera, que lindo"
--Bueno, sí -- no tiene pista de qué más podría aportar a su respuesta. Se siente un poco torpe estando ahí, no era tan incómodo, pero sí difícil buscar un tema de conversación con alguien tan hermético. La melodía en los parlantes cambió a una canción pegajosa que estaba de moda en los últimos meses, de ahí aprovechó: --. ¿Y... Qué opinas de la música?
--Mm, está bien, supongo -- contestó meditándolo brevemente. No le parecía mala música, era un gusto muy popular y genérico, pero prefería otra setlist, en lo personal. No es que sea experto en fiestas o eso, prefiere callarse su opinión que a nadie le interesa.
Transcurren unos cuatro minutos hasta que el siguiente track sonara en las cornetas conectadas por la casa, era una canción de kpop, Love song de BigBang. Hay una bulla general de aclamación y los presentes comienzan a disfrutar del ritmo pop rock de la ballada.
Soobin se percata de que Yeonjun mueve su pierna al son de la música, incluso modula con sus labios la letra, no lo escucha porque el ruido es más alto.
--¿No bailas?
Jun lo detalla como si le acabase de decir un chiste.
--Gracias, pero paso.
Bin da una mueca, no fue eso lo que intentó decir, ahora le abochorna.
--N-no te estaba invitando.
--Ni yo a ti, bobo -- musita de regreso, apreciando las plantas coloridas en los bordes del patio. Quisiera tener más plantas en casa, algún día. Apuesta a que esos idiotas no las riegan bien, estaban marchitas, y vio a varios pisarlas inconscientemente.
Ninguno de los Choi intercambia más palabras por unos cuantos minutos, limitándose a ser espectadores desde su posición. Yeonjun se pregunta por qué Soobin no se ha marchado, si ni siquiera hablan, pero cada quien con sus cosas.
La interrupción al momento, es dada por la aparición de una chica pelirroja que se aproxima sonriente.
--Hey, hola.
--Lia, ¿La están pasando bien? -- Soo le sonríe simpático.
Ella asiente con una expresión ocurrente.
--Seh, Sunoo y yo estábamos con su amigo y unas chicas del equipo.
Soobin, de reojo, captó a Yeonjun totalmente callado, observando la interacción. De inmediato se incorpora y lo señala, había estado distraído.
--Ah, él es Yeonjun, mi tutor.
--Un gusto, soy Lia, la amiga de este chico -- saluda con una sonrisa amena, dando un gesto con su cabeza para apuntar a Bin.
Yeonjun le corresponde más por cortesía, pero no puede evitar que su lengua sea mas rápida:
--Te mereces un premio por soportarlo.
Lia se rió disimuladamente cuando Soobin juntó sus cejas y miró mal al otro.
--Eres un pesado.
No fue necesario buscar otro enfoque, porque la chica saltó emocionada por una nueva pista sonando.
--Soobin ¿Quieres bailar un poco? Amo esta canción.
El aludido observó a su amiga, quien le jalaba del brazo en insistencia, sin estar muy seguro de aceptar la propuesta.
--Eh... ¿Ahora?
--Está sonando ahora, Soo, dah -- se burla ella, suplicante.
¿Por qué el azabache se lo piensa tanto? Porque Yeonjun estaba solo en un mini bar, como un niño abandonado en una fiesta llena de personas que no parecen encajar con él.
En un principio se quedó por gusto, pero luego de analizarlo, le hacía sentir mal que el peliazul no tuviese con quien charlar ahí. Luce además ojeroso, como era usual, pero inevitablemente se preocupa, tanto como cuando lo ve mirando a la nada con un semblante ausente y pensativo. Debería de divertirse, no tener esa cara de gato mojado y solitario.
Sin embargo, no percibe que el mayor tenga problema en que se marche un ratito, y tampoco quiere quedar mal con Lia.
--Claro, vamos.
Termina por aceptar.
Yeon les observa irse, ante la mirada de Soo, nada más se le ocurrió hacerle una bromita:
--No tropieces con tus pies.
Claro, que buen consejo.
Cerca de la piscina habían espacios más abiertos donde los universitarios bailaban, precisamente es aquel espacio al que van los dos amigos. Soobin no es una persona que se considere experta bailando, pero no es tan malo, hasta la chica que lo acompaña le dijo que era mejor compañero de baile que otros.
Lia no se contiene más la burla cuando ve a Soobin observando ocasionalmente a Yeonjun:
-Ustedes dos se llevan algo...
Pésimo.
--Ni que lo digas -- sisea con ojos entrecerrados --. No es tan malo, o bueno, no tanto.
La chica se carcajea, detallando al peliazul a lo lejos, sentado con esa cara seria y distante.
--Es muy guapo.
--¿Y yo? -- acusa con falsa indignación.
--Tú también, niño bonito -- le sigue el juego, dando una vuelta y cambiando de puestos.
Aún la pista no terminaba, pero parece ser que Lia quería seguir bailando un rato más. Soo casi no se concentró por estar, prácticamente, vigilando a Yeonjun. No ubica a Beomgyu cerca, ningún conocido del peliazul, aunque tampoco no recuerda verlo con nadie más en el campus.
Sólo él y Beomgyu.
--Oye, voy a seguir con él, estoy un poco cansado y quiero sentarme -- levanta la voz para hacerse oír mejor, cerca del oído contrario.
--¿Ya? -- ante el confirmar del más alto, quita su mueca extrañada -- Claro, descuida -- indica, ahora más concentrada en continuar su baile y feliz de divisar a una amiga a pocos pasos.
Yeonjun se paró de la banqueta justo cuando Soobin se le unía por segunda vez, con un llamado de su parte. Estuvo a nada de rendirse e irse a su casa.
--¿No estabas con tu amiga? -- cuestiona con confusión -- Que rápido te cansaste.
El menor se encoge de hombros como si nada.
--El equipo y los entrenamientos me agotan más rápido.
La cara del más bajo se llenó de entendimiento, y cierta hilarancia.
--Cierto, ahora estás en basketball.
Soobin camina junto a Yeonjun con un deje de torpeza. Iban despacio y no sabía si con rumbo hacia una dirección específica, sólo recorriendo los bordes del patio trasero. Trató de revivir la sentencia anterior:
--¿Te gustan los partidos?
--No es lo mío.
--¿Y qué es lo tuyo?
Jun le miró de soslayo con indecisión.
--No sé. Música, arte, comics...
--¿Qué tipo de música? -- presiona, quiere más que respuestas vagas.
--¿Por qué estás jugando a 20Q conmigo? -- se detiene de pronto, receloso por la ronda de preguntas. Le pone algo inquieto -- Estabas divirtiéndote con tus amigos.
El pelinegro queda descolocado.
--Estoy tratando de socializar contigo.
--Tenemos una tregua para mantener las cosas en paz, no tienes que hacer esto para acompañarme o algo -- suelta a la defensiva, le estaba surgiendo la teoría de que el menor sólo lo sigue por lastima. No quiere eso, no quiere ser un peso o que se confunda con los conceptos de su difuso acuerdo. Inventa una excusa rápida que le haga zafarse de ahí --. De hecho, creo que me iré en veinte minutos de aquí, inventaré que tengo vértigo.
"No te metas, no te metas, no..."
--¿Vas a irte solo?
Soobin simplemente no puede esquivar el ser alguien que se involucra, aparentemente es peor cuando se trata de su reciente enigma favorito: Choi Yeonjun.
--Choi, deja el tonto papel de chaperona por este fin de semana y gózalo con tus amigos -- gruñe en medio de un bufido, escapando del chico antes de salirse de quicio, como la vez anterior.
Soobin permaneció en el mismo puesto con cualquier reclamo muriendo en el aire, tan ofuscado como impotente.
--Vete a la mierda -- refunfuña con mandíbula tensa, yendo por más alcohol.
Contó los veinte minutos exactos, iba directo a la puerta de salida, hasta que la hiperactividad hecha persona intervino su huida.
--¡No te vayas aún, come pastel, hyung!
--Eres muy fastidioso, Beom -- se queja si muchas ganas, sólo que tener esa cara de cachorro maltés suplicante -otra vez-, le hacía sentir un poco mal. Después de todo, tampoco tiene mucho que hacer en su habitación, no es tan tarde. Alza su dedo en énfasis --. De acuerdo, un rato más y ya.
--¿Quieres bailar? -- brinca tomando el dedo del mayor, victorioso. Por la reacción de éste, desiste con manos en alto y una risita -- Era broma, tranquilo.
--Si me quedo aquí estancado por tu culpa...
--¡Yo te llevo en un rato a casa!
--¿Estás sobrio?
--Claro, soy responsable, ¿Por quién me tomas?.
Yeonjun en ningún momento dejó su expresión escéptica mientras el castaño se perdía a buscarle una rebanada de pastel.
¿Qué otra opción le queda?
1, 2, 3... ¿6?
Perdió la cuenta de la cantidad de veces que llenó y vacío su vaso desechable. Sólo es consciente de que se tambalea y marea de a poco, y se ríe o enoja de la nada, sus emociones estaban intensificadas cada que se embriagaba.
Pero, a pesar de todo, Soobin era considerado un ebrio que mantiene su porte, hasta que se le drena la energía y cae en un sueño tan profundo como el océano.
Está en la etapa donde actúa precipitado y todavía se mantiene de pie antes de caer.
Por tal motivo, no dudó en acercarse a Yeonjun cuando lo divisó en el pasillo de la segunda planta, con su celular flip en mano y tecleando con cara concentrada.
--Sigues aquí.
--Beom se ofreció a llevarme si esperaba un poco más -- indica sim siquiera encararlo, quiere evitarlo, aunque sus ojos inevitablemente le buscan de reojo --. Estoy reconsiderando si irme en un taxi.
--No creo que sea seguro irte solo a esta hora si estás algo tomado -- formula con la lengua un poco pesada, y su ceño fruncido, como si procesara muy a fondo cada sentencia.
Yeon deja de bajar los contactos en su teléfono y lo examina con un brillo de diversión, pero con gesto serio.
--Aquí el que está tomado hasta las orejas es otro.
--¿Por qué siempre eres tan malo conmigo? -- reprocha de la nada --Estoy tratando de ser tu amigo y me rechazas.
--No rechazo, sólo que no me gustan las personas atosigantes -- se cruza de brazos por reflejo, cerrando su teléfono.
--No te atosigo, soy amable. Siempre que me acerco a ti pones esa cara de estreñido y me tratas mal -- sentencia con un ademán de su palma frente al rostro contrario, estaba comenzando a ver doble, pero trata mantener el hilo de su ingenioso reclamo --. En los baños por poco y me empujas al retrete.
--¿Todavía con eso? -- exclama hostigado -- Ya estábamos bien, Soobin.
--¡No estamos bien porque eres un cabezota!
--¡Eres de proporciones más grande que yo, tienes más cabeza, imbécil!
Soobin rechista para acercarse abruptamente, inclinando la cabeza para ver al que sobrepasa por unos cuantos centímetros, el chico había retrocedido descolocado mientras él hacía una seña con su mano para enfatizar la altura.
--Eres un enano, Choi.
Yeonjun le ofusca la distancia tan corta, el porte del cuerpo más grande, y sobre todo, detesta que se burle de su estatura.
¡Él es alto, el problema es que ese idiota es tamaño titán!
--Y tú un puto edificio, retrocede un poco.
--Yo no...
Bin se balancea porque, bueno, no está en sus mejores cinco sentidos, y se sostiene por reflejo del hombro del peliazul. Éste se alarma y empuja su mano con inmediatez.
--¡No me toques!
--¡¿Por qué eres tan odioso?!
--¡No me grites!
--¡Tú gritaste primero!
El cumpleañero llegó al escuchar el alboroto cerca de su habitación, interponiéndose por si a esos dos chicos altos se les ocurría hacer un espectáculo que dañara algo.
--Ok, creo que ustedes dos necesitan ir a otro lugar para discutir sus diferencias -- sonríe forzado.
Jun aprieta sus dientes.
--No estamos discutiendo.
Soo hace lo mismo.
--Él está discutiendo, no yo.
Ajá, lo dicen quienes se acuchillan por los ojos como dos animales furiosos.
Dios, cuánta tensión. Saltan chispas por sus ojos.
--Amigos, mejor vengan conmigo -- prolonga la frase con cautela, sin querer alimentar más a las fieras y guiándolos a empujones hasta el cuarto más cercano, el de huéspedes.
Abre la puerta y los adentra ahí, el mayor se dejó porque no tenía ni ánimos de resistirse, y el pelinegro porque estaba tan aturdido por el mareo, que apenas capta una acción y emoción a la vez.
--¿Para qué nos traes aquí?
--Para que puedan tratar sus dificultades y no hagan un alboroto allá abajo, es mejor que se alejen del resto -- intercede con obviedad, señalando al más alto --. Además, él ni se mantiene de pie.
Soobin hace un puchero en descontento.
--Claro que sí.
Y se tropezó con el aire, técnicamente.
Todos hacen idioteces estando ebrios, sí.
El cumpleañero los dejó con una última advertencia, sacando cualquier cosa que pudiesen romper en el espacio, y cerró la puerta tras de sí. La música ahora se oye a lo lejos y bloqueada por las paredes junto al resto del ruido.
El peliazul resopla y se va hasta la cama, sentándose de golpe. El menor le siguió y se lanzó al colchón para mirar al techo, sus piernas dobladas y aún afuera en el borde.
--Como sea.
--Es tu culpa.
--¿Mía? ¡Tú eres quien se embriagó y empezó a sacarme cosas sin sentido alguno!
--No grites tanto -- ordena con sus labios torcidos en disgusto, apreciando al mayor --. Tienes esa boquita de pato de nuevo -- ante lo perdido que luce el de segundo año, agrega con casi un reclamo: --. Esa, cuando estás quejándote la pones así.
Yeonjun cerró su boca cuando la de Soobin imitó un mohín que se supone era como el suyo. Lo solían molestar por ese natural gesto desde que era pequeño.
Dejó de hacerlo con un siseo enfadoso, apartando la cara y dejándose caer derrotado al lado del azabache.
--Eres un metiche.
Ninguno dijo nada unos cuantos segundos, enfocados en el techo color crema y la canción de fondo, Because we're friends de Lee Seung Gi, era reciente y jodidamente depresiva. El primero en romper el silencio fue el de primer año:
--¿Quién puso esa mancha ahí arriba?
--¿Por qué me preguntas a mí? No soy quien vive aquí.
--¿Ves? Siempre eres odioso conmigo.
--Te ves feo con puchero, a ti no te queda.
Bin negó con resentimiento, cerrando sus ojos un instante.
--Idiota.
Terminó ahí encerrado con un chico mayor que él, sus amigos, los que sí querían serlo, estaban abajo probablemente intentando contactarlo para irse juntos, y él sólo quería... No sabe qué, su mente es un montón de garabatos difusos.
Entonces, escuchó la voz de Yeonjun, más ronca y menos agresiva:
--No me caes mal, ¿Sí? -- admite, al obtener la atención del opuesto, se removió incómodo, pero no se echó para atrás porque se vería más tonto de ese modo -- De hecho, me caes muy bien, mejor que los demás imbéciles del campus.
La verdad es que Yeonjun meditó esos breves minutos sobre su comportamiento, se supone que había acordado ser más tolerante, y no le gusta que Soobin piense que lo detesta. Es decir, tal vez sí es demasiado odioso, y puede que un extra más cuando se trata de Soobin; no lo controla.
--¿En serio? ¿Por qué me tratas tan borde entonces?
Y esa pregunta cargada de perplejidad, en unas pupilas dilatadas, oscuras y brillosas, proveniente de una persona tan gentil, le caló.
Soobin podría estar ebrio, pero estaba siendo honesto, y ambos lo saben.
--Me sale natural, creo. No me gusta mostrarme débil o vulnerable ante el resto -- musitó.
--¿Por qué tratarme bien sería ser débil? -- espeta en incomprensión.
Jun sonrió ladino, poniendo su antebrazo en su rostro.
--Porque harías ese papel de detective y me terminarías descifrando. No me gusta que indaguen en mi desastre.
--No eres un desastre.
Yeonjun volvió su cabeza para mirar nuevamente al chico que dijo aquello tan rápido, y ahora su sonrisa fue decaída, como su risa ronca y apagada.
--Sí, mejor quédate con esa imagen. El chico amargado y con estúpida boca de pato.
--Es adorable -- arrastra las palabras con torpeza, poniendo un dedo en la boca contraria para presionarla, con semblante concentrado --. Tienes lindos labios.
Está diciendo muchas boberías, no las recordaría mañana, pero hey, no lo culpen.
--Dices cosas raras cuando estás ebrio, Soobin -- rechista quitando el dedo de sus labios con sutileza, se sintió un poco sonrojado, pero por suerte sería un desliz del que no se fijaría el menor.
--¿Tú no? -- ni con más alcohol que cerebro detenía su curiosidad.
Yeonjun se sentía en confianza, por el sencillo hecho de que Soo no recordaría nada de todo el intercambio, muy probablemente.
-Soy un ebrio emotivo y honesto, es mi versión más... Débil.
--Si hubieses tomado mucho hoy-
--¿Así como tú?
--Así como yo -- prosiguió con una sonrisa boba, tenía sueño --, yo estaría sobrio, cuidándote y seguro arrastrándote hasta el auto, rezando que no vomites nada.
--Sí, serías totalmente -- ríe contagiado del otro --. Eres un dongsaeng responsable y regañón.
--Tú un hyung gruñón.
"Hyung" fue esa la primera vez que Soobin le llamó así, y ni siquiera fue consciente de ello.
Pero Yeonjun sí.
Puede que fuese el impulso de eso lo que bajó su guardia, un poquito.
--¿Soobin? -- esperó pacientemente, pero se giró extrañado de no recibir nada a cambio. El pelinegro había cerrado sus ojos, totalmente noqueado, y de inmediato se incorporó para zarandearlo -- Oye, ¿Soobin?, Soobin.
Una sonrisa apareció despacio en la cara del adormecido Bin. Bostezó y se acurrucó de lado.
--Tengo sueño, no te preocupes por mí, sigo vivo.
Está en la etapa melosa y dormilona.
--No te soporto, tienes suerte de que no te estrangule -- suspiró retomando su posición anterior. Lo detalló un ratito, su respiración era más tranquila y parecía estar dormido. Desde esa posición puede apreciar la serenidad en el rostro del sonrojado chico, sus rasgos y su aspecto. No contiene su comentario, susurrando muy bajito: -. Tienes lindos hoyuelos.
Nunca lo repetiría en alto, menos delante del menor.
Yeonjun tuvo intenciones de darle la espalda, y se sorprende cuando la mano de Soobin detiene sus movimientos con un habla pesada y suplicante, como un niñito consentido:
--No te vayas, no quiero estar solo.
No moduló palabra alguna, se limita a quedarse quieto hasta que el dongsaeng cae en el mundo de los sueños, y luego, antes de percatarse, Yeonjun también le siguió en el mismo sendero.
||||
El cuerpo de Soobin se siente pesado, como si moverse en lo más mínimo fuese un drenado de energía por completo. Se removió y despertó lentamente, le punzaba la cabeza y su estómago estaba sufriendo de un montón de revoltijos.
Estaba procesando más lento de lo normal, despertó en una habitación ajena, babeando la almohada, aún hay una tenue música sonando afuera, y...
Soo parpadeó varias veces para corroborar que no era efecto del alcohol o de un sueño extraño, pero picoteando con su dedo el hombro del mayor, se fijó que sí era real.
--¿Yeonjun?
El peliazul abre los ojos con un quejido ante el llamado que se interpone en su sueño y él, dando vueltas antes de enfocar su vista en el pelinegro.
--¿Soobin? -- preguntó con voz ronca.
Entonces, sus cerebros despiertan con un corrientazo ante los hechos, y se incorporan de un salto, apartándose algo espantados.
Ya recordaron.
--¡Mierda, me dormí!
Yeonjun buscó el reloj de la mesa de noche cuando corroboró que su celular estaba descargado. Gimió intentando acomodar su desordenada melena.
--Son las cuatro y media.
Soobin casi tuvo un shock ahí mismo. Empezó a jalar sus cabellos y morder sus labios con lloriqueos dramáticos.
--No, no, no...Me van a...
Y como todo lo que baja, sube... O al menos en este caso:
En medio de sus angustiados balbuceos, Soobin se vomitó a un lado de la cama, por suerte en el cubo de la papelera.
--¡Que asco, idiota! -- Yeon se apartó del chico con una mueca repulsiva, alejándose y acomodando su arrugada ropa. Escucha al menor toser y tener arcadas por un rato, por lo que se le acerca con titubeo y le da palmaditas en la espalda con una mueca de desagrado por el asqueroso contenido que ahora yace en el pobre cubo -- Eres muy irresponsable.
--Sí, gracias -- responde una vez se recupera, tenía ese mal sabor en la boca y su estómago estaba vacío, pero eso le dio un poco más de cordura, y sueño.
Entre ellos apenas acomodan la cama, sin mucho esmero, saliendo de la habitación juntos. Soobin ya no se tambaleaba tanto, pero sí estaba aturdido.
Al llegar la planta baja, ya no habían técnicamente jóvenes por ahí, uno que otro dormido por su embriaguez, o grupitos pequeños, la mayoría se marchó desde antes. La música estaba baja y había envoltorios, comida y botellas regadas por doquier, lo típico.
Yeonjun divisó a su amigo viniendo hasta ellos, y no dudó en ir a zarandearlo.
--Beomgyu, ¿No te has ido?
--Obvio que no, por algo estamos hablando -- soltó una risa floja que le causó un golpecito en la nuca de parte de su hyung --. Oye...
Soo se adelantó preocupado hasta el castaño al recordar un detallito muy grande.
--¿Dónde están Lia y Sunoo?
--Mike les dijo que se fueran porque estabas durmiendo arriba junto a tu tutor, confiaron en ello porque yo lo corroboré -- explicó con desdén --. Además, sus padres los iban a matar si se quedaban a esperarte.
Bin quería golpearse con la pared o romperse una botella en la cabeza, pero eso sería demasiado violento.
¡Es que dejó a sus amigos solos, que vergüenza!
--Joder, a mí me van a matar.
--Yo pido un taxi -- Jun resuelve al ver al más alto a punto de saltar por la ventana, metafóricamente hablando. Jala el brazo de Gyu para ir todos a la puerta de la entrada --. Y tú también vete a casa, es tarde, ¿No duermes?
--Ya me iba -- refrenó con fastidio --, subía a buscarlos con Baekhyunnie.
Yeon lo escanea con inseguridad, entrecerrando sus ojos.
--¿No estás ebrio?
Beom se enderezó con una mano en el pecho, como si fuera un juramento nacional.
--No bebí tanto, un buen anfitrión no lo hace.
Yeonjun rechistó una risita burlesca antes de mirar de nuevo a su tutelado.
--Aprende, Soobin.
El azabache le mira mal y le choca el hombro al pasar, maldiciendo entre dientes para irse al auto de Beomgyu.
Yeonjun confiaba en que el chico estaba lo suficientemente cuerdo para llevarlos sin accidentes, incluso aunque él fuese una persona precavida y desconfiada, sabe que el menor no se ofrecería de no sentirse apto.
Al rato se unen Baekhyun y Beom, el primero estaba tomado como Soobin, pero más dormido que despierto, no sabe cómo se mantuvo de pie y llegó al auto. En los asientos de atrás fueron los dos Choi altos, sin intercambiar palabra de lo ocurrido.
Responsablemente, el castaño primero llevó al menor de todos a su casa, se ofreció incluso amablemente a hablar con sus padres, pero Soo desistió y casi corrió fuera del vehículo, apenas y se despidió.
Por poco dejó uno de sus zapatos, de no ser por Yeonjun que bromeó de mala gana y casi se lo lanzó por la puerta; igual el pelinegro ni le prestó importancia, corriendo apresurado, casi se cae con sus trenzas desatadas.
Cerca del vecindario de Yeonjun, Beomgyu no pudo retener más su lengua curiosa:
--Así que, ¿Durmieron juntos todas esas horas, sin matarse?
--Cayó noqueado -- simplificó, el otro le vio escéptico por el retrovisor. Rodó sus ojos esta vez --. Era un colchón cómodo -- y el insistente escrutinio le hizo bufar irritado --. No me mires así, ¿Querías que lo dejara solo en una habitación de una casa desconocida y en semejante estado? Esto es tu culpa.
--Yah, no seas tan duro -- sonríe divertido, estacionando afuera de la casa Choi --. Es un noble gesto de tu parte.
Yeon abrió la puerta con cara de aburrimiento.
--Gracias, ahora me marcho.
Beomgyu se perdió en la vía con una risita, ya había molestado suficiente a su amigo.
Eran las seis de la mañana, por lo que era de esperarse que el padre del peliazul estuviese bebiendo una taza de café en el sofá, leyendo el periódico con tranquilidad.
Al entrar y dejar las llaves, saluda a su progenitor con una reverencia y dando una disculpa por la hora de llegada, pero éste poca importancia le dio, tampoco al que no avisara; ya había asumido que llegaría tarde por tratarse de una fiesta de campus, él también fue estudiante.
--¿Cómo te fue?
--Bien, ya sabes cómo son esas fiestas -- se encoge, sin querer dar muchos detalles. Estaba agotado y casi arrastra sus pies hasta la escalera.
El señor asiente sin mucho interés, pero le llama una vez más con cara seria al notar que se le escapó un asunto:
--¿Usaste preservativos?
Ja, si supiera que no se acostó con ninguna chica, sino que estuvo en la misma cama que un chico...
Qué ironía.
--No te preocupes por ello, papá -- sonríe ladino, le era gracioso, pero a su vez, le perturbaba en cierta medida.
Yeonjun se encerró en su cuarto, agradece no tener a sus padres martirizándolo, eran muy relajados, su madre seguro que sí le daría un sermón por no haber avisado nada, pero no era eso lo que le preocupaba...
Aquel no es el caso de Soobin, quien sí está a teniendo un escándalo merecedor del Oscar por mejor escena dramática.
--¡Estás castigado, Choi Soobin!
--¡Mamá, me duele! -- enfatiza por el jalón de orejas que le dio la mujer, prácticamente lo dirigió así desde la entrada hasta la sala.
Sunmin se cruzó de brazos con enfado, estuvo casi toda la madrugada en vela porque su hijo no la había llamado para avisar.
--Me pegaste un buen susto, te compramos un celular para algo, niño.
--Lo siento, se quedó sin batería... -- expresó con honestidad, no le gusta mortificar a sus padres, nunca cometía actos irresponsables o llegaba así de tomado a casa. Pero, sinceramente, ahora iba a estallarle la cabeza y quería lloriquear como bebé entre la comodidad de su cama-- No grites tanto...
La señora Choi le apuntó hacia las escaleras.
--¡A tu habitación!
Que bueno que ese lunes la universidad tuvo consejo de profesores, porque ni pararse de las sabanas podría, ni por un ataque del gobierno.
||||
Debido al castigo de su madre y horarios, Soobin tuvo que adaptar la tutoría de esa semana en otro espacio, durante el miércoles. Yeonjun había aceptado tras organizar mejor su tiempo, pero se quejó bastante y fue difícil de convencer.
Cuando se reunieron en uno de los salones que estaban disponibles y vacíos para el estudio, el mayor notó que la madre del pelinegro lo llamó por teléfono para corroborar que estaba cumpliendo sin faltas lo dictaminado, el pobre chico aguantando la pena al colgar y regresar a la mesa.
--Entonces, te castigaron, chico malo.
--No bromees con eso -- farfulla por lo bajo. No habían conversado o visto al otro desde la fiesta del fin de semana, no trataron acerca de la situación que se dio aquel día, la discusión y posterior... No sabría decirlo; durmieron en una misma cama, fue raro. No recordaba prácticamente nada, sólo palabras e imágenes borrosas, sabe que les mandaron al cuarto por estar discutiendo, por su lengua suelta, así que le remordía su actitud tan inapropiada con su mayor --. Estoy muy apenado por mi actitud, me disculpo por cualquier cosa rara o fuera de lugar que pude decir.
Yeon sospechó que el chico no recordaría nada, era mejor restarle relevancia al asunto y sepultarlo, es más fácil.
Además, no quería apenarlo más, no de esa manera.
--No dijiste nada, sólo vomitaste, babeaste y dijiste las mismas tonterías que dices cuando estás sobrio.
Bin quiso estrangularlo, o estrangularse él mismo.
Usó la mejor táctica: Persuasión.
--Aún así te quedaste conmigo.
--Me pediste hacerlo.
--Y tú aceptaste.
--No es para tanto. Cualquiera en mi lugar lo habría hecho -- alzó sus hombros y cortó el tema por ahí. Tenían cosas que hacer, y realmente tuvo que hacer un milagro para asistir en su hora de descanso a la tutoría, todo por el castigo del junior.
Soobin quiso refutarlo, pero sabía que no llegaría a nada. Tampoco quería retroceder en su tregua, fue un avance bastante complicado de obtener.
En su lugar, examinó los bostezos y la pálida piel del chico, más de lo usual, también estaba estrujando sus ojos con constancia, se quedaba viendo un punto fijo y luego escribía. Sin contar con el coffee cup que lleva y bebe en sorbos grandes.
--Luces terrible -- comenta con cierta preocupación detrás de su chiste --, ¿Estás durmiendo bien o haces un cosplay de zombie?
--Ahora me arrepiento de haberme quedado contigo -- susurra con cansancio, suspirando tendido --. Estoy bien, sólo un poco cansado.
No le creyó, pero no lo podía presionar, tiene que controlar ese impulso.
Continúan haciendo por una media hora el resto del informe, al menos hay tranquilidad en el sitio y pueden hacer todo sin inconvenientes. Sólo que, en un punto, Yeonjun dejó de responderle a sus intercambios verbales.
--¿Sabes? Podrías dejar de ser un tarado y no ignorar... ¿Yeonjun? -- Soobin quedó sorprendido al tener frente a él a un peliazul profundamente dormido en la mesa, sobre sus brazos cruzados en la superficie y cuerpo inclinado incómodamente hacia adelante, con la mejilla presionada y su boca ligeramente entreabierta por la acció . Podía decir que se durmió en los minutos que no dijeron nada, por más impresionante que parezca -- Hey...
Duda si moverlo o algo, tenía que estar muy drenado de energía para haber caído de repente en pleno salón. Se quedó en su sitio y esperó unos minutos, ya analizaría la situación si continúa así.
Y los diez minutos que puso de límite, se volvieron treinta.
El reloj en la pared del salón indica que la siguiente clase de Soobin había empezado cinco minutos atrás, se supone que tiene un examen muy importante que presentar en una de las materias que más le ha costado mantener, la profesora no lo dejará entrar al aula si no se larga ahora mismo, pero viendo a Yeonjun...
No puede dejarlo solo en pleno salón, alguien podía entrar y hacerle alguna maldad, o regañarlo por quedarse dormido ahí. Tenía que quedarse con él.
¿No fue eso lo que hizo Yeonjun en la fiesta? ¿No se quedó a cuidarle, a pesar de que no estaba tan tomado como él, cuando ni era su responsabilidad, menos después de discutir? E incluso si Yeonjun no admite que se quedó con él por eso -en la misma cama-, o si inclusive no se hubiese quedado esa vez, igual Soobin no lo dejaría solo.
Tampoco lo despertaría, sería cruel, le daba satisfacción que el chico parecía dormir a gusto, por algo se quedó tan profundamente rendido a la primera, ni siquiera era una posición cómoda y, aún así, ni se inmuta o detiene su siesta.
Soobin sonrió porque Yeonjun se aprecia tan indefenso en ese estado, tan vulnerable, era como una especie de privilegio ver esa faceta del huraño quejicas que casi nunca relajaba su actitud defensiva.
En medio de su siesta, el peliazul se sobresalta de repente y despierta en un instante, percatándose que estaba en el salón todavía, no en su cama. Se limpia su rastro de baba seca con velocidad al captar que Soobin permanece a su lado - lo que significa que acercó su silla mientras dormía- leyendo un libro, viéndolo confundido por su salto tan extraño.
Soobin se había esforzado por no hacer nada de ruido, era una pena que fue en vano, porque Yeonjun se despertó sin razón. Fue como una respuesta de su cabeza, un shock eléctrico.
--¿Q-qué...? -- no terminó la frase porque fue como un "click" que su cerebro dio para hacer que captase el hecho. Ahora tenía sus ojos abiertos al tope -- ¡¿Me dormí?!
--Sólo tres horas -- musita medio insatisfecho, estaba sereno aún así. Dejó su libro de lado en lo que examina al chico, preguntándose mentalmente si tuvo un mal sueño o algo para despertar tan alarmado.
Pero ahora sí que Yeonjub estaba alarmado, o más bien escandalizado por la respuesta.
--¡¿Y porqué no me despertaste?! -- estaba incrédulo, sí. Nunca se quedaba dormido con esa facilidad, no últimamente, menos en la universidad o sitios públicos, muchísimo menos en una posición tan incómoda. Tenía sueño ligero y era muy ansioso como para confiarse y rendirse, le pareció absurdo.
No quiere confesarle que su intención era que descansara, por lo que inventó lo primero que se le vino a la mente:
--Porque trabajé más tranquilo sin tus constantes comentarios mordaces. Lucías muy agotado.
--P-pero ya hace mucho pasó la hora... ¿Y tu clase? -- tartamudea aún abrumado -- Tenías un examen.
No mentiría al decir que le asombra que el mayor recuerde que se lo mencionó el día anterior, cuando agendaron la tutoría. Intenta de no hacer un gran lío porque sabe que Yeonjun seguramente tendría culpa por su decisión, y no debe, no debe disculparse por descansar un poco, lo conoce lo suficiente como para saber que no era un descuidado que hace con constancia. Podía apostar a que nunca le había sucedido siquiera.
--Supongo que le pediré a la señora Jung repetición o algo.
--¿Jung? Ella no repite las evaluaciones, Soobin -- resalta con severidad, estaba indignado por semejante descuido. Por más que el menor esté actuando como si no fuera la gran cosa, él lee en sus orbes oscuros que estaba intranquilo. El remordimiento le llega de golpe y lo hace negar, tomando sus pertenencias con inquietud y guardándolas --. Vamos, iré contigo para tratar de persuadirla.
Soo une sus cejas y se para de la silla con velocidad, oponiéndose en el camino de Yeon.
--No soy un niño, ¿Quieres practicar tus tácticas de abogacía desde ya?
--Joder, deja de hablar tonterías y vente -- lo empuja y jala del brazo hasta que salen del aula. Lo soltó en medio pasillo porque el azabache gruñía exasperado por su trato. Repetía que no era un perro o un niño para llevarlo así --. Ok, pero camina más rápido.
Soobin estaba nervioso, la profesora Jung no era conocida por ser condescendiente, sino muy estricta, y desde que iniciaron el ciclo les advirtió sobre las faltas a evaluaciones y sus consecuencias. Era de las materias que peor se le daban, estudió toda la noche y día anterior para presentar dicha prueba, pero, por obvias razones, no la ha dado, y está muy preocupado.
Al estar en frente del salón de clases, los alumnos justo estaban saliendo del mismo, varios saludan al azabache y le preguntan por qué no entró, les hace un gesto para hablar después y se despide con palmas sudadas.
Yeonjun hace ademán de adentrarse, pero Soobin lo detiene.
--Quédate aquí, yo lo haré solo.
El dongsaeng no le permitió negarse, pues se adelantó y cerró la puerta detrás suyo. Yeonjun permaneció inquieto en el pasillo, caminando de lado a lado y mordiendo su lapicero para intentar calmar su ansia. Apenas Bin salió del aula, se le aproximó con inmediatez.
--¿Qué te dijo?
Soobin lo observó fijamente, y tuvo que fingir una sonrisa.
--Me dará una oportunidad.
Yeonjun claro que descinfió.
--¿Seguro?
Y Soobin no tuvo ni el animo de mantener la farsa. Soltó el aire y admitió:
--No es tu culpa, ¿Ok? Yo tomé la decisión de quedarme, cualquiera lo habría hecho.
--Claro que no, Soobin.
--Tú lo hiciste por mí, y dijiste eso.
Touché.
--¿Cuánto valía la evaluación?
Soo torció sus labios por el astuto cambio de tema.
--Cinco puntos.
--¡¿Acaso estás demente?! -- levantó su tono inevitablemente, fue como una bola de nieve que se le vino encima -- No, no, ¡Perdiste esos puntos por mi culpa!
El más alto chasqueó su lengua.
--No seas dramático.
--Vas a arrastrar esta materia porque yo me quedé dormido -- enfatiza con enojo, pero no contra Soobin, sino contra sí mismo. Fue un total irresponsable.
--Hey, basta -- detuvo el tren de pensamientos invasivos del mayor, tomando sus hombros para que lo viese, decidido --. No me arrepiento, alguien debía cuidarte.
Yeonjun tragó pesado por la implicación de su sentencia.
--No es justo.
--Sobreviviré, Choi. Tómalo como un favor devuelto.
Los dos saben que no es tan fácil como eso. Soobin se esmera para lucir relajado, pero igual está preocupado por su promedio.
Yeonjun se aparta con un negar quedo, agachando su cabeza en impotencia.
--No volveré a hacerte ningún favor.
No si se lo regresaría de ese modo, perjudicándose a sí mismo.
Soobin es dejado en el sitio por el peliazul cuando éste se va a paso apresurado.
--Eh...¿Gracias?
Lo dijo al aire, porque estaba solo ahí.
Realmente hay cosas que no pueden entender del otro.
PERDÓN LA DEMORA, ESTAMOS EDITANDO CAPS Y ESCRIBIENDO VARIOS A LA VEZ PARA EVITAR ATRASOS TT No crean que este fic está olvidado, para nada.
En fin, ¿Qué les pareció el capítulo?
¿Sobrevivieron a The Killa, las presentaciones y al YeonBin/SooJun de estas semanas? Nosotras quedamos x.x
La canción que bailaban Lia y Soobin:
https://youtu.be/nwIbztqfAns
La canción que sonaba cuando Yeonjun y Soobin estaban en la habitación:
https://youtu.be/37AyvrkVvj8
¿Será spoiler? digo ajijisjd
Cuídense, bebas agua y no se salten comidas, duerman bien uwu
¡Voten y comenten! 💙💟
Bạn đang đọc truyện trên: AzTruyen.Top